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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 18-3] Jesús, el Salvador y nuestro Rey (Juan 18:25-40)

Jesús, el Salvador y nuestro Rey(Juan 18:25-40)
«Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy. Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.»
 
 
¿Cómo están? He estado en la ciudad de Sokcho y acabo de regresar hoy. Aunque la ciudad de Sokcho no está muy lejos de aquí, me siento como si hubiese estado en un país lejano. Si estoy lejos de la Iglesia aunque sea una semana, me parecen años. Pero he tenido un buen viaje y ahora estoy aquí con buena salud. Espero que hayan estado bien sin mí. Quizás sea porque tenemos mucho trabajo que hacer, pero veo que todos tenemos más energía que nunca.
Hay un virus de la gripe circulando por ahí y por eso quiero que se cuiden. Pero el virus de la gripe no es el único problema que tenemos, sino que también estamos pasando por problemas políticos y económicos en nuestro país. Pero no es solo en Corea donde hay problemas, sino por todo el mundo. Aún así, aunque el mundo esté plagado de tragedias, los predicadores del Evangelio deben tener mucha energía como nosotros tenemos ahora.
 
 
El mundo está sumido en el caos
 
Se piensa que los terroristas de Irak van a propagar sus actividades a Europa. Por todo el mundo cada vez hay más ataques terroristas. Recientemente se ha hecho famoso un libro escrito por antiguo cargo oficial de la administración de Bush. Uno de los temas tratados en el libro es el terrorismo. Según este libro los terroristas de Al-Qaeda habían avisado a los Estados Unidos del ataque terrorista tres meses antes del 11 de septiembre. Pero el Presidente Bush ignoró el aviso de Al- Qaeda durante tres meses y los ataques terroristas del 11 de septiembre tuvieron lugar. Después de los ataques, la única persona que se concentró en Al-Qaeda fue el Secretario de Estado, Collin Powell, mientras que todos los demás, incluyendo Bush, tenían su atención puesta en otro lugar. Los cargos oficiales se estaban concentrando en invadir Irak y eliminar el régimen de Saddam Hussein. El autor de este libro describe a Bush como un hombre de poca inteligencia y un coeficiente intelectual bajo.
Aunque los Estados Unidos afirman no buscar la guerra, la verdad es que los Estados Unidos han empezado la Guerra de Irak y esta guerra ha enojado al mundo musulmán aún más. Por eso el mundo ahora es un lugar más peligroso. Uno de los problemas más complicados para el mundo islámico es el problema de Palestina y el apoyo de Estados Unidos a Israel. Los palestinos solo tienen algunos rifles para luchar contra Israel y por eso confían en las organizaciones terroristas para luchar contra Israel y los Estados Unidos. Así que, de alguna manera, los Estados Unidos e Israel han invadido Irak y han llevado la destrucción a esa tierra, y por eso muchos iraquíes están resentidos contra la ocupación americana, lo que ha incitado aún más ataques terroristas.
Les he dicho al principio del sermón que hay una alta probabilidad de que ocurran ataques terroristas en Europa Occidental. Si esto ocurra, será más difícil enviar nuestros libros a Europa y por eso debemos orar. Siempre que nos reunamos debemos predicar sin cesar a Dios que prevenga los ataques terroristas, proteja nuestro ministerio literario y bendiga nuestros libros para que podamos salvar a muchas almas por todo el mundo.
Por todo el mundo se está propagando el nacionalismo. Por eso las naciones se levantan contra otras naciones y los países se levantan contra otros países. Esta era presente en la que estamos viviendo está llena de noticias dolorosas de terrorismo y guerra. Pero el fin del mundo no es una mala noticia para nosotros, ya que nos llevará a los nuevos cielos y la nueva tierra.
Los científicos están diciendo que hay pruebas de la existencia de agua en Marte. ¿Por qué creen que siguen investigando otros planetas e intentando averiguar si hay entornos similares a los del planeta Tierra? Porque quieren dejar este planeta, ya que se está haciendo cada vez más inhóspito. Sin embargo, queridos hermanos, debemos vivir por fe esperando el final de los tiempos como nuestro Señor nos prometió en vez de buscar un planeta nuevo en el que vivir. De la misma manera en que el Señor prometió darnos un reino nuevo, el día en que vuelva nuestro Señor, entraremos en ese reino y viviremos allí en paz. Para los que vivimos en la dura realidad del presente, nuestra gran esperanza es el Reino Milenario que nos espera, y los nuevos cielos y la nueva tierra que se abrirán para nosotros. Por esta esperanza tenemos paz en nuestras mentes.
Me han informado que el libro de la serie de sermones sobre el Evangelio de Mateo estará completamente traducido el día 10 de este mes. También me han informado que solo queda un sermón por traducir para completar la serie del Evangelio de Juan. La mitad de los sermones sobre Gálatas están siendo traducidos, mientras que la otra mitad sigue en mis manos. Cuando se revisen el resto de los sermones y se encarguen traducir, serán publicados como el primer volumen sobre Gálatas. Tengo que trabajar aún más duro y preparar el segundo volumen. Aunque estoy muy ocupado con todo este trabajo, estoy contento. Así que, aunque tengo mucho trabajo que hacer, puedo hacerlo con un corazón contento y dispuesto.
 
