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Tema 8: El Espíritu Santo

[8-4] Aquellos que tienen la Misma fe de los Discípulos (Hechos 3:19)

Aquellos que tienen la Misma fe de los Discípulos(Hechos 3:19)
“Así que, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.”
 
 
¿Que tipo de fe tenían los Apóstoles?
Ellos creían en ambos, en el Bautismo de Jesús y su sangre en la cruz.
 
Mirando a los discípulos de Jesucristo, la magnitud de su fe cuando ellos tenían que vivir en el Espíritu Santo era claramente diferente de su fe cuando ellos no hacían así. Su carne no parecía ser diferente, pero después de recibir el Espíritu Santo, sus vidas fueron totalmente cambiadas por la luz de Jesucristo.
El pueblo en donde vivo tiene montañas y lagos bonitos. Mirando tal paisaje increíble, me lleno de satisfacción y me maravillo, que no puedo mas que agradecer al Señor por tales creaciones. El brillo del agua clara como cristal que se refleja con el sol hace mi corazón palpitar y el mundo alrededor de mí parece como de oro.
Pero hay lugares donde tal belleza no se manifiesta. Hay lugares donde el cielo es de cristal claro, pero el agua bajo la luz del sol se parece más a un pantano. No hay brillo en una vista así. Mirando un lago como este, yo agradezco al Señor su bello evangelio que limpió mis pecados y que obtuvo para mí el vivir en el Espíritu Santo.
Como la superficie del lago pantanoso no puede reflejar la luz, nosotros también podemos ser removidos de la luz de Dios y podemos encaminarnos hacia un destino desconocido debido a nuestra naturaleza pecadora. Pero si el Espíritu Santo mora en nuestros corazones, nosotros nos revelaremos como los hijos de Dios y seremos guiados para enseñar el evangelio a otras personas. Debido a que nosotros aceptamos su luz, vendremos a brillar como luces.
De la misma manera en que después de la resurrección de Jesús, sus discípulos recibieron el Espíritu Santo y se volvieron los hijos y apóstoles de la luz. La luz del Espíritu Santo es una gran bendición a todos y por consiguiente la mayoría de la gente desea recibir el Espíritu Santo.
 
 

