(Romanos 8:31-34)
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
En Romanos 8:31-34, Pablo testifica acerca del amor inseparable de Cristo y los creyentes, resumiéndolo en el evangelio del agua y el Espíritu, y alcanzando su conclusión final. Este pasaje proclama el gran gozo de la salvación alcanzado en el cenit de la fe.
Pablo dijo en Romanos 8:31, “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Como Pablo, hemos experimentado que el evangelio del agua y el Espíritu resplandece conforme pasa el tiempo y se convierte en un evangelio de la salvación aún mayor, conforme más de nuestras debilidades son reveladas. Entre más servimos al evangelio del agua y el Espíritu, más nos llenamos de convicción y gozo.
Pablo llamó al evangelio en el cual creía como “mi evangelio” (2 Timoteo 2:8). El evangelio del cual era testigo no era otro que la fe en el bautismo y la sangre de Jesús.
“Mi evangelio” del cuál predicó no se refiere al evangelio de la cruz en el cual cree la gente religiosa, sino en el evangelio del agua y el Espíritu que proclama la bendición de que Jesús tomo todos los pecados de la humanidad de una vez y para siempre.
Este evangelio convirtió a Pablo en un hombre de gran valor. Desde que recibió el perdón de los pecados, la justicia de Dios llenó su corazón y así su corazón fue lleno del Espíritu Santo. Él se consagró para ser un testigo del evangelio del agua y el Espíritu toda su vida. El evangelio del agua y el Espíritu tiene el poder y la autoridad para quitar los pecados de la humanidad, todo de una sola vez.
¿Quién, entonces, se puede atrever a estar en contra del evangelio del agua y el Espíritu? ¡Nadie! Romanos 8:31 nos dice, “ ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” ¿Quién en este mundo puede estar en contra de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu? Cuando Dios salvó a la humanidad de los pecados del mundo a través del evangelio del agua y el Espíritu, ¿Quién puede tomar su poder en vano? Ni aquellos que creen tan solo en el nombre de Jesús, ni satanás mismo puede pelear en contra o tener victoria sobre aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
Él nos justifico a todos de una sola vez
Romanos 8:29-30 afirma, “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
Esto nos dice que Dios Padre planeo salvar a todos los pecadores en Cristo y los llamó a través del evangelio del agua y el Espíritu, lavando todos sus pecados todo de una vez, para hacerlos sus hijos. Cuando nuestro Señor libero a todos los pecadores de sus pecados a través del evangelio del agua y el Espíritu, ¿quién puede estar en contra de lo que Dios ha hecho?
¿Quién puede estar en contra y vencer sobre aquellos que han sido justificados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu? Esto no tiene sentido. Debes saber que todo el que esté en contra de aquellos que han sido justificados, por creer en el evangelio del agua y el Espíritu, están en contra de Dios mismo. Debes de creer en el evangelio del agua y el Espíritu para ser salvado de todos tus pecados a cualquier costo. Si en tu mente y en tu corazón estas en contra del evangelio de la verdad, entonces tú no puedes ser salvado de tus pecados y serás condenado al infierno.
Nadie puede estar en contra de aquellos que tienen La justicia de Dios
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). Que Dios esté por nosotros representa el hecho que Dios ha quitado todos nuestros pecados a través del evangelio del agua y el Espíritu y nos ha salvado. ¿Quién, entonces, podría estar en contra de aquellos que han sido redimidos de sus pecados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu, y quién podría decir que tal fe está equivocada? Sería un ejercicio inútil, en vano. Dios ha aprobado la fe de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
¿Cómo puede alguien retar esto? Jesús quitó todos los pecados del mundo a través de su bautismo y su sangre sobre la cruz. ¿Cómo puede alguien decir que aquellos que creen en esto están equivocados? ¡Nadie!
