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Sermones

Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 20] ¿Tienen esperanza en el Reino Milenario? (Lucas 20, 27-38)

¿Tienen esperanza en el Reino Milenario?(Lucas 20, 27-38)
«Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven».
 
 

¿Qué tipo de esperanza tenemos? ¿Hay verdadera esperanza para los justos?

 
Muchas personas del mundo no tienen esperanza. Sin embargo, quiero hablar a través de esta Palabra de Dios acerca de que nosotros sí tenemos esperanza. Como las flores hermosas florecen en el campo después de la tormenta, sé que el Reino Milenario de nuestro Señor empezará de nuevo en ese momento aunque el mundo sea destruido. Por eso, como tengo esta fe, siempre puedo vivir con esperanza por el Reino de los Cielos.
Por supuesto, durante algún tiempo solía predicar: “Jesús vendrá y después ocurrirá el rapto. Por tanto, debemos nacer de nuevo. Debemos recibir la remisión de los pecados”. He predicado el Evangelio solo de esta manera porque tenía muchos problemas en mi corazón. Tenía muchos problemas porque el mundo está en mal estado. Este mundo está en estado de calma antes de la tormenta. Nosotros vivimos en medio de la calma, la serenidad que viene antes de la tormenta.
Muchas personas en este mundo, como los científicos, filósofos, personas religiosas y los políticos saben que el futuro del mundo no es positivo. Por eso son impacientes y están mortificados mientras viven en este mundo. Los corazones de la gente están impacientes y frustrados porque no hay esperanza en este mundo.
¿Por qué los países poderosos están creando políticas que prohíben a los países más débiles poseer armas nucleares? Están preocupados por que los países más pequeños empiecen una guerra nuclear cuando haya terremotos y haya malnutrición y hambre en el país. Hacen tratados, inician negociaciones e implementan sanciones económicas para evitar la guerra nuclear porque es obvio que la humanidad será destruida si hay una guerra nuclear.
La situación económica será aún más oscura en el futuro. Y el futuro en el campo religioso no es bueno tampoco. La era de la oscuridad espiritual va a descender sobre el mundo. Los historiadores dicen que los mil años de la Edad Media fueron la era de la oscuridad. En realidad, durante la Edad Media, hubo muchos ejemplos de personas que fueron ejecutadas por falsas acusaciones de herejía o brujería. Y en el centro de todos estos hechos estaban los líderes religiosos.
Esta era en la que vivimos ahora puede llamarse también la era de la oscuridad como la Edad Media. Sin embargo, tenemos una esperanza definitiva. El futuro del mundo puede parecer oscuro, pero no seremos destruidos si descubrimos la luz brillante que viene después de la oscuridad. Esto es porque sabemos que nuestro Señor resucitará primero a los justos y traerá el Reino Milenario cuando este mundo termine. Por tanto, debemos tener esta esperanza basada en el Señor. No tendríamos ninguna otra esperanza si no entendiésemos esto.
Muchos cristianos han hablado acerca del Reino Milenario a través de las Escrituras, pero pocos de ellos prestan atención al Reino Milenario. Solo piensan: “No creo que el Reino Milenario se vaya a establecer en este mundo. ¿Es posible que el Reino Milenario venga si el mundo va a ser destruido si hay una guerra nuclear?”. La gente que no cree en el Reino Milenario no tiene esperanza. Sin embargo podemos darnos cuenta de que el Reino Milenario es posible aunque sea difícil de entender con nuestro entendimiento humano si creemos en Dios, quien creó el universo entero solo con Su Palabra y creemos en el poder de este Dios. Aunque el mundo esté contaminado y devastado, nuestro Señor puede volver a hacer todas las cosas de nuevo cuando venga. “Que el mundo entero esté limpio y sea bueno para vivir”. Cuando el Señor diga esto el mundo entero será un paraíso en un abrir y cerrar de ojos. Deben creer en esto. Podremos vivir en este mundo con el Señor durante mil años.
 
