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Tema 10: El Apocalipsis

[Capítulo 11-1] ¿Quienes Son los Dos Olivos y los Dos Profetas? (Apocalipsis 11:1-19)

¿Quienes Son los Dos Olivos y los Dos Profetas?(Apocalipsis 11:1-19)
«Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto. El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: 
“Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
el que eres y que eras y que has de venir,
porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, 
y el tiempo de juzgar a los muertos, 
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
a los santos, y a los que temen tu nombre,
a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.”
Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo».
 

La Palabra del Apocalipsis 11 es muy importante para nosotros, como lo es toda la Palabra de Dios. Para destruir el mundo, existe una obra critica que Dios necesita hacer antes. Esto es cosechar al Pueblo de Israel en los últimos tiempos. Dios tiene otra obra que hacer para ambos, los Israelitas y los Gentiles, y esto es hacerlos participar en la primera resurrección y rapto, haciendo que sean martirizados.
Mientras que la Biblia provee un conocimiento general sobre estos temas, necesitamos descubrir como la salvación de Dios de la remisión del pecado es cumplida en el Nuevo Testamento. La Escritura nos habla sobre estos temas ya que si no los examinamos de cerca, nos confundiríamos a cerca de los santos, los siervos de Dios, y el pueblo de Israel que aparecen en el Libro del Apocalipsis.
 


Exégesis 

 
Versículo 1: Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
Esto nos dice que la obre de salvar a los Israelitas del pecado por la gracia de Dios esta puesta para comenzar. “Medir” aquí significa que Dios intervendrá personalmente para salvar al pueblo de Israel de sus pecados en los tiempos finales.
En el pasaje principal del capitulo 11, debemos colocar nuestra atención sobre la salvación de los Israelitas del pecado. La Palabra nos dice que el evangelio del agua y el Espíritu será predicado al pueblo de Israel a partir de ese momento, mostrando el principio de la obra de Dios que hace que los Israelitas se conviertan en el pueblo de Dios liberado de todos sus pecados a través de la gracia de la salvación dada por Jesucristo. Dios grabó Apocalipsis 11 también para dar Su remisión del pecado a los Israelitas en los tiempos finales. “Medir” en los versículos 1 y 2 significa poner el estándar para todas las cosas. El propósito de Dios al medir Su templo es para descubrir, habiendo planeado salvar a los Israelitas, si sus corazones están lis tos o no para recibir su salvación. Y si sus corazones no están listos, entonces será para alistarlos para su salvación, para que sus corazones puedan permanecer en justicia.
 
Versículo 2: Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
Dios le dio a Satanás el poder para pisotear a los Gentiles durante tres años y medio. Por lo tanto, todos los Gentiles deben recibir en sus corazones el evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de la redención, tan pronto como sea posible dentro de los primeros tres años y medio del período de siete años de la Gran Tribulación. La historia de este mundo terminará mientras la Gran Tribulación pasa su punto medio y entra en la segunda parte de su periodo. Pronto, el tiempo vendrá en un futuro cercano en que todos los Gentiles, así como todos los santos quienes ya han sido salvados de todos sus pecados, serán pisoteados por Satanás.
Así los Gentiles deben recibir la remisión de sus pecados y preparar su fe del martirio antes que pasen por ellos los primeros tres años y medio de la Tribulación. En ese tiempo, el pueblo de Israel también sufrirá bajo la temida Tribulación durante los primeros tres años y medio. Pero en ese tiempo ellos también aceptaran el hecho de que Jesús es el Salvador. Al final, el pueblo de Israel recibirá su salvación de todos sus pecados durante los primeros tres años y medio de la Gran Tribulación. Debemos darnos cuenta que Dios permitirá la remisión del pecado a los Israelitas aún durante el periodo de la Gran Tribulación.
 
Versículo 3: Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Dios levantará especialmente a dos testigos como Sus siervos para el pueblo de Israel. Los dos profetas que Dios levantará para los Israelitas les es dado el doble de poder que a los profetas antiguos, y a través de las palabras de su testimonio, Dios comenzará a trabajar entre el pueblo de Israel para que ellos acepten a Jesucristo como su Salvador. A través de las obras de estos dos profetas, muchos Israelitas se convertirán en los verdaderos nacidos de nuevo del pueblo de Dios.
Haciendo que los dos profetas, a quienes Dios enviara en los tiempos finales para salvar a los Israelitas de sus pecados, realicen milagros y maravillas, Él hará que los Israelitas, quienes entonces serán guiados por estos profetas, regresen a Cristo y crean en Él como su Salvador. Estos dos profetas alimentarán la Palabra de Dios al pueblo de Israel durante 1,260 días durante los primeros tres años y medio de la Gran Tribulación. Al darles el evangelio del agua y el Espíritu a los Israelitas y haciendo que crean en el, Dios les permitirá la misma salvación que salvó a los Gentiles del tiempo del Nuevo Testamento de todos sus pecados a través de la fe.
 
