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Tema 18: Génesis

[Capítulo 3-1] La Verdad no cambia por mucho que la gente la niegue (Génesis 3, 1-4)

La Verdad no cambia por mucho que la gente la niegue(Génesis 3, 1-4)
«Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho. La cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis».
 
 
Galileo Galilei es famoso por haber dicho: «Y aún así la Tierra se mueve». Nació en 1564, en un tiempo en el que la autoridad de la Iglesia Católica se extendía por toda Europa. Antes de Galileo, hubo alguien más, un hombre llamado Copérnico, que dijo que la Tierra se movía alrededor del Sol. En aquel entonces la teoría de Copérnico no fue aceptada. Más adelante, mientras Galileo observaba los cuerpos celestiales con su telescopio, descubrió que la teoría heliocéntrica de Copérnico era cierta.
Con un telescopio que el mismo creó, Galileo pudo confirmar la revolución de la luna y también descubrió satélites que se movían alrededor de Júpiter. Por tanto, se convenció de que la Tierra giraba alrededor del Sol y cuanto más convencido estaba, más apoyaba la teoría de Copérnico. Esto ofendió a la Iglesia Católica, y pronto la Santa Inquisición estableció un tribunal para investigar las obras de Galileo. Al final el tribunal rechazó y condenó su teoría.
En aquel entonces, la Inquisición de la Iglesia era un tribunal cruel. La Inquisición era tan cruel que incluso juzgaba y condenaba a gente que ya había muerto. Los jueces de este tribunal investigaban las creencias de los muertos, y si alguno de ellos se declaraba un hereje, su cadáver se sacaba de la tumba y se quemaba. Como la Inquisición tenía tanto poder, el ser interrogado por este tribunal era algo que todo el mundo temía. Galileo fue llamado ante esta Inquisición. Así que Galileo fue condenado a cadena perpetua en la Inquisición de Roma y le forzaron a rechazar sus propias teorías contra su voluntad:
«Yo, Galileo, de 70 años de edad, hijo del difunto Vicenzo Galilei, llamado por la Inquisición, me arrodillo ante los cardenales y jueces de la Inquisición de la Cristiandad de todo el mundo que combaten la herejía, y pongo mis manos en las Escrituras para jurar que siempre he creído en todo lo que la Santa Iglesia Católica y el Papa han predicado y promulgado, y lo creo ahora. Con la ayuda de Dios seguiré creyendo en el futuro. Aunque la autoridad eclesiástica de la Inquisición me ha ordenado que renuncie mi teoría de que el Sol es el centro del universo, y aunque se me prohibió que apoyara esta doctrina, escribí y publiqué un libro que contenía esta falacia prohibida. Por tanto, la Inquisición me ha condenado por herejía, es decir por apoyar y creer que la Tierra no es el centro del universo y que gira alrededor del Sol. (Omitido) Juro cumplir con todas las órdenes de penitencia de la Inquisición. Sin embargo, si, aunque esto nunca ocurrirá, cometiese una acción que rompiese mi promesa o juramento, pagaré la condena establecida por las leyes sagradas, o cualesquiera otras leyes civiles o especiales. Dios me salve por el sagrado Evangelio sobre el que he puesto mis manos. Yo, Galilei Galileo, declaro y prometo lo anterior por la presente. Como testigo, recito cada una de las frases de esta declaración y la firmo. 22 de junio de 1633. Convento de Minerva (Roma).»
Se dice que mientras Galileo hacía la declaración, temblaba de frío, y cuando se levantó después de haberla escrito, estaba nervioso porque su conciencia no estaba tranquila por haber negado que la Tierra se movía. Así que mirando hacía el suelo, se dice que murmuró: «E pur si muove» (Y aún así se mueve).
Como resultado de la Inquisición, Galileo fue sentenciado a cadena perpetua y pasó el resto de su vida solitaria en su casa en las afueras de Florencia bajo vigilancia estricta, con su hija mayor como única compañía. Al final se quedó ciego y murió en 1642. Tras la muerte de Galilei, el Vaticano no permitió que se oficiara una ceremonia para enterrarle y prohibió que se levantara un monumento en su tumba. Sin embargo, el 31 de octubre de 1992, después de 360 años desde que fuera condenado por la Inquisición, el Vaticano declaró la restitución de Galileo, y acabó con toda la historia, para recordar una vez más que la verdad no cambia.
Queridos hermanos, la razón por la que les he hablado de Galileo después de leer el pasaje de las Escrituras de hoy es que hay mucha gente en este mundo que niega la Verdad y se aferra a las mentiras. Hasta tiempos de Galileo, la mayoría de la gente había creído en la teoría de Tolomeo porque se basaban en lo que sus ojos podían ver. Había poca gente que defendiera la teoría del heliocentrismo. Pero ¿cuál fue el resultado final? ¿Podía ser cierta la teoría geocéntrica sólo porque la absoluta mayoría la apoyara? No, sólo la teoría de Copérnico era cierta, aunque sólo unos pocos la defendieran.
Por eso, aunque el Evangelio del agua y el Espíritu sea la Verdad bíblica absoluta, vemos que la mayoría de los cristianos la creen falsa y la rechazan. Aunque el hecho de que Dios ha borrado los pecados del mundo con el Evangelio del agua y el Espíritu nunca ha cambiado, mucha gente lo niega. Este es un gran error que sale de sus estereotipos: «Lo que la mayoría cree es la verdad». Debemos aprender una lección importante de la historia de Galileo. Tenemos que considerar una vez más cuál es la Verdad de la salvación. La mayoría de los cristianos piensan que su salvación se obtiene al creer en la sangre derramada en la Cruz, y por eso piensan que sus pecados diarios se borran mediante oraciones de penitencia. Debemos preguntarnos si sus creencias son ciertas o no.
Los apóstoles y los discípulos del Señor creían lo siguiente: «¿Borró Jesucristo los pecados del mundo mediante el Evangelio del agua y el Espíritu?». Sí, Jesús tomó los pecados del mundo a través de Su bautismo. Por tanto no hay pecado en este mundo. Aunque todos nosotros cometemos pecados hasta que morimos, como Jesucristo tomó todos nuestros pecados, ahora estamos sin pecado. Jesús es nuestro Salvador». Así creyeron y así predicaron. Predicaron esta Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu diciendo: «Jesús es nuestro Salvador. Y quitó los pecados del mundo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor ha borrado todos nuestros pecados. Por tanto los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos justos. ¿Siguen sufriendo por sus pecados? Entonces crean en Jesucristo. Jesús vino para borrar sus pecados. E hizo que todos sus pecados desaparecieran».
 