 

El fin del mundo llegará

 
Y los mil años de paraíso en la tierra vendrán después del mundo. Entonces, ¿qué tipo de cosas ocurrirán cuando venga el fin del mundo? Primero, los justos que hayan recibido la remisión de los pecados y hayan estado durmiendo en sus tumbas, volverán a la vida. Los que estemos vivos hasta ese momento seremos transformados y tomados ante la presencia del Señor, quien descenderá del cielo. Vendrá y vivirá mil años con la gente que no haya recibido la marca y la gente que haya sido martirizada por la fe. Las Escrituras dicen estas cosas. Nuestro Señor nos dice que oremos: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6, 10). Con tan solo leer el Padrenuestro podemos entender que es natural que los que hemos recibido la remisión de los pecados vayamos a vivir en el Reino de los Cielos.
Sin embargo, es difícil vivir con esperanza aunque creamos claramente en ir al Reino de Dios porque pertenecemos a este mundo ahora. Esto significa que es difícil tener esperanza en el Cielo cuando miramos el mundo que está a punto de acabar. Sin embargo, debemos aferrarnos a la Palabra de Dios durante estos tiempos. Debemos pensar que la Palabra de Dios es más importante que nuestros pensamientos o las circunstancias del mundo. Dios prometió que resucitaría a los justos, recrearía el Jardín del Edén que existió en el principio del mundo, y que haría que los justos viviesen felices como reyes durante mil años. Esta es la promesa que el Dios Todopoderoso nos ha hecho.
Dios nos prometió: “Borraré todos vuestros pecados. Haré que una virgen dé a luz al Niño. Os enviaré al Mesías” y nos envió al Mesías a este mundo según Su promesa. Así que nuestro Señor vino a este mundo. Y el Señor vino a borrar nuestros pecados. Dios también prometió que nos resucitaría y nos haría felices como reyes durante mil años en este mundo. Debemos aceptar y creer en la Palabra porque el Señor Dios nos lo prometió.
Hoy quiero compartir de la resurrección de los santos y el Reino Milenario que el Señor ha prometido. Leamos primero la Palabra. Cuando leemos la Palabra del Evangelio de Lucas capítulo 20, versículos 27 a 38, dice que algunos de los saduceos que decían que no había resurrección le preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?».
Aquí, primero debemos entender la tradición de la gente de Israel de aquel entonces para entender esta Palabra claramente. La gente de Israel de aquel entonces tenía la costumbre de que cuando el hijo mayor se casaba y se moría sin tener descendencia, su hermano tomaba a la mujer del difunto y tenía hijos con ella. Tenían esta costumbre para que esos hijos sucediesen al hermano muerto. Además, los saduceos que preguntaron a Jesús eran políticos de aquel entonces. Eran personas que no creían en la resurrección aunque creían en Dios. Creían que los seres humanos no podían ser resucitados y que todo se acababa después de la muerte. Por tanto, le preguntaron a Jesús: “Jesús, dices que hay resurrección y que resucitarás a los muertos. Entonces la personas que tenía seis hermanos y la mujer que había sido mujer de todos ellos, ¿de quién será esta mujer?”.
Primero vamos a reorganizar esta historia. El mayor de los siete hermanos estaba casado y murió sin tener hijos. Y la mujer de este hermano vivió con los otros seis hermanos uno por uno por la misma razón. Entonces, ¿de quién será mujer esta durante la resurrección? Esta es la pregunta que le hicieron los saduceos a Jesús. Es una pregunta difícil que se le presentó a Jesús para avergonzarle porque pensaban que no había resurrección. Sin embargo Jesús tenía una clara respuesta a esta pregunta con la Palabra de la Verdad. Miremos la Palabra juntos. El Señor dice: «Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección».
¿Qué significa la resurrección aquí? Significa volver a la vida. Una persona que estaba muerta y vuelve a nacer, eso es la resurrección. Cuando se resucita se consigue la misma naturaleza que los ángeles como hijos de Dios. Esto significa que no hay nada miserable como la muerte o las relaciones humanas como el matrimonio. Esto significa que nos convertiremos en seres con nuevo gozo como hijos de Dios, un gozo diferente al de la carne. El Señor les dijo a los que no creían en la resurrección: “Soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es el Dios de los muertos, sino el de los vivos”.
 
