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Sermones

Tema 25: El Cantar de los Cantares

[25-11] Las bendiciones de Dios pertenecen a los que se han unido al corazón de Dios (Cantar de los Cantares 7:1-13)

Las bendiciones de Dios pertenecen a los que se han unido al corazón de Dios(Cantar de los Cantares 7:1-13)
“Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, 
Oh hija de príncipe! 
Los contornos de tus muslos son como joyas, 
Obra de mano de excelente maestro. 
Tu ombligo como una taza redonda 
Que no le falta bebida. 
Tu vientre como montón de trigo 
Cercado de lirios. 
Tus dos pechos, como gemelos de gacela. 
Tu cuello, como torre de marfil; 
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; 
Tu nariz, como la torre del Líbano, 
Que mira hacia Damasco. 
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; 
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey 
Suspendida en los corredores.
Qué hermosa eres, y cuán suave, 
Oh amor deleitoso! 
Tu estatura es semejante a la palmera, 
Y tus pechos a los racimos. 
Yo dije: Subiré a la palmera, 
Asiré sus ramas. 
Deja que tus pechos sean como racimos de vid, 
Y el olor de tu boca como de manzanas, 
Y tu paladar como el buen vino, 
Que se entra a mi amado suavemente, 
Y hace hablar los labios de los viejos. 
Yo soy de mi amado, 
Y conmigo tiene su contentamiento. 
Ven, oh amado mío, salgamos al campo, 
Moremos en las aldeas. 
Levantémonos de mañana a las viñas; 
Veamos si brotan las vides, si están en cierne, 
Si han florecido los granados; 
Allí te daré mis amores. 
Las mandrágoras han dado olor, 
Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, 
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.”
 
 
Les doy la bienvenida a todos. Estoy muy contento de verles a todos aquí. Hoy es el último día de enero y febrero está a la vuelta de la esquina. El largo invierno está acabando.
El pasaje de las Escrituras que acabamos de leer está sacado del Cantar de los Cantares 7. El mensaje principal es que Dios ama a todos Sus obreros dedicados al Evangelio del agua y el Espíritu. Dios está completamente enamorado de todos los trabajadores que hacen Su obra. Está escrito en el Cantar de los Cantares 7:1: “¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, Oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro”. Este pasaje se les ha dado a los obreros de Dios. Isaías 52:7 dice: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas.” Dios está enamorado de Sus obreros porque sus corazones están decididos a predicar el Evangelio, y también están buscando maneras de dedicarse a apoyar este ministerio del Evangelio.
Está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy: “Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro”. Esto implica que los testigos que sirven al Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón son hermosos a los ojos de Dios. Esto exclama lo bella que es una vida vivida por los que predican y sirven al Evangelio. Cuando el Señor ve a los obreros sirviéndole de todo corazón y predicando el Evangelio con devoción, Él los considera hermosos. Estos obreros están completamente dedicado a predicar el Evangelio. Tienen sus mentes puestas en el Evangelio sin dudar y estas personas son hermosas a los ojos de Dios, como está escrito: “Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro”.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, Dios está hablando de la belleza de Sus obreros utilizando numerosas metáforas de distintas partes del cuerpo. Dijo que, en primer lugar, los muslos son como joyas, el trabajo de un artesano; segundo, el ombligo es como una taza redonda que no le falta bebida; tercero, el vientre es como un montón de trigo con lirios; cuarto, los dos senos son como gemelos de gacela; quinto, el cuello es como una torre de marfil; sexto, los ojos son como estanques de Hesbón por la puerta de Bat-rabim; séptimo, la nariz es como la torre del Líbano mirando a Damasco; octavo, la cabeza es como el Monte Carmelo; y finalmente, el pelo es como púrpura del rey suspendida en corredores.
 
 

