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Sermones

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-45] Los que estamos circuncidados espiritualmente somos hijos de Dios (Génesis 17, 1-14)

(Génesis 17, 1-14)
«Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto».
 
 
No tengo duda alguna de que Dios nos dará todo lo que necesitamos para el evangelismo
 
Hemos estado distribuyendo nuestros libros misioneros para la predicación del Evangelio del Señor por todo el mundo, y no tenemos bastante con veinte mil dólares al mes para pagar los gastos de envío. Así que hemos decidido no enviar libros esta semana debido a nuestra mala situación económica. Me entristece pensar en las personas que han solicitado nuestros libros pero no pueden recibirlos, así que he pensado en enviar nuestros libros a los que no han recibido muchos libros de nosotros hasta ahora, no como en EE.UU. o Gana. Enviar estos libros del Evangelio del Señor es muy caro, pero siento que debemos hacerlo. No debemos rendirnos solo porque nuestros esfuerzos para recolectar fondos para predicar el Evangelio sean pequeños. Si seguimos haciendo esta tarea podremos llevar a Cristo a mucha gente que recibirá la remisión de los pecados.
Como cuesta tanto predicar el Evangelio, uno de nuestros evangelistas dijo una vez que el Gran Rey Sejong (cuya imagen está impresa en el billete de diez mil wons) es esencial para predicar el Evangelio. Es muy cierto. Necesitamos mucho dinero para predicar el Evangelio hoy en día. Todos los meses necesitamos un millón de dólares para predicar el Evangelio. Esto significa que necesitamos 12 millones de dólares al año. Si esta es nuestra situación, deberíamos orar a Dios para que nos mande mucho dinero. Para Él no hay diferencia entre pedir un centavo o mil millones de dólares. Esta diferencia enorme puede ser percibida por los seres humanos, pero nuestro Dios Todopoderoso no lo diferencia. Así que debemos orar para recibir más recursos económicos para predicar el Evangelio por todo el mundo. No tengo ninguna duda de que Dios hará esto por nosotros.
Como he mencionado anteriormente, necesitamos por lo menos un millón de dólares al mes para enviar libros de sermones sobre el Tabernáculo por todo el mundo. Puede que piensen que esto es mucho dinero, pero en realidad no es ni siquiera suficiente para un paquete de chicles si el dinero se usa para la misión del mundo. Esta cantidad en sí misma puede parecer enorme, pero no es malgastar el dinero si lo utilizamos para predicar el Evangelio por el mundo, ya que la Biblia nos dice que una sola alma es más valiosa que el mundo entero (Mateo 16, 26). Ahora todo lo que tenemos que hacer es orar a Dios para que nos dé estos recursos, buscarlos y conseguirlos por fe.
Vamos a empezar un negocio de impermeabilización a gran escala por todo el país. Crearemos una página web y una corporación con una red de sucursales por todo el país que llevarán a cabo este negocio independientemente. Entonces podrán trabajar como contratistas para proyectos de impermeabilización de gran envergadura. Así podremos ganar mucho dinero. Espero que nuestra empresa de calderas de madera, otro negocio nuestro, también tenga éxito. Este es un negocio prometedor y sé que crearemos un modelo innovador.
De todas formas, tenemos que orar a Dios para que nos dé aún más dinero y obtenerlo por fe. Aunque la realidad no es tan prometedora, mi corazón está en paz. ¿Y si no tenemos todo el dinero que necesitamos? Sé que Dios cumplirá nuestros deseos sinceros algún día. Tengo esperanza para nuestro ministerio literario. Cuando tengamos nuestros libros sobre el Tabernáculo publicados, podremos terminar el trabajo de un año en un mes. Sé que esto tendrá un gran impacto en todo el mundo. Así que quiero que oren y se unan a la Iglesia incluso en los asuntos insignificantes. Todos somos insuficientes y no podemos hacer nada por nuestra cuenta. Sin embargo, Dios nos dará la habilidad de hacer esta obra sin problemas cuando aprueba nuestros planes y nos ayuda. Creemos que el Dios Todopoderoso estará de nuestro lado.
 
