(Génesis 3, 1-6)
«Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho. La cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis». Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella».
¿Existe Satanás de verdad?
A través del capítulo tres del Libro del Génesis, Dios nos está diciendo que Satanás existe y que ha tentado y engañado el hombre para que no crea en Dios y caiga en el pecado, y así ha introducido el pecado en el corazón humano.
Cuando leemos los capítulos uno y dos del Génesis, podemos ver cómo Dios creó a cada animal según su género, pero no dice que Dios creara a Satanás. Tampoco dice que creara a los ángeles.
Sin embargo, cuando pasamos al capítulo tres, habla de la serpiente, y podemos ver cómo la serpiente hizo que Adán y Eva desobedecieran la Palabra de Dios y comiesen del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. En este momento conocemos al Diablo, cuya obra está contra Dios. Está escrito: «¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?».
Al ver lo que la serpiente ha hecho, podemos entender que el Diablo utilizó a una criatura de la creación de Dios para cumplir su voluntad. Dicho de otra manera, cuando Dios difunde el Evangelio, Satanás se levanta contra Dios mediante sus intrumentos, que le obedecen.
En Génesis 2, 17 Dios dijo: «Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». Cuando comparamos esta Palabra con la que Satanás dijo a Adán y Eva, podemos ver las artimañas de Satanás que hicieron que Eva desobedeciera el mandamiento de Dios. Satanás le dijo a Eva: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
¿De verdad dijo esto Dios? Dios creó todos los árboles frutales del Jardín del Edén, pero ¿les dijo a Adán y Eva que no comiesen del fruto de todo árbol? ¿O les dijo que no comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal? Les prohibió que comiesen del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Satanás le dijo a Eva: «¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?».
Aquí podemos ver las artimañas del Diablo. El Diablo cambia la Palabra de Dios para inyectar su veneno en la gente. En otras palabras, Satanás añade o quita cosas a la Palabra de Dios y así hace que la gente no crea en ella. Así que incluso hoy en día, el Diablo sigue distorsionando la Palabra de Dios y con sus trucos lleva a mucha gente a creer en mentiras.
Echen un vistazo a los falsos predicadores del cristianismo de hoy en día. ¿Acaso los siervos de Satanás de todo el mundo no mienten cuando dicen que creen en Dios y en Su Palabra? Cuando el calvinismo propaga doctrinas como la de la predestinación, la de la elección, la justificación y otras muchas, lo hace citando la Biblia. Por eso el Diablo obra con la Palabra de Dios y distorsiona la Verdad añadiendo y quitando cosas.
Dios les dijo a Adán y Eva que comiesen de cualquier árbol del jardín, excepto de uno: les prohibió que comiesen del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Entre los frutos que Dios les dijo que comieses, también estaba el árbol de la vida. Sólo les prohibió que comiesen del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
¿Por qué dijo Dios a Adán y Eva que no comiesen del fruto de este árbol? Porque Dios quiso que los seres humanos aceptaran en Su juicio y confiarán en él, y que vivieran por fe en vez de juzgar el bien y el mal por sí mismos, como Dios. Dios nos hizo el árbol del conocimiento del bien y del mal por ninguna otra razón. Creó este árbol para que el hombre no se exaltara por encima de Dios, y así no cometises el pecado arrogante de juzgar a Dios por sí mismo. Por eso todo el mundo que se deja engañar por las artimañas del Diablo acaba cometiendo el pecado de la arrogancia y se rebela contra Dios.
Génesis 3, 2-3 dice: «Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis».
Podemos ver cómo Eva empezó a añadir y quitar elementos de la Palabra de Dios, en vez de creer en ella tal y como es. Dios dijo: «El día que comáis de él, moriréis seguro», pero Eva dijo: «No sea que muráis». La primera afirmación deja claro que la muerte es segura, mientras que la segunda sólo asume que es una posibilidad. Además, Dios especificó claramente que el árbol prohibido era el «árbol del conocimiento del bien y del mal» que había en el centro del jardín, pero Eva lo describió simplemente como el «árbol que hay en el centro del jardín», lo que indica que no creyó en la Palabra completamente. Eva dijo esto aunque en el centro también estaba el árbol de la vida. Adán y Eva no creyeron en la Palabra. No creer es un pecado.