Así es como el corazón de Dios ha sido cautivado por sus obreros

 
El pasaje de las Escrituras de hoy nos demuestra lo hermosos que son los siervos de Dios que trabajan para servir al Evangelio de la Verdad. Está escrito en la Palabra de Dios: “Tu ombligo como una taza redonda que no le falta bebida”. De hecho, para los obreros de Dios, el centro de sus corazones está en la predicación del Evangelio de Dios. Por eso, cuando Dios ve a Sus obreros decididos a predicar Su Evangelio y viviendo con fe, se complace con ellos inmensamente. Dios también dijo acerca de Sus siervos: “Tu vientre como montón de trigo cercado de lirios”. La gente de hoy en día desprecia los vientres gruesos y prefieren cinturas delgadas en forma de botella de Coca-Cola.
Dios dijo que Sus obreros están viviendo una vida hermosa porque sus vidas son valiosas y dignas. Como está escrito, las piernas de los obreros de Dios son gruesas, sus ombligos son profundos y sus cinturas como un fajo de trigo cercado de lirios; estas metáforas dan testimonio de que sus vidas son hermosas a los ojos de Dios.
Cuando los obreros de Dios llevan a cabo Su obra y trabajan duro para apoyarla, sus cinturas pueden hacerse gruesas. Cuando los siervos trabajan duro para predicar y servir el Evangelio, sus cinturas y piernas se hacen gruesas. De lo contrario no serían fuertes para cumplir su tarea de apoyar el ministerio del Evangelio. Dios también dice acerca de Sus obreros: “Tu cuello, como torre de marfil” y dijo que esto se debe a que Sus obreros miran al Señor para que les indique la dirección. Está escrito: “Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim.” Esto da testimonio de que la fe de los obreros de Dios es clara y pura.
La Biblia dice que las narices de los siervos de Dios son como la torre del Líbano mirando hacia Damasco. Esto implica que los justos están orgullosos de su fe y son fuertes. La fe de los justos es fuerte y ellos están muy orgullosos de ella. Los corazones de los justos que sirven al Evangelio del agua y el Espíritu son fuertes y sólidos. Tienen la tendencia de ignorar a los que no han nacido de nuevo o a los que trabajan por una causa que no es digna. Los justos no piensan en lo que estas personas puedan tener: “No me importa que sean ricos. Esa casa grande no significa nada para mi.”
Por el contrario, la gente de la carne está satisfecha con sus riquezas, que no significan nada. Algunas de estas personas son muy ricas, muchas son millonarias y muchas multimillonarias. Están orgullosas de quiénes son. Pero ¿están viviendo una vida digna solo porque tienen millones de dólares? No, a los ojos de los justos, sus vidas son en vano. Los justos no están impresionados con las riquezas del mundo. De hecho, cuando los justos ven a estas personas, sienten pena. Para los justos, el que alguien sea rico o pobre no importa; lo que importa es la causa por la que la gente vive y qué es lo que creen y siguen. Los justos juzgan el valor de una persona por sus creencias y por la causa por la que viven. Si alguien vive por su propia carne, la vida de esa persona no es digna. Las vidas de estas personas son en vano ante Dios.
Dios habló del orgullo de la fe diciendo: “Tu nariz, como la torre del Líbano, Que mira hacia Damasco” En el pasado las estaciones de bomberos solían tener una torre alta desde la que se podía mirar toda la ciudad para ver si había algún incendio. En muchas ciudades actuales esto se hace a través de los circuitos de vídeo cerrados que hay en casi todas las esquinas. En el pasado, la vigilancia se llevaba a cabo desde un lugar alto, como la cima de una colina o una torre. Dios dijo lo siguiente cuando describió las cabezas de Sus siervos: “Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey suspendida en los corredores”.
El que el pelo de la cabeza sea púrpura implica realeza. Las vestiduras de los reyes en la antigüedad eran de color púrpura. Incluso ahora, se utilizan alfombras rojas para la gente importante. El color púrpura es de la realeza. Así que esto implica que los obreros de Dios son reyes, viviendo una vida real por fe. Estos reyes son los hijos de Dios y discípulos de Jesucristo. Son los que vivirán en el Reino de los Cielos con el Señor. Son los que reinarán sobre todas las criaturas de Dios. Y por eso los justos están llenos de gozo para vivir como obreros de Dios para la predicación del Evangelio de Dios.
 
 

¿De verdad aprecian que Dios ama a Sus obreros tanto?

