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Sermones

Tema 18: Génesis

[Capítulo 3-10] Debemos vivir según los deseos del Espíritu Santo (Génesis 3, 8-17)

Debemos vivir según los deseos del Espíritu Santo(Génesis 3, 8-17)
«Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente:
Por cuanto esto hiciste,
maldita serás entre todas las bestias,
entre todos los animales del campo;
sobre tu pecho andarás,
y polvo comerás
todos los días de tu vida.
Y pondré enemistad
entre ti y la mujer,
y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza,
y tú le herirás en el calcañar.
A la mujer dijo:
Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces;
con dolor darás a luz los hijos;
y tu deseo será para tu marido,
y él se enseñoreará de ti.
Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él;
maldita será la tierra por tu causa;
con dolor comerás de ella
todos los días de tu vida».
 
 
Cuando Dios creó al hombre, no lo hizo para que se rebelase contra Él desde el principio de la creación. Dios creó un mundo hermoso y ordenado. Sin embargo, Satanás se rebeló contra Dios. Este Satanás no era el Diablo desde el principio, sino que era un ángel que quería ocupar el trono de Dios y que desafió Su autoridad para exaltarse por encima de Él, y por ello fue condenado y expulsado a la tierra.
Cuando Satanás fue expulsado por Dios, intentó engañar a la humanidad que el tanto amaba, para que los seres humanos fueran enemigos de Dios. Por eso Dios castigó a la serpiente, la encarnación de Satanás, y la maldijo diciendo: «Y polvo comerás todos los días de tu vida». Y por eso Satanás empezó a vivir alimentándose de los deseos carnales de la humanidad. Incluso en este momento Satanás sigue tentando a los seres humanos, y cuando caen en el pecado, les hace sentirse culpables y les produce sufrimiento y tristeza.
La música pop que influye a muchos jóvenes hoy en día es demasiado lasciva y desenfrenada. Cuando los grupos de heavy metal sacuden la cabeza, el público se intoxica con las luces y el volumen de la música, se quita la ropa y baila al unísono produciendo un ambiente de locura y desenfreno.
Cuando la gente se intoxica con deseos carnales de este tipo, Satanás se complace. Cuando la gente tiene deseos carnales y comete pecados por culpa de estos y se obsesiona con cualquier otra cosa en vez de hacer la obra de Dios, podemos concluir que Satanás está interviniendo. Satanás impide que la gente busque a Dios al incitar locura en los corazones de la gente y haciendo que cometa pecados para que se levanten contra la justicia de Dios. El Diablo se alimenta de los deseos carnales de la gente y engaña a multitud de personas para que le sirvan.
Dios castigó a la serpiente: «Por cuanto esto hiciste…sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida». El que la serpiente coma el polvo significa que el Diablo se alimenta de los pecados de la gente. Así que Satanás obra en este mundo para impedir que la gente sirva a Dios, para que caiga en los deseos carnales y al final vaya al infierno y sea destruida.
Satanás le dice a la gente que no sirva sólo a la justicia de Dios, sino también a la carne. La razón por la que los que no han nacido de nuevo odian a los que sí han nacido de nuevo es que estos no sirven a la carne. Por supuesto, incluso los nacidos de nuevo no pueden vivir sin las cosas carnales. Pero aún así son diferentes de los que no han nacido de nuevo y sirven a Dios por fe.
Por eso cuando el Diablo intenta dominar nuestros corazones y provocarnos pensamientos carnales, debemos obligarle a irse mediante nuestra fe en Dios. Pero si estamos de lado del Diablo, nuestra fe morirá. Queridos hermanos, para servir a la justicia de Dios, deben vencer al Diablo por fe. Judas no se rebeló contra Satanás y se puso de su parte, y esto provocó graves consecuencias.
Génesis 3, 15 dice:
«Y pondré enemistad
entre ti y la mujer,
y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza,
y tú le herirás en el calcañar».
La mujer se refiere a la humanidad. La humanidad y el Diablo son enemigos. Pero antes de que Dios maldijera a la serpiente, la humanidad y Satanás no eran enemigos. Los amigos de la serpiente son los que sólo siguen a la carne.
Por tanto, los que han nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y los que no han nacido de nuevo y siguen a la carne, son enemigos. Un enemigo no es alguien especial. Si alguien es amigo de un enemigo de Dios, esa persona se convierte en enemigo de Dios. Y cuando alguien se convierte en enemigo de Dios, se convierte en enemigo de la justicia. Por eso nunca debemos dejar de ser enemigos de Satanás. Los que se alejan de la voluntad de Dios se convierten en enemigos Suyos al final. Esta gente llevará a su rebaño a la muerte.