¿Qué creen que es el pecado? ¿Creen que desobedecer la Palabra de Dios es un pecado? Sin embargo, es un pecado aún mayor no creer en la Palabra de Dios. De hecho, el mayor pecado es no tener fe en la Palabra de Dios. El no creer es el origen del pecado, su semilla y su causa. No creen en la Palabra de Dios es el mayor pecado de todos. Aunque Dios dijo que Adán y Eva morirían, Eva dejó una posibilidad abiera diciendo: «No sea que muráis». ¿Cómo empezó el no creer?
Empezó cuando Eva escuchó las palabras del Diablo. Cuando Satanás le preguntó: «¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?», Eva ya estaba confundida y por eso contestó: «Dios dijo: “No sea que muráis”». Cuando uno es atrapado por los trucos de Satanás, su fe se corrompe.
Por eso debemos conocer la respuesta adecuada y saber lo que Dios dijo. ¿Cómo ha borrado Dios nuestros pecados? Los ha borrado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Como Jesús tomó todos los pecados del mundo al ser bautizado, y pagó el precio del pecado al derramar Su sangre y morir en la Cruz, todos los que creemos en esto estamos sin pecado. Sólo esto es la Palabra de la Verdad.
Si los siervos de Satanás nos dicen: «Podéis dejar de lado el bautismo y aún así vuestros pecados serán borrados y podréis recibir la salvación» y acabamos estando de acuerdo con esto diciendo: «Bueno, supongo que eso es aceptable», entonces esto significa que hemos caído en la trampa de Satanás. En otras palabras, una diferencia de una sola palabra puede llevar a diferentes conclusiones.
Hay muchos cristianos en este mundo. Todos dicen que irán al Cielo si creen en Jesús, y todos creen que Jesús es su Salvador. Aunque todo cristianos cree en esto, ¿qué pasaría si alguien no reconociese que sus pecados fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado? Si un cristiano cree sólo en la sangre de la Cruz, será arrojado al infierno. Esto se debe a que no cree en lo que el Señor ha hecho por él. Esta persona comete el mismo pecado que cometió Eva cuando Satanás la tentó. Cuando observamos la fe cristiana de este mundo, podemos ver a muchas personas que no pueden encontrar a Dios aunque crean en Él, porque su fe es así.
Por eso las palabras que escuchan son muy importantes. Si vienen a la Iglesia de Dios, escucharán la Palabra de Dios y la predicarán, pero si van a una iglesia que no predique la verdadera Palabra de Dios, sino algo parecido, sus almas perecerán. Si la Iglesia de Dios predicara un evangelio distinto al Evangelio del agua y el Espíritu, todo el mundo dentro de la Iglesia vería como su fe muere. Por eso no creer en la Palabra de Dios es un gran pecado. ¿Y qué hay de nosotros? ¿Creemos de verdad en la Palabra de Dios de todo corazón? No creer en la Palabra de Dios es un pecado. Nuestras almas no van al infierno porque cometamos un pecado escabroso, sino por no creer en la Palabra de Dios. La blasfemia contra el Evangelio del agua y el Espíritu es la blasfemia contra el Espíritu Santo (Hebreos 10, 26-29).
En la Palabra, debemos darnos cuenta de cómo Satanás ha engañado a la gente y la ha destruído. Cuando algunas personas se encuentran con el Evangelio del agua y el Espíritu, lo intentn negar diciendo: «Todo cristiano confiesa que Jesús es su Salvador aunque sólo crea en la sangre derramada en la Cruz. Así que ¿significa que todos estos cristianos van a ir al inferno? Si la historia del cristianismo tiene 2000, ¿cuándo se empezó a predicar este Evangelio del agua y el Espíritu?».
El Evangelio del agua y el Espíritu es el verdadero Evangelio que Jesús predicó. Los apóstoles y los discípulos predicaron este mismo Evangelio. Sin embargo, cuando el período de la Iglesia Primitiva se terminó, es decir, cuando el cristianismo entró en la era de los Padres de la Iglesia, los que predicaban el Evangelio del agua y el Espíritu desaparecieron. En el período que va desde el nacimiento de Jesús hasta el 313 d.C, cuando se emitió el edicto de Milán, el Evangelio verdadero había estado presente y se había mantenido, pero después desapareció.