 
Dios se le apareció a Abraham y Dios le dio Su promesa
 
Ahora, miremos la Palabra de hoy. Hoy voy a hablar de Génesis 17. Dios se le apareció a Abraham y le dio Su Palabra de promesa. Dijo: “Seré tu Dios y el Dios de tus descendientes. Te multiplicaré y haré muchas naciones de ti”. Dios le dio a Abraham esta promesa.
La siguiente Palabra se le dio a Abraham cuando tenía 99 años. «Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera» (Génesis 17, 1-2). Dios siguió diciendo: «Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos» (Génesis 17, 4-8).
Dios mismo hizo una promesa con Abraham de que le multiplicaría y haría muchas naciones de Abraham; y que reyes saldrían de él; que establecería Su alianza entre Él y Abraham y sus descendientes después de él en sus generaciones, con un pacto eterno, para ser Dios para Abraham y sus descendientes después de él (Génesis 17, 6-7).
 
 

La señal del pacto de Dios era la circuncisión

 
El pacto de Dios con Abraham era que él y sus descendientes serían circuncidados. La condición era que tendrían que ser circuncidados y Dios cumpliría Su promesa de ser el Dios de Abraham y sus descendientes y que le multiplicaría, y que la tierra de Canaán le pertenecería a los descendientes de Abraham y reyes saldrían de Abraham. Dios dijo: «Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje» (Génesis 17, 11-12). ¿Qué significa todo esto? Dios ordenó que todo varón fuese circuncidado ocho días después de nacer. Dijo que esa sería la señal de Su pacto con Abraham. Como Dios dijo: “Yo seré tu Dios. Serás circuncidado en la carne de tu prepucio y Mi pacto estará conmigo. Quien esté circuncidado me pertenece. Soy el Dios de los que han sido circuncidados” todos los hombres en la casa de Abraham fueron circuncidados. La circuncisión es ahora una práctica común por todo el mundo. La gente de hoy en día escoge circuncidarse por motivos de salud, pero en los días del Antiguo Testamento, solo los hombres israelitas eran circuncidados.
Dios dijo: «Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros» (Génesis 17, 11). Con esto quiso decir: “¿Cómo puedo saber que sois Mi pueblo? Puedo saberlo por la circuncisión”. Por tanto, esta circuncisión era el pacto de Dios y la señal de Su milagro. “Serás circuncidado en la carne de tu prepucio. Entonces, Mi pacto será en tu carne un pacto eterno. Te di Mi promesa de que sería tu Dios y el de tus descendientes. Te haré multiplicarte y te llevaré a la tierra de Canaán y haré reyes de naciones a través de tu pueblo”. Esto es lo que Dios prometió a Abraham. Dijo que el pacto con Abraham y sus descendientes se había hecho en la carne. En otras palabras, el pacto de Dios está en la cicatriz de la circuncisión. Dios bendijo a los que fueron circuncidados según Su promesa y los reconoció como descendientes de Abraham, y por otro lado declaró que los que no fueron circuncidados no eran descendientes de Abraham.
De hecho, Abraham es una persona muy importante para los israelitas. Es más importante que Moisés. Los israelitas puede que no recordasen a Noé o Sem o Set o Matusalén, pero todos recuerdan a Abraham. Reconocen a Abraham como su padre y le respetan. Como los israelitas han respetado a Abraham hasta la fecha, el pacto de Dios con Abraham todavía está vigente.
 
