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Sermones

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-42] Dios desea cumplir Su voluntad a través de la gente de fe que confía en los siervos de Dios (Génesis 24, 1-20)

(Génesis 24, 1-20)
«Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio. Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos».
 
 
El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac».
Cuando leemos el pasaje de las Escrituras detenidamente vemos que Abraham intentó casar a su hijo Isaac y le confió esta tarea de casarlo a su siervo anciano. Abraham hizo que este siervo de confianza le trajese una esposa para su hijo. Vemos que Abraham no solo le confió el matrimonio de su hijo, sino también la administración de sus posesiones y riquezas a este siervo. La razón era que Abraham sabía que, entre los muchos siervos que poseía, este siervo anciano era en el que más confiaba y tenía la misma fe que él. 
¿Qué significa todo esto para nosotros? Significa que Dios cumple Su obra a través de las personas que tienen la misma fe que Abraham, nuestro padre de la fe. Desea cumplir Su obra a través de los que tienen la misma fe que Abraham; esta fe verdadera fue pasada intacta a través de la gente de fe como este siervo de Abraham. Esto también significa que Dios estableció Su Iglesia a través de personas así. 
Cuando Abraham quiso casar a su hijo, no estaba viviendo en su tierra natal, sino en lejos, en la tierra de Canaán. Mientras vivía allí, tuvo a Isaac y se hizo muy rico. Sin embargo, su hijo Isaac había crecido y necesitaba ser casado, pero Abraham era muy anciano ahora. Y por eso, llamó a su siervo anciano de más confianza y le pidió que jurase sobre su vida que cumpliría su deseo. En el pasaje de las Escrituras, poner una mano debajo del muslo para hacer un juramento tenía este significado. 
De esta manera, Abraham hizo que su siervo jurase lo siguiente ante de que muriese: «No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac». Abraham pidió a su siervo que fuese a su tierra natal y le encontrase una mujer adecuada a su hijo y se la trajese. 
 
 

Dios quiere cumplir Su voluntad a través del pueblo de la fe que confía en Sus siervos

 
Dios desea cumplir Su voluntad en este mundo a través de la gente de fe como Abraham. Y por tanto, la persona que aparece a continuación es el siervo que tenía la misma fe que la de Abraham. ¿Qué tipo de persona era este siervo? Era alguien que, como siervo de Abraham, había sido su maestro toda su vida y había creído en el Dios de Abraham como su propio Dios. Y Abraham había confiado el matrimonio de su hijo a este siervo suyo. Esto representa el hecho de que Dios desea establecer Su Iglesia a través de esta gente de fe de confianza. Es así. Dios quiere establecer la Iglesia de Dios a través de los que tienen la misma fe que Abraham y a través de su fe en Su justicia. 
Y así, Abraham hizo que su siervo hiciese un juramento. Dijo: “No tomes una hija de los cananeos como esposa para mi hijo. Debes ir a mi familia y tomar una esposa para mi hijo Isaac”. Pero entonces, el siervo le hizo una pregunta a Abraham. Su pregunta fue: “¿Qué pasaría si intentase tomar a una mujer de la familia de mi maestro pero la mujer no quiere seguirme a esta tierra. ¿Debo llevarme al hijo de mi maestro allí?”. Abraham contestó: “Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá”. Dijo que no llevase a su hijo allí aunque su futura mujer dijese que no iría con él. 
¿Qué nos enseña este pasaje de las Escrituras? Dios nos está enseñando a través de esto que no debemos volver a nuestro pasado; no debemos volver a Ur de los Caldeos. Está escrito: «Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio» (Génesis 24, 6-9). Aquí Dios dijo claramente que les daría a los descendientes de Abraham la tierra de Canaán en la que Abraham vivía entonces y no su tierra anterior, Ur de los Caldeos. 
Dios deseó hacer Su obra a través de este siervo de Abraham. En otras palabras, Dios quiere establecer Su Iglesia a través de la gente que tiene la misma fe que Abraham. Hay una cosa muy importante aquí que Dios le había pedido a Abraham: “Ve a tu familia y trae a uno de tus parientes para que se case con tu hijo y continúe tu linaje. Pero no vuelvas nunca al país de tu carne”.
El siervo obedeció las palabras de Abraham y finalmente llegó a la ciudad de Nacor. Aquí el Nacor que se menciona en el capítulo 11 de Génesis es el hermano de Abraham. Leamos Génesis 11, 10. Aquí aparece la genealogía: «Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán. Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo. Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán».
El padre de Abraham era Taré. Taré tuvo tres hijos: Abraham, Nacor y Harán. Nacor era el hermano de Abraham de la misma familia. Dios le había dicho: “Trae una hija de entre tus parientes para que se case con tu hijo”.
Queridos hermanos, como ya saben, hay muchos pasajes en la Biblia que los seres humanos no pueden entender. Pero el pasaje de las Escrituras de hoy no puede ser entendido suficientemente desde una perspectiva humana. Abraham Tomó una nuera de su misma familia, una descendiente de Sem y nieta de Nacor. Esta es la voluntad de Dios. De esta manera, Dios consideró muy importante para Sus siervos continuar el perfecto linaje de la fe. Por esta razón, para tomar una nuera de su propia familia, Abraham le dio a su siervo diez camellos y cosas preciosas y lo envió a Mesopotamia para llegar a la ciudad de Nacor. 
El pasaje dice: «Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor» (Génesis 24, 10-14).
El siervo de Abraham llegó allí y oró a Dios para pedirle poder encontrar a la mujer que iba a ser la nuera de Abraham. Y si seguimos en el pasaje de las Escrituras, podemos ver que esta oración fue contestada por Dios exactamente como lo pidió. Está escrito: «Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos» (Génesis 24, 15-20). 
 
