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Sermones

Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 2-12] Crean en Jesucristo de todo corazón

(Lucas 2, 25-35)
«Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones».
 
 

La gente que había estado esperando al Salvador

 
La historia del pasaje de las Escrituras de hoy tuvo lugar el octavo día después del nacimiento de Jesucristo, cuando María y José fueron al Templo de Jerusalén con el niño Jesús para circuncidarle y llevar el primer sacrificio para Dios. Hoy en día ocurre algo similar. La gente que espera a Dios y los que creen en Dios están por todo el mundo. Todas estas personas han estado esperando la venida del Salvador.
En tiempos de Jesús había un hombre llamado Simeón en Israel que esperaba con ansias la llegada del Salvador Jesucristo. Se le reveló que no vería la muerte hasta que hubiese visto a Jesucristo, quien iba a nacer en este mundo. Entonces, lleno del Espíritu en su corazón, entró en el Templo de Jerusalén cuando María y el niño Jesús entraron para hacer un sacrificio a Dios. Simeón vio al niño Jesús y lo tomó en brazos y entonces le dio gloria a Dios diciendo: «Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel» (Lucas 2, 29-32).
Después de bendecir a la madre y al Hijo, siguió diciendo: «Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones» (Lucas 2, 34-35). Esto significa que el hombre llamado Simeón, un creyente de Dios, reconoció al niño Jesús quien nació en este mundo por el Espíritu Santo de Dios. También dijo que el levantamiento y la caída de muchos en Israel y en toda la humanidad dependía de este niño Jesús. Aquí Simeón dijo esto porque había reconocido al niño Jesús correctamente. 
Dijo que Jesús estaba destinado a ser caída o levantamiento de muchos en Jerusalén, y una señal contra la que se hablaría mal; y todo sucedió como él dijo. Dios creó todo lo que hay en el universo. Es el Maestro de todas las cosas. Y creó a todos los seres humanos a su imagen. Les da la salvación de los pecados, pero juzga a los que no creen. Por eso, todos los que creen que Dios es el Creador y el Rey de reyes le dan gracias y creen que el niño Jesucristo vino a este mundo encarnado en un hombre. Los seres humanos son criaturas muy bajas. Sin embargo, aunque seamos así de bajos, cuando pensamos en su primera venida al mundo por nosotros, estamos muy agradecidos, y empezamos a tener emociones muy profundas. Es una gloria que no puede expresarse con palabras. 
Mientras celebramos la Navidad vemos que los cristianos de hoy en día felicitan las fiestas con sus sentimientos, pero no conocen el significado de la Navidad y a Jesucristo. Como Simeón y los pastores que aparecen en el Nuevo Testamento, debemos darnos cuenta del significado del advenimiento del Señor, pero muchos cristianos no se dan cuenta. En Corea especialmente, el cristianismo se ha convertido en una de las muchas religiones del mundo y por eso la gente no muestra interés en lo que Dios dice. Suelen pensar que si se cree en Jesús y se hacen buenas obras y no se roba, que todo estará bien. Si es así, el cristianismo está bien y el budismo también. Por eso el cristianismo se está secularizando. 
Cuando el catolicismo romano se secularizó, el protestantismo surgió hace 500 años y los reformistas afirmaron: «Volvamos a la Palabra de Dios. Creamos en Dios a través de la Palabra». Desde entonces, ha habido sacerdotes que adoraban a Dios de verdad y creyentes conservadores que rogaron a la gente que creyese en el Señor correctamente, y que sacrificaron mucho por el Evangelio y por Dios. Pero hoy en día, a pesar de las circunstancias, hay muchas personas que ponen demasiado interés en cómo hacer que la iglesia se haga más grande, cómo tener más fieles y vivir en prosperidad, y cómo disfrutar de la riqueza y la fama en este mundo. 
Como creemos en el Señor debemos conocer a Jesucristo correctamente y creer en Él de todo corazón. Dios vino al mundo hace unos 2,000 años. Jesucristo, que es Dios, vino al mundo y debemos saber quién es y lo que hizo al venir al mundo. 
En primer lugar, ¿quién es Jesús?
Es el Maestro de toda la creación. Es nuestro Dios. Aunque es Dios, se convirtió en una criatura por nosotros, los pecadores. Aunque es Dios, nació en este mundo en la imagen de un ser humano a través del cuerpo de una mujer. Jesús nació en la imagen de un ser humano en un lugar sucio y humilde para salvar a los pecadores de sus pecados. Los que creen que Jesucristo es Dios, el Juez y el Salvador que ha venido a este mundo para borrar sus pecados podrán disfrutar la vida eterna con Dios y recibir la bendición de convertirse en hijos de Dios. Sin embargo, los que no creen de esta manera morirán. 
 
