(Génesis 2, 1-3)
«Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación».
Desde el primer día de la creación hasta el sexto, Dios creó los cielos y la tierra, el universo y todo lo que hay en él: toda planta, todo pez, toda bestia, todo animal que se arrastra por la tierra, y en último lugar la humanidad. Dios creó todo en los cielos y la tierra. Y el séptimo día completó Su obra, descansó y bendijo ese día. Esto significa que Dios terminó todo el séptimo día. El pasaje de las Escrituras de hoy nos dice que Dios creó tanto los cielos como la tierra, y que cumplió todos Sus propósitos.
Lo importante no es solo saber que Dios creó el universo de esa manera, sino también creer en ello. Mientras que mucha gente sabe que Dios creó el mundo, no creen en esto necesariamente. Saber y creer son dos cosas completamente distintas. Lo que necesitamos, y lo que nos da vida, es la fe, no el conocimiento.
Dios creó el universo. La fe empieza con creer que Dios hizo el universo. Empieza con tan solo saber, no con creer. Este mundo existe solo porque Dios creó todo lo que hay bajo los cielos. Del mismo modo en que la Biblia dice: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos», Dios creó todo. Como Dios creó todo hasta el séptimo día, pudo descansar y bendijo y santificó este día. Lo que debemos entender en este pasaje es que como Dios continuó Su creación hasta el sexto día, y descansó el séptimo día, este último día es «Su día», no el día de la humanidad. Dios descansó en Su día, lo santificó y lo bendijo.
Podemos encontrar un significado espiritual aquí, que es el siguiente: Dios no descansa hasta que ha terminado todo. En otras palabras, Dios solo descansa cuando termina Su obra. Dios nos creó a los seres humanos y todo lo que hay debajo del cielo hasta el sexto día; esto significa que Dios ha planeado y completado Su perfecta salvación porque sabía que la humanidad pecaría. Lo hizo todo por Sí mismo, desde borrar nuestros pecados hasta traernos la salvación y darnos la vida eterna. Esto es lo que significa el pasaje de las Escrituras.
Algunas personas han malinterpretado el pasaje de las Escrituras y han caído en la decepción. Dicen que el Sabbath debe observarse porque de lo contrario no se puede ser bendecido ni santificado para entrar en el Cielo. Los seguidores de la Iglesia adventista dicen que el séptimo día de Dios empieza con la puesta de sol del viernes y termina con la puesta de sol del sábado. Así que su culto es los sábados. Consideran que es crucial observar el día y la hora. Así que creen en respetar el Sabbath literalmente según este pasaje, para así ser bendecidos, ser santos, encontrar el descanso, recibir la remisión de los pecados y entrar en el Cielo.
Incluso en muchas otras denominaciones protestantes, como la presbiteriana o la metodista, las iglesias no nacen de nuevo del agua y el Espíritu y hacen hincapié en el hecho de observar el Día del Señor, porque Dios descansó el séptimo día. Creen que mientras que creen que Jesús entró en el Cielo, deben también observar el Día de Señor e ir a la iglesia ese día para recibir la remisión de los pecados y vestirse de santidad mediante las oraciones de penitencia. Sin embargo, esto no es lo que significa el pasaje de las Escrituras de hoy, sino que el mensaje es el siguiente: «Dios creó todo y resolvió todos los problemas del pecado y la muerte. Y Dios lo bendijo todo, lo santificó y les dio a Sus criaturas el Sabbath para que descansasen».
¿Qué nos está diciendo esta Verdad?
Dios terminó los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. En otras palabras, el séptimo día, Dios completó todo lo que estaba haciendo. Creó la humanidad y todo lo que hay en el universo en 6 días. Dicho de otra manera, hasta Su día, el séptimo día, completó todo lo que quiso crear.
Por tanto, Dios descansó el séptimo día, y lo bendijo y santificó. Jesús dijo que es el Señor del Sabbath. Es el Señor de la santidad y el Señor de las bendiciones. Nos da el descanso y la santidad a nuestros corazones y cuerpos humanos. In otras palabras, Jesús nos ha bendecido, nos ha dado el descanso y ha resuelto todos nuestros problemas. El que ustedes y yo no tengamos pecados no es una hipótesis. En realidad estamos sin pecado.
