(Marcos 2:1-12)
“Entró otra vez Jesús en Capernaum después de algunos días; Y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aún a la puerta; y les predicaba la Palabra. Entonces vinieron a Él, trayendo a un paralítico que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaban, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados.’ Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ‘¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios?’ Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de si mismos, les dijo: ‘¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?’ Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): ‘A ti te digo, toma tu lecho y vete a tu casa’. Entonces, él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: ‘Nunca hemos visto tal cosa’”
A través del pasaje de las Escrituras de hoy, quiero que ustedes entiendan lo que deben creer con el fin de recibir el perdón de sus pecados ante la presencia de Dios.
A pesar de que he recibido el perdón de mis pecados por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, a veces recuerdo lo que solía creer antes de haber recibido así, la salvación de todos mis pecados. Yo no había creído en Jesús desde el principio. Yo solía creer en el budismo, porque mi familia profesaba el budismo en ese entonces. Pero a principio de mis veinte, me enfermé físicamente y vine a aceptar a Jesús como mi Salvador a fin de resolver al menos mis pecados antes de que muriera, porque pensé que iba a morir de esta enfermedad. Pero me di cuenta que mis pecados aumentaron después de creer en Jesús como Salvador. Entonces me puse a pensar en lo que yo había creído en mi vida de fe hasta entonces. Después de que había pasado mucho tiempo desde que recibí a Jesús como mi Salvador, me di cuenta a través de la Ley de Dios que, tenía más pecados en ese momento y me preguntaba si algo de las oraciones de arrepentimiento que había ofrecido fueron de verdades efectivas, o para nada. ¿Qué tanto limpiaron realmente mis pecados, las oraciones de arrepentimiento?
Antes que yo creyera en el Evangelio del agua y el Espíritu
Antes de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, yo solía ofrecer oraciones de arrepentimiento, mucho después de creer en Jesús, ¿pero realmente me ayudaron a limpiar mis pecados? No, no lo hicieron. Esas oraciones no ayudaron a limpiar ninguno de mis pecados. ¿Entonces, en que me ayudaba mi vida tan diligente y virtuosa? Había ayudado a abuelas que se perdieron, ayudado a niños llorando porque no podían encontrar el camino a casa, a encontrar al dueño del dinero que me encontraba en la calle y regresárselo, y era conocido como una buena persona en mi vecindad. ¿Pero tales cosas me ayudaron a la limpieza de mis pecados? No, no lo hicieron. Ahora que creo en el Evangelio del agua y el Espíritu, puedo mirar hacia atrás y ver que en aquellos días, ese tipo de cosas no habían ayudado en cuanto a la limpieza de mis pecados.
¿Me ayudaron todos mis estudios teológicos a recibir el perdón de los pecados? Cuando pienso en ello, incluso los estudios teológicos no me ayudaron a recibir la limpieza de los pecados, aunque no puedo decir que no ayudaron en lo absoluto. En su lugar, resultó más difícil para mí entender el Evangelio del agua y el Espíritu, registrado en la Palabra de Dios debido a la educación teológica que había tenido antes que yo naciera de nuevo. ¿Por qué fue tan difícil? Era porque el caos y el vacío entraron en mi corazón, porque no podía recibir la Palabra de Dios puramente debido a todas estas doctrinas cristianas que había aprendido mientras estudiaba Teología. Estas doctrinas teológicas hicieron más difícil para mí, el recibir el perdón de mis pecados. Muchas personas están confundidas y creen por lo tanto estas doctrinas erróneas que dicen: “Obtenemos el perdón de nuestro pecado original cuando creímos en Jesús, pero nuestros pecados personales todavía permanecen intactos. Por lo tanto, recibimos la purificación de nuestros pecados personales cada vez que ofrecemos oraciones de arrepentimiento por esos pecados.” Muchos líderes cristianos han hecho tales doctrinas confusas. Hacían a los creyentes sólo ofrecer oraciones de arrepentimiento esmeradamente para obtener el perdón de sus pecados personales. Por lo tanto, yo también habría quedado absolutamente lleno de pecados si hubiera creído en Jesús de acuerdo a estas doctrinas cristianas de confusión.
El vivir una vida virtuosa antes y ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento no me ayudó a recibir la salvación de mis pecados e incluso mis estudios teológicos no ayudaron tampoco. Nada en este mundo fue útil en cuestión de la limpieza de mis pecados. Sólo el Evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo nos dio me hizo una persona justa ‘de una vez y para siempre.’ Como el paralítico que aparece en el pasaje de las Escrituras de hoy, yo era una persona que no podía hacer nada para borrar mis pecados. Jesucristo vino a mí por la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu cuando era todavía espiritualmente paralítico. Pude recibir de una vez por todas la salvación de todos mis pecados, porque Jesucristo vino y entró a mí por la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Aquí pueden ver que todas esas cosas como mis esfuerzos, mis hechos justos, mi vida virtuosa y mis estudios teológicos no pudieron ayudarme a recibir la salvación de todos los pecados. A través de esos esfuerzos en vano, me di cuenta de que no podía hacer nada por mi mismo y que esta religión del mundo no podía limpiar mis pecados. Pero estos fueron los peldaños que me ayudaron a alcanzar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu que limpió todos mis pecados definitivamente. En ese momento, mis pecados fueron borrados ‘de una vez por todas’ por creer en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu.
Yo no podía encontrar a nuestro justo Señor hasta ese momento incluso aunque hubiera querido y definitivamente, no pude encontrar al Señor con mis propias fuerzas, sin importar cómo lo intenté, pero llegué a recibir la salvación por la fe al conocer el Evangelio del agua y el Espíritu a través de la Palabra registrada de la justicia de Dios. Yo habría sido destruido eternamente si no hubiera llegado a conocer este Evangelio del agua y el Espíritu que se manifiesta en la Palabra de Dios. Vine a darme cuenta que era una persona que no podía cumplir la ley y que en cuanto más creía en Jesús, más me convertía en un pecador grave, basado en lo que solía creer. El Señor llegó a tal persona como yo y borró todos mis pecados a la vez por la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Y cuando fui capaz de ver yo mismo que no podía hacer nada, más que ofrecer oraciones de arrepentimiento para limpiar mis pecados, el Señor vino a mí en ese momento y me liberó de todos mis pecados y del castigo por ellos “de una vez por todas” por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Jesucristo ha limpiado no sólo todos mis pecados, sino también todos los de ustedes, de una vez por todas por el Evangelio del agua y el Espíritu. Todos sus esfuerzos para recibir el perdón de sus pecados, ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento sin creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no habrían ayudado en lo absoluto en la limpieza de sus pecados. Pero Jesucristo tuvo piedad de ustedes y de mí, al encontrarnos, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Hemos podido recibir de una vez por todas nuestra salvación de todos los pecados del mundo, porque Dios padre planeó la salvación en Jesucristo y perfeccionó este plan por el Evangelio del agua y el Espíritu.
¿Han recibido el perdón de sus pecados de una sola vez por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que nuestro Señor ha dado a todos nosotros? ¿Han recibido el perdón de los pecados porque son mejores que la gente de este mundo? No, eso no es cierto. Nosotros éramos el ciego espiritual que deambulaba por doquier espiritualmente, y fuimos el cojo espiritual, el mudo, el sordo, el tullido y el minusválido, quienes podían hacer nada, como aquellos que viven en este mundo. Pero Jesucristo vino y nos encontró por el Evangelio del agua y el Espíritu porque nos amó tanto. Jesucristo por lo tanto nos salvó de todos los pecados del mundo. Nuestro Señor nos está diciendo acerca de esto a través del pasaje de las Escrituras de hoy.
Leamos de nuevo este pasaje de la escritura
“Entró otra vez Jesús en Capernaum después de algunos días; Y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aún a la puerta; Y les predicaba la Palabra. Entonces vinieron a Él, trayendo a un paralítico que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaban, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados.’ Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ‘¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios?’ Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de si mismos, les dijo: ‘¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?’ Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): ‘A ti te digo, toma tu lecho y vete a tu casa’. Entonces, el se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: ‘Nunca hemos visto tal cosa’” (Marcos 2:1-12).
Hemos leído hoy, “Estoy haciendo esto porque quiero hacerles saber que tengo el poder de perdonar los pecados de este mundo.” Como nuestro Señor ha dicho aquí, Él vino a todos nosotros para borrar de una vez por todas los pecados de toda la gente que vive en este mundo. Dicho de otra manera, nuestro Señor vino a este mundo por el Evangelio del agua y el Espíritu con el fin de quitarnos todos nuestros pecados. Entonces, debemos pensar en primer lugar qué tipo de gente realmente recibe el perdón de los pecados del Señor por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
¿Cuántas personas se reunieron en torno al Señor aquí? Las Escrituras de hoy registran que eran tantas las personas se reunieron en la casa donde permaneció Jesús que ya no había espacio para recibir a todos ellas. Cuando vamos a un mercado de cinco-días en una zona rural de Corea que se abre cada quinto día, va tanta gente allí. Y aún más gente que el número de personas que se reúnen en este abarrotado mercado, llegaron al lugar donde Jesús se estaba quedando, que era de verdad muy difícil poner un pie allí.
