Search

Predigten

Tema 25: El Cantar de los Cantares

[25-6] Debemos creer que Dios nos ama (Cantar de los Cantares 4:1-16)

Debemos creer que Dios nos ama (Cantar de los Cantares(Cantar de los Cantares 4:1-16)
“He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
he aquí que tú eres hermosa;
Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;
Tus cabellos como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios como hilo de grana,
Y tu habla hermosa;
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;
Mil escudos están colgados en ella,
Todos escudos de valientes.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
Que se apacientan entre lirios.
Hasta que apunte el día y huyan las sombras,
Me iré al monte de la mirra,
Y al collado del incienso.
Toda tú eres hermosa, amiga mía,
Y en ti no hay mancha.
Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía;
Ven conmigo desde el Líbano.
Mira desde la cumbre de Amana,
Desde la cumbre de Senir y de Hermón,
Desde las guaridas de los leones,
Desde los montes de los leopardos.
Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;
Has apresado mi corazón con uno de tus ojos,
Con una gargantilla de tu cuello. 
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores,
Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;
Miel y leche hay debajo de tu lengua;
Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.
Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;
Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.
Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto,
Y coma de su dulce fruta.”
 
 
Hemos leído el poema más bello del mundo. Este poema describe cuánto nos ama Jesucristo a los que nos hemos convertido en los obreros justos de Dios.
El pasaje de las Escrituras que acabamos de leer está sacado del Cantar de los Cantares 4. A primera vista parece que el Cantar de los Cantares expresa el amor romántico entre un hombre y una mujer. Pero, cuando lo leemos detenidamente, vemos que nos ayuda a darnos cuenta de cuánto ama Dios a Su gente y a Sus obreros. El Cantar de los Cantares está escrito de manera tan bella que nos hace preguntarnos si hay algún poeta en este mundo que pueda describir a su mujer amada de la misma manera. No creo que haya nadie que pueda hacerlo. Pero vemos que este poema tan bello en el pasaje de las Escrituras fue escrito bajo la inspiración de Dios, porque Dios es el Señor Todopoderoso, bueno y misericordioso del amor.
El Cantar de los Cantares 4:1 dice: “He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad.” Aquí Salomón está alabando la belleza de su amada mujer sulamita, diciendo que su cabello es como un rebaño de cabras bajando del Monte Galaad. Esta es una expresión maravillosa que describe a la amante de Salomón. También dijo que la mujer sulamita tenía ojos de paloma. No hay ningún poeta en este mundo que pueda expresar esto así. ¿Puede cualquier hombre que ve a una mujer decir: Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; ¿Tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad? Dudo mucho que un hombre pueda decir cosas tan hermosas. Pero, al escribir bajo la inspiración de Dios, Salomón escribió esta prosa hermosa para alabar la belleza serena de su amante, como un rebaño de cabras maravilloso pastando en las praderas.
No acabaría nunca si tuviese que interpretar todas las expresiones de amor. Está escrito en los versículos 2-4: “Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril. Tus labios como hilo de grana, Y tu habla hermosa; Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo. Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; Mil escudos están colgados en ella, Todos escudos de valientes.”
Esta es una de las expresiones de amor más grandes y bellas, que no se pueden comparar con nada que se haya escrito antes acerca del amor. En otra parte del Libro de Génesis Dios expresó este amor a través de Adán, quien dijo lo siguiente después de crear a Eva de una de sus costillas: “Esta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne.”
Así es como Dios ve a Su Iglesia. Cuando leemos el pasaje de las Escrituras de hoy, puedo apreciar cuánto Dios nos ama a todos y espero que ustedes también lo puedan apreciar. Sus amados son hermosos ante todo. De la misma manera, somos así de amados a los ojos de Dios. ¿Saben cuánto nos ama Dios? ¿Saben cuánto nos ama Dios a todos los redimidos?
Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Así es como la Biblia expresa el amor de Dios por nosotros. Dios Padre nos amó tanto que pasó todos nuestros pecados a Su único Hijo a través de Su bautismo, hizo que Su Hijo fuese crucificado hasta morir y después Dios lo resucitó de entre los muertos para salvarnos. Gracias a esto nos hemos convertido en los redimidos de Dios y por eso debemos apreciar cuánto nos ama Dios incluso ahora. Todos debemos darnos cuenta del amor de Dios a través del Evangelio del agua y el Espíritu y creer en él. Este amor de Dios se manifiesta en el Evangelio del agua y el Espíritu y no es un amor ordinario como el que vemos en este mundo. El pasaje de las Escrituras de hoy no es una alegoría que expresa el amor de Dios por nosotros haciendo una analogía con el amor romántico del mundo. En otras palabras, Dios está hablando de nosotros, los redimidos, como los que recibirán la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Ahora podemos practicar el amor de Dios porque Dios nos ama a todos.
¿Saben cuánto les ama Dios desde el fondo de Su corazón? Solo si aprecian cuánto les ama Dios podrán apreciar este amor. Cuando nos damos cuenta y creemos en el amor de Dios, nuestros corazones están llenos de fuerzas y bendecidos. El poder del amor del Señor es absolutamente necesario para seguirle. No puede haber ninguna coacción cuando se trata de servir al Señor. Lo hacemos con nuestro corazón dispuesto, porque si seguimos el amor del Señor podemos servir al Señor como nos sirvió. Mientras leemos el pasaje de las Escrituras de hoy, puedo entender el amor del Señor. Puedo apreciar cuánto nos ama Dios. Como sabemos cuánto nos ama Dios, nuestros corazones están satisfechos y podemos descansar. ¿De qué tiene sed todo el mundo El Señor dijo: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios” (Mateo 4:4) “Toda palabra que procede de la boca de Dios” se refiere al amor de Dios. En otras palabras, lo que nos permite seguir con nuestras vidas es el amor completo y eterno de Dios.
Todo el mundo vive de dos cosas: una es el pan físico que alimenta nuestros cuerpos y la otra es el amor de Dios que alimenta nuestras almas. Los justos deben darse cuenta de que están viviendo por el amor de Dios. Por tanto, debemos vivir por nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto es lo que nos hace ser hermosos a los ojos de Dios.
 