 
La noción del “pueblo escogido” de los israelitas
 
Por eso en las mentes de los israelitas está la creencia de que son descendientes de Abraham y el pueblo escogido de Dios. Creen que tienen las cicatrices de la circuncisión y por tanto, Dios es Su Dios y ellos son Su pueblo. Nosotros lo llamamos la noción del pueblo escogido de los israelitas. Por esta creencia de que Dios les había escogido, lucharían contra todo el mundo hasta el final. Piensan que podrían ganar a cualquier enemigo porque son el pueblo de Dios. De hecho, los israelitas tienen esta fe en sus corazones: “Dios nos ha prometido que nos multiplicará, nos protegerá y será nuestro Dios. Como le dio Su Palabra a Abraham, nuestro padre, esta promesa es válida para nosotros. Como es la promesa de Dios, me protegerá”. Esta es la razón por la que siguen luchando, ignorando las nociones de la ONU.
Para ser más exactos, los palestinos también son descendientes de Abraham. Sin embargo, los israelitas atacan a los palestinos en cuanto los ven. Esto se debe a que creen que solo ellos son los descendientes de Abraham, los escogidos. Entonces, ¿de dónde sale esta lucha? Como saben, Abraham tenía una mujer y una concubina. Dios le dijo a Abraham: “A través de tu mujer Sara te daré tantos descendientes como las estrellas del cielo. Solo los que sean de tu cuerpo contarán como mi pueblo”. Y Dios cumplió Su promesa y le dio a Abraham un hijo a través de su mujer. Pero el hijo que nació de la sierva de Sara, Agar, tuvo descendencia también y ellos son los palestinos de hoy en día. Aunque estos dos pueblos son la descendencia de Abraham, los israelitas todavía luchan con los palestinos, diciendo: “No sois los descendientes legítimos de Abraham. Solo los que nacimos de la mujer legítima de Abraham somos sus descendientes”. Como Dios dijo que solo los nacidos de Sara son descendientes legítimos de Abraham, odian a los palestinos y luchan contra ellos.
Debemos darnos cuenta de cómo esta fe les hace invencibles. La Palabra de Dios es válida para la eternidad. Hasta este momento, Sus Palabras son válidas. Por tanto, no hay ninguna nación que pueda levantarse contra los israelitas que tienen una fe así de sólida. En 1967 Israel luchó contra los árabes y en 6 días derrotaron a los países árabes vecinos. Los árabes se rindieron ante Israel. El país con una población tan pequeña venció a los árabes. ¿Qué creen que hizo que el país fuera tan poderoso? Su fe en la Palabra de Dios. Piensan de corazón que las demás personas no son como ellos, aunque todos sean humanos. Tienen la creencia de que solo ellos son el pueblo de Dios y los demás no lo son. En realidad, su fe todavía es válida bíblicamente. Para ser sincero, Dios les dio Su promesa a Abrahamy y a sus descendientes de que sería Su Dios y el de Abraham; esta alianza todavía sigue vigente siempre y cuando están circuncidados. Supongo que ningún israelita estaba sin circuncidar en aquel entonces. Los que no eran circuncidados seguramente no eran respetados. Seguramente estaban demasiado avergonzados para ir a un baño público. Pero si no estuviesen circuncidados, el pacto con los israelitas no sería válido.
 
 

El verdadero pueblo de Dios

 
La Palabra de Dios es la verdad en la realidad y en la esfera de lo espiritual. Dios le dijo a Abraham: “Yo seré Dios para ti y para tus descendientes. Circuncida el prepucio de tu carne. Entonces seré tu Dios y el Dios de tus descendientes. Te bendeciré”. De la misma manera, se convirtió en nuestro Dios en el Nuevo Testamento como había prometido. Quien crea que todos sus corazones fueron tomados por Jesús cuando fue bautizado por Juan el Bautista es descendiente de Abraham y parte del pueblo de Dios. Todos somos personas espirituales a las que Dios dijo que sería su Dios.
¿Por qué le ordenó Dios a Moisés que hiciera puertas de tela para el Tabernáculo y su velo de hilo azul, púrpura y escarlata y lino fino tejido? Esta era la revelación de Su pacto por el que el Señor vendría a este mundo, sería bautizado a los treinta años para tomar todos los pecados del mundo, sería bautizado a los treinta años, moriría en la Cruz y se levantaría de entre los muertos. Esta era la promesa de Dios de que redimiría todos los pecados de los que creen en Jesucristo, quien vino por el agua (bautismo) y la sangre derramada en la Cruz y que les haría Su pueblo. Dios dijo que sería el Dios de los que creen en la Verdad del hilo azul, púrpura y escarlata y el lino fino tejido. Nos prometió que nos salvaría, protegería y bendeciría siempre y cuando creamos en esta Verdad.
Como he mencionado anteriormente, creer en la Palabra de la promesa de Dios es la circuncisión espiritual. Esta circuncisión debería hacerse en nuestros corazones. En otras palabras, debemos eliminar nuestros pecados por fe. Por fe debemos confesar nuestra fe diciendo: “Mis pecados fueron eliminados y pasados a Jesús cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Cargó con mis pecados, recibió el castigo en la Cruz por mí y me salvó del juicio de esos pecados. Así que soy parte de Su pueblo sin pecados”. En otras palabras, quien haya sido circuncidado por esta fe se convierte en el verdadero pueblo de Dios.
 