 

Después de ser interrogado Jesús fue llevado al palacio de Pilatos, el gobernador romano

 
El pasaje de las Escrituras de hoy viene de Juan 18:25-44. En Israel, en aquel entonces, el cargo de Sumo Sacerdote se rotaba cada año y ese año Caifás era el Sumo Sacerdote. Jesús fue llevado ante Anás, el suegro de Caifás, y de ahí fue llevado a Caifás. El pueblo de Israel consideraba importantes algunas fiestas, y sobretodo el sábado. De hecho, Jesús fue arrestado e interrogado justo antes de la Pascua, después de tomar la última cena con Sus discípulos.
Después de ser interrogado en la residencia de Caifás, Jesús fue llevado al Pretorio, el palacio de Poncio Pilatos. Los judíos no podían entrar en el Pretorio, porque tenían que cumplir los preceptos de la Pascua. Cuando Pilatos salió y les preguntó: «¿De qué acusáis a este Hombre? ¿Qué crimen ha cometido para que me lo traigáis aquí?», el pueblo de Israel dijo: «Si no fuese un criminal no te lo traeríamos. Es un pecador, un Hombre malvado. Es un Hombre violento que ha cometido muchos pecados». Entonces los judíos le dijeron a Pilatos: «No tenemos autoridad para matarlo». Habían llevado a Jesús ante Pilatos para que él lo ejecutase.
Entonces Pilatos entró en el Pretorio de nuevo y le preguntó a Jesús: «¿Eres el Rey de los judíos?». Como Pilatos era el gobernador romano enviado a gobernar en esa colonia solo había un crimen por el que podía condenar a Jesús a la muerte: el único crimen que podía ser castigado con la pena de muerte era la rebelión contra Roma y su emperador. Si Jesús se declaraba el Rey de los judíos e incitaba a Israel a rebelarse, su ejecución estaba justificada. Por eso Pilatos le preguntó: «¿Eres el Rey de los judíos» (Juan 18:33). Si Jesús decía que sí, Pilatos podría sentenciarle a muerte sin escuchar más. Como no podía haber dos gobernadores en un mismo país, si Jesús decía que era el Rey, Pilatos podría haberle condenado a muerte según las leyes de Roma.
Entonces Jesús le dijo a Pilatos: «¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?» (Juan 18:34). Pilatos contestó: «¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí». Como Jesús fue acusado de afirmar ser el Rey de los judíos, Pilatos quiso juzgarle por esta acusación u sentenciarle a muerte. Pero Jesús le preguntó a Pilatos: «¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?».
Lo que Jesús dijo aquí no era una respuesta clara a la pregunta de Pilatos. Jesús le preguntó a Pilatos: «Yo no he dicho que soy el Rey de los judíos, ¿acaso no es la nación de Israel la que lo ha dicho?». Jesús no cayó en la trampa de Pilatos. Así que Pilatos dijo: «No soy un judío. Pero tu propia nación te ha entregado a mí. ¿Qué has hecho para que esta gente te acuse?».
 