La expresión «su semilla» se refiere a Jesucristo, que vino como la Semilla de la mujer, el Salvador, y tomó los pecados del mundo a través de Su bautismo, murió en la Cruz y se levantó de entre los muertos al tercer día. Al hacerlo ha borrado todos los pecados que el Diablo ha plantado en la humanidad. La expresión «te herirá en la cabeza» significa que Jesús erradicaría el pecado y la muerte, junto con la autoridad de Satanás. En otras palabras, significa que Cristo borraría los pecados de la humanidad.
El pasaje de las Escrituras de hoy es una profecía sobre la victoria de Jesucristo contra Satanás a través de Su bautismo, muerte en la Cruz y resurrección. Así que esta parte es el Evangelio original.
Jesucristo ha borrado todos los pecados del mundo y las artimañas de la humanidad que Satanás ha plantado en la humanidad. Jesús fue crucificado por el Diablo. Sin embargo, como Jesús había sido bautizado por Juan el Bautista según la voluntad de Dios Padre, y como murió y resucitó de entre los muertos, ha vencido a Satanás.
Dios le dijo a Satanás: «Y polvo comerás todos los días de tu vida». Los que viven sólo por la carne no han nacido de nuevo. Incluso si establecemos la Iglesia de Dios, si servimos a Dios por nuestra propia carne, seremos siervos de Satanás. Esta gente amasa una fortuna sólo para construir iglesias más grandes y fingen realizar ministerios evangélicos sin invertir en el Evangelio. Estas personas son enemigos de Dios. Son tacaños al hacer la obra de Dios, pero gastan mucho para sí mismos. Para ser exactos, son siervos de Satanás que se alimentan de los deseos carnales.
Satanás pone a estrellas del pop en productos comerciales para que la juventud se sienta atraída hacia su apariencia física y su forma de vestir. Satanás hace que los jóvenes adoren a las estrellas del pop a ciegas para que se separen de Dios. El Diablo hace que los corazones de la gente caigan en estos deseos carnales. Cuando vemos estas cosas, debemos solucionarlas con fe, sabiendo que son trucos del Diablo.
Las estrellas del pop no son nada más que un regalo para los ojos. Recientemente, una actriz coreana se hizo fotos desnudas con el tema «mujeres de solaz», que son mujeres que fueron violadas por el régimen militar japonés antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello la actriz fue criticada por no ser ética y el grupo de víctimas la denunció. A mí también me gusta ver fotos de desnudos como a todos los demás. Estas fotos son fáciles de conseguir, sobre todo en los anuncios de Internet. Pero no significan nada. El que algunas personas ganen dinero por hacer este tipo de fotos no es nada preocupante, el problema es que esta generación está yendo en dirección hacia los deseos carnales cada vez más.
Nuestras necesidades básicas deben estar cubiertas y Dios no da lo que necesitamos a su debido tiempo. Así que en vez de estar sometidos al cuerpo y a las necesidades materiales, debemos renovar nuestros corazones y correr hacia el Señor. Entonces Dios cubrirá nuestras necesidades físicas y espirituales. El Señor les dará prosperidad en cuerpo y espíritu a los que hagan Su voluntad.
La cirugía plástica está de moda. Entre los que han recibido la remisión de los pecados, ¿hay alguien que se haya vuelto loco y piensa: «Si las circunstancias lo permiten, me gustaría cambiarme la cara»? Las circunstancias no son la razón por la que no debemos hacernos la cirugía plástica, sino que como no aporta ningún beneficio, no tiene sentido someterse a una de esas operaciones.
A todos los jóvenes que están en el Señor les pido que no se dejen engañar por la apariencia exterior de las mujeres. No es más que una fachada de maquilaje. Los cósmeticos crean diferentes ilusiones ópticas. Si se casan con alguien por su apariencia exterior, no sólo quedarán decepcionados, sino que morirán espiritualmente.
Los hombres justos deben dar prioridad a la belleza interior de las mujeres. Por eso la Biblia dice: «No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos» (Proverbios 6, 25). Cuando era joven yo también fue engañado por estas ilusiones ópticas.
El verdadero objetivo de los cosméticos era proteger a la piel de los elementos. Pero con el tiempo las mujeres comenzaron a utilizarlo para parecer más sensuales. La apariencia física de las mujeres ha cambiado mucho hoy en día. Quizá sea porque vengo de una ciudad pequeña, pero cada vez que voy a una gran ciudad, todas las mujeres me parecen hermosas y casi nunca veo ninguna fea. Esto es sin duda una ilusión óptica. Las mujeres de las grandes ciudades se parecen, y tienen el mismo corte de pelo y el mismo estilo de ropa. Tienen la cara blanca, como si se hubiesen lavado con lejía. Pero cuando miro más de cerca, veo que todas llevan maquillaje.
Los cosméticos han avanzado tanto que, dependiendo de cuánto maquillaje lleven, las mujeres cambian de apariencia física. Quizá por eso las mujeres invierten tanto dinero en estas cosas. No me estoy refierendo a la belleza. Lo que quiero decir es que la gente del mundo adorna su carne demasiado. El mundo invierte demasiado en el cuerpo. Comparadas con estas mujeres, nuestras hermanas casi no se ponen maquillaje.
Yo también sé que si quisiera librarme de mi gran estómago, todo lo que tendría que hacer es ingresar en un hospital durante un par de días. Con una liposucción estaría delgado de nuevo en poco tiempo. Pero se dice que la liposucción no garantiza que no se vuelva a tener grasa de nuevo, y por eso hay que mirar lo que se come. Sin embargo, debo cuidar mi dieta ra que mi cintura no sea todavía más gruesa. Intento comer cosas sanas e intentar no estar obeso. Si dejo de estar sano, esto tendrá un impacto negativo en la obra de Dios.
Dios dijo: «Y polvo comerás todos los días de tu vida». Esto significa que el Diablo se alimenta de los deseos carnales de la gente. Los demonios incitan a los humanos a pecar y se alimentan del pecado. ¿Qué ocurre cuando las personas cometen pecados? Que dejan de lado a Dios y desafían Su autoridad. Así que es cierto que el Diablo se alimenta del pecado.
Sin embargo, nuestro Señor ha borrado el pecado y la destrucción que el Diablo había plantado en nuestros corazones al venir al mundo, tomar los pecados del mundo a través de Su bautismo, llevarlos a la Cruz, ser crucificado, derramar Su sangre en la Cruz, morir en ella y levantarse de entre los muertos.
Todavía hay gente que, engañada por Satanás, sigue sirviendo sólo a la carne. Esta gente también se puede encontrar entre los nacidos de nuevo. Siguen al Diablo, y no le tratan como a un enemigo. Debemos vencer al poder de la oscuridad. Incluso nuestras familias pueden convertirse en nuestros enemigos. Cuando llegan tiempos de tribulación, estos enemigos nos traicionan y nos llevan a la destrucción. Por eso no debemos ser amigos de los que Dios ha declarado Sus enemigos. Debemos distinguir a nuestros enemigos de la gente de Dios.
Dios incrementó el sufrimiento en la concepción de las mujeres y les hizo dar a luz con dolor. Les he dicho que la «mujer» se refiere a la Iglesia de Dios, mientras que el «hombre» se refiere a Jesucristo (Romanos 5, 14). Esto significa que los santos tienen que sufrir mucho para salvar a los pecadores del infierno. Del mismo modo en que una mujer sólo puede dar a luz sufriendo dolores de parto, nosotros sólo podemos dar a luz a los hijos espirituales si sufrimos por la fe. Sin el dolor de la fe no podemos dar a luz a los hijos espirituales. Por esta razón debemos sacrificarnos para servir al Señor y debemos invertir más fe en seguir a Dios y en confiar en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Incluso de ahora en adelante, nuestros corazones deben amar el Evangelio del agua y el Espíritu. Sólo cuando lo amamos, podemos concebir a los hijos espirituales y dar a luz. No nos convertimos en hijos de fe al no hacer nada.
Dios dijo: «Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti». El marido no se refiere al marido de la carne. La Biblia debe ser interpretada espiritualmente. Debemos dejarnos gobernar por Dios por Su justicia. Entre el mundo y el Señor, debemos elegir ser gobernados por el Señor. En la Iglesia algunos deben liderar y otros deben obedecer. Debemos dejarnos guiar por Dios. No podemos seguir con nuestras vidas de fe a no ser que nos dejemos guiar por la Iglesia de Dios, por nuestros hermanos y hermanas de fe, y por la obra de Dios.
Dios gobierna a través de Su Iglesia y nos enseña la disciplina espiritual de la fe en la Iglesia de Dios a través de Su obra. Cuando nuestras mentes carnales se vienen abajo, aprendemos cosas espirituales. Sólo cuando hemos recibido una educación espiritual, nuestras relaciones pueden ser sanas. No hablo del matrimonio entre humanos, sino que intento decir que Jesús es nuestro Prometido, y que sólo podemos casarnos con Él si le obedecemos. Los que no siguen esta voluntad tendrán problemas en su matrimonio espiritual, y el Señor les abandonará. Los que se divorcian del Señor no le pueden seguir, ni pueden dar a luz a un hijo del Señor.