 

Su levantamiento y su caída dependen de Jesucristo

 
Este hombre llamado Simeón dijo: «Este Niño ha nacido en el mundo para el levantamiento y la caída de muchos». ¿De qué depende el levantamiento y la caída de los seres humanos? Ustedes pueden levantarse o caerse dependiendo de si aceptan en su corazón la obra que Jesús ha hecho. Es el Hijo de Dios y el Dios que ha creado todo lo que hay en el universo, el que nos ha salvado al convertirse en un ser humano, al venir al mundo para salvarnos de nuestros pecados, al ser bautizado y morir en la Cruz en nuestro lugar, y al resucitar de entre los muertos. ¿De quién depende el destino de la humanidad? De Jesucristo. Estoy diciendo que este es su destino. 
Toda la historia de la humanidad es suya (del Señor). Él controla todo lo que hay en el universo y hace su obra según su voluntad y sus planes. Por tanto, para la gente del mundo, ya sean hermanos y hermanas en la Iglesia, ya sean comunistas o budistas, su levantamiento o caída depende de si han aceptado a Jesucristo como su Dios y Salvador. Se dice que este Niño nació para la caída o el levantamiento de muchos en Israel. Esto significa que pueden convertirse en hijos de Dios si creen que Jesucristo vino al mundo y nos dio la vida eterna al tomar todos los pecados del mundo mediante su bautismo, al ser juzgado por nuestros pecados mediante su muerte en la Cruz y derramar su sangre, y al ser resucitado de entre los muertos. Pueden recibir todas las bendiciones de Dios y todas las maldiciones. 
No tenemos nada de lo que alardear ante Dios. Solo podemos tener algo de lo que estar orgullosos cuando nos damos cuenta ante Dios de que no tenemos nada de lo que estar orgullosos. No estoy siendo humilde, sino que estoy diciendo esto porque en realidad no tenemos nada de lo que alardear. ¿De verdad creen que hay algo de lo que alardear cuando están delante del Dios perfecto que ha creado el universo y todo lo que hay en él? Por el contrario, todos ustedes son insuficientes. Son todos tercos, falsos y con un corazón malvado. Son insuficientes, santurrones, deseosos de recibir amor, pero incapaces de amar, y deseosos de que otros les cuiden, pero incapaces de cuidar de los demás. 
Si siguen intentando salvarse a sí mismos a través de sus buenas obras, están desafiando a Dios con su arrogancia. Aunque Dios nos ha dicho que nos deshagamos de otros dioses, ustedes se han convertido en un ídolo ante Dios. Aunque sean imperfectos ante Dios, están desafiando a Dios como Buda quien intentó exaltarse por encima del Dios verdadero diciendo: «Soy vuestro Señor en el cielo y la tierra». Desde el punto de vista de Dios, todas las personas de este mundo, todas las creaciones de Dios, son insuficientes. Somos personas insuficientes, débiles, sucias y despreciables, que siempre cometen pecados constantemente con pensamientos y obras malvados. El Señor dijo que los seres humanos son los más sucios de todas las cosas creadas. También dijo que lo que sale del corazón humano son los doce tipos de pecados (pensamientos malos, fornicación, envidia, luchas, lascivia, orgullo, insensatez, etc.) y que las personas nacen con estos pecados y los cometen durante todas sus vidas. 
Sin embargo, las personas son blasfemas e intentan exaltarse por encima de Dios creando religiones e inventando doctrinas. Intentan exaltar estas doctrinas mientras ven la paja en el ojo ajeno pero no ven la viga en el suyo.
 