 

Jesús tomó todos los pecados del mundo para siempre al ser bautizado

 
¿Piensan que hay pecados en este mundo? La Verdad es que no hay pecado en este mundo. Puede que se pregunten: «¿Cómo puede ser que no haya pecado en este mundo?». Ya no tienen pecados porque Jesús cargó con ellos a través de Su bautismo. Recibió los pecados de la mano de Juan incluso antes de que ustedes naciesen.
¿Conocen la Verdad del agua y el Espíritu? Es cierto, mis queridos hermanos, que la gente de este mundo sigue pecando una y otra vez, pero cuando Jesucristo vino al mundo, cargó con todos los pecados del mundo para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista, y los borró todos al ser crucificado. Esta es la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. La Verdad es que Jesús vino al mundo y borró los pecados.
Sin embargo, el Diablo ha estado engañando a la humanidad diciendo: «Hay pecados en el mundo. Y por eso las personas tienen pecado. Jesús sólo borró el pecado original. En cuantos a vuestros pecados personales, Él los borra sólo cuando os arrepentís, y además tampoco ha borrado los pecados que cometeréis en el futuro».
Sin embargo, no debemos dejarnos engañar por los trucos malvados de Satanás. Nunca debemos dejarnos engañar. Esto se debe a que los pecados del mundo ya no existen, porque fueron pasados el cuerpo de Jesucristo. Deben darse cuenta de que la humanidad no tiene pecados, y deben creer en Jesús, que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, como su Salvador.
Una vez había un explorador que afirmaba que podía hacer que un huevo se sostuviese solo. ¿Saben quién era este hombre? El nombre de esta persona, que pudo hacer que un huevo se sostuviese solo, era Colón. En tiempos de Colón, muchos pensaban: «La Tierra es plana. Como es plana debe acabar en algún sitio, así que si seguimos navegando en la misma dirección, nos caeremos». Así que la gente de aquel entonces no navegaba muy lejos.
Sin embargo, Colón pensaba: «La Tierra es redonda. Así que si seguimos navegando en la misma dirección, volveremos al punto de partida». De modo que, financiado por la corte española, salió al mar, cruzó el Océano Atlántico y descubrió el Nuevo Mundo en 1492. Sin embargo, Colón no se dio cuenta de que había descubierto un continente nuevo hasta poco antes de su muerte en 1506. Creía que la tierra que había descubierto era parte de India, una nación al este de la tierra que los europeos conocían hasta entonces. Podemos comprobar este hecho con tan solo mirar el nombre que le dieron: «las Indias del Oeste». Pero gracias al espíritu explorador de Colón, se descubrió un nuevo mundo que todo europeo desconocía.
Colón, un explorador pionero, hizo una apuesta un día. Dijo: «Hagamos una apuesta. Puedo hacer que un huevo se sostenga por sí mismo. ¿Puede alguien hacer esto?». La gente le dijo: «¿Cómo puede un huevo sostenerse si es redondo?». Pero Colón insistió en que podía hacerlo. «Miradme», dijo Colón. Y entonces cogió un huevo, partió ligeramente la cáscara por abajo y lo hizo quedarse en pie. «Mirad, está de pie ahora», dijo. Entonces le contestaron: «Todo el mundo puede hacer eso». ¡Es muy fácil! Entonces él respondió: «Pero al menos el huevo está de pie, ¿no?».
En realidad parecía una idea simple, pero ¿se le había ocurrido a alguien esta idea ante que a él? Estas ideas innovadoras son las que constituyen la base de la ciencia. Todo el mundo puede mirar lo que otros han conseguido y decir: «Vaya, eso no es nada, todo el mundo puede hacerlo», pero sólo una persona lo consigue primero. Ustedes pueden descubrir nuevos mundo si rompen sus esquemas de pensamiento convencionales. Este mundo está lleno de misterios que ustedes pueden explorar.
