(Génesis 4, 1-5)
«Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante».
El capítulo cuatro del Génesis describe el primer sacrificio que la humanidad ofreció a Dios. Adán y Eva, los primeros ancestros de la humanidad, fueron expulsados del Jardín del Edén después de pecar contra Dios, y tuvieron dos hijos, Caín y Abel. Estos dos hijos tuvieron diferentes ocupaciones, uno fue agricultor y el otro ganadero.
Entonces ocurrió que estos dos hombres ofrecieron sacrificios a Dios. Caín, que era agricultor, ofreció el fruto de la tierra a Dios, mientras que Abel, que era ganadero, sacrificó al primogénito de su rebaño junto con su grasa. Sin embargo, Dios aceptó el sacrificio de Abel, pero rechazó el de Caín. Como resultado, la Biblia dice que Caín se enfadó y su semblante decayó.
Incluso hoy en día, la gente sigue adorando a Dios. Sin embargo, como Dios no aceptó el sacrificio de Caín porque ofreció el fruto de la tierra, vemos que hay muchos cristianos que adoran a Dios como Caín. Muchos cristianos están adorando a Dios con sus pensamientos carnales, es decir que ofrecen su propia voluntad, su devoción religiosa, su paciencia, sacrificio, y buenas obras como sacrificio a Dios. Si ofrecen sus propios méritos a Dios, ¿los recibirá con placer? No, por supuesto que no. Dios rechazará cualquier ofrenda de la carne. Por tanto, los cristianos deberían reconocer que los que ofrecen su propia piedad como sacrificio de Dios, están adorando en vano y viviendo con una fe errónea.
Aunque los sucesos que aparecen en el pasaje de las Escrituras ocurrieron hace miles de años, muchos cristianos todavía adoran a Dios en vano como Caín. Este tomó el fruto de la tierra como ofrenda a Dios en vano. Por eso, el que los cristianos ofrezcan oraciones de penitencia después de pecar, es también en vano. Este es un acto similar a la adoración de Caín. ¿Desaparece el pecado al ofrecer oraciones de penitencia? ¿Se borran los pecados al creer tan solo en la sangre derramada en la Cruz? No, no es así. Los pecados no se borran al ofrecer devoción a ciegas como ofrenda a Dios, como hizo Caín. Pero los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, vemos como los pecados desaparecen de nuestros corazones, porque el Señor los ha eliminado.
Es una tragedia que la mayoría de los cristianos de hoy en día adoren a Dios como Caín. Piensan que están sin pecados al creer a ciegas en la sangre derramada en la Cruz, y por eso se acercan a Dios confiando en sus oraciones de penitencia, aunque los pecados no se puedan borrar mediante oraciones de penitencia. Si no creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, que Jesús nos ha dado, nuestros pecados no podrán ser borrados a través de nuestra pasión, voluntad, devoción, o nuestras oraciones de penitencia.
Aún así muchos cristianos siguen creyendo en Dios así, y esto me entristece. Siguen ofreciendo el sacrificio de Caín sin cesar, aunque saben que es en vano. No aceptan la Verdad aunque se la enseñen, y adoran a ciegas con su propia devoción. La razón por la que insisten en el sacrificio de Caín es que piensan que tienen algo que ofrecerle a Dios, es decir el fruto de la tierra. Como hay muchos mártires entre los antecesores de la fe, entre los que hay gente que perdió la vida por mantener el Sabbath, están muy orgullosos de estos predecesores e intentan emularlos en sus vidas de fe.
Sin embargo, ¿cómo puede una persona recibir la remisión de los pecados sin creer en la Palabra del agua y el Espíritu? ¿Podemos ser redimidos de nuestros pecados con tan solo creer en la Cruz, sin creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Pueden ser redimidos de sus pecados al ofrecer oraciones de penitencia? Es imposible recibir la remisión de los pecados sin creer en el Evangelio de la Verdad. Por mucho que intentemos no cometer pecados de nuevo y vivir con rectitud, no podemos borrar nuestros pecados con nuestros propios esfuerzos. Si nuestra fe no es correcta, y no es la Verdad de Dios, no podrán recibir la remisión de sus pecados por mucho que intenten vivir una vida recta. Así que, ¿puede una persona librarse del pecado sin creer en el Evangelio del agua y el Espíritu?