 
No tendremos otros dioses ante Dios
 
Debemos darnos cuenta de que somos seres débiles. Solo cuando nos conocemos correctamente, podremos recibir a Jesucristo como nuestro Salvador y creer en el hecho de que vino a este mundo, fue bautizado por Juan el Bautista para salvarnos, murió en la Cruz por nosotros y fue resucitado de entre los muertos. Ahora Jesucristo está sentado a la derecha del trono de Dios Padre como Rey de reyes. 
Las personas que no saben que son débiles no pueden recibir a Jesucristo. No recibir a Jesucristo es no aceptar las obras de salvación de Jesús que cumplió para salvarnos al venir al mundo, tomar nuestros pecados y ser juzgado en la Cruz por nosotros. Por tanto, no aceptar las obras de Jesús en nuestros corazones es convertirse en siervos del Diablo ante Dios. 
El Diablo no fue creado como el Diablo desde el principio. Un ángel se convirtió en el Diablo después de haberse levantado contra Dios, pero Dios entonces lo rebajó. La gente puede convertirse en hijos del Diablo si hacen el mal. Por tanto, los que no conocen su naturaleza fundamental y no se dan cuenta de sus debilidades, piensan que no necesitan la ayuda de Dios y la obra de salvación que ha hecho. Por eso se convierten en hijos del Diablo. Suelen pensar que son casi perfectos como si fueran una imagen de piedra de Buda, sin debilidades, sin pasar frío ni calor. 
Pero los seres humanos no son perfectos. Dios dice que los seres son como juncos movidos por el viento. Son seres dañados, rotos, débiles, insuficientes, sucios y frágiles. Por esta razón, necesitamos al Señor y al Salvador Jesús. Necesitamos al Dios de la salvación. Por esta razón, Dios tuvo que convertirse en un ser humano para ser nuestro Salvador. Por esta razón, Jesucristo vino al mundo como nuestro Salvador, el Rey de reyes y Dios. Por eso le llamamos Cristo. Vino a este mundo encarnado en un hombre como Dios y el Sumo Sacerdote del Reino de los Cielos. Para salvarnos de los pecados, vino personalmente como un ser humano, tomó nuestros pecados a través de su bautismo y entregó su cuerpo en la Cruz por nosotros, y allí derramó su sangre. Al hacer esto, pudo salvarnos. Nos ha salvado de esta manera. 
 
 

¿Quieren tener seguridad? 