Incluso hoy en día, en el siglo XXI, muchos cristianos siguen estando engañados por Satanás y creen: «Nuestro pecado original es perdonado cuando creemos en Jesús, nuestros pecados personales se perdonan de vez en cuando si ofrecemos oraciones de penitencia, y nuestros pecados futuros todavía no han sido perdonados por Jesús».
Sin embargo, la Biblia dice que todos los pecados han sido borrados por Jesús. Por tanto, los cristianos que han nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no tienen pecados. Los que creen en Jesús como su Salvador según el Evangelio del agua y el Espíritu son los justos que no tienen pecados. Si un cristiano sigue teniendo pecados aunque crea en Jesús, esto significa que su fe es falsa.
Desde el siglo XVI, cuando comenzó la Reforma, han existido muchos teólogos. Con sus facultades limitadas, empezaron a interpretar la Palabra de Dios arbitrariamente. Como no podían entender muchos pasajes de la Biblia, interpretaron muchos de ellos según sus pensamientos para que pudieran ser entendidos mediante su capacidad intelectual, y así crearon muchas doctrinal sin base bíblica. Estas doctrinas falsas sigue estando a la orden del día entre los teólogos de hoy en día, y como resultado casi todos los cristianos creen lo siguiente: «Aunque Jesús ha borrado todos los pecados del mundo, sólo cuando nos arrepentimos desaparecen estos pecados».
En términos numéricos, los que creen de esta manera son casi la mayoría absoluta de los cristianos, y por eso no dudan en aceptar estas mentiras. Ellos tratan el Evangelio del agua y el Espíritu, el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu, como una herejía. Del mismo modo en que lo hizo la Inquisición en tiempos de Galileo, cubren la Verdad con su autoridad religiosa. Sin embargo, por mucha gente que niegue esta Verdad, está claro que la Tierra gira alrededor del Sol. Del mismo modo, el que no existe el pecado es la Verdad indisputable, porque Jesús ha borrado todos los pecados del mundo.
Es una gran tragedia que muchas personas no conozcan esta maravillosa Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Como no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, no entienden a Jesús y creen en Él de una manera incorrecta. Cuando miro a los cristianos de todo el mundo, siento mucha pena por ellos. Me dan pena porque no conocen la Verdad y siguen teniendo pecados.
El Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad. ¿No es Jesucristo nuestro Salvador, queridos hermanos? Algunos villancicos hablan de la alegría que hay en el mundo porque el Señor ha venido a nosotros. Jesús es nuestro Salvador. El Salvador vino al mundo por la humanidad, y al borrar los pecados del mundo con el Evangelio del agua y el Espíritu, cumplió Su gran salvación. El Salvador que cumplió todo el Evangelio del agua y el Espíritu ascendió al Cielo. Volvió allí después de haber dado a la humanidad la Verdad que permite a la gente alcanzar la justicia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de corazón.
Por casualidad, mis queridos hermanos, después de escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu ¿siguieron pensando que era difícil de entender y estaban confundidos? Si es así, deben seguir escuchando la Palabra de Dios. Pasaron mil años antes de que la humanidad se convenciera del hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol. Por eso si escuchan la Palabra de Dios y el Evangelio del agua y el Espíritu con más atención, ustedes también se darán cuenta de que este Evangelio (que dice que el Señor ha borrado los pecados de la humanidad al tomarlos sobre Sí mismo y derramar Su sangre en la Cruz) es la Verdad, y creerán en él.
 