Esto ocurrió cuando la cizaña que el Diablo sembró creció más que el trigo y acabó devorándolo. Como el Diablo evitó que la gente creyera en esta Palabra de Dios por completo, esto es lo que ha ocurrido hoy en día. Si ustedes y yo no hubiésemos creído en la Palabra de Dios que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, también habríamos sido destruídos al final porque nuestros corazones estarían todavía en nuestros corazones. Sin embargo, ustedes y yo creímos en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, y así pudimos recibir la remisión de los pecados y disfrutar de la vida eterna. Doy gracias a Dios por esto.
Incluso ahora, aunque muchos cristianos digan que están predicando el Evangelio del Cielo, siguen predicando el Evangelio de la muerte. Por ejemplo, los testigos de Jehová dicen que sólo creen en Jehová, porque Él sólo es Dios, y Jesús no es Dios. Están son las palabras del Diablo. La Iglesia Presbiteriana es una denominación basada en el calvinismo, y por eso nunca le ha dado importancia al bautismo de Jesús, ni a creído en él. La razón por la que los seguidores de estas denominaciones no aceptan el Evangelio del agua y el Espíritu es que cuando les predicamos sus mentes están confundidas por culpa de Satanás.
Por eso debemos corregir esta fe falsa. Debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todos los cristianos, para que se entiendan la Verdad que les salva de sus pecados.
Pasemos a Hechos 2, 38: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo». Somos bautizados como confesión de nuestra fe, pero el Señor ha borrado sus pecados con la sangre y el agua. Cuando recibimos la remisión de nuestros pecados podemos recibir el don del Espíritu Santo. No importa si fueron bautizados por un ritual o no, lo que importa es si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, porque sólo así pueden recibir la remisión de los pecados.
Y aunque no hayan sido bautizados físicamente, si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, han recibido la remisión de los pecados. Somos bautizados para confesar nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, el Diablo engaña a los cristianos diciéndoles que pueden recibir la remisión de ls pecados automáticamente si se arrepienten y se bautizan. Las artimañas del Diablo son muy astutas. Incluso los expertos de la Biblia no pueden ver estos trucos. Esto se debe a que el Diablo les ha engañado.
Por tanto, mientras vivimos en este mundo, si no predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu y exponemos los planes de Satanás, mucha gente no podrá ser transformada. Debemos averiguar cómo los cristianos están siendo engañados y explicárselo. Si consideramos la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu como una doctrina, y no se la explicamos a otros, no sacaremos ningún beneficio. Por eso siempre explico la Palabra de Dios cuando la predico.
El problema de mucha gente es que sus corazones no temen a Dios. Así que en vez de creer en la Palabra de Dios, la interpretan a su gusto y así su fe acaba siendo en vano. Como la gente no cree según el verdadero Evangelio que enseña la Palabra de Dios, es decir el Evangelio del agua y el Espíritu, hay pecados en sus corazones. Y como hay pecados en sus corazones, no tienen el Espíritu Santo dentro y sufren mucho.
Entonces ¿por qué escribió Dios sobre los planes de Satanás en el Libro del Génesis? Lo hizo para enseñarnos una lección: «Satanás añadió y quitó partes de la Palabra para que la humanidad no creyera de la manera correcta. Por eso la gente no cree, cae en el pecado, sufre y está destinada al infierno Evangelio del agua y el Espíritu». Dios nos está enseñando esta lección y nos inspira para que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu de acuerdo con Su Palabra.
Así que a no ser que aprendamos la Palabra de Dios verso por verso, no podremos vencer al Diablo, porque no conoceremos sus artimañas. Por eso debemos conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, y sólo entonces podemos saber por qué los demás no creen.
Algunas personas piensan: «¿No deberíamos estar con estos creyentes para saber en lo que creen?», pero hay demasiadas denominaciones y sectas en el cristianismo que no podemos examinarlas todas. Es imposible, aunque dedicásemos todas nuestras vidas a esta labor. Incluso si viviésemos 70 ó 80 años, no podríamos investigarlas todas. Así que, a través de la Palabra de Dios, debemos aprender la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu con todo detalle y vivir en la Verdad.