 
Si quieren estar seguros, quiero que crean en el ministerio de Jesucristo cuando vino como su Salvador. Jesucristo es nuestro Dios y Salvador. Para ser específico, nos salvó de todos los pecados al venir al mundo, ser bautizado, tomar todos nuestros pecados en su cuerpo, ser clavado en la Cruz para eliminarlos, sufrir mucho dolor y ser juzgado por nuestros pecados. Para ser más prósperos en esta vida tienen que creer en Jesús, quien nos ha hecho hijos de Dios, como nuestro Salvador. Sin embargo, si no creen en Jesucristo, caerán. Si no creen en Jesucristo, sufrirán la destrucción. Esto es lo que nos dice la Biblia. 
El que Jesucristo nos haya salvado es la Verdad de que todo es simple, breve y claro. No es algo difícil como la filosofía ni fútil como el budismo zen que insiste en que todo vuelve a su inicio. Es algo preciso y breve. Como dijo Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Juan 14, 6), Él es la Verdad, la Vida y el Camino hacia el Cielo. Jesús se convirtió en nuestro Salvador al venir al mundo mediante el agua y la sangre. 
Pero, ¿por qué no creen? ¿Tienen dolor en su corazón? ¿Tienen dudas de la existencia de Dios? Fundamentalmente, ¿no eran personas que iban a sufrir la destrucción ante Dios? ¿No eran personas que estaban destinadas a ir al infierno? No pueden dudar de la existencia de Dios. ¿Qué autoridad tienen para decir esto? Sus antecesores nacieron en pecado y les han dado pecados y maldiciones como herencias. Pero al haber nacido así, ¿qué autoridad tienen para preguntarle a Dios por qué les ha creado así o por qué puede mandarles al infierno? Es culpa de sus antecesores. Es nuestra culpa. No es culpa de Dios. Debemos tener fe en Dios y en las obras que Jesús ha hecho. ¿Cómo podemos juzgar a Dios? Esto es ser arrogante. La gente que juzga a Dios es arrogante. Estas personas escuchan las palabras de Sócrates cuando dijo: «Conócete a ti mismo». La gente así no cree en Dios. Debemos dejar de lado las dudas y el orgullo y creer en el Señor. 
Está escrito: «He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel». Esto significa que Jesucristo es una señal para nosotros. También está escrito: «A los que creen en el nombre de Jesucristo, les dio el derecho de convertirse en hijos de Dios», pero ¿qué significa creer en el nombre de Jesucristo? Creer que Jesucristo nació en este mundo, tomó nuestros pecados mediante el bautismo de Juan el Bautista a los treinta años, murió en nuestro lugar en la Cruz, y se convirtió en el verdadero Salvador al resucitar de entre los muertos. Esto es lo que significa aceptar a Jesucristo en nuestros corazones. 
¿Qué significa tener fe en Jesús? ¿Es cierto que todo lo que tenemos que hacer es creer en el nombre de Jesús? Creer en la obra que ha hecho es creer en el nombre de Jesucristo. No es lo mismo que decir: «Creo en Ti» con una fotografía colgada en la pared. Hace tiempo fui a casa de un profesor en Mongolia. La gente que vivía en su casa tenía una foto del líder del lamaísmo colgada en la pared, y en la pared de enfrente tenía un cuadro de Jesús. A pesar de tener esos dos cuadros juntos me dijo que creía en Jesús. 
¿Se tiene fe en Jesús por el mero hecho de tener un cuadro de Jesús colgado en la pared? ¿Qué mal les ha hecho Dios? Creer en Dios depende completamente de su voluntad, pero la verdad es que Dios no nos ha hecho nada malo. Dios es quien nos lo da todo. Y como Dios es misericordioso, ha sufrido las malas obras durante mucho tiempo. ¿Por qué no creen en Él que está tan lleno de misericordia? Si no creemos, caeremos al final. 
¿Qué significa caer? Cuando leemos el Libro de Ester, nos encontramos con la reina de Vasti. Un día, cuando el rey estaba celebrando un banquete, le pidió a su mujer, la reina Vasti, que fuese al banquete para alardear de su belleza. La llamó para mostrarla delante de sus oficiales. Pero la reina estaba celebrando otro banquete en otro lugar, así que a pesar de la petición del rey, dijo: «Yo también estoy celebrando un banquete, así que decidle que no puedo ir». ¿Qué pasó entonces? Que el rey le quitó la corona a la reina. Le quitó las vestiduras reales y la echó a la calle. Queridos hermanos, quiero que sepan que caer es similar a esto que le ocurrió a la reina Vasti. 
El Señor dijo que estas personas caerían; pero algunas personas contestan a esto: «Sí, si quieres que caiga, déjame caer». Queridos hermanos, si caen, estarán en la más profunda miseria. Si no saben lo que significa caer, pueden pensar en su corazón: «Dejadme caer si queréis que caiga, y dejadme levantarme si queréis que me levante». Pero caer no es una maldición simple como esta: el camino hacia la caída es la muerte. Es ser despojado de nuestras posesiones y recibir las maldiciones. Significa que si no creen en la obra de Jesucristo perderán todo lo que tienen, e incluso sus almas y serán arrojados al fuego eterno. Perderán todas sus posesiones, incluyendo sus hijos y todo lo demás, y no les quedará nada. Serán malditos y morirán sin darse cuenta de que lo que pasa se debe a su actitud obstinada. 