 
¿Por qué hay gente como Caín entre los cristianos de hoy en día?
 
No se dejen engañar por los trucos de Satanás. Ni caigan en las mentiras propagadas por los siervos del Diablo. Entre Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva, Dios aceptó el sacrificio de Abel, porque era adecuado; pero el sacrificio de Caín fue rechazado porque no era un sacrificio de fe. En otras palabras, Dios no pudo aceptar el sacrificio de Caín complacido.
1 Juan 3, 11-12 dice: «Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas».
Dios nos dijo que no fuésemos como Caín. El sacrificio de Abel era agradable para Dios, pero el de Caín no era adecuado y por tanto Dios no lo aceptó. En otras palabras, Caín no hizo un sacrificio de fe. Y Caín mató a Abel, que había hecho el sacrificio de fe a Dios. Caín también era un hombre engañado por los trucos de Satanás.
¿Por quién fueron engañados Adán y Eva como la gente de nuestro tiempo? Por Satanás. Como Satanás engaña a la gente constantemente, ellos caen en sus mentiras, que insisten que está bien tener pecados cuando se cree en Jesús. No debemos dejarnos engañar por las artimañas del Diablo, o de lo contrario acabaremos siguiendo una fe falsa e iremos al infierno. Al engañar a la gente, el Diablo no sólo ha hecho que no crean en Jesús correctamente, sino que además se ha levantado contra los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y los ha perseguido y atormentado. Incluso en esta época, hay muchas personas que han caído en los trucos de Satanás y han pecado como Caín. Han sido engañados por la serpiente y han pecado contra Dios como Adán y Eva. Al ser engañados por el Diablo, todos serán condenados por sus pecados.
La Biblia dice que la serpiente era más astuta que las demás bestias. Mis queridos hermanos, los trucos de Satanás son extremadamente astutos. ¿Cómo engaña el Diablo a la gente? Incluso hoy en día el Diablo ha seguido engañando a la gente muy astutamente. En primer lugar, engaña a la gente diciendo: «Para ser salvado, debes ser santificado incrementalmente».
Cuando el Diablo nos miente, si descubrimos sus mentiras una tras otra, descubriremos sus trucos. Por eso el Diablo empieza con algo correcto y después lo mezcla ingeniosamente con algo falso. La gente se cree estas mentiras fácilmente. ¿Qué ocurre cuando el Diablo empieza con una pequeña mentira y después añade una verdad? Que la gente cae en la trampa.
Dios les dijo a Adán u Eva: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». God specified a certain tree and told them to never eat its fruit. Sin embargo, cuando Satanás se presentó ante Eva, le dijo: «¿Ha dicho Dios: “No comerás de ningún árbol del jardín”?».
¿No suena esto a lo que Dios dijo en realidad? En otras palabras, tanto Dios como Satanás dijeron la frase: «No comerás». Sin embargo, aunque Dios limitó la prohibición a un solo árbol, Satanás la extendió a todos los árboles. Es cierto que Dios les dijo a Adán y Eva que no comieran, pero no les prohibió que comieran de todos los árboles. Así que Satanás no estaba del todo equivocado, sino que dijo algo parecido a lo que Dios dijo, y así distorsionó la Verdad. En otras palabras, el astuto plan de Satanás es no parecer que está diciendo algo completamente falso. Dicho de otra manera, el Diablo engaña a la gente haciendo que sus mentiras suenen parecidas a la Palabra de Dios, y después mezclándolo con sus mentiras. Por eso se dice que Satanás es astuto.
Así que a través de sus siervos, Satanás les dice a los cristianos: «Los cristianos debemos ser santificados». Y les engaña diciendo: «La gente puede ser salvada si cree en Jesús como su Salvador. Pero después de ser salvados, deben arrepentirse todos los días y sólo así pueden ser santificados. Aunque Dios ha borrado todos nuestros pecados, como todavía pecamos en este mundo, no podemos decir que no tenemos pecados, ni afirmar que somos justos».
 
 
Pero los pecados de la humanidad no pueden borrarse a través de las oraciones de penitencia.
 