 
Ya podamos sentir el amor de Dios o no, Dios ama a Sus obreros. Mientras servimos al Señor y al Evangelio, aveces vemos nuestras debilidades expuestas. Todos los santos justos tienen ciertas debilidades, sin embargo, esto no cambia el hecho de que somos siervos de Dios. No tenemos nada de lo que alardear en la carne. Pero, hay una cosa de la que podemos alardear, el hecho de que somos obreros de Dios que hacen Su obra. El hecho de que nos hayamos convertido en siervos que predican el Evangelio de Dios es algo de lo que estar orgullosos.
Asimismo, como Dios cumple Su obra a través de nosotros, como siervos Suyos nos hemos ganado el derecho a estar orgullosos de nuestra espiritualidad. ¿Por qué? Porque Dios nos ve y le parecemos hermosos y se queda prendado de nosotros. Dicho de otra manera, Dios se ha quedado completamente enamorado de nosotros.
La gente de este mundo tiende a enamorarse de celebridades, como actores o cantantes. Como yo soy completamente indiferente, no entiendo por qué tantas personas están obsesionadas con las celebridades. Incluso cuando veo la televisión o películas, no me interesan. No importa lo hermosas que sean las actrices o lo apuestos que sean los actores. Ya sean hombres o mujeres, no me interesan las celebridades. Así que me resulta raro ver cómo la gente puede estar tan fascinada con las celebridades.
Hoy en día hay muchas mujeres japonesas que se enamoran de actores coreanos e incluso viajan en grupo a Corea para verlos. Hay una serie coreana titulada Winter Sonanta que se ha hecho muy famosa en Japón, y muchas mujeres japonesas se enamoran del protagonista, cuyo nombre es Yongjun Bae. Algunas de ellas vienen a Corea para ver el set de la serie. Por supuesto que muchas personas necesitan una razón para viajar.
No hay nada de malo con querer ver algunos países, gente o lugares históricos cuando se viaja. El problema surge cuando la gente lo lleva demasiado lejos, como cuando se viaja por una persona famosa. Pero muchas personas tienen una fascinación con las celebridades. La reciente popularidad de ciertas celebridades coreanas está atrayendo a personas de todo el mundo a Corea y están gastándose mucho dinero aquí. Me gusta esto.
El corazón de Dios se ha enamorado de nosotros así. De la misma manera en que hay extranjeros que se han enamorado de actores coreanos con esta ola coreana, Dios se ha enamorado de nosotros. Algunos de ustedes se preguntarán qué hay de atractivo en nosotros para que Dios se haya enamorado de nosotros. Puede que lo duden, pero es cierto. Es bastante posible. Dios nos ama, no porque seamos atractivos a los ojos de la carne, sino porque somos atractivos espiritualmente para Él.
Como Dios es justo, es el Dios del amor y es el Dios justo que ha salvado a nuestras almas, que aprecia a los que estamos haciendo Su obra. Como amamos a Dios y Su justicia, Dios nos ama de todo corazón. Gracias al Espíritu Santo somos amados. Estamos haciendo Su obra. De la misma manera en que Dios vino a este mundo a salvar nuestras almas, nosotros estamos haciendo la obra de Dios. Estamos apoyando el ministerio del Evangelio.
Estamos haciendo todo tipo de obras para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto es lo que Dios encuentra tan atractivo de nosotros. El hecho de que estemos predicando y sirviendo al Evangelio del agua y el Espíritu es lo que atrae a Dios. Todos los que servimos al Evangelio del gua y el Espíritu tenemos esta atracción que hace que Dios se enamore de nosotros. Dios nos encuentra atractivos porque amamos a Dios de todo corazón, adoramos Su obra justa y amamos a otras almas. Por eso Dios nos llama a los buenos obreros. Y como estamos haciendo lo que complace a nuestro Dios, está cautivado por nosotros. Esto es lo que nos está diciendo el pasaje de las Escrituras de hoy.
¿Cómo podemos entender la mente de Dios? Pero, cuando veo a nuestros hermanos y hermanas que se sacrifican y dejan de lado su voluntad para hacer la obra de Dios, estoy cautivado por sus buenas obras y su belleza. Por tanto, ¿no estará Dios cautivado por nosotros? El Cantar de los Cantares ilustra esto muy bien, y nos enseña lo enamorado que está Dios de nosotros. El Cantar de los Cantares puede ser muy embarazoso si se interpreta literalmente. Así que cualquier persona que sea inmadura no debería utilizar el Cantar de los Cantares en términos literales. Yo puedo ofrecer un sermón como este porque entiendo lo que hay en la mente de Dios cuando leo Su Palabra. Cuando su fe madure, ustedes también podrán predicar así.
Como los obreros de Dios están sirviendo al Evangelio, Su corazón está cautivado por nosotros. Así es cuánto nos ama Dios a los que nos hemos convertido en Sus obreros. Así es como el Señor se ha enamorado de nosotros. ¿Por qué? Porque este Dios está deleitado por la obra del Evangelio y nosotros por hacerla. En otras palabras, Dios se complace porque el Espíritu Santo reside en nuestros corazones; porque creemos en la justicia del Señor y gracias al Espíritu Santo hemos hemos la obra de Dios. Dios nos encuentra muy atractivos. Así que es muy importante que los que servimos el Evangelio se den cuenta de que Dios se ha enamorado de nosotros. Eso es lo que debemos creer y cómo debemos vivir.
Pasemos a Cantar de los Cantares 7:6-9: “¡Qué hermosa eres, y cuán suave, Oh amor deleitoso! Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, Asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas, Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos.”
 
 