Por eso hay muchas personas que se aferran a su obstinación y no entienden lo que significa la Palabra. Si dijésemos a una persona cuyo hígado ha quedado destrozado por tanto beber alcohol: «Si bebes más, morirás de cirrosis», nos contestarían: «Me da igual. Déjame en paz». Como estas personas cuya mente está atontada de tanto beber, hay personas insensatas que no escuchan la Palabra del Señor. 
Jesús, que es Dios, vino a este mundo y se convirtió en nuestro Salvador. Pero deben entender claramente qué pasa si no creen en esta gracia y Verdad. Si no creen, serán destruidos, pero si creen, disfrutarán de la prosperidad. Quiero que sepan que la victoria no depende de si hacen el bien o no. En el Libro de Romanos está escrito: «Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9, 16). Sus vidas no tendrán éxito solo porque hagan buenas obras, no hagan nada malo y hagan buenas obras con sinceridad. Deben creer en Jesucristo como su Salvador y deben creer en las obras que Jesucristo ha hecho. 
La gente suele pensar que aceptar lo que el Señor ha hecho significa que tienen que hacer algo, pero todo lo que tienen que tener es un corazón con fe. Es así de fácil. Queridos hermanos, creer en Dios o no es lo que determina su caída o levantamiento. Como les he dicho, creer de corazón no es difícil. Es muy fácil. Todo lo que tienen que hacer es abrir sus corazones y aceptar al Señor y su Palabra. Si quieren caer, no lo acepten, pero si quieren prosperar, acepten al Señor. 
La gente se pregunta por qué sus vidas son tan miserables y los que creen que no saben por qué sus vidas son tan miserables deben examinarse: «¿De verdad creen en el Señor? ¿Estoy en esta situación aunque he creído en el Señor?». Quiero que reflexionen sobre estas preguntas y averigüen si creen en Jesús correctamente. Quiero que piensen si le han seguido después de creer en Él y si han seguido la Palabra de Jesucristo por fe. Toda la humanidad, desde los más poderosos a los más débiles, deben aceptar a Jesucristo como su Salvador. Deben aceptar las obras que ha hecho para salvarles. Solo entonces podrán recibir sus bendiciones. Ustedes podrán recibir las bendiciones del cielo y la tierra. Si no aceptan estas obras, serán destruidos y lo perderán todo. 
A medida que le damos la bienvenida a la Navidad, debemos conocer su significado correcto. No es simplemente una celebración del nacimiento del Dios Santo en este mundo. Dios, quien creó todas las cosas del universo, incluyéndonos a nosotros, vino al mundo encarnado en un ser humano. Vino a salvarnos. Deben recordar que nos ha salvado de todos los pecados, la destrucción y la maldición. Por tanto, todos debemos aceptar a Jesús por fe. Si no lo aceptamos, seremos destruidos, pero si lo aceptamos prosperaremos. A medida que se acerca la Navidad, debemos pensar en esto. Debemos reflexionar para averiguar si creemos o no. Después de saber esto, debemos poner las cosas en orden si no hemos creído en Jesús correctamente. Cuando pensamos en estas cosas, la Navidad puede ser un día muy especial.
Enviar tarjetas de felicitación y hacer cosas que parecen buenas a los ojos del mundo no es celebrar la Navidad. ¿Les ha hecho algo malo Dios? Dios no les ha hecho nada malo. Dios sigue moviendo las cuatro estaciones, dándonos luz del sol, aire fresco y mostrándonos misericordia. Aunque seamos insuficientes, nos ha tratado con misericordia. Pero si una persona sigue sin creer en Él, le tiene rencor y no cree en Jesucristo como su Salvador, la persona irá por el camino de la destrucción, es decir, el camino de la muerte eterna. Perderá más de lo que tiene. Lo perderá todo. Y recibirá maldiciones. 
Sin embargo, los hombres de fe serán benditos y levantados. La gente que cree en Dios creerá en la Palabra de Dios, seguirá las palabras de los siervos de Dios que los guían y se unirá con la Iglesia a pesar de sus acciones insuficientes. Estas personas prosperarán. 
Se dice que estas Palabras de las que Jesús habla, perforarán las almas de la gente como una espada. Espero que lo recuerden. De la misma manera en que sus almas son perforadas, sean sinceros y piensen por qué han sido perforadas. Piensen qué hay de malo en ustedes y en qué deben creer. Entonces, quiero que crean rápidamente. No quiero que escuchen el sermón y después se olviden de lo que he dicho cuando se levanten de su sitio. 
Queridos hermanos, ¿no quieren prosperar? ¿No quieren tener seguridad? Hermanos y hermanas, ¿quieren tener seguridad o no? ¿Quieren prosperar en la carne? El Señor dijo que si una persona quiere prosperar espiritualmente, primero tiene que aceptar al Señor como su Salvador. Entonces también prosperará físicamente. Si quieren prosperar, tienen que hacer esto. A los santos en su Iglesia, el Señor les dijo: «Buscad primero el Reino y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura» (Mateo 6, 33). Si una persona va a la Iglesia de Dios pero no conoce la Verdad y no la sigue, esa persona es deficiente mentalmente. Si la persona va a la Iglesia pero no sabe que Jesucristo le ha salvado, es deficiente. Además, si una persona viene a nuestra Iglesia pero dice que no es correcto que Jesús le salvase por el agua y el Espíritu, no solamente es deficiente, sino que está loca. 
 