¿Quién ha borrado nuestros pecados y la suciedad de nuestros corazones? Jesús lo ha hecho con el Evangelio del agua y el Espíritu. Es Jesucristo quien nos ha dejado sin pecado. Él ha limpiado nuestros pecados. Él ha bendecido nuestros corazones, nuestros cuerpos y nuestras vidas diarias. Nos ha dado el verdadero descanso. Todo esto es gracias a Jesucristo. Dios nos ha dado todas las bendiciones, el descanso y la santidad a todas las criaturas que Él ha hecho. Dios ha completado todo a la perfección. Sin embargo, para encontrar el verdadero descanso, deben creer en la salvación que Jesucristo nos ha dado. En otras palabras, todo el mundo puede recibir la santidad y las bendiciones cuando va a Jesucristo.
¿Quién nos ha perfeccionado? ¿Quién nos ha hecho nacer de nuevo y nos ha convertido en el pueblo de Dios? Ha sido Jesucristo, quien nos ha transformado a los que no éramos más que meras criaturas, y nos ha convertido en hijos de Dios. Nadie puede ser santo por su cuenta por mucho que lo intente. Si confiamos en nuestra fuerza humana, no podemos encontrar el descanso ni ser bendecidos. El que nos santifica, nos da el descanso, y lava nuestros pecados no es otro que Dios, Jesucristo, nuestro Señor.
El pasaje de las Escrituras de hoy nos informa de que Dios ha perfeccionado todo, nos ha dado la remisión de los pecados, nos ha dado el descanso y nos ha permitido ser felices. Debemos creer en esta Palabra. Si intentamos encontrar el descanso por nuestra cuenta, estamos desafiando a Dios, y estamos pidiendo nuestra propia destrucción, y estamos de lado del Diablo. Intentar conseguir la santidad por nuestros propios medios es lo mismo que estar en el equipo del Diablo.
Hace mucho tiempo hubo un pastor que solo dormía dos o tres horas al día, y que se pasaba el resto del día orando arrepentido, orando por su país, leyendo la Biblia y trabajando. Este pastor rezaba toda la noche para borrar los pecados de su corazón, y se quedaba despierto dos noches para preparar un solo sermón. Intentaba presentarse ante Dios con su corazón santificado, e intentó llevar a cabo su ministerio de manera diligente. Y como resultado, enfermó y fue hospitalizado. Como había trabajado tan diligentemente ante Dios, estaba seguro de que Dios le curaría y espero que eso ocurriera.
Sin embargo, sus enfermedades empeoraron y casi murió. Por eso se entristeció y pensó: «¿Por qué Dios no reconoce a la gente como yo? He intentado no cometer pecados, y si aún así los cometí a pesar de mis esfuerzos, oré y ayuné, y ofrecí oraciones de penitencia. He trabajado duro para Dios, ¿por qué no me cura?». Cuando murió dejó sus últimas palabras: «Me he dado cuenta de un misterio apasionante. Descansar en el momento adecuado también es hacer la obra de Dios. Trabajar sin descanso no significa hacer la obra de Dios bien. Hay que descansar cuando se necesite. Si hubiera descansado más veces y hubiera sido más sabio, habría conseguido muchas más cosas antes de morir. Pero como descansé poco y trabajé demasiado, he enfermado y ahora estoy al borde de la muerte. Así que aprendan de mí y descansen cuando estén cansados».
La remisión de los pecados se recibe al creer que Dios ha borrado todos los pecados, y no al intentar borrarlos por uno mismo. Deben darse cuenta de que sus corazones son malos y arrogantes si piensan: «He vivido con rectitud, he orado y así he encontrado a Dios. Así que por mis propios esfuerzos soy una persona justa, ¿o no?». Todo el mundo debe darse cuenta de que solo Jesucristo puede hacernos justos y darnos el descanso.
Nadie en este mundo puede ser santificado al ofrecer oraciones de penitencia, ni tampoco puede ser santo al cumplir la Ley, por mucho que lo intente. Muchas personas saben que no pueden ser santas al intentar cumplir la Ley o al ofrecer oraciones de penitencia. Así que combinan su fe con lo siguiente: «Un cristiano bueno cree en Jesús, ofrecer oraciones de penitencia y cumple la Ley». Otras personas dicen: «Cuando creemos en Jesús, nuestro pecado original desaparece, y aunque no podemos ser redimidos de nuestros pecados diarios mediante oraciones de penitencia, cuando las ofrecemos, Jesús ora en nuestros nombre mientras está sentado a la derecha de Dios Padre. Así que al creer en Jesús, somos santificados». En otras palabras, se inventan una fórmula para la remisión de los pecados y añaden las oraciones intercesoras de Jesús. En términos humanos, esta fórmula parece una idea brillante. Pero desde el punto de vista espiritual no tiene sentido.
Cuando nuestro Señor estaba en este mundo, borró todos los pecados del mundo al ser bautizado y morir en la Cruz. Después de ser bautizado, morir en la Cruz y resucitar de entre los muertos, Jesús ahora está sentado a la derecha de Dios Padre. Esto es correcto, pero no debemos creer que borra nuestros pecados desde el trono cuando oramos: «Señor, por favor, perdona mis pecados», cada vez que pecamos.
Por supuesto Jesús ora a Dios Padre en nuestro nombre. Cuando Su pueblo redimido está en problemas o no tiene conocimiento espiritual, el Señor ora a Dios Padre por nosotros: «Padre, esos santos están yendo por el mal camino, porque no saben cómo recibir Tus bendiciones. Llévales por el buen camino, dales fe espiritual, y restaura su fe. Ayuda a Tu pueblo que ha recibido la remisión de los pecados». Jesucristo ora de esta manera. Pero sus corazones solo pueden descansar si desaparecen todos sus pecados. La razón por la que nuestros corazones pueden descansar en paz de nuestros pecados, de la condena y de la maldición es que conocemos a Jesucristo y sabemos que nos ha redimido por completo. Solo por creer que nos ha redimido de todos los pecados, nuestras almas pueden descansar.
Si no se dan cuenta de que el Señor les ha dado el Reino de los Cielos, no podrán descansar. Entonces se levantarán a media noche para obrar, no descansarán lo suficiente, siempre estarán luchando por seguir adelante y mantendrán las convicciones religiosas en las que siempre habían confiado. Pero si creen en Dios y saben que el Señor ha borrado todos sus pecados, podrán tener descanso en sus corazones gracias al Señor. Al creer en Jesucristo y Dios Padre estamos bendecidos, y al creer en que el Señor ha borrado todos nuestros pecados con el agua y el Espíritu, podemos alcanza la santidad. Por eso Dios descansó el séptimo día y bendijo este día después de crear los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos en seis días.
El pasaje de las Escrituras de hoy menciona a Dios en repetidas ocasiones. Esto significa que Dios lo creó todo. Dios ha resuelto nuestros problemas físicos en este mundo al intervenir en nuestro favor. En otras palabras, Dios nos ha dado el descanso, nos ha bendecido y ha resuelto el problema de nuestros pecados. Debemos creer en esto para ser bendecidos y santificados y así disfrutar del descanso verdadero.
El Señor del Sabbath es Dios. El número siete, el descanso, las bendiciones, y la santidad pertenecen a Dios y esto es lo que Dios nos ha dado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque ahora nos reunimos un día a la semana y descansamos, adoramos a Dios, escuchamos Su Palabra y compartimos los unos con los otros, esto no significa que vayamos a ser bendecidos o a encontrar el descanso verdadero en nuestros corazones. Sino que como Dios nos ha dado la remisión de los pecados, y las bendiciones de la vida eterna, y nos ha dado el descanso verdadero, podemos reunirnos un día y alabar a Dios, escuchar la Palabra y meditar sobre ella. En otras palabras, nos reunimos el Día del Señor para dar gracias a Dios por bendecirnos. Para darle gracias y alabarle por darnos Sus bendiciones, darnos el descanso y borrar sus pecados, podemos reunirnos y escuchar Su Palabra de nuevo para meditar sobre ella. Por eso observamos en Día del Señor.