 

Jesús es el Rey de Su Reino

 
Jesús se levantó de entre los muertos, curó a los enfermos y ayudó a los pobres. Así que muchas personas le siguieron por esto. Muchas de estas personas querían tomar a Jesús y hacerle Rey de Israel a la fuerza. Jesús ayudó a muchas personas por compasión. Por el bien de una madre que lloraba la muerte de su hija, puso las manos sobre el féretro y la resucitó. De la misma manera sanaba a los enfermos cuando se lo pedían. Todos los que vieron estos milagros alabaron a Jesús y le siguieron, y estas personas eran una multitud.
Parar los sacerdotes y los fariseos, el hecho de que Jesús tuviese tantos seguidores era algo que envidiar. Pensaban que ellos se merecían ser tan famosos y que Jesús les estaba robando los seguidores. Así que todos estaban de acuerdo con que solo había una manera de ejecutar a Jesús. Como muchas personas estaban intentando coronar a Jesús como el Rey, decidieron acusarle falsamente acusándole de autoproclamarse Rey de Israel. Por culpa de esta acusación Jesús fue ejecutado y por eso había un cartel que decía “El Rey de los judíos” en la Cruz en la que murió. La Biblia dice que este cartel estaba escrito en griego y hebreo.
Este cartel no mentía, ya que Jesús era el Rey espiritual de los judíos. Jesús es el Rey de reyes no solo para los que creen en Él, sino para todo el universo.
Cuando Pilatos interrogó a Jesús, este le dijo: «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí» (Juan 18:36). Pilatos le dijo: «Luego, eres tú rey Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz» (Juan 18:37).
A medida en que Pilatos siguió interrogándole acerca de esta acusación Jesús le dijo algo fundamental: «El reino del que hablas es un reino tributario que pertenece al imperio romano, pero el Reino del que Yo hablo es un Reino completamente diferente. Mi Reino no es de este mundo, si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí».
Entonces Pilatos dijo: «Luego, eres tú rey Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.» En otras palabras, Jesús le dijo a Pilatos que no era un rey de este mundo, sino el Rey de Su propio Reino.
Jesús sería crucificado al final. Pero Él era el Rey y por eso fue acusado de rebelión. Hay un dicho que dice que todos los caminos llevan a Roma. El emperador romano era el señor de todo el mundo conocido en aquel entonces. Aunque Jesús dijo que era el Rey de Su Reino en vez de un rey de este mundo, esto no fue suficiente para que los romanos lo considerasen un insulto a su emperador. Jesús estaba hablando de cosas espirituales y de la fe y no de nada secular. Sin embargo, para calmar a los judíos, Pilatos forzó una confesión de Jesús que decía que era el Rey y así le pudo sentenciar a muerte.
Jesús dijo: «Para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad» (Juan 18:38). Entonces salió a hablar con los judíos y les dijo: «No he encontrado culpa en este Hombre. No se ha rebelado contra el imperio romano y por tanto es inocente. Vosotros tenéis la costumbre de liberar a un prisionero en la Pascua y cree que es adecuado que este Hombre sea liberado». Pilatos dijo esto porque sabía que Jesús era inocente después de interrogarle. Como Jesús no quería proclamarse Rey en este mundo, sino que dijo que Su Reino era de fuera de este mundo, Pilatos pensó que Sus acciones eran cuestión de fe y espiritualidad, y por eso quería liberarle. Pilatos entonces sugirió que los judíos liberasen a Jesús. Pero los judíos le pidieron a Pilatos que liberarse a Barrabás, un ladrón y un criminal. Al final se les concedió su petición y Jesús sufrió en la Cruz mientras que Barrabás fue liberado.
Lo que el pasaje de las Escrituras de hoy nos quiere decir es que Jesús tiene Su propio Reino, el Reino de los Cielos, y que Él es el Rey. De la misma manera en que el Señor dijo que los que creen en esta Verdad escuchan Su Palabra, ahora nosotros estamos escuchando la Palabra de Dios y creemos en ella. Por tanto somos de nuestro Señor Jesucristo, el Rey.
 
 