Versículo 4: Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
Los “los dos olivos” aquí se refiere a los dos profetas de Dios (Apocalipsis 11:10). Las “dos candeleros,” por otro lado, se refiere a la Iglesia de Dios que Él fundó entre los Gentiles, y a la Iglesia que Él le permitió al pueblo de Israel. Dios ha construido Su Iglesia entre ambos, los Judíos y nosotros los Gentiles, y Él continuará haciendo Su obra de salvación del pecado de las almas hasta el último día.
Al decir “los dos olivos” y las “dos lámparas,” Dios nos dice que así como Él ha levantado a Sus profetas en tiempos del Antiguo Testamento para salvar a los Israelitas de sus pecados y ha obrado a través de estos profetas hablándoles, cuando el fin de los tiempos llegue, Él también levantará del pueblo de Israel a dos profetas quiénes predicaran Su Palabra, y guiará a los Israelitas a Jesús a través de estos profetas.
Los Israelitas han fallado en tomar en serio a los siervos de Dios que son de origen Gentil, y ellos no escuchan lo que estos siervos de Dios tienen que decirles. Ya que ellos saben todo acerca del sistema de sacrificios y de las profecías del Antiguo Testamento, los profetas de Dios de los tiempos finales necesitan ser levantados del mismo pueblo de Israel. Los Israelitas son tan conocedores de las Escrituras que pueden recitar toda la Torah aún mientras corren. Es por eso que nunca creen en lo que los siervos Gentiles de Dios les dicen.
Pero los siervos de Dios, escuchando el evangelio del agua y el Espíritu que tú y yo estamos ahora predicando, se levantarán de su propio pueblo. Cuando los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu se levanten de entre ellos mismos, y de entre ellos se levanten los dos profetas establecidos por Dios quienes les explicaran y predicaran la Palabra de Dios, solo entonces los Israelitas llegaran a creer.
El pueblo de Israel sabrá que estos dos testigos son los profetas enviados y levantados por Dios Mismo para salvarlos de sus pecados en los tiempos finales. Estos profetas ejercerán su poder, como los siervos de Dios en el Antiguo Testamento lo hicieron antes, y a quienes los Israelitas conocen bien y creen en ellos. Por lo tanto, los Israelitas verán con sus propios ojos las poderosas maravillas que los dos testigos ciertamente realizaran. De esto, el pueblo de Israel regresara a Jesucristo, y creerán en el Señor. Cuando ellos reconozcan a Jesucristo como el Hijo de Dios y su Salvador, así como lo hacemos nosotros, tendrán la misma fe que nosotros –esto es, ellos, también, serán salvos creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu.
Estos dos testigos explicaran la Palabra de Dios y alimentaran al pueblo de Israel durante 1,260 días durante la Gran Tribulación de siete años. Así como tú y yo, quienes somos los Gentiles del tiempo del Nuevo Testamento, hemos sido salvados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu, Dios también permitirá que los Israelitas sean salvos en los tiempos finales creyendo en este evangelio del agua y el Espíritu.
Como el versículo 4 nos dice: «Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra», la Biblia llama a estos dos testigos “los dos olivos.” Los dos olivos se refiere a los dos profetas de los tiempos finales. En el versículo 10, está escrito: «Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra». Aquí, debemos resolver esta Palabra enfocándonos en quienes son los dos olivos.
Árboles de olivo fueron usados en la era del Antiguo Testamento para consagrar el mobiliario del santuario y del altar en el templo de Dios ungiéndolos con su aceite. Este aceite de olivo también fue usado para otros propósitos, tal como en encender las lámparas del Templo. Tenían que usar el aceite puro de olivo en el templo. Dios no permitió que cualquier aceite se usara en Su Templo, sino que Él se aseguró que solo el aceite de olivo fuera usado. Así que tenemos que saber que el olivo, así como la higuera, representan al pueblo de Israel.
Existen muchas interpretaciones sobre estos dos olivos y las dos lámparas. Alguna gente afirma que ellos mismos son los olivos. Pero los dos olivos se refiere a los ungidos. En los tiempos del Antigua Testamento, la gente era ungida cuando era establecida como profeta, rey o sacerdote. Así que cuando alguien era ungido, el Espíritu Santo descendía sobre él / ella. Como tal, el olivo se refiere a Jesucristo quien fue concebido por el Espíritu Santo (Romanos 11:24). Pero la gente tiene muchos malos entendidos sobre este punto.
A pesar de esto, los dos olivos, quienes son dos testigos mencionados a través del pasaje principal, se refiere a los dos siervos de Dios, que Él mismo levantará en los tiempos finales para la salvación de los Israelitas.
Esto es lo que el versículo 4 nos esta diciendo. Y las dos lámparas aquí se refiere a la Iglesia de Dios que Él permitió entre los Gentiles, y a la Iglesia permitida al pueblo de Israel. En la era del Antiguo Testamento, los Israelitas tenían la Iglesia de Dios originalmente. Pero desde la era del Nuevo Testamento, ellos ya no han tenido esta Iglesia de Dios. ¿Por qué? Porque todavía tienen que reconocer a Jesucristo, y tampoco tienen al Espíritu Santo en sus corazones.
Como ellos no han aceptado ni el evangelio del agua y el Espíritu ni a Jesucristo, la Iglesia de Dios ya no es encontrada en ellos. Sin embargo, antes del fin del mundo, durante los primeros tres años y medio de la Gran Tribulación, Dios permitirá Su Iglesia también al pueblo de Israel. Es por eso que la Biblia nos dice acerca de los dos olivos, quienes son los dos testigos.
El Señor establecerá Su Iglesia y hará Su obra de salvar almas del pecado entre ambos, los Judíos y nosotros los Gentiles. Y a través de estas iglesias, Él los hará trabajar para esta obra espiritual de salvar almas del pecado hasta la aparición del Anticristo. Esto significa que Dios hará vasos de los santos, los miembros de Su Iglesia, para que sirvan en el ministerio de salvar almas perdidas en el pecado. Por lo tanto, debemos diligentemente realizar lo queda de nuestro ministerio en fe.
 