En Romanos 6:3 Pablo dijo, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Pablo quiso decir que él creía en el bautismo de Jesús y en su sangre sobre la cruz, a través de lo cual todos los pecados fueron pasados sobre Jesús y fueron limpiados y por lo cuál Pablo murió y fue resucitado con Jesús.
Gálatas 3:27 también nos dice, “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” Este pasaje nos dice que Jesús tomó todos los pecados del mundo con su bautismo, fue crucificado sobre la cruz por estos pecados y fue resucitado, todo para darnos las bendiciones de aquellos que creen en esta verdad, que serían hechos hijos de Dios. La fe de Pablo estaba cimentada en la creencia de que él estaba bautizado en Jesús, murió sobre la cruz con él y resucitó con él. Por lo tanto, una vez que crees en el bautismo de Jesús, todos tus pecados son lavados y te conviertes en hijo de Dios siendo resucitado con Cristo.
“porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” En otras palabras, aquellos que creen que Jesús vino a este mundo y fue bautizado por Juan el Bautista para tomar todos los pecados del mundo, son bautizados en Jesús. Más aún, también creen que ellos murieron en la cruz con Jesús y que por su fe fueron resucitados con él.
Cualquiera que cree en el bautismo de Jesús y su sangre será, por lo tanto, salvado de sus pecados. Tan seguro como que Jesús es el Hijo de Dios, aquellos que son redimidos de sus pecados por creer en el bautismo y la sangre de Cristo se convertirán en hijos de Dios. “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” Cuando creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, nos vestimos de la justicia de Cristo para convertirnos en hijos de Dios.
Pablo habló del bautismo de Jesús porque él recibió una gran bendición por creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Pero muchos aún están para recibir esta bendición de Dios que viene con el evangelio del agua y el Espíritu. La mayoría de la gente piensa que el evangelio que Pablo predicó fue el evangelio de la sangre sobre la cruz, pero la verdad es que él creía y esparcía el evangelio del agua y el Espíritu, el cuál combina el bautismo de Jesús y su sangre sobre la cruz.
¿Por qué, entonces, los seguidores de Jesús de la actualidad desconocen este evangelio del agua y el Espíritu? Es acaso porque el evangelio del agua y el Espíritu predicado en los Principios de la iglesia han cambiado con el tiempo. En el periodo de la Fundación de la Iglesia, todos los creyentes creían y predicaban el evangelio del agua y el Espíritu.
Sin embargo, con el tiempo el evangelio fue alterado y predicado solo como la sangre de Cristo mientras que su bautismo fue quedando al margen paulatinamente. Esto explica porque, aún ahora, mucha gente solo cree en la sangre sobre la cruz, el cual se desvía del verdadero evangelio del periodo de la fundación de la iglesia.
Esta gente aún tiene pecado en ellos. Son ignorantes del evangelio del agua y el Espíritu, en el cuál la justicia de Dios es revelada, y como tal, aún son pecadores y aún continúan oponiéndose a esta justicia de Dios, aún si ellos dicen que creen en Jesús.
¿Que podría ver una persona espiritualmente ciega? Los ciegos podrían tratar de entender a un elefante tocándolo. Una persona puede tocar la pata de un elefante y decir que es una columna y otra persona ciega puede tocar la trompa y decir que es algo largo, ya que nunca antes han visto a un elefante. De la misma manera, una persona espiritualmente ciega no puede hablar de la grandeza del evangelio del agua y el Espíritu.
Por lo tanto, aquellos que no conocen la bendición del agua y el Espíritu no pueden predicarlo. Aquellos que han visto fácilmente pueden entender lo que alguien trata de explicarles con palabras, pero un ciego no podría entender realmente.
La gente nace en pecado. Debido a que nosotros éramos espiritualmente pecadores desde nuestro nacimiento, no conocemos la verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que solo creen en la sangre han hecho una nueva versión propia del cristianismo. ¿Cómo pueden ser lavados sus pecados cuando afirman que conocen a Jesús y aún así solo creen en la sangre sobre la cruz? Solo más y más pecados se acumularan conforme pasa el tiempo.