Para explicar esto, a menudo hago una analogía con un trozo de carbón que todavía no se ha quemado. Hoy en día casi nadie los usa y por eso he pensado en cambiar de analogía, pero como yo crecí con el carbón todavía lo utilizo en mis explicaciones. El carbón es blanco. ¿Podemos hacer que este trozo de carbón negro sea blanco? ¿Podemos lavarlo con jabón y frotarlo con una esponja hasta que se vuelva blanco? ¿Se vuelve blanco el carbón si lo lavamos?
No. Intentar lavar nuestros pecados mediante oraciones de penitencia es lo mismo. Podemos ofrecer oraciones de penitencia para borrar nuestros pecados, ¿pero desaparecen de verdad? Por supuesto que no. Así que la Biblia dice: «Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor» (Jeremías 2, 22). Pero a pesar de esto, Satanás ha estado engañando a la gente e insistiendo en que pueden recibir la remisión de los pecados sólo si ofrecen oraciones de penitencia.
Todo lo que Satanás dice está destinado a engañar a la gente. Cuando dice que la gente puede ser santificada gradualmente y transformada en gente sin pecado si ofrecen oraciones de penitencia, está diciendo una mentira para engañarles. Sus oraciones de penitencia no tienen poder para borrar sus pecados, por mucho que lo intenten, de la misma manera en la que el carbón no puede volverse blanco.
Si nuestros pecados diarios se borran con nuestras oraciones de confesión, entonces debemos orar de ese modo. Y si Dios nos hubiera dejado sin pecado a través de este método, deberíamos creer en él. Pero esto no es cierto, no recibimos la remisión de los pecados mediante las oraciones de penitencia. Esto es una mentira astuta de Satanás.
Está escrito en Jeremías 2, 22-24:
«Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti,
la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.
¿Cómo puedes decir: No soy inmunda,
nunca anduve tras los baales?
Mira tu proceder en el valle,
conoce lo que has hecho,
dromedaria ligera que tuerce su camino,
asna montés acostumbrada al desierto,
que en su ardor olfatea el viento;
De su lujuria, ¿quién la detendrá?
Todos los que la buscaren no se fatigarán,
porque en el tiempo de su celo la hallarán».
Dios dijo: «Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí». Lo que quiere decir es: «Aunque intentéis lavar con lejía o jabón los pecados que cometéis en este mundo, ¿se borrarán vuestros pecados?». En otras palabras, por muchas oraciones de penitencia que ofrezcamos para borrar nuestros pecados, nunca podremos hacerlos desaparecer con estas oraciones.
Como está escrito: «Dromedaria ligera que tuerce su camino, asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento», los seres humanos cometemos pecados constantemente en este mundo. En este pasaje, Dios se estaba refiriendo a nosotros. Dios nos está comparando con asnos por nuestros pecados. Es una vergüenza, pero los seres humanos no son muy distintos a los asnos. Del mismo modo en que un asno olfatea el aire cuando están en celo en el desierto, nosotros no podemos superar nuestras pasiones pecaminosas y por eso acabamos cometiendo pecados.
Cuando los animales están en celo, la hembra va buscando al macho y el macho va buscando a la hembra. Cuando una macho pasa cerca de una hembra en celo, ella le busca a él. El macho la olfatea y respira hacia afuera por la nariz, mueve las patas hacia delante y hacia atrás, y no hace caso a su dueño. Ni siquiera come.
La humanidad no es muy diferente. ¿No es así? Cuando leo la Biblia, veo que hay muchas partes que no quiero admitir, pero no hay ni una sola coma ni tilde que esté mal en la Palabra de Dios. Así que debemos admitir ante la Palabra de Dios que la naturaleza humana es malvada y débil. Algunos de ustedes pueden pensar: «Está comparación es un poco exagerada. El Señor es muy duro. Dios se ha pasado. ¿Cómo puede comparar a los seres humanos con una asna en celo?». Si ustedes piensan así, están equivocados. Cuando miramos en el fondo de nuestro corazón, vemos que sí que somos como un asno.
Así que como cometemos muchos pecados por nuestros deseos carnales, ¿se borran si utilizamos todo el jabón del mundo? ¿Se borran si utilizamos lejía? Los pecados de nuestros corazones no se borran de esa manera. Para quitar los pecados de nuestros corazones, debemos escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu y creer en él.
 