 
Dios no quiere que los justos se junten con los pecadores
 
Después de que Dios juzgase al mundo entero a través del Diluvio de Noé, su linaje pasó a través de los descendientes de Sem, Cam y Jafet. No quiso que ningún otro linaje se mezclase con el suyo. El deseo de Dios fue mantener el linaje de esta familia pura intacto porque lo había bendecido. Esto se debe a que Dios tiene siervos, personas que creen en Él y hacen exactamente lo que les pide, y heredan las bendiciones de Abraham. También establece Su Iglesia a través de estos siervos. Como sabemos bien, Abraham es el padre de la fe para todos los creyentes. Y, el hecho de que Abraham mandase a su siervo a traer una mujer para su hijo Isaac significa que Dios establece Su Iglesia a través de Sus siervos. ¿Qué significa este pasaje de las Escrituras? Significa que Dios establece Su Iglesia y cumple Su obra a través de Sus siervos y los que le sirven con lealtad. Dicho de otra manera, Dios levanta a Su Iglesia a través de los que tienen la fe que cree en Él en primer lugar, como el siervo de Abraham, y en segundo lugar, a través de los que obedecen Su voluntad que les fue revelada. 
Queridos hermanos, ¿saben por qué Abraham envió a su siervo a buscar una nuera? Este siervo era una persona que conocía las intenciones y voluntad de su maestro Abraham bien. Era una persona que tenía la misma fe que Abraham. Leamos la Palabra. Obedeció las palabras de Su maestro tal y como eran, fue al país natal de Abraham, oró ante Dios y recibió una respuesta exacta a su oración. Rebeca, que era descendiente de la misma familia de Abraham, sacó agua e hizo que el siervo de Abraham bebiese y también le dio agua a los camellos que había traído con él. ¿Qué significa esto? Significa que Dios planta Su Iglesia a través de la gente que tiene la misma fe de Abraham, gente que entiende completamente la voluntad de Dios y la gente que le sirve y teme por completo. Dios establece Su Iglesia a través de esta gente. 
Después del Diluvio de Noé, Dios hizo que Jesucristo naciese del linaje de Sem. Abraham era uno de los descendientes. Después de Abraham vino Isaac, después de Isaac vino Jacob y después nació Jesucristo. Está escrito: «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mateo 1, 1). ¿Qué significa esto? Significa que, a través de este linaje de fe, la fe de Abraham continúa hasta el presente. 
 