El Señor nos ha dado tres bendiciones: la bendición del descanso verdadero, la bendición celestial de ser hijos Suyos, y la bendición de ser santificados. Deben darse cuenta de que el Día del Señor es un día a la semana que se ha escogido para glorificar a Dios y alabarle, y que con tal solo observar este día no pueden recibir esas tres bendiciones. Como creemos en que Dios ha borrado nuestros pecados y como estamos agradecidos por ello, hemos escogido un día de la semana para adorarle.
Hay una diferencia de 14 horas entre Corea y Nueva York. Con Moscú hay una diferencia de 4 horas. Si es domingo a las 6 de la mañana en Corea, en la costa Este de Estados Unidos son las 4 de la tarde del sábado, y en Moscú es la 1 de la mañana del domingo. Así que, dependiendo del país, el Sabbath tiene lugar en diferentes momentos. Si viajan en avión, deben cambiar la hora, lo que puede provocar que estén en Sabbath dos veces. Cuando cruzamos las líneas horarias internacional, observar el Sabbath según la hora local puede convertirse en un problema. Pero uno no es bendecido por observar un día de la semana en particular. Deben darse cuenta de que Dios nos ha bendecido este día, y que no son bendecidos al observar un día u hora. Asimismo deben creer que Dios les ha dado Su día de descanso y les ha bendecido y limpiado de sus pecados.
El número siete es el número de Dios. El número 6 es el número de la humanidad. Dios creó a la humanidad el sexto día. Así que cuando pasamos al libro del Apocalipsis, vemos que un hombre hace que la gente reciba la marca del 666 y así intenta tomar el puesto de Dios. La Biblia nos dice que este hombre es el Anticristo. Solo Dios descansó el séptimo día cuando creó los Cielos y la tierra. Esto no significa que todo y todos descansaran ese día. En otras palabras, Dios es quien lo completó todo, resolvió todos los problemas, y descansó el séptimo día de la Creación. Por eso, al creer en Dios, podemos recibir el descanso y disfrutarlo.
Cuando estamos molestos y preocupados, ¿dónde encontramos el verdadero descanso? En tiempos como este, encontramos descanso cuando creemos en Dios. Como cuando llamamos a Dios, creemos en Él y le confiamos nuestros problemas, nuestros corazones pueden descansar. Dios ha borrado nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu. Gracias a Dios estamos sin pecados. ¿Tienen pecados en sus corazones? Han encontrado el verdadero descanso por creer en Dios. No hay descanso a no ser que creamos en Dios. Nadie tiene el poder de la remisión de los pecados, solo Dios puede borrarlos, y por tanto solo podemos descansar si creemos en Él.
¿Quién es este Dios? Es Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo. Este Dios de la Trinidad acabó los cielos y la tierra perfectamente, así como todo lo que hay en ellos.
¿Y Satanás? ¿También creó Dios al Diablo desde el principio?
Dios no creó a Satanás tal y como es ahora. Dios lo hizo todo bien, y les dio libre albedrío a todas las criaturas espirituales. Sin embargo, el líder de los ángeles retó a Dios y se convirtió en el Diablo que fue arrojado del Cielo. Dios no hizo que el Diablo cayese diciéndole que hiciera algo malvado. Nuestro Dios no es así.
¿Qué hay de malo con que el Todopoderoso ayude a los perdidos y quiera ser glorificado a través de los pobres de espíritu? Dios Todopoderoso lo creó todo a la perfección y lo bendijo todo, pero ¿debemos culparle por eso? No, por supuesto que no. Dios quiso que estuviésemos bendecidos al creer que Él es el Dios que nos da la santidad y las bendiciones, y quiso darnos la vida eterna y el descanso, y bendecirnos a todos. Dios también quiso ser glorificado a través de Sus criaturas.
