(Marcos 2:13-22)
“Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Levi hijo de Alfeo sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: “Sígueme.” Y levantándose, le siguió. Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque habían muchos que le habían seguido. Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ‘Qué es esto, ¿que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?’ Al oír esto Jesús, les dijo: ‘Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.’ Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ‘¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?’ Jesús les dijo: ‘¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino de derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.’”
Está lloviendo. El meteorólogo nos dice que el tiempo estará frío después de esta lluvia de otoño. Parece que Dios va a darnos una nueva temporada. Hago votos para que nuestros corazones sean renovados según cambia la temporada.
El capítulo 2 del Evangelio de Marcos nos enseña lo que Jesucristo significa para nosotros. Nuestro Señor Jesucristo es Dios fundamentalmente y por lo tanto, está completamente capacitado para ser nuestro Salvador que nos libera todos nuestros pecados. Él es el Mesías que vino a salvar a todos los terrenales borrando todos los pecados del mundo. Él es el juez que puede decir si alguien ha recibido el perdón de los pecados, o no. Castiga pecadores y recompensa gente justa a su tiempo. Podemos verificar estos hechos en las escrituras de hoy.
Cuando Jesús vio a un hombre paralizado en Capernaum, dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Explicó lo que quería decir: “Les digo esto para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra para perdonar pecados.” Lo que Jesús nos dijo implica que Él es el Salvador que nos da el perdón de los pecados.
¿Qué son las religiones en el mundo?
Debemos reconocer a Jesús como nuestro Dios no sólo uno de los muchos dioses de las religiones mundanas. Aquí está la definición de lo que son las religiones populares hoy en día: “La religión es un sistema de doctrinas hechas por el hombre y es algo en lo que la gente adora y confía en quienes piensan que son respetables.” Las personas crean temas confiables en sus mentes para depender y pedir ayuda. Se trata de las llamadas religiones-hechas por el hombre. En otras Palabras, las religiones son en lo que las personas creen y dependen, para su alivio. Por ejemplo, algunos chinos adoran a su héroe de la guerra, General Kwan Yu como su Dios de casa. Ellos cuelgan el retrato del general Kwan Yu y queman incienso ante él. Cuando se enfrentan a problemas difíciles, rezan a Kwan Yu y le piden ayuda.
Las personas dependen de las religiones auto-creadas en sus mentes y también las abolen por iniciativa propia. En pocas palabras, es un espejismo creado en las mentes de las personas. Las personas no sólo crean sus propios dioses, sino que también se deshacen de ellos mentalmente. Por lo tanto podemos concluir que las religiones son lo que las personas crean por sí mismas y crean arbitrariamente en sus mentes.
¿Quién es Jesús?
Dios es aquél que realmente existe y nos salva de todos nuestros pecados. Jesús es la figura principal en el Evangelio del agua y el Espíritu, y por lo tanto, es el verdadero Dios quien nos puede ayudar. Jesús, que es en realidad Dios, está en los corazones de aquellos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Él es Dios quien está siempre con nosotros mientras trabajaba para nosotros. Dios entra por el Espíritu Santo en los corazones de la gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. Y Él bendice a los justos. Por eso, quienes creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, confían en este Dios viviente y lo siguen.
Así que nosotros, los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu disfrutamos de verdadera felicidad en Jesucristo. ¿Cómo podemos tener fe y la buena fortuna en la que podríamos sólo soñar? Todo es posible a través del amor de Jesucristo, nuestro Dios. No vivimos con la fe que podemos ver en otras religiones mundanas y en películas. Somos personas benditas que realmente hemos encontrado al Dios viviente y recibido la salvación en el Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando pensamos sobre cómo podemos encontrar nuestro Dios de la salvación y la Verdad, nos sentimos agradecidos por eso tan preciado.