Esta era es la era que más necesita el Evangelio del agua y el Espíritu. En tiempos como este, cuando la ética y la moral se ha perdido, las normas del mundo no se respetan, y toda fe legalista ha fracasado, el Evangelio del agua y el Espíritu es absolutamente necesario. Vivir en un mundo como este hace que sea inevitable que seamos esclavos del pecado, ¿cómo puede una persona recibir la remisión de los pecados?
El cristianismo está decayendo. Lo que es peor, la absoluta mayoría de los cristianos están viviendo su fe como Caín. Estas personas solo creen en la sangre de la Cruz, y su fe no es verdadera, por lo que intentan recibir la remisión de los pecados mediante las oraciones de penitencia diarias. Sin embargo, mientras que hay que admitir los pecados que cometemos a Dios, estos pecados no se borran con tan solo suplicarle. Aunque Caín entregó a Dios el fruto de la tierra, Dios no lo aceptó. De esta misma manera, los pecados no se borran con tan solo ofrecer oraciones de penitencia. Es imposible borrar los pecados con tan solo creer en la Cruz y con ofrecer oraciones de penitencia.
Este mundo está lleno de iniquidades. Satanás ha traído trasgresiones malvadas, y el mundo entero las está cometiendo. El pecado prevalece de tal manera, que la gente ya no considera el pecado como tal. ¿Pueden vencer al pecado en este mundo por sí mismos? ¿Qué tipo de vida justa pueden vivir para recibir la remisión de los pecados ofreciendo oraciones de penitencia y santificándose a sí mismos? Dicho de otra manera, sin la fe de Abel, ¿cómo pueden recibir la remisión de los pecados?
Posiblemente hayan visto la locura producida por un grupo de rock duro en un concierto. La juventud de hoy en día va a estos eventos como moscas, y tanto los artistas como los espectadores se vuelven locos. Los espectadores no se quedan sentados y callados sino que hacen todo tipo de locuras. Tanto hombres como mujeres se juntan unos con los otros, bailan y gritan. Los que están en el escenario hacen cosas extrañas. Pero, ¿creen que los cristianos no van a esos sitios solo por ser cristianos?
Los tiempos han cambiado radicalmente. Ahora nadie puede vivir con tranquilidad. Ya no estamos en la antigua era de la Ley, en la que los fariseos y los rabinos llevaban manga larga para tapar lo que no se debía ver. En aquel entonces, la cultura del pecado no prevalecía tanto como ahora, así que cuando alguien pecaba, podía ofrecer un sacrificio a Dios y vivir con un corazón renovado.
Por el contrario, ahora es la era del pecado, así que es simplemente imposible mantenerse limpio de iniquidades. Con tan solo encender la televisión, vemos todo tipo de escenas sexuales inmorales. ¿Cómo es posible proteger el corazón y vivir con rectitud, cuando todo es producto de la cultura del pecado? Asimismo, con el desarrollo de Internet, hoy en día hay todo tipo de suciedad flotando por la red, y se puede acceder a ella con solo pinchar con el ratón. Se dice que incluso los adolescentes pueden acceder a estas páginas para adultos. Para alguien como yo, que nunca ha visitado una de estas páginas, y que ni siquiera tiene interés alguno, incluso los nombres de estas páginas me resultan escandalosos.
Cuando los padres descubren que sus hijos han estado visitando este tipo de sitios Web con contenido para adultos, les regañan diciendo: «No lo vuelvas a hacer». Pero los hijos responden: «Esto no es nada; ni siquiera es un sitio explícito». Así son los tiempos en los que estamos viviendo. Como vivimos en tiempos tan corruptos, es difícil vivir con justicia. De hecho, solo Jesucristo puede salvarnos del pecado. Nadie puede ser salvado, si no es a través de este Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado. ¿Cómo se puede ser salvado? ¿Mediante las oraciones de penitencia? ¿Mediante las oraciones de confesión? ¿Viviendo una vida justa? Todo esto no tiene ningún sentido. A través de las ofrendas de la tierra que Caín ofreció, es imposible recibir la remisión de los pecados. Caín ofreció el fruto de la tierra a Dios, pero Dios no lo aceptó. Esto implica que Caín no pudo recibir la remisión de los pecados.
¿Qué significa la ofrenda del fruto de la tierra? Significa lo siguiente: creer según nuestra propia voluntad; creer según la religión; creer según las enseñanzas del hombre que nuestros antecesores solían seguir; creer según nuestros pensamientos, en vez de en la Verdad de la Biblia; e intentar ofrecerle a Dios algo nuestro por nuestros méritos, en vez de seguirle por fe. Todas estas cosas salen de la fe que ofrece el fruto de la tierra como hizo Caín.
