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Sermones

Tema 18: Génesis

[Capítulo 3-6] Debemos escapar de la trampa de Satanás al creer en el verdadero Evangelio (Génesis 3, 1-7)

Debemos escapar de la trampa de Satanás al creer en el verdadero Evangelio(Génesis 3, 1-7)
«Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho. La cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis». Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales».
 
 

Debemos conocer el plan de Satanás

 
Antes de nada, debemos saber quién es Satanás y lo que le hace a la humanidad. Satanás es un espíritu malvado que quiere hacer sufrir a la humanidad y destruirla. Intenta hacer todo lo posible para separar al hombre de la Palabra de Dios. Por eso Satanás se le apareció a Eva en forma de serpiente y le dijo: «¿Ha dicho Dios: “No comerás de ningún árbol del jardín”?».
La serpiente no le hizo una pregunta simple a Eva, sino que empezó un plan malvado para destruir a Adán y Eva. Su objetivo al acercarse a Eva era hacerle dudar sobre la Palabra de Dios y hacer que comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal.
La gente a veces dice cosas agradables sin ningún motivo oculto. Pero debemos recordar que las palabras de Satanás siempre tienen un sentido oculto. El Diablo aquí también tentó a Adán y Eva para que no creyesen en la Palabra de Dios y se levantasen contra Él al final. Este era su plan. Adán y Eva debieron haberse dado cuenta de los planes de Satanás, pero no lo hicieron y como consecuencia sufrieron. Adán y Eva, los primeros seres humanos, eran demasiado inocentes, o quizás estúpidos; pero de todos modos no creyeron en lo que Dios les dijo, y por eso cayeron en la trampa del malvado. De este mismo modo, la gente de hoy en día es estúpida antes de conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado.
Debemos entender completamente cómo Satanás nos acecha y cómo utiliza sus planes contra nosotros, y entonces debemos luchar contra él. Satanás nos está tentando incluso a los que somos obreros de Dios, diciendo: «¡Eh! ¿Por qué sois tan inflexibles en vuestras vidas de fe? ¿Por qué no disfrutáis de algunas actividades culturales mientras tanto?». Así que otros cuantos obreros abandonan la Iglesia diciendo: «Quiero ser más libre». Esto se debe a que Satanás conoce todas las debilidades de la humanidad.
Esto también ocurría cuando el Apóstol Pablo estaba sirviendo al Evangelio. Como está escrito: «Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia» (2 Timoteo 4, 10), sabemos que las artimañas del Diablo no han cambiado.
No creer en la Palabra de Dios lleva inmediatamente a la muerte física. Como no morimos de inmediato cuando caemos en la trampa de Satanás, sus palabras suenan mejor. Sin embargo, la humanidad, al escuchar las palabras de Satanás, fue rumbo a la destrucción física y espiritual.
Debemos darnos cuenta de que si escuchamos las palabras de Satanás, seremos engañados por sus artimañas y caeremos en la maldad cada vez más. Si seguimos siendo engañados por las palabras de Satanás y las escuchamos, caeremos en sus garras y no podremos escapar nunca. La trampa de Satanás es una trampa de destrucción, de la que no hay escapatoria, a no ser que se tenga el Evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo nos ha dado. Esto se debe a que el objetivo de las palabras del Diablo es matar a las almas. Pero a pesar de esto, la triste realidad es que mucha gente sigue entregando sus almas a Satanás. Como no conocen la obra de Satanás, han caído en las religiones del mundo y están muriendo.