De hecho, no encontramos a Dios por nosotros mismos, sino que Dios nos encontró a nosotros. Mientras que vivimos nuestra vida de fe, se nos recuerda de bendiciones de Dios de vez en cuando. Nuestro Señor es el Dios viviente; es la Verdad; y es nuestro pastor para siempre. Esto es todavía asombroso y de ensueño. Las bendiciones de Dios no son meramente teorías, sino realidad. Es así como nuestra vida difiere de la de aquellos de otras religiones de este mundo. Confiamos en Dios que aún vive y nos bendice. El Señor nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu y por creer en este hermoso Evangelio, todas las bendiciones prometidas en la Biblia se han vuelto realidad. Estamos caminando con este Dios y trabajando con Él. Ustedes se sorprenderán con gratitud y asombro cuando se den cuenta de que cada bendición de Dios realmente es verdadera.
Sin embargo, tendemos a olvidar su gracia, aunque estemos compartiendo el Evangelio de Dios con la gente. No obstante, el Señor está con ustedes y conmigo y obra para nosotros, nos protege, nos guía y cumple su voluntad a través de nosotros. Por la fe de que lo que Dios nos dio, podemos ver la obra de Dios en su Iglesia. Me gustaría subrayar que somos gente verdaderamente feliz con bendiciones de Dios.
Podemos encontrar justo antes del pasaje de las escrituras de hoy, que Jesús conoció a un hombre paralizado y perdonó sus pecados, diciendo: “Tus pecados te son perdonados.” Además, curó al paralítico y le dijo que se levantara y caminara. Jesús otorgó esa bendición sobre el hombre paralizado.
Después de esto, Jesús fue a la costa. Capernaum era un pueblo a orillas del mar. Cuando llegó a la costa, una gran multitud le seguía. Jesús les enseñaba cómo ir al Cielo. Cuando Jesús vio a Levi, hijo de Alfeo, en la oficina de impuestos, lo llamó: “Sígueme”, él se levantó inmediatamente y le siguió.
Jesús es el Salvador para todos los pecadores
Esta vez Jesús fue a la casa de Levi, el principal recaudador de impuestos y comió con ellos. Entre aquellos que estaban sentados con Jesús estaban los amigos de Levi, sus colegas recaudadores de impuestos y pecadores públicos. A Jesús le simpatizaban.
Como todos ustedes saben, Jesús no es sólo nuestro Mesías para salvar a todas las personas de los pecados, sino también nuestro amigo. Por lo tanto dondequiera que Jesús iba, el lugar estaba atestado de pecadores. Estos pecadores se esmeraban en estar con Jesús sin importar donde fuese. Fueron detrás de Jesús, sólo por un rumor del paradero de Jesús. Jesús siempre estaba feliz de comer con pecadores como los recaudadores de impuestos y les enseñaba la Verdad. Muchas personas perseguían a Jesús, y Él realmente nos salvó de todos nuestros pecados y se convirtió en un amigo de quienes pecan una y otra vez. Nuestro verdadero Salvador nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu. Él todavía quiere liberar a personas débiles con el Evangelio del agua y el Espíritu.
Hubo algunas personas arrogantes en los días de Jesús como hay hoy en día. Se burlaban de Jesús, ya que gente humilde lo seguía aún más voluntariamente y reconocían sus fallos. Por eso podemos llamar a Jesús “el amigo de los pecadores”. Personas que se consideraban perfectas, como los fariseos y los escribas decían: “¿Cómo es posible que el maestro Jesús coma y beba con los recaudadores de impuestos y pecadores? ¿Cómo puede Él no reconocerlos y comer con esos conocidos pecadores?” Cuando Jesús oyó esto, dijo: “Aquellos que están sanos no tienen necesidad de un médico, sino aquellos que están enfermos. Yo no vine a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.” Está diciendo que la gente que se considera a sí misma como gente buena y que viven limpios moralmente cada día, no necesitan de Él; pero quienes confiesan que son tan débiles que cometen pecado todos los días, realmente lo necesitan. En otras Palabras, nuestro Señor no llegó a llamar a aquellos que piensan que no cometen pecados, sino a pecadores. Dios dijo que llamaría pecadores y los purificaría con el Evangelio del agua y el Espíritu, los separaría, adoptaría como sus hijos y los llevaría a disfrutar de la riqueza y la gloria de Dios.