 

El Señor viene a la gente que ora

 
Pasemos a Cantar de los Cantares 4:6: “Hasta que apunte el día y huyan las sombras, Me iré al monte de la mirra, Y al collado del incienso.” Este pasaje significa que, cuando los redimidos oramos a Dios en tiempos difíciles, el Señor viene a Su gente amada. Dios viene a Su gente amada cuando le oramos. Dios escucha nuestras oraciones y las contesta. Cuando pasamos por cualquier dificultad, debemos darnos cuenta de que no estamos solos, sino que Dios está con nosotros.
¿Cómo de cansados y solos estaríamos si viviésemos solos en este mundo? Por eso Dios está siempre con Sus santos, ayudándonos en todas nuestras dificultades. Escucha todas nuestras oraciones y nos ayuda en cualquier situación. Cuando sufrimos el Señor está con nosotros a través de ese sufrimiento. A través de nuestro sufrimiento y nuestras dificultades el Señor está siempre con nosotros. Y como deberíamos saber, Dios nos consuela de muchas maneras y nos da Su gracia.
Está escrito en el Cantar de los Cantares 4:7-9: “Toda tú eres hermosa, amiga mía, Y en ti no hay mancha. Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; Ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, Desde la cumbre de Senir y de Hermón, Desde las guaridas de los leones, Desde los montes de los leopardos. Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello.”
 
 