 

¿Cómo establece Dios Su Iglesia?

 
Dios establece Su Iglesia a través de la gente de fe que tiene la misma fe que Abraham y a través de estas personas que tienen un corazón de siervos de confianza. Debemos saber que Rebeca, que aparece en el pasaje de las Escrituras de hoy, era una persona que temía a Dios y le servía completamente. Dios deseaba que, a través de Rebeca, el linaje de Sem, es decir, el linaje de Jesucristo, continuaría. Dios cumple Su voluntad a través de los que tienen fe, los que tienen un corazón de siervos y los que tienen un corazón que sirve a Dios completamente. En otras palabras, la gente que tiene una combinación de estos tres aspectos de fe. 
Queridos hermanos, si Abraham no hubiese enviado a su siervo anciano y hubiese enviado a uno más joven, cuya fe no era entera o completa, ¿qué habría pasado? Abraham, en aquel entonces estaba a punto de morir. Y, si hubiese enviado a un siervo más joven, ese siervo habría pensado seguramente: “¿A quién le importa qué mujer traiga? Va a morir pronto de todas formas y no me ha seguido hasta aquí”. Con pensamientos como estos seguramente no habría escuchado las palabras de Abraham completamente y habría vuelto con cualquier mujer. 
Abraham era un hombre de gran riqueza en sus días y por eso confió a este siervo de confianza ir a buscar a su nuera y le envió con cosas valiosas con él. Pero, si la fe del siervo no hubiese sido completa, no habría podido comprar a ninguna mujer con las muchas posesiones que llevaba. Podría haber engañado a su maestro Abraham. Pero, Abraham llamó al siervo más leal entre sus siervos y le hizo hacer un juramento. Abraham puso la mano de su siervo debajo de su muslo y le hizo hacer un juramento bajo pena de muerte. El juramento era el siguiente: “Pon la mano debajo de mi muslo. Jura que no escogerás una mujer para mi hijo, una nuera para mí, entre las hijas de los cananeos. No lo hagas aunque me muera”. Esta es la última voluntad que dejó a su siervo. 
¿Quién es este siervo anciano? Era una persona que siempre había estado con Abraham desde que Abraham se fue de su país natal y que había creído en el Dios de Abraham. Y por eso Abraham le confió todo lo que tenía, incluso la selección de su nuera que heredaría su propio linaje a este siervo que tenía la fe correcta como él mismo. Esto significa que Abraham confió todas sus posesiones a este siervo. 
Sin embargo, si Abraham hubiese confiado esta tarea a una persona más joven, ¿qué habría pasado? Este siervo no habría vuelto hasta que Abraham hubiera muerto o podría haber utilizado métodos humanos para traer a cualquier mujer que Abraham no quería. El suceso del pasaje de hoy en el que Abraham envió a su siervo anciano revela cómo Dios trabaja y cómo lleva a cabo Su voluntad. Dios cumple Su obra y establece Su Iglesia a través de la gente que entiende Su voluntad bien y los que tienen la misma fe que Abraham y hacen la voluntad del maestro completamente. 
 
 

Dios da agua viva para que fluya por el mundo a través de Su Iglesia

 
El pasaje de las Escrituras de hoy en el que Abraham está intentando casar a su hijo Isaac con Rebeca representa cómo Dios establece Sus Iglesias. Es lo mismo para los que están en la Iglesia de Dios casándose por fe con nuestro Esposo Jesucristo. En la Biblia, la Iglesia también aparece muy a menudo. Incluso ahora Dios hace que el agua viva fluya a través de Su Iglesia. Y, entre Su gente, Dios establece Su Iglesia en este mundo a través de los que tienen la misma fe que Abraham, la gente que tiene corazón de siervos, la gente que cumple Su Palabra, la gente que sigue, obedece y cree en Su Palabra, y la gente que le sirve completamente. Dios permite que la Iglesia sea construida a través de estas personas. Y, a través de Su Iglesia, establecida de esta manera, Dios permite que muchas personas reciban la remisión de los pecados y las bendiciones que Abraham recibió. 
Abraham era un hombre de grandes riquezas. La gente que cree en Jesucristo como Abraham también es muy rica. No viven en pobreza en la vida real. Esto se debe a que Dios les entrega todas Sus bendiciones a estas personas de fe. A través del pasaje de las Escrituras de hoy debemos saber a través de quién cumple Su obra Dios. Dios obra a través de la gente que sigue Su Palabra por fe como Abraham. También debemos saber que no es suficiente conocer la Palabra de Dios, sino que debemos saber el hecho de que Dios cumple Su obra a través de las personas que le sirven completamente. Recuerden esto. Dios toma a las personas que le sirven completamente, hace que esas personas se casen con Jesucristo espiritualmente y hace que hagan Su obra. Dios establece Su Iglesia con estas personas. 
 
 

Dios confía Su obra a estos siervos fieles que confían en la justicia de Dios

 
Los que estamos en la Iglesia de Dios debemos tener fe en la Palabra de la justicia de Dios. Y en segundo lugar, debemos aceptar por completo la Palabra de Dios en nuestros corazones. Finalmente, debemos obedecer la Palabra de Dios completamente. Nuestro Señor confía Su obra a este tipo de personas. Miren a Abraham, que aparece en la Biblia. Pasó por muchas dificultades antes de asentarse en Canaán, pero cada vez que tenía una dificultad, tenía fe completa en Dios y le obedeció completamente y por eso fue guiado por la Palabra de Dios. Todos debemos ser así. Si la Palabra de Dios lo dice, debemos ser personas que dicen: “Sí, esto es cierto”. Dios cumple Su obra a través de la gente que dice que sí, a través de los que siguen Su Palabra por fe y la gente que obedece Su Palabra pase lo que pase. 
Las personas que han recibido la remisión de los pecados pueden tener la misma fe que Abraham. Pero, ¿qué pasa con las personas que no han recibido la remisión de los pecados todavía? En aquel entonces había muchos siervos en la casa de Abraham. Pero, ¿por qué hizo Abraham que su siervo anciano llevara a cabo su voluntad y no otro siervo? Por eso pudo confiar en esta persona completamente. Abraham sabía que si decía algo, su siervo cumpliría sus palabras exactamente como él dijo, y por eso organizó el matrimonio de su hijo y todo lo demás a través de este siervo. Abraham sabía definitivamente que estas personas no se gastaría su fortuna y por eso le confió sus posesiones a este siervo. 
Hace mucho tiempo, en nuestro país, había muchos maestros, siervos e hijos del maestro, ¿no es cierto? Cuando leemos novelas de nuestro país como “Cuando el alforfón florece”, podemos observar algo similar a lo que aparece en la Biblia. Cuando miramos las costumbres y estilos de vida de nuestros ancestros, vemos muchas similitudes con las costumbres de la nación de los israelitas. Hace mucho tiempo, si el hijo del maestro era demasiado joven, se le confiaba la administración del hogar a un siervo. El maestro nombraba a un siervo para que administrase su dinero y posesiones y cuando el hijo había crecido, todo volvía al hijo. Sin embargo, muchos siervos no cumplían las instrucciones del maestro y se quedaban todas las posesiones. ¿Pueden imaginarse que habría pasado entonces? Había muchos siervos fieles que administraban las posesiones de los maestros según las palabras de sus maestros y después las pasaban a sus hijos, y después seguían sirviendo con lealtad como siervos de los hijos. 
Este siervo anciano tenía una fe firme como hemos mencionado. Debemos entender claramente que, a través de los que tienen la misma fe de Abraham, Dios sigue este linaje bendito de fe. Hay un claro linaje de la fe y de las bendiciones en Dios. Y este linaje no se pasa a cualquiera. Hay muchas personas hoy en día que dicen haber recibido la remisión de los pecados y que alardean de esto, pero son personas que no saben exactamente lo que es tener la fe que tuvo Abraham. No poseen la fe que cree en la Palabra de Dios y la fe que sigue esta Palabra. Cuando Abraham hizo que su siervo hiciese un juramento y le encomendó una tarea importante, si el siervo no hubiese tenido fe para obedecer estas palabras, entonces el linaje de la fe de Dios habría muerto. El linaje habría estado temporalmente a manos del siervo pero no habría sido pasado y habría acabado. Habría tenido fe, pero ninguno de sus descendientes habría tenido fe. Habría creído en la voluntad de Dios, pero no la habría llevado a cabo. En otras palabras, como la Palabra de Dios no se habría aplicado en su vida, todas las bendiciones y la fe de Abraham en el Evangelio no habrían sido pasadas de manera intacta y se habría perdido. 
 