Los fariseos y los escribas pensaban que eran impecables y preguntaron a Jesús lo siguiente: “¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, pero tus discípulos no ayunan?” Jesús respondió a ellos así: “¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán” (Marcos 2:19-20). Él mismo se había comparado con el esposo.
Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo
En los versículos 21 y 22, dice el Señor: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.”
Los cristianos de hoy necesitan renovar sus mentes. Nacimos de nuevo por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor llegó a este mundo para salvarnos de los pecados y se llevó nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista. Esta es la verdadera realidad. Todos los pecados de todos en La Tierra fueron pasados a Jesucristo. Por lo tanto, no hay ningún pecado en nuestros corazones, de los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Es porque todos nuestros pecados fueron pasados a Jesucristo. Jesucristo tomó todos nuestros pecados de una vez por todas al ser bautizado por Juan el Bautista y murió en la Cruz. Se levantó de entre los muertos y nos salvó a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu de todos nuestros pecados.
Gente como nosotros que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu no tenemos realmente ningún pecado. No obstante, todavía tenemos que renovar nuestras mentes, ya que hemos recibido el perdón de todos nuestros pecados por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo transformamos nuestras mentes? El relato acerca de los viejos odres de vino y los nuevos, enseña cómo podemos renovar nuestras mentes y fe después de que somos salvados de los pecados.
Nos convertimos en gente justa por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. No obstante, si vivimos de acuerdo a nuestras viejas formas de pensar, la verdadera fe no crece en nosotros. Si ustedes realmente se convirtieron en hijos de Dios por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y si creyeron que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Mesías de la raza humana, deben renovar sus pensamientos carnales y vivir por la fe de confiar en la justicia de Dios. Creemos que Jesús ha borrado todos nuestros pecados. También hemos recibido el perdón de los pecados por creer en Jesucristo, que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. Si ese es el caso, no debemos ir de acuerdo a nuestros estilos de vida antiguos, sino que debemos vivir yendo por el camino de la fe. Debemos renovar nuestras mentes y pensamientos creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras Palabras, debemos llevar nuestra vida de fe creyendo en la justicia de Dios. Debemos hacer esto porque nuestro Señor de verdad perdonó todos nuestros pecados. Nuestro Señor se hizo cargo de nuestros pecados, recibió el juicio como un pecador por nosotros, se levantó de entre los muertos y nos salvó de una vez por todas. Así que realmente no hay ningún pecado dentro de nosotros. Nacemos de nuevo por la fe. Por lo tanto, de ahora en adelante debemos pensar y vivir por la fe que confía en la justicia de Dios. Esto significa que tenemos que usar nuestros pensamientos y fe por lo que nuestro Señor ha hecho por nosotros.
¿Cómo dijo Jesús que nos llevaría después de salvarnos de nuestros pecados? ¿Cómo nos bendeciría a nosotros? ¿Qué dijo que deberíamos hacer? Nos dijo no sólo sobre el perdón de los pecados, sino también sobre la vida de la verdadera fe después de recibir el perdón de los pecados. Por lo tanto deberíamos confiar en la Palabra de Dios, creer por la fe y vivir la vida de fe confiando en su Palabra. Nuestra manera de pensar no debería ser la misma que teníamos antes. Deberíamos poder dejar nuestros viejos hábitos una vez que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y recibir el perdón de los pecados. Como dice la escritura: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17), necesitamos formar una nueva estructura mental en nuestra fe dada por Dios. Deberíamos vivir una vida de fe que se deseche de todo lo anterior confiando en la justicia de Dios.
También nos dijo el Señor: “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino de derrama, y los odres se pierden” (Marcos 2:22). No podemos entender este verso si tratamos de traducirlo literalmente así: “¿Hay alguna razón por la qué deberíamos poner vino nuevo en odres nuevos? ¿Por qué deberían ser odres nuevos cuando podemos poner vino nuevo en odres viejos?” Si ustedes intentan comprender la Palabra de Dios desde un punto de vista mundano, terminarán con más preguntas en su cabeza. Pero si ustedes reflexionan sobre la Palabra de Dios por la fe, confiando en la justicia de Dios, lo pueden comprender espiritualmente. El vino nuevo debe ponerse en odres nuevos. O el vino nuevo rompe los odres, el vino se derrama y se rompen los odres también.
