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Sermones

Tema 21: Evangelio de Marcos

[Capítulo 8-5] ¡Sean fuertes en medio de tantas dificultades! (Marcos 8, 33-35)

¡Sean fuertes en medio de tantas dificultades!(Marcos 8, 33-35)
«Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará». 
 
 
Hoy hemos leído la Palabra de Marcos 8, 33-35. Como sabemos bien, cuando Jesús habló de la muerte en la Cruz después de ser rechazado por los ancianos, los sacerdotes y los escribas de los israelitas y ser resucitado de entre los muertos al tercer día, Pedro, un discípulo de Jesús, intentó parar a Jesús y le dijo que no debía seguir adelante. Pero Jesús reprendió a Pedro y le dijo: «¡Quítate delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres» (Marcos 8, 33). Jesús reprendió a Pedro y le llamó Satanás. Y reunió a sus discípulos y a las multitudes y les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará».
 
 

El Señor dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame». 

 
Jesús nos dijo que llevásemos nuestras cruces, pero esto no significa que debamos llevar literalmente una cruz a la espalda. La cruz de la que Jesucristo, el Hijo de Dios, nos habló simboliza las dificultades que surgen cuando seguimos al Señor. El Señor nos está diciendo que debemos negarnos y seguirle, es decir, dejar de lado nuestros pensamientos y seguirle, ya que no podemos seguir al Señor con nuestros propios pensamientos. El Señor dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame».
En realidad, ahora debemos estar acostumbrados a negarnos. Si tenemos algo que pensamos que es bueno, debemos negarlo, y si tenemos algo que es vergonzoso debemos negarlo también para seguir al Señor. Debemos negar las cosas que nos parecen buenas. Hay muchas cosas que debemos negar. El Señor dijo que podemos seguir al Señor solo cuando nos negamos de esta manera. 
Cuando pienso en términos carnales, desearía no tener tantos problemas. Lo que más me gustaría es estar sano para poder hacer la obra del Señor mejor. Esto es difícil porque mi cuerpo no está sano aunque mis pensamientos funcionen bien. Sería maravilloso poder pensar bien constantemente, pero siempre hay problemas en el camino. Es difícil porque debo negarme a mí mismo a pesar de mi salud débil. 
Sin embargo, al seguir al Señor, creo que no hay otra manera de hacerlo a parte de negarnos a nosotros mismos y seguir la justicia del Señor, ya que es difícil seguir al Señor cuando pensamos que tenemos mucho talento e incluso al contrario, ya que entonces somos miserables. A veces parece difícil seguir al Señor cuando pensamos que esto nos hará daño. En otras ocasiones, pensamos que es difícil seguir al Señor porque tenemos demasiadas faltas. 
Sin embargo, nuestro Señor dice que debemos negar estas dos imágenes. Debemos negarnos para poder seguir al Señor. En otras palabras, cuando pensamos que somos buenos, debemos negar eso, y cuando pensamos que tenemos fallos, debemos negarnos también para poder seguir al Señor. Nuestro Señor dijo esto a sus discípulos y multitudes. Sé que el Señor nos ha dado esta Palabra. ¿Cómo podemos seguir al Señor sin negarnos a nosotros mismos? Como he dicho anteriormente, no podemos seguir al Señor aunque seamos maravillosos o miserables. Por tanto, una persona que es grande debe rebajarse y una persona que es humilde debe levantarse por fe ante la justicia de Dios. Esto significa que debemos negarnos por la fe en la justicia de Dios. Así es como seguimos al Señor. 
Es imposible seguir al Señor con nuestros pensamientos carnales. Sería fácil seguir al Señor si solo tuviésemos pensamientos espirituales, pero es difícil seguirle sin negarnos a nosotros mismos porque tenemos muchos pensamientos carnales. Por tanto, es difícil seguir al Señor si no desechamos estos pensamientos carnales cuando surgen en nuestros corazones. Pero sé que todo es posible por la fe. Podemos seguir al Señor por la fe que cree en la justicia de Dios y podemos seguirle incluso cuando hay problemas si tenemos la fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. Podemos seguir al Señor suficientemente si estamos decididos a seguirle incluso cuando es difícil porque el Señor nos guía y nos sustenta. 
Hemos experimentado la Palabra del Señor en nuestras vidas. Nuestra vida espiritual puede ser mejor después de haber pasado por dificultades. Esto se debe a que nuestra fe no crece cuando estamos cómodos y no tenemos problemas. Dependemos de la justicia de Dios en estos momentos difíciles, y nos olvidamos del Señor cuando estamos cómodos. Por eso el Señor dijo en Marcos 8, 35: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará». Esta Palabra significa: «Perderás tu vida si quieres salvarla. Sin embargo, salvarás tu vida si la pierdes por el Evangelio del agua y el Espíritu. Recibirás mucho si pierdes cosas por el Evangelio del agua y el Espíritu, pero lo perderás todo si intentas guardarlo». 
Un ex directivo de Japón escribió un libro titulado “Deshazte de muchas cosas para ganar”. Esta es la ideología fundamental de los japoneses, que valoran mucho el aprendizaje. Lo aprenden todo con un corazón humilde. Cuando aprenden algo, lo cambian según su estilo y lo recrean. El autor está diciendo que primero tiene que deshacerse de sí mismo para ganar. Esto significa que una persona primero debe rebajarse a otra persona para recibir algo. Así es como se aprende. Japón pudo llegar a ser un país poderoso económicamente gracias a esta ideología. ¿Creen que su líder humilló su corazón ante el Presidente de los Estados Unidos para ganar a todo el mundo? Pero el presidente de Corea siempre está discutiendo con el Presidente de Estados Unidos sobre diferentes temas. Pero el Primer Ministro japonés ha implementado una política amistosa con los Estados Unidos basada en sabiduría humanística. De todas formas, de la misma manera en que los japoneses llegaron a tener éxito por su ideología de deshacerse de todo para poder ganar, nuestro Señor también dijo que primero debemos perder todo para salvar nuestras almas y a otras personas de los pecados. El Señor dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará» y esta Palabra es la verdad. 