 

¿A quién levanta Dios para hacer Su obra?

 
Dios cumple Su obra, continua Su linaje de la fe y bendice a los que tienen fe completa en Él y los que obedecen Su Palabra exactamente como es. En el pasaje de las Escrituras de hoy Dios le había dicho a su siervo que le trajese a Rebeca de la misma familia que Abraham. ¿Qué nos enseña este pasaje? Nos enseña que, cuando Dios lleva a la gente a Su Iglesia, lleva a los que le temen y le sirven. Aquí el siervo de Abraham está orando a Dios. Oró: «Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor». Oró para sí mismo: “Sabré que la mujer que me dé agua para beber a mí y a mis camellos será la mujer para el hijo de mi maestro”. El siervo de Abraham no solo dijo esto como coincidencia. Obedeció a Dios y tuvo la fe que sirve al Señor en su corazón y pudo decir estas palabras. El pasaje de las Escrituras de hoy nos está hablando acerca de estas cosas. 
Echemos un vistazo a Rebeca. Rebeca había sacado agua y estaba volviendo a casa. Pero cuando el siervo le dijo: “Mujer, déjame beber agua”, ella dijo: “Sí, haré eso” y le dio agua para beber a él y a sus camellos que el siervo había llevado con él. El pasaje de las Escrituras describe este evento con todo detalle: «También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos».
Queridos hermanos, ¿qué significa este pasaje de las Escrituras? La Biblia no contienen ni un solo versículo que no tenga significado. Cada versículo contiene la verdad de Dios y hay un significado profundo detrás de él. Este pasaje de las Escrituras significa que Dios cumple Su obra a través de personas como Rebeca. 
Piensen en esto. Cuando un hombre extraño le pide a una mujer extraña un poco de agua, ella le puede dar agua e irse. ¿Era ella acaso una amante de los animales que les dio agua a los camellos también? Probablemente el siervo llevase consigo unos diez animales. ¿Saben cuánta agua beben los camellos? Los camellos beben mucha agua cuando está disponible y la almacenan y absorben despacio en su cuerpo. Y así, cuando la gente viaja por el desierto y siente que va a morir de sed, le hacen un agujero al camello y obtienen agua de esa manera. 
Queridos hermanos, escuchen esto. Dios pasa el linaje de la fe de Abraham a través de personas como Rebeca que sirven completamente a Dios, le temen y obedecen todas Sus Palabras. Si Isaac no hubiese tomado a Rebeca como su mujer y hubiese tomado a una hija de los cananeos, ¿qué habría pasado? Que el linaje de Abraham no habría sido pasado intacto. Una hija de los cananeos no podía pasar el linaje de la fe de Abraham. 
Piensen en esto. ¿Cómo puede un descendiente de las hijas de los cananeos cumplir y obedecer la Palabra de Dios? Si Isaac le dijese a una mujer que creció en Canaán: “Mi padre dijo esto y dijo lo otro y Dios ha dicho esto”, ¿Podría entender lo que estaba diciendo? Como no sería una mujer con fe, sería terca y no escucharía correctamente la Palabra de Dios. Alguien que recibe as bendiciones de Abraham, una persona que tiene que continuar el linaje de la fe de Abraham, debe reunir las tres condiciones siguientes: la verdadera fe que cree en Dios, obedecer la Palabra de Dios de todo corazón, y servir a Dios completamente. De estos tres, el servicio es muy importante. Si una persona no reconoce a su maestro como su señor, no es posible servir a su maestro correctamente. Si un siervo no reconoce a su maestro como su señor, pero considera a su maestro como a un siervo, ¿pueden servir a su maestro completamente? Puede fingir servir a su maestro, pero al final no será posible servirle correctamente. Aunque tenga fe que cree en Dios y obediencia a Su Palabra, si el servicio no tiene un corazón que intente servir a Dios, no vale para nada. Abraham sirvió a Dios como su Maestro y por eso pudo vivir según la Palabra de Dios. Sin embargo, si sus descendientes no siguiesen sirviendo a Dios, las bendiciones que Abraham recibió no podrían pasarse a ellos. 