El corazón de Dios está deleitado porque hacemos Su obra

 
Los obreros de Dios le dan gozo. ¿Por qué se deleita Dios con nosotros? Porque poseemos la justicia de Dios por fe y hacemos Su obra. Las palmeras se hacen muy altas. Las palmeras en este pasaje se refieren a la fe. Los justos miran al cielo, tienen comunión con Dios, confían en Él, buscan Su ayuda y trabajan confiando en Él. El corazón de Dios se deleita con Sus obreros.
Está escrito: “Deja que tus pechos sean como racimos de vid”. Esto se refiere al hecho de que el centro de sus corazones está lleno de la predicación del Evangelio. Entre los justos, los que quieren vivir como siervos de Dios se preguntan constantemente qué deben hacer para predicar el Evangelio. La meta de sus vidas es predicar el Evangelio. Día y noche los justos se están preguntando: “¿Qué hacemos para predicar el Evangelio a todo el mundo?”. Para los obreros de Dios lo más importante en sus corazones es Dios. Por eso Dios se complace con los que están viviendo como Sus siervos.
En vez de poner nuestros corazones en las cosas del mundo, debemos ponerlos en la voluntad de Dios solo y vivir por esta voluntad. Tenemos la voluntad de Dios en nuestros corazones porque nos dijo que buscásemos primero Su Reino y Su justicia. Por eso estamos viviendo con gozo. Y Dios esta encantado con todos Sus obreros, hombres y mujeres, que se han dedicado a predicar el Evangelio durante todas sus vidas. Todo lo que hacen los obreros, sus gestos, pasos, pensamientos y acciones, complace a Dios.
Sigamos leyendo el Cantar de los Cantares: “Yo dije: Subiré a la palmera, Asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas, Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos”. Estamos cautivados por Jesús, quien ha hecho la obra justa para compartir Su vida con el mundo entero. Dios también está cautivado por los justos que trabajan sin descanso confiando en Dios para predicar este Evangelio que salva a las almas. Y Dios ama a todos los que han sufrido con todo tipo de trabajo duro para apoyar este ministerio, tienen fuerzas por él, piensan en ello, lo planean y lo ponen en acción. El Señor se complace con todos los aspectos de una vida justa; y los justos, al emular el corazón del Señor, están salvando almas. ¿Cómo no va a estar complacido por nosotros? ¿Cómo no va a estar contento el corazón de Dios?
Cuando la gente construye una casa, primero contrata a un arquitecto para que diseñe la casa. Explican al arquitecto qué tipo de casa quieren construir y el arquitecto dibuja los planos. Según estos planos finales la empresa de construcción prepara los materiales necesarios, construye los cimientos y construye la casa. Cuando el dueño que ordena la obra ve su casa construyéndose, está agradecido a los obreros por construirla. Su deseo es terminar la casa tan pronto como sea posible para poder mudarse. El dueño quiere mudarse a la casa nueva tan pronto como sea posible. De esta manera Dios quiere que hagamos Su obra.
Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. De varias formas y maneras estamos trabajando duro para apoyar el ministerio del Evangelio. Dios está complacido de vernos trabajar duro. ¿Por qué? Porque el Evangelio se predica más y más a través de nuestro trabajo. Nosotros también nos sentimos llenos de gozo porque gracias a nuestro trabajo hay muchas almas que están siendo salvadas. Asimismo, como el trabajo que hacemos sigue cumpliendo la voluntad del Señor, tenemos aún más motivos para regocijarnos. El Señor está lleno de gozo por esto. Cuando Dios ve que estamos trabajando duro para apoyar el ministerio del Evangelio, Su corazón está deleitado. Así es como podemos vivir una vida digna, haciendo la obra de Dios.
 
 

Después de conocer al Señor, al principio yo prediqué el Evangelio del agua y el Espíritu

 
Después de un tiempo, me di cuenta de que podía conseguir muchas cosas confiando en la predicación del Evangelio. Sentí una necesidad imperiosa de crear un ministerio literario. Me dí cuenta de que, aunque pase el día entero sentado y predicando el Evangelio, solo podía predicar a un par de personas al día. Me costaba un día entero predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a un par de personas y cuando estas personas empezaban a tener la convicción de la salvación, el sol se ponía.
Aunque no se tarda mucho en predicar el Evangelio, antes de ello hay que arar el campo de los corazones y asentar los cimientos. Para asentar estos cimientos, debemos entender la situación ante la que se enfrenta la otra persona y tratar ese problema primero. Después de esto se puede predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Así es como uno puede ser salvado. Cuando alguien está a punto de aceptar el Evangelio en su corazón por fe, Satanás se opone con todas sus fuerzas. En tiempos como este los obreros de Dios predican Su justicia por fe, y lo que deben hacer los que los escuchan es creer en la Palabra de Dios. Aunque una persona no tenga mucha ge en Dios, cuando una persona se dé cuenta de qué es la justicia de Dios y cómo se ha cumplido para salvarle de todos los pecados, puede creer en ella.
Pero esto tarda mucho tiempo. Se necesitan tres o cuatro horas para explicar la base del Evangelio del agua y el Espíritu y plantar la semilla inicial de la fe en el corazón de la audiencia para que crean en la Palabra de Dios. Asimismo, después de que la gente acepte el Evangelio del agua y el Espíritu en sus corazones, muchos de ellos tienden a tragarse el veneno predicado por los siervos de Satanás. Empiezan a preguntarse muchas cosas que nunca se habían planteado antes en serio. Empiezan a preguntarse: “¿Significa esto que hay multitud de personas que no han sido salvadas? ¿Qué hay de la gente que ni siquiera ha tenido la oportunidad de escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Acaso va toda esa gente al infierno?”. Estos pensamientos de la carne no surgen cuando una persona sigue sin ser salvada, sino después de creer en la justicia de Dios.
Por tanto, es muy importante que los siervos de Dios respondan estas preguntas con la preciosa Palabra de Dios. Muchas de las preguntas son absurdas, pero incluso estas preguntas deben ser contestadas con la Palabra de Dios. Esto cuesta unas 5, 6 o incluso 7 horas. Así que, cuando estaba predicando el Evangelio del agua y el Espíritu directamente, como mucho podía ayudar a dos personas al día. No había manera de predicar el Evangelio al mundo entero de esta manera y por eso decidí predicar el Evangelio publicando libros. Para prepararme para este ministerio literario, empecé a grabar mis sermones y a transcribirlos.
 