 

Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos el pueblo de Dios

 
Somos el pueblo verdadero de Dios. Dios se le apareció a Abraham y le hizo una promesa: “Te multiplicaré. Te haré prosperar. Te daré la tierra de Canaán. De ti saldrán reyes de naciones. Al final de los tiempos, haré de ti un gran número por todo el mundo entre la gente que ha recibido la remisión de los pecados al creer en la Verdad del hilo azul, púrpura y escarlata y el lino fino tejido”. Como dice el Antiguo Testamento, los que han recibido la remisión de los pecados al creer en el hilo azul, púrpura y escarlata y en el lino fino tejido son la familia real de Dios y Sus hijos.
Dios le dijo a Abraham: “De ti saldrán reyes de naciones”. Prometió que, a través de sus descendientes, saldrían reyes por todo el mundo. ¿Qué significa esto? Significa que muchas personas por todo el mundo recibirán la remisión de los pecados y se convertirán en reyes de este mundo ante Dios. Esto es cierto. Sin importar el género, quien crea en este verdadero Evangelio, es un rey de este mundo. Todos somos el pueblo de Dios. Los que no creen en el Señor perecerán, pero nosotros entraremos en el Reino de Dios y disfrutaremos de la gloria y la riqueza para siempre. Por tanto, es correcto que se nos llame reyes a los hijos de Dios. Dios nos prometió que nos dará la tierra de Canaán. Esto significa que nos dará el Reino de los Cielos. Le prometió a Abraham: “Reyes saldrán de ti y os daré a ti y a tus descendientes la tierra de Canaán”. Como prometió, Dios nos ha dado la tierra de Canaán, es decir, el Cielo. Nos dio este lugar perfecto creado por Dios donde no hay mal, no hay tristeza, no hay dolor, sino que está lleno de gloria, gozo y bendiciones, y donde no falta de nada.
Así que, quien quiera ir al Cielo como descendiente de Abraham, debe creer en el bautismo que Jesucristo recibió cuando vino a este mundo. Esto es muy importante. Jesucristo es el Rey de reyes, quien vino con sus vestiduras de color púrpura. Es el Rey del universo y su Creador. Es el único Hijo de Dios, pero vino a este mundo para cargar con todos nuestros pecados a través de Su bautismo en obediencia a la voluntad del Padre. Tomó todos nuestros pecados y los eliminó completamente. Cumplió el castigo por todos nuestros pecados, nos libró de todos esos pecados y nos adoptó como Su propio pueblo. El Hijo de Dios y Dios mismo lo cumplió todo y nos salvó completamente.
Así que, los que no creen en esta Verdad no pueden ser descendientes de Abraham. Todo el que perteneció a la familia de Abraham, incluyendo a Abraham, fue crucificado en obediencia a esta Palabra de Dios. Dios dijo que, quien fuese comprado con dinero también tenía que ser circuncidado. Fuese quien fuese quien sería circuncidado por fe en la alianza de la circuncisión podía recibir las bendiciones de Dios. Quien se convierta en hijo de Dios al ser circuncidado por fe, recibe bendiciones, va al Cielo y vive como rey en este mundo. Esta era la bendición de Dios que se le prometió a Abraham.
Sin embargo, la mayoría de los cristianos de hoy en día no han sido circuncidados espiritualmente. No creen que sus pecados hayan sido eliminados por el bautismo de Jesús, sino que simplemente creen en Jesús, quien fue crucificado. Esta fe incorrecta evita que se conviertan en hijos de Dios. Como no han sido circuncidados espiritualmente, sus pecados siguen intactos en sus corazones. No pueden convertirse en personas de Dios porque no tienen la marca de la circuncisión que muestra que sus pecados han sido eliminados de sus corazones.
 