Muchos cristianos quieren colaborar con las religiones. El Consejo Mundial de Líderes Religiosos, una ONG afiliada al Departamento de Información Pública de la ONU, defiende la unidad religiosa. Su objetivo es conseguir la unidad de todas las religiones, lo que parece positivo a simple vista, ya que de esta manera se cree que ya no habrá conflictos causados por diferencias religiosas. El mundo está dividido y sumido en el caos, todas las naciones se levantan unas contra otras, e incluso dentro de un mismo país, los diferentes grupos étnicos se matan entre sí. Así que en estas circunstancias la unidad religiosa es bastante atractiva.
Sin embargo, debemos darnos cuenta de que detrás de este programa por la unidad religiosa está Satanás. Este movimiento está conspirando para destruir la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Verdad. Incluso en este momento, multitud de cristianos están siendo engañados por Satanás, pero no se dan cuenta de su situación.
Hace mucho tiempo yo tenía muchos conflictos internos causados por mi naturaleza humana. Después de encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu, seguí en mi denominación y prediqué este Evangelio. Pero mi propia denominación me rechazó por predicar este Evangelio y yo tuve que irme para encontrar a los que aceptasen la Palabra de Dios. Muchos de mis compañeros ministros intentaban frenarme diciendo: «¿No puedes predicar la Palabra de Dios aquí?» y entonces intentaban atarme otra vez a su denominación. Intentaban persuadirme ofreciéndome todo tipo de incentivos.
Si no hubiese tenido las cosas claras entonces, me habría quedado en esa denominación. Si hubiese caído en los deseos de la carne, eso es lo que habría sucedido. Pero no dejé que pasara. Mis antiguos amigos me decían que el Evangelio del agua y el Espíritu que yo predicaba era una bendición. Pero aún así sus oraciones no cambiaron, porque seguían orando lo siguiente: «Señor, Por favor, perdona mis pecados». Consideraban el Evangelio del agua y el Espíritu como un tipo de conocimiento espiritual, pero no creían en esta Verdad del Evangelio de corazón. Sin negar las doctrinas falsas que ya conocían, intentaban añadirle la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu a esas doctrinas para creer en él.
Los incentivos que Satanás nos ofrece son suficientes para engañar a nuestros corazones. Pero debemos recordar que en el momento en que mordemos el anzuelo de Satanás, moriremos. Me di cuenta que por mucho que intentaba predicar el Evangelio del agua y el Espíritu en mi antigua denominación, era siempre en vano. Si me hubiese quedado en mi antigua denominación para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, mi espíritu habría muerto.
Ustedes han nacido de nuevo de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, pero ¿qué harían si sus padres les pidiesen que predicasen el Evangelio del agua y el Espíritu sólo aquí para recibir una gran herencia? Mucha gente no querría dejar pasar esa oportunidad. Pueden pensar que esa opción les daría muchos beneficios, porque estarían obedeciendo a sus padres de la carne y tendrían mucho dinero. Pero si escogiesen esa opción, su fe en la Palabra de Verdad desaparecería. Pero además, no sólo moriría su fe, sino que también morirían muchas almas, que a través de su predicación podrían haber recibido el Evangelio del agua y el Espíritu.
No debemos pensar sólo en nosotros mismos. Puede parecer que todo lo que debemos hacer es comprometer nuestra propia fe, pero así sólo matamos a otras almas que podrían nacer de nuevo en el futuro si les predicásemos el Evangelio. Muchos falsos líderes comprometen las vidas de miles de almas, y por eso no debemos aceptar su oferta. Si comprometemos nuestra fe para conseguir beneficios materiales inmediatos, no sólo morirán nuestras almas, sino que también morirán las almas de los que podrían haberse salvado a través de nuestra predicación. Por tanto nunca debemos hacer este compromiso.
 