Aquellos que solo creen en la sangre de Jesús como la salvación, son aquellos que no están espiritualmente despiertos. Pero Jesús nos dice claramente en Juan 3:5, “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Por lo tanto, debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu para poder ser bendecidos con la gloria de convertirnos en hijos de Dios y entrar a su reino.
Ya que Pablo creía en el evangelio del agua y el Espíritu, él dijo por fe, “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). ¿Aquellos que no conocen el evangelio del agua y el Espíritu pueden estar en contra de los hijos de Dios? Pueden estar en contra de los hijos de Dios, pero jamás podrán vencerlos. Aquellos que solo creen en la sangre sobre la cruz no pueden vencer a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
Aquellos que están en contra de la justicia de Dios solo pueden convertirse en su enemigo y por lo tanto nunca podrán recibir sus bendiciones. Nadie puede recibir la salvación o tener la fe que le llevará a él / ella al cielo sin creer en el evangelio del agua y el Espíritu, el evangelio en el cual la justicia de Dios es revelada. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu pueden así vencer al falso evangelio y regresar al verdadero. Los hijos de Dios vencen al mundo y al demonio mismo.
Algunos no entienden claramente el bautismo de Jesús y su sangre y su mala interpretación los guía a una falsa fe. Si tú crees en la sangre sobre la cruz y no consideras gran cosa el recibir el perdón de los pecados creyendo en el bautismo de Jesús, entonces tú fe esta equivocada.
Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu ante Dios son aquellos que obtendrán su justicia y tienen la fe verdadera. Dios nos dice que aquellos que solo creen en la sangre de su Hijo sobre la cruz están equivocados. Aquellos que no creen en su justicia, no creen y no reconocen el evangelio del agua y el Espíritu, pero aquellos que creen en su justicia también creen que ambos, la sangre de Cristo sobre la cruz y su bautismo quitaron sus pecados.
Debemos arrojar nuestra necedad. Aquellos que no aprueban el evangelio del agua y el Espíritu insisten en que sus falsas creencias son verdad. Aquellos que solo creen en la sangre tienen la mitad de la fe en su justicia. Solo aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu tienen la fe completa, y solo ellos también creen en la justicia de Dios y obtienen su justicia (Mateo 3:15, 11:11).
Los libros escritos por aquellos que creen solo en la sangre son papel que se convierte en desperdicio. Las doctrinas una vez discutidas por los teólogos son ahora ignoradas por los Cristianos, pero el evangelio, el evangelio del agua y el Espíritu está recibiendo mucha atención. Esta verdad ha existido desde la era apostólica y nunca cambiará. La Palabra de Dios existe por siempre, pero aquellos que creen solamente en la sangre están siendo borrados de la memoria de las personas. ¿Cuál es la razón? Se debe a que la sangre, la cuál solo contiene la mitad de la justicia de Dios, no tiene efecto sobre los pecadores por si misma?
Hablando francamente, la mayoría de la gente de hoy, sean cristianos o no, cometen muchos pecados. ¿Cómo pueden estos pecados ser perdonados creyendo solo en la sangre? Las doctrinas que enfatizan solo la sangre sobre la cruz enseñan a la gente a orar por perdón cada vez que pecan, pero ¿por cuánto tiempo pueden orar para que los pecados sean perdonados? No importa lo que digan, no pueden recibir el perdón de pecados.
¿Acaso Jesús vino a este mundo y simplemente derramó su sangre hasta la muerte sin haber sido bautizado? Tú sabes que eso no es verdad. Jesús vino a este mundo y tomó todos los pecados al ser bautizado (Mateo 3:15). Él fue bautizado por Juan antes de que él sangrara sobre la cruz, permitiendo que él fuera crucificado sobre la cruz. Así es como Jesús cumplió toda justicia. No hay necesidad de que llores por su misericordia para ser perdonado de tú pecado cada día si tú crees en el bautismo que Jesús recibió de Juan. En lugar de eso, cree en la justicia de Dios y recibe una salvación completa.
Jesús fue bautizado para tomar todos los pecados del mundo sobre su hombro y fue crucificado para ser juzgado por los pecados del mundo de una vez y para siempre. La redención puede ser obtenida solo al creer en el bautismo de Jesús y su sangre.
¿Acaso Jesús nos dio una salvación que es mayor Que los pecados que cometemos?
La redención dada por Jesús es mayor que todos los pecados que hemos cometido y que cometeremos. Si el bautismo de Jesús y su sangre no fueran mayores que los pecados de la humanidad, entonces ni podríamos creer en Jesús como el Salvador, ni recibir la redención. Sin embargo, la bondad del Señor es tan grande que él tomó los pecados del mundo, todos, de una sola vez a través de su bautismo.
De la misma forma, la puerta del cielo esta totalmente abierta, pero nadie puede entrar por esta puerta sin creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Puedes estar en contra de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, pero no te puedes esconder del terrible juicio de Dios. Por lo tanto, no pienses que puedes vencer a la fe en el bautismo y la sangre de Jesús, a través de la cual la justicia de Dios fue cumplida.
Muchos de aquellos que estaban en contra del evangelio del agua y el Espíritu también estaban en contra del apóstol Pablo. Pero nadie podía decir que el evangelio del agua y el Espíritu en el cual creía Pablo estaba equivocado. Ellos solo no admitieron que Jesús era el Hijo de Dios y su salvador.
Romanos 8:32 nos dice, “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Dios Padre envió a su Hijo Unigénito al mundo e hizo que él llevara sus pecados a través de su bautismo, muriera en la cruz y se levantara de entre los muertos para liberarnos de nuestros pecados.
Para salvarnos de nuestros pecados y convertirnos en sus hijos, como lo era Jesús, Dios Padre dio a su Hijo Unigénito. Para que Dios convirtiera en sus hijos y en los bendecidos y en los justos, a todos los que creyeran en el evangelio del agua y el espíritu, envió a su Hijo Unigénito para ser bautizado. Dios había planeado distribuir a toda la humanidad con su bendición celestial y con el evangelio del agua y el Espíritu. Una de estas bendiciones es convertirse en su hijo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu.
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). “Todas las cosas” aquí se refiere a los regalos de Dios. ¿Qué regalos? Dios dio a aquellos que recibieron a Jesús y creyeron en su nombre el derecho de convertirse en sus hijos–esto es, aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu son hechos hijos de Dios. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu están sin pecado. Son justificados y verdaderamente son los hijos santificados de Dios.
Aquellos que se convierten en hijos de Dios creyendo en todo esto tendrán como regalo el reino del milenio y el reino del cielo. Los justos son bendecidos con la herencia de la gloria del cielo.
“¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” ha sido interpretada por algunos como el otorgamiento del Espíritu Santo. Ellos piensan, “¿Quiere esto decir que una vez que creemos en Jesús, el Espíritu Santo es dado a nosotros separadamente?” Esto no es verdad, ya que cuando uno cree en el evangelio del agua y el Espíritu, recibe la remisión de pecados y el Espíritu santo, todo, al mismo tiempo. El Espíritu Santo no puede habitar en un corazón pecaminoso. El Espíritu Santo viene a nosotros en el mismo momento en el cual nuestros pecados son perdonados.
Existe más para los creyentes que el recibir el Espíritu Santo. Los regalos de Dios no terminan, hasta que las bendiciones celestiales nos sean dadas. En este mundo, la gente tiende a pensar que tales habilidades como la sanidad, el hablar en lenguas y las profecías son regalos, pero los regalos mencionados en este pasaje se refieren a todas las cosas celestiales que nuestro Padre posee. Al decir regalo, Pablo habla acerca de todas las cosas que Dios otorga a sus hijos, quienes tienen la justicia de Dios.