Dios quiere que vivamos con nuestros corazones unidos con Su corazón

 
Cuando reciben la remisión de los pecados no deben intentar planear sus vidas por su cuenta. Deben planear sus vidas con el Señor y embarcarse en el camino que el Señor quiere para ustedes. Cuando planean su vida según los deseos del Señor y viven en Él, Dios les bendecirá y les dará Su gracia.
Están escritas en el pasaje de las Escrituras de hoy: “Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; Ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, Desde la cumbre de Senir y de Hermón, Desde las guaridas de los leones, Desde los montes de los leopardos” (Cantar de Cantares 4:8).
Nos hemos vestido del amor de Dios y nos hemos convertido en Su pueblo. Somos el pueblo de Dios. Le pertenecen a Dios como parte de Su pueblo. Somos las esposas de Dios, amadas y apreciadas por Él. De la misma manera en que un esposo ama a su esposa con todo su corazón el día de la boda, Dios nos ama a todos.
Está escrito: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía” (Cantar de Cantares 4:9). Esto significa que el corazón de Dios ha sido cautivado por nosotros. De hecho, precisamente porque somos los justos e hijos de Dios Su corazón ha sido cautivado por nosotros. ¿Creen en esto? Cuando se miran a sí mismos, ¿les resulta difícil creer que el corazón de Dios ha sido cautivado por alguien como ustedes, o creen que sí lo han cautivado? Si han contestado afirmativamente son personas de fe, pero si tienen dudas, no se están dando cuenta de cuánto les ama Dios. Aunque hayan sido salvados de todos sus pecados, todavía no entienden el amor de Dios. Por supuesto, por fe todo el mundo es salvado de sus pecados.
Sin embargo, hay una diferencia de fe entre ser salvado de todos los pecados y saber cuánto nos ama Dios. Aunque quien sea salvado de sus pecados, irá al Cielo, es muy importante que nos demos cuenta de cuánto nos ama Dios. Solo entonces podremos superar todas las dificultades de este mundo y asegurarnos de que nuestras mentes no están atadas al mundo. Si no nos damos cuenta de cuánto nos ama Dios, caeremos en las tentaciones de este mundo.
Mientras sepamos cuánto nos ama Dios, nunca nos entregaremos al mundo por muy tentador y atractivo que parezca. Los que saben que Dios les ama viven con sus corazones llenos del amor de Dios. Así, incluso entre todo tipo de dificultades, pueden sonreír y encontrar satisfacción gracias a su fe, en vez de seguir al mundo. Puede parecer que nadie en este planeta está satisfecho completamente, pero los que saben que Dios les ama están satisfechos en sus corazones. De la misma manera en que una esposa está satisfecha con el amor de su esposo, como conocemos el amor de Dios por nosotros, obedecemos a nuestro Esposo y confiamos en Su Palabra y la seguimos pase lo que pase.
Está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello” (Cantar de los Cantares 4:9). ¿Qué significa con uno de tus ojos? Se trata de unir nuestros corazones con el Señor. El que el corazón de Dios haya sido cautivado por nosotros significa que Dios está completamente cautivado por todos los que creemos en Su salvación y vivimos una vida justa. Este pasaje habla de dos razones por las que Dios es cautivado por nosotros. Una es que creemos en la Palabra de Dios y hemos unido nuestros corazones con Él por fe. La otra es que obedecemos el consejo de la Iglesia de Dios. El corazón de Dios está cautivado por estas personas que se han unido a Dios.
 
 

Dios se complace con la fe de los que se han unido a Él

 
Aunque todos somos amados por dios como Sus esposas, seremos aún más amados si creemos en cuánto nos ama el Esposo. Por muy bella que sea una esposa, el corazón de Dios no está cautivado por ninguna esposa que no se haya unido a Él. Por el contrario, esta esposa le preocupa al Esposo. Aunque la ama, se pregunta si madurará. Cuando estemos casados con nuestro Señor, podemos unir nuestros corazones con Él y caminar en la misma dirección, pero el problema es que algunas personas siguen insistiendo en caminar por su camino de manera arrogante.
Como la Reina Vasti en el Libro de Esther, algunas personas quieren celebrar su propio banquete cuando el Rey mismo está celebrando un banquete. El error de la Reina Vasti no fue solo celebrar un banquete solo para las mujeres de la corte. Su error fue no obedecer al Rey Asuero cuando la llamó. El rey quería enseñar la belleza de la reina a toda la corte, pero ¿qué hizo la Reina Vasti cuando la llamó? Les dijo a los eunucos del rey que estaba demasiado ocupada con su banquete para ir a ver al rey.
Si la Reina Vasti hubiese sabido cuál era su lugar, no habría desobedecido al rey. El problema es que su corazón no estaba unido al del rey. Esta historia ilustra que, si no conocen el amor de Dios por ustedes, no pueden unirse a Él. Dios nos ama a todos los que creemos en Su justicia. Es absolutamente importante que todos nos demos cuenta de esto. Pero ¿cuántas personas hay en este mundo? No conocen el amor de Dios. De hecho, no solo hay muchas personas que ignoran el amor de Dios, sino que además odian Su voluntad. Estas personas no pueden entender que el amor de Jesucristo es para ellas. El amor de Dios es incomprensible para estas personas. Pero solo cuando una esposa une su corazón con el Esposo, el corazón del Esposo está completamente cautivado por ella.
El Esposo ama a la esposa, pero la ama más si ella une su corazón con Él. Como Dios nos ama y Su corazón está cautivado por nosotros, no puede evitar bendecirnos cuando nos unimos a Él. Asimismo, cuando predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu, la obra que hacemos le complace a Dios, como dice el Cantar de los Cantares 4:9: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello.”
El corazón del Esposo está cautivado por las obras buenas de la esposa. El Esposo ya ama a la esposa, pero cuando hace lo que Él quiere que haga está completamente cautivada por ella. Quiere darle todo lo que ella quiera. Y por eso debemos darnos cuenta de cuánto Dios nos ama y así unir nuestros corazones con Él y predicar Su Evangelio.
 