 

Jesucristo no siempre es el Dios del amor

 
Si la gente escucha y acepta la Verdad, Dios la bendice según la Verdad, pero si no la aceptan, Dios se convierte en el Dios de la ira en vez del Dios del amor. Los romperá en pedacitos y los pondrá en la basura donde nadie podrá rescatarlos. Si alguien intenta usarlos y limpiarlos, será imposible darles ningún uso. Y tampoco pueden volver a coserse para ser utilizados, porque Dios los arrojará al fuego eterno del que nunca podrán salir. El Señor es el Dios de la justicia. 
Al darle la bienvenida a la Navidad, debemos creer en Jesucristo. No debemos pensar que no es importante. No debemos ignorarle. No debemos pensar en Él solamente como el niño Jesús que salió del vientre de María. Jesucristo es Dios, quien creó a la humanidad, incluyendo a María. Queridos hermanos, no debemos pensar en Jesucristo de cualquier manera. Lo que estoy diciendo es que Jesucristo no es solamente una Persona en la que escogemos creer. No es alguien en quien escojamos creer según la Palabra. «Todo lo que tengo que hacer es creer de cualquier manera. Solo tengo que ir a la iglesia y vivir con virtud, sin hacer obras malas. Todo lo que Dios tiene que hacer es bendecirme por ser así. Todo lo que tiene que hacer es bendecirme». ¿Están pensando así? ¿Están intentando vivir solamente con virtud? Si hubiese nacido en el Antiguo Testamento, les hubiera dicho a estas personas: «Arrepentíos, obradores de iniquidad. Sois hijos del Diablo». 
El Señor vino a este mundo para salvarnos a los débiles de la destrucción y de la maldición. Aunque vino como nuestro Salvador encarnado en un hombre, nunca fue débil. Es perfecto. Es justo, omnisciente y omnipotente. Es el Creador. Se dice que sus ojos son como la llama. Ante Él no se puede esconder nada; no se puede esconder el corazón en su espíritu; no se pueden esconder los pensamientos, acciones, el pasado, el presente y el futuro. Cuando se presenten ante Él, es decir, si van a Él sin haber creído, no podrán evitar su juicio. Por tanto, no tuvo más remedio que venir a este mundo para salvarnos de los pecados y la destrucción. Además, mediante sus siervos, nos está pidiendo que creamos en Él. 
Queridos hermanos, en esta Navidad, quiero que escuchen la Palabra sobre Jesús y las obras que ha hecho, y que así crean. En vez de ser tercos, quiero que crean firmemente. A pesar de haber estado en la Iglesia durante mucho tiempo después de haber recibido la remisión de los pecados, hay personas que intentar obstruir la predicación de la Palabra y ponen mucho interés en las cosas carnales. Por favor, no sean así. Dios es el Dios del amor, pero cuando una persona cruza la línea, Dios deja de tolerarla. Dios no siempre es misericordioso. Cuando se cruza la línea, esa persona está acabada. Deben buscar la misericordia de Dios todos los días y creer en Él. Creer en Dios es creer en Jesús. ¿Lo entienden? Creer de corazón es tener la fe verdadera. 
Lo que el Señor quiere de nosotros es lo siguiente: «Creed en Mí. Creed que soy vuestro Salvador. Creed que soy vuestro Dios». Si creen en Él y en su Palabra, sus almas serán guiadas por el Señor, y si son guiados por Él, irán por el buen camino. Sin embargo, si no creen no serán guiados por el Señor aunque quieran. Por eso sigo pidiendo que crean en Él. Por eso les pido que crean en Él. 
¿Creen que estoy siendo duro hoy? No quiero ser duro. Quiero que los que sienten que sus almas están siendo perforadas se arrepientan. Sus Palabras perforarán sus almas como una espada. Cuando sus almas sean perforadas, todo lo que tienen que hacer es calcular el resultado y creer en su Palabra rápidamente. Si hacen esto, no serán perforados nunca más. ¿Les gusta que les ataquen y les apuñalen? A nadie le gusta. 
Dios sufre mucho por nosotros y espera pacientemente. Crean en Dios mientras tenga paciencia. Crean mientras tengan la oportunidad. Los buenos tiempos no duran para siempre. La paz en la familia, en la sociedad y en el mundo no dura para siempre. Solo Dios sabe lo que pasará y cuándo pasará. 