Ahora, como antes, hay dos tipos de fe en este mundo: la fe de Abel, y la fe de Caín. Cada fe se expresó mediante el sacrificio que cada uno entregó. La Biblia dice que Abel ofreció a Dios el primogénito de su rebaño y su grasa. ¿Quién es el primogénito del rebaño? Jesucristo. ¿Qué es la grasa? El Espíritu Santo.
Para salvarnos, Dios envió a Su único Hijo al mundo y le hizo aceptar todos los pecados del mundo al ser bautizado. Jesucristo cargó con esos pecados y fue crucificado, derramó Su sangre hasta morir, y nos salvó de todos los pecados. Debemos creer en esta Verdad. Abel, que ofreció el sacrificio de fe a Dios, no solo recibió la remisión de los pecados, sino que también fue aceptado por Dios. De hecho, si no fuese por nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo podríamos recibir la remisión de los pecados? ¿Cómo podríamos ser redimidos? ¿Cómo podríamos estar sin pecado?
Mis queridos hermanos, ¿podemos recibir la remisión de los pecados a través del sacrificio de Caín? No, es imposible. Sin embargo, muchos cristianos se aferran a este tipo de fe. Su catecismo tiene un capítulo titulado Cómo recibir la remisión de los pecados, en el que se explica que la remisión de los pecados se recibe mediante las oraciones de penitencia. En otras palabras, cuando un cristiano comete un pecado, debe ofrecer oraciones de penitencia confiando en la sangre del Señor, debe pensar en esta sangre, y creer que el Señor ha redimido los pecados que acaba de cometer también. Enseña que los cristianos deben creer que el Señor borra sus pecados cada vez que ofrecen oraciones de penitencia.
Los pastores enseñan que los cristianos deben estar convencidos de que el Señor siempre borra sus pecados si ofrecen oraciones de penitencia, e insisten en que deben creer incondicionalmente y sin ninguna base. Cuando los pastores predican así, sus congregaciones les creen. «Como mi pastor dice esto, debe ser verdad». Pero aunque estén convencidos y ofrezcan oraciones de penitencia con esta fe, ¿desaparecen sus pecados? Si nunca han pasado sus pecados a Jesús, ¿pueden estar convencidos de que sus corazones están sin pecados? No, no pueden estar seguros. Los pecados solo se borran si se ha pagado su precio. Si no se paga el precio, no se borran los pecados. Jesucristo es quien ha pagado el precio del pecado. Si no saben que el Señor ha pagado el precio del pecado, y se convencen a sí mismos ciegamente de que están sin pecados, no podrán hacer que estos desaparezcan.
Cuando el Señor vino al mundo, aceptó todos los pecados al ser bautizado, y fue condenado por ellos en la Cruz. Si no hubiera hecho esto, nuestros pecados no podrían haber sido borrados por mucho que lo intentásemos. Solo porque estén convencidos de que el Señor ha borrado sus pecados sin conocer la Verdad, ¿significa que no tienen pecados? No. ¿Cómo pueden desaparecer sus pecados solo porque crean: «Estoy convencido de que el Señor ha borrado mis pecados»?
¿Creen que estamos sin pecado porque el Señor los ha borrado todos? ¿O creen que es por nuestras propias convicciones, sin tener en cuenta lo que el Señor ha hecho por nosotros? Estamos sin pecados gracias a nuestro Señor. El Señor vino al mundo, fue bautizado por nosotros, aceptó los pecados del mundo, los llevó a la Cruz, murió en ella, y nos ha librado de todos los pecados, y por eso estamos sin pecado si creemos en esta Verdad. Esto se debe a que el Señor ha borrado nuestros pecados y después hemos aceptado esta Verdad. En otras palabras, por todo lo que ha hecho el Señor por nosotros, nuestros pecados han desaparecido al darnos cuenta de esta Verdad y creer en ella. No podemos decir que no tenemos pecados si no conocemos el bautismo de Jesús ni creemos en él. No tenemos pecados porque Dios los ha borrado.