 
Para crear este ministerio literario, recogí mis sermones grabados en un período de 6-7 años
 
Dios me enseñó que debemos apoyar al ministerio para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Me di cuenta de que necesitaba dinero para hacer este trabajo. La Biblia dice: “Ganad amigos por medio de las riquezas injusta” (Lucas 16:9). Siempre que reconozcamos que todo el dinero que tenemos viene de Dios, y siempre que lo gastemos adecuadamente, puede ser utilizado para una buena causa. Todas las posesiones materiales que tenemos nos las da Dios y lo importante es como las gastemos. ¿Dónde debemos gastar lo que nos ha dado Dios? Creemos que debería gastarse en la predicación del Evangelio. Para llevar a cabo nuestro ministerio literario, necesitamos recursos materiales. La conclusión lógica es orar a Dios y encontrar los recursos necesarios. Por eso debemos trabajar duro para apoyar al ministerio del Evangelio.
Para apoyar este ministerio que predica el Evangelio de Dios, todos tenemos que dedicarnos a la tarea que se nos ha asignado. Yo también tengo mi propio papel en esta obra importante de predicar el Evangelio. Al principio me centré en mi propia tarea y no quise intervenir en las tareas encomendadas a mis colaboradores. Sin embargo, con el tiempo, vi que la obra de Dios no estaba siguiendo hacia adelante como esperaba. Por supuesto, sé que toda la obra hecha en la Iglesia de Dios ya sea hecha por mí y otra persona, se hace para servir al Evangelio y apoyar el ministerio. Pero entonces me di cuenta de que no debía poner límites a mi trabajo, y de que necesitaba dar guiar y aconsejar a mis colaboradores.
Durante un tiempo me dediqué a predicar la Palabra de Dios y a orar. En aquel entonces había decidido no estar involucrado en la construcción del edificio, delegando la responsabilidad a otras personas. Pero no pude resistirme. Acabé participando en la construcción y así construímos una estructura enorme con vigas en forma de H. Vi que necesitábamos construir un edificio grande para acomodar a todos los santos que vienen al Campamento de Formación de Discípulos y una capilla grande para cientos de personas. Con esta necesidad en mente, empecé a involucrarme en la construcción.
 
 
De esta manera, me di cuenta de que apoyar al ministerio del Evangelio era propagar el Evangelio del agua y el Espíritu
 
Me di cuenta de que Dios está lleno de gozo al vernos hacer Su obra con todo nuestro corazón para predicar el Evangelio. Dios se complace cuando ve que el Evangelio del agua y el Espíritu se está predicando por todo el mundo. Su corazón está lleno de amor por nosotros. Su corazón está rebosando de gozo por la obra que ha hecho por Sus siervos. Por eso, cuando todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y lo servimos y oramos a nuestro Dios, lo hacemos con confianza con fe en Dios. Y esperamos por fe confiando en que Dios nos contestaría.
Como somos los justos, el poder de nuestras oraciones es grande. Son como cheques certificados. Cuando los justos se reúnen y oran a Dios, todas las situaciones difíciles se acaban. Todo se cumple. La obra del Señor se cumplirá pronto, aunque ahora mismo está incompleta a nuestros ojos. Sabemos esto por fe. Creemos en la justicia de Dios y Su voluntad.
Cuando empezamos a trabajar en cierta tarea, trabajamos con creatividad. Apoyamos el ministerio del Evangelio viviendo una vida fiel como esta. Dios se complace con nuestras vidas. Esto se debe a que no estamos viviendo nuestras vidas de fe en teoría solo, sino que estamos viviendo la fe práctica. Debemos darnos cuenta de que esto es lo que hace feliz a Dios. La obra que hacemos para apoyar al Evangelio no se hace por nuestro bien ni por nuestro honor, sino para propagar la justicia de Dios. Ahora estamos trabajando para librar a las almas que no creen en la justicia del Señor y no han sido salvadas. Por eso Dios está tan contento con nosotros. Dios está contento porque estamos confiando en Él completamente, porque creemos en SU justicia y estamos haciendo lo que le complace. Como Dios se ha dado a conocer a Sus obreros, salvar a las almas a través de nosotros.
 
 

¿Se dan cuenta de cuánto nos ama Dios y cómo de contento está con nuestra obra?