Le dije al Hermano Seongjin Ryu ayer: “Somos personas que sirven a Dios. Si le servimos, todo es igual. Si conseguimos una posición más alta en la Iglesia, ¿cambia algo esto? Todos estamos sirviendo a Dios de la misma manera. Cuando estamos proporcionando algo o ayuda a algún hermano o hermana, no estamos ayudándoles, sino que estamos sirviendo a Dios. Para ser sincero, cuando hacemos algo por nuestros hermanos, estamos sirviendo a Dios pero no ayudándoles simplemente”. Esto es cierto. Estoy simplemente sirviendo al Señor. ¿Para qué sirve llevar un resurgimiento en la Iglesia de Dios? ¿Voy a ser rico si reúno a mucha gente? Servir a las almas perdidas es servir al Señor y servir a mis hermanos y hermanas también es servir al Señor. Hagamos lo que hagamos, todo es para el Señor. Si estoy haciendo algo que no es servir al Señor verdaderamente, entonces no debo servirle de esta manera. Si no tuviera un corazón que sirve al Señor, simplemente mandaría a los santos y les pediría que me tratasen como un superior. Podría dejar a Dios como hizo Caín, quien dejó a Dios y construyó su propia ciudad. Y podría convertirme en el rey de mi propio reino, diciendo: “Sírveme porque soy el jefe en esta ciudad”. Así es como alguien se convierte en un líder de una secta. 
Queridos hermanos, hay muchos líderes de sectas grandes y pequeños en este mundo. En realidad, los que son pastores y no han recibido la remisión de los pecados pueden convertirse en líderes de sectas. Piden a sus seguidores que donen miles de dólares y que les hagan una pensión de jubilación. Son líderes de sectas claramente y se imponen a las almas perdidas. Si alguien no tiene un corazón para servir a Dios completamente, es posible que esto ocurra. Tengan cuidado. Es importante tener fe que cree en el Señor, pero es importante tener un corazón que desea servir al Señor de todo corazón. 
 
 

Debemos sin falta proclamar la fe que cree en la justiciar de Dios

 
El final del mundo está cerca. Por tanto, debemos decirles a las almas perdidas cómo Dios establece Su Iglesia y cómo Dios ha pasado el linaje de Abraham. ¿Cómo ha continuado Dios el linaje de los descendientes de Sem?
Somos descendientes de Sem. Tanto física como espiritualmente. Dios, empezando con Adán, pasó Su linaje bendito de la fe. Pero, este linaje se acabó con el diluvio de Noé. Acabó aquí. Después de esto, ¿qué ocurrió? Noé tenía tres hijos. Sem, Cam y Jafet. Y entre ellos, Dios prometió que daría todas Sus bendiciones a través de los descendientes de Sem. Y por tanto, Abraham, que es el padre de nuestra fe, nació como descendiente de Sem. Después esto, Isaac nació de Abraham y Jacob de Isaac. Entonces, mucho después Jesucristo nació de este linaje. Y nosotros somos los descendientes espirituales de Sem. El linaje de la fe se continúa de esta manera. Pero, para continuar este linaje correctamente son necesarias tres cosas. Debemos tener fe en Dios, obediencia en Su Palabra y servicio. Todas estas cosas son indispensables. 
La gente que ha recibido la remisión de los pecados a través de la Palabra de Dios debe obedecer la Palabra de Dios. Y entonces, deben servir la Palabra de Dios definitivamente. Deben ser personas que solo sirven a Jesucristo. Solo entonces pueden suceder el linaje de Dios de la fe y también recibir las bendiciones abundantes que Dios ha proporcionado. Y serán personas que pasan estas bendiciones a la siguiente generación. 
 