Jesús vino al mundo a dar testimonio de la Verdad

 
El Señor dijo que vino a este mundo por la Verdad y para dar testimonio de la Verdad. Pilatos no sabía lo que Jesús quería decir y por eso le pregunto: «¿Qué es la verdad?» (Juan 18:38). Pilatos solo estaba interesado en los asuntos terrenales y Jesús estaba hablando de las cosas del Cielo en vez de las cosas de este mundo temporal.
Debemos entender lo que Jesús dijo exactamente. Jesús vino a este mundo para salvar a la gente y hacer que sea parte de Su nación al dar testimonio de Su Verdad. Todos debemos entender claramente que Jesús vino a este mundo para hacer la obra justa de hacernos, a meras criaturas, Su propia nación y Sus hijos, y de dar testimonio de la mayor Verdad de todas. Jesucristo vino a dar testimonio de la Verdad de salvación. Vino a salvarnos de los pecados del mundo y a hacernos Su nación para siempre. La Verdad de la que Jesús dio testimonio hace posible que podamos ser la nación de Dios y nuestro estatus es elevado por esta Verdad. Solo hay una cosa que es absolutamente cierta: Jesús nos salvó de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús vino a dar testimonio de esta Verdad y es el que nos ha salvado por esta Verdad.
Como Jesús dijo: «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:32), esta Verdad nos ha salvado. Esto es lo que todos debemos saber. El que Dios nos ha hecho Su nación al limpiar nuestros pecados es la Verdad. La Verdad es algo real y no falso. La Verdad más justa de todas es el Evangelio del agua y el Espíritu, a través del que el Señor nos ha salvado. Todos debemos entender esto.
Pilatos le preguntó a Jesús qué era la Verdad. Al nacer como pecadores en este mundo no pudimos evitar morir por nuestros pecados, pero el Señor se convirtió en nuestro verdadero Salvador. Jesús nos ha dado la verdadera vida y salvación a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Así que Pilatos hizo una pregunta ridícula cuando preguntó qué era la Verdad. Aunque había oído hablar a Jesús personalmente, no entendió la Verdad. Jesús dijo: «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí» (Juan 18:36). El Reino del Señor existe separado de este mundo visible.
La gente de hoy en día vive sin pensar por qué nació y para qué vive, adónde va y cuál será el resultado final de sus vidas. Pero todos nosotros, los que nacimos a la imagen y semejanza de Dios, debemos darnos cuenta de qué es la Verdad. ¿Qué es lo correcto? ¿En qué debemos creer? ¿Cuál es la misión de nuestras vidas? ¿Cómo es nuestra relación con Jesús? Debemos pensar en estas preguntas.
Como gobernador colonial de Israel, Pilatos era un hombre de gran nivel. Pero a pesar de esto Pilatos no sabía lo que era correcto y lo que no. Aunque conoció a Jesús en persona y escuchó Su Palabra, no entendió lo que quiso decir. La Biblia dice que los que son de Dios entienden la Palabra de Dios tal y como es. Los que reconocen a Dios y creen en Él y le siguen, es decir, los que siguen la Verdad, la vida, la justicia y el amor, pueden entender lo que el Señor dice. ¿Y qué hay de nosotros? Al creer en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu nos hemos convertido en personas que pueden entender todo lo que el Señor dijo. Esto se debe a que esta Verdad nos dio la vida eterna y la remisión de nuestros pecados.
Como he mencionado al principio de este sermón, el mundo se está haciendo más caótico como consecuencia de los ataques terroristas en Europa y los nacionalismos que surgen por todo el mundo. Pero no debemos temer porque cuando venga el fin del mundo el Señor, nuestro Rey, nos llevará al Reino de los Cielos como Su nación.
Por supuesto hay algunos problemas que nos preocupan. Estoy preocupado por que cada vez sea más difícil predicar el Evangelio por el caos que se avecina. ¿Puede seguir predicándose el Evangelio aunque el mundo esté sumido en el caos? ¿Qué pasaría si nuestra obra misionera se interrumpiese? Es cierto que tenemos estas preocupaciones pero debemos esperar a que el Señor regrese mientras oramos y tenemos fe. Cuando llegue ese momento estoy seguro de que el Señor nos llevará a Su Reino y nos hará felices y prósperos. ¿Tienen ustedes este tipo de fe? Si es así, no deben deprimirse por los problemas del mundo.
 
 
La Verdad se alcanza al creer en la justicia de Dios y Su amor
 
Como el Señor dijo: «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:16-18), debemos ser así. Nacemos con doce tipos de pecados que cometemos todos los días, pero a pesar de esto el Señor nos ha salvado.
Lean la primera mitad del pasaje de las Escrituras de hoy. Describe cómo Pedro negó a Jesús. Cuando Jesús fue llevado a la casa de Anás, el suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote, Pedro le siguió detrás. Entonces le reconocieron y le preguntaron si era uno de los discípulos de Jesús. Pero lo negó y dijo que no conocía a Jesús. Después le preguntaron otra vez y Pedro lo volvió a negar.
Jesús es el Salvador de seres humanos insuficientes. Al saber que Pedro le negaría, Jesús le lavó los pies diciendo: «Me negarás tres veces antes de que el gallo cante». Cuando Jesús quiso lavarle los pies a Pedro, al principio se negó diciendo: «¿Cómo puede un maestro lavar los pies de Sus discípulos? No puede permitirlo». Pero Jesús le dijo: «Si no te lavo los pies no tienes nada que ver conmigo». Jesús lo sabía todo acerca de Pedro. Sabía que Pedro le negaría cuando tuviese problemas. Y como Jesús había dicho, Pedro negó a Jesús tres veces antes de que el gallo cantase.
Todos los seres humanos son similares en sus acciones. Todos somos como Barrabás. Todos somos pecadores. Si la gente fuese juzgada por Dios cada vez que pecase, estaría maldita y sería crucificada como Barrabás hace mucho tiempo. Sin embargo, el Señor dijo que los que son de la Verdad escuchan Su voz y que Él salva a estas personas. Por tanto, es justo creer en el Evangelio del agua y el Espíritu a través del que el Señor ha salvado a todos los seres humanos del pecado y les ha hecho la nación de Dios.
La Verdad está en la justicia de Dios y en Su amor. Saber que Dios nos ama y que ha borrado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu, es saber la Verdad. Sin embargo, la gente no se da cuenta de esto y sigue preguntando qué es la Verdad como Pilatos. Preguntan «¿Cuál es el camino? ¿Cuál es el camino al Cielo? ¿Cómo puedo librarme de mis pecados? ¿Cómo puedo vivir con justicia? ¿En qué debo creer para tener la fe verdadera?». Mis queridos hermanos, la Verdad es que Dios envió a Jesús a este mundo por Su amor y que ha redimido nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Creer en esta Verdad es recibir el verdadero amor, la vida eterna, la verdadera vida, la remisión de los pecados y las verdaderas bendiciones. El que Dios haya borrado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu por Su amor por nosotros, el que nos haya hecho Su nación y nos haya bendecido, el que nos haya permitido vivir para siempre en el próximo mundo, y el que haya preparado un Reino para que vivamos en Él, es el poder y el amor de Dios que constituyen la Verdad.
Mis queridos hermanos, nuestras vidas no acaban en este mundo. Está escrito: «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Hebreos 9:27). De hecho, en un futuro cercano, todos moriremos una vez y seremos juzgados ante el trono de Dios. ¿Ustedes también aceptan esto? Para aquellos que son todavía jóvenes, puede que sea difícil apreciar que el tiempo pasará y este día llegará pronto, pero ese día llegará para todos. Hoy es 24 de marzo pero pronto será abril y todo recobrará la vida en la primavera. Pero justo cuando pensemos que la primavera está aquí, faltará poco para que llegue el verano, después el otoño y por último el invierno. El tiempo vuela y medio año pasa volando.
 
 
Trabajemos por el Evangelio
 
Es una bendición para nosotros trabajar por el Señor, porque ahora todavía podemos predicar el Evangelio. ¿Están de acuerdo conmigo?
Antes no podíamos dejar de preguntarnos qué era la Verdad, pero ahora que hemos conocido al Salvador sabemos que es la Verdad. Y ahora sabemos que esta Verdad es el amor de Dios, que el Evangelio ha borrado todos nuestros pecados y que Jesús ha cumplido la Verdad. Jesús vino al mundo, nos salvó a través del agua y el Espíritu y dio testimonio de que esta salvación es la Verdad. Jesús vino a este mundo para dar testimonio de esta Verdad. Y nos hemos dado cuenta de esta Verdad y creemos en ella.
¿Creen que Jesucristo es la Verdad? ¿Creen que Jesús ha borrado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu? Si es así, han encontrado la Verdad. Para darnos nuestra salvación el Señor vino al mundo, fue bautizado, murió en la Cruz y se levantó de entre los muertos al tercer día. Es un evento gozoso que nos hace estar agradecidos eternamente.
Debemos darnos cuenta de esta salvación y creer en ella. Al ser bautizado Jesús tomó todos nuestros pecados y para ser crucificado se dejó arrestar y llevar al palacio de Pilatos. Deben darse cuenta de que Jesús no fue arrestado porque fuese débil, sino porque se dejó arrestar para salvarnos. Debemos entender que después de ser crucificado, Jesús se levantó de entre los muertos y nos ha dado la verdadera salvación. Ahora debemos creer de todo corazón en lo que el Señor ha hecho.
Por esta fe damos gracias y gloria a Dios por Su amor infinito. Le damos gracias por servirnos. Le damos gracias desde el fondo de nuestros corazones. ¡Aleluya!