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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 10-8] El Señor también es nuestro Buen Pastor (Juan 10:11-18)

El Señor también es nuestro Buen Pastor(Juan 10:11-18)
“Yo soy el Buen Pastor; el Buen Pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
 
 

El Buen Pastor incluso da su vida por Sus ovejas

 
Nuestro Señor ilustra aquí que Él era el Buen Pastor y que el Buen Pastor incluso da su vida por las ovejas. Sería maravilloso si sólo hubiera buenos pastores, como el Señor, pero desafortunadamente hay muchos asalariados como se menciona en este versículo entre los ministros de este mundo que sólo trabajan por su pago. Así como el bien y el mal coexisten en este mundo, hay asalariados malos y buenos pastores.
Pero nuestro Señor se refiere a sí mismo como el Buen Pastor que da su vida por las ovejas. ¿Cuál fue la base del Señor al decir tal cosa? Podemos entender esto a través de la obra de Jesús que recibió el bautismo de Juan el Bautista y fue crucificado y murió en la Cruz para salvar a la humanidad del pecado, y con ello salvó a sus ovejas a la vez al ser resucitado de entre los muertos. El Señor nos salvó de los pecados por el Evangelio del agua y el Espíritu y nos dio la Verdadera salvación como un regalo, también a todos los que creen en este genuino Evangelio.
El pasaje de las Escrituras de hoy nos dice que un asalariado deja las ovejas y huye cuando ve que un lobo se acerca. Pero nuestro Señor no es así, Él es el Buen Pastor que alimenta y nutre a sus ovejas. Jesús vino a este mundo por las ovejas que se enfrentaban a la muerte segura, debido a sus pecados, y las salvó al recibir el bautismo de Juan el Bautista, y entregando su vida al ser crucificado en aquella cruel Cruz, y siendo resucitado de entre los muertos. Nuestro Señor es extremadamente Buen Pastor para los que Verdaderamente creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Incluso las ovejas que han estado deambulando alrededor y desviándose por no saber a dónde ir también fueron capaces de recibir la salvación Verdadera, conociendo el Evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios. El Señor nos salvó, a los que estábamos destinados a morir debido a nuestros pecados originales y nuestros pecados personales ‘todos a la vez’ por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Antes de que Jesucristo viniera a este mundo, la humanidad iba corriendo rápidamente hacia el camino de su destrucción debido a sus muchos pecados. Usted y yo habíamos sido gente como esta que no podía más que cometer pecados en nuestra vida entera, porque hemos nacido originalmente como descendientes del pecado. Fuimos la gente que no podía mas que morir espiritual y físicamente, debido a los muchos pecados que cometemos.
Pero a pesar de esto el Señor entregó su vida por nuestra salvación. Jesús tomó todos los pecados de este mundo al recibir Su bautismo de Juan el Bautista en el río Jordán, y fue resucitado de entre los muertos también después de derramar su sangre y morir en aquella Cruz en agonía. Al hacer todo esto Jesús salvó a todos aquellos que creen en su Evangelio del agua y del Espíritu ‘a la vez’ y finalmente fuimos capaces de convertirnos en las ovejas de Cristo Jesús por el bautismo que recibió y la sangre que derramó.
Ahora usted y yo podemos recibir la remisión de nuestros pecados ‘de una vez por todas’, recibir esta verdadera nueva vida y tener vida eterna al creer la Verdad de la salvación que el Señor nos dio, es decir, el Evangelio del agua y del Espíritu. ¿No éramos la gente que estaba destinada a morir debido a nuestros pecados si no fuera por nuestro Señor que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu? Usted y yo éramos personas que estábamos destinadas al infierno y la destrucción en el mismo, si el Señor no hubiera venido a este mundo. La Verdad inmutable y el hecho, es que hemos recibido nuestra salvación, porque nuestro Señor vino a recibir el bautismo y morir en aquella Cruz.
¿En qué situación estábamos atrapados antes de ser salvos? ¿Que no éramos esa gente que no tenía otra mas que morir e ir al infierno debido a nuestros muchos pecados? Pero a pesar de esto, los que conocemos y creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, alabamos al Señor, le estamos agradecidos y le damos gloria a Dios, de que el Señor es el Buen Pastor. Nunca debemos olvidar ni por un momento la Verdad de la salvación de que nuestro Señor, que es el Buen Pastor entregó su vida en esa Cruz para salvar a sus ovejas. No puedo mas que dar gracias a Dios por esto. Nuestro Señor es Verdaderoamente el Buen Pastor para usted y para mí que creemos. Doy gloria a Dios.
 