 
Dios les da Sus bendiciones a la gente que le sirve como Rebeca
 
Queridos hermanos, ¿saben de lo que estoy hablando? ¿Por qué obedeció el siervo de Abraham su palabra? ¿Por qué confió Abraham esta tarea importante a su siervo? ¿Por qué sacó Receba agua del pozo y se la dio al siervo y a sus camellos? ¿Por qué está Dios proclamando esta Palabra en detalle a nosotros de esta manera? La razón es explicarnos que Dios les da todas Sus bendiciones prometidas a la gente que tiene la misma fe de Abraham, la gente que obedece Su palabra como el siervo de Abraham y la gente que le sirve como Rebeca. Si estos tres requisitos no se cumplen, no podemos recibir las bendiciones del Señor. Dios cumple Su obra y pasa Sus bendiciones a través de las personas como nosotros que creen en Él, obedecen Su Palabra y le sirven completamente. 
Por tanto, todos nosotros debemos asegurarnos de que cumplimos estos tres requisitos. Cuando servimos al Señor, Dios cumple Su obra a través de nosotros y salva a las almas perdidas. Sin embargo, ¿qué pasaría si creyésemos en Dios pero no sirviésemos al Señor? Que la obra de Dios no sería cumplida. Al final, acabaríamos sirviéndonos a nosotros mismos. Esto ocurrirá. Y por eso, debemos server al Señor en vez de otras cosas. 
 
 

Debemos servir a la justicia del Señor con toda nuestra fe

 
El Reino de Jesucristo es su Reino, Jesucristo es su Maestro y lo es todo para ustedes. Es Dios y es el Hijo de Dios Padre, nuestro Maestro y nuestro tesoro. 
Echemos un vistazo a una historia en el Libro de Rut. Rut le dijo a su suegra Noemí. «Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios» y siguió a Noemi Rut era una viuda y una mujer gentil. Su marido estaba muerto y por tanto, no podía tener hijos. Pero después se convirtió en una de las abuelas del linaje físico de Jesucristo.
¿Cuál es la razón por la que Dios le dio a Rut esta bendición? Rut honró a su suegra y la siguió. Le dijo: “Tu Dios es mi Dios, tu país es mi país, y tu pueblo es mi pueblo”. Como Rut la siguió con mucho empeño, Noemí no se pudo resistir y dejó que le siguiera. Noemí tenía otra nuera llamada Orpa, pero como no honró a su suegra, no la siguió y volvió a su país. 
En Belén, en aquel entonces, había un hombre poderoso llamado Booz. Estaba soltero también. Así que seguramente había muchas mujeres detrás de él. Sin embargo, no se casó con ninguna de estas mujeres de su país, sino que se casó con una mujer gentil llamada Rut. Aunque Rut era una mujer gentil, él había oído lo que la gente decía de ella, que honraba a su nuera, temía a Dios y creía en Dios y que ponía en acción sus creencias al servir a su suegra y a Dios. Después de escuchar todas estas cosas buenas sobre Rut, Booz se casó con ella en vez de buscar a otras mujeres. 
¿Qué representa este suceso? Como Rut sirvió de todo corazón a su suegra y creyó en el Dios de su suegra como su propio Dios, recibió todas las bendiciones. La Biblia, que es la Palabra de Dios, habla a menudo de la fe que Rut tenía. La Biblia dice: «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Romanos 10, 10). Esto se menciona a menudo. Pero, a pesar de esto, la mayoría de los cristianos no creen en la justicia de Dios. Y, aunque crean en la justa Palabra de Dios, no sirven a la justicia del Señor. 
Queridos hermanos, debemos servir a la justicia del Señor. Esto es muy importante. Echen un vistazo a la Biblia. La Epístola de Santiago dice que la fe sin obras es una fe muerta. Hay cierta comunidad cristiana llamada la Iglesia Brethren. Sus miembros dicen haber recibido la fe de los puritanos. Dicen que Charles H. Spurgeon es el padre de la fe. Dicen ser de este linaje. Dicen que solo la Iglesia de Brethren en este mundo continúa el linaje de Spurgeon. Dicen esto claramente a través de su ministerio literario. 
Pero, ¿sirven estas personas al Señor? No. ¿Sirve su ministerio literario al Señor de todo corazón? Alardean y actúan con orgullo publicando algunos libros sobre su historia, tradición y antecesores de la fe. ¿Es esto servir al Señor? Para servir al Señor correctamente, primero deben predicar el Evangelio verdadero del agua y el Espíritu a la gente de todo el mundo. Este Evangelio del Señor debe ser predicado a todas las almas perdidas. Y deben dedicar sus recursos a plantar iglesias por todas partes. ¿Por qué solo plantar una Iglesia en un distrito? Hay que plantar muchas más iglesias por todo el país. 
Queridos hermanos, esta es la razón por la que debemos servir al Señor de todo corazón. No debemos ser como ellos, alardeando, sino que debemos servir al Señor bien. Si somos verdaderos descendientes de Abraham, si tenemos la misma fe que Abraham y si estamos siguiendo la Palabra de Dios como Abraham, debemos servir solamente al Señor como nuestro Maestro y debemos ser obreros que solo sirven al Señor con el corazón de un siervo y esclavo. Debemos ser personas que hacen la obra del Señor y no buscan sus propios intereses. Servir al Señor es muy importante. Además de tener un corazón que sirve al señor, debemos tener la fe que cree en la Palabra del Señor en nuestros corazones. Y debemos ser la gente que obedece la Palabra de Dios. Debemos servir solamente al Señor. Cuando servimos al Señor solo podemos obedecer Su Palabra y podemos mantener la fe que cree en Su Palabra. Y podemos recibir todas las bendiciones y promesas que Dios nos ha dado y que han sido pasadas a nosotros. 
Si de verdad creen en la justicia de Dios en sus corazones, entonces la fe se manifestará claramente a través de nuestras acciones. ¿Acaso no es esto cierto? Queridos santos, nuestra Iglesia está pasando por momentos difíciles económicamente, pero debemos seguir hacia adelante. Hemos hecho algunas donaciones económicas para apoyar las reuniones de resurgimiento para las almas perdidas. Y, cada vez que teníamos una de estas reuniones probábamos cosas nuevas que no habíamos hecho antes. Cada vez que celebrábamos una reunión de resurgimiento, recolectábamos dinero y dábamos testimonio a las almas, entregábamos panfletos y hacíamos muchas cosas para compartir el Evangelio. Nunca habíamos hecho estas cosas antes, pero no nos queda dinero. Y así, debemos empezar de nuevo por fe. 
Hay muchas personas que sirven al Señor con su corazón, pero no solo con su corazón, sino sus acciones también. Tienen una fe que dice: “Jesús es mi único Maestro, y esta es la única razón por la que servimos solo al Señor y es lo correcto”. Estas personas podrán servir a Dios en verdad y disfrutar de todas las bendiciones que les proporciona. Nuestras Iglesias de toda la nación deben ser así. Debemos haber heredado las bendiciones que Dios le dio a Abraham. Oro por que entiendan esto completamente. 
¡Aleluya!