 

Podemos triunfar si creemos en el Dios de la Verdad que ha venido por el Evangelio del agua y el Espíritu

 
Jesús ha borrado todos los pecados del mundo para siempre con el Evangelio del agua y el Espíritu. Así que cualquier persona que haya escuchado el Evangelio del agua y el Espíritu está muy contenta. Estamos llenos de gozo y alegría al escuchar que el Señor fue bautizado por Juan el Bautista y murió en la Cruz para borrar nuestros pecados.
Cuando digo: «Crean en esta Palabra de Verdad», muchos me contestan: «Amén». Sin embargo, cuando el culto finaliza y oran individualmente, dicen: «Señor, he pecado hoy otra vez. Por favor, perdóname». Aunque les acabo de decir que Jesús tomó todos sus pecados mediante Su bautismo, siguen orando a Dios para que les perdonen los pecados que han cometido hasta ahora. En mi sermón, he predicado el Evangelio del agua y el Espíritu, pero sus corazones tienen menos sitio para este Evangelio que para las oraciones de penitencia.
¿Pueden imaginar lo mucho que me irrita esto? Por eso debemos separarnos de los seguidores de la religión. Dios dijo en el Antiguo Testamento: «Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos» (Isaías 62, 8).
Aunque nos comprometamos en las cosas de la carne, no debemos comprometer el Evangelio del agua y el Espíritu, la Verdad de la remisión de los pecados. Si dejamos el Evangelio del agua y el Espíritu, nuestra fe morirá. Si su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu muere, las almas que podrían haber recibido la remisión de los pecados a través de ustedes, también morirán. Por eso debemos defender nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y mediante esta fe, debemos luchar para vencer a nuestros enemigos que quieren menospreciar el Evangelio.
Debemos darnos cuenta de que Satanás intenta debilitar y destruir nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y debemos luchar contra él. No debemos pensar que la serpiente que aparece en Génesis es sólo una serpiente. La serpiente que atormentó a Adán y Eva hace tanto tiempo es Satanás. Esta especie de serpiente no se arrastraba por el suelo desde el principio, sino que podía hablar con los humanos. Satanás adoptó la forma de esta serpiente y tentó al hombre para que no creyera en la Palabra de Dios. A través de las palabras de la serpiente, Adán y Eva dejaron de creer en la Palabra de Dios. La Biblia dice que al escuchar las palabras de Satanás, fueron engañados y el árbol del conocimiento del bien y del mal les pareció agradable para comer.
Dicho de otra manea, pensaron que lo que la serpiente dijo era razonable: «El día que comáis de él seréis como Dios». Cuando Adán y Eva escucharon las palabras de Satanás, pensaron que tenía razón. Los que son engañados por el Diablo piensan que sus palabras tienen sentido. Pero los que le escuchan, acaban muriendo tanto en espíritu como en cuerpo.
El pasaje de las Escrituras nos permite darnos cuenta de que debemos rechazar a Satanás para unirnos con el Señor. Para obtener oro puro debemos meterlo en un horno. Cuando el oro se derrite, las impurezas salen a la superficie para que puedan separarse del oro. Así es como se consigue oro puro al 99 %. El oro líquido que se obtiene es 99 % puro y se pone en un molde, se deja enfriar y se golpea con un martillo para conseguir la forma deseada. Así es como se hacen los anillos de oro.
Para convertirnos en gente de fe que Dios puede utilizar, debemos ser refinados, y debemos resistir los ataques de Satanás poniendo nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios, para contraatacar las palabras de Satanás. Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos luchar contra Satanás y convertirnos en instrumentos de Dios.
Por tanto, para convertirnos en los instrumentos útiles de Dios, debemos luchar nuestras batallas espirituales de fe. Mis queridos hermanos, para convertirnos en obreros de Dios, debemos luchar contra nosotros mismos, nuestras familias, y contra Satanás, conociendo sus artimañas y diciendo: «¡Vete de aquí, Satanás!». Cuando Adán y Eva fueron tentados por la serpiente, si hubieran descubierto los trucos de Satanás y le hubieran dicho: «¡Fuera, Satanás!», el Diablo se habría ido. Pero no conocían los planes de Satanás y por eso le hicieron caso y sufrieron como consecuencia.
 
 

Debemos librarnos del mal al creer Siempre en el Evangelio del agua y el Espíritu

 
¿Creen que caemos en los deseos de este mundo y nos ahogamos en ellos en un instante? Al principio, caemos en los deseos del mundo poco a poco, y entonces nos encontramos atrapados sin poder escapar y acabamos muriendo al final. El Diablo está siempre acechando y buscando una oportunidad para atacarnos, y nos miente y espera a que caigamos en la trampa.
Lo que la serpiente le dice a Eva en el pasaje de las Escrituras de hoy estaba planeado con mucho cuidado. Satanás le preguntó a la mujer: «¿Acaso Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?». Estas son las palabras de un estafador experto. Satanás añadió la palabra «todo» a la Palabra de Dios. El Diablo hace que la gente se separe de la Palabra de Dios y para ello a veces añade cosas y a veces las quita.
No hace mucho, había algunos cristianos que defendían la teoría de la pretribulación. ¿Creen que defendían su teoría sin citar la Palabra de Dios? No, esta gente citaba la Palabra de Dios para defender sus creencias. Pero añadían ideas y las sustraían de la Palabra de Dios. Y así evitaron que multitud de personas tuviesen la verdadera fe en la Palabra de Dios y les enseñaban las teorías de Satanás.
Satanás enseña a través de sus siervos que para estar sin pecados y entrar en el Cielo debemos ofrecer oraciones de penitencia o ser santificados a través de buenas obras. Los siervos de Satanás también hablan sobre la Palabra de Dios, pero la predican añadiendo y quitando ideas. Esto trae consecuencias desastrosas, porque cuando se añaden ideas a la Palabra de Dios o se le quitan, los que creen en esto mueren espiritualmente. Quien escucha otra cosa que no sea la Palabra de Dios y cree en ella, o quien cree en la Palabra de Dios que ha sido cambiada aunque sea un poco, no puede evitar la muerte. Esta gente acumulará maldiciones y no podrá ser salvada. Eso es lo que quiere Satanás.
El trabajo de Satanás es matar a la gente. Así que el Diablo pone la Palabra de Dios ante los ojos de la gente. Satanás nos utiliza como objetivo a los justos más que a nadie. Y así el Diablo nos susurra sus palabras llenas de engaños: «¿De verdad creéis así? ¿De verdad debéis vivir así?». ¿Qué debemos hacer en este tipo de circunstancias?
Debemos decirle a Satanás: «Sí, debemos creer y vivir así». ¿Hay una Verdad o varias verdades? Sólo hay una Verdad. Como sólo hay una Verdad, ¿qué quedará si ignoramos esta Verdad? No quedará nada, y lo perderemos todos.
Debemos conocer las artimañas del Diablo y contraatacarlas. Las personas que el Diablo utiliza no se dan cuenta de que están siendo utilizadas y por eso hacen lo que Satanás les pide. Por tanto, para asegurarnos de que no están siendo engañados por Satanás, debemos conocer sus artimañas. En otras palabras, cuando luchamos contra el Diablo, debemos diseñar contraataques y conocer sus trucos. Asimismo, cuando los siervos de Satanás hablan, no debemos pensar que lo que dicen proviene de ellos, sino del Diablo.
Como la verdadera fe de los comienzos de la Iglesia quedó demasiado comprometida, el cristianismo entró en una era oscura que duró 1000 años durante la Edad Media, y que ha resultado en el cristianismo de hoy en día. Comprometerse con Satanás es una insensatez. Los santos y los Apóstoles de la Iglesia Primitiva defendieron el Evangelio y lo predicaron con sus vidas incluso hasta el punto de ser martirizados, pero los llamados Padres de la Iglesia discutían entre ellos y alardeaban de su propia sabiduría y como resultado la fe en el Evangelio de la Verdad se acabó en el año 313 d.C.
Así que durante 1000 años el mundo estuvo sumido en la oscuridad. ¿Saben por qué? Porque el Evangelio del agua y el Espíritu desapareció. Por tanto, debemos tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y con esta fe debemos contraatacar a Satanás- Debemos distinguir a los que sirven a Satanás y evitar sus ataques.
Sin embargo, muchas personas no distinguen a estos siervos, y al final, engañados por las palabras de Satanás, viven en la oscuridad. Si la gente se mantiene firme en el Evangelio del agua y el Espíritu, muchas almas serán salvadas si se predica el Evangelio por todo el mundo. Pero los que son engañados por las palabras de Satanás incluso después de aceptar la Verdad del Evangelio, pierden lo más valioso que existe, la vida.
Ahora mismo, al engañar a multitud de cristianos, el Diablo intenta evitar que el Evangelio del agua y el Espíritu se predique. Y al tratar este Evangelio de Verdad como uno de los muchos evangelios en el que podemos creer o no, Satanás hace que la gente crea en falsos evangelios.
Mis queridos hermanos, ¿es el cristianismo una mera religión? No, el cristianismo no es una religión inventada por el hombre. Dios creó al hombre, y como el hombre cayó y pecó, Dios vino al mundo para salvar a los pecadores a través del Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo puede ser esta una religión humana? El cristianismo es la fe en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado. Pero la gente no puede entender la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu y por eso han convertido el verdadero cristianismo en una mera religión del mundo.
Incluso ahora mismo, hay gente que pone en peligro la verdadera fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, no debemos dejar que la Evangelio del agua y el Espíritu se venga abajo. Mientras creemos en esta Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, la predicamos y servimos, no debemos comprometerla. Debemos librar nuestra batalla espiritual contra todos los que se oponen al Evangelio del agua y el Espíritu.