 

Dios no bendice a los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu

 
Mis queridos hermanos, todos los seres humanos desean recibir las bendiciones celestiales y espirituales de salvación de Dios. Dios también quiere dar a la humanidad esas bendiciones. Aunque Dios quiere darnos bendiciones, ahora mismo mucha gente no puede recibirlas. Entonces, ¿por qué no pueden recibir estas bendiciones de salvación junto con las demás bendiciones celestiales? Aunque todos deseamos recibir estas bendiciones, algunos de nosotros no pueden recibirlas, porque no tienen el Evangelio del agua y el Espíritu en sus corazones.
Dios dice en Isaías 59,1-2,
«He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová,
para salvar,
ni se ha agravado su oído;
para oír,
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios».
Dios dijo que quería bendecirnos y así lo hizo, pero había algo que nos separaba de Dios. Esto era el pecado. Aunque la humanidad le pide a Dios bendiciones constantemente, como el pecado nos separa de Dios, Él no puede bendecir a la humanidad aunque lo quiera. Donde hay pecado, Dios no puede dar Sus bendiciones. Por culpa de nuestros pecados Dios no puede bendecirnos. Pueden orar todo lo que quieran diciendo: «Dios es santo y misericordioso, creo que os bendecirá», pero si hay pecado en sus corazones, no pueden ser bendecidos. Dios les está diciendo que aunque quiere bendecirles, como sus pecados les han separado de Dios, Sus bendiciones no les llegarán.
Dios quiere dar Sus bendiciones espirituales del Cielo a la gente. Pero como hay pecados en sus corazones, no hay sitio para que entren las bendiciones de Dios. Por culpa de los pecados no podemos recibir lo que queremos y por culpa de estos pecados Dios no puede bendecirnos aunque quiera. Por mucho que la gente intente borrar sus pecados con lejía, no pueden conseguirlo. El cianuro puede derretir el hierro, pero no puede derretir los pecados de la gente.
Esto es lo que Dios dice: Los pecados de los corazones de la gente no pueden borrarse con ningún método de este mundo. Nuestros pecados humanos no desaparecen mediante ningún esfuerzo humano. Por mucho que ofrezcamos oraciones de penitencia, y por mucho que roguemos: «Dios, por favor, perdóname, lo siento», nuestros pecados no desaparecen. Por muchas buenas obras que hagamos ante Dios y por mucha rectitud con la que vivamos; por muchas oraciones de penitencia que ofrezcamos, reuniones de oraciones a las que vayamos; por mucho que ayunemos y por mucho que trabajemos, nuestros pecados no desaparecen.
¿Cómo podemos borrar entonces estos pecados? Sólo pueden desaparecer si nuestro Dios los borra mediante el Evangelio del agua y el Espíritu.
Satanás engañó a Adán y Eva. Primero se acercó a Eva y la engañó. Desde mi punto de vista, las mujeres son más fáciles de engañar. No estoy insultando a nuestras hermanas por el hecho de ser un hombre, pero me parece que son más fáciles de engañar. He llegado a esta conclusión porque he observado que suele haber más mujeres que hombres en las denominaciones falsas de nuestro tiempo.
 
 

Los planes astutos del Diablo

 
Mis queridos hermanos, no deben caer en las trampas astutas de Satanás. El Diablo tentó a Eva.
El Diablo dijo: «¿Eva?» Ella contestó: «¿Sí?». «¿Acaso no te ha dicho Dios que no comas de ningún árbol?». «No, no es cierto. Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis», dijo Eva.
Eva sólo le dijo dos o tres frases a Satanás, pero fue bastante para caer en su trampa. Si Eva no hubiese caído en la trampa, cuando Satanás le dijo: «¿Acaso no te dijo Dios que no comieses de ningún árbol de este jardín?», Eva habría dicho: «Piérdete. Vete. Dios dijo que moriría si comía del árbol del conocimiento del bien y del mal. Como Dios dijo que moriría, así será si come de él. Así que no digas otra cosa. Además, ¿por qué tengo que comer de ese árbol? ¿Por qué habría de comer de este árbol cuando hay muchos otros? Dios me ha bendecido. ¿Por qué tendría que hacer lo que Él me ha prohibido? No tiene sentido. ¡Eh, Diablo! Estás perdiendo el tiempo si intentas engañarme. Yo sólo hago caso de la Palabra de Dios. Así que deja de ponerte en ridículo y vete».
Sin embargo, Satanás consiguió engañar a Eva con sus palabras. Así que ella pensó: «No estoy segura de lo que me ha dicho mi marido Adán; a lo mejor me dijo que no lo comiera ni lo tocara. Supongo que eso es lo que me ha dicho». Por eso Eva contestó a Satanás diciéndole que Dios le había dicho: «No comerás de él, ni lo tocarás, sino morirás».
No entiendo por qué Eva no pudo creer en las palabras de su marido. Queridas hermanas, confíen en las palabras de sus maridos. Ganarán mucho si escuchan las palabras de sus maridos. En general los hombres no son tan inocentes. La mayoría de la gente que cree en las herejías suelen ser mujeres. Había una secta en Corea llamada Dami Mission, que afirmaba que Jesús se llevaría al cielo a los creyentes el 28 de Octubre de 1992. Esta secta estaba compuesta por mujeres sobre todo. Más recientemente, apareció en las noticias una secta llamada Iglesia de la Vida Eterna, que llevaba a cabo actividades atroces. El 99% de los miembros de esta secta eran mujeres. Su fundador, cuyo apellido era Cho, decía cosas sin sentido. Afirmó haber parado un tifón que se acercaba a Corea el verano pasado. Me reí mucho cuando dijo eso. ¿Cómo puede alguien parar un tifón, un fenómeno atmosférico que Dios ha creado? Pero sus seguidores eran tan crédulos que le creyeron.
Cuando Satanás le preguntó a Eva acerca de la orden de Dios, ella le contestó: «Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis». Cuando analizamos la respuesta de Eva, podemos ver que cuando Satanás cuestionó su fe, ella se vino abajo. Satanás causó confusión en los corazones de Adán y Eva. El Diablo habla con astucia y mezcla lo que es razonable para la gente con las mentiras que se inventa.
Satanás destruye la fe de la gente en la Palabra de Dios mediante sus sucias artimañas. Esto es lo que Satanás les dice: «Creed en Jesús. Así seréis salvados. Y ofreced oraciones de penitencia por vuestros pecados diarios y confesadlos. Sólo entonces podréis ser personas justas y sin pecados y podréis ser santificados cuando muráis». Cuando la gente escucha esto, les parece lógico y por eso creen. No saben que están siendo engañados.
 
 

¿Qué dice la Biblia de los pecados de la humanidad?

 
Dios dijo que ha borrado nuestros pecados por completo. De hecho los ha borrado para siempre. Queridos hermanos, ¿desaparecen los pecados de la humanidad mediante las oraciones de confesión? ¿Desaparecen si los lavamos con mucho jabón? ¿Desaparecen sus pecados si los lavan con lejía o cianuro? No, nunca desaparecen de esa forma. Siguen intactos.
Queridos hermanos, no caigan en as trampas del Diablo. Incluso en este momento, Satanás sigue engañando a la gente, proclamando: «Seréis salvados si creen en Jesús» y «Deben ser santificados».
A finales de 2004 la población mundial sobrepasó los 6400 millones. Digamos que de estos 6400 millones, unos 1000 millones de personas son cristianas. Satanás les dice a estas 1000 personas: «¿Os ha hecho Dios justos? ¿Ha borrado todos sus pecados? ¿De verdad los borró todos?». Así derrumba la fe de la gente.
Queridos hermanos, hay multitud de personas que se confunden, aunque crean en Jesucristo. Hay muchos cristianos cuyos corazones están confundidos a pesar de creer en Jesús, y por tanto, su fe no está recta. Y además, están siendo destruidos a pesar de ser cristianos. Son todos así porque han sido engañados por Satanás.
El Diablo afirma que los creyentes pueden salvarse si cumplen la Ley. Dicho de otra manera, dice que la gente puede ser salvada si viven por la Ley después de creer en Jesucristo, pero esto es un truco. Pero la Biblia dice que los que están bajo la Ley están malditos. Gálatas 3, 10 dice: «Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas». Aquí se refiere a todo el mundo. Todo el que está sujeto a la Ley, está maldito.
Dios dice en el capítulo 2 del Génesis que hizo el Jardín del Edén y puso al hombre allí. Dice que al poner al hombre allí, le permitió vivir para siempre, ser bendecido y disfrutar en aquel maravilloso jardín. Esta bendición de Dios nos la dio unilateralmente. Debemos recordar que aunque Eva vivía con todas las bendiciones de Dios, cuando se acercó a Dios con su propia obra de fe, estaba bajo la maldición.
Dios ha bendecido a la humanidad unilateralmente. Cuando Dios bendijo a los seres humanos, les pidió una cosa, que era aceptar lo que les había dado por fe. Después de hacer el Jardín del Edén, Dios le dijo a Adán y a Eva: «Si os acercáis a Mí con vuestras obras, os quitaré las bendiciones que os he dado». Por tanto, la gente ha pierde estas bendiciones porque han abandonado su fe y han sido engañados por Satanás.
 
 

«Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición».