Versículo 5: Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.
Dios dio este poder a los dos profetas para que puedan realizar su misión especial. Para hacer que el pueblo de Israel se arrepienta y venza a Satanás en los tiempos finales, Dios nos muestra que quien quiera matar a los dos testigos ellos mismos se harán daño, y que el poder de Su Palabra estará con estos dos testigos.
Así que, la gente de Israel, creyendo en las enseñanzas de estos dos profetas, regresaran a Jesucristo. Es por eso que Dios permitirá los dos olivos -esto es, los dos testigos- a los Israelitas, para que ellos sean salvos de sus pecados durante los últimos tiempos.
 
Versículo 6: Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Debido a que el pueblo de Israel no se arrepentirá a menos que los siervos de Dios, que Él levantará para ellos y que realizaran estos actos poderosos, Dios permitirá que los dos testigos obren con Su poder. Los dos profetas no solo guiaran a los Israelitas a Jesús, sino que también vencerán a los enemigos de Dios con poder y realizaran todas las obras de su llamado. Dios les dará poder especial para que prediquen toda la Palabra profética al pueblo de Israel, testificaran que Jesucristo es su tan esperado Mesías y harán que crean.
 
Versículo 7: Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
La Palabra nos dice que el Anticristo aparecerá en este mundo cuando los primeros tres años y medio del periodo de siete años de la Gran Tribulación pasen. Es en este tiempo que aquellos que creen en Jesucristo como su esperado Mesías se levantaran finalmente del pueblo de Israel. Pero muchos de ellos serán martirizados por defender su fe de la Bestia, quien es el Anticristo, y de sus seguidores. Los dos profetas de Dios también serán martirizados cuando terminen la obra de su llamado.
El que estos dos testigos sean asesinados por el Anticristo es de acuerdo a la voluntad de Dios. ¿Por qué? Porque Dios también quiere darles Su recompensa por mártires. Esta recompensa es el que ellos participen en la primera resurrección, se unan al Señor en la cena de bodas del Cordero, se regocijen por siempre y reciban la vida eterna. Para darles esta bendición a todos los santos, Dios desea que sean martirizados por su fe. Por lo tanto, todos los santos ni temen ni evitan su martirio, sino que lo encaran con una fe afirmativa y reciben su bendición como recompensa.
 
Versículo 8: Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
Este versículo nos dice que los “dos testigos” son exactamente del pueblo de Israel. Los dos siervos que Dios levantará para los Israelitas no vienen de los Gentiles, sino del mismo pueblo de Israel. Como tal, los dos testigos son asesinados en el mismo sitio que Jesús fue crucificado. Este hecho nos dice claramente que estos dos testigos son Israelitas. Para el pueblo de Israel, ellos son los siervos de Dios.
A la gente de Israel, que espiritualmente son como el pueblo de Sodoma y Egipto, Dios establecerá sus dos profetas, les dará poder y hará que testifiquen que Jesús es el Mesías por quién los Israelitas han esperado, esto para que el pueblo de Israel pueda arrepentirse y creer en Jesús.
El Anticristo asesinará a los dos siervos de Dios en el Gólgota, donde Jesús fue crucificado. Debido a que los seguidores del Anticristo tienen espíritus inmundos, odiaran a muerte a estos dos testigos que creen en Jesús y testifican por Él. Como los soldados Romanos que crucificaron a Jesús y que antes perforaron Su costado con una lanza, aquellos con espíritus inmundos no solo odiaran a Jesús, sino que también odiaran a los dos testigos de Dios y los asesinarán.
 
Versículo 9: Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
También entre el pueblo de Israel, existen aquellos que no creen en Jesucristo como su Salvador. Observando la muerte carnal de estos dos siervos (los dos olivos), esta gente será sobrecogida por su sentido de triunfo, y para resaltar este sentido de victoria, ni siquiera le darán a sus victimas el sepulcro apropiado. Pero su victoria será hecha pedazos cuando Dios haga que los “dos testigos” regresen nuevamente a la vida y por lo tanto llegarán a temer a Dios.
Puede que se feliciten entre ellos por la muerte de los dos siervos de Dios, pero esto no durará mucho, ya que pronto se darán cuanta que el Anticristo no es rival para Jesucristo –entonces la decepción y el vacío los sobrecogerá.
A esta gente le molesta la Palabra de Dios profética predicada por los dos profetas. Al ponerse en contra de estos dos siervos a quien Dios levantará, eventualmente serán cortados de la última cosecha de salvación y terminaran convirtiéndose en seguidores de Satanás.
 
Versículo 10: Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
Mientras ellos predican la Palabra de Dios de profecía, los dos testigos levantados para la salvación de los Israelitas causarán un gran dolor a los seguidores de Satanás. Así que, todos se regocijaran con la muerte de estos dos testigos y se enviaran regalos los unos a los otros para felicitarse.
Nosotros también estaremos felices cuando aquellos que nos han estado molestando desaparezcan. El Anticristo y sus seguidores odiaran el que los dos testigos levantados por Dios prediquen Su Palabra. Cada vez que oyen la Palabra de Dios, sus espíritus serán sobrecogidos por la agonía. Debido a que así estarán atormentados siempre que los dos testigos les hablen acerca de Jesús, se regocijaran cuando los ven muertos por el Anticristo. Es por eso que intercambiaran regalos y se felicitaran mutuamente.
 
Versículo 11: Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.
Sin embargo, Dios hará que los dos testigos participen en la primera resurrección. Esta Palabra es la evidencia del hecho de que los santos participaran en la primera resurrección, quienes serán martirizados por defender su fe después de haber sido salvos del pecado por creer en la Palabra de salvación dada por el Señor.
El que el aliento de vida entró en ellos en “tres días y medio” nos dice que el Señor permitirá su resurrección en un corto tiempo, igual que Él Mismo resucitó de Su muerte en la carne. El que Dios haya permitido a todos los santos esta fe de la primera resurrección es, para los mismos santos, una gran bendición de Dios, pero para todos los pecadores, traerá gran desilusión y temor. La primera resurrección de los santos es la promesa de Dios y Su recompensa por su fe.
 