Está escrito: «Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis». Como la mujer no se aferró a la Palabra de Dios, la serpiente la envenenó de inmediato. El hecho de que Eva dijera: «No sea que muráis» demuestra que no creía en la Palabra de Dios. Por eso la serpiente aprovechó para introducir sus mentiras. Engañó a Eva diciendo: «No morirás». Y como Eva no tenía fe, acabó creyendo a Satanás y pecó.
Cuando a la gente se le ocurre un plan para hacerse rico rápidamente y piensa: «Esto parece un negocio lucrativo», hay personas que se aprovechan de esta gente y les dice: «Le garantizo que tendrá exito al 100 %. Ganará un montón de dinero con este negocio». Así que se lo creen e invierten en ese negocio. Sin embargo, tarde y temprano acaban arruinándose.
Debemos aceptar todo lo que Dios dijo al 100 % por fe. Pero debemos darle la vuelta a todo lo que dice Satanás. Si el Diablo dice que no moriremos, en realidad moriremos seguro. Lo que dice el Diablo no ocurrirá, y por eso debemos saber que siempre dice lo contrario a la verdad. En el versículo 5 Satanás tentó a Eva diciendo: «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal». ¿Qué demuestra esto? Demuestra que el Diablo está revelando sus motivos reales.
La verdad sobre Satanás
En Isaías está escrito: «Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones Tú que decías en tu corazón: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?» (Isaías 14, 12-17).
Aquí se dice que un ángel llamado Lucifer, hijo de la mañana, cayó del Cielo. La causa está explicada en Isaías 14, 13, que dice:
«Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo;
en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré,
a los lados del norte».
En otras palabras, había una ángel que servía a Dios como secretario en el Reino de los Cielos, pero era arrogante y conspiró contra Dios junto con otros ángeles para desafiar a Dios. Quería ocupar el lugar de Dios. Por esto fue expulsado del Cielo y confinado en la tierra, donde se convirtió en Satanás, el líder de todos los espíritus malvados.
¿Cuál es la intención del Diablo en el Génesis cuando tienta a Adán y Eva? Su objetivo es convertirse en Dios.
Cuando Dios les dijo a Adán y Eva que no comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal, quiso decir que no debían juzgar el bien y el mal por sí mismos. Por eso Dios les dijo que no comiesen del árbol. Pero Satanás le dijo a Eva: «Si comes de ese árbol, se abrirán tus ojos. Y serás como Dios». En la creación de Dios, Satanás intentó desafiar a Dios engañando a la humanidad. Cuando el Diablo le dijo a Eva: «Dios sabe que el día que comáis de él, se abrirán vuestros ojos, y seréis como Dios y conoceréis el bien y el mal», estaba desafiando a Dios a través de la humanidad, ya que él ya había sido expulsado del Cielo por desafiar a Dios e intentar compararse a Él. Dicho de otra manera, Satanás planta la duda en los corazones de la gente para que no crean en Dios y nos utiliza para levantarse contra Dios. El objetivo del Diablo es desafiar a Dios y levantarse contra Él.
¿Qué hicieron al final Adán y Eva? ¿Acaso no comieron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal? Sí, los dos comieron ese fruto. Pero ¿se convirtieron en Dios después de comer el fruto? ¡No! Al contrario, fueron miserables.
Ustedes y yo somos descendientes de Adán y Eva, que comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal. Nuestros antepasados comieron ese fruto, pero ¿de verdad conocemos el bien y el mal? En vez de saber lo que está bien y lo que está mal, todo lo que consiguieron fue juzgar las cosas por sí mismos. Hemos abandonado a Dios y hemos cometido el pecado de juzgar el bien y el mal por nuestra cuenta. Esto es una gran ofensa.
Sólo Dios puede determinar el bien y el mal, porque es el Ser Absoluto. Pero como los seres humanos comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal, establecieron su propia idea del bien y del mal y por lo tanto juzgaron lo que Dios había hecho y se negaron a creer en ello.