 
Adán y Eva vivían felices en el Jardín del Edén. Pero, un día, Satanás se acercó a Eva y le dijo: «Come del árbol que te permitirá conocer el bien y el mal». Adán y Eva pudieron disfrutar las bendiciones de Dios por su fe, pero Satanás les tentó a acercarse a Dios con sus propias obras. Satanás les tentó diciendo: «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3, 5). Satanás animó a la humanidad para que se presentará ante Dios con su fe legalista. Al enviar a la humanidad a acercarse a Dios con obras que parecían ser justas, Satanás maldijo a toda la humanidad.
Debemos recordar que Dios dijo: «Porque todos los que dependen de las obras están bajo maldición». Por fe debemos recibir las bendiciones de Dios y disfrutarlas. Si añadimos nuestras obras o esfuerzos a la salvación que Dios nos ha dado, Dios nos quitará nuestras bendiciones.
Dios manifiesta Su divinidad a través de Su amor por nosotros. Dios es gentil y misericordioso, y quiso convertirse en nuestro Dios. Pero Satanás tentó a la humanidad para desafiar a Dios. Quien desafía a Dios está bajo la maldición.
Dios nos creó a Satanás desde el principio. Dios dice en el Libro de Isaías que antes de crearnos, creó a los seres espirituales, los ángeles. Dios nos dio libre albedrío tanto a la humanidad como a todo ser espiritual. Lo hizo para manifestar Su naturaleza divina, y para ser glorificado. Satanás era un ángel creado por Dios, pero que se rebeló contra Él y le desafió porque quería ser mayor que Dios. Así que Dios lo echó del Cielo diciendo:
«¡Cómo caíste del cielo,
oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra,
tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo;
en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré,
a los lados del norte;
sobre las alturas de las nubes subiré,
y seré semejante al Altísimo.
Mas tú derribado eres hasta el Seol,
a los lados del abismo» (Isaías 14, 12-15).
En toda la Naturaleza, en todos los seres espirituales y humanos, Dios quiso revelar que Él es el Creador y el Dios que trae toda la felicidad y las bendiciones. Así que dijo: «Yo, Jehová, el que existe por Sí mismo, os he dado toda la felicidad. Vivid en Mí, creed en Mí, y vivir felices conmigo para siempre». Dios nos ha hecho felices en Él, en Cristo.
Pero el Diablo desafió a Dios diciendo: «Esto no me satisface. Quiero ser mayor que Tú». Desde entonces, Satanás dejó de ser un ángel y cayó bajo la maldición. Cuando fue arrojado del infierno, el Diablo tentó a la humanidad.
Mis queridos hermanos santos, ¿cómo definió Dios la naturaleza de Satanás? Dijo que el Diablo era astuto. Mis queridos hermanos, no deben caer en las trampas astutas de Satanás. Desde la creación del mundo, Satanás ha estado engañando a la gente del mundo y seguirá engañándoles hasta el día en que vuelva el Señor.
Jesucristo es quien creó la Tierra, y es nuestro Dios. Ha borrado nuestros pecados. Los ha hecho desaparecer todos. Les ha hecho Su pueblo. Él vino como el Salvador de los pecados y erradicó los pecados por completo. Él ha borrado nuestros pecados, no sólo en palabra, sino también en hechos, al tomarlos sobre Sí mismo a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Les pido que se den cuenta de esta Verdad para superar la tentación de Satanás y que reciban la salvación por fe.
Casi todas las iglesias enseñan que Jesucristo tomó nuestros pecados y fue crucificado. Jesucristo es Dios, pero vino al mundo encarnado en un hombre, y a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, cargó con todos los sucios pecados del mundo. Cuando Su gente, creada a Su imagen y semejanza, cayó en el pecado, Jesús vino al mundo en nuestra imagen y semejanza para salvarla. Y al cargar con los pecados del mundo en Su propio cuerpo, y al ser castigado en la Cruz en nuestro lugar, hizo posible que escapásemos de nuestro castigo.
Mis queridos hermanos, no deben caer en las trampas astutas de Satanás. Esto es muy importante. Aunque la gente afirma que sus pecados se borran cuando ofrecen oraciones de penitencia, esto no tiene sentido. No debemos dejarnos engañar por Satanás.
Jesús nos ha salvado al dejarnos sin pecados. Jesús se ha convertido en nuestro Salvador. Ustedes y yo no debemos dejarnos engañar por Satanás, y debemos creer en la Palabra de Dios, que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, tal y como es. Esto es lo que nos está enseñando el pasaje de las Escrituras de hoy.