Versículo 12: Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
Esta Palabra señala la resurrección y rapto de todos los santos. Habiendo creído en la Palabra de profecía del Señor, aquellos que han sido salvos de todos sus pecados no tendrán otra opción que la de ser martirizados para defender su fe. Este versículo nos muestra que el Señor resucitará a todos estos santos y los raptará. Los santos y los siervos de Dios que son martirizados en su fidelidad a Él serán bendecidos siendo levantados en el aire (rapto) debido a su fe en el Señor. No podemos evitar el dar gracias al Señor por darnos nuestra resurrección y rapto, por ser martirizados después de haber sido salvos creyendo en la remisión del pecado que Él nos ha dado.
Dios Padre permitirá la resurrección y rapto a todos aquellos que estén en contra del Anticristo y son martirizados por creer en el evangelio del agua y es Espíritu dado por Jesucristo. Debemos creer en este hecho. La resurrección y rapto de los santos son las bendiciones que fluyen de su salvación a través de su fe en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios. Satanás y sus seguidores de los tiempos finales descubrirán que todos sus esfuerzos se evaporan en el aire cuando vean a los santos, a quiénes persiguieron y mataron, resucitados y raptados.
Dios resucitará y raptará a los santos martirizados, pero Él destruirá a aquellos que aún permanecen en la tierra derramando las plagas de los siete tazones. cuando esta obra sea completada rápidamente, Él descenderá a esta tierra con los santos e invitara a los justos a la cena de bodas de Cristo. Nuestro Señor tendrá esta fiesta durante mil años. Cuando estos mil años terminen, Él permitirá que Satanás se levante del abismo por un corto tiempo y que pelee contra Dios y Sus santos, pero eventualmente Él destruirá a Satanás y a sus seguidores y los juzgará para lanzarlos al fuego eterno. Sin embargo, los justos entrarán en el Reino del Cielo del Señor y vivirán con Él por siempre.
 
Versículo 13: En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
Después del martirio, resurrección y rapto de los dos profetas que Dios levantará para la salvación de los Israelitas. Él permitirá que Sus ángeles derramen libremente las plagas de los siete tazones sobre esta tierra. Aquellos que aún continúen en la tierra después del rapto de los santos recibirán estas plagas de los siete tazones como regalo. Solo entonces serán tomados por el temor y darán gloria a Dios, pero esto les será inútil, ya que no será un acto de fe verdadera en el amor de Dios.
Cuando este mundo sea destruido, los justos tendrán su Cielo eterno, resurrección eterna y bendiciones eternas, pero para los pecadores, solo el sufrimiento del fuego eterno en el infierno les espera. Es por eso que todos deben recibir la remisión de sus pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Y así, debido a aquellos que han sido redimidos de sus pecados creen en el mundo nuevo que Dios les prometió, ellos predican el evangelio del agua y el Espíritu a todos.
 
Versículo 14: El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.
Para ambos, los Gentiles y los Israelitas, el tercer ay de Dios les espera a todos, excepto a aquellos que han participado en su resurrección y rapto siendo salvados y martirizados.
La plaga que dura desde que el ángel suena la sexta trompeta hasta el comienzo de las plagas de las siete trompetas es llamado el segundo ay. Las plagas de las siete trompetas están divididas en tres periodos–los primeros, los centrales y los periodos últimos. Las plagas naturales y el martirio de los santos por el Anticristo están incluidos en el primero y segundo ayes. Por otro lado, el tercer ay son las plagas que destruirán el mundo completamente. El tercer ay son los tazones de la ira de Dios que será derramado sobre los pecadores que aún permanezcan sobre esta tierra.
 
Versículo 15: El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
La frase ‘y hubo grandes voces en el cielo’ nos muestra que los santos y los siervos que han sido salvados de todos los pecados ya estarán en el Cielo para el tiempo en que las plagas de los siete tazones comiencen en este mundo. Así que, el pueblo de Dios ya no se encontrará en este mundo para entonces. Debemos darnos cuenta de esto. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos».
En este tiempo, los santos alabaran al Señor en el Cielo, pero después de que todas las plagas de los siete tazones son derramados, también descenderán a la tierra renovada con el Señor y reinarán con Él durante mil años en este mundo. Entonces esto será seguido por el Señor y los santos reinando por siempre en el Cielo y Tierra Nuevos.
Para liberarnos del pecado, nuestro Señor nos ha servido como un siervo todo este tiempo, en lugar de reinar sobre nosotros como el Rey. Él nos ha concedido Su gracia haciéndonos hijos de Dios a aquellos que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu como nuestra salvación. Como nuestro Señor es el Rey eterno para nosotros, Él también hará que Su pueblo reine por siempre. ¡Aleluya! ¡Gracias al Señor!
 
Versículo 16: Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
Dios es digno de recibir toda la gloria. Es correcto que aquellos que han sido salvados de todos los pecados que se postren, adoren y alaben a Dios. Nuestro Señor, quién ha hecho esta obra de salvar a los pecadores, es digno de recibir alabanza y adoración de todos los santos y de todas las creaciones por siempre.
 