Muchas personas viven en este mundo. Y muchas de estas personas desean recibir la salvación de sus pecados por conocer y creer en la justicia de Jesús. Pero vemos que no todo mundo recibió la salvación de sus pecados. ¿Qué tipo de gentes recibieron el perdón de sus pecados de Dios y fueron capaces de entrar en el Reino de los Cielos sin ningún pecado? No son otros que los minusválidos espirituales. ¿Qué tipo de personas son los minusválidos? Son aquellos que pueden pensar correctamente pero no pueden comportarse de acuerdo con su voluntad, debido a que sus cuerpos se han paralizado. Estos paralíticos están sufriendo porque sus nervios se han insensibilizado debido a daños en sus cerebros.
Mucha gente llegó a ver a Jesús cuando Él estaba en esta casa de Capernaum. Él estaba hablando de la forma de entrar en el Reino de los Cielos. Entre esta multitud estaba también un paralítico. Dios se centró en esta persona. Muchas personas como los escribas, los fariseos, los arrendadores religiosos y el pueblo de excelente estatus se reunían allí, pero el Señor estaba interesado en este paralítico. Esta es la Verdad que el Señor quiere enseñar a ustedes y a mí.
Muchas personas viven en este mundo. Y tanta gente se esfuerza por recibir el perdón de sus pecados y alcanzar la vida eterna. Tratan muy duro de lograrlo. Por ejemplo, la mayoría de los cristianos están ofreciendo oraciones de arrepentimiento esmeradamente para ser purificados de sus pecados. Creen que reciben el perdón de los pecados, si ofrecen oraciones de arrepentimiento, ¿pero puede realmente ser esto cierto?
¿Perdonaría el Señor sus pecados si hicieran oraciones de arrepentimiento por ellos?
Algunas personas creen en Dios muy apasionadamente, ¿pero esas personas pueden ser aprobadas por el Señor con esa fe? Muchos líderes religiosos que aparecieron en el Nuevo Testamento creían en Dios muy fervientemente. Por lo tanto, algunos cristianos de hoy creen y predican a las demás personas que sus pecados son borrados cuando ofrecen oraciones de arrepentimiento. ¿Qué tan maravilloso sería si los pecados dentro de nuestros corazones y los que se han manifestado en acción, fueran borrados simplemente porque nos confesamos y nos arrepentimos de ellos a través de la oración de arrepentimiento? ¿Qué, el Señor realmente limpia nuestros pecados siempre que ofrecemos oraciones de arrepentimiento? Si pudiéramos obtener el perdón de nuestros pecados por admitirlos y confesarlos con nuestra boca, ¿por qué el Señor tendría que ser bautizado y derramar Su sangre en la Cruz para borrar todos nuestros pecados? En otras Palabras, ¿por qué vendría el Señor a este mundo encarnado en hombre a ser bautizado por Juan el Bautista, iría por la pasión que lo llevó a su muerte de la Cruz y sería resucitado en tres días, si el Señor perdonara nuestros pecados siempre, sólo con confesar nuestros pecados? Es un absurdo delirio de quienes creen que pueden obtener el perdón de sus pecados, ofreciendo sólo estas oraciones de arrepentimiento sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Como sea, estas doctrinas son totalmente diferentes de las enseñanzas de las Escrituras, dado que las Escrituras no indican que la purificación de los pecados se logra mediante la ofrenda de estas oraciones de arrepentimiento o haciendo buenas obras.
Los cristianos que abogan por la eficacia de las oraciones de arrepentimiento por lo general se adhieren estrictamente a 1 Juan 1:9, en el que dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” ¿Este pasaje realmente significa que estamos perdonados de nuestros pecados, siempre que ofrezcamos oraciones de arrepentimiento? ¡No, absolutamente no! El Señor nos está diciendo aquí que los pecadores deben admitir su estado pecaminoso en primer lugar, y que esos pecadores pueden recibir salvación de todos sus pecados por la fe ya que el Señor ya ha lavado todos sus pecados por el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, es un problema ya que la mayoría de los cristianos creen que sus pecados son borrados cuando ellos sólo confiesan sus pecados. Pero las Escrituras establecen que sólo este paralítico recibió las remisiones de pecados entre tantas personas religiosas allí.
Una vez más debemos reflexionar profundamente sobre el Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús no hubiera venido a este mundo, recibido el bautismo de Juan el Bautista y sido crucificado hasta la muerte en la Cruz si pudiéramos obtener el perdón de nuestros pecados, ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento. Si pudiéramos obtener el perdón de nuestros pecados, ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento, ¿por qué el Señor tendría que convertirse en nuestro Salvador siendo resucitado de entre los muertos? ¿Por qué Jesús tendría que recibir el bautismo de Juan el Bautista, derramar sangre en la Cruz y resucitar de entre los muertos? ¿Por qué tendría que hacer eso? ¿Por qué Jesús tendría que recibir el bautismo de Juan el Bautista, derramar su sangre y morir en la Cruz si podríamos obtener el perdón de nuestros pecados, sólo ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento fervientemente?
Por lo tanto, debemos conocer la Ley de Dios. De acuerdo con la Ley de Dios, “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Por lo tanto, un pecador absolutamente debe pagar el precio de su pecado con la muerte si tiene cualquier pecado. Esto significa que todos los pecadores están destinados a morir debido a sus pecados. Eso era la justa la Ley de Dios. Pero la mayoría de los cristianos de hoy, no conocen el Espíritu de la Ley que Dios ha establecido, y por lo tanto, ellos creen que pueden tener el perdón de los pecados sólo por ofrecer oraciones de arrepentimiento. Por ejemplo, no es correcto que una persona que apuñaló a alguien a muerte, el pensar que puede ser perdonado sólo diciendo, “lo siento. No sabía que estaba mal. Por favor discúlpeme.” Dicha persona está ignorando la justicia de Dios y cree que sus pensamientos son mejores que los de Dios. Estos pretenden que sus pensamientos son mejores que la Palabra de Dios. Tales personas se vuelven cada vez más arrogantes y caen en el pecado del orgullo. Una persona así, se vuelve un Dios para sí mismo finalmente.
Nosotros los humanos no podemos lograr el perdón de los pecados por nosotros mismos. Esto puede hacerlo sólo Jesucristo, que vino a borrar todos nuestros pecados. Incluso el pasaje de las Escrituras de hoy afirma: “Pero que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre este mundo para perdonar pecados.” Sólo el Hijo de Dios que vino a este mundo en carne humana y se llevó todos los pecados de la humanidad por recibir el bautismo de Juan el Bautista, tenía el poder para quitarles el pecado a los verdaderos creyentes. Los pecados de un ser humano no pueden ser lavados por él mismo. Nosotros no podemos recibir la salvación de nuestros pecados por más esfuerzo que hagamos, ni que tan esmeradamente ofrezcamos oraciones de arrepentimiento. Sólo aquellos que se han vuelto como este minusválido ante la presencia de Dios, pueden alcanzar el perdón de los pecados “de una vez por todas” por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Pero muchos teólogos insisten en vano, en que una persona recibe el perdón de los pecados al ofrecer oraciones de arrepentimiento
Los pecados de una persona no son borrados aunque ofrezca fervientemente oraciones de arrepentimiento al Señor. Es porque las Escrituras han manifestado la Verdad del perdón de los pecados a nosotros por el Evangelio del agua y el Espíritu. Si los pecados fueron borrados por ofrecer oraciones de arrepentimiento como dicen, toda la gente que vive en este planeta ya habría recibido el perdón de sus pecados y se hubieran convertido en Hijos de Dios. No hay una sola persona entre los cristianos, que no haya intentado limpiar sus pecados al ofrecer oraciones de arrepentimiento. Hay tantas personas en este planeta que dicen creer en Jesús como su Salvador. En nuestro país, Corea, se estima que alrededor de 12 millones de personas creen en Jesús. La población de Corea es alrededor de 48 millones, y aproximadamente una cuarta parte de esta población cree en Jesús. Eso es sólo una estimación estadística, pero probablemente hay muchas más personas aparte de estos 12 millones de creyentes que acudían a la iglesia regularmente durante algunos años y renunciado más tarde. El número de personas que definitivamente no han ido nunca a la iglesia en esta época es probablemente muy reducido. Estoy diciendo que la mayoría de la gente, excepto un número muy pequeño, probablemente ha asistido a iglesia al menos por un tiempo. Y todos ellos han intentado limpiar sus pecados rezando juntos en voz alta y ayunando en oración por el arrepentimiento de sus pecados. Probablemente han hecho todo lo que pudieron para ser purificados de sus pecados.
De todas formas, está claro que aquellos que afirman que sus pecados son borrados ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento, no han obtenido el perdón de los pecados. Sus pecados no son borrados por ningún tipo de método que esté relacionado con las oraciones de arrepentimiento. Ellos suplican por el perdón de los pecados constantemente orando juntos en voz alta y ayunando muy diligente y fervientemente. Pero la Biblia nos dice que sólo este paralítico recibió el perdón de sus pecados. Sólo una persona que admite que no puede hacer nada para su salvación, puede obtener el perdón de los pecados. Sólo una persona que acepta que no puede hacer nada para borrar sus pecados, puede conocer la justicia de Jesús y obtener el perdón de todos sus pecados. Sólo una persona que dice, “yo puedo recibir la salvación si Jesús me salva, pero iré al infierno si no me salva”, puede obtener el perdón de los pecados por la fe a través del Evangelio del agua y el Espíritu que Jesús les dio.
¿Podríamos haber recibido el perdón de los pecados por creer en la justicia de Dios si Jesús no hubiera borrado los pecados de la humanidad “de una vez por todas” por el Evangelio del agua y el Espíritu? No, no podríamos. No importa lo que hagamos, si hacemos esto o lo otro, resulta imposible recibir el perdón de los pecados por la fe, si no tenemos el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo nos dio. Sin importar cómo una persona religiosa ofrece estas oraciones de arrepentimiento, intenta duro no cometer pecados y fielmente sirve a Dios, ¿puede realmente obtener el perdón de los pecados a través de estas obras? No hay forma para recibir el perdón de los pecados por cualquier otro tipo de fe, si Dios no hubiera borrado todos nuestros pecados por el Evangelio del agua y el Espíritu. Queridos compañeros creyentes, ¿no es esto cierto? Nuestra salvación depende sólo de la obra justa de Jesucristo.
Queridos fieles compañeros, ustedes y yo debemos recibir absolutamente el perdón de nuestros pecados mientras vivamos en este mundo, pero definitivamente no podemos obtener el perdón de los pecados por cualquier tipo de esfuerzo que hagamos. No hay forma para recibir el perdón de los pecados que creer en la justicia de Dios. ¿Cómo podemos recibir el perdón de los pecados por esfuerzos humanos? Yo pensaba al leer las Escrituras antes, “probablemente puedo recibir el perdón de mis pecados ya que busco a Jesús esmeradamente, hago oraciones de arrepentimiento fervientemente y también trato de vivir virtuosamente”. En una Palabra, pensé que “mis esfuerzos más mi fe en Jesucristo” seguramente producirían el perdón de mis pecados. Sin embargo, llegué a saber que no podía recibir salvación sin importar cómo lo intentara, si Jesucristo no había borrado todos mis pecados. Entonces, llegué a saber más tarde que yo podría recibir salvación de todos mis pecados porque Él ya me había salvado perfectamente por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Cualquiera que desee recibir la salvación de sus pecados no debe centrarse en sus propios pensamientos ni tener demasiado interés en sus propios esfuerzos. Por el contrario, él debe enfocarse sólo en cómo Jesús realizó la obra de salvación para él. Uno debe centrarse en esto y pensar; “¿Cómo me salvó Dios de todos mis pecados? ¿Que ha hecho mi Salvador por mí? ¿Qué ha hecho por mí Jesucristo el Salvador cuando yo no pude hacer nada para borrar cualquiera de mis pecados?” a fin de comprender la Verdad del agua y el Espíritu y recibir esta salvación genuina. Sólo entonces podemos recibir salvación de todos nuestros pecados.
Está escrito en las Escrituras, “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres” (Juan 8:32), ¿y a que se está refiriendo esta “Verdad” aquí? A ninguna otra cosa, más que a Jesucristo. Por lo tanto, este pasaje significa: “Y conocerás a Jesucristo, y Él te hará libre”. Debemos conocer a Jesucristo con el fin de recibir la verdadera liberación de todos nuestros pecados. Nosotros no podemos obtener el perdón de nuestros pecados no importa lo duro que intentemos, si no conocemos la Verdad de que Dios nos ha salvado realmente.
¿Podemos obtener el perdón de nuestros pecados si no nos hemos convertido en minusválidos espirituales?
¿Son ustedes minusválidos espirituales? ¡Sí! ¿Tienen cualquier capacidad de borrar sus propios pecados? ¡No, no tiene ningún poder así! Entonces, ¿creen ustedes que pueden confesar sus pecados y ofrecer oraciones de arrepentimiento por sus pecados adecuadamente? ¿Ofrecen oraciones de arrepentimiento al 100% por las cosas que han hecho mal? Los pecadores cristianos siempre citan este versículo de la Primera Epístola de Juan capítulo 1 versículo 9 y afirman que reciben el perdón de los pecados, si ofrecen oraciones de arrepentimiento, pero esto es absolutamente absurdo. Más bien deberían confesar, “yo soy una masa de pecado. Por lo tanto, no puedo más que cometer pecados incluso si trato de no hacerlo. Así que, no tengo otra, más que ir al infierno si el Señor no me salva. Así que, Señor, sálvame por favor de todos mis pecados e iniquidades. Por favor, sálvame. Por favor libérame de todos mis pecados.” Entonces, el Señor les dirá que deben creer en el Evangelio del agua y el Espíritu con el fin de recibir la salvación de sus pecados.
¿Comúnmente, los cristianos dicen que están ofreciendo oraciones de arrepentimiento por sus pecados fielmente, ¿pero de que tanto se pueden arrepentir? ¿Cuánto tiempo deben ofrecen oraciones de arrepentimiento por todos los pecados que normalmente se cometerían a lo largo de todo un día normal? ¿La capacidad de memoria de un pez es conocida por ser de unos tres segundos, ¿no es la capacidad de memoria de un ser humano la misma? Nosotros los seres humanos también olvidamos muchas cosas a menos que sean importantes. Además, los seres humanos no tienen el mismo estándar de pecado de Dios porque son seres egocéntricos. Por lo tanto, están interesados en que, si algo es de provecho o no para ellos mismos, y sólo recuerdan las cosas buenas y provechosas y olvidan todas las cosas malas y perjudiciales. Incluso durante las audiencias públicas que vemos en la televisión ocasionalmente, probablemente han visto una cierta respuesta CEO, “No recuerdo.” Olvidan lo que no sea rentable para ellos. Pero hay veces en que ciertos pecados más grandes les molestan, ocasionalmente en sus conciencias y por tanto, se convierten en pecadores mientras vivan en este mundo, como la forma en que los insectos como las libélulas quedan atrapados en una telaraña a pesar de que las moscas y todos los otros insectos pequeños escapan de ella. Sin embargo, ¿es ese arrepentimiento completo cuando una persona sólo ofrece estas oraciones de arrepentimiento por los pecados que están atrapados por su conciencia, ya sin ofrecer oraciones de arrepentimiento por el resto de sus pecados, porque no los recuerda? Además, ¿cómo puede una persona sacarse todo, ofreciendo oraciones de arrepentimiento, si tiene pecados que aún no puede recordar?
Los pecadores cristianos dicen que ofrecen oraciones de arrepentimiento por sus pecados todos los días ante la presencia de Dios, ¿pero para qué tipo de pecados y cuánto de estos pecados pueden realmente tratar con sus oraciones de arrepentimiento? Se juzgan a si mismos y consideran la mayoría de sus pecados e iniquidades como aceptables, y ofrecen oraciones de arrepentimiento sólo para algunos pecados más terribles que les molestan en sus conciencias. Pero incluso, hasta los más pequeños pecados de los seres humanos que se cometen, son todos pecados ante la presencia de Dios. Nuestro Señor dijo: “De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante” (Mateo 5:26). Es un gran error pensar que un pecado muy trivial no es un pecado. En materia de obtención del perdón de los pecados, no significa que sólo tenemos que recibir el perdón de los pecados más deshonestos y que no necesitamos tener el perdón de los pecados que son muy pequeños. Decir que una persona obtiene el perdón de los pecados por la oración de arrepentimiento, no tiene ningún sentido en lo absoluto.
¿Qué tan adecuadamente puede orar una persona por arrepentimiento incluso si trata tan esmeradamente? La gente recuerda sólo los pecados más deshonestos que comete ocasionalmente y olvida todos los pecados triviales antes de que pasen tres o cuatro días, o en realidad, más bien en un solo día. ¿No es así? La gente olvida lo malo que ha hecho en la mañana, por la noche y olvida todos los males que se han hecho en la tarde… a la mañana siguiente. Nuestra memoria humana es tal que nos olvidamos de todo dentro de un día o dos. Así, hablando honestamente, todos en este planeta son una masa de pecado, y por ello, todos los seres humanos no pueden más que ir al infierno debido a sus pecados, que son tanto como una gruesa nube.
Sin embargo, el Señor declara: “Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19). Él está diciendo que borró nuestros pecados ‘de una vez por todas’ por este verdadero Evangelio independientemente de que sean grandes o pequeños. Es porque podemos recibir el perdón de nuestros pecados sólo por creer en el hecho de que el Señor tomó todos los pecados que cometemos a lo largo de toda nuestra vida, sobre sí mismo ‘de una vez por todas’ al recibir el bautismo de Juan el Bautista, derramar su sangre en la Cruz y resucitar de entre los muertos.
Sin embargo, hay muchas personas que piensan que pueden hacer algo respecto al perdón de sus pecados sin convertirse en minusválidos espirituales en primer lugar. Hay una canción de alabanza en Corea que va así, “El Señor Dios dice que podemos hacer todas las cosas”. El Señor dijo que podíamos hacer todas las cosas excepto lograr el perdón de los pecados por si mismos. Por lo tanto, también dice el Apóstol Pablo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Sin embargo, el Señor no nos dio el poder para limpiar nuestros pecados por nosotros mismos. Nos habríamos convertido en dioses y no necesitaríamos de Dios ni un Salvador, si pudiéramos limpiar los pecados que cometemos nosotros mismos. Entonces, no habríamos necesitado adorar a Dios; no habríamos necesitado creer en Jesús; ni vivir bajo la Ley de Dios. ¿Que habría ocurrido a nosotros, entonces? Nos habríamos apartado de Dios.
Sin embargo, Dios quiere unirse a nosotros y vivir junto con nosotros. Dios quiere dar su bendición a nosotros. Dios quiere conceder su amor infinito en nosotros. Y Dios quiere que vivamos en su seno. Por lo tanto, Dios no nos ha dado el poder para borrar nuestros pecados por nuestra propia cuenta. Cierto líder cristiano llamado Robert Shuler escribió muchos libros que no tiene ningún sentido, diciendo que podemos hacer cualquier cosa. Pero si nosotros como humanos tuviéramos el poder para limpiar nuestros pecados por nosotros mismos, no hubiéramos necesitado a Dios; Jesús no habría tenido que venir a este mundo; Él no habría tenido que ser bautizado por Juan el Bautista; y aún más, Él no habría tenido que morir en la Cruz. En resumen, no habríamos necesitado las obras que Jesucristo ha realizado en este mundo y Él no habría tenido que sufrir en este mundo.
Pensar que uno puede limpiar sus pecados por su propia cuenta, ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento es pensamiento satánico. ¿El Diablo no tentó a Adán y Eva a comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal? El diablo le dijo a ella: “Te convertirás como Dios si tomas esa fruta y la comes. Adelante, cómela. Dios te dijo que no la comieras para que no te conviertas como Dios. Dios quería mantenerte bajo su poder. Tus ojos se tornarán brillantes y te convertirás como Dios si sólo la comes. Así que, apresúrate y come.” Eva cayó en su mentira de que podría ser como Dios y ser capaz de hacer todo por su propia cuenta, y finalmente comió el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Eva es la madre de la humanidad entera. Ella es nuestra madre. Adam fue la representación de aquel que está por venir y Eva fue la representación de nosotros como humanidad. Eva comió del fruto del conocimiento del bien y del mal y también le dio a Adán. Eva fue engañada por la Palabra de Satanás que le dijo que se convertiría como Dios si comiera el fruto del conocimiento del bien y del mal. Satanás insiste en las obras de los humanos, diciendo: “Tu puedes hacerlo. Sólo pruébalo”, y sólo hace que los humanos hagan las cosas que están contra Dios. Satanás nos habla así, aún ahora. Nos engaña continuamente: “Tu puedes hacerlo. No hay nada que no puedas hacer.”
¿Han visto alguna vez una persona que sufre de Parálisis?
Cuando una persona sufre de parálisis, es común para esa personal hacer sus necesidades por todos lados. ¿Quién querría hacerse por todo el suelo así? Incluso esa persona sabe que debe ir al baño, y haces sus necesidades por sí mismo allí. Pero esa persona no puede controlar su cuerpo a pesar de que sabe en sus pensamientos que debe hacerlo correctamente. No puede moverse o controlar su cuerpo según su voluntad y por lo tanto, hace sus necesidades por todos lados contra sus intenciones.
Queridos compañeros creyentes, en términos espirituales, somos estos minusválidos que no pueden hacer nada por si mismos. Pero Dios salvó a quienes no podían hacer nada. No hemos sido salvados por nuestros propios esfuerzos. Somos estos minusválidos espirituales. Por lo tanto, nosotros no podemos borrar ninguno de nuestros pecados en nosotros mismos. Tenemos el poder de hacer todo lo demás, si Dios nos permite, pero no tenemos el poder para borrar ninguno de nuestros pecados. Esta es la razón por la qué Dios vino a este mundo y borró todos nuestros pecados a la vez por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Hay tantos espiritualmente minusválidos en este mundo ahora mismo. Es tentador ser testigo de tantas personas que no son conscientes del hecho de que son claramente minusválidos espirituales. Ellos son engañados por el diablo y, por tanto, creen que pueden limpiar sus pecados por ellos mismos haciendo oraciones de arrepentimiento. ¿Qué pueden hacer ellos realmente bien cuando se ha paralizado su cuerpo entero? Una vez que una persona tiene aunque sea la más mínima fuerza para moverse, va en contra de la justicia de Dios con el pensamiento de que puede hacer algo por su propia cuenta a pesar de que no puede hacer nada y por lo tanto, al final será destruida.
Santos amados, todos fuimos espiritualmente minusválidos ante la presencia de Dios. Dios nos ha salvado a nosotros los que fuimos así, de todos nuestros pecados. Éramos pecadores que no podíamos borrar ninguno de nuestros pecados por nuestra cuenta. Pero el Señor borró todos nuestros pecados de una vez por todas por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Queridos compañeros creyentes, ¿creen ustedes que pueden hacer algo para recibir el perdón de sus pecados? Incluso si creen que pudiesen, realmente no podrían borrar ni siquiera un ápice de pecado. Yo realmente había llorado mucho en mis esfuerzos por erradicar mis pecados. He intentado tan duramente borrar mis pecados haciendo todo lo que he podido. Incluso había entrado en un cuarto aislado e hice oraciones de arrepentimiento para borrar mis pecados. A veces he ofrecido oraciones de confesión y oraciones de arrepentimiento durante días sin comer nada. La gente dice que el acecido Seongchul Lee, un reconocido monje budista de Corea, hizo esta meditación frente a una pared durante 10 años. A pesar de que yo no he hecho esto durante 10 años, a menudo he orado como él por cuatro a cinco días de un tirón. Ofrecí oraciones de arrepentimiento por unos días, diciendo: “Dios, perdóname.” Sentí que Dios diría: “Eso es suficiente. Te perdono.” Si ayuno por un día o dos, oro y lloro mucho y tampoco salí durante unos cuantos días, y sólo ofrecí oraciones de arrepentimiento, hasta que escuché su voz en mi corazón. Me dio tanta hambre cuando oré así. Sin embargo, sentí que yo no sería capaz de comer si no escuchaba que Dios me dijera que he recibido el perdón de mis pecados. Por lo tanto, oré durante toda la noche para que pudiera escuchar su perdón y poder comer.
El diablo una vez me hizo un truco. Un día mientras ayunaba y hacía estas oraciones de arrepentimiento durante tres días, oí en mi corazón: “Está bien. He borrado todos tus pecados.” Era la voz del diablo tratando de darme seguridad, no la voz de Dios. Y dejé de orar porque pensé que fui perdonado. ¿Pero no cometí ningún pecado después de eso? Sí, seguro, había cometido pecados después de eso. Y así empecé a ayunar nuevamente para ofrecer más oraciones de arrepentimiento a Dios. Pero como no podía seguir muriéndome de hambre indefinidamente ni escuchar la voz del diablo; pero hubo tiempos cuando yo mismo me justificaba, diciendo, “Dios probablemente me aprobará ya que he hecho mucho. Incluso un ser humano como yo sería perdonado ya que he llorado y rogado tanto por el perdón, mientras me moría de hambre durante cinco días. Entonces, ¿un Dios tan misericordioso no me perdonaría?” Cuando no podía escuchar la voz de Dios y no podía escuchar ese refrescante sentimiento, sólo pensé por mí mismo que ya era suficiente, salí a lavarme la cara y comí algo.
Después que repetí este proceso muchas veces, me volví muy aterrorizado y cansado de mis pecados. ¿Cómo podría cometer un pecado cuando tenía que pasar hambres por tres, cuatro, o cinco días cada vez que cometía un pecado? Pensé en el pecado como algo más sucio que el excremento e intenté lo más duro que pude el no cometer más pecados. Evité el pecado tanto como pude y ni siquiera miraba nunca a una mujer porque pensé: “Yo debo absolutamente no cometer ningún pecado. Tenía que ayunar por cinco días después de haber cometido un pecado esa última vez.” Me quedé con los ojos mirando a mi nariz, como si estuviera bizco, ya que iba a tener que ayunar durante algunos días si no era cuidadoso y cometía pecado de adulterio por mirar a una mujer con ojos lujuriosos. Pero es natural para ustedes que deseen ver algo más cuando alguien les dice que no lo miren. También tenía deseos de mirar las mujeres aún más cuando trataba de no mirarlas. Así, llegué a cometer pecados una y otra vez a pesar de que traté de no cometerlos. Luego tuve que orar y ayunar nuevamente por otros días.
Pero con quien pudiera hablar de que yo había mirado una mujer con ojos lujuriosos y cometido adulterio con ella en mi corazón. No había nadie sino Dios, con el que yo podía tener tal una conversación. Así que ayuné nuevamente y ofrecí oraciones de arrepentimiento a Dios por unos días más, ya que era un pecado cometido contra Él, diciendo: “Señor, perdóname. He cometido un pecado nuevamente.” E incluso pensé que no debía sentarme cómodamente en un cojín, así que me senté directo en el suelo y oré así. Me enrollaba deliberadamente las valencianas de los pantalones hasta las rodillas y ni siquiera usaba mucha ropa en el invierno. Me volví así, porque parecía como si me faltara sinceridad si usara mucha ropa y que Dios sentiría lástima por mí si no llevara mucha ropa. Si pudiera haberme gravado en ese tiempo con una cámara de video yo pude haberme registrado en ese momento en una videocámara, habría lucido de verdad… miserable.
Sin embargo, queridos compañeros creyentes, ustedes y yo no debemos pensar en el corazón de Dios de la misma manera como lo hice. Desde un punto de vista humanístico parecería que Dios perdonaría todos mis pecados ya que había llevado mi vida espiritual llena de oraciones de arrepentimiento durante 10 años, pero todavía tenía pecados en mi corazón. Como el monje budista Seongchul Lee, quien confesó que iría al ardiente fuego del infierno, aunque murió después de hacer meditación frente a una pared durante 10 años, yo también todavía tenía pecados que quedaban en mi corazón, aunque había creído en Jesús tan estrictamente de acuerdo con las doctrinas cristianas que había aprendido, y había ofrecido oraciones de arrepentimiento por 10 largos años. A pesar de que yo ofrecía oraciones de arrepentimiento tan esmeradamente, algunas veces escuché una voz diciéndome que había recibido el perdón de algunos de mis pecados, pero no escuché tal voz para ciertos pecados. Por lo tanto, me justificaba yo mismo y dejaba de ofrecer oraciones de arrepentimiento y regresaba a mi vida ordinaria, diciendo: “Yo podría perdonar a alguien si pecara contra mí y me pidiera mucho el perdón por ello. ¿Entonces, el Dios misericordioso no me perdonaría?” De todas formas, estaba yo todavía angustiado porque ese pecado me volvía a la mente cuando me inclinaba para adorar a Dios.
Está escrito en el versículo 17, capítulo 1 del libro de Jeremías:
“El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante;
esculpido está en la tabla de tu
corazón, y en los cuernos de sus altares.”
Esto significa que cada pecado se registra en la tabla de tu corazón y en el Libro del Juicio sin falta. Por lo tanto, ese pecado viene a la mente cuando tratamos a orar a Dios. El pecado realmente angustia a las personas.
Había ayunado en oración tan a menudo como pude en aquel entonces, y también llevé mi vida espiritual con todo mi corazón hasta el punto de mantener el día del Señor sin falta ni una vez. También prediqué el Evangelio a mucha gente y me fui por todos lados predicando el Evangelio, desde mi barrio hasta el pueblo aledaño, es decir, todas las ciudades alrededor del área metropolitana Busán. Llevé jóvenes, ancianos, niños, rufianes y demás a mi iglesia. Pero lo único que quedó en mi corazón después de que llevara una vida tan espiritual durante 10 años fue… el pecado. Ya no había nada más que hacer ya que el pecado en mi corazón no desaparecía a pesar de que yo había hecho todo eso. Mi vida espiritual perdió entusiasmo y se volvió exhausta, ya que los pecados seguían sin importar cómo había intentado deshacerme de ellos. Ya que no podía hacer nada más, renuncié a todos mis esfuerzos completamente, diciendo: “Dios, has lo que te plazca. Mis pecados serán borrados si tu los borras, y mis pecados no serán borrados… si Tú no los borras.”
Pero tenía un refugio en ese momento. Fue esta doctrina cristiana que Dios había elegido por mí. Como me veía a mi mismo creyendo en Jesús y ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento, llegué a tener fe que “Dios me eligió y me amaba a pesar de mis faltas y de que tenía pecados en mi corazón”. Esta es la doctrina de la predestinación del calvinismo. Esto significa que las personas que han sido escogidas por Dios se salvan y las personas que no han sido elegidas irán al infierno. Eso es lo que John Calvin, el distinguido teólogo conservador enseñaba.
Creyendo así es tener fe en Dios desde un punto de vista humano. Aquellos que tienen este tipo de fe se aferran a Dios con sus propias voluntades, profesando, “Dios, creo y me aferro firmemente en ti.” Pero finalmente caen según van perdiendo su fuerza. También tuve ese tipo de fe, antes de que yo naciera de nuevo. Yo pensaba, “Voy a ir al Cielo, aunque yo tenga faltas y pecados desde que creo en Jesús y Dios me ha escogido”, y repetía continuamente el proceso de cometer pecados, ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento y aferrarme a Dios y cometer pecados de nuevo y ofrecer más oraciones de arrepentimiento… y aferrarme a Dios una vez más. En ese momento, yo pensaba y creía así. Está escrito: “Según nos escogió en Él antes de la Fundación del mundo” (Efesios 1:4), y significa que Dios padre nos eligió en Jesucristo antes de la creación del mundo. Antes cuando yo no sabía cómo fueron borrados mis pecados en Jesucristo, omitía cosas “en Él” de la Palabra, “al igual que nos eligió en Él antes de la Fundación del mundo.” Ahora vamos a ver cómo esta Palabra debe interpretarse correctamente.
Mensaje de Efesios capítulo 1 versículos 3 a 10
Está escrito: “Bendito sea el Dios y padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la Fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos Suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con lo cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los Cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:3-10).
En el comienzo de la Epístola a los Efesios, dice el Apóstol Pablo: “Bendito sea el Dios y padre de nuestro Señor Jesucristo.” Significa “Alaba a Dios”. Y: “Bendito sea el Dios y padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” significa que Dios nos ha dado bendiciones espirituales en Jesucristo. Debemos entender bien el significado de este pasaje, que dice: “Que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo.” Está escrito, “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo” y si omitimos “en Él” en este pasaje, se convierte en, “igual como nos eligió a nosotros antes de la Fundación del mundo, que deberíamos ser Santos y sin mancha ante él en el amor”. La confusión surge cuando la gente empieza a creer en la Palabra sin “en el Cristo”, así. Por ejemplo, supongamos que había veinte personas. Reunidas. Es posible interpretar que Dios ha elegido esta persona, pero no a esa persona, y que Dios ha elegido a esta persona entre aquellas. Esto significa que Dios eligió a algunas personas que viven en este planeta y no eligió otros arbitrariamente. Entonces, Dios se convertiría en un Dios injusto, si ese fuera el caso. ¿Entonces cómo es que Dios no sería visto como injusto y de mente obtusa, si decidió hacer que algunas personas entre muchas otras, fueran sus hijos y eligió a otras personas para enviarlos al infierno? Si algunas personas no fueron elegidas por Dios de todos modos y fueron destinadas al infierno, Entonces, maldecirían a Dios. ¿No sólo maldecirían a Dios? Le gritarían todo tipo de iniquidades a Dios. Dirían: “¿Dios? ¿Qué dijiste? ¿Eres Dios?” y le dirían todo tipo de maldiciones que han aprendido en este mundo. Maldecirían dentro de sus corazones y entonces, se irían al infierno, ya que estaban destinados a ir al infierno de todos modos. ¿Pero, se merece Dios Santo escuchar tales maldiciones de nosotros los seres humanos humildes? No, no lo merece. Absolutamente, Dios no oiría cosas irrespetuosas de sus criaturas.
Entonces, Dios nos eligió “en Cristo” antes de la Fundación del mundo. Dios envió a Jesucristo a este mundo y dio el perdón de todos los pecados del mundo pasando todos esos pecados sobre Él, porque Dios sabía que todos los seres humanos cometerían pecados. Dios hizo a todos los humanos que recibieran el perdón de sus pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu por Jesucristo. En otras Palabras, Dios dio a todas las personas la bendición de obtener el perdón de los pecados en Cristo. Entonces, Jesús borró todos los pecados de este mundo, Dios lo hizo así para que cualquiera pudiera entrar el Reino de los Cielos al creer que Él los salvó de todos sus pecados. Dios lo hizo así para que cualquiera pudiera entrar el Reino de los Cielos al creer en Jesús con el corazón y recibir todas las bendiciones espirituales del Cielo. Por lo tanto, una persona va al infierno, por no creer en Jesucristo y no creer en la obra justa que Él ha hecho, y no por no haber sido elegida antes de la fundación del mundo.
Todo el mundo es un paralítico espiritual ante la presencia de Dios. Todo el mundo es tal paralítico, que no puede hacer nada con respecto a su salvación por su propia cuenta. El Señor dice a estos minusválidos que no pudieron hacer nada por sí mismos, “Hijo, tus pecados son perdonados” y “A ti te digo, levántate, toma tu lecho y vete a tu casa.” Estos minusválidos que estaban en cama y no se podían mover completamente, todos se levantaron, tomaron sus catres y caminaron. Nuestro Señor sanó al paralítico que no podía hacer nada. Nuestro Señor borró los pecados del paralítico que nunca pudo borrar sus propios pecados. Y Él dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados.”
Así, nuestro Señor ha borrado todos nuestros pecados. ¿Saben ustedes cómo borró Él todos esos pecados? De seguro deben saber esto. Sólo así pueden recibir el perdón de sus pecados, obtener la salvación e ir al Cielo. Dios es aquél que nos hace comprender esta Verdad; y esta iglesia es el lugar adecuado que ofrece esta Verdad. Cualquier persona puede escuchar claramente cómo Dios ha borrado todos sus pecados si conocen a aquellos que han obtenido el perdón de los pecados.
Muchos cristianos que no se identifican a sí mismos como minusválidos espirituales se están aferrando a las oraciones de arrepentimiento y creer que Dios los ha elegido desde antes de la Fundación del mundo. Dicen que pueden ir al Reino de Dios porque Dios ya los ha elegido y que todas las demás gentes irán al infierno, porque Dios no ha elegido a esas personas que creen en el budismo. ¿Saben quién dijo esto? Los llamados famosos teólogos lo han dicho. ¿Cambiarían ustedes las Escrituras para abogar por las Palabras de los teólogos? ¿Son las Palabras de Juan Calvino lo mismo que la Palabra de Dios? ¿O es la Biblia que tenemos la Palabra de Dios? La Biblia es, innegablemente, la Palabra de Dios. ¿Qué es lo que se registra en las Escrituras? Dice: “Según nos escogió en Él antes de la Fundación del mundo”. Y la Biblia dice que además, “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (Romanos 5:18).
Éramos todos pecadores originalmente ante la presencia de Dios. Nacimos con muchos pecados desde el vientre de nuestra madre porque éramos los descendientes de Adán. Sobre el concepto de pecado, lo explicaré con un ejemplo. Supongamos que nuestro cuerpo es esta Copa. Como el agua es en esta Copa, así nacimos nosotros con pecados en nuestros corazones. Nacimos con esos corazones sucios de cometer asesinato, malos pensamientos, lascivia, celos, disputa, robo, odio y estupidez. ¿Cometeríamos o no cometeríamos tales pecados puesto que ya hemos nacido con ellos? Sin duda cometeríamos estos pecados. Pero vamos por todos lados tan cuidadosamente para no cometer estos pecados. Incluso hablamos con tanta cautela y siempre somos muy cuidadosos de que no empeoren los pecados en nuestros corazones. ¿Sin embargo, pueden estos pecados dentro de nosotros no extenderse sólo porque somos prudentes, cuando nosotros mismos somos una masa de pecados? Si sacudimos esta copa un poco, el agua se derrama fuera. Así, los pecados no pueden más que derramarse, porque los seres humanos somos así. A pesar de que no intentemos ver películas eróticas, sólo estamos tratando de no verlas, pero realmente estamos llenos del deseo de cometer adulterio dentro de nuestros corazones.
En consecuencia, Dios nos dio los diez mandamientos con el fin de hacernos saber que somos una masa de pecados. Él nos ordenó: “No matarás. No robarás. No cometerás adulterio. No codiciarás. No darás falsos testimonios, etc.” Dios nos ha dado la Ley para enseñarnos que somos seres que hacemos las cosas que Dios nos ha dicho fundamentalmente que no hagamos por que somos gente que cometemos asesinato, que codiciamos, damos falsos testimonios, que desobedecemos a nuestros padres y que adoramos ídolos ante la presencia de Dios. Dios no necesitaría ordenarnos el no cometer adulterio si no hubiéramos cometido adulterio. Dios nos dijo que no cometiéramos adulterio para demostrarnos quienes somos, por que nosotros cometemos por naturaleza adulterio. Hemos llegado a saber que: “Soy un pecador que hace adulterio”, por que Dios nos dijo que no hiciéramos adulterio. Llegamos a saber que el cometer asesinato está mal por que Dios nos ordenó que no lo hiciéramos. Y también venimos a saber que el odiar a alguien y desearle la muerte en si, es asesinar.
Debemos saber que tan buenos somos para el robo a pesar de que Dios dice: “No robarás”
Robo no es sólo despojar la propiedad de otra persona. ¿No codiciamos pequeñas e insignificantes cosas normalmente y también nos las robamos? Todas esas cosas son robo a la luz de la Palabra de Dios. La gente estaba cometiendo mucho estos pecados cuando no había mucha comida hace mucho tiempo. Los seres humanos cometen pecados un poco aquí y allá mientras intentan duro no cometerlos. Entonces, cometen muchos enormes pecados cuando no son cuidadosos. Por lo tanto, Dios nos llama “generación de malignos” (Isaías 1:4). Somos de hecho pecadores desesperados, y Dios dijo que somos minusválidos espirituales, ya que no tenemos el poder para borrar nuestros pecados por nosotros mismos. Robar no sólo significa el acto de robo; codiciar la propiedad del otro, sin importar que tan pequeña sea, eso también es robar. Cuando tenemos algo en nuestro propio estómago, está bien y maravilloso. Por lo tanto, la Biblia dice que somos pecadores.
Los teólogos estos días separan la Palabra “en Jesucristo” de la Palabra “Él eligió a nosotros.” Interpretan la Palabra de Dios con sus mentes carnales y creen de acuerdo a ella. Queridos compañeros creyentes, deben creer que “Dios nos eligió en Jesucristo.” Dios nos eligió en Jesucristo para que podamos dar gracias. La gloria, el amor y la gracia de Dios se manifestaron a nosotros como está escrito, “Según nos escogió en Él antes de la Fundación del mundo… para la alabanza de la gloria de su gracia.” Esto significa que Dios nos ha predestinado antes de la Fundación del mundo, para que diera el perdón de los pecados a quienes creemos en la justicia de Jesucristo. Esto significa que Dios ha decidido hacer de nosotros que creemos en la justicia de Dios, sus hijos en Jesucristo. Hay una voluntad de Dios hacia nosotros, y es… el hacernos sus hijos.
Queridos compañeros creyentes, ¿qué tipo de personas somos ante la presencia de Dios? Somos minusválidos espirituales ante su presencia. ¿Están ustedes seguros de que no cometerán pecados nunca más? Una persona que está convencida de que no cometerá cualquier pecado es un dios. Las personas religiosas que llevan una vida ascética dicen que se convirtieron en dioses cuando fueron liberados del mundo y sus deseos carnales por sus propios esfuerzos. ¿Pero pueden convertirse en dioses incluso si lo intentan tan duro? En el caso de cierto monje budista, practicó ascetismo comiendo muy poco. Comía muy poco y luchaba contra sí mismo para superar estos lascivos deseos que le llegaban constantemente desde el fondo de su corazón. Muchas personas murieron con los pecados que todavía les quedaban en ellos, después de hacer tantos esfuerzos, intentando entrar al Cielo superando estos deseos. ¿Pueden ser borrados los pecados por vivir una vida ascética así? Los deseos lascivos surgen del interior del corazón de uno, y el odio surge dentro del corazón cuando estos deseos lascivos desaparecen y surgen los deseos carnales, y llegan también los malos pensamientos. Así surgen continuamente los pecados.
Para evitar los pecados para entrar en el Cielo, es como negar un fenómeno natural. No importa cómo un árbol de pérsimos diga que no quiere tener pérsimos, un árbol de pérsimos da fruto cada año. Desde la creación del universo, los árboles de pérsimos han producido pérsimos y los perales han producido peras. Si un ser humano es un árbol del pecado, él no puede más que dar el fruto del pecado. Es inútil, sin importar que tanto, ustedes no deseen dar el fruto del pecado. Las otras cosas podrían llevarse a cabo con esfuerzo, pero el borrar los pecados no puede lograrse a pesar de tratar muy duramente de hacerlo.
Si todavía son pecadores, ustedes sólo deben confesar: “Yo no puedo limpiar mis pecados en lo absoluto. Yo soy una masa de pecados” y renunciar a tratar de limpiar sus pecados por su cuenta. Y deben buscar al Salvador pidiendo “Por favor sálvame. He renunciado de intentar salvarme por mis propios esfuerzos. Dios, sálvame.” Ustedes pueden obtener el perdón de sus pecados libremente debido a la obra que Jesucristo ha hecho por ustedes. Y se convertirán en Hijos de Dios e irán al Reino de Dios cuando ustedes busquen al Salvador, que los ha salvado de todos sus pecados. No es necesario meditar de cara a la pared durante 10 años. Y no necesitan comer pequeños trozos de comida. Nosotros, “los que hemos sido escogidos en Cristo” llegamos a obtener el perdón de nuestros pecados sólo por la fe sin ni siquiera intentarlo.
Nadie puede convertirse en una persona justa por intentarlo duro. La mayoría de las religiones dicen a la gente que traten arduamente por sí mismos de transformarse, pero no pueden recibir salvación por esforzarse así. Si ustedes todavía son un pecador, deben saber que ustedes son una persona con muchos pecados y no pueden borrar esos pecados por si mismos, porque son paralíticos espirituales. A pesar de que no pueden alcanzar su salvación por su cuenta, ustedes deben darse cuenta de que sólo el verdadero Dios puede salvarlos de todos sus pecados y que recibimos la salvación a través de la justicia de Jesucristo.
Sin embargo, es tentador que haya tantos cristianos tontos en este mundo. Incluso ahora, apagan las luces en los edificios de la iglesia, y lloran y gritan “¡Señor! ¡Señor! ¡Por favor perdóname!” mientras oran por su arrepentimiento balbuceando con sonidos extraños para que las personas junto a ellos entiendan lo que están diciendo si oran algo más fuerte. Así, murmuran ofreciendo estas oraciones de arrepentimiento. ¿Saben por qué la gente intenta hablar en lenguas? Los corazones de los seres humanos son iguales y podemos entender lo que dice la otra persona mirando sólo la boca de alguien, entonces la gente murmura “sha-la-la, sha-la-la-la” con pronunciación extraña. Por lo tanto, desean hablar en lenguas, a fin de que los otros no puedan entender lo que dicen cuando hacen esto. Además, los demonios los incitan en sus emociones y les dicen: “¡Está muy bien… eso es hablar en lenguas!” Y doblan la lengua y hacen sonidos extraños que incluso no pueden entender, tratando de demostrar que pueden hablar en lenguas mejor que nadie. Entonces, las personas a su alrededor se maravillan, diciendo, “¡Guao… ha recibido el don de hablar en lenguas!” Hacen esto sin saber que Satanás los está engañando para hacerlos así ir al infierno. Hacen… “sha-la-la, sha-la-la-la” a pesar de que tienen pecados en sus corazones porque piensan que es una obra del Espíritu Santo, cuando cierto tipo de emoción o sentimiento excitante entra en su cuerpo. Así lo intentan duro por toda su vida y terminan yendo al infierno.
Mi corazón también estaba muy excitado cuando tenía creencias erróneas durante diez años, antes de que yo verdaderamente naciera de nuevo. Mi corazón siempre estaba lleno de calor, cada vez que iba a una iglesia. Yo también tuve visiones y hablé en lenguas. Pero todavía tenía pecados en mi corazón. Mi fe solía ir hacia arriba y hacia abajo de acuerdo a mis emociones, porque yo no estaba en el estado libre de pecado de haber nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu. Si una persona no recibe la salvación en Cristo, no puede sino vivir como esclavo de un demonio y terminar yendo al infierno, sin importar que tan esmeradamente asiste a las reuniones de la iglesia y no importa con qué frecuencia experimente sentimientos excitantes.
¿Qué dijo el Señor en el Evangelio de Mateo capítulo 7? Dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre que está en los Cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.’” (Mateo 7:21-23).
Sólo los minusválidos reciben el perdón de los pecados
Una persona sana, una persona que trata de cumplir la Ley de Dios en su presencia, no puede recibir el perdón de los pecados. Pero alguien que reconoce que él es una persona débil que no puede sino cometer pecados ante la presencia de Dios y sabe que él no puede hacer nada, recibe el perdón de los pecados por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. El perdón de los pecados que un ser humano recibe de Dios es muy simple. Si dicen, “Dios, yo no puedo hacer nada. Incluso yo mismo no puedo ofrecer cualquier oración de arrepentimiento bien y no hay nada que puedo hacer bien”. Nuestro Señor, Entonces, dice: “He venido para salvar a una persona como tú. He venido a llamar a un pecador con un Espíritu pobre, no una persona justa. Es por ello que me puse en carne humana y bajé a este mundo y pasé todos los pecados del mundo sobre mí, mediante el bautismo que recibí de Juan el Bautista y sus pecados fueron incluidos entre estos pecados del mundo que me fueron pasados a mí. Ya he pagado el precio de sus pecados completamente en la Cruz. He borrado todos sus pecados.” Entonces, aceptamos y creemos esto en nuestros corazones y recibimos la salvación de todos nuestros pecados. Sólo una persona que se ha dado cuenta de que es un paralítico que no puede hacer nada, puede recibir el perdón de los pecados.
¿Son ustedes o no un paralítico? Si, son un paralítico. Eso es cierto. Son un paralítico sin importar qué tan bien puedan cantar o lo bien que puedan lucir. Todos fuimos minusválidos espirituales desde que nosotros mismos no pudimos borrar nuestros pecados.
Vamos a ver el pasaje de las escrituras de hoy una vez más y terminar este sermón. Leamos el pasaje de las Escrituras de hoy, a partir de versículos 3 a 5 del Evangelio de Marcos capítulo 2. “Entonces vinieron a Él, trayendo a un paralítico que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaban, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados.” (Marcos 2:3-5).
Jesús, que es Dios reunió a la gente y les habló sobre la forma de ir al Reino de los Cielos. En ese momento, cuatro hombres que cargaban un paralítico que estaba en su cama, lo ayudaron descubriendo el techo. El paralítico no habría sido sanado o recibido el perdón de sus pecados, si no hubiera entrado allí porque había muchísimas personas. Sin embargo, cuatro hombres descubrieron el techo y permitieron que este paralítico escuchara la Palabra de Jesús, en lugar de renunciar a una situación en la que nadie podía ni moverse ya que había tantas personas.
¿Qué tan grande creen que era la cama del paralítico? Debe haber sido al menos tan grande como una camilla de paramédicos que se utilizan en el ejército. Sin embargo, ellos descubrieron el techo de la casa de otra persona porque el paralítico quería ser sanado de su terrible enfermedad. Jesús vio esta desesperada e intensa fe y le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Este es el verdadero secreto para obtener el perdón de los pecados.
A fin de recibir la salvación al obtener el verdadero perdón de los pecados, primero deben saber lo que Dios ha hecho por nosotros. Deben renunciar a sus esfuerzos y aprender a través de las Escrituras cómo el Señor los ha salvado y borrado todos sus pecados. Deben escudriñar el Antiguo y el Nuevo Testamentos y comprender la Palabra de Dios que Él quiere darles. Si llegan a conocer la obra que Dios ha hecho por ustedes, también recibirán el perdón de sus pecados de la misma forma que el Señor vio a este paralítico bajando a través de aquel techo y le dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Ustedes recibirán el perdón de sus pecados cuando lleguen a saber cómo Dios los ha salvado, es decir, cómo Jesucristo encarnado en hombre, vino a este mundo y borró todos los pecados del mundo para salvar a ustedes y a mí.
Ustedes deben escudriñar cuidadosamente la Palabra de Dios y confirmar cómo Dios ha borrado los pecados en el Antiguo Testamento y cómo Dios cumplió esta Palabra eternamente en el Nuevo Testamento. Entonces, sólo así pueden recibir el perdón de sus pecados. Pueden recibir el perdón de los pecados sólo como Dios le dijo al paralítico, “Hijo, tus pecados son perdonados.” Deben comprobar cómo la gente de la época del Antiguo Testamento recibió el perdón de los pecados y cómo la gente de la época del Nuevo Testamento podemos recibir el perdón de nuestros pecados.
Jesús dijo, “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres” (Juan 8:32). Debemos entender el significado de esta Palabra. Una persona no puede recibir el perdón de los pecados, si él/ella no conoce esta Palabra, no importa cuán grande sea un anciano, un pastor, o un diácono. Es porque el perdón de los pecados no se basa en la posición de alguien en la vida. Por lo tanto, si ustedes todavía son pecadores, deben renunciar a sus esfuerzos y confirmar cómo el Señor los ha salvado. Ustedes se pueden sanar de su enfermedad del pecado de la forma que el paralítico recibió el perdón de todos sus pecados, se levantó, y cargó la camilla en la estaba acostado cuando Jesús le dijo… “Hijo, tus pecados te son perdonados.”
El Señor dijo al paralítico, “Hijo, tus pecados te son perdonados.” En ese momento, los escribas y fariseos han de haber estado sentados justo al lado de Jesús. Entonces, se enojaron mucho con Jesús tan pronto como oyeron esto, diciendo: “Que tonto arrogante. ¿Quién además de Dios tiene el poder de perdonar pecados?”
Jesucristo es Dios. Él es originalmente Dios a pesar de que Él vino encarnado en hombre para salvarnos. Sólo usó un ser humano con el fin de salvarnos. Es nuestro Salvador y el creador que nos hizo. Este Dios se encarnó en humano y vino a este mundo con el fin de salvarnos. Por lo tanto, era muy normal para Jesús, el decir: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Era natural, porque Él tenía el poder de perdonar los pecados. Sin embargo, los escribas y fariseos oyeron esto y pensaron que Jesús estaba “blasfemando” contra Dios y que era “arrogante” porque no reconocían a Jesús como el Hijo de Dios. ¿Jesús sabía esto y les dijo: “Que es más fácil entre los dos? Sin embargo, quiero hacerles saber que el Hijo del hombre tiene el poder de perdonar los pecados en este mundo. He venido a este mundo para sanar los pecados de sus almas, no para curar la enfermedad del cuerpo. Y sané esta alma. He llegado a borrar todos tus pecados”. En el universo entero, Jesús es el único que puede decir: “Yo soy el camino, la Verdad y la vida. Nadie viene al padre si no es por mí” (Juan 14:6). Por lo tanto, es natural para el Señor decir: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Es porque Jesucristo es el único que tiene las aptitudes para decir: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Sólo Jesús puede borrar nuestros pecados.
Nuestro Señor ha borrado todos los pecados que la gente comete. Sólo el Señor puede borrar los pecados de la gente. Queridos compañeros creyentes, el Señor vino a este mundo para que todos nosotros sepamos que Él es el Salvador y que es el Señor que ha borrado todos nuestros pecados. Y Él ha borrado todos nuestros pecados verdaderamente. No hay nadie en La Tierra cuyos pecados no hayan sido borrados. ¿Ustedes creen que Adolfo Hitler tenía pecado o no? No, él no tenía. Asesinó a 6 millones de judíos en el Holocausto. Sin embargo, Hitler fue al infierno porque no estaba interesado en saber cómo Dios lo salvó y no abrió ni siquiera las Escrituras para comprobarlo. No es el caso de que Dios haya borrado los pecados de algunas personas elegidas y no haya borrado los pecados de las otras. Dios ha borrado todos los pecados de todos los seres humanos. Por lo tanto, nosotros los que hemos recibido el perdón de los pecados por la fe debemos predicar este verdadero Evangelio.
Nuestro Señor preguntó a los escribas y fariseos, “¿Que es más fácil, decir al paralítico, “Tus pecados te son perdonados”, o decir, “Levántate, toma tu lecho y anda”? ¿Qué piensan que es más fácil? Sería más fácil curar la enfermedad de una persona que perdonar pecados de alguien. Quien sabe de Jesús y lo encuentra, con Él recibe el perdón de los pecados. Sin embargo, la recepción del perdón de los pecados es más difícil para las personas que no reconocen que son minusválidos espirituales y no buscan encontrar a Jesús.
Jesús perdonó los pecados del paralítico y también sanó su enfermedad física. ¿Qué tan desesperadamente este paralítico debió desear el estar saludable? No hay nada más lamentable que estar enfermo o lisiado físicamente. Sin embargo, la enfermedad del alma es más lamentable que la discapacidad física. ¿Saben que tanto el alma encerrada en pecado quiere recibir el perdón de los pecados? Quiero que ustedes cuiden más sus almas, en lugar de simplemente cuidar su cuerpo. Las almas de ustedes en primer lugar deben recibir el perdón de los pecados de Dios y en segundo lugar, deben recibir la bendición de Dios físicamente mientras vivan en este mundo. En lo que respecta al orden de recibir las bendiciones de Dios, tenemos que recibir las bendiciones espirituales primero en nuestras almas y entonces, recibir las bendiciones físicas en nuestras vidas, después de eso.
Pero por desgracia muchos cristianos buscan sólo las bendiciones carnales. Esto no es el verdadero cristianismo. Se trata de la superstición y el pseudo-cristianismo. Hay tanta gente ridícula entre los cristianos en estos días. Insisten en que el ser curados de la enfermedad y volverse saludables después de creer en Jesús, es recibir bendición celestial. ¿Significa que ellos creen correctamente sólo porque son sanados de enfermedades físicas cuando todavía tienen pecados en sus corazones? Los pecadores cristianos deben saber que creen en Jesús erróneamente. El creer que está bien, independientemente de quien sana el cuerpo de uno, ya sea un demonio o el Dios verdadero, no es verdadera fe. Más bien, es superstición de creer en los espíritus malignos. El Señor dijo, “Conocerás la Verdad.” Debemos conocer este Dios verdadero. Debemos obtener el perdón de nuestros pecados al entender esto.
Dios dio el perdón de los pecados al paralítico. Queridos compañeros creyentes, ustedes, yo y la humanidad entera somos todos minusválidos espirituales. Ninguno podemos hacer nada por nuestra salvación por nosotros mismos. Por lo tanto, sólo debemos llegar a la Verdad y confirmar lo que Dios ha hecho por nosotros y recibir el perdón de los pecados al creer en ella. Sólo entonces, podemos recibir salvación. Debemos admitir ante la presencia de Dios que no podemos hacer nada. Y debemos recibir el perdón de los pecados checando y creyendo lo que Dios ha hecho por nosotros.
Confirmemos nuestra fe, tras comprobar la Palabra de David, nuestro predecesor de la fe. En el Libro de los Salmos capítulo 51 versículos 3 a 4, David confesó esto:
“Por que yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti sólo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu Palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.”
¿Qué hizo David? Cometió adulterio y también cometió asesinato. Cometió todos los pecados de los diez mandamientos. Blasfemó el nombre de Dios, dio falso testimonio y cometió asesinato. Cuando alguien viola uno de los estatutos de la Ley, entonces ha violado todos ellos (Santiago 2:10).
¿Cómo ora la gente cuando comete adulterio? El no-nacido de nuevo ora, llora y llora, diciendo: “Dios, sólo perdóname este pecado. No volveré nunca a cometer este pecado nuevamente.” Pero, ¿cómo oraba David? Fue un hombre que recibió el perdón de sus pecados; fue un hombre de fe ante el propio corazón de Dios. Después de cometer este pecado de adulterio y asesinato ante la presencia de Dios, David lo confesó ante su presencia, diciendo:
“Por que yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti sólo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu Palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.”
Esto significa que su juicio se vuelve intachable cuando Dios juzga a David como justo. Lo que David estaba realmente diciendo: “Yo iré al infierno si Dios dice que debo ir al infierno, pero recibiré salvación si Dios dice que merezco recibir salvación. Todo se hará de acuerdo a Su juicio. La salvación no es algo que yo pueda hacer por mi mismo”.
Nuestro juicio no debe ser el criterio de la Verdad
Nuestro juicio no debe ser el criterio de la Verdad. Es porque sólo el juicio de Dios es la verdad. Sólo Dios es la Verdad. Sólo el juicio de Dios es puro y sólo la Palabra del Señor es justa. David habría ido al infierno si el Señor no hubiera borrado todos sus pecados. Sin embargo, ¿qué hizo el Señor con los pecados de David? El Señor borró completamente todos sus pecados. David era una persona débil que había cometido pecados ante la presencia de Dios, pero Dios borró todos sus pecados completa y limpiamente. Jesucristo vino a este mundo y borró inclusive todos los pecados de David. David creyó en esta Verdad de antemano. Por lo tanto, David habló de sí mismo y confesó:
“He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, tú amas la Verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho
comprender sabiduría.” (Salmos 51:5-6).
David no oró que él no cometería nunca más pecado, si Dios lo perdonara de este pecado. Más bien, confesó: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Yo soy una persona que no puede más que hacer el mal porque vengo de descendencia de hacedores del mal, porque nací con el pecado”.
Debemos ser como esas personas que así, se reconocen a si mismas y buscan la salvación de Dios. Nosotros recibimos la salvación de Dios y obtenemos el perdón de los pecados cuando reconocemos que somos minusválidos espirituales ante la presencia de Dios, escudriñamos la Palabra de Dios, conocemos la Verdad y creemos en ella en nuestro corazón.