Así es como Satanás surgió: Lucifer era el jefe de todos los ángeles. Era el comandante de los ángeles que ordenaba a sus subordinados que llevaran a cabo la obra de Dios. Así que se pueden imaginar que Lucifer tenía a muchos ángeles trabajando para él. Por tanto, nadie era más importante que él excepto Dios, y eso le hizo rebelarse contra Dios e intentar vencerle para convertirse en Dios. Así que Lucifer reunió a todos sus ángeles y retó a Dios diciéndoles: «Aunque Dios sea Todopoderoso, podemos unirnos contra Él y vencerle». Muchos de esos ángeles acabaron retando a Dios.
Entonces Dios dijo: «¿Me estás retando? ¿Quieres ocupar Mi lugar? ¿Te levantarás hasta el Cielo? No, bajarás hasta el Hades. Te he dado un puesto glorioso y te he bendecido, y aún así me desafías. Sois Mis criaturas, Yo os he creado, pero no me reconocéis. Os voy a enseñar una lección. Os voy a demostrar que soy el Juez que distingue el bien del mal». Así Dios expulsó a Lucifer y a los ángeles que le siguieron. Y como resultado, estos ángeles se convirtieron en espíritus malvados, llamados demonios, y Lucifer se denomina Satanás o el Diablo.
Después de esto, los ángeles malvados que fueron expulsados por Dios, tentaron a la humanidad. Bajo la apariencia de una serpiente, Satanás le dijo a Eva: «Eva, ¿de verdad te ha dicho Dios que no comas del árbol del conocimiento del bien y del mal? Si comes de él, serás como Dios. Por eso Dios no quiere que comas de su fruto. Así que pruébalo». Incluso después de ser expulsado del Cielo, Satanás no se arrepintió y siguió desafiando a Dios.
Aunque no está escrito claramente en la Biblia, teniendo en cuenta que la creación de la humanidad aparece en la Biblia, y la de los ángeles o demonios no, podemos deducir que los humanos fueron creados después de los ángeles. Entonces se preguntarán: «¿Por qué no dejó constancia de esto Dios?». La Biblia no puede contener todo en poco espacio. Sin embargo, Dios dejó escrito en las Escrituras todas las Palabras necesarias para nuestra salvación, y no se dejó nada. La Biblia dice que si se escribiera todo lo que Dios creó en el universo, no habría suficiente espacio en todo el espacio (Juan 21, 25).
Después de que todos los ángeles hubieran sido expulsados del Cielo, Dios mostró dos aspectos de Su divinidad: demostró ser Juez de Satanás y sus seguidores, y creó a la humanidad para darle Su gracia y amor y para manifestarse como el Dios Misericordioso. Por tanto, a través de lo que Dios ha hecho para nosotros y lo que le hizo a Satanás, podemos saber qué tipo de Dios es. Nuestro Dios es el Dios del juicio, el Dios Todopoderoso del amor.
Satanás tentó a Adán y a Eva para que comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal. Aunque les dijo que serían como Dios si comían del árbol, esto no era posible. ¿Por qué tentó Satanás a la humanidad? Porque el Diablo había desafiado a Dios y fracasó, y por eso ahora siempre hace lo contrario a la voluntad de Dios. Vio que Dios, al haber creado a la humanidad, quería descansar y la bendijo y la santificó. Por eso Dios atacó a la humanidad. Sin embargo, Dios ya sabía que Sus criaturas le desafiarían, y por eso vio que la humanidad caería en el pecado al ser tentada por Satanás, Por eso Su prioridad fue la salvación. Cuando Dios creó la humanidad, la hizo a Su imagen. Por eso Dios creó a la humanidad sabiendo de antemano que Satanás la atacaría, y al darnos Su gracia, manifestó Su amor y misericordia, y a través de los que creemos en Él, Dios es glorificado.