Como los seres humanos se negaron a creer en la Palabra de Dios y se levantaron contra ella, se merecen ser siervos de Satanás y ser arrojados al infierno con el Diablo. En otras palabras, los que cayeron en la tentación de Satanás se merecen ser Sus siervos y ser arrojados al infierno con él, mientras que los hijos de Dios que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios, se merecen ir Su Reino. Algunas personas protestan y dicen: «¿Qué mal he hecho yo, a parte de no creer, para se arrojado al infierno?». Sin embargo, no sólo no creyeron, sino que intentaron ser como Dios, y esto es un pecado grave. Los budistas intentan alcanzar el nirvana a través del ascetismo, pero, ¿se puede alcanzar el nirvana de verdad? Intentar ser como Dios es el mayor pecado.
Los seres humanos deben temer a Dios. Deben honrar a Dios, amarle, creer en Él, seguirle, y admitir que sólo Él es el Ser Absoluto. Y deben darse cuenta de que sólo la Palabra de Dios es la Verdad, la bondad de Dios es la única verdadera bondad, y los que Dios dice que es malo, es malo. Y deben creer en esto. ¿Por qué? Porque es el Ser Absoluto, el Creador que nos hizo, siempre bueno, santo y verdadero.
Nosotros somos insuficientes. Por eso no podemos juzgar la Palabra de Dios según nuestros propios principios. Basar la Palabra de Dios basándonos en nuestros propios principios es imprudente.
¿Cómo entró el pecado en el mundo? A través del capítulo 3 del Libro del Génesis podemos ver que el pecado entró en nosotros por Satanás. El pecado entró en la humanidad cuando el Diablo cambió la Palabra de Dios, y así impidió que pudiéramos entender la Palabra de Dios correctamente. En otras palabras, como el Diablo hizo que la humanidad creyera en sus palabras en vez de la Palabra de Dios, el pecado entró en el corazón humano. Como Satanás hizo a la humanidad orgullosa, se levantó contra Dios.
A través del pasaje de las Escrituras de hoy, debemos darnos cuenta de cómo el pecado entró en la humanidad. La razón por la que mucha gente no puede creer en Dios es que han creído en doctrinas falsas todo este tiempo. Así que podemos ver lo importante que es creer correctamente desde el principio. Y ustedes pueden darse cuenta de lo difícil que es volver al buen camino, una vez se ha creído en algo falso.
Como los seres humanos juzgan el bien y mal según sus principios carnales, piensan que son rectos, pero la Palabra de Dios dice que la humanidad es una generación de malignos (Isaías 1, 4). Dios nos dice que por muy rectos que sean los seres humanos, son hipócritas, y declara: «Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno» (Romanos 3, 12).
Pero ¿cuánta gente no puede aceptar la Palabra de Dios? La gente reconoce que es una verdadera buena acción cuando se hace una donación a un horfanato o un hospital, o cuando los voluntarios sirven a la comunidad. Pero esta no es la verdadera virtud a los ojos de Dios. Una vez la humanidad comió del árbol del conocimiento del bien y del mal, los seres humanos adoptaron su propia idea del bien y del mal, y por tanto fue imposible para ellos entender la Palabra de Dios por completo. Dicho de otra manera, se creyeron más justos que Dios. Por tanto, debemos saber que mientras que los beneficios físicos que conlleva el Evangelio del agua y el Espíritu valen la pena, la verdadera prioridad es traer beneficios espirituales a aquellos a los que predicamos.
Tenemos que creer en la Palabra de Dios tal y como está escrita. El pasaje de las Escrituras de hoy nos está diciendo que en vez de dejarnos llevar por nuestras emociones y añadir cosas a la Palabra o quitárselas, debemos creer en la Palabra tal y como es. Nos dice que el pecado es no creer. Pero creer significa complacer a Dios. Así que si quieren complacer a Dios, debemos tener fe. Como la Biblia dice: «Pero sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11, 6), creer en la Palabra de Dios es complacer a Dios.