 

Nuestro cuerpo volverá a la vida

 
¿Qué significa el pasaje: “Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos”? Si nuestro cuerpo no volviese a la vida después de la muerte, entonces nuestro Dios sería el Dios de los muertos. Sin embargo, dijo que Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. Por eso, somos los resucitados que han vuelto a la vida ante la presencia de Dios. A los ojos de Dios, que es el Dios de los vivos, somos los nacidos de nuevo que han vuelto a la vida. ¿Por qué? Dijo que no hay muerte ante Dios porque Dios es la base de la vida y porque Dios da nueva vida a todo el mundo.
Por tanto, Dios describe la muerte física de los humanos como sueño. Las Escrituras no utilizan la palabra muerte demasiado a menudo. Normalmente suelen decir que alguien está dormido. Incluso en el Antiguo Testamento, Dios dijo que es el Dios de los vivos. ¿Tenemos que hablar de esto durante un momento? Cuando Moisés estaba caminando por el desierto, vio un arbusto ardiendo. Pero lo extraño era que el árbol no estaba quemado. Estaba ahí sin estar chamuscado aunque seguía quemándose. Moisés estaba sorprendido y fue a ver más cerca. Entonces, Moisés escuchó la voz de Dios: “Quítate las sandalias porque el lugar donde estás es santo. Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Dios se apareció en medio del arbusto.
Incluso aquí nuestro Dios dijo que es el Dios de los vivos. Sin embargo, cuando pensamos esto, Abraham, Isaac y Jacob todos estaban muertos. Aún así Dios dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Yo soy siempre el Dios de los vivos”. Entonces, ¿qué significa esta Palabra? La gente que pensamos que está muerta, no está muerta, sino que está simplemente dormida a los ojos de Dios. La Palabra de Dios quiere decir: “Yo soy tu Dios y el Dios de los que están vivos ahora. Los que han muerto en este mundo están dormidos. Por tanto, Yo soy siempre el Dios de los vivos”.
A la pregunta de los saduceos que no creían en la resurrección, nuestro Señor contestó: “Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos”. Entonces, ¿qué debe hacer Dios con nosotros para ser el Dios de los vivos? Significa que nos tiene que devolver a la vida. Esto es correcto. Dios solo puede ser el Dios de los vivos si resucita nuestros cuerpos y los cuerpos de los que han vivido y muerto antes que nosotros.
¿Creen que nuestro Dios devolverá a la vida a los santos justos que han nacido de nuevo antes que nosotros y han muerto antes que nosotros y están en la tumba ahora? ¿Creen que cuando el Señor vuelva a este mundo, cuando se produzca el rapto, nuestro Señor resucitará a los que estaban en la tumba y se pondrán al lado de los que estemos vivos para ser tomados por el aire primero? El Apóstol Pablo dice en el Primer Libro de Tesalonicenses capítulo 4: «Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4, 15-17). Dios dijo que resucitaría y levantaría a los que están durmiendo primero y que transformaría los cuerpos de los que estén vivos y nos levantaría también. Esto significa que nuestro Señor nos transformará en seres eternos mientras que resucitará a los santos. ¿Creen en el significado de esta resurrección?
La muerte de Jesús es nuestra muerte; el bautismo de Jesús es nuestro bautismo; la pena de la Cruz de Jesús es nuestra pena; y la resurrección de Jesús de entre los muertos a los tres días es nuestra resurrección. ¿Creen en esto? La resurrección de Jesús fue nuestra resurrección. Primero debemos confirmar si creemos en este significado de la resurrección o no y debemos hablar del significado específico de la resurrección que aparece en las Escrituras.
¿Creen en la resurrección? Claramente hay una resurrección. Cuando llegue el fin del mundo, si sigo vivo en ese momento, sé que Dios me llevará como a Elías, que subió al Cielo en un carro de fuego después de ser transformado sin experimentar la muerte, y como Enoch, es decir un cuerpo sagrado que no está limitado por el tiempo y el espacio, que puede ir a cualquier parte, que no se pone enfermo y que no está limitado por nada, y me llevará al Reino de los Cielos con todo el mundo junto que haya nacido de nuevo.
Nuestro Señor volverá al fin del mundo. La segunda venida de Cristo llegará. Podemos creer definitivamente en esto porque nuestro Señor ha sido resucitado después de morir en la Cruz. Esto significa que también podemos vivir como el Señor fue resucitado y porque nos ha devuelto a la vida. Tendríamos que morir definitivamente y eternamente si Jesús no hubiese resucitado de entre los muertos. ¿Lo entienden?
Leamos la Palabra del Primer Libro de Corintios, capítulo 15 para ayudarnos a entender nuestra resurrección. Dice: «Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho» (1 Corintios 15, 12-20). Como dice la Palabra aquí, Jesucristo fue resucitado de entre los muertos. Jesucristo resucitó de entre los muertos y se convirtió en el primer fruto de los que están durmiendo.
 