Dios dijo que él daría todas las cosas buenas como un regalo a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Dios dio el regalo de nacer de nuevo a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Dios da todas las cosas del cielo como un obsequio a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Los cristianos sufren tanto mientras viven en esta tierra, pero cuando el reino de Dios venga, les será otorgada la gloria del cielo.
No digas que eres un elegido sin razón
Romanos 8:33-34 afirma, “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
“¿Quién acusará a los escogidos de Dios?” ¿Podría traer una acusación en contra de aquellos a quien Dios ha salvado con el evangelio del agua y el Espíritu? ¡Claro que no!
Los teológos citan a Calvino, diciendo que algunos fueron elegidos incondicionalmente, mientras que otros no. Sin embargo, nosotros nunca debemos usar el término “incondicionalmente” en la presencia de Dios. Al hacerlo, prueban que no conocen para nada a Dios y que su doctrina es falsa. La Selección Incondicional quiere decir que Dios ama a algunos sin razón alguna y también sin razón alguna odia a otros. ¿Cómo podríamos decir que Dios es justo cuando ama a algunos y odia a otros? Este no es nuestro Dios. Nuestros Dios ama y cuida a toda la humanidad en Cristo.
Aquí, en el versículo 32 dice, “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Dios nos dio a su Hijo para salvar a toda la humanidad. A través de él, Dios nos hizo creer que él ha quitado todos nuestros pecados a través de la Palabra del agua y la sangre. En el versículo 33 escrito está, “Quién acusará a los escogidos de Dios?” Aquí, la palabra “escogidos de Dios” no implica que Dios seleccione a algunos incondicionalmente. Dios selecciona a aquellos que no pueden vivir sin Jesucristo y a aquellos que no tienen su propia justicia, para vestirlos con la propia justicia de Dios.
Aquellos que son escogidos por la justicia de Dios son los que creen y descansan en la verdad de que Jesús vino a este mundo, fue bautizado y se sacrificó él mismo sobre la cruz para quitar todos nuestros pecados. Estos son los que creen en Dios, Él que los ha salvado de los pecados del mundo y los ha vestido con su justicia.
¿Quién, entonces, podría traer un cargo en contra de los justificados? ¡Nadie! Nadie puede decir que nuestra fe esta equivocada. Nadie puede acusar a aquellos que han sido salvados de sus pecados y son escogidos como hijos por creer el evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que solo creen en la sangre de la cruz no pueden decir que aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu son falsos, ni hacer cargos en contra de ellos ante Dios.
Alguna gente juzga mal a aquellos que están vestidos con la justicia de Dios por creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Pero, ¿es correcto? ¡No! La fe de aquellos escogidos para ser justificados en la presencia de Dios, nunca podrá ser juzgada erróneamente por nadie.
¿Quién podría decir que aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu son pecadores y juzgar su fe equivocadamente? Hemos estado predicando por mucho tiempo el evangelio del agua y el Espíritu, en el cual la justicia de Dios es revelada, a toda la gente en el mundo.
Pero nadie ha presentado un cargo en contra de nosotros por predicar el evangelio del agua y el Espíritu. Solo hubo unos cuantos que nos pidieron que aprobáramos la fe de la sangre en la cruz únicamente. Aún ellos no pudieron decir que tener fe en el evangelio del agua y el Espíritu esta equivocado.
El verdadero evangelio del agua y el Espíritu es el evangelio que contiene la justicia de Dios. Este es el verdadero evangelio, y todos los demás evangelios están incompletos. El apóstol Pablo, quien predicaba el evangelio del agua y el Espíritu, dijo que nunca podría haber otro evangelio aparte de este evangelio verdadero, y él dijo, “No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gálatas 1:7-9).