 
Nuestro Señor dijo estas palabras a los ladrones Espirituales
 
En el Evangelio de Juan capítulo 10 verso 10, nuestro Señor dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Usted debería tratar de comprender bien el significado profundo de esta Palabra. El Señor dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir”. Las Escrituras aquí se refieren directamente a los ministros que estafan gente espiritualmente como asalariados y ladrones. Un asalariado, literalmente, es alguien que trabaja por un día de salario. Jesús ilustra aquí que los estafadores y ladrones espirituales son los que tratan de matar y destruir los creyentes en su congregación como asalariados. Un asalariado es una persona que llega a la gente y propaga la fe incorrecta para que puedan robar sus posesiones materiales y sus almas. Los asalariados se llevan todo de los creyentes y finalmente los destruyen.
Usted y yo sabemos esto muy bien, y somos capaces de comprender la verdadera naturaleza del asalariado por su fruto espiritual. Algunas veces veo famosos pastores predicar en la televisión por cable, y a veces me siento ofendido cuando veo esos edificios espléndidos de iglesias, y me pregunto si estos ministros construyen estos edificios grandes y lujosos sólo para competir unos contra otros. También me siento tan frustrado al escuchar sus palabras, sus sermones son mundanos que son tan lejanos del Evangelio del agua y el Espíritu. El contenido básico de sus sermones está limitado a decir a sus seguidores que uno puede llegar a ser rico, si cree en Jesús como su Salvador o que si alguien realmente desea ser un buen cristiano debe convertirse en una persona decente y respetuosa de la Ley y dedicarse a Jesús. Poniéndolo un poco tosco, sermones como estos no son más que un motivo ulterior para satisfacer su codicia sobrecargando el “factor miedo” a los creyentes que no pueden recibir la bendición de Dios sin vivir así.
El Señor critica duramente los sermones del asalariado, diciéndonos que se asemeja a quitar todo lo que poseen los creyentes. ¡Qué cortés saludan los asalariados a los creyentes en sus congregaciones! Los saludan con una gentil voz: “¿Cómo están?” Se vuelven hipócritas y ministran a los creyentes como si fueran corderos suaves o pastores. Ellos dicen: “Ustedes deben vivir virtuosamente para el Señor,” y usan palabras comportándose cuidadosamente de tal manera que su código de conducta no se rompa. Son los verdaderos asalariados espirituales.
También predican de esta manera. “¿Son ustedes realmente el pueblo de Dios? Si es así entonces ustedes deben vivir una vida virtuosa. Porque somos el pueblo de Dios, ¿debemos vivir en integridad y no dejar que Jesús sea insultado por nosotros? Por lo tanto, debemos apartarnos del pecado y ofrecer nuestras oraciones de arrepentimiento ante la presencia de Dios, y por lo tanto santificarse. De esta forma usted se convertirá en santo. Sólo así la gente empieza a descubrir a Jesús en ustedes y llegan a creer. Así que, ¿cómo debemos vivir? Ustedes deben desechar su mal camino y volverse buenos cristianos.” Ellos enseñan a sus seguidores así, decorando sus sermones con todo tipo de palabras buenas de este mundo. Por lo tanto, están clasificados como personas que llevan las ovejas de Dios por el camino equivocado, porque no han recibido aún la salvación por el Evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios.
Los ministros, que creen correctamente en el Evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios, predican la Palabra de crianza a sus ovejas porque creen en la justicia de Dios y siguen al Señor. Ellos hacen la obra de Dios predicando el Evangelio del agua y el Espíritu en muchos lugares. Estos verdaderos pastores predican al pueblo la obra de salvación que nuestro Señor había cumplido, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu, y así dan el don de la nueva vida a todos los que acepten este Evangelio. Todos los que siguen la voluntad del Señor así, a su vez predican a muchas almas la bendición de Dios a través del Evangelio del agua y el Espíritu son los verdaderos obreros de Dios.