¿Le dijo Dios a la humanidad que no comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal porque tenía miedo de que fuera como Él? No. Lo dijo para demostrar que es el único Ser Supremo que conoce el bien y el mal. Está mal que juzguemos el bien y el mal según nuestra opinión humana. Si los seres humanos tienen su propia idea del bien y del mal, cambia constantemente, porque definen como bueno lo que les beneficia y lo que no, es malvado para ellos.
Pero el bien y el mal según el Ser Absoluto nunca cambian. Para dejar claro a la humanidad que solo Él es el Ser Absoluto, que solo Él conoce el bien y el mal, Dios les dijo a Adán y Eva que no comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal. En otras palabras, Dios dejó claro que la humanidad no debía desafiar Su poder. Dijo que quien lo hiciera moriría. Como Dios es el Ser Supremo, no tolera que nadie le desafíe. Por eso les dijo a Adán y Eva que no comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Sin embargo, Satanás se levantó contra la voluntad de Dios e hizo que la humanidad comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal. Lo hizo porque Dios le había vencido anteriormente. Por eso desafió a Dios a través de la humanidad y así intentó sofocar la voluntad de Dios haciendo el mal en la humanidad. Pero Dios sabía todo esto, porque es omnisciente y omnipotente. Por esa razón Dios permitió que Satanás llevase a cabo su plan, y cuando la humanidad comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, Jesús vino al mundo como nuestro sacrificio y expió todos nuestros pecados. Como Jesús fue condenado a cambio de perdonar nuestra destrucción, se cumplieron los dos requisitos del juicio de Dios y de Su amor. En otras palabras, como Jesucristo vino al mundo, cargó con nuestros pecados al ser bautizado, y fue condenado en la Cruz, Dios manifestó que es a la vez el Dios del juicio y el Dios de la salvación. A través del bautismo de Jesucristo y Su muerte en la Cruz, Dios cumplió estas dos leyes. Por tanto Dios nos ha santificado y dado fuerzas.
Hace un tiempo, una denominación se hizo bastante famosa en Corea y tuvo mucha influencia. Esta iglesia decía: «Lucifer se convirtió en un demonio por desafiar a Dios, y por eso fue expulsado. Incluso hoy en día estos demonios entran en los corazones de las personas. Aunque Satanás hizo que la humanidad cometiera pecados, Jesucristo tomó todos esos pecados y fue condenado por ellos en la Cruz, por lo que venció al Diablo con Su poder. Además también nos ha dado el poder de vencer a los demonios y por eso expulsamos demonios en nombre de Jesús». Así que los seguidores de esta iglesia hacían rituales de exorcismo siempre y oraban para expulsar demonios. Antes de compartir la Palabra, gritaban para expulsar demonios: «¡Fuera, demonios!». El último día de un retiro de este grupo, el representante del grupo se levantaba y todos los fieles se acercaban a él. Entonces el pastor les daba una palmada en la frente y decía: «¡En el nombre de Jesucristo te ordeno que salgas, Satanás!». Esta claro que estos pastores mismos están poseídos por demonios.
Nosotros, los nacidos de nuevo, no les decimos a las almas en primer lugar: «¡Salid, demonios!». Sino que les hablamos del Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando les predicamos sobre cómo Jesús borró sus pecados, los demonios salen corriendo. Si alguien simplemente acepta el Evangelio del agua y el Espíritu, ningún demonio puede entrar en esa persona. Esto se debe a la misericordia, el amor, la santidad, las bendiciones y el descanso de Dios que están dentro de este Evangelio del agua y el Espíritu. Un pastor de Corea dice ser un experto en expulsar demonios y dice con un sonido extraño: «¡Sal, demonio!». Pero, ¿acaso se expulsan los demonios cuando se les dice que salgan?