 

Jesucristo cargó con los pecados del mundo en nuestro lugar al recibir el bautismo, morir en la Cruz y ser resucitado de entre los muertos

 
Jesús fue resucitado así. A través de esta resurrección sufrió la muerte física y se convirtió en el primer fruto de todos los que serán resucitados. Enoch y Elías en el Antiguo Testamento no fueron resucitados de entre los muertos. Fueron tomados. Dios se los llevó al Reino de Dios perfectamente sin hacer que sufrieran la muerte física. Sin embargo, Dios hizo que Su Hijo Jesús sufriera la muerte física en este mundo. Esto significa que nuestro Jesucristo es el primero que resucitó de entre los muertos después de sufrir la muerte física. Jesús fue resucitado de entre los muertos. ¿Creen que Jesús fue resucitado entre los muertos? Nosotros seremos resucitados de la misma manera si tenemos fe. ¿Creen en esto? Volveremos a la vida como Jesús.
Entonces debemos estudiar el orden de la resurrección a través de la Palabra de la Primera Epístola de Corintios, capítulo 15, versículos 20 a 25. «Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies».
Entonces, ¿quién es el primer fruto de la resurrección? Como dice el himno: “♬¡Se levantó! ♪¡Se levantó! ♪¡Aleluya! ♬¡Cristo se levantó!”. El primer fruto de la resurrección es Jesucristo que sufrió la muerte física y resucitó de entre los muertos por primera vez.
Y el segundo fruto es la gente que le pertenezca cuando regrese, en la segunda venida de Cristo. Aquí, “Su venida” significa que Dios descenderá del Cielo a este mundo de nuevo. Además, nuestro Señor nos tomará durante Su venida. Es decir, que habrá gente que pertenezca a Dios cuando descienda al mundo, serán tomados y estas personas son los justos. El pasaje anterior no contiene las palabras “los justos” pero sabemos por el versículo 24 se refiere a los justos.
Dios dijo que el primer fruto de la resurrección es Jesús. Y cuando Dios, el primer fruto de la resurrección, vuelva, nos tomará. Los que son de Cristo se refiere a la gente que ha nacido de nuevo. Y “entonces viene el fin” significa que Dios resucitará a la gente que reciba el juicio después del rapto de los nacidos de nuevo. El Libro del Apocalipsis en el Nuevo Testamento también habla de estas cosas. Significa que habrá un período de tiempo entre la resurrección de los justos y la resurrección de los injustos. Dice que Jesucristo resucitará a los justos cuando vuelva de nuevo y resucitará a los injustos cuando termine el Reino Milenario.
Leamos la Palabra juntos para confirmar este hecho a través del Apocalipsis 20, 4-6: «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección». Amén.
Esto es correcto. El orden de la resurrección es el siguiente. Primero es Jesucristo; en segundo lugar es la gente que le pertenece en la segunda venida de Jesús; y en tercer lugar van los injustos que tienen que ser juzgados. Entonces, ¿cuánto tiempo pasa entre la resurrección de los justos y los injustos? Exactamente mil años. La Palabra anterior dice: «Y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años».
Hay una Palabra similar en el Evangelio de Juan también. Leamos la Palabra de Juan 5, 24-29: «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».
Este pasaje aclara que habrá dos resurrecciones diferentes: «Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Juan 5, 29). Esta Palabra significa que los que han hecho lo bueno, es decir, los justos, recibirán la gracia eterna y la felicidad eterna a través de la resurrección. Por otro lado, la gente que haya hecho el mal, es decir, los injustos, no resucitarán hasta que los justos reinen durante mil años. El Libro del Apocalipsis dice claramente: «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección» (Apocalipsis 20, 4-5). Los justos y los injustos serán resucitados, pero ambas resurrecciones ocurren en momentos diferentes. Los justos serán resucitados mil años antes que los injustos. Además, la muerte no recibirá la autoridad para reinar sobre los justos y los justos se convertirán en sacerdotes de Dios y Cristo y recibirán la bendición de reinar como reyes con Jesús durante mil años.