Nadie puede decir que el evangelio del agua y el Espíritu está bíblicamente equivocado. Aquellos que no creen que el evangelio del agua y el Espíritu están en contra de el. Si tú crees que el evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios es falso, entonces ve y reclámale a Dios. Nosotros, también, tenemos que y somos capaces de pelear en contra de los falsos evangelios que solo hacen énfasis en la sangre sobre la cruz. ¿Cómo podría Jesús ser crucificado por nuestros pecados sin primero haberlos puesto sobre él mismo a través de su bautismo?
No digas que los creyentes de la justicia de Dios Tienen pecados
“Acusar” significa pedir un juicio en un juzgado. El único que puede traer una acusación en contra de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu es un hacedor de maldad. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu tienen fe en la justicia de Dios, así que ¿quién podría erróneamente juzgar su fe? ¿Quién podría decir que están equivocados? No hay uno, ya que es Dios quién los justifica. Nadie puede acusar a los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu de tener cualquier pecado.
“Dios es el que justifica.” (Romanos 8:33). ¿Quién puede declarar a los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu estar sin pecado? Solo Dios puede. Él declara por su justicia que los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu están justificados.
“Justificado” no es aplicado a aquellos que aún tienen pecado, pero se aplica a aquellos cuyos pecados realmente fueron perdonados, convirtiéndolos en “justificados y sin pecado.” Cuando Dios dice que aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu están sin pecado, ¿quién puede atreverse a decir que están equivocados y que no tienen la justicia de Dios? Ningún teólogo en este mundo puede decir no.
El cristianismo de hoy ha sido corrompido por la Doctrina de la Santificación que trata de obtener una santidad religiosa. Un teólogo en Inglaterra, después de preguntar, “¿Es santa la iglesia de Dios?,” afirmo que la iglesia de Dios también tenía defectos. Claramente, este teólogo no sabía acerca del evangelio del agua y el Espíritu, ni tenía fe en la justicia de Dios.
Pero cada creyente en la iglesia de Dios cree en el evangelio del agua y el Espíritu y esta completamente sin pecado. Aunque él/ella puedan ser débiles en la carne, él/ella aún tienen la justicia de Dios que es perfecta y sin defecto.
¿Están todos sin pecado en la iglesia de Dios? ¡Si! La iglesia es un lugar en donde los creyentes quienes están santificados y sin pecado se reúnen en Cristo. Si los creyentes tienen pecado, entonces no son hijos de Dios. ¿Qué los santificó? Es, desde luego, la fe en el evangelio del agua y el Espíritu que los hizo sin pecado, recibiendo la justicia de Dios. El teólogo dijo que aún la iglesia de Dios tenía defectos ya que él no creía, ni conocía el evangelio del agua y el Espíritu.
¿Quién se atreve a decir que los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu son pecadores? Es Dios quién los ‘justifica.’ ¿Podemos, aquellos que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, estar en pecado solo porque somos débiles? ¡Ciertamente no podemos! ¿Entonces, acaso esto significa que no tenemos pecado, aún cuando continuamos cometiendo pecados? ¡Si, no tenemos pecado! Es por eso que tenemos que creer en el evangelio del agua y el Espíritu. La gente no intenta cometer pecados a propósito, sino debido a sus debilidades.
Existe muy poca gente que realmente trata de cometer pecado, casi todas las iniquidades son causadas por la debilidad de los seres humanos. Los que creen en el evangelio del agua y el Espíritu no tienen pecado en su corazón ya que ellos tienen la justicia de Dios. Estamos sin pecado porque Dios se encargó de todos nuestros pecados con su justicia. Es por eso que la Biblia afirma, “Dios es el que justifica.” Es Dios quien declara que los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu están sin pecado porque tienen su justicia. Hemos sido liberados de todos nuestros pecados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
Si Jesús no hubiese quitado nuestros pecados futuros, ¿cómo podríamos ser redimidos de nuestros pecados y como podríamos decir que ya no somos pecadores? Si nosotros, después de creer en la justicia de Dios, cometemos pecado y vivimos en pecado, entonces, esto nos hace no estar lo suficientemente santificados, o descalifica nuestra redención, destinándonos de nuevo al infierno de nuevo? ¡La respuesta es no! Si nuestra salvación viene de nuestra propia santificación, ¿quién en este mundo podría ser salvo? ¡Nadie! Nadie puede vivir una vida perfecta en la carne y santificarse guardando los mandamientos completamente. Así la Biblia afirma, “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3.10).