Este es el significado espiritual de este versículo. Cuando tratamos de resolver nuestros problemas con nuestras viejas formas de pensar, las cosas no funcionan. Una vez que nos volvemos hijos de Dios, tenemos que vivir con nuevas ideas en la Palabra de Dios. Debemos orar por que nuestros pensamientos se renueven en la Palabra de Dios. No debemos intentar resolver los problemas de este mundo con las costumbres o sistema de valores que teníamos antes de que naciéramos de nuevo. Deberíamos vivir con una mente renovada por la fe, confiando en la justicia de Dios para resolver nuestros problemas. Es así como podemos conservar intactos los odres. De lo contrario los odres viejos se romperán y se perderá el nuevo contenido.
Como seres humanos verdaderos, todavía encontramos un montón de problemas durante nuestra vida de fe a pesar de que fuimos salvados por la fe. Las cosas no funcionan si intentamos resolverlas con las viejas formas de pensar y no con la forma de pensar renovada por la fe. Ya que lo que teníamos en el pasado no era la Verdad, deberíamos desecharlo y entrar en el nuevo mundo de la fe. Nuestros pensamientos de la carne no son perfectos, y serán destruidos. Los pensamientos carnales nunca se mezclan con la Verdad, ni pueden contenerla. Perderemos la verdadera fe si la utilizamos de acuerdo a las normas mundanas. En otras Palabras, no sólo de los odres, sino también el vino se desperdiciarán, a menos que renunciemos a nuestros pensamientos carnales. Por eso que el Señor dijo a los fariseos, los escribas e incluso a los cristianos de hoy en día que, deberíamos vivir una vida de fe con mentes renovadas.
En primer lugar, debemos saber y creer que Jesús es Dios quien tiene el poder de perdonar pecados, y que Jesús es el Hijo de Dios. Al igual que Jesucristo perdona nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu, tenemos que pensar y hacer conclusiones por la fe que confía en la Palabra de Dios que Jesús nos dio. Deberíamos vivir nuestras vidas resolviendo estos problemas de esta manera.
Averigüemos que está mal con los cristianos de hoy
Hay un pensamiento que deberían cambiar todos los cristianos. Y es que todos los cristianos imaginan ser puros, limpios, no cometer pecados y siempre hacer buenos deseos a romperse en pedazos. Jesús comía y pasaba tiempo no sólo con sus discípulos, sino también con numerosos pecadores. Muchísimos pecadores seguían a Jesús. La gente tiende a pensar que el vivir una vida recta y perfecta después de creer en Jesús traerá más bendiciones de Dios, pero no es cierto cuando se trata en cuestión de la salvación. Somos débiles e imperfectos no importa si estamos salvados o no. Por eso es que siempre necesitamos la justicia de Jesús y es importante para nosotros el vivir por esa fe, al igual que el enfermo necesita de un médico. No importa que tan imperfectos seamos, el Señor está con nosotros todo el tiempo. El Señor siempre permanece con nosotros para ayudarnos y guiarnos.
Entre más debilidad encontremos en nosotros, y más sepamos de nuestras debilidades, más agradecidos nos sentimos en nuestros corazones por el amor de nuestro Señor. Nos volvemos llenos de alegría y damos gracias a Dios por salvarnos a quienes somos débiles a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando nos vemos a nosotros mismos como débiles e impotentes, llegamos a agradecer a Dios por salvarnos de todos nuestros pecados y debilidades.
Cada vez que vemos nuestras debilidades somos incapaces de expresar lo suficiente con palabras, que tan agradecidos estamos por ser salvados de todos nuestros pecados, por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús comía con pecadores después de que Él borró todos sus pecados. Por lo tanto podemos caminar con Jesús a pesar de nuestras debilidades. Estoy agradecido con Dios de que yo sé que podemos caminar con Él solo a causa de lo que Él ha hecho por nosotros.
Los justos deben convertir sus pensamientos carnales en pensamientos espirituales. No deberíamos pensar como los fariseos y los escribas lo hacían. Jesús acompañaba a los débiles, se convirtió en nuestro Salvador y nos está guiando. No deberíamos pensar que podemos seguir a Jesús por nuestras acciones rectas. Jesús es el Mesías que vino a este mundo a salvar pecadores. Somos esos pecadores hasta el mismo día en que morimos. Jesús es el Salvador que vino y nos salvó de una vez por todas. Lo hizo así, a través del Evangelio del agua y el Espíritu.
Por lo tanto, no hay ningún pecado dentro de nosotros gracias a nuestra fe en Él. Él tomó todos los pecados que hemos cometido y los pecados que cometeríamos el resto de nuestras vidas, cuando fue bautizado. Jesús recibió el juicio por nosotros en la Cruz para que no quedáramos culpables. Esto significa que somos salvos de pecados e iremos al Cielo como hijos de Dios sin condena, sólo por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Todavía podemos seguir a Jesús a pesar de nuestras debilidades. El Señor camina con nosotros, independientemente de nuestras enfermedades. No sólo eso, Él nos enseña, nos guía y nos bendice. Por eso tenemos que deshacernos de nuestras viejas formas de pensar. Abandonen todos los hábitos y pensamientos que tenían antes de que nacieran de nuevo. Aquellos que recibieron el perdón de los pecados a través de la Palabra deben confiar en la Palabra de Dios y proceder a creer en ella.
Si han recibido el perdón de los pecados después de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, ustedes no deberían vivir de acuerdo a nuestras viejas formas de pensar. ¿Qué decía Jesús? ¿No nos llamaba personas enfermas de pecado, que cometen pecados cada día? ¿No dijo que nuestros pecados son como escarlata?
Recuerden que Jesús comía con los pecadores. Entonces, los fariseos y los escribas preguntaban cómo Jesús podía comer con los pecadores y recaudadores de impuestos. Jesús les dijo que Él vino para salvar y estar con aquellos que sean humildes y débiles, y que sería el verdadero y eterno Salvador para ellos.
Por lo tanto, debemos cambiar nuestros pensamientos carnales en los espirituales y seguir al Señor por la fe. Si no cambiamos nuestros viejos hábitos de pensar, no hacemos honor al hecho de que Dios condonó nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Deberíamos vivir por nuevos pensamientos de fe. Incluso después de que recibimos el perdón de los pecados, aún pecamos, por lo que tenemos que depender de la justicia de Dios para resolver estos problemas.
Si ustedes no conoces el Evangelio del agua y el Espíritu, necesitan aprenderlo. El que no sepan el Evangelio del agua y el Espíritu significa que no creen en Jesús. No sólo deberían saber sino también creer que Jesús vino a este mundo y Él mismo fue bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz y nos salvó de todos nuestros pecados de una vez y para siempre debido a nuestras debilidades. Es así cómo podemos recibir el perdón de los pecados.
Para aquellos de nosotros que creímos y recibimos el perdón de los pecados, Jesús nos dice esto: “Les he quitado todos los pecados y debilidades de toda su vida. Por lo tanto sus pecados fueron pasados a mí y ahora deben seguirme por la fe independientemente de sus debilidades.” Nos dijo que Él arregló todo para nosotros para seguirlo por la fe. El pasaje: “El justo vivirán por la fe”, va a hacerse realidad en nuestras vidas. Si ustedes se aferran a sus viejos hábitos de pensamiento después de recibir el perdón de sus pecados, arruinarán incluso el perdón de sus pecados. En otras Palabras, ustedes no deberían pensar conforme a los estándares mundanos, sino que deberían tomar decisiones basadas en la Palabra de Dios y la fe. De lo contrario, se derrumbará su fe.
Quienes no reciben el perdón de sus pecados y creen en Jesús arbitrariamente, no se salvarán. Jesús buscaba pecadores cuando las personas religiosas se enorgullecían de su santidad. No se pueden salvar debido a tal arrogancia. Cuando Jesús estaba en una casa en Capernaum, apareció un hombre paralítico. Ese lugar estaba repleto de personas como sardinas enlatadas, pero sólo cinco personas pudieron encontrar a Jesús. Eran el hombre minusválido y sus cuatro amigos. Esas cinco personas tuvieron fe suficiente y recibieron el perdón de sus pecados.
Por otra parte, el resto de la multitud no obtuvo el perdón de los pecados. Pensaban: “¿Va Jesús a realizar un milagro esta vez?” ¿Él va a curar al hombre lisiado? ¿Va a curar a un leproso?” Ellos se centraron en la enfermedad física y perdieron el enfoque completamente. La enfermedad física ocurre porque nuestro cuerpo está mal. Dios permite las dificultades y los accidentes para que podemos buscar a Dios. Las personas que desean resolver sus problemas físicos y creen que la solución a sus problemas son los signos de favoritismo de Dios, son las que han perdido el propósito real de la venida de Jesús a este mundo. Es erróneo pretender que, el creer en Jesús les hará sanos, ricos y benditos.
Jesús vino a este mundo para salvarnos de los pecados, adoptarnos como hijos de Dios y darnos todas las bendiciones celestiales. Es cierto que estamos bendecidos en cuerpo y alma cuando seguimos el Señor con la fe de confiar en su Palabra. Recibimos bendiciones a medida que crece nuestra fe. El hacer caso omiso de lo que Jesús dijo, no es la fe adecuada. Los falsos profetas dicen: “Sólo crean en Jesús y se salvarán, crean en la sangre de Jesús, y también se salvarán. Oro por que puedan gozar de buena salud y que todo pueda ir bien con ustedes. Si ustedes creen en Jesús, su enfermedad será curada. Si ustedes creen en Jesús, todo irá bien.” Por lo tanto no deberíamos interpretar su Palabra en base a nuestros deseos mundanos. Es como la parábola de poner el vino nuevo en los odres viejos, arruinando todo. Les aseguro que los viejos odres se romperán cuando se vierta en ellos nuevo vino.
La Palabra de Dios no se ajusta a nuestros pensamientos carnales. De hecho, el vino añejo sabe mejor. Muchos países europeos como Francia producen vino y una botella de vino muy añejo puede costar hasta algunos millones de dólares. ¿Qué es lo que quiere decir, de que el vino joven debe ponerse en nuevos odres, cuando vino más añejo es mejor que el joven? Esto es acerca de qué tipo de fe deberíamos tener después de creer en la Palabra de la Verdad y recibir el perdón de nuestros pecados. Debemos confiar en lo que Dios dice en la Biblia, tomar la Palabra de Dios como es, y seguirlo. Es cómo podemos mantener nuestra fe y recibir orientación hacia el Reino Celestial.
Hay personas que abandonaron la iglesia después de recibir el perdón de sus pecados. Hacen amigos con los de las otras comunidades cristianas. Entonces, los grupos religiosos y los individuales, ambos se arruinan. Una vez que una persona que se acaba de convertir en el vino nuevo, es puesta en viejos odres, también se volverá inútil. El vivir una vida de fe en un grupo religioso arruina tanto al grupo como a esa persona.
Por lo tanto, deberían los justos estar unidos con otras personas justas. El Señor dijo que lo podríamos encontrar sólo si cambiamos nuestras mentes. También dijo que deberíamos abandonar todas las viejas creencias y seguirlo con nueva fe, confiando en su Palabra. Es el único camino correcto para vivir nuestra vida de fe.