En un matrimonio, si el marido es demasiado débil, la mujer debe tomar el mando, y cuando la mujer es demasiado débil, el marido debe ser el que tome el mando. Quien sirva con lealtad al Señor y le siga espiritualmente está gobernado por el Señor. Si alguien no acepta su liderazgo, su relación con Dios se deteriorará. Si tenemos faltas, debemos admitirlas ante el Señor, y aunque seamos insuficientes, debemos seguir al Señor y obedecerle. Si por el contrario, seguimos insistiendo en nuestras ideas y nuestra justicia, será nuestro fin. Dios les guía a través de la Iglesia a través de los ministros y hermanos y hermanas que nos predecen. ¿Creen en esto? Así es como Dios nos gobierna. Ninguno de nosotros quiere ser gobernado por otros en el plano de los asuntos humanos, pero en cuanto a las obrasde Dios, debemos obedecer el orden que Dios ha establecido en Su Iglesia. Podemos hacer esto si ponemos nuestra fe en la justicia de Dios.
Como Adán escuchó a su mujer y comió del árbol prohibido, perdió las bendiciones de Dios y tuvo que trabajar la tierra toda su vida para poder comer de ella. Sólo cuando trabajamos hasta la muerte podemos obtener los frutos espirituales y recibir las bendiciones de Dios. Sin servir a Dios, no podemos aprender sobre la fe. Cuando servimos al Señor podemos aprender la voluntad de Dios y nuestros corazones pueden cambiar. Debemos labrar la tierra durante el resto de nuestras vidas para comer de ella.
Cuando empezamos a servir sólo al Señor, nos damos cunta de lo siguiente: «Por eso Dios me hizo hacer esto y me guió así». En teoría, puede parecer imposible de entender al principio, pero cuando nos negamos a nosotros mismo y obedecemos a Dios, podemos darnos cuenta de que Dios hizo lo que hizo porque era necesario para nosotros. Así es cómo podemos aprender sobre la fe, tener fe, vivir por fe y entender la fe. Podremos apreciar esto cuando obedecemos a Dios.
Sólo podemos comer si trabajamos durante toda nuestra vida. Sólo cuando servirmos al Evangelio hasta el día en que morimos, podemos obtener los frutos espirituales y comer de ellos. Sin trabajo, no hay frutos. Recogemos lo que sembramos. Si sembramos por fe, recogeremos los frutos de la fe, pero si sembramos por nuestra propia carne, recogeremos cosas carnales. Por tanto debemos sembrar la semilla espiritual por fe.
Cuando obramos espiritualmente después de nacer de nuevo, puede parecer que no hay mucho que hacer, pero cuando vivimos por fe, hay tanto que hacer que no hay tiempo para todo. ¿Qué podemos ganar si no trabajamos para el Señor? Recientemente, los obreros que llevan más años en nuestra misión se reunieron y dialogaron sobre nuestra obra futura. Cada departamento presentó un informe de su trabajo y se tomaron decisiones después de consultar con los demás. «Hagamos esto, así podemos difundir el Evangelio efectivamente sin incurrir en demasiados gastos. Primero podemos publicar nuestros libros metódicamente, imprimir las versiones traducidas y enviarlas por correo, conseguir muchos colaboradores en el extranjero y conseguir ayuda para distribuir nuestros libros».
El dinero que conseguimos con nuestro trabajo debe ser ofrecido a Dios, y debe ser para el Señor. Como Dios dijo que debíamos trabajar durante toda nuestra vida para comer, no conseguimos nada sin trabajo. Sólo podemos conseguir buena comida si trabajamos, y las cosechas sólo se pueden recoger si han crecido. Nada se consigue sin trabajo.
La Biblia es la Verdad. Si queremos obtener frutos espirituales, debemos servir al Evangelio. Sólo entonces podemos obtener frutos espirituales. Por tanto, debemos servir al Evangelio, seguir al Señor, identificar a nuestros enemigos y sacarlos de nuestros corazones diciendo: «No quiero volverte a ver nunca más».
El Apóstol Pablo dijo: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10, 31). Los padres de la fe vivieron para Dios y sabían cómo tratar la pobreza y la prosperidad, como Pablo dijo: «Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad» (Filipenses 4, 12). Como creyeron en la Verdad, siguieron a Dios por fe en sus vidas.
Doy gracias a Dios. Satanás había plantado el pecado en nuestros corazones, pero Jesús borró todos los pecados del mundo al ser bautizado y morir en la Cruz. Por fe hemos sido renovados y seguimos al Señor. Sin embargo, al mismo tiempo Dios nos ha hecho trabajar por Su justicia y Su Reino. Y asimismo ha puesto enemistad entre Satanás y nosotros.
Debemos vivir creyendo en Dios y confiando en Su Palabra. Una vez más doy gracias a Dios.