 
Es extremadamente importante que nos demos cuenta de esto, y es muy bueno para nuestra fe. Saben que, si nos complace hacer la obra de Dios, Él la cumplirá por nosotros. Dios nos bendecirá. Sin embargo, si Dios no está contento con nuestra obra, nuestros planes no se conseguirán.
Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto y lo llevó a la tierra de Canaán; si se hubieran ido por el camino predeterminado, su viaje habría durado solo siete días. Habrían llegado a la tierra de Canaán en una sola semana. ¿Pero qué ocurrió en realidad? Que sufrieron mucho porque no siguieron el camino que Dios quería que siguiesen. Los israelitas culparon a Dios por esto. Por eso Dios tuvo que mostrarles disciplina en el desierto durante 40 años, y solo después de dejar todas las cosas de la carne detrás, Dios les permitió entrar en la tierra de Canaán por fe solo. La primera generación de los israelitas que se fue de Egipto originalmente murió en el desierto, y entre sus descendientes solo los justos pudieron entrar en la tierra de Canaán.
Dios solo permitió que la gente de fe, como Caleb y Josué, llegará a la tierra de Canaán. Dios tiene este objetivo para Sus trabajadores. Al trabajar a través de todos nosotros quiere salvar a todo el mundo de sus pecados y vivir con ellos. Así que no es de extrañar que Dios esté tan contento con los que hemos recibido la remisión de los pecados y nos hemos convertido en Sus obreros. En muy importante que nos demos cuenta de que Dios está contento porque hacemos Su obra. Cuando nos damos cuenta de esto nuestros corazones pueden tener fuerzas espirituales de fe y podemos creer que l obra de Dios no es en vano. Cuando entendemos la voluntad de Dios, podemos estar seguros de que el Evangelio predicado por nosotros llegará a todas las partes del mundo sin falta.
 
 

Los justos le pertenecen a Dios

 
Pasemos a Cantar de los Cantares 7:10-11: “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; Y conmigo tiene su contentamiento. Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas.” Mis queridos hermanos, Dios pertenece a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y estamos haciendo la obra de Dios, de la misma manera en que nosotros le pertenecemos a Dios. Por eso nos hemos convertido en uno con Dios. Y por eso la Biblia dice que Dios es nuestro Esposo y nosotros Sus esposas. Cuando recibimos la remisión de los pecados por primera vez, morimos con Cristo y nos levantamos de entre los muertos con Cristo y por tanto ahora podemos vivir una vida nueva.
Por eso, mis queridos hermanos, nuestras vidas son diferentes de las vidas antiguas que vivíamos antes de nacer de nuevo y de la vida nueva que estamos viviendo como nacidos de nuevo. Los que entienden el Evangelio del agua y el Espíritu y creen en él correctamente han visto una transformación fundamental en su objetivo por este mundo y sus vidas de fe. Sin embargo, si alguien no ha visto una transformación clara en su vida a pesar de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, esto indica que esa persona no había muerto con Cristo ni había vuelto a la vida con Cristo. Estas personas todavía quieren vivir sus vidas antiguas incluso después de nacer de nuevo. Estas personas no son obreras del Señor ni pueden serlo. Como no tienen la fe para vivir una vida nueva, no pueden caminar con el Señor. No pueden seguir al Señor tampoco.
El Señor nos da fe y nosotros le hemos demostrado que somos dignos de confianza. Por eso estamos viviendo con nuestros corazones unidos al Señor. Nos hemos convertido en uno solo con el Señor. El objetivo de Dios es de salvar a las almas y darles la vida eterna, y para Sus obreros, ese es nuestro objetivo también. Tenemos esta meta. Como está escrito, “Yo soy de mi amado”, le pertenecemos a Dios y Dios nos pertenece a nosotros. El Señor está aliado con todos los que viven como siervos de la justicia al confiar en el Evangelio del agua y el Espíritu. Está de lado de los que creen en la justicia de Dios. No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es que entendamos esto y creamos.
Dios nos ha dado esta fe de unidad. Por tanto, quien crea en el Evangelio del agua y el Espíritu debe vivir confiando en esto por fe. Los justos deben vivir una nueva vida como una nueva creación, como está escrito: “He aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17) las cosas antiguas han muerto. Todos nosotros debemos vivir una vida nueva dándonos cuenta de que Cristo nos ama.
 
 