¿Son ustedes testigos de Jesús? ¿Tienen fe en su corazón de que Jesús es su Salvador? Estoy seguro de que sí. Sin embargo, no existe este testimonio en los corazones de la gente que no conoce el Evangelio del Señor, la gente que no conoce la Palabra de Dios y la Verdad. Esto significa que no tienen el testimonio de Jesús (1 Juan 5, 10). Podemos hacer una distinción clara. La gente que tiene el testimonio de Jesús, la gente que no ha recibido la marca de la bestia en la tribulación y la gente que será mártir durante la tribulación será resucitada mil años antes que los injustos. Y reinarán en el mundo con Cristo durante mil años.
La gente que tiene el testimonio de Cristo vivirá en este mundo durante mil años. Por otro lado, el resto de la gente que no tiene el testimonio de Jesucristo no podrá ser resucitada durante el Reino Milenario. La gente malvada que no nació de nuevo no puede resucitar durante los mil años. Las Escrituras dicen: «Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Juan 5, 29). Ambas son resurrecciones, pero las consecuencias son diferentes. Nosotros resucitaremos y viviremos como reyes durante mil años. Estamos sufriendo ahora por eso día.
¿Por qué se necesita el reino Milenario en este mundo? ¿Por qué quiere nuestro Señor construir el Reino Milenario en este mundo? Para recompensarnos a los que sufrimos después de recibir la remisión de los pecados y nacer de nuevo. Dios nos está diciendo a Sus hijos que sufren: “Habéis sufrido mucho en este mundo, venid y vivid aquí”. Dios nos da recompensas a todos nosotros. Dios no se olvidará de nadie.
¿Qué tipo de Paraíso sería si Dios discriminase a algunas personas? El Paraíso Celestial no tiene clases ni rangos. Dios dijo que nos daría la misma recompensa por el trabajo duro que hayamos hecho por Él y nos secará las lágrimas. Esto significa que Dios resucitará a los justos que estén dormidos y les recompensará por todo su trabajo duro al hacer nuevas todas las cosas durante mil años. Esto significa que Dios les recompensará. ¿Lo entienden?
Después de los mil años de recompensa, resucitará a los malvados también. Dios los resucitará y los juzgará desde el trono blanco. Entonces Dios enviará a los justos cuyos nombres están en el Libro de la Vida al Reino Eterno de Dios, y a los pecadores cuyos nombres no están escritos en él los mandará al fuego eterno del infierno. Este juicio de Dios es eterno. Dios hará descender el juicio eterno y Jesucristo vivirá eternamente.
El Señor habla de nosotros: “Los seres humanos deben nacer dos veces. Deben nacer de nuevo, una como pecadores y otra como santos nacidos de nuevo. Deben recibir la vida nueva, la vida eterna al recibir la remisión de los pecados”. Jesús está diciéndonos esto. Dios está diciéndonos esto dos veces a los seres humanos. Por tanto, debemos nacer de nuevo definitivamente. Los justos que han nacido de nuevo serán resucitados mil años antes que los malvados que no han nacido de nuevo. Y nosotros, los justos, viviremos como reyes en el nuevo mundo durante mil años después de la resurrección. Quiero que entiendan esto claramente. Cuando este mundo oscuro termine, la resurrección de los justos tendrá lugar. ¿Lo entienden?.
A través de la Palabra de las Escrituras de hoy, el Señor dijo que hay un tiempo entre la resurrección de los justos y la de los pecadores. El Apóstol Pablo también dijo en 1 Corintios 15: «Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida».
Nosotros necesitamos el Paraíso Celestial. ¿Qué pasaría si no hubiese Paraíso en este mundo? Todo el mundo dudaría: “¿Qué pasaría si no hubiese Paraíso? ¿Por qué debería creer en Cristo? ¿Por qué sufre la gente después de creer en Jesús? ¿Por qué recibe persecución la gente después de creer en Jesús?”. No somos necios. Si no fuera por el Paraíso Celestial en el mundo, o si la gente fuera al Cielo aunque no creyese en Jesús, no tendríamos que creer en el Señor, unirnos a la Iglesia, ni sufrir por el Señor. Sin embargo, ¿cuál es la verdad? La verdad es que solo vamos al Cielo cuando creemos en la justicia de Jesús. ¿Creen en esto?
Nadie en este mundo puede ser testigo ni aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu si nadie creyese en esto. ¿Por qué íbamos a sufrir tanto si no hay Cielo? Por supuesto, cuando hacemos estas cosas, es lo que debemos hacer, ¿pero por qué necesitamos hacer todo esto? Sin embargo yo estoy muy contento ahora predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. Estoy contento aunque no tenga respeto y se me persiga y se me rechace por la gente del mundo porque creo que el Señor me recompensará cuando el Señor venga de nuevo. Estoy esperando la recompensa de ser recompensado con el Cielo.
 
 

Nuestro Señor nos dará la recompensa

 
El Señor dice claramente: “Os daré autoridad para gobernar sobre diez ciudades”. Y también dijo: “Os haré reinar en este Paraíso en la tierra durante mil años como reyes”. Habrá muchas personas viviendo en este mundo cuando vuelva el Señor. Se convertirán en nuestra gente. Por supuesto no tendremos rencor por ellos. No tendremos estos pensamientos porque nuestro Señor encerrará al Diablo. Sin embargo, está claro que la gente que reciba cuerpos transformados espirituales vivirá con personas mortales normales. Dios dijo que arrojaría al Diablo al pozo sin fondo durante mil años porque el Diablo trae el pecado. Y viviremos en este mundo como reyes durante mil años.
Los que hemos nacido de nuevo participaremos en la primera resurrección. ¿Quién participará en la primera resurrección si no somos nosotros? Dios nos está diciendo claramente que estamos bendecidos por participar en la primera resurrección. Dios dijo que resucitaría a la gente que tenga el testimonio de Jesús en la segunda resurrección junto con los mártires de Jesucristo y la gente que no haya recibido la marca, y por último resucitará a los malvados. Esto significa que Dios dividirá la resurrección de los justos y la de los malvados.
Nuestro Señor dijo que haría las cosas de las que ha hablado. Como el Señor dijo personalmente la resurrección de los justos ocurrirá mil años antes de la resurrección de los malvados. Además, el objetivo de las dos resurrecciones es diferente. Los justos resucitan para recibir el Cielo que Dios ha prometido como herencia, pero los malvados resucitarán para recibir la condena de Dios. ¿Entienden esta diferencia claramente? ¿Creen en esta Palabra?
Queridos hermanos, vamos a resucitar. Por tanto, debemos tener esta esperanza. Somos personas que nunca serán destruidas aunque el mundo sea destruido. No moriremos aunque este mundo sea destruido. Aunque el mundo se destruya, el Señor vendrá a este mundo y será Su Rey. Gobernará como el Rey con Su pueblo. Por otro lado, la gente que no hace Su voluntad será resucitada después del Reino Milenario y será arrojada al lago eterno de fuego y azufre. El Diablo estará allí con todos los que hayan adorado y servido al Diablo. Sin embargo, la gente que haya creído y seguido al Señor Jesús irá con Él durante el Reino Milenario. Esta es la verdad acerca del Reino Milenario. ¿Lo entienden?.
Este mundo está lleno de miseria. Sería aún peor si Jesucristo no hubiese resucitado de entre los muertos. Sin embargo, Jesucristo resucitó de entre los muertos. Por tanto, el Señor resucitado nos devolverá a la vida. Seremos la gente más penosa si no resucitamos. En realidad, ¿cómo de horrible sería no resucitar? Entonces no tendríamos ninguna esperanza ante Dios. Si no hubiese Reino Milenario, si no hubiese Paraíso en este mundo, no tendría esperanza aunque creyese en Jesús y pensaría que no hay necesidad de predicar el Evangelio. ¿Por qué iba a predicar el Evangelio? Todos dejaríamos de predicar el Evangelio si no hubiese Paraíso en este mundo para nosotros.
Sin embargo tenemos esperanza porque el Reino Milenario nos está esperando. Y debemos dar testimonio de este Evangelio a otras personas. Debemos dar testimonio de lo siguiente: “Seréis resucitados si creen en Jesús correctamente. Volveréis a vivir. Si creen en Jesucristo y reciben la remisión de los pecados y seréis resucitados con los justos después de morir físicamente. Recibirán la vida eterna de esta manera, reinarán como reyes, irán al Reino de los Cielos y vivirán allí para siempre. Sin embargo, si no creen en Jesucristo seréis arrojados al fuego eterno”. Debemos predicar la verdad la verdad de la resurrección a muchas almas. Estoy diciendo que debemos dar testimonio a todo el mundo de que hay resurrección.
¿Qué es lo más importante en el cristianismo? Lo primero es la remisión de los pecados y lo segundo es la resurrección de entre los muertos. El camino del cristianismo es el camino de la resurrección. El cristianismo consiste en devolver a la vida a la vida muerta, el corazón muerto y el cuerpo muerto. Esta es la manera de seguir a Dios. Esta es la manera de creer en Dios.
