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Sermones

Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-8] Sirvan al Señor con los talentos que les ha dado (Mateo 24, 32-44)

Sirvan al Señor con los talentos que les ha dado(Mateo 24, 32-44)
«De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis».
 

En el campamento de discípulos de este invierno hay 18 almas en la clase del Evangelio. Espero que nuestro Señor abra los corazones de estas almas y les permita recibir el Evangelio. Cuando oren, por favor, recuerden orar por que Dios salve a estas almas, así como a sus familiares y conocidos. Antes de venir a este campamento, sus ministros les habrán dicho que el centro de retiro de Injae está en buenas condiciones. Pero les habrá costado un par de horas darse cuenta de la verdad. ¿Acaso no se han congelado las tuberías del baño de señoras? He oído que el agua se ha congelado y que no sale. Así que los trabajadores han tenido una reunión y nos han prometido hacerlo mejor de ahora en adelante. No sé por qué es tan difícil que estén contentos con los trabajadores del retiro. Creo que debemos hacer nuevos baños y duchas en el baño de señoras. Si Dios lo permite, este verano tendremos un centro mejor. Siempre es mejor tener un sitio de adoración en buenas condiciones. Espero que descansen sus mentes cansadas y sus almas y escuchen las Escrituras tanto como quieran. 
Esta mañana les voy a hablar sobre cuándo vendrá nuestro Señor. Mateo 24, 32-39 dice: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre».
El Señor nos habló sobre lo que ocurrirá cuando vuelva. Debemos escuchar Su Palabra y Sus enseñanzas. Así que estoy aquí para predicar un sermón sobre Sus enseñanzas. 
En primer lugar, ¿cuándo volverá el Señor? Echemos un vistazo al pasaje de las Escrituras que habla de esto. El Señor les dijo a Sus discípulos: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas». Este pasaje significa que, cuando Israel vuelva a tener poder, es decir, cuando Israel recupere su territorio, debemos saber que la hora del Señor está cerca. Después de crucificar a Jesucristo, los israelitas fueron esparcidos por todo el mundo. Pero como indica el pasaje de las Escrituras de hoy, Israel recuperó su nación en 1948. Israel ha recuperado su territorio después de casi 2000 años. No hay ningún caso en la historia de la humanidad, a excepción de Israel, en que una nación recupere su territorio después de 2000 años. 
¿Cuándo volverá el Señor? Primero, Jesucristo dijo: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas». Jesús también nos ha dicho que: «De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca». Debemos prestar atención al hecho de que Israel recuperó su territorio. El hecho de que Israel recuperase su territorio en 1948 significa que la Palabra de Dios: «Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas» ya se ha cumplido. Después de que Israel recuperase su nación, se ha convertido en una nación firme. Nuestro Señor nos dijo que vendría antes de que esta nación desapareciese de la tierra. Así que debemos estar pendientes de Israel. Veremos que Israel se ha convertido en una nación muy poderosa. 
En segundo lugar, ¿cuándo volverá el Señor? Jesús dijo: «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre». Continuó: «Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24, 38-39). Jesucristo está enseñándonos que la venida del Señor será como en los días de Noé. 
¿Qué significa “como en los días de Noé”? Noé, el siervo de Dios, era el símbolo de los días de la destrucción. Hace mucho tiempo Dios juzgó al mundo cubriendo toda la tierra con agua, y le contó a Noé lo que iba a suceder. Dios tuvo misericordia de Noé y su familia y fueron salvados al construir un arca. El Señor dijo que Su venida sería como en los días del diluvio, en los que todo el mundo, exceptuando a Noé y su familia, fue destruido. La venida del Señor es como los días de Noé. 
Vamos a ver en la Biblia qué ocurrió en los días de Noé. Dice: «Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos». En los días de Noé la gente solo se preocupaba de los deseos carnales, es decir, de comer y beber. Es decir, el juicio de Dios cayó sobre la gente que seguía solo sus deseos carnales, y lo mismo ocurrirá en el futuro. Mis queridos hermanos, ¿hay alguien aquí que no coma o beba? Todo el mundo come y bebe. Entonces, ¿por qué habló así el Señor en este pasaje? Esto significa que nuestro Señor vendrá en un momento en que la gente no se interese por Dios, sino solamente por sus deseos carnales y se comporte de cierta manera para satisfacerlos. Mis queridos hermanos, cuando miramos este mundo, sabemos que estamos viviendo en tiempos similares a los de Noé, porque la gente come, bebe, se casa y da en matrimonio. De la misma manera en que los pecados de la generación de Noé llegaron a su punto culminante, nuestros pecados también lo hacen. De la misma manera en que Dios juzgó el mundo por agua en la antigüedad, el mundo será juzgado en la segunda venida del Señor. 
Nuestro Señor dijo que vendría cuando la gente se preocupase de comer y beber y de los deseos de la carne. Si la gente tiene fe en la Palabra de Dios y le sigue con reverencia, sirve al Evangelio, comer y beber puede ser maravilloso y beneficioso. Pero nuestro Señor vendrá por segunda vez cuando la gente no tenga ningún interés en Dios y solo se centre en sus vidas terrenales, sin tener en cuenta los asuntos espirituales, y al final perderá a Dios y vivirá por su cuenta. 