Pero debemos saber que los asalariados espirituales no son así. Estos asalariados son personas que se acercan a los demás y les ministran con el único propósito de robarles. Ellos no tienen armas en sus manos, pero son fundamentalmente lo mismo que los ladrones. Les puedo dar muchos ejemplos de la forma en que roban y engañan a sus congregaciones, espiritual y físicamente. Por ejemplo, reconocen a cualquiera que vaya a su iglesia como santos, los designan diáconos si van con la suficiente frecuencia, y pronto estos diáconos se vuelven ancianos en caso de que sean ricos y ofrezcan montones de dinero. Esta es probablemente la razón por la qué hay tantos diáconos y ancianos en estas iglesias. Pero la Verdad es que estas cosas no son más que métodos de tratar de extorsionar y robar de ustedes. Esto se debe a que no hay nadie entre ellos que pueda predicar el Evangelio del agua y el Espíritu.
Vemos, pues que muchos ministros del mundo admiten a Jesús como su Señor, pero el Señor nos advierte que hay muchos asalariados entre ellos que ministran sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús habla con claridad sobre estas cosas a través de la Escritura de hoy.
Solo miren a su alrededor. Aunque ustedes y yo, que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos las verdaderas ovejas por haber recibido la remisión de los pecados ante la presencia de Dios, ¿pero estos asalariados son aún tan audaces para acercarse a las ovejas de Dios con la idea de robarles? las ovejas de Dios son aquellos que se han convertido en el pueblo de Dios al recibir la salvación de todos sus pecados creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios. Ellas siguen al Señor, porque conocen su voz. La razón verdadera de que estas auténticas ovejas siguen al Señor es porque saben cómo distinguir la voz del Pastor de la voz de un asalariado.
Nosotros, los que creemos en la justicia de Dios, debemos saber discernir las palabras de un asalariado, de la Palabra de Dios. Está escrito en el Libro de Génesis 1:6, “Luego dijo Dios: ‘Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.’” Esto significa que Dios había dividido el agua sobre el firmamento de las aguas barrosas en este mundo. En otros términos, Él dividió Su palabra de las palabras del hombre. Por lo tanto, debemos discernir todas las cosas basado en la Palabra de Dios registrada. Debemos distinguir entre los muchos ministros en el cristianismo de hoy, quienes son los verdaderos siervos de Dios y quiénes son los asalariados. Tenemos que saber que no todo el que dice que ha nacido de nuevo sólo porque él cree en Jesús como el Salvador es un verdadero cristiano, no cualquiera puede ser considerado como un verdadero cristiano sólo porque ha sido designado diácono o anciano en una iglesia, y no cualquiera puede ser considerado como un líder verdadero de Dios sólo porque él se ha convertido en pastor de una denominación cristiana. Por tanto, debemos conocer el Evangelio del agua y el Espíritu y también creerlo con el fin de discernir quiénes son los ladrones espirituales y quiénes son los buenos pastores. Hay que comprobar y ver quien realmente está siguiendo al Señor Jesucristo por la fe, y se ha convertido en oveja de Dios y que verdaderamente cree en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Nuestro Señor dijo que Él conoce a sus ovejas y sus ovejas le conocen bien y siguen el Buen Pastor sólo porque conocen la voz de este pastor. Pero entre tantas ovejas perdidas en este mundo, hay quienes han conocido al Señor por el Evangelio del agua y el Espíritu, mientras que hay otros que hasta ahora no lo han encontrado. Trágicamente, estas ovejas que no han recibido la remisión de sus pecados debido a que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, hasta ahora no se han convertido en ovejas del Señor, ovejas de su rebaño. Todo el mundo puede recibir al Señor si cree el Evangelio del agua y el Espíritu, que dice que Jesucristo nos ha salvado de los pecados del mundo por Su bautismo que recibió de Juan el Bautista, de su sangre en la Cruz y su resurrección. Así pues, debemos ser capaces de discernir lo que el Evangelio del agua y el Espíritu es, y debemos aferrarnos a este Evangelio verdadero.
Incluso entre los líderes cristianos, están aquellos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, y hay quienes se niegan a creer en él y en realidad son asalariados del mal. Estos asalariados utilizan sus ovejas y tratan de engordar de todos los muchos bienes que roban a sus ovejas. Pero los buenos pastores han aceptado el Evangelio dado por Dios del agua y el Espíritu en sus corazones y también servir a la justicia de Dios. Estos pastores son los verdaderos líderes de la Iglesia de Dios.
Hay muchos que se han convertido en asalariados espirituales. Estos son los que se han graduado de seminarios teológicos, y no tienen conocimiento ni creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, y ganan un sueldo de sus respectivas iglesias. Ellos están ministrando falsamente con un sistema de valores basado en las cosas materiales. Ellos sólo están interesados en las cosas con que los creyentes pueden llenarles la boca, y no están interesados en que las ovejas de Dios reciban la salvación, o siquiera que un alma reciba la verdadera remisión de los pecados. Si estas personas no son los ladrones y extorsionadores mencionados por el Señor, entonces ¿quiénes son realmente?
Los verdaderos siervos de Dios tienen un gran interés en saber si alguien ha recibido la remisión de sus pecados creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu, y también en como aumentar la fe de estos santos creyentes. Por lo tanto los siervos de Dios que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu dan sermones de acuerdo a la Palabra para su crecimiento espiritual. Así que cuando un siervo de Dios predica la Palabra de Dios a los que se han convertido en las ovejas de Dios, el Espíritu Santo dentro de sus corazones los hace aceptarlo diciendo “Amén” y luego lo consuman por la fe. Estos verdaderos Santos de Dios son obedientes a la Palabra de Dios registrada, y no se desvían de él. Debido a esto los Santos y Jesucristo se unifican en la voluntad de Dios Padre. El Dios Trino se le llama al Dios de la Trinidad, porque Dios ha salvado a los pecadores de los pecados del mundo con una voluntad y propósito.
Debemos ser capaces de discernir estos asalariados y mantenerlos a distancia y discernir la Verdad, de las mentiras a través de ‘el lente espiritual’ llamado el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor dijo: “Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa” (Juan 10:12). ¿Cómo se comportan las ovejas? Porque son los miembros de la familia de Dios, ayudan y luchan unos por otros, especialmente cuando uno de ellos está en peligro, y se preocupan unos por otros y tienen la esperanza de que todos ellos vayan a prosperar porque son toda una familia. Debido a que ya se han convertido en justos al creer en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu y recibir el perdón de los pecados, se cuidan unos a otros para recibir aún más abundante fe y bendiciones de Dios. Es por eso que nos preocupamos unos por otros, porque somos una sola familia que ha recibido esta gloriosa salvación por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Estos ministros que realmente han recibido la remisión de los pecados, desean profundamente que los santos prosperen espiritual y físicamente. El Señor desea que todo el mundo realmente crea en el Evangelio del agua y el Espíritu, a fin de recibir muchas bendiciones de Dios en su Iglesia, y llegar a ser una persona de Dios. El Señor dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Él quiere que recibamos gran bendición espiritual y físicamente. Así es el corazón de Dios y el corazón de un Buen Pastor.
Nosotros, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos el pueblo de Dios. Somos las ovejas que han encontrado ya a Jesucristo y el Señor es nuestro Pastor. Por ello, tenemos que ser capaces de discernir los verdaderos pastores de estos asalariados, y vivir una vida de un predicador que lleva a las ovejas perdidas de manera que puedan ser arreadas hacia el rebaño y ayudarles a recibir también la vida abundante. Así nos dijo el Señor que vivamos. Está escrito: “Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:14-15). Nuestro Señor dio su vida por sus ovejas. Jesús recibió su bautismo de Juan el Bautista y fue crucificado a muerte en la Cruz para salvarnos de los pecados del mundo y darnos nueva vida.
Mientras se hace la obra de Dios, habrá ocasiones en que llegamos a estar tan cansados y molidos, que nos sentimos con ganas de morir. Pero cuando lo pensemos bien, nos daremos cuenta una vez más de esto, “El Señor es mi Buen Pastor y Él incluso dio su vida por mí después de recibir su bautismo, pero me estoy quejando de que he trabajado por toda una noche aunque he comido deliciosamente durante el trabajo. Debo por lo tanto, obedecer aun cuando Él requiera mi vida. ¿Por qué trato de evitar este sacrificio por Él?” Llegamos a darnos cuenta en un momento como este, cuán deficientes somos y que Buen Pastor es realmente el Señor.
 