Cuando la gente busca cosas sucias espiritualmente, Satanás obra en su corazón. ¿Creen que un demonio puede entrar en los que han nacido de nuevo de verdad? No, un demonio nunca puede entrar en el corazón de un nacido de nuevo (1 Juan 5, 18). Ningún demonio puede entrar en el corazón de alguien que ha recibido la remisión de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Después de todo, ¿cómo puede un demonio entrar en el corazón donde vive el Espíritu de Dios? No puede. Por supuesto, cuando estamos espiritualmente confusos y no distinguimos, Satanás puede atormentarnos desde fuera de nuestros corazones, y puede confundirnos más, pero eso es todo lo que puede hacer. A través de Su agua y sangre, nuestro Dios nos ha santificado, nos ha dado fuerzas y nos ha bendecido. Si a pesar de esto, todavía piensan que esto es insignificante, no podrán recibir la remisión de los pecados y les será imposible alcanzar el descanso de Dios, la santidad y las bendiciones.
Dios es el Ser Absoluto
Dios es el Ser Absoluto. Este Dios Absoluto nos ha dado el descanso, nos ha santificado y bendecido. ¿Creen en esto, mis queridos hermanos? Dios lo creó todo desde el primero hasta el sexto día de Su Creación, y el séptimo día descansó. En Su plan de salvación, Dios ha cumplido toda justicia. De hecho, Jesucristo cumplió el Nuevo Testamento por completo para la raza humana.
Adán y Eva en el Antiguo Testamento recibieron la remisión de los pecados. Aunque habían caído, Dios los cuidó, los vistió con vestiduras de piel y les hizo ofrecer sacrificios para salvarlos. Así que, entre sus descendientes, Abel y Set siguieron la fe de sus padres y ofrecieron sacrificios. Cuando pasamos al sistema de sacrificios del Tabernáculo, que Dios estableció más tarde, vemos que la ley del pecado está escrita de manera más detallada. En ella un pecador tenía que pasar sus pecados a un animal mediante la imposición de manos (Levítico 1, 3-5). Esto es un avance del hecho de que Jesús tomaría los pecados del mundo mediante la imposición de manos en Su bautismo.
Sin embargo, los cristianos de hoy en día no han pasado sus pecados a Jesús al creer en Su bautismo, sino que solo creen en Su sangre derramada en la Cruz, y omiten Su bautismo del Evangelio original. Esto significa que el Evangelio está corrupto. Adán y Eva sabían que Dios había redimido todos sus pecados al matar un animal en su lugar, y por eso creyeron en ello. Después de la caída, Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». Como Él sabía que había incumplido Su Palabra, dijo: «Comiste del fruto del que te prohibí comer. ¿Quién te ha hecho comer de él?».
Eva contestó: «La serpiente me hizo comer». Entonces Dios le dijo a la serpiente: «Serás maldita. Y vivirás toda tu vida arrastrándote por el suelo y comiendo polvo». En otras palabras, Dios maldijo al Diablo y le hizo alimentarse de los pensamientos carnales de la humanidad. Por eso Satanás posee a la gente que no tiene cuidado con sus pensamientos. Si una persona come demasiada levadura carnal, morirá por su veneno. Mientras que los demonios obran en los pensamientos humanos, Dios obra en los corazones que creen en Su Palabra.
El árbol de la vida se refiere a Jesucristo. El árbol del conocimiento del bien y del mal se refiere a la Ley. Quien no haya recibido la remisión de los pecados no puede evitar se esclavizado por la Ley, ni puede evitar el juicio de Dios. Dios hizo que todo el mundo estuviera bajo la Ley antes de encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu, y les dejó que fueran libres de esta Ley creyendo en este Evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos ha dado la remisión de los pecados, nos ha dado fuerzas, nos ha dado la vida eterna, el descanso y nos ha bendecido.
¿Y ustedes? ¿Han sido bendecidos por Dios? Los santos nacidos de nuevo deben darse cuenta de que han sido bendecidos. Dios les ha bendecido, y les ha dado el verdadero descanso. Los que creen en esto descansarán en el Reino de Dios para siempre. Habrán obtenido la vida eterna por fe. Somos santos porque Dios nos ha hecho santos. ¿Está su corazón sin pecados? Entonces les pido que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu, y que reciban la remisión de los pecados en sus corazones, los limpien y descansen. En otras palabras, les deseo que encuentren el verdadero significado del día del Sabbath.