(Marcos 11, 20-24)
«Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas».
Hoy me gustaría hablarles de cómo deben vivir sus vidas de fe como personas que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Primero quiero hacerles un par de preguntas. ¿Qué problemas tenemos en nuestras vidas? ¿Es imposible superar estos problemas a no ser que tengamos fe en la justicia de Dios?
Les estoy haciendo estas preguntas primero porque es importante vivir por fe en Dios. Debemos tener este deseo de vivir el resto de nuestras vidas con fe en la justicia de Dios, y de servir a la justicia por fe. De lo contrario todo lo que hagamos será en vano, por muy buenas que sean las obras. Cualquier fe que se construya sobre las obras propias no es la fe verdadera.
Debemos examinar nuestra fe detenidamente
Todos nosotros debemos examinar nuestra fe detenidamente y reflexionar sobre la cuestión de si confiamos en Dios y en su justicia. Si la respuesta es no, entonces deben cambiar. Y hagan lo que hagan, deben hacerlo todo confiando en la justicia de Dios. Solo entonces el Señor caminará con ustedes.
Cuando hacemos la obra de Dios, el que nos dediquemos a ella físicamente no es lo importante. Lo importante es que hagamos la obra de Dios con toda nuestra fe en su justicia. Si a veces no vemos que el fruto de la fe sale de nuestra obra es porque no confiamos en Dios completamente. Como santos justos deben dar fruto con el tiempo. Si no han dado fruto es porque tienen un problema espiritual grave, y el problema es que están intentando hacer la obra de Dios confiando en sus propias fuerzas. Entonces deben preguntarse si están haciendo la obra de Dios porque desean hacerla o porque se sienten obligados.
Como hemos sido salvados de todos los pecados del mundo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos dio, ahora vivimos en la Iglesia de Dios por fe. Aunque hemos sido salvados de los pecados del mundo y tenemos fe en la justicia de Dios, con el paso del tiempo es posible que sigamos al Señor por costumbre. Una persona aprende fácilmente los rituales del culto que se utilizan en la Iglesia. Así que algunos santos justos no viven su fe en Dios y su Palabra, pero parece que vivan una vida de fe ejemplar. Estos no pueden dar ningún fruto espiritual. Por eso es muy importante examinar nuestra fe detenidamente y preguntarnos si hemos caído en la costumbre de seguir al Señor sin pensarlo.
¿De verdad están caminando por fe en la justicia de Dios?
Solo cuando caminan por fe en la justicia de Dios la obra de Dios se hace en sus vidas. Sus corazones encontrarán paz solo si viven por fe. La fe en la justicia de Dios es absolutamente indispensable para todos nosotros. Solo cuando tenemos esta fe podemos hacer la obra de Dios por nuestra propia voluntad.
En las sociedades capitalistas del mundo hay que trabajar duro para tener éxito. Pero en las sociedades comunistas la gente trabaja pasivamente y por eso la productividad es menor. La productividad disminuye en un régimen comunista ya que las ganancias económicas se reparten colectivamente. Por eso ya no quedan casi regímenes comunistas en el mundo, ya que la mayoría se dio cuenta de que no podía competir en esta economía de mercado. Nosotros podemos aprender una lección aquí, y es que la obra de Dios se debe hacer con un corazón dispuesto.
Es muy importante para nosotros aplicar nuestra fe en la justicia de Dios a nuestras vidas. Esto se debe a que si intentamos hacer la obra de Dios confiando en nuestras propias fuerzas en vez de confiar en la justicia de Dios, no tendremos éxito. Intentar hacer la obra de Dios sin confiar en su justicia es cometer un grave pecado. Por otro lado, tenemos fe en la justicia de Dios y caminamos por esta fe y así somos aprobados por Dios. El Señor ha borrado todos nuestros pecados y maldiciones, y al confiarnos su obra, nos ayuda a dar el fruto de la justicia. Y el Señor nos ayuda cuando hacemos la obra de Dios al confiar en el Señor. Todos debemos vivir por fe confiando en la justicia de Dios y glorificándole en nuestras vidas de fe.
Si de verdad queremos glorificar a Dios en nuestras vidas, debemos vivir en su Iglesia con nuestra fe en su justicia. Todo lo que hacemos debemos hacerlo para la predicación del Señor, sea lo que sea. Incluso sus trabajos seculares deben utilizarse para predicar el Evangelio del Señor, y cuando prediquen este Evangelio deben servirlo confiando en la justicia del Señor. Solo cuando vivimos por fe en la justicia del Señor esta obra surge en nuestras vidas. El Señor se complace así de nuestras obras, y nosotros podemos seguir sus pasos. Si no tenemos esta fe en la justicia de Dios no podremos servirle.
Sin embargo, al mismo tiempo, es inevitable tener problemas físicos y espirituales mientras servimos al Evangelio de la justicia de Dios. En estos momentos debemos examinarnos para ver si estamos caminando por fe y viviendo por fe en la justicia de Dios. Cuando su fe es joven, pueden nutrirla con la ayuda de los líderes de la Iglesia, pero con el tiempo empezarán a aprender a confiar en la justicia de Dios. Lo que Dios nos pide es que pongamos nuestra fe en Su justicia en nuestras vidas diarias. Ahora que han recibido la remisión de los pecados deben hacerlo todo confiando en la justicia de Dios y entonces Dios vivirá con los nacidos de nuevo y obrará en nuestras vidas pase lo que pase.