La Fe del Apóstol Pablo
 

¿Qué tipo de fe tenía Pablo? Pablo, en su confesión de fe, dijo que él fue educado y entrenado estrictamente bajo Gamaliel según la ley de sus padres. Pero él confesó aun con la ley, él no pudo salvarse de sus pecados y que él era, de hecho, un perseguidor de Jesús nuestro Salvador. Un día él se encontró a Jesús en el camino a Damasco y se convirtió en predicador de su evangelio. Él tenía la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios que vino a este mundo, fue bautizado por Juan para limpiar todos los pecados del mundo, y derramó su sangre en la cruz para tomar con él todo el juicio por esos pecados. En otras palabras, Pablo tenía en su corazón la fe en el perdón de pecados.
Los discípulos de Jesús creyeron que el bautismo de Jesús por Juan y su sangre en la cruz fue para perdonarlos por todos sus pecados. Pablo compartió la misma fe con los discípulos y por consiguiente fue salvado de todos sus pecados.
Pablo dijo en Gálatas 3:27, “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” Y reconoció su fe en el bautismo de Jesús como su salvación. También, Pedro dijo en 1 Pedro 3:21, “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo” y él demostró el bello evangelio del bautismo de Jesús a través de este versículo. Los discípulos de Jesús creyeron que su bautismo hecho por Juan limpió todos los pecados del mundo. Ellos fueron perdonados de sus pecados, y así no estuvieron ya más bajo la ley creyendo en esta verdad.
Ellos creyeron en ambos el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. Es evidente que esta fe era necesaria para la calificación exitosa de los discípulos. En Hechos 1:21-22, dice, “Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.” Volverse un discípulo de Jesús comienza con la creencia en el bautismo de Jesús por Juan.
La verdad que nosotros necesitamos para ser perdonados de nuestros pecados es la fe en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:27). Así Pablo también creyó en el bautismo de Jesús por Juan y su sangre en la cruz.
Miremos Tito 3:5. “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” Aquí la frase, “el lavamiento de la regeneración” significa que todos los pecados del mundo se limpiaron cuando Juan bautizó a Jesús. De la misma manera, si usted quiere ser perdonado de sus pecados, usted necesita creer en el bello evangelio que dice que sus pecados se pasaron a Jesús a través de su bautismo por Juan. La razón por la que Jesús fue crucificado y derramó su sangre y murió, es que él se había llevado todos nuestros pecados a través del bautismo que él recibió de Juan. Creyendo en este hecho es suficiente para obtener el vivir en el Espíritu Santo. Pablo confesó que él también creyó en el bautismo de Jesús hecho por Juan y su sangre en la cruz.
Veamos Hebreos 10:21-22, dice, “Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” Aquí, “lavados los cuerpos con agua pura” se refiere al bautismo de Jesús por Juan que limpió todos los pecados de la humanidad.
Por consiguiente, en ambos: Antiguo y Nuevo Testamentos, nosotros podemos encontrar que la médula de los componentes del bello evangelio son su bautismo y su muerte en la cruz. Usted también, debe compartir la misma fe como Pablo.
Hoy, la mayoría de los cristianos creen en él en vano, sin conocer que cuando Juan bautizó a Jesús, se limpiaron todos los pecados del mundo. Algunos teólogos defienden que las personas por si mismas deben bautizarse en agua para ser perdonados de sus pecados. Esta afirmación es hecha probablemente sin conocer el verdadero y bello evangelio del agua y el Espíritu, como está escrito en la Biblia. Nuestros pecados no pueden perdonarse en una simple ceremonia cuando somos bautizados en agua. La fe en el bautismo de Jesús y su sangre nos limpian de todos nuestros pecados. Sólo aquellos que creen en el bello evangelio son perdonados de sus pecados. Y creyendo en su sangre, ellos han pagado todo su juicio. Sólo aquellos que tienen esta fe pueden recibir el Espíritu Santo.
“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22). El autor de hebreos nos dice que nos acerquemos con corazón sincero a Dios en plena certidumbre de fe. Usted también debe acercarse a él con una convicción verdadera de fe y de corazón al bello evangelio.
Hoy, los cristianos sinceramente esperan lograr vivir en el Espíritu Santo. Pero el Espíritu Santo sólo mora en aquellos cuyos pecados han sido perdonados. Muchos no saben esto y por consiguiente desean recibir el Espíritu Santo sin creer en el bello evangelio del bautismo de Jesús y su sangre. Aquellos que creen en Jesús pero que todavía no creen en su bautismo y su sangre en la cruz no pueden recibir el Espíritu Santo. La razón es que ellos no tienen los corazones puros.
Pablo creyó en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz y por consiguiente recibió el Espíritu Santo. Es más, él extendió esta creencia y fue perseguido por ser “hereje”. Pero debido a que el Espíritu Santo moraba en su corazón, él pudo extender el evangelio del agua y el Espíritu hasta su fin. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Gracias a que vivía en el Espíritu Santo, él sirvió a Dios y vivió bajo la protección del Espíritu Santo hasta que él partió hacia Dios. Sólo aquellos que tienen la misma fe como Pablo pueden recibir el Espíritu Santo.
Veamos la fe de Pablo. En Colosenses 2:12, dice, “Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.” Él fue perdonado de todos sus pecados creyendo en Jesús que fue bautizado por Juan.
 
 

¿Cómo ha cambiado el Cristianismo Desde los tiempos antiguos?

 
Ahora, miremos la confesión de una hermana que se volvió una discípula después de recibir el Espíritu Santo en Jesucristo.
“Yo estaba envejeciendo no podía tener un bebe, así que para recibir su bendición a través de la oración fui de una iglesia a otra. Incluso cuando yo estaba sola en casa oraba por un niño por lo menos una o dos horas y este patrón religioso se volvió una parte de mi vida diaria.
Mientras llevaba este tipo de vida religiosa, conocí a una mujer líder. Ella me dijo que si yo quería pedirle un niño a Dios, yo debía intentar recibir la oración de la imposición de manos por ella. Yo oí en alguna parte que esta mujer era mensajera de Dios así que yo le permití poner sus manos en mi cabeza. En ese momento, tuve una experiencia que antes nunca había sentido. Mi lengua empezó a moverse y yo estaba hablando en un idioma diferente y sentía una energía extraña y caliente que me empujaba.
Yo tomé esta experiencia como el significado de que yo había recibido el Espíritu Santo y era su respuesta a mis oraciones. La mujer que había puesto sus manos en mi cabeza parecía tener el don del Espíritu Santo y podía profetizar y sanar. Ella nunca había recibido una educación en la Palabra de Dios, pero usando el poder del Espíritu Santo, ella había ayudado a muchos pastores y los había educado para recibir el Espíritu Santo a través de la imposición de manos.
Desde aquel momento, yo empecé a asistir a esas reuniones, una de las cuales se llamaban así “[3]Movimiento de Renovación/Avivamiento Carismática. Durante una de mis oraciones en esta reunión, sentí un escalofrío a lo largo de mi cuerpo y mi corazón ardió de amor por Dios y por mis vecinos. Esto mismo les pasó a otros y las personas se desmayaban y hablaban en las lenguas. Había allí personas poseídas por demonios, y el líder de esta reunión expulsó a los demonios. El propósito de este reavivamiento era ayudar a las personas a experimentar el Espíritu Santo a través de cosas tales como, estremecerse, profetizar, expulsando demonios, y hablando en lenguas. Pero a pesar de todas estas experiencias, yo tenía todavía el pecado, y los pecados en mi corazón me hicieron sentir temor y vergüenza.
 