Debemos escuchar con cuidado las enseñanzas de nuestro Señor. Si observamos las señales de estos tiempos, veremos que ha llegado la hora de Su venida. Así que debemos aprender estas lecciones de Su Palabra y creer que estamos viviendo en los últimos días. Debemos escuchar Sus enseñanzas y grabarlas en nuestros corazones, sabiendo que las condiciones en las que vivimos indican la inminente venida de nuestro Señor. Debemos aceptar las enseñanzas de la Palabra del Señor. Estos son los verdaderos cristianos y la gente que cree en Dios. Debemos ser así. No debemos hablar de la venida del Señor mirando solo algunas señales del mundo. Debemos escuchar con cuidado lo que dice la Biblia: la Palabra de Dios dice que debemos aprenderla tal y como es y si contiene algún aviso, debemos considerarlo tal y como es. Cuando observamos estos tiempos, sabemos que la Palabra de Dios se está cumpliendo. Debemos creer de corazón que está llegando el momento de Su venida. Por tanto, recibir las enseñanzas de Su Palabra es muy importante. 
Está escrito en el capítulo 1 del Apocalipsis que los que leen y escuchan la Palabra de esta profecía y guardan esas cosas, están benditos. Al escuchar esta Palabra, están benditos, y yo estoy bendito, y los que creen en la Palabra tal y como es y viven por fe están benditos también. En los días de Noé la gente no se dio cuenta de que el juicio de Dios llegaría hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos mientras comían, bebían, se casaban y daban en matrimonio. Este diluvio es el símbolo del juicio de Dios. 
Dios escogió el diluvio como el primer juicio en los días del Antiguo Testamento, y el mundo fue juzgado con el diluvio. Entonces cuando se dice: «No entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» significa que el juicio de Su segunda venida será igual. Esto significa que la gente está ocupada comiendo, bebiendo, casándose y dando en matrimonio, y no se da cuenta de que irá al infierno cuando el Señor venga por segunda vez para juzgar al mundo. Por tanto, debemos creer en este pasaje de las Escrituras. Debemos aprender de la Palabra y echar un vistazo para ver si este mundo es como dice el pasaje de las Escrituras. Debemos examinar y ver si el mundo se está volviendo así. 
Cuando contemplamos el mundo por Su Palabra y Sus enseñanzas, este mundo está muy cerca del juicio. Además podemos reconocer, ver por fe y creer que va a venir. Creemos que estamos cerca del fin de los tiempos tal y como lo dijo el Señor. Les llevo diciendo que el fin está cerca durante cinco años. Soy uno de los hombres que esperan Su venida, mientras observo la situación del mundo y las enseñanzas de Sus palabras. Cuando veo los tiempos que corren, veo que son como dice la enseñanza del pasaje de las Escrituras de hoy. 
¿Qué busca la gente en estos tiempos? No sé cuánta gente busca a Dios. Un periódico ha hecho una encuesta preguntando: «¿Cree usted en Dios?» y solo un 45% de los coreanos han dicho que sí. Esto se puede comparar con las respuestas de los americanos, de los cuales el 90% cree en la existencia de Dios. La mayoría de los coreanos tienen sus propias religiones, pero esto significa que la mayoría ni siquiera cree que esas religiones puedan resolver sus problemas terrenales, pero no creen en Dios ni tienen fe en Él. 
¿Cree la gente en Dios hoy en día? ¿Busca a Dios? No. La gente solo busca los deseos de la carne, es decir, comer y beber. La gente de hoy en día solo está interesada en las cosas carnales, y no en creer en Dios. La gente de todo el mundo solo quiere comer y beber. Cuando el mundo se acabe, no habrá futuro, así que la gente engordará y beberá para disfrutar sus vidas. Los últimos días serán así. Los días de Noé también fueron así antes del juicio del diluvio. Cuando Dios juzgó al mundo por el agua, la gente solo estaba interesada en comer y beber. En aquel entonces la gente era terrible y su maldad era enorme. 
La gente conoce este hecho como un mero hecho histórico. La gente no sabe que es un aviso y una enseñanza de Dios. Sin embargo, el Señor nos enseña sobre el tiempo en que vendrá a través del Evangelio de Mateo. ¿Cómo es la gente si leemos lo que dice el pasaje de las Escrituras y lo comparamos con lo que está ocurriendo en el mundo? La gente no está interesada en Dios, sino solo en comer y beber. En sus corazones solo hay pensamientos sobre qué comer, qué beber, y cómo vivir bien. El Señor nos está enseñando a través del pasaje de las Escrituras de hoy que Su venida está cerca. 
En tercer lugar. ¿Cuándo vendrá el Señor? El Señor dice en el versículo 40: «Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado». El Señor dijo que, cuando haya dos hombres en el campo, uno será tomado y el otro será dejado. Hay dos tipos de personas religiosas en el mundo. Esto significa que, entre los dos tipos de personas, habrá uno que sea tomado y otro dejado. ¿Llevamos una vida religiosa en el cristianismo? ¿Acaso los cristianos no aran sus corazones, eliminan las piedras y siembran las enseñanzas de la Palabra de Dios?
Sin embargo, entre los mismos cristianos que están arando los corazones, algunos serán tomados y otros serán dejados. Mientras vivimos en este mundo, todos estamos dedicados a alguna religión a nuestra propia manera a pesar de que tenemos diferentes religiones. Algunos están dedicados al cristianismo, algunos al budismo y otros al islam. Sin embargo viven a su manera. Los nacidos de nuevo serán tomados mientras que los no nacidos de nuevo serán dejados. Estas cosas ocurrirán cuando el Señor vuelva. 
Por tanto debemos escuchar la Palabra del Señor y Sus enseñanzas. Debemos cultivar los campos de nuestros corazones y recibir la redención perfecta de no tener pecados en nuestros corazones. El que sean tomados o dejados se decidirá dependiendo de si nacieron de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu o no. Antes de que vuelva el Señor, debemos examinarnos y ver si hemos nacido de nuevo o no. Dicho de otra manera, debemos pensar: «¿Voy a ser tomado o dejado cuando Él vuelva?». Esto no significa que vayan a experimentar el éxtasis solo por vivir sus vidas de fe a ciegas. No significa que vayan a vivir el éxtasis porque hayan arado el campo de sus corazones de manera desordenada. Debemos dejar que el Señor nos enseñe con Su Palabra de Verdad. Debemos arar nuestros corazones con Su Palabra de Verdad. En nuestros corazones debemos aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu, Su Palabra, que permite a la gente nacer de nuevo. Las semillas de Su Palabra deben caer en sus corazones, germinar y dar frutos. Debemos ser hombres que tengan en sus corazones la semilla de Su Palabra de salvación que nos hace nacer de nuevo del agua y el Espíritu. 
Aunque es obvio que Su venida está cercana, hay gente que todavía no ha aceptado el Evangelio del agua y el Espíritu, y esta gente debe darse prisa y plantar esta fe en sus corazones. Si no tenemos la Palabra de Dios en nuestros corazones, debemos comprarla, cueste lo que cueste, y debemos aceptar la Palabra de Dios deprisa si se nos da gratuitamente. Si uno no tiene la Palabra de salvación en el corazón y no ha nacido de nuevo, será dejado atrás en los últimos días. Por tanto, deben comprobar el Evangelio del agua y el Espíritu para asegurarse de que han nacido de nuevo antes de que Él vuelva. No deben esperar a los días de Su venida, sino que deben examinar su fe. Entonces, los que no tengan semillas de fe en sus corazones deben aceptar Su Palabra de salvación, y los que tengan las semillas de fe en sus corazones deben esperar al Señor diciendo: «Ven Señor Jesús».
No hace mucho había algunos grupos extraños en Corea. Había dos grupos en particular, la Misión Dami y la Misión Tiberias, que afirmaban que el mundo se iba a acabar y que el éxtasis tendría lugar el 28 de octubre de 1992. El nombre de nuestra misión es The New Life Mission (La Misión de Vida Nueva). El nombre ya es diferente de los grupos que he mencionado. Somos la misión que da vida. Las otras dos misiones crearon conmoción diciendo que el mundo se acabaría el 28 de octubre de 1992. Por sus falsas doctrinas, un gran número de personas creyó que el Señor volvería el 28 de octubre de 1992 y esto trajo críticas. En aquel entonces yo tenía una buena relación con los trabajadores en esos grupos y saqué a muchos de allí. 
«¡Pastores y evangelistas! ¿Va a volver el Señor el 28 de octubre de 1992? Digamos que es cierto por un momento. ¿Están seguros de que han nacido de nuevo del agua y el Espíritu y que serán llevados al Reino de los Cielos cuando venga el Señor?».
«No estamos seguros».
Entonces pregunté de nuevo: «¿Qué tienen que hacer?».
«Entonces debemos arrepentirnos. Hasta Su venida, debemos lavar las ropas de nuestro espíritu con el jabón del arrepentimiento y vestirnos de lino fino, blanco y limpio, y darle la bienvenida al Señor, diciendo: “Mi prometido, aquí está Tu esposa”».
Les pregunté de nuevo: «¿Hasta cuándo deben preparar su vestido blanco perfecto?». «Debemos prepararlo hasta que venga el Señor». 
«¿Cómo pueden prepararlo?».
«Lo podemos preparar con oraciones de penitencia».
«¿Con qué frecuencia deben ofrecer las oraciones de penitencia?».
«Debemos ofrecer oraciones de penitencia día y noche».
Hay gente así. Pero aunque el Señor hubiese venido el 28 de octubre de 1992, no habrían sido tomados. No serán tomados. ¿Creen que el Señor santo se llevará a Su prometida sucia de excrementos? ¿Quién querría una novia que oliese mal? ¿Quién querría una prometida que estuviese sucia? No tiene sentido.
«Digamos que vendrá pronto como dice la Biblia. Sí, creen en la verdadera Palabra de Dios. Entonces, ¿están preparados? ¿Están preparados para encontrarse con Jesucristo? ¿Han nacido de nuevo de verdad?». Entonces dicen: «Sí, hemos nacido de nuevo por la sangre de Jesús». Cuando la Biblia habla de la sangre de Jesús, lo hace partiendo de que Él tomó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo. Pero hay gente que dice que cree en la sangre de Jesús sin conocer Su bautismo. ¿Puede haber algún resultado cuando la causa está ausente? Así es la gente que no ha nacido de nuevo. Esta gente está avergonzando a Jesús y a los cristianos. No sé si están en algún sitio cultivando su espiritualidad mediante las oraciones de penitencia. Sin embargo sus reuniones no han desaparecido. Incluso ahora hay gente que cree así. 
«Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada». Si alguien no acepta las semillas de la vida en el campo de su corazón, todo su trabajo será en vano. ¿Para qué sirve un buen campo? ¿Para qué sirve un buen campo si no hay una semilla que plantar? «Mi campo es demasiado rico pero en él solo crecen espinos y taras». Entonces no pueden decir que es un buen campo. Mis queridos hermanos, son las personas que han arado todos sus campos. Pero lo importante es si la semilla ha sido plantada o no en esos campos. Cuando el Señor venga, solo los nacidos de nuevo serán tomados, mientras que la gente que no ha nacido de nuevo del agua y el Espíritu será dejada. El Señor vendrá algún día para llevarnos de este mundo. Al final debemos tener las semillas de la vida en los campos de nuestros corazones porque Él vendrá para llevarse solamente a los nacidos de nuevo. 
¿Tienen fe en que han nacido de nuevo del agua y el Espíritu? ¿Tienen las semillas de la Palabra como los nacidos de nuevo en los campos de sus corazones? Si tienen las semillas de la Palabra como nacidos de nuevo, no importa que tengan insuficiencias. Sin embargo, si no tienen la semilla de la Palabra en los campos de sus corazones, habrán trabajado en vano aunque hayan arado bien y sus corazones sean buenos. Esto no vale para nada. En los días de Su venida, habrá dos hombres labrando el campo, uno será tomado y el otro será dejado. Por eso debemos escuchar la Palabra de ser nacido de nuevo. Es una gran bendición el poder creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Sin embargo, nosotros, los nacidos de nuevo, solemos menospreciar este Evangelio auténtico con frecuencia. Algunos de nosotros solemos considerarlo solo la base de la fe. Unas personas me preguntaron una vez: «¿Cómo ha podido escribir tantos libros con la misma historia y el mismo tema?». ¿Cómo son todos mis sermones iguales? La semilla de la vida es la misma, pero hay varios tipos de campos de los corazones. Dependiendo de los diferentes tipos de campos, como los campos enfermos, los campos llenos de piedras, los buenos campos, los campos sucios, los campos mal nutridos, etc., debemos cultivarlos con diferentes métodos de labrado y de sembrado. 
Mis queridos hermanos, el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha traído la salvación, es el Evangelio de la vida. Este es el único verdadero Evangelio. Este es el Evangelio más valioso del mundo. En nuestros corazones tenemos el Evangelio del agua y el Espíritu. Como tenemos este Evangelio en nuestros corazones, difundimos el Evangelio. Pero, ¿acepta la gente del mundo este Evangelio bien o no? No. Esto se debe a que no creen correctamente en Dios. La gente no acepta este Evangelio porque en estos últimos días, a la gente solo le importa comer y beber, pero no creer en Dios. No sé si las almas de la clase del Evangelio aceptarán el Evangelio bien en el campamento o no. No será fácil porque hoy en día la gente está demasiado ocupada comiendo y bebiendo. Echemos un vistazo a nuestras vidas. ¿Cuánta gente fue a la tienda del centro después del culto de la tarde? La gente está mucho más preocupada por comer y beber. Además hay gente que ha traído cosas deliciosas para comer y beber con sus familiares. No tienen que darme nada, yo ya tengo bastante para comer. 
Ustedes y yo tenemos este Evangelio del agua y el Espíritu tan valioso. Le doy gracias a Dios por esto. Cuando nuestro Señor venga, los nacidos de nuevo, la gente que tiene la Palabra de vida, el Evangelio del agua y el Espíritu, seremos tomados. Pero las vidas de los que no tienen la Palabra de vida se volverán vacías. Cuando eran jóvenes, ¿probaron a jugar a la lotería para niños? El dueño de la tienda establecía como premios aviones, trenes y barcos hechos de azúcar derretido y ponía los boletos de la lotería en un bote. Cuando éramos pequeños no podíamos pasar por al lado de este bote sin querer jugar. 
«Señor, ¿cuántos boletos puedo comprar con diez céntimos?».
«Tres».
«¿Solo tres? Vamos, mejor cuatro».
«De acuerdo, te daré cuatro». La verdad es que ningún boleto estaba premiado. El dueño puede hacer lo que quiera con los boletos, así que si decide que todos estén en blanco, no hay más que hablar. Cuando comprabas lotería, casi siempre los boletos estaban en blanco, pero de vez en cuando ganabas un pequeño avión o un conejo, pero nunca un avión de los grandes. No se podía ganar un avión de azúcar grande porque el dueño no lo escribía en ningún boleto. No podía suceder a no ser que le robasen el monedero a su madre y comprasen todos los boletos. Cuando me enfadaba, reunía dinero de cualquier manera y compraba todos los boletos. Pensaba que me saldría rentable si ganaba dos premios grandes con ese dinero, así que los compraba todos. Pero al final me daba cuenta de que no había ningún boleto con el avión grande. No había nada. Esto se llama fraude. 
Los que hemos recibido la remisión de los pecados estamos felices porque ahora es hora de que Él venga. «Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada». Mis queridos hermanos, podemos distinguir la verdadera fe de la fe falsa al examinarla con la Palabra de Dios. Hay gente que proclama que su denominación es la más famosa y sigue las doctrinas de Calvino. Sin embargo, esto no tiene ninguna utilidad aunque estas personas sean hermanos y hermanas de Calvino, ya que serán dejadas al final como la mujer que estaba moliendo en el molino.
Hay dos mujeres moliendo en el molino. Ponen una cucharada de judías o arroz en la piedra de moler. Si muelen los granos con la piedra, tanto las judías como el arroz se pulverizan. Se escucha un ruido similar a «ra, ra, ra», y lo que hay en la piedra queda molido y se sale. Las dos mujeres están moliendo con ganas en el molino y de repente solo queda una. Mientras dos mujeres están moliendo en el molino, una es tomada y la otra es dejada. Mis queridos hermanos, solo los que tenemos verdadera fe, los que hemos nacido de nuevo del agua y el Espíritu, seremos tomados cuando Él vuelva. ¿Creen en esto? Amén. 
Hay mucha gente en el mundo que alardea diciendo: «Nuestra denominación es así y yo soy el presidente de la denominación». Me río cuando veo a esta gente. La gente que no ha nacido de nuevo pone mucho énfasis en su apariencia física y en la historia y tradición de sus denominaciones. Sin embargo, los nacidos de nuevo no son así. La gente que no ha nacido de nuevo le da importancia a las apariencias como fundamento, a cuántos años tiene su denominación o sobre qué tradición se fundó. Pero, ¿cómo es su fe fundamentalmente? ¿Cómo es su fe si miramos sus corazones con la luz de la Palabra de Dios? Sus corazones están llenos de pecados. 
Debemos saber que es muy valioso tener este Evangelio del agua y el Espíritu. Esta es la Palabra de Dios. Aunque se machaquen nuestros corazones con martillos y se muelan en el molino, seguimos siendo nacidos de nuevo. Por mucho que aremos los campos de nuestros corazones y los volvamos una y otra vez, seguimos siendo los nacidos de nuevo puros. Somos los nacidos de nuevo que están revestidos de inocencia por dentro y por fuera. Esto es cierto. Sin embargo, los cristianos que no han nacido de nuevo no son así. Son extraños. Viven vidas religiosas desesperadamente pero no serán tomados por el Señor. ¿Cómo ocurre esto? Aunque hayan vivido una vida religiosa desde que estaban en el seno materno, fueran a la escuela dominical desde que eran pequeños hasta el instituto y la universidad, y después de adultos fuesen diáconos, ancianos, pastores, y luego presidentes de sus denominaciones, esta gente es como el general Naamán. Aunque Naamán era un general, era leproso y la gente le odiaba. Por muchos méritos que una persona tenga en su carrera, si no tiene la Palabra del agua y el Espíritu, el Señor la deja atrás y no se la lleva. Por tanto sabemos lo valioso que es este Evangelio que tenemos. 
Siempre nos reunimos para hablar del Evangelio del agua y el Espíritu. Hablamos de él anoche y lo hacemos de nuevo esta mañana. ¿Piensan acaso en su corazón: «¡Qué aburrido! Me duelen los oídos. Este hombre no tiene otra Palabra de Dios»? ¿Hay algo mejor que esto? No. Debemos saber qué es lo más valioso que tenemos. Está escrito: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy» (Hechos de los Apóstoles 3, 6). ¿Qué es lo más valioso que tenemos? El Evangelio del agua y el Espíritu. Esta es la cosa más valiosa y la sustancia más importante. El Evangelio del agua y el Espíritu salva a los paralíticos espirituales, a la gente sin buenas vidas de fe, y a los pecadores moribundos. Entonces, ¿cómo de valioso es? El Evangelio del agua y el Espíritu es verdaderamente valioso. 
Nuestro Señor dice: «¿No estaríais preparados si conocieseis la hora del fin?». En otras palabras, debemos estar alerta siempre porque el Señor viene en tiempos como los de Noé. Dice: «Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor» (Mateo 24, 42). El Señor nos enseñó a estar alerta siempre. Especialmente nosotros, los que hemos nacido y vivimos en los días de Noé, debemos estar alerta por fe y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, y vivir por fe sabiendo que ahora es el tiempo de Su venida. Debemos saber que vendrá si esperamos un poco, debemos escuchar Sus enseñanzas y recibirlas en nuestros corazones, y llevar a cabo las obras que se nos han encomendado con lealtad. 
En el capítulo 25 de Mateo se encuentra la parábola de los talentos. Leamos los versículos 14 al 30 de Mateo 25. 
«Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes».
Nuestro Señor está enseñándonos una lección en esta parábola. Hay algo con lo que los que no han recibido la remisión de los pecados deberían tener mucho cuidado. En la parábola de los talentos el Señor dijo que daría talentos a todos los que recibieran la remisión de los pecados. El Señor nos ha dado talentos de sabiduría, talentos para tocar el piano, predicar el Evangelio, tener fe, ganar dinero, alabar al Señor, y servir al Evangelio. Sin embargo quien no utiliza estos talentos para servir al Señor o abandona la Iglesia y vive por sus deseos carnales mientras come y bebe, es como el que recibió un talento. 
Cuando el Señor vino para hacer cuentas con ellos, lo siervos dijeron lo siguiente. El que había recibido cinco talentos, había ganado otros cinco y le dijo al señor: «Señor, me diste cinco talentos, y mira, he ganado otros cinco». Entonces su señor le dijo: «Bien hecho, siervo bueno y fiel; has sido fiel sobre pocas cosas, te haré señor sobre muchas cosas». El que había recibido dos talentos dijo: «Señor, me diste dos talentos, y mira, he ganado otros dos». Entonces el señor le dijo: «Bien hecho, siervo bueno y fiel; has sido fiel sobre pocas cosas, te haré señor sobre muchas cosas».
Entonces, el que había recibido un talento entró corriendo y dijo: «Señor, sabía que eras un hombre duro y un maestro malvado que recoge donde no ha sembrado, y donde no se ha plantado semilla. Tuve miedo y escondí el talento en el suelo. Hice un agujero en el suelo y lo escondí. Mira, me diste un talento, y aquí tienes lo que es tuyo». Pero su señor le contestó: «Arrojad a este siervo malvado y gandul a la oscuridad de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes». Así que el señor lo arrojó al abismo. 
Mis queridos hermanos, hay algo con lo que los nacidos de nuevo debemos tener cuidado. Esto es vivir por nosotros mismos después de haber nacido de nuevo. Dios nos ha dado a los nacidos de nuevo talentos para servir al Señor en Su Iglesia. Sean cuales sean los talentos, nos ha dado talentos a todos. Algunas personas siguen a los siervos de Dios y satisfacen sus necesidades meticulosamente, lo que es un talento. También hay hermanos y hermanas que ganan mucho dinero y sirven al Señor apoyando al Evangelio para que florezca. Dios nos ha dado varios talentos a los nacidos de nuevo. 
Pero hay gente que utiliza estos talentos, no para servir al Señor, sino para servirse a sí misma. Esta gente dice: «Señor, sé que eres un hombre duro que recoge donde no ha sembrado y donde no ha caído semilla. Así que tuve miedo y escondí Tu talento en el suelo». Entre los nacidos de nuevo hay gente que abandona la Iglesia diciendo: «Tengo esta técnica. Tengo este talento. Es demasiado valioso para utilizarlo para el Señor. Así que lo voy a utilizar para mí mismo». Esta gente acaba dejando la Iglesia diciendo: «Tenía este talento oculto para ganar dinero. No sabía que lo tenía. Pero sé ahora que tengo tanto talento en este campo y viviré una buena vida en este mundo». Esta gente abandona la Iglesia y vive por sí misma. 
Sin embargo, ¿qué le ocurrirá a la persona que utilice los talentos que Dios le ha dado para sí misma y gane dinero para satisfacer sus propias necesidades? En los días de la venida del Señor, el que haya recibido un talento lo esconderá en el suelo y dirá: «Aquí tienes Tu talento. No he tocado ni un 0,1%. Aquí tienes el talento entero. Tómalo. ¿Estás satisfecho? Voy a recibir la salvación y voy a ir al Reino de los Cielos, mi Señor».
Entonces el Señor dice: «¡Espera! ¿De qué estás hablando?». Entonces el corazón de esa persona se endurece con su propia justicia, y dice que no ha hecho nada malo y que el Señor es injusto diciendo: «¿No has venido a hacer cuentas conmigo? ¿No has vuelto a por lo que me diste? No me diste más que un talento, ¿no? ¿Quieres decir que quieres dos? ¿Eres un ladrón? He oído que hay muchos señores malvados hoy en día, ¿eres uno de ellos? ¿Cómo puedes ser tan malvado como para pedirme dos talentos cuando me diste uno? Ni siquiera yo hago eso». Por tanto, lleno de su propia justicia dice que no ha hecho nada malo y que el Señor es injusto. Entonces el Señor lo arroja al abismo diciendo: «Si hubieses depositado mi dinero en el banco, ahora tendrías intereses. Ni siquiera hiciste eso y escondiste el talento en el suelo». 
El esconder el talento en el suelo significa que ha utilizado sus talentos para su propia carne mientras bebía y comía. Mis queridos hermanos, ¿es así o no? Es así. Decimos que esta persona es hija de un ladrón. Esta persona es intolerable. Si veo a los siervos de Dios y a los santos que dejaron la Iglesia después de haber recibido la remisión de los pecados y que utilizan sus talentos para comer y beber, los maldigo. Llamo a estas personas bastardas. Con el corazón del Señor me siento disgustado con estas personas. 
Estas personas tendrán un final bastante desagradable. La Biblia tiene muchos mensajes así. Hay mucha gente que solo utiliza los talentos para sí misma. Los que abandonan la Iglesia diciendo: «Como he nacido de nuevo no necesito a la Iglesia. He nacido de nuevo. Creo firmemente que he nacido de nuevo. Así que no me digas lo que tengo que hacer. ¿Me has dado alguna vez un plato de arroz? ¿Por qué me dices que haga esto o aquello? ¿Por qué menosprecias mi personalidad? ¿Por qué te metes en mis asuntos? No soy tu siervo. Soy un hombre noble. Yo también he nacido de nuevo. Tú no eres el único que ha nacido de nuevo; así que no me digas lo que tengo que hacer. Yo sé cuidarme solo».
¿Creen que está sirviendo al Señor si salta de esta manera y se va de la Iglesia? Mis queridos hermanos, ustedes y yo podemos servir al Evangelio dentro de la Iglesia de Dios. Si abandonamos la Iglesia, solo podremos vivir por la carne. La gente que vive así no vale para nada. Aunque sean nacidos de nuevo, no valen para nada. Como somos humanos, no valemos nada sin el Señor. Si no hacemos las obras del Señor, somos inútiles. Cuando utilizamos los talentos que se nos han dado para servir al Señor y conseguir beneficios sirviendo al Evangelio, somos valiosos y damos frutos, y podemos mantener este valor. Si no somos así, somos gente inútil. Esa gente es inútil. ¿Vale para algo esa gente? ¿De qué vale un hombre si utiliza su dinero para sí mismo, para comer y beber y tener una casa?
Nunca he montado en un autobús turístico, pero los he visto agitarse. «Ese autobús es extraño. ¿Por qué se mueve tanto?». Cuando miré dentro, vi algunas mujeres bailando. «¿Qué están haciendo? ¿Están locas?». No sé cómo estaban bailando con tanta agitación en un pasillo de menos de 60 cm. o 2 pies. ¿Cómo de estrecho es el pasillo de un autobús? En ese pasillo tan estrecho la gente baila, canta y bebe hasta que llega a su destino. Cuando el autobús para en el área de descanso, la gente va al baño y vuelve otra vez al autobús a hacer lo mismo. Hay mucha gente así.
Por supuesto, ustedes y yo tenemos todo tipo de diversiones. Cuando les pedí a algunos de sus trabajadores que bailasen, comprobé que lo hacían bien. ¿Han visto alguna vez a las chicas bailar al son del saxofón? Yo solo he visto estos bailes en las películas, pero supuse que nuestros hermanos lo podrían hacer también. Así que exclamé: «Tenéis un cuerpo muy flexible aunque estáis gordos. ¿Cómo podéis ser tan flexibles?». Todo el mundo tiene este tipo de diversiones. Es bueno tenerlas. Es genial poder bailar de gozo, librarse del estrés, y ponerse a dieta. Está bien hacer estas cosas, pero el problema es que algunas personas no sirven al Evangelio y solo desean los placeres carnales. 
Todo el que no sirva al Señor y no viva por el Evangelio es un ladrón, un mal nacido, y un sinvergüenza. Está bien pasarlo bien y divertirse, y comer manjares. Pero tienen que recordar que si se divierten y comen mucho, también tienen que servir al Señor. ¿No es un problema el que no sirvan al Señor cuando tienen que hacerlo? ¿No es un problema dejar la Iglesia sin servir al Señor? Mis queridos hermanos, no debemos ser así. El Señor nos dice que no seamos así. Mis queridos hermanos no debemos aceptar estas falsas enseñanzas. Deben aceptar esta enseñanza en sus corazones. 
Sin embargo, a pesar de esta Palabra de Dios, algunas personas abandonan la Iglesia diciendo: «Estas son tus palabras. ¿Crees que voy a ir al infierno aunque haya recibido la salvación? No se preocupen. Tengo fe en que entraré en el Reino de los Cielos. Puedo vivir mi propia vida y cuidar de mí mismo aunque no se preocupen por mí. Aunque deje la Iglesia, serviré al Evangelio después de ganar dinero. Verán cuando tenga tiempo. No puedo dejar de hablar del Evangelio cada vez que tengo la oportunidad. Mi personalidad es como mi naturaleza. Así que serviré al Evangelio bien y lo predicaré bien. No se preocupen. Mi vida religiosa está mejor cuando estoy solo. Creo que lo están haciendo peor. Así que no se preocupen. Hasta luego. Me voy». ¿Cómo puede una persona así vivir con fe?
Mis queridos hermanos, no debemos ser malvados. ¿Quién es malvado en la Iglesia de Dios? A menudo decimos: «Eres tan malvado y carnal» a los demás, sin embargo, los verdaderos hombres malvados son los que se van de la Iglesia. Es malvado en sí mismo pensar en llevar una vida de fe por cuenta propia. La gente que lleva a cabo este pensamiento es malvada. Hay un lugar donde nos encontraremos al otro lado del Jordán, pero desafortunadamente hay gente que no podrá ir a ese sitio. En aquel momento verán a todos sus amigos que se quedaron en la Iglesia, el lugar resplandeciente, mientras que no podrán encontrar a otros. Por mucho que les llamen, no les contestarán. Cuando miren a la oscuridad por casualidad, los verán llorando allí. Mis queridos hermanos, esto va a ocurrir. Esta es la Palabra de Dios. 
El Señor nos ha salvado y nos ha dejado en el mundo para que sirvamos al Evangelio. Por tanto, si no servimos al Evangelio, el Señor nos mirará como a las personas más malvadas. El Señor mira a esta gente como gente mala que intenta devolver su salvación. Muchas veces se sienten insuficientes y cansados y dicen: «Es mucho mejor que me vaya de la Iglesia. ¿Cuánto mejor servirán los otros hermanos y hermanas al Señor si yo desaparezco? Es mejor que desaparezca». Aunque a veces pienso así también, la razón por la que no puedo abandonar la Iglesia es la Palabra de Dios, que me llama malvado y me manda a la oscuridad si lo hago. Esta es la razón por la que no puedo vivir en una cabaña en una montaña tranquilamente sin servir al Evangelio es la Palabra de Dios. Por Su Palabra no puedo hacerlo. Así que, aunque sea insuficiente, sirvo al Señor dentro de la Iglesia. 
Sirvo a las obras que el Señor me ha encomendado con todos los talentos que me ha dado. El Señor nos está diciendo mediante la parábola de los talentos cómo debemos vivir en este momento antes de Su llegada. Aunque seamos insuficientes, debemos quedarnos dentro de la Iglesia. Cuando vivimos así, el Señor nos da todos los poderes y talentos para servirle aunque seamos insuficientes. El Señor nos da los talentos para servirle. Si quieren servir al Señor mediante sus bienes materiales, pueden hacerlo. Podemos servir al Señor cuando nos da estos talentos. No podemos darle lo que no tenemos. La voluntad del Señor no es que le traigamos cosas que no tenemos. Por tanto, en el momento antes de Su venida, como en los días de Noé, debemos aceptar la enseñanza de Su venida por fe, y hacer las obras de Dios con fe. Debemos hacer Sus obras con los talentos que nos ha dado, aunque la gente no las aprecie, y aunque no den los frutos deseados. Debemos hacer la obra que se nos ha encomendado aunque sea pequeña, y debemos hacerla con diligencia, fe y lealtad. 
En nuestros corazones podemos tener preocupaciones por esta vida pensando: «Esto es todo lo que tengo. ¿Cómo puedo vivir si ofrezco los talentos que tengo al Señor. ¿Qué me quedará entonces?». Mis queridos hermanos, sin embargo, no hay nada de que preocuparse. Si tienen un corazón que sirve al Señor, Él les dará más talentos. El que el Señor les dé talentos significa que les da la habilidad de servir. Es fácil servir al Señor con lo que tienen, pero cuando no tienen nada se ponen nerviosos. Entonces el Señor les dará lo que necesiten si tienen fe y oran a Dios. Hay talentos en ustedes que el Señor ya les ha dado. Hay talentos que el Señor les ha dado, pero que todavía no han descubierto ni han desarrollado con fe. Si ni siquiera tienen esos talentos, el Señor les dará talentos nuevos. A veces el Señor les pide que prueben este tipo de trabajo en vez del otro. Entre esas obras habrá cosas que nunca han probado antes. Habrá cosas que no se ajusten a sus aptitudes. Pero cuando prueben estas obras de la Iglesia, verán que el Señor les está dando los talentos para hacerlas. 
Mis queridos hermanos, estamos viviendo en los días de ante de Su venida. Por eso el Señor nos dijo que estuviésemos alerta. Debemos estar alerta. Debemos quedarnos en la Iglesia pase lo que pase; debemos trabajar con los talentos que se nos han entregado y creer en las palabras de Dios. Como Pedro dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy» (Hechos de los Apóstoles 3, 6) debemos creer que el Señor nos ha dado el regalo más valioso de todos, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu, y debemos comerciar con este Evangelio con fe. Ustedes y yo debemos creer que hemos recibido el Evangelio más valioso, que es el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor, y que el Señor nos ha dado los talentos para servirle. Con esa fe, hasta Su venida, debemos predicar este Evangelio auténtico a la gente que no lo conoce, para que se prepare para Su segunda venida. 
Esta misión, este mandamiento de Dios, se nos ha entregado a nosotros. Por eso debemos vivir por fe, y aceptar las enseñanzas de Dios en nuestros corazones. Aunque todo el mundo esté interesado solo en comer y beber, y aunque comamos y bebamos juntos, debemos aceptar las enseñanzas del Señor. Debemos creer. Debemos vivir con esa fe. Tenemos que hacerlo. El mundo busca cada vez más hacer las cosas sucias de los días de Noé. El mundo se parece cada vez más a los tiempos de Noé. ¿Quién se atreve a decir que estos tiempos no se parecen a los tiempos de Noé? Aunque no explique por qué se parecen con ejemplos concretos, conocerán la realidad a través de los periódicos, revistas y de la televisión. Por eso no hablo de esto con más detalle. 
Ahora es el tiempo justo antes de Su venida. Espero que acepten esta enseñanza. Mis queridos hermanos, ¿tienen fe en esta enseñanza? Sí. Espero que tengan fe en esto. Espero que acepten esta Palabra de Dios y vivan esta fe hasta los días de Su venida sin salir de la Iglesia de Dios. 
Solo los que han nacido de nuevo creen que estos tiempos son los que preceden a Su venida. La gente del mundo está armando gran jaleo con casarse y dar en matrimonio, y con construir casas. Esto se debe a que no cree que Su venida esté cerca. Hace esfuerzos en vano porque no cree que el mundo se vaya a acabar. Pero los justos no deben hacer estos esfuerzos en vano. Quiero hacer lo que sea necesario por el Señor. Si hay alguna obra que hacer por el Señor y el Evangelio, la haré sin pensarlo dos veces. 
Sin embargo, no quiero que ganemos dinero o construyamos casas para satisfacer nuestros deseos carnales. Los nacidos de nuevo no ganamos dinero, comerciamos o compramos lo esencial para acumular riquezas y prosperidad en el mundo. Todas nuestras actividades son para el Señor. Espero que ganen dinero diligentemente. Hagan lo que hagan, coman o beban, espero que vivan por el Señor y vivan dentro de la Iglesia cuando sean insuficientes. Espero que utilicen los talentos que les ha dado el Señor y vivan con fe aunque sean insuficientes. ¿Lo entienden? Espero sinceramente que vivan por fe. Creo en nuestro Señor. Le doy gracias a Dios. Amén.