 

Creemos que el Señor es verdaderamente el Buen Pastor

 
El Señor habló de la razón por la cual su padre le amaba, diciendo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar” (Juan 10:17). Aunque el Señor entregó su vida también planeaba retomarla, para que Él pudiera darnos nueva vida. Dios Padre amó a su Hijo, Jesús, que es también nuestro Salvador. Muchas ovejas perdidas recibieron la vida nueva por Cristo Jesús, como resultado de haber recibido el bautismo y entregado su vida en aquella Cruz. Dios amó a Cristo Jesús, porque Él era su Hijo unigénito, y también estuvo agradecido y amaba la obra que su Hijo había terminado.
Incluso en la sociedad humana, no puede haber ningún padre que no ame a su propia hija. Pero un niño parece aún más adorable cuando hace algo bueno y justo. Supongamos que un niño salvó la vida de otra persona, ¿no estaría el padre muy orgulloso de que tuvo un hijo tan bueno?
¡Piense en eso! ¿Quién tiene el poder para amenazar y matar al Señor cuando nuestro Él, quien nos salvó a usted y a mí de nuestros pecados es el mero Dios que creó este universo? No habrá nadie que pueda ponerse contra Él.
Es por eso que todos deben saber que el Señor vino a este mundo y se ofreció para recibir el bautismo, y se ofreció para recibir el juicio de culpabilidad en la corte de Pilatos y murió al tener ambos, manos y pies clavados en esa cruel Cruz con el fin de hacer, que Sus ovejas recibiéramos una nueva vida. Nuestro Señor no se rindió definitivamente a los demonios porque le faltaba el poder. Todos aquellos que se levantan como dioses de este mundo son los siervos de Satanás. Nuestro Señor es el verdadero Rey de reyes y el Dios de los dioses, el único Dios omnipotente, el Buen Pastor y el Dios de la salvación.
Hermanos y hermanas, nosotros no creemos en ninguna de las muchas religiones de este mundo. Creemos en el Señor que entregó su vida voluntariamente para salvarnos de la destrucción. El Señor dice en el Evangelio de Juan capítulo 10 versículo 18: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Esto significa que Dios Padre pidió esto al Señor, y el Señor obedeció de acuerdo a la voluntad de su Padre. Nuestro Señor es verdaderamente nuestro Buen Pastor. Nuestro Señor es el Buen Pastor que dio su vida para borrar todos nuestros pecados y para que usted y yo recibamos la nueva vida. Él es nuestro verdadero Dios y nuestro Salvador.
El Dios en quien creemos es diferente de todos los dioses ídolos de este mundo. Y creyendo en el Evangelio dado por Dios del agua y el Espíritu, es la única manera de recibir esta nueva vida y la forma más segura para nosotros los creyentes de seguir la Palabra de Dios. Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, llegamos a conocer al Dios de la Verdad, y seguimos a aquel que es nuestro Buen Pastor. Usted y yo nos hemos convertido en gente del Señor y también en Sus ovejas, creyendo en la justicia de nuestro Señor.
Las personas que han recibido la remisión de sus pecados creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu hoy, son las ovejas verdaderas de Dios. Las características de estos verdaderos creyentes son que entienden la voz del Buen Pastor y siguen a este Pastor. También tenemos que entender que tienen un aspecto ‘físico’ inicuo a pesar de que se han convertido en amables ovejas de Dios ‘espiritualmente’. Esto se debe a que la naturaleza del pecado se encuentra todavía en su carne. Pero a pesar de ello, no debemos seguir los perversos deseos de nuestra carne. Debemos creer en la Palabra de Dios a través del Evangelio del agua y el Espíritu y seguir la voz de Dios con pensamientos espirituales en vez de pensamientos carnales creyendo que el Señor nos ha salvado de los pecados del mundo y que Él es el Señor quien nos dio esta nueva vida. Por tanto, como ovejas verdaderas de Dios, debemos escuchar con atención la voz del Pastor y seguirlo.
A pesar de que no podamos renunciar a nuestra vida como lo hizo nuestro Señor que es el Buen Pastor, que recibió el bautismo de Juan el Bautista y derramó su sangre en esa Cruz por sus ovejas, al menos debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a las almas a nuestro alrededor que todavía están atrapadas en sus pecados. Esto es porque el Señor dijo que ellos también deberían entrar en su redil y pertenecer a un solo Pastor. Ahora debemos convertirnos en las ovejas que hacen buenas obras para que todas las personas realmente crean y reciban la salvación de sus pecados.
Esta tarde he predicado sobre el Señor, que es el Buen Pastor. Realmente deseo que todos ustedes creyeran en Jesucristo, que es el Buen Pastor al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por la Gracia de Dios hemos llegado a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y vivido hasta ahora porque Jesucristo, que es el Buen Pastor nos ha salvado a usted y a mí, y llevado a los brazos seguros de Dios. ¿Entiende usted esto? El Buen Pastor nos ha salvado y Él siempre nos ha llevado en el camino justo. ¡Demos dar gracias a Dios, a nuestro Señor que es el Buen Pastor!
Ya que se han convertido en las ovejas de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, realmente deseo que ustedes lo crean con firmeza y sigan la voz de los pastores que Dios ha designado. Si escuchan y siguen la voz del Pastor, ustedes recibirán aún más abundante vida y ustedes y yo seremos capaces de vivir en este mundo, compartiendo la vida abundante y todas sus bendiciones. El Señor ha dado estas bendiciones realmente sorprendentes a sus ovejas a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Gracias, Señor.