 

Debemos creer en la Palabra de Dios tal y como es

 
Si creen en Jesucristo sin creer en Su bautismo por Juan Bautista, ¿pueden ser salvados de sus pecados? ¿Pueden convertirse en hijos de Dios sin creer en Su bautismo? ¿Pueden ir al Cielo? ¿Pueden convertirse en la familia real espiritual en este mundo? A estas preguntas, puedo contestar claramente que no sin ninguna duda. Dios dijo en Génesis 17 que si no creen en el bautismo de Jesucristo, no pueden ser Su pueblo.
El pacto de Dios con Abraham es el mismo que el pacto por el que hoy Dios salva a os que creen en el bautismo que Jesús recibió y Su sangre derramada en la Cruz. Esta no es una doctrina religiosa. Esta no es una doctrina creada por los hombres. Esta Verdad se hace aún más clara cuando hablamos de esto desde la Palabra de Dios. Muchas personas hoy en día no entienden esta Palabra por sus propios pensamientos y sus doctrinas erróneas de sus propias denominaciones. Por tanto, no deben creer a ciegas en estas doctrinas diciendo: “Jesús me ha salvado de todas formas”. Deben dejar de lado sus pensamientos y creer en la Palabra de Dios tal y como es. Jesucristo les dijo a Sus discípulos: «Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Marco 8, 34). Si de verdad quieren creer en Dios y obedecerle, pueden creer en la Palabra exacta de la promesa que Dios le dio a Abraham tal y como es.
Hoy, quien quiera convertirse en el pueblo de Dios debe creer en la Palabra de la salvación tal y como es. Todo el que busque la verdad debe creer en la obra de salvación como fue cumplida por Jesucristo. Este Salvador Jesús vino al mundo, tomó todos nuestros pecados al ser bautizado y derramó Su sangre en la Cruz. Cuando no creen en la Palabra del Señor de esta manera, nunca pueden ser salvados. Alguien dijo que sus pecados desaparecían cuando oraba en la cima de una montaña lamentando sus pecados. Pero esto nunca puede proporcionar la salvación. Es pura decepción. Esta gente cae en una vida religiosa, así que debemos dejarla en paz. Crean su propia fórmula de salvación y creen en ella, ¿qué podemos decir? No tenemos nada que decirle a esta gente.
Dios dijo explícitamente: «Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto» (Génesis 17, 14). Dios dijo que nos salvaría a través de la circuncisión. De la misma manera, Dios prometió que aceptaría a los nacidos de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu como Sus hijos. Dicho de otra manera, prometió que los que tienen fe en el bautismo de Jesucristo y en Su sangre en la Cruz se convertirán en Sus hijos. Por tanto, solo los que creen en la sangre derramada en la Cruz sin creer en Su bautismo no pueden convertirse en hijos de Dios. Serán destruidos porque no creen en la Palabra de la promesa y siguen rebelándose contra Dios. Serán expulsados del pueblo de Dios y malditos.
Mientras escribía los sermones sobre el Tabernáculo, el siguiente pensamiento me vino a la cabeza: “Si estos santos que creyeron en el Evangelio del agua y el Espíritu no estuviesen conmigo, no podría haber compartido mis pensamientos profundos”. Esto es cierto. Puedo hablar de la Palabra de Dios más profundamente solo si mi público tiene una fe básica en el Evangelio del agua y el Espíritu. Escuchar mis sermones sin esta fe es como tomar esto como una mera teoría. Como creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, pueden entender lo que estoy diciendo, y entonces puedo hablar sobre temas más profundos de las Escrituras. Me siento muy frustrado cuando conozco a personas que dicen haber sido salvadas al creer en Jesús de cualquier manera.
Dios le dio Su Palabra a Abraham y a sus descendientes diciendo: “Mi pacto estará en tu carne como pacto eterno”. Dios le dijo que Su pacto está en nuestra carne. Entonces, ¿dónde tenemos esta señal de que hemos recibido la remisión de los pecados? Tenemos esta señal en nuestros corazones. Nos hemos convertido en hijos de Dios al ser circuncidados espiritualmente cuando creemos en el bautismo de Cristo. Hemos pasado todos nuestros pecados a Jesús al creer que el Señor cargó con todos nuestros pecados a través de Su bautismo. Nos hemos convertido en hijos de Dios santos y sin pecados al creer que Jesús cargó con todos nuestros pecados hasta la Cruz, murió allí y se levantó de nuevo para salvarnos. Queridos hermanos, ¿tienen algún pecado? No, no es así. Esta es la Verdad de Dios maravillosa.
 