Dios ama a los siervos del Evangelio del agua y el Espíritu

 
¿Por qué se deleita Dios con nosotros? Porque somos Sus esposas. Porque somos Sus obreros. Los obreros de Dios son diferentes de los obreros de este mundo. Los obreros de este mundo acaban cuando completan su trabajo. Cuando reciben su paga, su trabajo ha terminado. Por el contrario, los obreros de Dios siguen recibiendo nuevos retos y trabajan sin cesar para superarlos, todo para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando completan su trabajo, empiezan una nueva tarea. Siguen buscando nuevos retos.
¿Quién habría pensado que estarían haciendo estas obras buenas? Seguimos haciendo la obra de Dios día tras días para predicar el Evangelio. Gracias al Evangelio del agua y el Espíritu podemos vivir una vida de fe así. Estamos trabajando por una sola razón y esta razón es servir al Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos darnos cuenta de que nuestro deseo es Dios y el deseo de Dios somos nosotros. Dios nos ama a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Por eso los siervos de Dios tienen el corazón roto cuando van por el mal camino y se levantan contra Él. Dios mismo tiene el corazón roto. El dolor de Su corazón se muestra a través de Sus obreros. A través de su comunión y su liderazgo, los siervos de Dios corrigen a los santos diciendo: “¿Cómo pueden hacer esto? ¿Van a abandonar al que les ama y separarse de Él? ¿Creen que serán bendecidos así? ¿Esperan prosperar incluso después de abandonar a Su Esposo espiritual?”
Está escrito en el Cantar de los Cantares 7:11: “Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas”. Aquí Dios está diciendo que debemos plantar Su Iglesia en todo el mundo y hacer Su obra con el Señor en todos los rincones de la tierra. Esto es lo que Dios quiere para todos Sus obreros. Al habernos salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, Dios ha establecido Su Iglesia. Por tanto, Dios está siempre con esta Iglesia y cumple todo lo tengamos planeado en Su justicia. Dios está con nosotros en nuestras acciones, palabras y pensamientos y con lo mejor de ellos cumple Su voluntad. Dios nos bendice a todos. Está cuidando de Su Iglesia a través de Sus obreros.
Pasemos a Cantar de los Cantares 7:12-13: “Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados. Allí te daré mis amores. Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado”. ¿Qué significa cuando Dios nos dice aquí: “Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados”? Esto significa que la familia de la Iglesia de Dios está predicando Su Evangelio.
Las viñas aquí se refieren a la Iglesia de la vida y a la predicación del Evangelio. Cuando Dios dice que nos levantemos pronto y vayamos a la viña para ver si ha florecido, si están en cierne y los granados han florecido, nos está diciendo que, cuando trabajamos con Él para plantar la semilla del Evangelio en los corazones de la gente, debemos comprobar que la semilla del Evangelio ha florecido por fe. Como dice este pasaje, estamos predicando el Evangelio por todo el mundo y nuestro ministerio del Evangelio está floreciendo en todas partes.
Estamos enviando nuestros libros del Evangelio a todos los que nos los piden. Los que han nacido de nuevo al leer nuestros libros, se ponen en contacto con nosotros para compartir sus noticias gozosas. Cuando leemos su correspondencia, podemos darnos cuenta de en qué estado están sus corazones. Podemos ver que el Evangelio les ha llegado gracias a nuestros libros, que desean servir a este Evangelio y que el Espíritu Santo está trabajando en sus corazones. Entonces les enviamos más libros y les pedimos que prediquen el Evangelio del agua y el Espíritu a la gente de su alrededor. Alimentamos sus corazones para que Dios haga Su obra a través de ellos también. A través de la obra de Dios que hacemos estamos dedicándonos a salvar a muchas almas. Dios está trabajando con Su Iglesia, con los miembros de este cuerpo y con todos los que cuidan de las almas. Dios está cuidando de Su rebaño.
 
 
Dios está trabajando a través de los que se han unido con Dios
 
La Biblia dice en el versículo 13: “Las mandrágoras han dado olor”. Dicho de otra manera, las mandrágoras aquí son afrodisíacas. En la antigüedad se pensaba que esta hierba, llamada mandrágora, aumentaba la libido. Así que, en aquellos días, la gente comía mandrágoras antes de irse a la cama.
Está escrito: “Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añeja”. Este pasaje nos pide que nos unamos con el Señor. En unidad, un esposo y una esposa se convierten en un cuerpo. La justicia del Señor consiste en unir nuestros corazones. Cuando derribamos la voluntad de nuestra carne y nos unimos con el Señor a través de nuestra fe en Su justicia, esto marca el principio de una vida milagrosa. En el Reino de Dios hay todo tipo de bendiciones preparadas para nosotros, viejas y nuevas. Las bendiciones de Dios se están acumulando una a una en los corazones de todos los que están unidos con Dios. Como creen en la Palabra de Dios de corazón son los primeros en estar llenos de Sus bendiciones.
Cuando la Biblia dice: “que para ti, oh amado mío, he guardado” significa que Dios ha preparado para nosotros los frutos más placenteros, nuevos y viejos. Dios ha acumulado Sus bendiciones para todos los que han unido sus corazones con Dios. Ha acumulado estas bendiciones para Sus siervos. Así que, si nos unimos al Señor, el Señor nos bendecirá en todo lo que hagamos. Si se unen al trabajo que hace la Iglesia de Dios, recibirán las bendiciones de Dios. Si no pueden trabajar, seguirán la obra de la Iglesia de Dios por fe. Todo lo que tienen que hacer es estar unidos a sus predecesores de la fe. Entonces recibirán las bendiciones de Dios con ellos.
 
 
Para bendecirnos Dios lo ha preparado todo para que el Evangelio sea predicado por todo el mundo a través de Su Iglesia
 
Como Dios lo ha preparado todo para nosotros, no estoy de acuerdo cuando la gente se preocupa. Como creo en estas bendiciones de Dios, tengo mucho valor. Dios ha dado Sus bendiciones a Sus obreros. Todos los que creemos en estas bendiciones de Dios podemos experimentarlas por nosotros mismos. ¿Qué hacen cuando miran a sus líderes espirituales viviendo su fe en la Iglesia de Dios? ¿Ven sus fallos carnales? ¿Ven sus faltas? Ver estas cosas en sí mismo es una maldición. Esto se debe a que ustedes tienen muchas debilidades en la carne.
¿Qué deben ver en los predecesores de la carne entonces? Deben ver que Dios está haciendo Su obra a través de estos predecesores de la fe, que está con ellos y que Él les está bendiciones. Es muy importante que sepan esto y vivan de acuerdo con ello. Cuando les miro a ustedes veo a obreros de Dios. Por eso les reprendo cuando lo necesitan, les enseño cuando deben ser enseñados y les pide que hagan la obra de Dios cuando su fe tienen que crecer. No puedo llevarles por el mal camino. ¿Por qué? Porque los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu tenemos el Espíritu de Dios dentro. No están solos, sino que Dios está con ustedes.
 