En un futuro no muy lejano, este mundo verá el advenimiento de la era del Anticristo. Si Dios dijo que llegaría, llegará. No puede haber otra opción. Si Dios dijo que las tribulaciones ocurrirían en nuestro tiempo, ocurrirán, pero si hubiera dicho lo contrario, sería según Su Palabra. Diga lo que diga la Palabra de Dios, se cumplirá de alguna manera; no hay nada que se cumpla según las predicciones humanas. Debemos darnos cuenta de que la humanidad no mueve la historia, es Dios quien la mueve.
Eva comió el fruto prohibido y se lo dio a su marido. Así que tanto el hombre como la mujer se convirtieron en pecadores. Y como Satanás había obrado en la mujer y el pecado entró en ella, Dios le dio el dolor del parto a la mujer. Si no hubiera pecado, quizás los hombre serían los que dieran a luz. Si Dios hubiera querido que fuera así, lo habría hecho así. Pero Dios les dio el dolor del parto a las mujeres.
Cuando observamos los hechos históricos, vemos que las mujeres están siempre presentes. Por supuesto, esto no significa que los hombres no tuvieran nada que ver. Alguien dijo: «El hombre controla el mundo, pero es la mujer quien controla al hombre».
Satanás engañó primero a la mujer. Esto significa que como las mujeres tienen ciertas debilidades, es más fácil para Satanás obrar en ellas. Satanás siempre tienta a los más débiles. ¿No ven cómo Satanás obra a través de los más débiles? La debilidad no se refiere a la debilidad del cuerpo, sino a la debilidad de la fe, a una mente que no tiene fuerzas para superar los deseos humanos y que busca los deseos carnales más que el Espíritu Santo.
Debemos entender la manera en la que obra el Diablo. Dicho de otra manera, el Diablo obra a través de aquellos que tienen una fe débil, mientras que Dios obra a través de los que creen en Su Palabra. Cuando nos aferramos a la Palabra de Dios y confiamos en ella, todos nuestros pensamientos que no valen para nada desaparecen. Aunque seguimos teniendo pensamientos humanos, si creemos en la Palabra de Dios, nuestros pensamientos impuros desaparecen. La tentación sigue apareciendo de vez en cuando, pero si creemos en la Palabra de Dios y nos aferramos a ella, nuestros deseos carnales desaparecen.
Por eso es indispensable creer en la Palabra de Dios y predicar de acuerdo con esta Palabra de Dios. Debemos caminar según la Palabra. Por eso cuando los siervos de Dios predican, nunca consultan los sermones de los que no han nacido de nuevo, ni toman las ideas o pensamientos de los filósofos.
¿No es esto curioso? Desde el punto de vista humano, puede parecer que quien quiera decir un sermón debería decir algo inteligente para ser más fiable, pero los siervos de Dios saben que tomar la fe de otro prestada no sirve de nada. Desde el punto de vista de Dios, hablar desde la sabiduría humana, la filosofía o la lógica es irrisorio. Quien habla según el punto de vista del mundo, no cree en la Palabra de Dios, y habla según su propio conocimiento.
Los pastores de este mundo a menudo invocan todo su conocimiento. Pero ¿es el conocimiento humano tan valioso como la fe? Los que siguen el conocimiento de la humanidad no confían en la Palabra de Dios, y por eso acaban convirtiéndose en siervos de Dios. Sin embargo, los que creen en la Palabra de Dios abren la Biblia y predican esta Palabra por fe. Como hablan desde la Palabra de Dios, sus pensamientos impuros desaparecen, porque su fe está puesta en la Palabra de Dios.
Si su fe no es pura y sus mentes están confusas, vayan a la Palabra de Dios. Sus mentes impuras y sus pensamientos confusos desaparecerán. Pero sobre todo deben creer en la Palabra de Dios. Mis queridos hermanos, ¿de verdad creen en la Palabra de Dios? Nunca tropezarán si creen en la Palabra de Dios.
Si, por el contrario, no creen en la Palabra de Dios, el Diablo les hará prisioneros y se convertirán en sus siervos malditos. Aunque el pasaje de las Escrituras de hoy es corto, nos ha enseñado una lección muy valiosa. Lo ocurrido en el pasaje de hoy hizo que la humanidad y la serpiente se convirtieran en enemigos. A través de la serpiente, Dios nos está enseñando las artimañas del Diablo y nos está diciendo que la idea del bien y el mal de la humanidad es malvada.