 

Los circuncidados espiritualmente son los descendientes de Abraham

 
La razón por la que incluyo a Moisés y Abraham en mis sermones constantemente es que la mayoría de los israelitas piensan que son más exaltados que Jesucristo. Esta es una manera de ayudarles a entender la Verdad mejor. Si no hablo de ellos, no escucharán de todo corazón pensando: “Yo conozco el Tabernáculo mejor que tú”. Entonces no tendrá nada que decir. Pero no debemos ignorar a los israelitas porque tienen la historia de ofrecer sacrificios a Dios.
Abraham se convirtió en hijo de Dios al creer en la Palabra de Dios. Cuando Dios dijo que sería el Dios de los que están circuncidados, Abraham fue bendecido al creer en Su Palabra. Si la fe de Abraham fue contada como justicia por Dios, nosotros también podemos ser reconocidos como los justos y bendecidos al creer en Su Palabra. Nos hemos convertido en Sus hijos al creer en la circuncisión espiritual, es decir, al creer en el bautismo y la sangre de Jesucristo. ¿Cómo nos hemos convertido en hijos de Dios y personas sin pecados? A través de esta circuncisión espiritual. Hemos recibido la remisión de los pecados porque creímos en el bautismo y la sangre de Jesucristo. En otras palabras, hemos nacido de nuevo al creer que Jesús tomó todos nuestros pecados y pagó el castigo por ellos para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu.
Por tanto, deben conocer su identidad espiritual. Somos personas circuncidadas espiritualmente al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Somos los circuncidados, el pueblo de Dios y Sus hijos. Somos los reyes que reinarán sobre todas las criaturas y disfrutarán de la gloria. Esto es lo que somos. Pero no vamos por ahí diciendo que somos reyes. Los que no conocen la Verdad les llamarán locos. El mundo puede que no conozca nuestra identidad y estatus verdaderos, pero nosotros sabemos quiénes somos. Sabemos que somos el pueblo de Dios y los reyes del Reino Milenario. Quiero que tengan esta identidad en cuenta en todo momento.
 