 
Los que creemos en el Evangelio del agua y Espíritu están y estamos haciendo la obra de Dios somos Su Iglesia
 
La reunión de los que han unido sus corazones con Dios es Su Iglesia. Por tanto, de la misma manera en que les veo como obreros de Dios, deben verme como un obrero de Dios y reconocer a otros siervos de Dios con los mismos ojos. Digo esto con reservas, pero lo digo porque es beneficioso para su fe. Personalmente no me importa que me vean como siervo de Dios o no. Pero lo estoy diciendo por su bien. Si no pueden saber si soy siervo de Dios o no porque no pueden distinguirlo claramente, entonces perderán mucho.
Mientras que serán bendecidos si pueden reconocer que Dios se está aferrando a Sus siervos y obreros en Su Iglesia, si no lo reconocen, acabarán perdiendo sus bendiciones y su fe. Todos pueden recibir muchas bendiciones de Dios; si no las reciben es porque no tienen la vista para reconocerlas y apreciar a los nobles siervos de Dios, y por eso su fe no puede crecer.
La Palabra de Dios dice: “que para ti, oh amado mío, he guardado”. ¿Qué ha guardado Dios para nosotros? Ha guardado todo tipo de frutos celestiales. Dicho de otra manera, Dios ha guardado Sus bendiciones para nosotros. ¿A quién pertenecen estas bendiciones? Pertenecen a los que unen sus corazones con Dios, dándose cuenta de que son nuevas criaturas que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios da Sus bendiciones a estas personas. Dios no bendice a cualquiera.
Por todo el mundo hay muchos obreros que han nacido de nuevo por fe al leer nuestros libros sobre el Evangelio como los ha compartido la Iglesia de Dios y que ahora están predicando el Evangelio por su cuenta. Han unido sus corazones con nosotros, reconociendo que la Iglesia en Corea es su madre y los siervos de Dios aquí son sus predecesores de la fe. Los que trabajan unidos con la Iglesia de Dios con su liderazgo serán bendecidos. Sin embargo, “el problema es que demasiadas personas no ven esto y piensan que la fe depende de la persona. Que como creen en el Evangelio y Dios es su Dios personal, pueden hacer Su obra solos, sin ayuda”. Esto es absolutamente falso.
Aunque la fe es una cuestión personal, debemos estar unidos con Dios sin falta y para ello debemos unirnos a la Iglesia de Dios. Asimismo, hay siervos de Dios en la Iglesia. A través de los que trabajan en unidad con la Iglesia y están contentos por lo que hace la Iglesia, Dios predica el Evangelio por todo el mundo. A través de los predecesores de la fe en la Iglesia Dios nos da Sus bendiciones a los que tenemos una fe joven. Esto es todo lo que debemos entender. Nadie puede vivir una vida de fe correcta sin entender esto. Aunque hayamos sido salvados, si no tenemos este conocimiento, seremos abandonados como el siervo que recibió un talento. Estas personas siempre están solas.
¿Qué es una familia? Una familia se forma cuando una pareja se casa y tiene hijos. Los hijos nacen de los padres. Son un solo cuerpo. De la misma manera, la Iglesia de Dios es una familia. Por eso, a pesar de nuestros problemas, podemos resolverlos en unidad, apoyarnos los unos a los otros, reforzar nuestra fe y mantenernos firmes. El trabajo de los justos es hacer posible que los pecadores reciban las bendiciones de Dios. Esto es lo que hace la Iglesia de Dios. A través de Su Iglesia, Dios hace Su obra. Y a través de Sus siervos, Dios obra. El deseo de Dios es que Sus obreros trabajen duro para apoyar al ministerio del Evangelio y servirlo por fe. Al vivir nuestras vidas de fe, debemos darnos cuenta de que nosotros somos estos trabajadores.No hay ninguna vida que se viva sin esfuerzos. Cuando nos sentimos desalentados mientras vivimos por el Evangelio del agua y el Espíritu, pasamos al Cantar de los Cantares. Como el amor de Dios hacia nosotros es revelado claramente en el Cantar de los Cantares, tenemos consuelo y fuerzas. Así que estamos muy agradecidos. Es simplemente maravilloso que nos hayamos vestido del amor de Dios y nos hayamos convertido en objetos de Su deseo. Todo esto se debe al amor de Dios y Sus bendiciones. Le doy gracias a Dios. ¡Aleluya!