 

Los obreros justos de Dios son hermosos a Sus ojos

 
Está escrito en el versículo 10: “Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!” Aquí se dice que nuestro amor por Dios es mejor que el vino, aunque el vino les dé gozo a los corazones de la gente y consuele la tristeza de este mundo. A los ojos de Dios somos más hermosos que cualquier cosa en este mundo. Cuando Dios, nuestro Esposo, mira a Sus esposas, las considera más bellas que cualquier cosa en este mundo, que cualquier honor, riqueza, deseo y placer en este mundo.
Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, nos hemos convertido en almas salvadas y en esposas. Si esto no fuera suficiente, como hemos unido nuestros corazones con el Señor, nuestro Esposo, y estamos sirviendo y predicando Su Evangelio para complacerle, hemos cautivado Su corazón y somos amados por Él más de lo que las palabras pueden expresar. No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es que entendamos esto. Si son santos salvados, entonces deben darse cuenta de que han sido salvados y Dios los ama. Deben recordar esto siempre.
Cuando apreciamos el corazón del Señor y nos damos cuenta de cuánto nos ama, este conocimiento se convierte en la fuente de nuestras fuerzas para seguir al Señor. Entonces podemos hacer cualquier cosa por nuestro amado Señor y entonces podemos trabajar por esto día y noche. La mujer virtuosa alabada en Proverbios 31 se dedicó a su esposo y trabajó sin descanso por su familia precisamente porque sabía que era amada por su esposo. De la misma manera, cuando sabemos que nuestro Esposo nos ama, podemos dedicarlo todo a Él, porque Su amor está en nuestros corazones.
Como el Señor me ama he podido amarle hasta ahora y puedo seguirle hasta el día en que regrese. Por esta misma razón, les estoy pidiendo que sigan al Señor y se unen a Él, porque el Señor les ama. Por este amor estamos haciendo lo que complace al Señor y pidiéndole a otros que hagan lo mismo. Mientras llevan a cabo sus vidas de fe, deben darse cuenta de cuánto les quiere Dios.
¿Cómo pueden saber si Dios les ama o no? ¿Es algo que puedan sentir? No, no lo es. A través de la Palabra pueden saber que Dios les ama. Y a través de esta Palabra pueden encontrar satisfacción y plenitud. Aunque no puedan sentir nada emocionalmente, y aunque no tengan riquezas o algo especial, todavía saben que Dios nos ama a todos. Por eso amamos al Señor. Y podemos entender lo que la Biblia está diciendo en el pasaje de las Escrituras de hoy. El nombre de Jesús no está mencionado aquí en el Cantar de los Cantares. Tampoco menciona al Señor. Solo menciona a dos personas, a una pareja enamorada. No menciona específicamente sus nombres. Aun así, el Cantar de los Cantares está incluido en la Biblia. Fue canonizado porque ilustra el amor de Dios por nosotros, mostrando por analogía cuánto nos ama Dios.
 
 

Amar a Dios significa amar al Evangelio con Su justicia más que nada en el mundo

 
Pasemos al versículo 11: “Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano”. Este pasaje trata acerca de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Está describiendo nuestra predicación del Evangelio como la miel que gotea. Cuando habla “del olor de tus vestidos como el olor del Líbano” significa que, cuando Dios nos ve trabajando duro por Su Evangelio, nuestro olor es más agradable que el olor del Líbano. Somos así de amados a los ojos de Dios. Así es como Dios nos ama. Y así es como Dios nos ama al vernos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu de esta manera.
Vivir por el Señor de corazón, unidos con Dios y Su Iglesia, no es algo que podamos hacer fácilmente como una rutina. Dios mira todos los detalles y cuando nos ve predicando el Evangelio del agua y el Espíritu, propagando nuestra fe y proclamando la salvación de Dios, nos ama. Dios bendice y ama a los justos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios ama en silencio a estas personas. ¿Y ustedes? ¿Han experimentado el amor de Dios?
Puedo ver una y otra vez, desde mi propia experiencia, que Dios nos ama a todos Sus santos y siervos. Puedo apreciar cuánto Dios nos ama a Sus obreros, cómo los santos le pertenecemos, lo valiosos que somos para Él y cuánto nos aprecia a todos y cada uno de nosotros.
 