El Diablo está intentando derrumbar nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, diciendo: «No moriréis si coméis de él». Así que si no luchamos, estaremos esperando nuestra muerte espiritual. Adán y Eva pusieron en peligro su fe y por eso el pecado entró en sus corazones, y fueron expulsados del Jardín del Edén y separados de Dios. Por tanto, nunca podemos dejar nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu a manos de Satanás. Puede que pongamos en peligro otras cosas y que hagamos sacrificios necesarios, pero en lo referente a nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha salvado de los pecados, no podemos abandonar.
Engañada por Satanás, Eva comió del árbol del conocimiento del bien y del mal primero, y después le dio el fruto a su marido. Así se transmiten las creencias falsas. En toda pareja debe haber al menos una persona que esté firme en la fe en Dios; porque si los dos caen, mueren. Si nuestra fe se derrumba, estaremos malditos. Dios ha establecido firmemente la fe en Sus hijos justos para que sus almas no sean destruidas, y así asegurarse de que no morirán. Dios instauró el matrimonio para que de entre el marido y la mujer, al menos uno tuviera una fe firme y guiara al otro. Así cuando un cónyuge es insuficiente, el otro compensaría sus insuficiencias. Satanás intenta engañar a una persona a través de otra. Por otro lado, Dios salva a una persona a través de otra. En otras palabras, Dios y Satanás obran de maneras completamente opuestas.
En cuanto a nuestra fe en la Palabra de Dios, no debemos ponerla en peligro. Aunque admitimos nuestras insuficiencias, no debemos poner en peligro nuestra fe en la justicia de nuestro Señor. No debemos abandonar la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, pase lo que pase, porque es el Evangelio mediante el que nuestro Señor ha borrado todos nuestros pecados. Asimismo nunca debemos dejar de servir este Evangelio y predicarlo para contraatacar a Satanás. Si ponemos en peligro nuestra fe en la justicia de Dios, no sólo moriremos nosotros, sino que multitud de almas que dependen de nosotros también morirán. En el plano espiritual, la fe en la justicia de Dios nunca debe ponerse en peligro. Nunca debemos dejar esta fe que nos da vida.
Para difundir el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos pasar por muchos problemas. Los que se levantan contra el Evangelio del agua y el Espíritu son malvados. Por cualquier motivo, si alguien intenta evitar que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos levantarnos contra esa persona. Si dejan su fe en manos de gente malvada, entonces serán malvados ante Dios.
Debemos entender el significado de lo que Dios nos está diciendo y debemos creer en nuestros corazones. El Apóstol Pablo le dijo a Timoteo: «Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros» (2 Timoteo 1, 14). Lo mejor que Dios nos ha dado es el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos discutir lo que debe ser discutido y debemos mantener lo que debe ser mantenido. Si hacemos concesiones en lo demás, al menos no debemos poner en peligro la fe.
Dios dijo a Adán: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». Aunque Dios dejó claro que mataría a Adán y Eva si comían del árbol prohibido, no tomaron la Palabra de Dios en serio, porque pensaban que podrían morir si comían, y esto les llevó a la destrucción. Nadie debería pensar en ello ni siquiera en sueños.
Mis amigos me han dicho multitud de veces: «El Evangelio del agua y el Espíritu del que hablas es cierto. Pero si predicas este Evangelio tal y como es, todos los cristianos te dirán que eres un hereje. Esto te causará todo tipo de problemas y por eso deben llegar a un compromiso con ellos y admitir que su fe es cierta.
Pero yo les digo: «Escuchad, esa es la razón por la que no puedo estar en esta denominación. Deberíais preocuparos de vosotros mismos. Y debéis recibir la remisión de vuestros pecados antes de ser ministros o pastores. ¿Cómo podéis decir que sois pastores si no habéis recibido la remisión de vuestros pecados? Sois un fraude. Sed sinceros conmigo. Sólo sois ministros para ganaros la vida. Deberíais venir a mi, escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu y hacer la verdadera obra de Dios». Les digo esto porque no voy a abandonar mi fe en la Verdad. Y yo también les prediqué el Evangelio del agua y el Espíritu, pero lo rechazaron y se volvieron contra mí, por lo que tuve que dejar de ser su amigo.
Por eso me aparté de casi todos mis antiguos amigos. Esto ocurrió porque no quería abandonar mi fe en el Evangelio del agua y el Espíritu por ellos. Todo lo que importa es que sigo creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu y mantengo mi relación con los justos; pero es fácil para mí romper mis relaciones con los que se levantan contra el Evangelio del agua y el Espíritu. Nunca podré dejar de compartir mi fe con los justos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, porque esto significaría dejar de escuchar la Palabra de Dios y vivir mi fe. Pero me niego a tener una relación con los que no benefician la obra de Dios. Sólo interfieren con mi fe basándose en sus ideas humanas, y por eso no quiero estar con esta gente.
 
 

Los verdaderos siervos de Dios nunca dejan su fe espiritual

 
La serpiente derrumbó la fe del hombre en la Palabra de Dios. La Biblia dice que la serpiente era el animal más astuto de todos. Puede parecer a simple vista que Satanás es bueno con la humanidad, pero por detrás, tiene planes astutos para evitar que la gente crea en la Palabra de Dios. Todos los que no vuelven a la justicia de Dios por fe son enemigos de Dios, incluso si son miembros de su familia.
Yo siempre predico el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el que viene a mí. Paso a paso les explico la Verdad del Evangelio. Por supuesto, algunas personas no piensan así, pero por lo menos me aseguro de que escuchen toda la Verdad. Y si todavía dudan de este Evangelio, les pido que vengan a mí de nuevo. Les digo: «Dios os ha salvado porque os ama, pero ¿aún así no lo queréis aceptar? Si no os gusta este Evangelio, no volváis a mí». Entonces dejan de venir.
Incluso a mis sobrinos les digo esto: «Si queréis venir a mi casa, tenéis que escuchar esta historia. Sólo podemos vernos cara a cara si escucháis esta historia y creéis en ella. Si escucháis esta historia y la aceptáis en vuestros corazones, podréis estar conmigo y compartiremos el pan. Pero si no creéis en el Evangelio del agua y el Espíritu, no vengáis a verme. No os molestéis en venir si vais a levantaros contra este Evangelio en vez de creer en él».
En realidad nunca vienen a venir, sin decirles que no vengan. Cuando tengo una oportunidad, les pido que vengan a mi casa, pero les dejo claro que tienen que escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu. Como es aburrido estar con los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, y es una pérdida de tiempo estar con los que se levantan contra el Evangelio, es mejor no tener relación con ellos.
Satanás sabe cómo puede engañarnos y matarnos. Por eso no debemos dejarnos engañar por Satanás. No debemos dejar nuestra fe en la Verdad del agua y el Espíritu, sino que debemos luchar y vencer a nuestros adversarios mediante nuestra fe en la Verdad. Cuando luchamos nuestra batalla, siempre hay un ganador. El perdedor se convierte en el esclavo del ganador Si ganamos nuestra batallas espirituales, los perdedores nos seguirán, creerán en el Evangelio del agua y el Espíritu, recibirán la vida eterna y serán bendecidos por Dios No debemos poner en peligro nuestra fe espiritual.
Ahora puedo oír el viento soplar desde mi ventana y se oyen los cables eléctricos moverse. Estos sonidos también se escucharán cuando los desastres que ocurrirán cuando el anticristo aparezca y empiece a asesinar a la gente indiscriminadamente. La Biblia dice que cuando llegue ese día, las estrellas del cielo caerán sobre la Tierra, del mismo modo en que las hojas de parra caen al suelo cuando las agita el viento (Apocalipsis 6, 13). Y como el Sol se apagará, todos los seres vivos del mundo morirán. Las estrellas del cielo se saldrán de sus órbitas y chocarán las unas con las otras.
Este planeta quedará reducido a cenizas como está escrito: «Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero» (Apocalipsis 6, 15-16). Dirán esto porque algo terrible ocurrirá.
La gente debe creer en el Evangelio del agua y el Espíritu ahora. Debemos creer en todo lo que Dios nos dice. Si creemos de corazón, debemos tener vida, pero si n creemos, no tendremos vida. El Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad que nos salva, y si nos aferramos a esta Verdad y creemos en ella con nuestros corazones, recibiremos todas las bendiciones de Dios. Sin embargo, si leemos la Palabra de Dios pero no creemos, Dios nos maldecirá.
Mis queridos hermanos, deben poner toda su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Deben tener fe en la Palabra de Dios en sus corazones. Deben creer en la Palabra que enseña la Iglesia de Dios. ¿Quién predica la Palabra de Dios? ¿No es la Iglesia de Dios? Apocalipsis 2, 29 dice: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias». ¿Saben lo que significa este pasaje? Significa que Dios habla a Sus siervos a través de Su Iglesia; los siervos de Dios hablan a los santos en la Iglesia de Dios; y por tanto nosotros debemos escuchar esta Palabra y creer en ella. No debemos pensar que la Palabra de Dios es una mera colección de palabras. Debemos creer en ella de todo corazón.