Llegamos a recibir muchas cosas del Señor si perdemos muchas cosas por el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, el Señor no nos da nada si no estamos dispuestos a perder las cosas que tenemos. Nos hemos convertido en personas que han naufragado por el Señor. Sabemos lo que esta Palabra significa en nuestra vida espiritual, pero a menudo lo olvidamos en nuestras vidas. Podemos pensar que podríamos hacer la obra de Dios si fuésemos más fuertes, más sanos, y más prósperos, pero nuestro Señor nos hace recibir aún más cosas cuando hacemos Su obra cuando hay problemas. El Señor nos ayuda a recibir vida y a salvar a otras almas del pecado. 
Todo el mundo quiere vivir una vida espiritual con salud. Sin embargo, solo recibimos bendiciones cuando seguimos al Señor y perdemos muchas cosas en el camino por culpa de las dificultades, y vivimos por el Señor y por el Evangelio aunque no sea fácil. Hacemos esta obra, es decir, la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu, por todo el mundo, aunque sea difícil porque hemos experimentado que el Señor nos da más cosas cuando le seguimos en situaciones adversas. En realidad, la verdad es que no hemos seguido al Señor hasta ahora con nuestros esfuerzos carnales. Solo hemos podido seguir al Señor por la pasión que nos dio. 
Seguimos al Señor con pasión cuando éramos jóvenes y sanos, pero ¿ahora cómo le seguimos? Seguir a Jesús no es fácil, por mucha pasión que tengamos, porque nuestros cuerpos se cansan y enferman. Ahora, vivimos con una resolución: «Iré al Señor después de hacer toda la obra que me ha confiado». ¿Qué más nos debe importar? El Apóstol Pablo demostró esta fe diciendo: «Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4, 16). 
Pero, ¿qué pasa con alguien como yo? Incluso mi persona interior se siente frustrada y se enoja cuando mi carne es débil. Puede que ustedes no sean como yo, pero yo no puedo hacer nada cuando estoy enfermo porque toda mi atención se centra en el dolor. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y pienso en cómo soy ante el Señor, pienso que es correcto seguir al Señor incluso en estas circunstancias. Por tanto, he decidido hacer lo mejor que pueda en la obra del Señor antes de morir. Puedo perder todo lo que tengo si otras personas pueden recibir la salvación al perderlo todo. Estaré satisfecho si voy al Señor antes de que Él regrese, y si me voy a Él después de servir al Evangelio del agua y el Espíritu cuando vuelva. ¡Qué maravilloso es predicar el Evangelio!
¿Cómo no va a ser maravilloso predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por fe aunque nuestra vida en este mundo sea difícil? Cuando intentamos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a la gente hoy en día, la mayoría de las personas dicen: «Haz tú lo que quieras. Tú eres el que cree en esto. A mi no me importa», porque solo confían en sus propios pensamientos. Por tanto, estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo mediante nuestro ministerio literario. También esperamos y oramos que el Señor nos bendiga con cosas materiales porque no podemos enviar nuestros libros cristianos si no tenemos cosas materiales. 
La gente de este mundo está siempre dispuesta a unirse a un movimiento ideológico o religioso cuando todo va bien, pero enseguida abandonan cuando las cosas no parecen ir tan bien. Hay muchas personas que siguieron a Jesús cuando hacía milagros, como el de los panes y los peces, o cuando curaba a los enfermos y poseídos por demonios; pero estas personas le abandonaron cuando dijo: «Comed Mi carne y bebed Mi sangre». Lo mismo ocurre cuando hacemos la obra de Dios. Muchas personas siguen a la Iglesia cuando la obra de servir al Evangelio va bien y parece que van a recibir gloria, pero se decepcionan y dejan la Iglesia cuando esta obra no va bien. No todo el mundo es igual, pero por desgracia la mayoría de las personas son así. De todas formas, yo sé que Dios nos bendice cuando trabajamos para predicar el Evangelio. 
El Señor dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará» y tenemos una vida. Daremos todos nuestros recursos y métodos para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. No tenemos otras metas a parte de esta. Esto se debe a que no hay otra obra en este mundo, a parte de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, por la que valga vivir la pena. El proceso de una vida humana es claro. Todo el mundo acaba poniéndose enfermo y muriendo después de comer y beber toda la vida. La gente de este mundo es miserable cuando envejece. Puede que esta gente viva con orgullo mientras es joven, pero al final mueren miserables cuando envejecen. 
Sin embargo, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y vivimos por la evangelización no somos miserables. Como hemos recibido la Gran Comisión de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, vivimos todos los días con la esperanza del Reino de los Cielos haciendo esta obra valiosa. Así, quiero que sean personas que disfruten las bendiciones que vienen del Señor aunque pierdan muchas cosas por el Señor y la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu. Y quiero que tengan fe en que el Señor cubrirá todas sus necesidades. 
No podemos ganar nada en esta vida si lo calculamos de una manera carnal. Sin embargo, podemos ofrecernos al Señor por fe porque no vamos a vivir en este mundo eternamente. Además, el tiempo en este mundo pasa rápidamente porque nuestro Señor vendrá pronto. ¿No han visto como mi pelo está blanco aunque conocí al Señor cuando era joven como los hermanos y hermanas que hay aquí? Les pido que pierdan muchas cosas por la predicación del Evangelio del Señor y vivan por Él. No se arrepentirán. 
Quiero que conozcan al Señor mientras viven por la fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu.