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Sermoni

Tema 18: Génesis

[Capítulo 15-1] Amen a Dios más que al mundo (Génesis 15:1)

Amen a Dios más que al mundo(Génesis 15:1)
«Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande».
 
 
Entre Dios y este mundo, ¿a quién aman más?
 
En el Libro de Génesis, capítulo 6, se cuenta de los hijos de Dios, que vieron la belleza de las hijas del hombre y las tomaron como esposas. Es a la vez fácil y difícil vivir con fe en este mundo. Por tanto, debemos comparar a Dios con los humanos y ver a quién amamos más. Si vivimos solo entendiendo que no tenemos pecados después de recibir la remisión de nuestros pecados, nuestra vida espiritual se convertirá en una sin significado como la fe de las religiones de este mundo. Esto es lo que ocurre cuando nos aferramos al hecho de que no tenemos ningún pecado. Pero los que conocen la justicia de Dios correctamente y respetan esta justicia, pueden hacer la obra espiritual verdadera ante la presencia de Dios.
La gente suele decir que no hay nadie que no viva bajo el poder de su ambiente. Los que hemos recibido la remisión de los pecados en nuestros corazones a través de la justicia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor somos todos iguales. Este mundo es lo que tenemos más cerca mientras vivimos aquí incluso después de haber recibido la remisión de los pecados al creer en la justicia de Dios en nuestros corazones. Por tanto, podemos quedarnos fascinados con este mundo porque estamos metidos en él. Entonces, ¿qué tipo de vida es esta verdadera vida de fe? ¿Y cómo podemos vivir esta fe? Las Escrituras nos hacen preguntarnos muchas cosas acerca de estas cuestiones.
¿Creen en la justicia de Dios? Estoy seguro de que es así. Entonces pensemos en lo siguiente: ¿Cómo podemos vivir nuestras fe en un mundo lleno de pecados después de creer en la justicia de Dios? Satanás no nos dejará a los que vivimos por fe y creemos en la justicia de Dios. Por tanto, puede que estemos viviendo con Satanás susurrándonos al oído incluso ahora. Podemos pensar equivocadamente que respetamos la justicia de Dios mientras no estamos separados de este mundo.
Debemos poder separar a la gente que ama a Dios de la que ama al mundo. Hay personas que no conocen la justicia de Dios por el Evangelio del agua y el Espíritu, y hay otras que viven sus vidas siguiendo la codicia del mundo aunque digan amar y creer en la justicia de Dios. Dios no vive en la gente que todavía tiene pecados. Dios solo vive en las personas que se han separado del pecado al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, entre Dios y este mundo, ¿cuál debemos seguir en nuestra vida espiritual? Los que han recibido la salvación de sus pecados por la fe en la justicia de Dios deben vivir la vida que sigue la justicia de Dios.
Sin embargo, seguimos adelante según lo que es más importante entre el mundo y la justicia de Dios. Esta es la decisión que distingue la verdadera fe que cree en la justicia de Dios y la fe que no cree en ella. Es imposible creer en la justicia de Dios mientras amamos las cosas del mundo. Esto no es vivir la vida que respeta a Dios. En realidad, alguien que tiene esa fe puede no conocer la justicia de Dios hasta el final. Este tipo de personas dice creer en Jesús y haber recibido la salvación. Pero no está siguiendo la justicia de Dios y no está negando sus pensamientos carnales aunque diga vivir una vida espiritual después de creer en la justicia de Dios.
 
 
Es muy natural para los nacidos de nuevo amar y seguir la justicia de Dios más que este mundo
 
En realidad los que creen en la justicia de Dios también aman este mundo. A menudo seguimos al mundo aunque creemos que Dios nos ha salvado para siempre mediante la justicia de Dios y se haya convertido en nuestro Pastor eterno. Pero no podemos vivir sin esta justicia de Dios y no podemos vivir felices sin ella. Y no podemos odiar las cosas materiales porque somos seres carnales.
Así que la pregunta es qué amamos más mientras vivimos nuestra vida espiritual ante la presencia de Dios. No podemos amar a este mundo y a Dios al mismo tiempo. Por ejemplo, aquí hay dos chicas bonitas y un hombre joven que no puede decirme sinceramente que le gustan las dos a la vez. Puede decir delante de ellas que las dos son bonitas para no decepcionarlas. Pero la verdad es que una le gusta más que la otra. Es así también en nuestras vidas espirituales: No podemos amar a Dios y al mundo de la misma manera. Siempre nos inclinaremos hacia una de estas dos cosas mientras vivimos en este mundo. Queridos hermanos, por favor, recuerden esto. Viviríamos esta vida espiritual incorrectamente si amásemos al mundo incluso un 0,1% más que a Dios. Dios nos dice es está mal amar a este mundo más de lo que le amamos a Él.
Por tanto, no debemos desear amar este mundo más que a Dios mientras vivimos nuestras vidas espirituales. Aunque podemos amar al mundo mientras vivimos nuestras vidas espirituales, Dios no ama a esta gente. ¿Podemos seguir a Dios correctamente mientras amamos este mundo? No, no podemos. En otras palabras, si no tenemos esta habilidad, seremos unos herejes.
Dios nos dice que tenemos una fe incorrecta si amamos al mundo y a Dios de la misma manera. El Espíritu Santo en nuestros corazones estaría muy incómodo si amásemos este mundo y a Dios de la misma manera. ¿Qué debemos hacer para vivir esta vida espiritual correctamente? Debemos admirar y amar a Dios y la justicia de Dios por encima de todo porque eso es lo que merece ser amado si lo comparamos con este mundo. Esta es la verdadera fe. Somos amados y aprobados por Dios cuando vivimos nuestra vida espiritual de esta manera. Podemos recibir las bendiciones de Dios y mantener una vida espiritual cómoda continuamente.
Pero se convierte en un gran problema cuando nuestros corazones no son así. Se convierte en un problema espiritual grave. Por tanto, deben mirar dentro de sus corazones. Como somos humanos que viven en la carne todavía podemos amar al mundo y todo lo que hay en el mundo. Pero lo importante es que debemos amar al mundo más que a Dios por mucho que amemos este mundo. Debemos vivir nuestra vida espiritual sabiendo que Dios merece ser alabado infinitamente y ser amado. Esta actitud es absolutamente necesaria para los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu.
 
 

Si aman algo más que a Dios, se convierte en idolatría

 
Los seres humanos aman varias cosas. Algunas personas aman al sexo opuesto, mientras que otras aman las cosas materiales y no tienen mucho interés en el sexo opuesto. Pero hay otras personas que aman el alcohol más que lo que hemos mencionado antes. Cada persona ama cosas distintas.
Pero no serán hijos de Dios si aman cualquier cosa más que a Dios. Una persona que ha recibido su salvación de Dios adorará a un ídolo si ama algo en este mundo más que a Dios. Si una persona ama las cosas materiales o a otra persona más que a Dios, estará adorando a un ídolo. Una persona puede amar varias cosas, dependiendo de su personalidad, pero no debe amar nada más que a Dios, sea lo que sea.
Por tanto deben mirar bien dentro de sus corazones para ver si son personas que tienen la tendencia a amar las cosas del mundo. Deben preguntarse si esas cosas merecen ser amadas más que Dios. Deben contemplar esto objetivamente si han llegado a la conclusión de que estas cosas del mundo son mejores que Dios. No pueden examinarse a sí mismos con pensamientos superficiales, Sino que deben verse objetivamente ante la presencia de la Ley de Dios para entenderse correctamente. Y cuando piensan en esto durante mucho tiempo, es decir cuando comparan a Dios con las cosas del mundo que aman, llegarán a la conclusión de que no hay nada en este mundo que valga la pena amar más que a Dios y Su justicia. Quiero que sepan que si aman otras cosas más que a Dios es porque su habilidad para pensar es limitada.
Queridos hermanos, las Escrituras nos dicen: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23). Esto significa que es muy difícil volver cuando nuestros corazones salen al mundo. Es fácil dejar que nuestros corazones vayan al mundo, pero es difícil volver. Cuando nuestros corazones se van al mundo de esta manera es muy difícil volver donde estaban. Si pensamos en esto objetivamente, no hay nada en este mundo que merezca la pena para nosotros más que amar a Dios, pero a veces nuestros corazones van al mundo y caminan sin rumbo en vano. El mayor problema es que muchas personas viven sin darse cuenta de que esto no es bueno.
 
 

Solo los que dejan los argumentos y pretensiones y creen en la justicia de Dios pueden vivir por fe

 
Las Escrituras nos dicen que los que dejan de lado los argumentos y las pretensiones (2 Corintios 10:5) y nacen de nuevo para creer en el Evangelio del agua y el Espíritu pueden amar a Dios de todo corazón. Es lo correcto y no puede haber ninguna razón para desobedecer. La gente presenta argumentos basándose en cierta lógica, pero Dios simplemente nos dice en las Escrituras: “No tendrás otros dioses ante Mí” (Éxodo 20:3). Dios nos dice que le amemos a Él solo y que eso es lo correcto y lo sensato. Dios nos dice que es algo justo y nos dará felicidad. Dios nos dice esto unilateralmente. Dios nos dice que es correcto amarle, seguirle y admirarle si hemos recibido la salvación de nuestros pecados por Su gracia. Dios nos habla de manera simple y firme acerca de esto. Queridos hermanos, creo que la Palabra del Señor es la única verdad recta.
Seguimos a este mundo sin darnos cuenta. Esto no es extraño porque es natural estar bajo el dominio de la carne cuando vivimos en la carne. Sin embargo, los nacidos de nuevo son también personas que están bajo el dominio del Espíritu Santo. Estamos bajo el dominio de la carne porque tenemos carne y también estamos bajo el dominio del Espíritu porque tenemos espíritu. Entonces, ¿qué debemos seguir en realidad? Solamente hay una respuesta correcta a esta pregunta. Y es la siguiente: “El corazón que ama a Dios debe ser más grande que el corazón que ama a este mundo. No debo amar al mundo, sino a Dios”. La gente de este mundo proporciona muchas razones, responde al rechazo y está llena de excusas, pero sea lo que sea lo que piensen o en lo que insistan, la respuesta correcta ante la presencia de Dios es amar a Dios y no a este mundo. En realidad, no estamos ni siquiera cualificados para preguntarle a Dios: “¿Por qué debo hacer esto?”. Somos seres que no tienen ningún derecho a discutir con Dios y por tanto esto puede ser un pecado en sí. Queridos hermanos, quiero que recuerden lo siguiente: No puede surgir nada bueno de preferir al mundo antes que a Dios. Sin embargo, el problema es que podemos amar al mundo más que a Dios aunque sepamos que no está bien porque somos seres humanos insuficientes.
Todos somos seres débiles e insensatos. No solo nosotros, sino también todos estos famosos ministros de las iglesias del mundo. Sin embargo, ya vivamos una vida de fe espiritual o no depende de si hemos podido dejar atrás los argumentos y toda pretensión que se levanta contra Dios y solo amarle a Él. Si aman al mundo más que a Dios o aman al mundo y a Dios de la misma manera, entonces no estarán buscando la vida espiritual verdadera. Alguien podría decir: “Y yo no amo al mundo tanto como amo a Dios, pero me gusta el mundo de la misma manera en que amo a Dios. Por tanto, también soy una persona que cree en el Señor y vive una vida espiritual correcta”. Pero, ¿qué dijo nuestro Dios acerca de este tipo de personas. Dios nos dijo claramente que una persona así que ama a Dios de la manera en que ama al mundo no está viviendo una vida espiritual verdadera. Dios dijo que una persona no puede amar dos cosas de la misma manera y que no puede evitar inclinarse hacia una de las dos.
Queridos hermanos, no podemos amar dos cosas de la misma manera. Si tenemos a dos personas ante nuestros ojos, amamos a una más que la otra, y aunque amemos a dos personas de la misma manera habrá una diferencia en el grado y calidad del amor por cada persona. Somos así porque somos seres humanos y no dioses. Si pensamos que estamos viviendo nuestra vida espiritual muy bien mientras amamos al mundo y a Dios de la misma manera, esto es simplemente una idea equivocada y no una vida de fe correcta ante la presencia de Dios. Amar al mundo y a Dios de la misma manera no es amar o respetar a Dios.
Entonces, ¿qué haremos? La respuesta está muy clara. Debemos dejar atrás nuestros argumentos y toda pretensión y abandonar nuestra codicia y avaricia y amar solamente a Dios. Debemos oponernos y vencer a todas las cosas del mundo y amar a Dios más que a este mundo. Esta es la verdadera ve y la verdadera vida espiritual de un santo.
 
 
Debemos quitar toda la suciedad para amar a Dios y Su justicia más que a este mundo
 
Primero debemos librarnos de toda la codicia de la carne para poder vivir una vida espiritual ante la presencia de Dios. Debemos deshacernos de toda la suciedad de nuestros corazones. Debemos librarnos de toda la codicia y avaricia de nuestros corazones. Solo entonces podremos seguir la justicia de Dios. Esto es muy prevalente en el mundo y puede devorar a los nacidos de nuevo. Debemos amar la justicia de Dios más que al mundo. Entonces el amor de Dios Padre puede estar dentro de nosotros y la luz y la verdad de nuestro Señor vivirá dentro de nosotros y nos llevará hacia delante. El Señor nos está diciendo esta verdad hoy.
Podemos amar este mundo y a Dios de la misma manera porque somos seres humanos. Asimismo, podemos tener este deseo de vivir de esta manera. Sin embargo, Dios no quiere que vivamos así. Por tanto, debemos vencer estos pensamientos carnales y deseos carnales que surgen continuamente en nuestros corazones. Debemos amar a Dios más que a este mundo para poder vencer estos deseos y pensamientos.
La gente suele ilustrar el corazón humano como un cuenco. Como ya saben, los cuencos tienen un límite de capacidad. Así que una persona puede honrar a Dios o seguir al mundo dependiendo de si ha echado cosas de este mundo en su corazón, es decir en su cuenco, más que la Palabra de Dios. Si hay más cosas del mundo en este cuenco (corazón), entonces esa persona no está creyendo en Dios de verdad ni está siguiéndole aunque diga creer y amar a Dios con sus palabras.
Si usamos este cuenco como una metáfora de nuestro corazón, entonces Dios debe ocupar nuestro corazón más para que nuestra vida de fe sea auténtica. Por tanto, debemos vencer a las cosas del mundo que entran en nuestros corazones para poder vivir una vida espiritual correctamente. Solo podemos mantener nuestra fe solamente si sacamos las cosas del mundo de nuestros corazones y tenemos al Señor en ellos aún más.
Queridos hermanos, piensen en esto una vez más. ¿Han entrado tantas cosas en nuestros corazones mientras vivimos en este mundo? ¿Tenemos algo protegiendo nuestros corazones? No. Y por eso los humanos no podemos evitar convertirnos en esclavos de nuestras circunstancias cuando nos encontramos con problemas. Una persona se sumerge en sus circunstancias cuando conoce a gente con la misma mentalidad, por ejemplo, se obsesiona con un programa de televisión cuando lo ve. Los seres humanos somos así de insuficientes. Sin embargo, lo importante es lo que nos encontramos constantemente. El corazón de una persona se inclina naturalmente hacia el mundo y fluye hacia él si se encuentra con el mundo más y acepta las cosas de este mundo más. Si esto ocurre, ¿cuál será la consecuencia? Esta persona se distanciará del Señor? Sin embargo, una persona puede tener un corazón que se inclina hacia el Señor y puede vivir una vida espiritual correcta si acepta al Señor más en su corazón y rechaza las cosas de este mundo porque el Señor tiene dominio sobre su corazón.
No somos seres que puedan vivir en el mundo solo porque hayamos recibido la remisión de nuestros pecados. Algunas personas piensan que no pueden cometer pecados si recibieron la remisión de los pecados en algún momento al creer en la justicia de Dios, pero esto no es así. Por supuesto que es cierto que una persona que conoce y cree en la justicia de Dios puede vivir una vida espiritual correcta y por tanto que una persona que no la conoce o cree en ella no puede hacerlo por mucho que crea en Jesús. Sin embargo, por mucho que una persona haya recibido la remisión de sus pecados, no es más que un pecador si su corazón ama más al mundo en vez de estar en la justicia de Dios. Nadie puede tener esta fe verdadera si ama las cosas del mundo más.
Los ministros, hermanos y hermanas son todos los mismos hijos de Dios ante Su presencia. No hay ninguna excepción ante esta verdad. Entonces, ¿qué tipo de cosas han entrado en sus corazones? Dejemos las cosas del mundo a la izquierda y las cosas espirituales a la derecha. Como el cuenco de los corazones de la gente es diferente, algunos hermanos y hermanas pueden tener más cosas en la parte izquierda y otros en la derecha, y estos corazones pueden cambiar mañana mismo. El corazón de un ser humano cambia constantemente de esta manera. Por tanto, Dios nos ha pedido que mantengamos nuestros corazones correctamente. No sé exactamente donde están puestos sus corazones, pero podemos saber si alguien es espiritual o carnal sabiendo si las cosas de Dios o las cosas del mundo han entrado en ese cuenco. El poder vivir nuestra vida ahora depende del estado de nuestros corazones. La fe de una persona no depende de si sabe mucho o poco acerca de cosas espirituales. Pueden vivir una vida espiritual de fe correcta si han aceptado las cosas de Dios más y rechazado las cosas de este mundo; pero si hay más cosas del mundo en sus corazones no pueden vivir una vida espiritual correcta. Todo el mundo es igual; no hay ninguna excepción a este principio.
Hay veces que tiendo a ir a la izquierda más y otras veces a la derecha. Por supuesto, una persona puede vivir una vida espiritual sin sinceridad. Esto significa que podemos tener una fe formal. Sin embargo, lo que pasa es que pueden vivir de manera carnal sin darse cuenta aunque quieran vivir espiritualmente si sus corazones están puestos en las cosas de este mundo. Las Escrituras nos dicen que los árboles se conocen por sus frutos. Ustedes darán los frutos de este mundo si su corazón está en el mundo. Queridos hermanos, miren dentro de sus corazones una vez más. Si están viviendo una vida que tiende a sumergirse en el mundo, quiero que sepan que esto se debe a que las cosas del mundo han llenado sus corazones mucho más.
La cuestión es por qué estamos constantemente buscando las cosas del mundo cuando queremos vivir una vida espiritual. Esto se debe a que las cosas de este mundo han entrado en nuestros corazones. Por tanto, debemos reconocerlo y confesar: “Tengo muchas cosas del mundo dentro de mí”, y pensar rápidamente qué cosas debemos dejar de lado y deshacernos de ellas lo antes posible. Y debemos buscar a Dios de nuevo con un corazón limpio.
Esto es completamente cierto. Al igual que hay días de lluvia y días de sol, nuestros corazones cambian de la manera en que el tiempo día a día. Así que vivir una vida espiritual en este mundo secular es muy fácil y muy difícil al mismo tiempo. Nuestra vida espiritual se convierte en un infierno cuando las cosas del mundo entran en nuestros corazones caprichosos más que las cosas de Dios. Esto se hace muy estresante. Si su corazón está dolorido ahora y sus vidas espirituales son un caos, entonces deben darse cuenta de que las cosas del mundo han tomado el control de su corazón.
Cuanto más tiempo pasa, más difícil se hace vivir una vida espiritual sin la justicia de Dios. Debemos renovar nuestros corazones con la justicia de Dios tan a menudo como sea posible, ya que los que viven en este mundo secular no pueden evitar quedar sumergidos en el mundo secular. Así que debemos combatir los deseos de nuestros corazones como si estuviésemos barriendo la casa por la mañana. Debemos lavar las cosas malas que hay en nuestros corazones tan a menudo como sea posible. Cuanto más tiempo hayamos creído, más debemos hacer esto. Cuando una persona conoce la justicia de Dios y recibe la remisión de los pecados, el 99% de su corazón está lleno del amor del Señor. Su corazón no duda aunque tenga mucha tentación porque el amor del Señor está en el centro de su corazón. El corazón que confiesa lo que dice uno de nuestros himnos, “El miedo desaparece cuando vivo por el Señor porque el Señor siempre me protege”, tiene los 100 puntos de la fe.
Pero, ¿cómo cambia este corazón cuando ha pasado un poco de tiempo? Cambia tanto que uno no quiere cantar este himno porque su conciencia no puede soportarlo. La vida espiritual está llena de gozo y de felicidad inmediatamente después de recibir la remisión de los pecados, pero se hace difícil mantener el corazón recto cuando ha pasado mucho tiempo. Por eso la vida espiritual no es tan fácil. ¿No creen que es más difícil seguir a Dios, seguir al Señor y mantener su fe ahora que cuando recibieron la remisión de los pecados? Yo también soy así. Nuestra fe debería ser más fuerte a medida que pasa el tiempo, pero nuestro corazón se desanima más.
 
 
Debemos mantener nuestros corazones con fe en la justicia de Dios
 
El corazón de un humano puede cambiar y dudar fácilmente cuando cambian las circunstancias. Por tanto, debemos mantener nuestros corazones para vivir una vida espiritual. Debemos reconocer que amar a Dios más en nuestro corazón es lo correcto y vivir siguiendo esta respuesta correcta. No hay otra manera. No hay otra manera que creer y seguir esta respuesta correcta que Dios nos ha dado. Estoy diciendo que debemos limpiar nuestros corazones ocasionalmente y sacar las cosas del mundo.
Los que vivimos una vida de espiritual correcta a menudo nos encontramos viviendo en este mundo secular y esto se convierte en un problema difícil. Es muy difícil seguir al Señor y servirle mientras vivimos en este mundo. No es fácil mantener la fe correctamente mientras trabajamos en una empresa o vamos a la escuela. ¿Cuál piensan que es la razón? Porque muchas cosas de este mundo secular entran en nuestros corazones. Por tanto, debemos expulsar estas cosas.
Las cosas de este mundo parecen ser bellas algunas veces porque las vemos desde la distancia. Incluso un lago que desprende un olor horrible puede parecer bonito desde lejos. Pero si van a este mundo completamente, podemos rechazar al mundo y acercarnos al Señor más porque nos hemos dado cuenta de que el mundo está sucio. Solo entonces podremos vivir en el Señor completamente. Pero no podemos vencer la tentación de las cosas del mundo que se meten en nuestros corazones sin saberlo mientras pensamos: “No viviré en el mundo. Viviré por el Señor”. Podemos darnos cuenta de lo sucio que está el mundo, rechazar el mundo y salir de él si hemos caído dentro. De lo contrario, nuestros corazones pueden sumergirse en las cosas de este mundo que se meten dentro sin que queramos. ¿Qué significa esto? Esto significa que se hace más difícil vivir en el Señor para los que rechazan estas cosas del mundo que para los que viven en él.
Por tanto, debemos abrir nuestros corazones ante Dios y encontrar la respuesta a la siguiente pregunta en la luz de Su verdad: “¿Estoy creyendo en Dios de verdad o estoy siguiendo este mundo?”. Si no sabemos bien qué echar de nuestro corazón, las cosas del mundo entrarán constantemente en nuestros corazones aunque las rechacemos. Si esto ocurre, entonces no podremos vencer al mundo. Las mareas de este mundo entran y se meten en nuestros corazones. No valdrá de nada intentar bloquearlas con nuestras voluntades débiles. Por mucho que rechacemos las cosas de este mundo, entrarán en nuestros corazones continuamente con las corrientes fuertes de este mundo que entran continuamente. ¿Cómo podemos bloquearlo? La única manera es amar al Señor mucho más.
Dios le dijo a Abraham, el antecesor de la fe: “No tengas miedo, Abraham, soy tu escudo”. Queridos hermanos, ¿merece este mundo ser amado más que a Dios? No, no lo es. Entonces amar a Dios más que a este mundo es la respuesta correcta claramente. Debemos vivir así. Como he dicho antes, no podemos parar las mareas que están invadiendo nuestros corazones constantemente aunque intentemos sacar el agua. Sin embargo, sé que Dios obrará en nuestros corazones si nos damos cuenta de que no debemos vivir sumergidos en las cosas de este mundo, aceptamos la justicia del Señor y le amamos más. Sé que viviremos una vida equilibrada cuando estas cosas entren en el cuenco de nuestros corazones y estén llenos al 70% de cosas espirituales y 30% de cosas del mundo.
No podemos evitar que todas las cosas del mundo entren en nuestros corazones. Sin embargo, debemos llenar nuestros corazones con las cosas de Dios por lo menos un 70% y rechazar las cosas del mundo con este poder espiritual. Por mucho que una persona esté llena del Espíritu Santo, no puede rechazar estas cosas del mundo. Sin embargo, las cosas de este mundo no pueden ocupar más de un 40% de nuestros corazones. A medida que pasa el tiempo, llenamos nuestros corazones más con las cosas de Dios y más podemos mantener esta vida espiritual correctamente.
 
 

Nuestros corazones deben inclinarse hacia Dios

 
¿Está el 50% de su corazón lleno con Dios y el otro 50% lleno de este mundo? Si es así, no tienen una fe correcta. Deben deshacerse rápidamente de por lo menos el 10% de esas cosas del mundo. Y deben mantener las cosas del Señor por lo menos al 60% en su corazón. Para esto, deben mover sus corazones dentro de la Iglesia, hacia Dios y hacia la salvación de las almas. Entonces deben estar de lado del Señor si dejan entrar un poco más las cosas de Dios. Las cosas de Dios deben ocupar por lo menos el 60% de sus corazones. Estarán viviendo su vida espiritual bastante bien si el 70% de sus corazones están llenos de las cosas de Dios. Serán como el hermano o la hermana pequeña del Apóstol Pablo si están llenos al 80%. Serán como el hermano o hermana pequeños de Jesús si su corazón está lleno al 90%, y serán como compañeros de clase de Jesús si están al 100%. Sé que serán así si Dios lo permite. Sin embargo, no debemos ser avariciosos desde el principio. Podemos estar satisfechos por lo menos al 60%. Si es imposible en este momento, deber ser por lo menos el 55%. No debe ser el 50%. Si hay alguien aquí que sea así debe arrepentirse inmediatamente. Nuestro Señor no lo permite. Empezamos a tener un conflicto cuando las cosas del mundo ocupan el 50% de nuestros corazones. Las cosas del mundo habrán ocupado el 50% de su corazón si piensan: “Me cuesta incluso mirar a la cara al líder. ¿Hermanos y hermanas? ¿Qué hermanos y hermanas? Mis amigos en este mundo son mejores. Estoy harto de este tipo de vida espiritual”. Las cosas del mundo han ocupado un 60% ahora si piensan que quieren abandonar su vida espiritual. Este tipo de personas pueden rechazar el Evangelio del Señor y dejar al Señor en cualquier momento. Debemos saberlo bien. Y debemos controlar nuestros corazones.
Queridos hermanos, debemos mantener estos puntos básicos bien. Debemos por lo menos tener 60 punto d un total de 100 y eso es por lo menos un aprobado. Por supuesto que no es fácil conseguir 60 puntos. En las escuelas dan 20 puntos básicos para que los niños no repitan, pero aún así hay personas que no pueden conseguir los 60 puntos cuando hacen el examen. Por eso es fácil y a la vez difícil conseguir los 60 puntos.
Una persona que ha sido salvado a través del Señor ya ha obtenido 50 puntos. Solo hay que conseguir 10 puntos más, pero hay algunas personas que dejan al Señor solo porque no pueden conseguir estos puntos extra. Queridos hermanos, nuestro Señor nos ha dado 50 puntos. Podemos obtener estos 10 puntos si nuestro corazón se inclina hacia el Señor, pero perderemos 10 puntos si nos inclinamos hacia el mundo tan solo un poco. Quiero que mantengan sus corazones correctamente. De manera en que sube y baja la marea, nuestros corazones también vienen y van.
 
 

¿Cuál es nuestro punto de fe?

 
Una persona obtiene 90 puntos en su nivel de la fe si no cae en cualquier tipo de tentación que se le venga encima porque el amor del Señor está en el centro de su corazón. Esta persona puede mantener su vida espiritual. Sin embargo, una persona que tenga 59 puntos debe arrepentirse. Todo el que tenga menos de 60 puntos debe arrepentirse.
Por tanto, debemos mantener por los menos 60 puntos. Por lo menos deben ser 70 puntos. Estoy diciendo que nuestro grado de fe debe ser por lo menos un aprobado. La mayoría de los nacidos de nuevo que viven en estos tiempos finales casi no han pasado los 60 puntos. No hay muchas personas que tengan 70 o 80 puntos. Como estamos viviendo en un período tan lleno de pecados, incluso los que hemos nacido de nuevo estamos entre 60 y 70 puntos. Debemos mantener por lo menos 70 puntos. Si eso es difícil debemos mantener por lo menos 60 puntos. Debemos hacer esto.
Nuestro Señor le dijo a Abraham: “Yo soy tu escudo. Te protegeré. Aceptaré la responsabilidad por todas las cosas. Soy tu recompensa. Te he bendecido y seguiré bendiciéndote”. El Señor, quien tiene mucho amor, se ha manifestado a los que creemos en Él. Dios se ha convertido en nuestro Pastor y vive con nosotros mientras nos bendice. Entonces, los que llevamos una vida espiritual en este mundo, ¿amaremos al mundo más? ¿O debemos amar a Dios y al mundo por igual? No, nunca. Debemos amar a Dios aún más. Debemos vivir de esta manera definitivamente.
A menudo nuestros corazones van hacia el lugar equivocado. Sé muy bien que nuestros corazones tienden a irse hacia el mundo. Por eso debemos aclarar nuestras mentes. No puede haber nada en este mundo que amemos más que a Dios. Debemos amar a Dios más que a nada en este mundo. Obviamente amamos al mundo, pero amamos a Dios mucho más. Esto es lo correcto. Debemos vivir así siempre.
No quiero decirles que amen a Dios al 100%. Esto se debe a que no podemos esperar esto de humanos que son tan débiles. Aunque hablemos de la dimensión mayor de la fe, no podemos hacerlo en realidad. En conclusión, estoy diciendo que debemos amar a Dios más que este mundo. ¿Creen que esto es cierto? ¿Creen que esta es la manera correcta de vivir? Lo que es más, ¿creen que pueden vivir así? Pueden vivir así. Pueden vivir así porque Dios nos ha dado estos puntos básicos. Es simple. Esta es la gracia de nuestro Señor. Y por eso tenemos que decidirnos un poco hacia la Palabra de Dios, hacia Dios y hacia la Iglesia. Nos inclinaremos naturalmente hacia Dios si simplemente nos decantamos un poco. Estoy diciendo que debemos decantarnos hacia Dios. Entonces nuestro Señor nos guiará el resto del camino. De esto se trata la vida espiritual correcta.
 
 

Decantarse hacia la justicia del Señor es la verdadera vida espiritual

 
Debemos dejar que nuestros corazones vayan hacia el Señor aún más. Si no conocemos esta verdad, no podemos evitar vivir más por las cosas de este mundo en nuestros corazones. Debemos deshacernos de las cosas del mundo. Y debemos llenar nuestros corazones más con las cosas del Señor rápidamente. Si hay algo que limpiar, debemos limpiarlo rápidamente. Por supuesto que no podemos limpiar estas cosas, pero cuando estas cosas entran rápidamente en nuestros corazones debemos limpiarlas y echarlas.
Queridos hermanos, debemos decantar nuestros corazones más hacia Dios, especialmente en estos últimos tiempos. Esta es la era en la que debemos recordar estas verdades. Nuestro Señor volverá pronto. Habrá caos en este mundo dentro de poco. Toda esta información se está compartiendo desde una red de comunicaciones por ordenador. El mejor jugador de ajedrez del mundo jugó una partida de ajedrez contra un programa de ordenador, y ganó tres veces contra una pérdida. El maestro de ajedrez dijo: “No tengo miedo de un ordenador porque no tiene emociones. He podido ganar gracias a esto”. ¿Qué significa esto? Esto significa que los seres humanos perderían contra un ordenador si ese ordenador tuviese un poco más de potencia. Y los humanos estarían bajo su poder. Y así que dijo que llegaría el momento pronto en que los seres humanos estarían dominados por los ordenadores.
Los sistemas de ordenadores e Internet son tan avanzados que el mundo entero está conectado como una nación. Incluso los niños y las personas mayores están aprendiendo a usar un ordenador. En estos tiempos los ordenadores están recibiendo más importancia que los humanos. Así que el Señor volverá pronto. Así que les pido que mantengan la fe en estos tiempos últimos tan difíciles. Estoy diciendo que debemos amar a Dios más que este mundo.