Versículo 17: diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Para reinar con Su pueblo por siempre a partir de ese momento, nuestro Señor conquistará a Satanás y recibirá gran poder de Dios padre. Así que, nuestro Señor reinará por siempre. Él es digno de hacerlo. Yo doy gloria a Él, por el Señor que ha hecho desaparecer todos los pecados del mundo, quién ha salvado a todos aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, y quién ha juzgado a Sus enemigos, es digno de tomar el poder majestuosamente y de reinar por siempre. Así que, todos aquellos que reconocen la soberanía de Dios serán revestidos con la gloria de alabar a Dios por siempre con todo el amor y poder del Señor.
 
Versículo 18: Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
Simultáneamente al derramamiento de las plagas de los siete tazones ahora vendrá la destrucción de la carne de aquellos que permanecen espiritualmente como Gentiles. Esta Palabra nos dice que entonces será el tiempo para que Dios juzgue a todos como el Juez de todos, recompensando a Sus siervos y profetas, los santos y todos los que temen Su nombre. Él Señor traerá el juicio de Su ira sobre aquellos que no reconocen Su soberanía, pero Él permitirá que los santos sean glorificados con Él. Esto significa que el Señor ha llegado a ser el Juez de todo, lo bueno y lo malo.
Cuando el Señor se siente en Su Trono como el Rey de los nacidos de nuevo y juzgue a todos, todos los pecadores y los justos del mundo recibirán su justo juicio. En este tiempo, como el veredicto de Su juicio, Él Señor dará el Cielo y la vida eterna a los santos, pero a los pecadores Él traerá su destrucción eterna y el castigo del infierno. La soberanía de Jesucristo y la bendición del Reino de Su pueblo continuará por siempre. El primer mundo terminara en este tiempo, y el segundo mundo, el Reino de Cristo, así dará comienzo.
 
Versículo 19: Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
Dios permitirá a Sus santos, los justos, Su bendición de vivir en Su templo. Todas estas cosas son cumplidas de acuerdo a la Palabra de Dios de la promesa a la humanidad en Jesucristo. El Reino de Dios comienza con la Palabra de Dios profética, y es completada con la realización de esta profecía.
Todas las promesas de Dios, desde la resurrección y el rapto de los santos hasta su participación en la cena de las bodas del Cordero con Jesucristo y su bendición de reinar por siempre como reyes, son dadas por igual al pueblo de Israel y a nosotros los Gentiles. También, Él trata la salvación de los Israelitas y la nuestra de la misma forma durante los últimos tiempos, hace que ambos seamos martirizados en este periodo, a partir de ahí nos permite la misma resurrección y el mismo rapto, y nos viste en la misma gloria. La Palabra nos dice que aunque los Israelitas y nosotros los Gentiles somos pueblos diferentes en la carne, a pesar de eso somos el mismo pueblo de Dios espiritualmente.
Mucha gente afirma y cree que los nacidos de nuevo serán raptados antes de la Gran Tribulación de los siete años. Hablando Bíblicamente, la gente continuara escuchando el evangelio verdadero y será salva durante los primeros tres años y medio del periodo de siete años de la Gran Tribulación. Entonces surgirá el Anticristo, los santos serán martirizados, y después de su resurrección y rapto vendrá la cena de la boda del Cordero, permitiendo a los santos reinar con Él durante mil años.
Los santos deben tener el conocimiento exacto del tiempo de su martirio, resurrección y rapto. Sin conocer este tiempo, continuaran vagando en su confusión y morirán espiritualmente ahí.
Aquellos que tienen el conocimiento exacto de la Providencia de Dios acerca de los últimos tiempos esperan su resurrección y rapto, y diligentemente sirven al evangelio. Aquellos que saben que no hay esperanza en esta tierra deben tener la misma esperanza que los que han nacido de nuevo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Y los santos son martirizados creyendo en la Palabra de Dios.
La fe que puede discernir los tiempos se necesita sin lugar a dudas en esta era. El tiempo casi ha llegado para que las temibles plagas y tribulaciones desciendan sobre todo el mundo, y que surja el Anticristo. Ahora es el tiempo de despertar de tu sueño. Debemos tener en mente que tenemos que pasar a través de casi todos los conflictos de la Gran Tribulación. Y es imperativo que creamos en el regreso de Cristo, en nuestra resurrección y rapto, y en nuestra participación en las bodas del Cordero con Cristo. Para que nosotros tengamos la fe más apropiada para esta era, debemos entrar en el arca del evangelio del agua y el Espíritu.
Yo espero y oro que conociendo esta era presente, tendrás la fe que más se requiere con urgencia y la más adecuada para esta era.
 
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