 
Nuestra identidad
 
Aunque no tengo mucho de lo que alardear, todavía puedo mantenerme firme ante la gente. Desprecio a los líderes religiosos famosos del mundo. Lo hago en mi mente y con mis acciones. Los odio. Si hacen milagros o señales, sé que son trucos. Lo digo sin dudar. Me siento muy ofendido cuando esa gente religiosa viene a mí y me considera su compañero. Entonces, les digo: “¿Cómo puedo ser como vosotros? Soy completamente diferente”. No hago esto a la gente de Dios ni a Sus siervos, pero odio a los que no han recibido la remisión de los pecados. Son completamente diferentes a mí. Abraham era diferente de la gente del mundo y sus descendientes también lo eran. Lo mismo es cierto de los israelitas cuando se comparan con los gentiles. Son diferentes de los gentiles. ¿Por qué? Porque creen que son los descendientes de Abraham y el pueblo de Dios.
Por supuesto, no estoy diciendo que estén justificados para atacar a otras personas y odiarles si pertenecen a Dios. Solo creo que los que maldicen al pueblo de Dios serán malditos y los que bendicen al pueblo de Dios serán bendecidos. No les estoy diciendo que sean mejores que los demás. Quiero hacer hincapié en que las bendiciones que recibió Abraham estaban basadas en la circuncisión. Dios dijo que Abraham y sus descendientes serían Su pueblo cuando fuesen circuncidados y de lo contrario serían la gente del Diablo. Afortunadamente nos hemos convertido en descendientes de Abraham al ser circuncidados espiritualmente por fe. Nos convertimos en hijos de Dios por fe. Por fe, hemos sido bendecidos e iremos al Cielo. Ahora, veo por fe que hay muchas personas que reciben la remisión de los pecados por todo el mundo. Veo a los siervos de Dios levantándose. Dios prometió que nos haría que los descendientes de Abraham prosperasen. De la misma manera en que Dios prometió que los descendientes de Abraham serán tantos como las estrellas del cielo, muchas almas están recibiendo la remisión de los pecados por todo el mundo.
Por tanto, tenemos que obrar por fe. Estamos trabajando por fe porque somos los santos que tienen la fe correcta. No podemos dejar de exaltar a Dios por fe. Como sabemos que las bendiciones prometidas de Dios se cumplirán, le damos gracias a Dios por fe. Soy una persona de fe bendita. Todos estamos bendecidos.
Algunas personas podrán preguntarse: “Si lo que creen es la Verdad, ¿por qué tienen una congregación tan pequeña?”. Pero no somos una iglesia secular que da la bienvenida a cualquiera para hacer crecer la congregación. Somos la Iglesia de Dios. Ustedes son el pueblo de Dios y yo soy un siervo de Dios. No todo el mundo puede entrar en esta Iglesia y convertirse en el pueblo de Dios. He oído que no todo el mundo puede ser israelí; quien quiera ser ciudadano de Israel debe hacerse una prueba de ADN.
El pacto de la Palabra de Dios se hace realidad. Ninguna parte de la Palabra de Dios es inválida. Dios nos dijo que predicásemos el Evangelio por todo el mundo, y se hará realidad. Cuando obedecemos Su orden, Él hará el resto para cumplirla. Todo lo que tenemos que hacer es trabajar por fe.
Dios dijo: “Tú y tus descendientes seréis circuncidados para que Mi pacto esté en tu carne. Entonces os bendeciré y me convertiré en tu Dios”. Queridos hermanos, recuerden esto. El pacto de Dios que recibió Abraham es la promesa de que sería el Dios para los que creen en el bautismo y la sangre de Cristo, la Verdad del hilo azul, púrpura y escarlata y el lino fino tejido. Deben darse cuenta de lo maravillosa que es esta promesa. Doy gracias a Dios por haber sido bendecidos en Su pacto.
 