¿Cuántos compromisos han hecho hasta ahora? Pero deben comprometer sólo lo que es prescindible y no poner en peligro lo imprescindible. No pueden dejar la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Verdad espiritual. Esto se debe a que su vida depende de ella, y si la ponen en peligro, perderán su vida. No deben poner en peligro su fe. En el plano espiritual, no podemos comprometer nada, sino que debemos luchar y ganar, y así salvar a todas las almas del mundo. Si comprometemos demasiadas cosas, Satanás nos atormentará demasiado. No podemos hacer más compromisos.
¿Cuándo son las próximas vacaciones? Probablemente las pasarán con su familia, ¿verdad? La próxima vez que se reúnan con su familia en vacaciones, prediquen el Evangelio del agua y el Espíritu a sus seres queridos. Algunos de sus familiares no han recibido la remisión de los pecados. Así que deben seguir en contacto con ellos. Hacemos esto para predicarles el Evangelio del agua y el Espíritu y darles la oportunidad de recibir la remisión de los pecados. Si no fuera por la predicación del Evangelio, no les veríamos, ni valdría la pena seguir en contacto con ellos. Sin embargo, debemos tener cuidado de no ser infectados con el virus de los deseos carnales que ellos tienen.
Tendremos una reunión especial la semana siguiente, y por eso debemos orar por ella y traer más almas. El otoño ya ha llegado y el viento cada vez es más frío. Pronto nos prepararemos para nuestra reunión de preparación para discípulos que organizamos cada invierno en nuestro centro de retiro. Cada vez que las estaciones cambian tan repentinamente, me acuerdo de que el Señor volverá sin que lo esperemos en Su día. Sólo deseo que venga pronto.
El Evangelio está siendo predicado por todo el mundo. He oído que hay muchos hispano parlantes que leen nuestros libros hoy en día. Hace mucho España era una superpotencia que dominaba el mundo, y por eso hay mucha gente en Latinoamérica que habla español. La última versión de nuestros libros en español fue un gran éxito. Mucha gente en el mundo hispano recibirá la remisión de sus pecados. Para continuar con este ministerio, la Iglesia de Dios necesita recursos económicos y hay mucho que hacer. Debemos seguir distribuyendo nuestros libros, tanto en formato electrónico como impresos. Pero creo que Dios nos dará todos los recursos necesarios para este ministerio.
Él obra a través de nosotros, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. A través de ustedes, que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y que están con la Iglesia de Dios, la obra de Dios se cumple. Dios obra a través de nosotros porque creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. A través de ustedes, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y están con la Iglesia de Dios, la obra de Dios se cumple.
Podemos concluir que si distribuimos unas 10.000 copias de nuestros libros, 100.000 personas recibirán la remisión de los pecados. Podemos decir que con cada copia de un libro, diez personas pueden recibir la remisión de los pecados. Como el mundo árabe está dominado por el islam, nuestros libros no pueden entrar en él, pero últimamente se ha abierto un camino para distribuir nuestros libros a esa región. Una persona que va a viajar a la región se ha ofrecido a llevar nuestros libros a un país árabe. ¡Estoy muy contento! Así que estamos pensando imprimir nuestros libros en árabe cuanto antes posible, y enviarlos a esta persona para que el Evangelio del agua y el Espíritu pueda predicarse en el mundo árabe.
Así el Evangelio se predicará por todo el mundo como Dios quiere. Pero, ¿y nuestra fe personal? Pensemos si hemos hecho demasiados compromisos con el mundo, cuyo dueño es Satanás. Si tenemos que estar de lado de alguien, debe ser de lado de Dios, y no del Diablo. Nunca podemos entregar nuestros corazones al Diablo.
Sólo debemos entregarle nuestro amor a Dios. Cuando vivimos por Dios, somos bendecidos en gran medida, pero si vivimos por Satanás, moriremos y nuestras maldiciones seguirán pasando a nuestros descendientes.
Aquellos de ustedes que han nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu, no deben hacer ningún compromiso con el Diablo. No entreguemos nuestra fe al Diablo. Debemos ofrecernos a Dios para la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu.