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Sermones

Tema 25: El Cantar de los Cantares

[25-9] Dios nos ama como amó a la mujer sulamita (Cantar de los Cantares 6:1-4)

Dios nos ama como amó a la mujer sulamita(Cantar de los Cantares 6:1-4)
“¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? 
¿A dónde se apartó tu amado, 
Y lo buscaremos contigo? 
Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, 
Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. 
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; 
El apacienta entre los lirios. 
Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; 
De desear, como Jerusalén; 
Imponente como ejércitos en orden.”
 
 
Les doy la bienvenida a todos. Espero que el invierno pase pronto para que llegue la primavera. Hoy en día se pueden comprar flores incluso en medio del invierno, pero aún así espero que llegue la primavera. Tengo ganas de que haga más calor, que se derrita el hielo y las flores florezcan en los campos.
Está escrito en el Cantar de los Cantares 6:1-3: “¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿A dónde se apartó tu amado, Y lo buscaremos contigo? Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; El apacienta entre los lirios.”
Este pasaje nos demuestra cuánto amó Dios a la mujer sulamita, quien era parte de Su pueblo. Esto también implica que Dios nos ama porque somos Su pueblo. El Señor está complacido y feliz porque el pueblo de Dios está trabajando en la viña.
La Biblia sigue diciendo en el Cantar de los Cantares 6:4-6: “Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden. Aparta tus ojos de delante de mí, Porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril.” Así es cómo Dios ve a Sus obreros trabajando en la viña, en la Iglesia de Dios.
 
 

Dios ama a Sus obreros y a Su pueblo que trabaja en Su Iglesia

 
El pasaje de las Escrituras nos enseña que, al vivir nuestras vidas de fe, debemos darnos cuenta claramente de cuánto nos ama Dios. Nuestro Dios mira la fe interior en vez de mirar nuestra apariencia física. No juzga a Sus obreros basándose en las apariencias físicas. Lo que Dios mira es la fe que se encuentra en nuestros corazones. El que Dios amase a la mujer sulamita significa que nos ama a todos los que estamos haciendo la obra de Dios en la viña. Entre todos los miembros de la Iglesia de Dios, los que están trabajando en Su viña se han vestido del amor maravilloso de Dios.
Entonces, ¿por qué los obreros de la fe que trabajan en la viña de Dios se deprimen y pierden su coraje? Esto se debe a que no entienden el amor del Rey por ellos. Aveces, incluso los obreros de Dios pueden caer en las palabras de tentación de Satanás, pero esto solo ocurre porque no tienen un entendimiento completo de quién es Jesús y por tanto no pueden creer en Él completamente. Sus corazones se vienen abajo porque no saben cuánto les ama el Esposo. Si no sabemos qué hay en el corazón de Dios, nuestras mentes se irán hacia el mundo, empezaremos a desear lo que Dios no quiere que deseemos y así empezaremos a sentirnos atormentados.
Si nos sentimos avergonzados ante Dios, esto se debe a nuestra falta de fe. En tiempos como este no sabemos que Dios nos ama. Todos sabemos que Dios no se complace con el pecado. Por tanto, debemos vivir con nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu y la voluntad de Dios. Debemos darnos cuenta del amor de Dios y vivir nuestras vidas confiando en este amor.
Dios no se complace con la maldad. Cuando entendemos esta verdad, podemos servir al Señor creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado. Como Dios no se complace en el pecado y la iniquidad que ha eliminado, esto nos muestra cuánto nos ama Dios. Aunque todos tengamos errores cuando actuamos, podemos vivir una vida santa confiando en la justicia del Señor.
Cuando sabemos lo que hay en el corazón de Dios, sabremos lo que le gusta y lo que no. Entonces podremos seguir a la voluntad de Dios por fe y nuestras vidas serán transformadas gradualmente en vidas justas. Es absolutamente crucial para nosotros entender que el Señor quiere que nos demos cuenta de cuánto nos ama. ¿Y ustedes? ¿Saben que Dios les ama? ¿Pueden sentir el amor de Dios todos los días de su vida? Estoy predicando acerca del amor de Dios para que vivan en unidad con la Iglesia de Dios como deberían hacerlo. Le estoy hablando acerca de la fe en la justicia de Dios para pedirles que se unen a la Iglesia.
¿Creen de todo corazón que Dios ama a los justos tal y como amó a la mujer sulamita? ¿De verdad creen en el amor de Dios de todo corazón, que el Rey nos ama a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu como amó a la mujer sulamita que trabajaba en Su viña? Aunque la mujer sulamita estaba morena de trabajar en la viña, Dios la amaba.
El Rey Salomón tenía unas 60 reinas y 80 concubinas, pero la única mujer a la que amaba era la mujer sulamita. Esto implica que dentro de la Iglesia de Dios ama a Sus obreros especialmente. De la misma manera en que Dios amó a la mujer sulamita tanto, ama a Sus obreros que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y están haciendo la obra de Dios con cuidado. Al haber sido salvado al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu ahora estamos viviendo nuestras vidas de fe en la Iglesia de Dios. Aunque tenemos muchas debilidades, seguimos trabajando para salvar a muchas almas de los pecados del mundo.
De la misma manera en que Dios amó a la mujer sulamita, ha amado a todos Sus obreros que trabajan duro para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos quiere a todos así. Nosotros somos esa mujer sulamita. Estamos viviendo nuestras vidas de la misma manera en que la mujer sulamita vivió su vida. Nosotros también tenemos la piel curtida porque hemos trabajado en la viña del Señor.
Dios nos ama a todos mucho cuando predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, como está escrito en el Cantar de los Cantares 6:5-7: “Tu cabello es como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril. Como cachos de granada son tus mejillas Detrás de tu velo”. Está escrito en el versículo 10: “¿Quién es ésta que se muestra como el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?”.
¿Quién es esta mujer mencionada aquí? ¿No se refiere a nosotros? En otras palabras, esto significa que Dios ama a todos Sus obreros que están haciendo Su obra confiando en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero, a pesar de que Dios solo nos ama a nosotros, tenemos la tendencia a ver nuestras debilidades y errores y sentirnos desalentados. Es absolutamente importante que nos demos cuenta de que, quien busque estar en la presencia de Dios confiando en sus propias obras, estará destinado a caer en la depresión espiritual.
Estas personas no pueden evitar tropezar a causa de sus debilidades y falta de fe. No saben que Dios les ama mucho. ¿Qué hay de ustedes? ¿Están deprimidos por casualidad? ¿Se está separando su corazón de Dios? Si es así, debemos empezar viviendo por su fe en la justicia de Dios. Deben vivir por esta fe de manera tan clara como la luna, brillante como el sol y poderosa como un ejército con su estandarte. ¿Quién está viviendo una vida majestuosa? Estos somos nosotros. Aunque tengamos muchas debilidades, somos el ejército de Dios. Lo que debemos entender claramente es que el Señor amó a la mujer sulamita a pesar de sus debilidades. Esto queda demostrado por el hecho de que el Señor nos ama.
Si tienen problemas espirituales mientras viven su vida de fe, el problema está en ustedes, no Dios. La mujer sulamita sabía que era amada por el Rey Salomón, pero en cierto momento intentó dejarla. Pero no puedo dejarle porque conocía el corazón de Salomón. Era la mujer más feliz del mundo. Si hubiese intentado ganarse el amor del Rey Salomón al cambiar su tono de piel, esto significaría que no conocía el corazón de Salomón. Así que, cuando los obreros de Dios no saben lo que quiere el Rey, tienden a abandonar la viña tarde o temprano. Si no saben cuánto nos ama nuestro Dios acabarán saliendo de Su viña.
Por tanto, es absolutamente indispensable que entiendan lo que Dios tiene en Su corazón por nosotros, porque solo entonces podremos evitar apartarnos de la Iglesia y viviremos con Dios para siempre. Siempre y cuando los obreros de Dios sepan que hay en Su mente, no se irán de Su lugar de trabajo. Y la oscuridad que hay en sus corazones también se borrará. El Rey Salomón amó y apreció a la mujer sulamita tal y como era, sin importarle cómo la vieran los demás. La gente del mundo la despreció por su piel curtida. Pero, aunque la gente despreciara a la mujer sulamita, el Rey Salomón la amaba de todo corazón. Aunque la gente la insultaba por tener la piel oscura, para el Rey Salomón el color de su piel era más bello y hermoso.
El Rey Salomón amó a la mujer sulamita, una mujer que cuidaba la viña. La amó más de lo que las palabras pueden expresar. Sin embargo, si la mujer sulamita no hubiese sabido que Salomón la amaba tanto, habría tenido muchos problemas. Esto también es cierto de nosotros. Cuando miramos dentro de nuestros corazones o consideramos nuestras acciones, vemos que hay muy poco de correcto en ellos. Por supuesto, cuando escuchamos la Palabra de Dios, nos decidimos a vivir siguiéndola, pero ¿podemos hacerlo? Con el paso del tiempo solo vemos más debilidades. Al ver las imperfecciones de nuestras acciones, algunos de nosotros caemos en la desesperación. A pesar de esto Dios nos ama infinitamente. Nos ve claramente como el sol de la mañana. A los ojos de Dios, somos Su pueblo, tan claro como el sol y tan poderoso como un ejército orgulloso con su estandarte.
 
 

A pesar de nuestras debilidades, Dios aún nos ama

 
Somos preciosos a los ojos de Dios. En la Iglesia de Dios, incluso los siervos que trabajan en tareas menores son exaltados. Esto se debe a que sabemos que hay en el corazón de Dios. La Biblia nos dice que Dios ve a Sus obreros como un ejército con su estandarte. Y todos los obreros de Dios son muy especiales para Él. Para hacer más hincapié en ello, es absolutamente indispensable que vivamos nuestras vidas de fe con un entendimiento claro de que Dios es el Dios del amor. Dios no solo ama a los que estamos en esta Iglesia, sino a todo el mundo. A pesar de nuestras acciones, y a pesar de nuestras debilidades, Dios nos ama a los justos.
La mujer sulamita tenía la piel curtida. Aunque era de piel oscura como las tiendas de Quedar, era bella a los ojos del Señor. No importaba que la gente la despreciase. La viña del rey tenía muchos obreros, pero también había muchas personas que despreciaban a la mujer sulamita trabajando en la viña. Pero, el Rey Salomón sonreía cada vez aue la veía.
Somos el pueblo de Dios y, aunque tenemos muchas debildiaes, no hay nadie en este mundo a quien Dios ame más que a los justos. El Rey Salomón tenía unas 60 reinas y 80 concubinas, pero la única mujer a la que amaba era la mujer sulamita. Esto significa que Dios ama a Sus hijos más que a nadie, por mucho que la gente de este mundo los desprecie. A los ojos de Dios Su gente es la más bella y la ama más que a nadie. A pesar de la apariencia externa de los justos, Dios los ama.
Pónganse en el lugar de Dios y piensen en esto. Dios Padre ha salvado a Su pueblo sacrificando a Su Hijo. ¿No demuestra esto cuánto ama Dios a Su gente salvada? Como Dios nos ha hecho hijos Suyos con la vida de Su propio Hijo, ¿no creen que nos ama aún más? Hay hijos de Dios especiales en este mundo y son los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque hay muchas personas en este mundo, para Dios Padre los que han sido salvados a través de Su Hijo son los más amados. Digan lo que digan, el pueblo de Dios es el más hermoso. Nadie en este mundo ama a nadie más que a sus propios hijos.
De la misma manera, Dios ama a Sus hijos más que a nadie, especialmente porque no hemos sido salvados por nuestras obras, sino por la gracia de Dios. Para ilustrar esto, digamos que salvan a alguien con mucho sacrificio. Piensen lo que piensen acerca de esta persona, ¿no recordarían el amor que tienen por ella? Después de todo, no se habrían sacrificado si no la amasen. ¿A quién amarían más en este mundo? A la persona a la que habían salvado sacrificando todo lo que les es más valioso.
Muchas personas en este mundo no han nacido de nuevo todavía. Nos cuesta mucho encontrar algo admirable en nosotros, pero Dios nos ama. Cuando Dios nos ve, nos dice: “Sois Mi pueblo, Mis esposas y Mis amadas. Me habéis encantado. Sois Mi vida, más valiosos que cualquier cosa”. Como Dios nos ha salvado de nuestros pecados a través del agua y la sangre de Su Hijo, al sacrificarse a Sí mismo, no hay nadie a quien Dios ame más que a los que nos hemos convertido en Sus hijos. Creo de todo corazón que Dios nos ama pase lo que pase, por muchas debilidades que tengamos. No hay nadie como nosotros, que sea tan amado por Dios como nosotros. Nadie en este mundo es más amado por Dios que los que nos hemos convertido en Su pueblo, y entre nosotros, los que estamos trabajando en la viña de Dios somos especialmente amados. Dios solo nos ama a nosotros.
Por muy imperfectos que seamos, Dios nos ama; aunque seamos oscuros como las tiendas de Quedar, Dios nos ama; y por muchas debilidades que tengamos, Dios nos ama. Creemos en Dios de todo corazón, siempre. Hemos sido salvados perfectamente de todos nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestra fe es perfecta. Por eso Dios nos ama a los nacidos de nuevo tanto. Dios nos ama. Dios me ama. Debemos vivir por fe dándonos cuenta del amor de Dios. Como hijos salvados de Dios, debemos entender esta verdad profunda y sin límite de Su amor y vivir por fe.
 
 

Puedo apreciar cuánto nos ama Dios

 
Sé que Dios me ama profundamente. Aunque vea muchas debilidades cuando me veo a mí mismo, Dios me recibe en sus brazos y me ama. Dios nos quiere a todos a pesar de nuestras debilidades. Quiero que todos ustedes crean en el amor de Dios mientras viven sus vidas. Y quiero que no caigan en la desesperación al observar sus debilidades. Quiero que se den cuenta de cuánto les ama Dios y cuánto ama a Sus obreros. Entiendan este corazón de Dios y vivan su fe confiando en este amor. No les estoy pidiendo que amen a Dios aquí. Lo que les estoy pidiendo es que se den cuenta de cuánto Dios les ama. Dios nos ama a todos. Nos ama aunque seamos como las tiendas de Quedar. Dios nos ama a pesar de nuestras debilidades de carácter y acciones.
¿Están viviendo confiando en este amor de Dios? Dios quiere que sepamos cuánto nos ama hagamos lo que hagamos. Aunque sea difícil vivir nuestras vidas en este mundo duro, pueden superar todos los problemas al creer en el amor de Dios. Así que debemos entender el corazón de Dios en nuestras vidas. Dios amó a la mujer sulamita claramente. El Cantar de los Cantares trata del amor de Dios. Fue escrito para enseñarnos cuanto Dios nos ama.
El Cantar de los Cantares se centra especialmente en el Rey Salomón y la mujer sulamita, el resto es menos relevante. Canta las alabanzas de la mujer sulamita, comparándola con todo tipo de cosas maravillosas. No hay ninguna otra poesía que hable del amor de manera tan hermosa como el Cantar de los Cantares. Fue escrito para enseñarnos que Dios nos ama tanto. El Cantar de los Cantares trata del amor de Dios. Sin el Cantar de los Cantares, podríamos haber caído en la desesperación incluso después de haber sido salvados.
Hemos pasado por muchos problemas juntos. Pero, al leer el Cantar de los Cantares, recibimos fuerzas una y otra vez, dándonos cuenta de que Dios nos ama a pesar de nuestras debilidades, que Su mor no depende de nuestra perfección y nos ama incondicionalmente a pesar de nuestros fallos. Estamos llenos de gozo cuando nos damos cuenta de cuánto ama Dios a Su pueblo. Por eso alabamos a Dios y le damos gracias en Jesucristo.
Es maravilloso saber que Dios nos ama de todo corazón a pesar de nuestras imperfecciones. Estamos tan bendecidos al darnos cuenta de cuánto nos ama Dios. No puedo pensar en ninguna bendición mayor que esta, que saber qué hay en el corazón de Dios. ¿Y ustedes? ¿Saben que hay en el corazón de Dios? ¿Saben que Dios les ama? Si lo hacen, todas sus dificultades no significarán nada, aunque Dios no las elimine, siempre y cuando les ame.
A menudo hemos caído en la desesperación sin darnos cuenta del amor de Dios. Otras veces pensamos: “Dios no nos ama. ¿Cómo puede alguien amar a un ser tan horrible como yo? Ni yo mismo me amo”. Pensar esto es colgarnos como hizo Judas. ¿Se venderían tan barato al mundo como Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata? ¿Se venderían a sí mismos al mundo por 30 monedas de plata?
Judas traicionó a Jesús y se vendió a sí mismo porque no entendió el corazón de Jesús, su Maestro y Salvador. No había razón por la que debiese ser maldito. Fue maldecido solo porque no se dio cuenta de lo que había en el corazón de Dios. Dios nos ama más de lo que las palabras pueden expresar. Nos ama más que a nadie en este mundo. Nos ama a pesar de nuestros fallos. No hay suficientes palabras para expresar cuánto nos ama Dios. De la misma manera en que Dios amó a a mujer sulamita de todo corazón, nos amó a todos los que hemos nacido de nuevo. Dios solo nos ama a nosotros. No hay nadie en este mundo a quien Dios ame más que a los justos. Sin embargo, el problema es que a veces los justos pueden olvidar el amor de Dios y dudar. Algunos santos esdtán contentos cuando se les trata bien en la Iglesia, pero cuando se sienten despreciados se enfadas y amenazan con irse de la Iglesia. Esto se debe a que su fe es inmadura.
Ahora estamos adorando a Dios y alabándole juntos bajo el mismo techo porque Dios nos ha unido en un solo cuerpo con Su amor. Nos amamos gracias al amor de Dios. Dios nos ama más que a nadie en este mundo. Así que debemos entender este amor del Señor. No debemos desesperar. Y debemos vivir por nuestra fe en la justicia de Dios.
Si no saben cuánto les ama Dios, no podrán mantener su vida de fe. Entonces su fe caerá en la desesperación. Por el contrario, si tienen una fe inamovible en el amor de Dios, su vida de fe nunca se estancará, podrán trabajar en la viña del Señor, estarán siempre contentos y agradecidos, y disfrutarán siempre del amor eterno de Dios con bendiciones innumerables en sus vidas.
Todos debemos darnos cuenta de lo que hay en el corazón de Dios. Debemos creer en Su amor. Sabiendo esto, ¿tienen fe en este amor de Dios? ¿Creen de todo corazón que Dios ama a los justos tal y como amó a la mujer sulamita? No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es que entendamos esto.Gracias al amor de Dios podemos estarle agradecidos. Por eso nos sentimos endeudados con Dios por Su amor. Por eso se lo confiamos todo. Por eso le pedimos todo lo que necesitamos. Por eso creemos que Dios hará todo por nosotros. Y por eso creemos que Dios nos ama a pesar de nuestras acciones. Hemos recibido amor abundante de Dios. Así que, mientras vivimos nuestras vidas, debemos darnos cuenta de lo bendecidos que estamos.