 

Veremos la Gloria de Dios cuando tengamos fe en Su Palabra

 
¿Han sido circuncidados en su corazón? Estoy seguro de que sí. Tengo la esperanza de que muchas personas de todo el mundo recibirán la remisión de los pecados a través de ustedes. Sé que miles de personas más serán salvadas. Por supuesto que también habrá problemas. Pero sé que Dios cumplirá Su obra cuando oremos para que nos ayude y trabajemos por fe. Cuando servimos a Dios y vivimos sin fe, no podemos ver Su gloria, pero cuando vivimos por fe, veremos Su gloria. Ustedes son el pueblo de Dios también. Quiero que crean en esto. Quiero que crean que son el pueblo de Dios y los circuncidados espiritualmente si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos vivir por fe mientras oramos a Dios. Entonces Dios nos ayudará. La Palabra de Dios confirma el hecho de que nos hemos convertido en Sus hijos. Hay muchas pruebas en Su Palabra de que nos hemos convertido en hijos de Dios. También tenemos esta prueba en nuestro corazón de ser hijos de Dios.
Como Dios nos ha bendecido con tantas cosas, me gustaría hacer Su obra durante el resto de mi vida. Por supuesto, sé muy bien que hay muchos que nos persiguen y nos insultan. Aún más, hay algunos siervos de Dios que siguen sus propios deseos y pensamientos.
Pero, recuerden lo siguiente. A pesar de esto, ahora es la hora de predicar el Evangelio. Debemos trabajar mientras podamos. Los expertos en economía del mundo nos están avisando de que Corea pasará por una segunda depresión económica. Nos han avisado antes de pasar la crisis del FMI. Les ignoramos, pero al final nos rendimos ante el mandato del FMI. En el pasado nuestra gente solía tener ahorros, pero la gente de hoy en día solo quiere gastar. Aunque nuestra situación económica esté empeorando, muchos coreanos están viajando al extranjero. Me temo que pasaremos por otro control del FMI de la economía coreana. 
Nosotros no deberíamos seguir estas corrientes. Los que predicamos el Evangelio deberíamos apretarnos el cinturón y vivir por fe hasta el día en que el Evangelio se predique hasta los confines de la tierra. Dios dijo que, ya comamos o bebamos, debemos hacerlo por Su gloria. Así que debemos centrar nuestros corazones en la obra del Evangelio en nuestras vidas diarias. Cuando hacemos esto, Dios nos da grandes recompensas y nos dejará disfrutar de riquezas eternas en Su Reino eterno.
Estoy muy contento de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Me sentiría vacío y aburrido si no trabajase por el Evangelio o si no dedicase mi vida entera a este Evangelio. Estoy muy contento de poder predicar el Evangelio del Señor de esta manera. Debemos orar y poner nuestros corazones en la obra de publicar los libros de la misión por Dios. Nuestras oraciones a Dios significan mucho. Dios escucha todas las oraciones cuando nos reunimos y oramos por fe. Dios nos dará todo lo que necesitamos. Dios contesta nuestras oraciones siempre y cuando queramos vivir por Su voluntad. Así que debemos orar y vivir por fe durante el resto de nuestras vidas.
Estoy muy contento. ¿Están ustedes contentos también? No creo que haya nadie tan contento como yo. Estoy sano y tengo muchos colaboradores de la fe. Les pido que sigan sirviendo al Evangelio. Entonces verán lo que estoy diciendo.
El salmista escribió: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” (Salmos 116, 12). También tengo la misma gratitud ante Dios. Siempre me pregunto cómo puedo pagarle a Dios por Sus bendiciones. Para devolverle Su gracia, estoy predicando el Evangelio de todo corazón, pero esto tiene muchas complicaciones. Sin embargo, intenté no estar demasiado preocupado por esto. Simplemente le doy gracias a Dios por permitirme hacer esta obra maravillosa de predicar el Evangelio que Dios quiso que todo el mundo hiciese. Recuerden que Dios dijo que primero debemos buscar Su Reino y Su justicia. Así que vivan por Él y por Su Evangelio y oren por esta causa mientras viven con fe. Entonces Dios les bendecirá. No puede evitar bendecirles. No puede evitar protegerles.
¿Qué es la bendición de Dios? Vivir por el Evangelio es Su bendición. Sus bendiciones no garantizan las riquezas en este mundo. Pero la bendición garantizada es vivir una vida pacífica y valiosa mientras servimos al Evangelio. Quiero que vivan por fe.
Gracias, Señor. ¿También le dan gracias a Dios?