 

Somos preciosos a los ojos de Dios

 
Está escrito en el Cantar de los Cantares 4:12-13: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas”. Este pasaje dice que, los que han recibido la remisión de los pecados y están dando testimonio del Evangelio con sus corazones unidos a Dios son como una fuente sellada a Sus ojos. También describe la dedicación de nuestros corazones al Señor y Su Evangelio como varios tipos de árboles y flores maravillosos, ilustrando cuanto Dios nos ama cuando unimos nuestros corazones con el Señor, servimos al Evangelio y nos dedicamos a Él. Somos así de amados a los ojos de Dios.
El versículo 15 sigue diciendo: “Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano.” Esto nos demuestra cuanto nos ama Dios. Como Dios nos ama, nos bendice a todos los que amamos al Evangelio la unidad con la Iglesia de Dios y lo seguimos con un corazón. Por mucho que pensemos algunos tienen talentos, Dios nos ama, aprecia y bendice a Sus esposas que han unido sus corazones con el Esposo y están haciendo la obra que le complace. No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es que entendamos esto. Dios quiere salvar a multitud de almas a través de nosotros. Quiere que comamos el fruto de nuestro trabajo. Hemos recibido la salvación de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso, ¿creen que somos amados por el Esposo por nuestros méritos humanos, nuestras virtudes, riquezas o inteligencia? No, no es así. Después de todo, nuestro Esposo no ama las cosas de la carne.
No solo hemos sido salvados por Dios, sino que también amamos el amor del Esposo que nos ha salvado a través de la justicia de Dios, mantenemos este amor en nuestros corazones y seguimos siendo completamente leales al Señor pase lo que pase. Dios ama a los que tienen un corazón satisfecho por Su amor y se han unido a Dios por este amor, y Dios responde a los deseos de sus corazones y los ama aún más. Dios está cumpliendo Su voluntad. Debemos darnos cuenta de que Dios nos ama a todos.
Debemos darnos cuenta de que, cuando leemos la Biblia, oramos a Dios, le adoramos, servimos al Señor o tenemos comunión con los santos, Dios nos ama en todas las cosas mientras vivimos en Su cuerpo, la Iglesia. Y debemos experimentar esto por nosotros por fe. Debemos ver esto con nuestros ojos de la fe y creer de corazón. La obra de Dios es maravillosa. Así, al darse cuenta de que es amada por su Esposo, ninguna esposa debe ser atraída por otra cosa. No importa nada más. Una mujer no necesita nada mientras tenga el amor del Esposo.
Les digo que todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son las esposas de Jesucristo. Cada esposa debe entender cuánto la ama el Esposo. Mientras vivimos con fe en este mundo, cuando estamos tristes o tenemos dificultades, debemos recordar que Esposo les ama más de lo que las palabras pueden expresar. Aprecien este amor, téngalo en sus corazones, encuentren consuelo en este amor y vivan por fe en este amor. Entonces estarán completamente satisfechos con el amor de Dios solo y no tendrán nada que envidiar en este mundo. Como el amor que Dios tiene por nosotros es un amor eterno que el mundo no puede dar, por este amor podemos vivir con bendiciones y felicidad. Dios contestará sus oraciones cuando oremos porque lo sabe todo acerca de nosotros.
Si quieren prosperar, trabajen por ser amados por el Esposo. Unan sus corazones con Él. Hagan la obra que complace a Dios unidos con la Iglesia, sirviendo el Evangelio y orando en unidad. Entonces serán amados por el Esposo y recibirán gracia sobre gracia y bendiciones sobre bendiciones. Entonces será imposible que sus esperanzas y sueños no se cumplan. Todos estarán satisfechos. Serán amados y bendecidos por Dios Padre pase lo que pase.
El amor de Dios es tan grande que no puede describirse completamente. Pero lo que sí que puedo decir es que Dios nos ama de todo corazón y este corazón no tiene límites. Incluso ahora Dios nos ama. Este Cantar de los Cantares trata de este amor que Dios tiene por nosotros. Está hablando de los obreros que aman el Evangelio, viven en la Iglesia y trabajan en la viña. De la misma manera en que Salomón amó a la mujer sulamita de todo corazón, Dios nos ama más de lo que pueden expresar las palabras.
Yo también amo a todos los santos y colaboradores de la Iglesia que están sirviendo al Evangelio y trabajando por él. Cuando los veo, no veo nada más que su trabajo duro. Cuando veo a los santos uniéndose con el Evangelio y la Iglesia, no veo las cosas de la carne. Por muchos fallos que tengan, no me importa. Dios nos mira de la misma manera.
Cuando tengan problemas en esta vida, recuerden que Dios les ama de todo corazón. Y crean en el amor de Dios. Vivan su vida en este mundo por fe. El amor del Esposo por su esposa no cambia. Pueden preguntarse qué hombre tiene este amor, pero su Esposo no es un hombre cualquiera. Es Jesucristo y ustedes son Sus esposas. Puedo apreciar cada pasaje de las Escrituras de hoy. Puedo entender lo que está diciendo el Cantar de los Cantares. De hecho, solo después de conocer al Señor y amarle pude darme cuenta de qué era el amor. Esto me recuerda a una canción de amor que dice: “Aprendí a amar cuando te conocí”. Como esta letra pude saber qué era el amor solo después de recibir la salvación del Señor al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, el Evangelio de la remisión de los pecados. Y por este amor estoy viviendo mi vida en este mundo por fe.
Ahora que hemos recibido la remisión de los pecados, todos podemos vivir así porque creemos que el Esposo nos ama de todo corazón. Gracias al amor del Señor podemos vivir nuestras vidas. Recuerda esto. No vivimos por nuestros propios méritos, sino porque el amor del Esposo se encuentra en nuestros corazones, almas y fe. Deben creer en esto. Deben creer que el Señor les ama de todo corazón y deben vivir todos los días con este conocimiento. Así que debemos recordar que Dios nos ama y nos aprecia, dándole gracias y teniendo fe.
Pasemos a los versículos 10-11: “Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas! Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.” En este pasaje, el Señor está tan complacido porque vivimos por Él y predicamos Su Evangelio que nos compara con el vino y el perfume. Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. Mientras que la miel gotea de los justos, las palabras dulces de los malvados no son más que veneno de serpiente.
 
 

El Señor se complace porque estamos predicando el Evangelio

 
A los ojos de Dios somos más perfumados y maravillosos que todas las especias del mundo. El Señor está completamente satisfecho por nuestra obra. Está escrito en el Cantar de los Cantares 4:12-16: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas. Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano. Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.” Este pasaje describe los corazones de los que se han vestido del amor de Dios.
Sabemos que el Señor nos ha hecho objetos de Su amor y nos hemos convertido en Sus amados. Sabemos que nos hemos vestido de esta gracia. Quien sepa que el Señor tiene este amor en su corazón y, mientras los santos abran la puerta de sus corazones a Dios, la cierran a este mundo como una fuente sellada. Abren la puerta solo cuando les visita el Maestro de sus corazones; y en otros momentos, la mantienen cerrada. Sus corazones son como una fuente sellada y un arroyo cerrado. Nadie que conozca el amor del Señor puede seguir a la gente de este mundo, abrir su corazón a esta gente o complacerla. Los que de verdad conoce el amor de Dios no pueden hacer esto por muchos fallos que tengan.
Mantenemos nuestros corazones en la Iglesia, no los abrimos a cualquier persona y guardamos la fuente que hay en ellos. Como un arroyo cerrado, no abrimos nuestra fuente a cualquier persona. No todo el mundo puede beber de este arroyo y esta fuente. Dedicamos nuestros corazones solamente al Señor, no al mundo. Mientras que abrimos nuestros corazones a la Iglesia de Dios, al Señor y a los santos, los cerramos a este mundo y los mantenemos cerrados como un arroyo cerrado y una fuente sellada. ¿Y ustedes? ¿Son como una fuente abierta a todo el mundo o como un arroyo cerrado? ¿Son sus corazones como una tienda abierta las 24 horas en vez de una fuente sellada? ¿Están sus corazones abiertos ahora?
Ya lo admitan o no, el Señor conoce sus corazones, así que les pido que vivan por fe. No hagan nada que no complazca al Señor, quien les ama. Si de verdad conocen Su amor, podrán vivir vestidos en Su amor. Si de verdad entienden cuánto les ama el Señor, deberán vivir según Sus deseos. Nunca caerán en la tentación del mundo pase lo que pase. Aunque todavía tenemos las mismas debilidades que todo el mundo, lo que nos separa de los cristianos nominales como santos redimidos, a pesar de nuestros fallos, queremos seguir la voluntad del Señor. Y obedecemos la voluntad del Señor de todas maneras posibles, aunque sea paso a paso. A medida que pasa el tiempo, y a medida en que nos ayuda el Señor, estamos siguiendo a nuestro Señor por nuestra fe según el liderazgo de nuestros líderes de la Iglesia.
Como podemos ver en el pasaje de las Escrituras de hoy, el Señor nos ama y se complace con nosotros, como está escrito: “Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano” (Cantar de los Cantares 4:15). Somos preciosos a los ojos de Dios Dios nos está pidiendo que mantengamos esta belleza que nos ha dado, como está escrito en 2 Timoteo 1:14: “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. ¿Qué es el buen depósito que nos ha pedido que guardemos? Es el Evangelio. Se trata de servir al Evangelio y el Señor, guardando nuestros corazones de las tentaciones del mundo y viviendo nuestras vidas en Cristo para complacerlo. Se trata de apreciar el amor del Señor y seguirle por fe.