Jesús comía y conversaba con los pecadores y recaudadores de impuestos. ¿Con quién querría comer un hombre normal? En esa época, los fariseos y los escribas tenían altos cargos. Si Jesús quería ser tratados con respeto, Él habría comido y conversado con aquellas personas que hablaban tan elegantemente. Sin embargo, la gente alrededor de Jesús eran conocidos pecadores. ¿Qué hicieron los recaudadores de impuestos? Israel estaba bajo el dominio colonial romano en esos tiempos. Por lo tanto las personas que trabajaban en las oficinas de impuestos recolectaban el tributo y lo llevaban al Gobierno Romano. Cuando cobraban diez centavos de impuestos, se embolsaban cinco centavos para ellos.
Por eso, los recaudadores de impuestos eran conocidos como pecadores por los israelitas. Pero Jesús vio a Levi el hijo de Alfeo sentado en la Oficina de impuestos. Y le dijo: “Sígueme.” Entonces después de eso, Levi y sus amigos estaban comiendo con Jesús riendo a carcajadas y haciendo ruido. Desde el punto de vista de los escribas y fariseos, Jesús andaba juntándose con gente inmoral, por lo que pensaban que no serían amigos de él. Como dice el refrán. “Si quieres conocer el carácter de una persona, sólo mira al amigo de esa persona” Los fariseos y los escribas miraban así a la gente alrededor de Jesús y lo ridiculizaban entre ellos.
Entonces, Jesús dijo esto. “Hijo, tus pecados te son perdonados. Digo esto para hacerles saber que el Hijo del hombre tiene poder sobre el mundo para perdonar pecados. Toma tu lecho y anda.” Y entonces él, tomo su lecho y anduvo. La gente se quedó sorprendida.
Esta vez Jesús llamó a Levi para que lo siguiera y comieron con personas inmorales, así que Él no cumplía los estándares de los fariseos. Jesús, Entonces, dijo, “No vine para llamar a los justos, sino a los pecadores para arrepentimiento” y: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo.” Generalmente utilizamos el paño nuevo en una prenda vieja. Este ejemplo de la Palabra de Dios, no puede ser entendido con nuestras ideas humanas preconcebidas.
La tela nueva implica nueva fe que las personas reciben del Evangelio del agua y el Espíritu después de recibir el perdón de sus pecados. Por lo tanto, este pasaje significa que nosotros los nacidos de nuevo debemos aplicar una nueva fe en nuestros problemas cotidianos. Deberíamos poner esta nueva fe en práctica para resolver los problemas en nuestras vidas. Jesús dijo también que deberíamos poner vino joven en nuevos odres. Esto significa que debemos seguir a Jesús creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu, ya que hemos cambiado nuestras mentes y recibido el perdón de nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Esta es la manera de caminar con el Señor.
Ustedes y yo todavía tenemos muchos de defectos y debilidades. No importa cuántos problemas así tengamos, no afecta a nuestra vida de fe siempre y cuando nos apeguemos a nuestra fe, basada en la Palabra de Dios. Pero si no cambiamos nuestras mentes y tratamos de seguir a Jesús con nuestras normas antiguas, siempre habrá problema. Si alguien intenta vivir una vida de fe con viejos hábitos de creencias, renunciará finalmente a su vida de fe. Entre aquellos que clamaban el haber recibido el perdón de los pecados, puede haber este tipo de personas. Estas personas dejan la Iglesia de Dios para vivir una vida independiente de la fe, juzgando a los siervos de Dios: “¿Cómo puede el siervo de Dios comportarse así? Él debería hacerlo mejor.” Aún tienen pensamientos mundanos. Es así como sus odres de vino se rompen y no pueden continuar con su vida de fe nunca.
Tenemos que vivir nuestra fe cotidiana confiando en la justicia de Dios. Deberíamos resolver los problemas uno por uno en la Palabra de Dios. Ustedes y yo todavía tenemos muchos problemas. Una vez que resolvemos un problema, aparece otro problema. Se trata de problemas familiares, problemas de trabajo y problemas de salud surgen uno tras otro. Tenemos que resolver todos estos problemas por la fe. Debemos hacerlo así en la Palabra de Dios. No intenten resolver sus problemas por medios mundanos. El vino joven debe ponerse sólo en odres nuevos. Esta es la Verdad.
Doy gracias a Dios por darnos esta preciosa Palabra de la Verdad.