La higuera sin fruto se secó hasta las raíces
Mientras Jesús y sus discípulos estaban pasando por delante de la higuera que Jesús había maldecido antes, vieron que se había secado hasta las raíces. Recuerden lo que pasó anteriormente. Pedro dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado» (Marcos 11, 21). Jesús contestó diciendo: «Tened fe en Dios» (Marcos 11, 22).
Este suceso nos enseña que mientras confiemos en la Palabra de Dios, todos nuestros deseos se cumplirán. Por tanto, debemos hacerlo todo con fe en su Palabra. Debemos examinar nuestro ministerio primero para ver si Dios se complace con nuestros esfuerzos para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Y cuando tengamos esta convicción debemos llevar a cabo nuestro ministerio del Evangelio por fe, confiando que Dios nos ayudará a cumplir esta obra por nosotros. Cuando vivimos por fe en Dios su obra surge en nuestras vidas.
Sería una gran tragedia si no hubiésemos aprendido a confiar en la justicia de Dios incluso después de haber nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero si confiamos en la obra justa de Dios y obramos por esta fe, tendremos confianza en nuestros corazones y daremos muchos buenos frutos. Nuestros corazones estarán llenos de gozo y alegría. Pero si no tenemos pasión y nos dejamos llevar sin creer de verdad en la justicia de Dios no podremos dar ningún fruto.
¿Creen que Dios se complace cuando vivimos en la Iglesia, el cuerpo de Cristo, y predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Creen que cuando predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu muchas personas serán salvadas del pecado? Si la respuesta es sí deben vivir esta fe. Crean que muchas personas recibirán la remisión de los pecados sin falta si predican el Evangelio del agua y el Espíritu.
Mientras llevamos a cabo nuestro ministerio para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, a menudo nos encontramos con obstáculos difíciles que pueden impedir la continuación de la obra de Dios. Podremos tener problemas y confusión espiritual, pero mientras vivamos con fe en la justicia de Dios muchas almas serán salvadas del pecado. Cuando caminamos creyendo que nuestro Señor librará a estas almas del pecado para ser salvados, podemos superar todos los obstáculos y dificultades. Y todas las almas que escuchen el Evangelio del agua y el Espíritu de nosotros serán salvados por fe sin falta. En resumen, todo ocurrirá según nuestros deseos y nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
¿Qué le ocurriría a nuestro ministerio si trabajásemos sin tener fe en la justicia de Dios? Aunque estemos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, a veces tenemos que parar cuando nos encontramos con ciertos obstáculos. El tener la verdadera fe o no se puede ver por el fruto de la fe de cada persona. Si se deja de hacer la obra de Dios sin terminarla, esto significa que no se tiene la verdadera fe. Pero si de verdad creen en la justicia de Dios y hacen su obra por esta fe, superarán todos los obstáculos y alcanzarán la meta. Así que mientras tengan fe en Dios están caminando con esta fe y Dios hará su obra a través de ustedes. Si tienen la fe verdadera, harán la obra de Dios sin cesar hasta el final. Esta es la característica principal de los que tienen fe en Dios.
Mientras intentamos vivir una vida espiritual correcta confiando en la justicia de Dios muchas veces nos sentimos mal por nuestra falta de fe. Sin embargo, cuando hagamos lo que hagamos por nuestra fe en Dios y su Palabra, dará fruto sin falta. Pero lo que hagamos sin poner nuestra fe en la justicia de Dios es un pecado a los ojos de Dios. Por eso los que no tienen fe dejan de hacer la obra justa sin pensar demasiado en ello porque no tienen la verdadera fe.
¿Hay alguna parte de la obra de Dios que no sea un reto para nosotros? Por supuesto que no. Incluso la obra de Dios nos presenta dificultades y problemas. Por eso es necesario poder preguntarnos si estamos haciendo la obra de Dios de todo corazón, confiando en su justicia, o simplemente siguiendo la corriente porque nos sentimos responsables.
Mis queridos hermanos, todos debemos hacerlo todo por fe en la justicia de Dios. Si sus corazones no tienen esta fe en Dios, deben examinarse a sí mismos, orar a Dios y reestablecer su relación con el Señor poniendo toda su fe en Él. Es absolutamente imperativo que confíen en Dios completamente y que por esta fe hagan la obra que Dios les ha confiado. Solo entonces podrán recibir la ayuda del Señor. Así podemos ir ante el Señor y vivir con la verdadera fe para siempre. ¿Estamos confiando en Dios? ¿O estamos siguiendo la corriente sin una meta definida? Esta es la pregunta que debemos hacernos siempre que podamos.
Mis queridos hermanos, todos debemos tener fe en la justicia de Dios. Todos debemos creer en Dios de todo corazón. Si han recibido la remisión de los pecados ahora deben hacer las obras que Dios les ha confiado, predicar el Evangelio por fe y servir y seguir al Señor y a su Iglesia por fe. Además este requisito no se limita solamente a la vida espiritual, sino que su vida diaria debe guiarse por la fe estén donde estén. De lo contrario sus almas morirán y se destruirán a sí mismos. La fe es absolutamente indispensable para todos los aspectos de nuestras vidas, porque sin ella no se consigue nada.
Examínense honestamente para ver si lo que están haciendo es bueno, si sus vidas van por el buen camino y si están caminando por fe o por costumbre. Si están viviendo por costumbre, deben tener fe en Dios y caminar por esta fe. Espero que todos se den cuenta claramente de que debemos hacerlo todo por fe en Dios y vivir así.