Pasemos al último versículo del pasaje de las Escrituras, el versículo 16: “Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.” Esto es lo que nuestro Dios está diciendo de nosotros; los amados aquí somos nosotros. Sabemos que Dios no solo deja que pasen cosas maravillosas. De hecho, hace que seamos perseguidos, que tengamos problemas y tribulaciones que no deseamos. Sin embargo, cuanto más sufrimos, más vivimos en la Iglesia, más buscamos refugio en el Señor, más nos aferramos a Él, más le oramos y confiamos en Él, más confiamos en él, más propagamos el Evangelio en este mundo y más bendecidos somos por el Señor. Las bendiciones del Señor y Su protección nos permiten llevar a cabo nuestras vidas en este mundo. Ha permitido que todos y cada uno de nosotros vivamos en Su fruto bendito.
Dios ha permitido que Su Iglesia tenga problemas. Pero deben darse cuenta de que nada que nos haya dado Dios es una maldición. Dios permite que tengamos problemas para bendecirnos. Los problemas que tenemos los santos no siempre vienen de nuestros errores, sino que Dios permite que seamos perseguidos y tengamos problemas para buscar Su consuelo aún más.
Cuando los santos estamos demasiado cómodos y nuestras vidas parecen demasiado fáciles, tenemos la tendencia a no confiar en el Señor. Por eso nuestro Señor permite que tengamos dificultades, para que confiemos en Él aún más, prediquemos el Evangelio aún más y recibamos aún más bendiciones. Y esto es lo que el Señor quiere para nosotros. Quiere darnos Su fruto. Quiere que recibamos todo lo que nos ofrece, para regocijarnos de Su amor. Y quiere que le alabemos por las bendiciones que nos ha dado. Quiere que alabemos a Dios. Quiere que le demos gracias. En el pasaje de las Escrituras de hoy, nuestro Dios nos está enseñando cuánto amor tiene por nosotros, cómo se complace por nosotros y hacia dónde nos está guiando. ¿Creen en lo que les está mostrando el pasaje de las Escrituras de hoy?
Somos las esposas del Señor. Son los objetos de Su amor. Por eso el Señor nos ama. Esta tarde y para siempre, quiereo que se den cuenta de que el Señor nos ha hecho objetos de Su amor, de que nos ama, nos ha confiado Su buena obra, está complacido por la obra que hacemos por Él y quiere que recibamos y disfrutemos todas las bendiciones espirituales del Cielo y la fertilidad de la tierra para vivir con Él. Debemos dejar que esto nos guíe durante el resto de nuestras vidas.¿Entienden ahora el amor de Dios por nosotros? ¿Entienden ahora lo que Dios quiere de nosotros? Quiere que le demos gracias y le alabemos. El mundo está desolado. El mundo es estéril. El amor de Dios no está desolado. Mis queridos hermanos, no somos nosotros los que amamos a Dios primero, sino que Dios nos amó primero. Nos ha hecho objetos de Su amor. Le doy gracias al Señor, quien nos ha bendecidos para estar inmersos en Su amor.