Mucha gente cree que los santos serán raptados antes del advenimiento de la Gran Tribulación de siete años, y que durante este periodo de la Tribulación ya estarán en el Reino del Milenio de Cristo, en lugar de en esta tierra. Sin embargo, cuando verificamos esta creencia con la Palabra de Dios, fácilmente podemos descubrir que es una creencia falsa.
Nuestro Señor da el Reino de Cristo a Sus santos durante mil años como un regalo para recompensar su trabajo y por dar sus propias vidas por amor del evangelio. Como nos dice Apocalipsis 20:4, “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”
El pasaje anterior nos explica quiénes son los que podrán entrar al Reino del Milenio, estos son los que, en medio de la Gran Tribulación, pelean en contra del Anticristo, fueron martirizados para defender su fe, y no recibieron la marca de la Bestia ni adoraron su imagen. Para separar el trigo de la cizaña, Dios ha concedido a la humanidad la opción de recibir o no recibir la marca de la Bestia. Para raptar a los santos y para recompensarlos con el Reino de Cristo de mil años por su fe y su victoria sobre Satanás, Dios claramente quiere separar al trigo de la cizaña.
Para el Anticristo, el mayor obstáculo para oponerse a Dios, idolatrándose a si mismo, y hacer que la gente reciba su marca, será el pueblo de Dios. Como tal, el Anticristo pondrá todo su esfuerzo a eliminarlos. Pero los santos no se rendirán a la Bestia, pelearán contra él con la fe, abrazarán su martirio y por lo tanto le darán la gloria a Dios. Un incontable número de santos, poniendo la vista en la vida después de la vida, voluntariamente abrazarán su martirio para defender su fe en Dios. Ya que el Anticristo traerá tales sufrimientos a los santos durante el tiempo de la Gran Tribulación, Dios ha preparado para él y para sus seguidores las plagas de los siete tazones y el castigo del infierno que arde por siempre.
Como tal, este mundo será completamente destruido y caerá por las plagas de los siete tazones, con grandes terremotos golpeando a la tierra como nunca se ha visto anteriormente. Como resultado, el primer mundo desaparecerá sin dejar rastro. Entonces, Dios ordenará a Su ángel atrapar al Dragón y enviarlo al pozo del abismo durante mil años, ya que nuestro Señor tendrá que confinar al Dragón en el Abismo antes que Él permita a Sus santos vivir en el Reino del Milenio de Cristo.
Debido a que Satanás no se encuentra en el Reino del Milenio en donde los santos reinarán con Cristo, no hay más engañadores ni maldiciones. Isaías 35:8-10 explica que el Reino de Cristo que vendrá a los santos que participan en la primera resurrección será de la siguiente manera: “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.”
El Reino de Cristo, que dura mil años como lo antes mencionado, vendrá después de que esta tierra atraviese el periodo de siete años de la Gran Tribulación y después que el mundo gobernado por Satanás y el Anticristo sea completamente destruido. Por lo tanto, este Reino es la recompensa que nuestro Señor dará a Sus santos por haber sido perseguidos y martirizados por defender su fe en el evangelio del agua y el Espíritu, y por haber trabajado para predicar el evangelio.