A medida que nos preparamos para la Navidad, cada vez reconozco más insuficiencias propias. Sin embargo, sé que el Señor vendrá a este mundo y se convertirá en nuestro verdadero Salvador para salvarnos a los que somos insuficientes. Y al final, doy gracias por todo. Doy gracias a Jesucristo por darnos la gran bendición de convertirnos en hijos de Dios para disfrutar de la gloria de Dios en el futuro y por salvarnos, a los que somos insuficientes, de nuestros pecados, la destrucción y la maldición. Asimismo, estoy agradecido por le hecho de que vino al mundo personalmente para hacer la obra justa de nuestra salvación. 
Pero lo que me entristece es que hay muchas personas que no creen en Jesucristo como su Dios y Salvador. Cuando los veo, mi corazón se entristece. Sé que si puedo hacer que reciban la remisión de los pecados, podré superar cualquier tipo de obstáculo. Si yo me siento así, ¿cuánto más se entristece Dios cuando ve a los incrédulos? Hay dos cosas que Dios nos da a los seres humanos: bendiciones y maldiciones. 
Si un hombre fuese maldito, ¿no creen que Dios sentiría pena? ¿Cuánto creen que Dios quiere bendecir a todo el mundo? ¿No creen que Dios se entristece mucho al ver que los seres humanos, creados a su imagen, mueren después de haber ido por el camino hacia la destrucción por no tener fe en Él?
Queridos hermanos, deben conocer el corazón de Dios. Deben saber que los predicadores de la Iglesia de Dios tienen un corazón misericordioso. No piensen que yo ataco a las personas por cualquier razón. Yo tengo que ayudar a la gente a recibir las bendiciones de Dios. Sin embargo, ¿de qué me serviría decirles a los pecadores que no se preocupen y disfruten de la Navidad? Por supuesto, la gente disfrutará de todas maneras aunque no les diga estas cosas. Pero, como predicador del Evangelio, debo mostrarles el camino. Si hay una manera de recibir las bendiciones de Dios ahora y en el futuro, debo enseñarles lo que Dios quiere de ustedes para que reciban esas bendiciones, sea cual sea su pasado. Deben creer en la Palabra de Dios y yo debo enseñársela. Queridos hermanos, a medida que se acerca la Navidad, quiero que crean en el Señor de todo corazón. Creer en Él es recibirle. 
Queridos hermanos, Jesucristo vino al mundo para salvarnos a los débiles que vamos en contra de su voluntad. Por eso, nos ha salvado mediante el agua y la sangre. Los que creen en la obra que ha hecho al venir a este mundo se levantarán, pero los que no creen caerán. Serán destruidos. No hay ningún punto medio. 
Jesucristo es la Vida para nosotros. Además es el Salvador y el Autor de las bendiciones para nosotros. Es la consumación de todos los tesoros. Por tanto, cuando Jesucristo venga, deberán recibirle en sus corazones y creer en Él. 
Queridos hermanos, debemos ser bendecidos al creer en Él. Somos personas débiles que no pueden hacer nada especial ante Dios. Por tanto, debemos seguir viviendo con los dones de las bendiciones de Dios. Si nos deshacemos de las bendiciones de Dios, ¿con qué fuerzas creen que podrán vivir? Queridos hermanos, espero que reciban las bendiciones al creer en la gracia y salvación del Señor. Espero que todos los santos de la Iglesia de Corea y todos nuestros colaboradores y hermanos de todo el mundo sean bendecidos y crean en Dios. 
Hoy hemos recibido un mensaje del Pastor Lee en Vietnam. Dijo que conoció el Evangelio del agua y el Espíritu al leer nuestros libros y así pudo creer correctamente. Dijo que haría la obra de predicar el Evangelio allí. Desde Pakistán, un joven que ha leído nuestros libros y ha recibido la remisión de los pecados nos envió noticias con su confesión de fe. Dijo que estaba distribuyendo libros del Evangelio del agua y el Espíritu en urdu, y que quería traducir nuestros libros al urdu. 
Los que han encontrado el Evangelio del agua y el Espíritu deben compartir las bendiciones que han recibido espiritualmente de Dios con los demás. Al compartir con los demás, Dios nos da muchas cosas. Incluso los que están lejos en lugares como Vietnam y Paquistán, pueden recibir las bendiciones y compartirlas con los demás. Pero, si los que están cerca de nosotros no pueden recibir las bendiciones porque no creen, ¿qué sentido tiene esto?
Recibamos las bendiciones al creer en el Señor correctamente.