3La verdadera renovación es una parte natural y necesaria de la vida cristiana, evidenciada mediante el fruto del Espíritu Santo. Sin embargo en años recientes, algunos movimientos han redefinido el término “renovación” de forma tal que este no lleva a una resemblanza del proceso de madurez espiritual descrito en las Escrituras. Su “renovación” que produce emociones descontroladas, está marcada por todo tipo de manifestaciones sospechosas, y está acompañada por enseñanzas y prácticas extra-bíblicas o no-bíblicas.

Estas son algunas de las enseñanzas y prácticas problemáticas promovidas dentro de los controversiales movimientos de renovación y avivamiento: énfasis excesivo en experiencias carismáticas por encima de la Escritura, manifestaciones falsas, falsas enseñanzas, profecías falsas, falsas señales y maravillas, etc. Sin embargo, el aspecto más peligroso de estos movimientos es que han hecho que mucha gente mal entienda la verdad acerca de recibir el Espíritu Santo y que haga a un lado el bello evangelio.
Por lo tanto, cada vez que yo oraba, lo hacía seriamente pensando que así yo podía resolver el problema de pecado. Yo confesé que yo había pecado sin embargo las gentes todavía me consideraban como si yo fuera un ángel. Yo pensé que yo tenía una fe muy buena, pero estaba equivocada. Si yo no hubiera reconocido mi error, yo no hubiera tenido la oportunidad de recibir el Espíritu Santo.
Después de eso, conocí a aquellos que extendieron el evangelio del agua y el Espíritu y recibí el perdón de todos mis pecados creyendo en las palabras de Dios. Ahora yo estoy verdaderamente contenta. Creo en el evangelio del agua y el Espíritu y he recibido el Espíritu Santo. Yo doy gracias a Dios. Y deseo que todos los cristianos alrededor del mundo crean en el bello evangelio y reciban el gozo de vivir en el Espíritu Santo. Yo le agradezco a nuestro Señor.”
Aquí aprendimos que para recibir el Espíritu Santo, nosotros necesitamos el evangelio del agua y el Espíritu. Si usted quiere ser perdonado por todos sus pecados, usted debe tener la fe en el bautismo de Jesús por Juan. Veamos Efesios 4:5. “Un Señor, una fe, un bautismo.” Aquí dice que hay un sólo Señor y un bautismo, en el cual nosotros creemos. Nosotros debemos todos creer en el bautismo de Jesús por Juan y su sangre en la cruz para vivir en el Espíritu Santo. Si nosotros no lo hacemos así, entonces el Espíritu Santo nunca morará en nosotros.
Hubo alguna vez personas que enseñaron y creyeron que la santidad y el movimiento de pureza les ayudarían a recibir el Espíritu Santo. Sin embargo, ¿Piensa usted que el Espíritu Santo mora en nosotros si nos unimos a tales movimientos? ¿Ha recibido usted el Espíritu Santo debido a la santidad y al movimiento de pureza? Si esto fuera posible, entonces usted sería sabio guardando esta fe. Pero si el Espíritu Santo viniera a usted por esta razón, entonces Jesús no habría tenido que bajar y salvarnos de nuestros pecados y no habría necesitado ser bautizado por Juan ni hubiera sido crucificado en la cruz.
La recepción de la vida en el Espíritu Santo es un regalo de la fe en el evangelio del bautismo de Jesús y su sangre que trajeron para usted perdón por sus pecados. El vivir en el Espíritu Santo es un regalo concedido a aquellos cuyos pecados han sido limpiados y perdonados por el verdadero evangelio.
Estos días, entre aquellos que se complacen en el movimiento de la renovación carismática, hay algunos que creen, que las oraciones exhaustivas de arrepentimiento pueden ayudarles a recibir el Espíritu Santo. Ellos dicen que aunque una persona tiene el pecado en su corazón, si él ora por el arrepentimiento, entonces él recibirá el Espíritu Santo.
El Movimiento Carismático que se ha extendido por el mundo empezó en los Estados Unidos en 1800s. Este movimiento ocurrió después de la Revolución Industrial, cuando la ética y la moral de las personas se habían derrumbado. El Movimiento alcanzó su auge cuando los corazones de muchas personas se desolaron debido a la gran depresión. Desde ese tiempo, la fe basada en las palabras de Dios declinó y un nuevo movimiento religioso empezó a crecer. Era el movimiento carismático que se perfilo a experimentar el Espíritu Santo (Dios) físicamente– viendo las obras de Dios con los ojos y experimentando el poder de las palabras de Dios con el cuerpo y la mente.
Pero una falla fatal en este movimiento es que los creyentes fuera de las palabras de Dios y más allá existen como una religión que se esfuerza por las bendiciones corporales. Como una consecuencia, los seguidores de esta nueva religión se volvieron abogados del Shamanismo. Incluso hoy, aquellos que se complacen en el movimiento carismático creen que si uno tiene fe en Jesús, él será rico, sus enfermedades se curarán, será prosperado en todo, recibirá el Espíritu Santo y hablará en lenguas y tendrá el poder para sanar a otros. El movimiento carismático se ha extendido alrededor del mundo. Este movimiento se ha vuelto una barrera para la fe de las personas en el bello evangelio y su habilidad para obtener la vida en el Espíritu Santo.
El Cristianismo moderno se originó hace aproximadamente 500 años basados en las creencias de Lutero y Calvino. Pero dentro de los límites del cristianismo, el estudio bíblico del “vivir en el Espíritu Santo” no está firmemente establecido. El problema es que desde el principio del cristianismo moderno, la mayoría de los cristianos ha creído en Jesús sin reconocer la importancia de su bautismo y muerte en la cruz. Para hacer esto aun peor, las gentes empezaron a acentuar doctrinas equivocadas del cristianismo y darle énfasis a las experiencias corporales exclusivamente. Todos los cristianos deben creer el bello evangelio que dice que Jesús fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo y que él fue crucificado al ser juzgado por esos pecados. Esta fe hará que usted reciba el Espíritu Santo.
Hoy, la razón que el cristianismo se ha venido a estar tan desolado, es que las personas tienden a ignorar la verdad del bautismo que Jesús recibió de Juan y de su sangre en la cruz. Jesús nos dice que conozcamos la verdad. Creyendo en el bautismo de Jesús por Juan y su sangre significa creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Si usted quiere recibir el Espíritu Santo, entonces crea que cuando Juan bautizó a Jesús, sus pecados se pasaron sobre de él y que su sangre era el juicio y el perdón por todos sus pecados. Entonces usted recibirá el Espíritu Santo.
Muchos cristianos sólo creen en la sangre de Jesús como el evangelio de la redención. ¿Pero pueden ustedes quiénes sólo creen en su sangre, ser libres del pecado? ¿Pueden? Si usted piensa que esto si puede ser, quizá usted sólo tiene un conocimiento vago del verdadero significado del bautismo de Jesús. En ese caso todavía hay pecado en su corazón. Sólo cuando usted conecta el bautismo de Jesús y sangre juntos como una sola fe, usted puede ser salvo de sus pecados y recibir el Espíritu Santo. La Biblia dice que éste es el único verdadero evangelio que nos ayuda a vencer al mundo. “Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”(1 Juan 5:8). Por consiguiente, nosotros debemos conocer esto, que en su deseo de salvarnos de nuestros pecados, Dios hizo que Juan bautizara a Jesús y después permitió que fuera crucificado.
La razón por la que la mayoría de los cristianos no tienen el perdón de pecados a pesar de creer en Jesús es que ellos no creen en el bello evangelio que fue cumplido con el bautismo de Jesús por Juan y su sangre en la cruz. Aquellos que creen en estas dos cosas serán perdonados de sus pecados y el Espíritu Santo morará en sus corazones.
Cuando las personas comprenden que sus pecados han sido limpiados, sus corazones se ponen en paz y llenos de generosidad como agua quieta. En el momento en que el Espíritu Santo mora en algún corazón, la paz fluye como un río por dentro y fuera de su corazón. Nosotros nos encontramos a nuestro Señor creyendo en esta verdad y caminamos con el Espíritu cuando extendemos el evangelio de recibir el Espíritu Santo. Nuestros corazones nunca antes han tenido este tipo de paz. Desde el momento en que nosotros empezamos a creer en el evangelio del agua y el Espíritu, nuestras vidas se serenaron y nuestros corazones se llenaron de gozo. Nosotros no podemos volvernos atrás de este bello evangelio. El Espíritu Santo siempre está en nuestros corazones, animándonos para extender su palabra y permitir a las personas que creen en él, recibir el Espíritu Santo.
Debido a que nosotros creímos en el bello evangelio del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz, nosotros fuimos bendecidos con el Espíritu Santo. Ahora usted debe tener fe en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz para recibir el Espíritu Santo. Es importante que las personas alrededor del mundo comiencen con el proceso de creer en la palabra de Dios que Jesús fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo y que él se murió en la cruz por ser juzgado por nuestros pecados. Cuando la gente haga esto, ellos finalmente recibirán el Espíritu Santo.
 
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