En la naturaleza, los seres humanos no pueden Recibir la justicia de Dios por sus propias obras
Dios envió a su Hijo Unigénito, quién fue bautizado por Juan el Bautista, lo puso a morir en la cruz para salvar a toda la humanidad de los pecados del mundo. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu han sido justificados por su fe. Es por eso que puede haber justos aún en este mundo. Abraham también se convirtió en el padre de la fe por creer en la Palabra de Dios.
Aunque muchos cristianos dicen que pueden recibir la justicia de Dios a través de la Doctrina de la Justificación, en realidad la ignoran. ¿Qué es la justicia de Dios? Es muy distante de la justicia humana, es la justicia de Dios. ¿En que evangelio se revela la justicia de Dios? En el evangelio del agua y el Espíritu se revela esta justicia de Dios. Si nosotros rechazamos el evangelio del agua y el Espíritu sin creer en el, esto quiere decir que estamos en contra de Dios.
Nadie puede ser liberado del pecado o recibir la salvación de Dios sin tener fe en el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Puede alguien estar en contra de Dios aunque sea un poquito? Yo he creído y predicado por mucho tiempo el evangelio del agua y el Espíritu, pero nunca he visto a nadie que se oponga a este evangelio. Nadie puede estar en contra del evangelio del agua y el Espíritu sobre bases de la Palabra de Dios, ya que este evangelio de la justicia de Dios nos da la redención perfecta y completa de nuestros pecados.
¿Quién puede condenar a aquellos que tienen la Justici a de Dios?
Leamos Romanos 8:34. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” ¿Podría alguien condenar de pecado a aquellos que creen en la justicia de Dios? Nadie puede.
¿Podría alguien condenar como a pecadores a los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu, quienes han sido liberados de sus pecados por fe? ¡No! “¿Quién es el que condenará?” ¿Quién puede decir que los creyentes de la justicia de Dios son pecadores?
La paga del pecado es muerte. Si tú tienes pecado en tu corazón, iras al infierno. Dios juzga a la gente porque tiene pecado. Pero aquellos cuyos pecados han sido quitados por su fe en la justicia de Dios no serán juzgados por él, ya que no tienen más pecado para ser juzgado. Cuando el mismo Dios no juzga a aquellos que creen en la justicia de Dios, ¿quién se atreverá a condenarlos? Si un creyente en Jesucristo tiene pecado, él/ella es un pecador y será juzgado y condenado por Dios. Los pecadores serán juzgados por Dios por el pecado en sus corazones y serán evitados por otra gente. Pero si un creyente de Cristo cree en el evangelio del agua y el Espíritu y recibe la justicia de Dios, esa persona esta sin pecado ante Dios y nadie puede condenarlo. Ni siquiera existe pecado en la conciencia de esa persona.
“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra para darnos la justicia de Dios, recibió el bautismo de Juan el bautista para llevar todos nuestros pecados, murió en la cruz derramando su sangre y se levanto de entre los muertos para convertirse en nuestro Salvador. Ahora él se sienta a la diestra de Dios e intercede por nosotros como nuestro Salvador.
El Espíritu Santo también ora por aquellos que tienen la justicia de Dios. Jesús ora por nosotros en el cielo. El Espíritu Santo, también, ora por nosotros a Dios Padre, pero de manera diferente, con “gemidos” que no pueden ser expresados siempre que tenemos debilidad en nuestros corazones.
¿Cuán perfecta es la justicia de Dios en los corazones de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu? La perfección de la justicia de Dios nos dice que el evangelio del agua y el Espíritu es perfecto y sin defecto.
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