Dios aceptó el sacrificio de Abel, que consistía en el primogénito del rebaño y su grasa. Dios envió a Su único Hijo al mundo, e hizo que Su Hijo aceptase todos nuestros pecados l ser bautizado por Juan el Bautista, llevarlos a la Cruz y morir en ella. Al hacer todo esto, Dios ha borrado todos nuestros pecados. Él había decidido erradicar todos nuestros pecados con este método, y así es como los borró. Por tanto, solo al creer en esta Verdad, podemos estar sin pecado. Todo lo demás es en vano, por mucho que creamos en Jesús por nuestra cuenta, por mucho oro o plata que le ofrezcamos, y aunque saltemos al fuego por otra persona. Aunque juremos que hemos creído en Jesús y nos prometamos no cometer pecados nunca más, ¿desaparecen nuestros pecados? Solo porque estemos absolutamente convencidos de que Dios ha borrado nuestros pecados, ¿desaparecen estos aunque no creamos en el bautismo de Jesús? No, no es así. Esta es solo nuestra voluntad humana.
Hoy en día, muchos cristianos dicen creer que Jesús borró todos nuestros pecados y cargó con la condena al derramar Su sangre en la Cruz, ¿pero cuánto dura esta convicción? ¿Un día? ¿Una semana? ¿Un mes como mucho? ¿Quizás dos o tres años como una excepción? Algunas personas retienen esta convicción durante muchos años. Sin embargo, no dura para siempre. Cualquier convicción humana que no se base en la Palabra es un fruto de la tierra, y por tanto es inevitable que se pudra con el tiempo.
Cuando miro a los cristianos de hoy en día, me siento muy frustrado, porque muchos de ellos son como Caín. Siempre que hablo del Evangelio, no puedo evitar comentar lo frustrado que me siento. Incluso ahora mismo, hay muchas personas que gritan amen a ciegas cuando escuchan estos sermones, y que alaban a Dios con todas sus emociones. Hay un himno que se llama «Jesús, mantenme cerca de la Cruz» y dice: «♪En la cruz, en la cruz, ♫ está mi gloria; hasta que mi alma encuentre ♪descanso en el río ♫». Los cristianos de hoy en día cantan este himno con gran emoción. Pero solo por alabar a Jesús llenos de emoción, no significa que Dios acepte esta alabanza. Pero a pesar de esto, muchas personas alaban así.
En vez de provocar nuestras emociones, debemos recibir la remisión de los pecados al creer en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, y entonces alabar a Dios y darle gracias por esta bendición. Como el Señor nos amó primero, vino a la tierra a borrar nuestros pecados, los aceptó sobre Su cuerpo mediante Su bautismo, fue a la Cruz a derramar Su sangre y pagar el precio del pecado, y así nos ha salvado perfectamente. Como creemos en esta Verdad, alabamos a Dios con acción de gracias desde el fondo de nuestro corazón. En otras palabras, como el Creador ha borrado nuestros pecados, aunque caigamos en el pecado, podemos seguir teniendo la gracia de la remisión de los pecados por nuestra fe. Como Jesús ha borrado todos nuestros pecados, hemos recibido nuestra salvación por fe, y aunque tengamos momentos de debilidad y pequemos, después de haber recibido la remisión de nuestros pecados, el Señor ha borrado estos pecados. La Verdad del Señor ha borrado todos los pecados de la humanidad, y por eso al creer en esta Verdad podemos recibir la remisión de nuestros pecados.
Si no saben cuál es el perfecto sacrificio de redención que ofreció el Cordero de Dios, y aún así alaban a Dios con lágrimas en sus ojos, ¿está adorando de verdad? ¿Acepta Dios esta alabanza y adoración? No, este no es el tipo de alabanza o adoración aceptable para Dios. Incluso los denominados cristianos intelectuales utilizan sus emociones antes que nada para profesar creer en Jesús a ciegas, pero ¿los acepta Dios? No, Dios no acepta la adoración que se ofrece de esta manera tan carnal.
Caín pensó que creía en Dios y le ofreció el fruto de la tierra. Adoró a Dios con todo tipo de frutos de la tierra, desde patatas, hasta maíz, manzanas, y otros productos. Pero ¿los aceptó Dios o le complacieron? No, ninguna de estas cosas le complacieron a Dios, ni Él las aceptó. De hecho esto fue demasiado insultante para Dios. A Él no le gusta que la gente traiga los productos de la carne, es decir, el fruto de su devoción y su sudor.
A Dios le gustan los sacrificios. Le gusta cuando un pecador pasa sus pecados a un animal mediante la imposición de manos, cuando la sangre del animal se pone sobre los cuernos del altar de los holocaustos y se derrama por el suelo, y cuando la carne del animal se quema. Este sacrificio, en el que un animal acepta los pecados de una persona y muere en su lugar, se denomina «sacrificio de redención». A Dios le gusta cuando un animal sacrificado paga por el precio del pecado. Dios acepta los sacrificios de los que entregan su fe, y aprueba a estas personas sin pecado.
Todo el mundo debe ofrecer el sacrificio que le complace a Dios. Si le ofrecen a Dios un sacrificio que no le complace, como el de Caín, Él no lo acepará. Caín ofreció el fruto de la tierra que obtuvo labrando durante un año, pero ¿lo aceptó Dios? No. ¿Por qué no lo aceptó? Porque no era el sacrificio que Dios quería. Como los seres humanos han pecado contra Dios, deben morir por sus pecados según la Ley de Dios. Así que, si alguien ofrece una montaña de frutos de sus propias acciones, y se la ofrece a Dios para que perdone sus pecados, ¿aceptará Dios este sacrificio para borrar sus pecados? No.
La Ley de Dios deja claro que el precio del pecado es la muerte. Como el precio del pecado es la muerte, hace falta un sacrificio. En otras palabras, necesitamos un sacrificio determinado por Dios para que muriese en nuestro lugar. Este sacrificio para toda la humanidad es Jesucristo, el único Hijo de Dios. Cuando Jesucristo vino al mundo, aceptó todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Mientras cargaba con estos pecados, pagó la condena de todos nuestros pecados en la Cruz. Como Jesús ha cargado con todos nuestros pecados a través de Su bautismo, fue castigado por ellos en la Cruz.
Todos debemos creer que Jesús nos ha salvado de esta manera. Cuando nos presentamos ante Dios creyendo en esto, Él acepta este sacrificio y nos recibe. En el pasaje de las Escrituras de hoy, Dios aceptó a Abel y su sacrificio porque tenía esta fe. Sin embargo, Caín no ofreció el sacrificio que Dios pedía, y por eso no fue aceptado. Pero a pesar de esto, los cristianos de todo el mundo siguen adorando a Dios como Caín, ofreciendo el fruto de su carne.
El Evangelio de Verdad es muy claro. Aunque Dios dejó muy claro cuál era el sacrificio que le complacía, la gente no le ofrece este tipo de sacrificio. El hecho de que Abel ofreciese al primogénito del rebaño, junto con su grasa, manifiesta la verdadera fe en el Evangelio, que proclama que Dios ha borrado todos nuestros pecados al enviar a Su único Hijo. Dios Padre envió a Su Hijo Jesús, quien es también Dios, le hizo aceptar todos nuestros pecados a través de Su bautismo y pagar la condena de estos pecados al derramar Su sangre, y después resucitar al tercer día. Sí el Padre levantó a Su único Hijo como nuestro Salvador.
Si conocemos a este Salvador y creemos en Él, recibiremos la remisión de los pecados. Cuando admitimos ante Dios que somos pecadores destinados al infierno, creemos que el Señor fue bautizado y que derramó Su sangre en la Cruz para salvarnos, y adoramos a Dios con esta fe, Él nos aceptará. Dios se complace con esta adoración de fe. Esta es precisamente la ofrenda que complace a Dios.
¿Cuál es la verdadera bondad? ¿No creen que es seguir la voluntad de Dios? «¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios» (Lucas 18, 19). Solo Dios es bueno, ¿qué bondad hay en el ser humano? ¿Son perfectos los pensamientos del ser humano? No, todos los seres humanos son imperfectos y sucios. Así que, ¿cómo puede ser buena la voluntad o la devoción que sale de estos pensamientos humanos?
Dicho de otra manera, la prioridad no es nuestra voluntad o devoción, sino que es examinar la voluntad de Dios. Quien crea en esta voluntad, estará salvado. Sin embargo, muchas personas rechazan esta voluntad y adoran a Dios como Caín. Pueden añadir sus esfuerzos y su devoción a la fe en la sangre de Jesús derramada en la Cruz, pero ¿pueden desaparecer sus pecados? No pueden desaparecer así. Dios no solo rechazó esta fe, sino que también rechazó a quien la ofreció. ¿Qué ocurrió cuando Caín trajo el fruto de la tierra como ofrenda a Dios y Él la rechazó? La Biblia dice que Caín se avergonzó.
Incluso en esta era actual, hay mucha gente que ofrece el mismo sacrificio que Caín. Del mismo modo en que Caín ofreció el fruto de la tierra a Dios, muchos cristianos van a Dios y le ofrecen su propia voluntad, devoción, méritos y dinero. Aunque se postran ante Dios diciendo: «Viviré según Tu voluntad», ¿no creen que esta resolución no durará más que un par de días? Sí, sus resoluciones duran solo un par de día. Entonces ofrecen de nuevo las oraciones de penitencia y vuelven a declarar sus intenciones: «Viviré una vida piadosa pase lo que pase». ¿Pero creen que dura mucho esta nueva resolución? No. A pesar de esto, hay mucha gente así a nuestro alrededor.
Mis queridos hermanos, ¿creen que pueden recibir la remisión de los pecados si ofrecen un sacrificio como el de Caín? No. ¿Cómo pueden recibir la remisión de los pecados? Todo lo que tienen que hacer es ofrecer el mismo sacrificio que Abel. Nuestro Señor ha borrado todos nuestros pecados. Al ser bautizado, derramar Su sangre en la Cruz, y levantarse de entre los muertos, el Señor ha borrado todos nuestros pecados. Lo único que tenemos que hacer es creer en esta Verdad.
¿Recibimos la remisión de los pecados al ofrecer oraciones de penitencia o al vivir con rectitud? Si alguien tuviera que recibir la remisión de sus pecados al vivir con rectitud, no habría nadie en la Iglesia. Yo mismo tendría que decir adiós a la Iglesia. Los seres humanos son tan insuficientes y débiles que todo lo que hacen es cometer pecados, entonces, ¿cómo podríamos recibir la remisión de los pecados si tuviéramos que vivir con rectitud? ¿Quién creería en el Señor? ¿Quién le seguiría? Ahora creemos en el Señor y le seguimos, porque ha borrado todos nuestros pecados. ¿Cómo si no, podríamos seguir al Señor, si tuviésemos que ofrecerle el fruto de la carne para seguirle?
El sacrificio de Abel, que consistía en el primogénito del rebaño y en su grasa, es la revelación de nuestra salvación. Dios ha prometido salvarnos de esta manera. En otras palabras, Dios nos había prometido hace tiempo, que nos salvaría a través de Su Hijo Jesucristo. Dios cumplió esta promesa. Jesucristo, Dios mismo, vino al mundo, aceptó los pecados al ser bautizado, y fue condenado en la Cruz para pagar el precio de nuestros pecados. La providencia de la salvación de Dios determinó que, para que Jesús nos salvase, tuviese que cargar con nuestros pecados a través de Su bautismo, y sufrir la muerte para pagar su precio. Esta es la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, el método mediante el cual Dios nos ha salvado.
Entonces, ¿qué debemos hacer ante esta Verdad? No hay nada que hacer a parte de creer en la Palabra de Verdad tal y como es. Si hay algo que debemos hacer sin falta, es admitir nuestros errores, tanto ante Dios como el hombre, y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Todos debemos hacer esto por lo menos, Jesucristo, nuestro Salvador, se ha ocupado del resto del problema de nuestros pecados. ¿No creen que Jesús lo ha resuelto? Por supuesto que sí.
Al creer en este Señor, hemos sido salvados. La Verdad es que nuestros pecados han desaparecido porque el Señor los ha borrado, y como creemos en esto, nuestros corazones están sin pecados. Aunque esta es la Verdad que salva a la humanidad, es muy triste ver como hay gente que no cree en ella.
A medida que pasa el tiempo, estos corazones que se han endurecido, deberían cambiar un poco, pero no hay ni rastro del cambio. Aunque hemos predicado el Evangelio del agua y el Espíritu a muchas personas, hay gente que sigue insistiendo en ofrecer el sacrificio de Caín. Si hay algo que ha cambiado, es solo que ahora hay más gente que dice no tener pecados, aunque sus corazones estén llenos de pecados. En otras palabras, cada vez más gente dice que no tiene pecados por creer en Jesús, aunque no crea en Su bautismo. Este es el único cambio que podemos observar. Esto implica que los descendientes de Caín ahora saben algo acerca del misterio de la salvación, pero no conocen toda la Verdad. Se dan cuenta de que es posible estar sin pecado, y por lo menos han aprendido esta lección, pero todavía no saben como se consigue estar sin pecado.
Uno debe decir que está sin pecado solo cuado conoce el bautismo de Jesús y cree en él, pero a pesar de todo nuestros trabajo, muchos cristianos de todo el mundo, y en especial de Corea, no han cambiado nada. Así que podemos decir que, como siguen sin conocer la voluntad de Dios y creen en Él arbitrariamente, no ha cambiado nada. Hemos predicado el Evangelio, hemos esperado que los descendientes de Caín cambiasen, aunque fuera un poco, pero ahora tienen todavía menos interés en la Verdad. ¿Y ustedes? ¿Han cambiado los cristianos de su alrededor? ¿Hay alguien que haya cambiado, que no sea los que han recibido la remisión de los pecados? ¿No? Su fe es la misma entonces.
En el año 2002 hubo una convención cristiana internacional en Corea, y el pastor anfitrión dijo lo siguiente: «Tenemos que nacer de nuevo del agua y el Espíritu, pero ¿qué significa el agua? Es el líquido amniótico de las mujeres embarazadas». Si el contenido de este sermón que se impartió en esta reunión de «líderes cristianos» era tan estúpido, ¿qué tipo de conclusiones sacarían? Solo hablaron de cómo vivir con rectitud, ser piadosos, y creer con mucha determinación para poder nacer de nuevo.
Debemos despertar a los que están dormidos. Hay mucha gente que todavía no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu, y hay muchos lugares a los que llevar este Evangelio. Hay mucha gente a nuestro alrededor que debe nacer de nuevo. Hay demasiados cristianos que creen en vano, porque no conocen esta Verdad. En otras palabras, hay muchos cristianos que, como han aprendido de falsos profetas que no nacieron de nuevo, están ofreciendo el sacrificio de Caín todos los días, sin darse cuenta de ello.
Debemos ayudar a esta gente, sabiendo que todavía adora como Caín, y debemos llevarla a la fe de Abel. ¿Hemos recibido la remisión de los pecados por nuestros propios méritos? No, no es cierto. El Señor ha borrado todos nuestros pecados con Su agua y Su sangre, y por eso hemos recibido la remisión de nuestros pecados al creer en esto. Es cierto. Esta es la fe de Abel. Mis queridos hermanos, debemos tener la misma fe de Abel, y predicarla.
La Palabra de Dios, revelada en el capítulo cuatro del Génesis, sigue en vigor hoy en día. La Palabra de Dios es la Verdad eterna, y por eso trasciende el tiempo y el espacio, y sigue siendo verdadera y estando en vigor. La Palabra de Dios es la Palabra viva que sigue estando en vigor para todo el mundo.
¿Cuánta gente hay en el mundo que es como Caín? Mucha. Por eso tenemos que trabajar mucho. Como tenemos que predicar el Evangelio a todos los rincones de la tierra, aunque todos ustedes trabajasen por el Evangelio a jornada completa, todavía no tendríamos suficientes trabajadores.
Mis queridos hermanos, debemos trabajar unidos, para que Satanás no tenga la oportunidad de atacarnos. En vez de ser tan egoístas, debemos pensar en lo que Dios nos ha dicho, y seguirle. Les pido que conozcan lo que Dios ha dicho y crean en ello, que le adoren por fe, y que hagan Su obra. Ustedes y yo debemos escapar de la fe egoísta y buscar la vida de fe que se centra en Dios.
Dios nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Al creer en esto, hagamos lo que hagamos, ya comamos o bebamos, debemos vivir por la gloria de Dios (1 Corintios 10, 31). Debemos seguir al Señor con esta determinación. Si son egoístas, acabarán siendo como Caín, pero si se libran de su fe egoísta y centran su fe en Dios, siempre podrán estar en paz con Él y vivir con sus bendiciones. Nosotros podemos conseguirlo.
Debemos estar siempre de lado de Abel. Nunca debemos ponernos de lado de Caín. Aunque Caín era poderoso y valiente, era egoísta. Pero Abel, aunque era insuficiente, reconoció su fragilidad y vivió con esta fe en Dios, y por eso se convirtió en uno de los padres de la fe para nosotros.
Abel fue martirizado por defender la verdadera fe, al tiempo en que intentaba llevar a su hermano Caín por el buen camino. Nosotros también tenemos la fe de Abel, y por esta fe debemos llevar a la Verdad a los descendientes de Caín y sembrar la fe de Abel en sus corazones.