Hemos dado testimonio del Evangelio del Señor hasta ahora. ¿Qué instrucción debemos dar en estos tiempos? Debemos dar testimonio de la resurrección. Debemos predicar: “Volveremos a la vida si el mundo se acaba. Los que hemos recibido la remisión de los pecados viviremos en el Reino Milenario después de ser resucitados”. Nuestro Señor habló de la resurrección muchas veces. Y todos los discípulos de Jesús también predicaron la resurrección. El Apóstol Pablo, Juan y todos los siervos de Dios dieron testimonio de la resurrección. Dicho de otra manera, dieron testimonio de que Jesucristo resucitó de entre los muertos. Dieron testimonio del camino de la resurrección por fe. Entonces, ¿no deberíamos predicar el camino de la resurrección? Debemos predicar la resurrección, la verdad de que todo el mundo será resucitado.
¿Qué es lo más importante para la gente de este mundo? Es vivir para siempre, es decir resucitar de entre los muertos. Lo más importante para toda la humanidad es poder evitar la muerte. Sin embargo, hay una manera de evitar la muerte. Solo hay una manera. Es creer en Jesucristo, la única resurrección. Es correcto. Si creemos en Jesucristo, podremos ser resucitados mil años antes que los malvados, podremos vivir felices y bien, ir a la vida siguiente del Cielo eterno y vivir eternamente felices. Ese es el camino de la resurrección. Por tanto, debemos predicar este camino de la resurrección a todo el mundo. Debemos dar testimonio del camino de la resurrección y nada más. Debemos dar testimonio del camino de la resurrección y del Evangelio. Así debemos tener esperanza en la resurrección.
No debemos perder la esperanza en nuestros corazones aunque veamos la política, la economía y las religiones del mundo cambiando para peor. Debemos creer que nuestro Señor nos resucitará cuando el mundo oscuro se acabe. Además, debemos creer que el Señor renovará el universo y nos hará vivir en este Paraíso, de manera que incluso las serpientes venenosas no nos morderán aunque metamos la mano en un pozo lleno de ellas. Quiero que crean en esto siempre.
Cuando vivamos en el Paraíso en este mundo después de ser resucitados, conoceremos a Abraham y al ladrón al que Jesucristo le prometió que iba a ir al Paraíso por creer en Él cuando fue clavado a una cruz al lado de Jesucristo. ¿Lo entienden? El Paraíso en la tierra es diferente del Reino de los Cielos. El Paraíso en la tierra es el Reino Milenario que el Señor nos ha prometido. Conoceremos a la gente justa cuando el Señor nos resucite. Conoceremos a Pablo y al Apóstol Juan. Los conoceremos y el Señor nos recompensará con mil años como reyes y viviendo en paz sin el Diablo. Viviremos así con nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, debemos vivir con esta esperanza. Esto no significa que nuestras vidas se acabarán solo porque se acabe el mundo. Quiero decir que no es el fin para nuestras almas y nuestros cuerpos. Jesucristo vendrá a este mundo de nuevo cuando se acabe el mundo. Reinaremos como reyes y disfrutaremos de nuestra vida eternamente durante mil años gracias al Rey de reyes, Jesucristo. Por tanto, debemos convertirnos en santos que den testimonio del Evangelio del Señor y servir y seguir al Señor con esta esperanza.
Esta resurrección es mi esperanza. Alabo a nuestro Señor. Doy gracias sinceras a nuestro Señor quien nos ha dado esta esperanza a los justos. Los que han recibido la remisión de los pecados se convertirían en las personas más desesperadas del mundo si el Señor no guardase Su promesa de la resurrección y si no hubiese escrito acerca de la promesa del Reino Milenario en el Libro del Apocalipsis. Si fuese así, la gente que ha recibido la remisión de los pecados tendría que soportar este mundo sin la más remota esperanza en el Reino de los Cielos.
Sin embargo, nuestro Señor volverá a este mundo y renovará todo el universo. Además el Señor será el Rey de este Paraíso en el mundo que haya recreado y nos dará autoridad a los que creamos en el Señor. Le doy gracias al Señor por permitirnos vivir en el Paraíso en este mundo.