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Sermoni

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 1-6] La Fe que Solamente Cree en la Palabra de Dios (Juan 1:1-8)

La Fe que Solamente Cree en la Palabra de Dios(Juan 1:1-8)
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.”
 
 
Escrito está en Juan 1:18, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Jesús quién estaba en el seno de Dios Padre vino a este mundo en semejanza de hombre para salvarnos de nuestros pecados del mundo. Ni un solo ser humano ha visto a Dios con los ojos de la carne. Sin embargo, Dios apareció y se mostró a Sí Mismo por medio de Su Hijo. Dios Hijo vino a esta tierra vestido en carne humana de un ser humano y se revelo a Sí Mismo como el Hijo de Dios para ser visto a los ojos de la gente.
El Señor nos dijo, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Dios nos está diciendo que ningún otro nombre puede salvarnos de los pecados del mundo excepto el nombre de Jesús que Dios le dio a Su Hijo. ¿Es Jesucristo el Único sobre la tierra que tiene el nombre de el Salvador que puede salvar a todos los pecadores de sus pecados? Esto es verdad. Jesucristo es el Salvador de nuestra humanidad, y Él estuvo sobre esta tierra durante 33 años para salvar a toda la humanidad de todos los pecados. Nadie excepto Jesús tiene el poder para ser el Salvadorque puede salvar a la humanidad de los pecados del mundo.
En la actualidad en el mundo, existe gente que pretende ser un salvador. ¿Acaso esta gente no esta mal de la cabeza? No puede existir ningún salvador verdadero en este mundo excepto Jesús. Solo Jesús es el verdadero Salvador de la humanidad, porque Él es el Único que tomó nuestros pecados de una vez por todas a través de Su bautismo de parte de Juan el Bautista, y entonces limpió todos los pecados de la humanidad. Solo Jesús tomó nuestros pecados y derramó Su sangre sobre la Cruz para recibir el castigo por nuestros pecados, y obtuvo la victoria levantándose de entre los muertos. Por lo tanto, toda la gente que dice que ellos son los salvadores, en lugar de Jesús, son mentirosos. La Biblia declara que Jesús es el único Salvador, pero existen líderes trastornados de algunas de las sectas religiosas que dicen que ellos mismos son los salvadores. Uno de ellos afirmaba que había leído la Biblia más de 3,000 veces. Cuando yo escuche esto, él tenía casi 40 años. La gente que lo apoyaba daba testimonio de que había leído la Biblia más de 3,000 veces durante casi 10 años de haber creído en Jesús. Si él la hubiera leído 3,000 en 10 años, significa 300 veces en un año, entonces, un año tiene 365 días, así que eso quiere decir que él tuvo que leer toda la Biblia casi una vez por día. Esos falsos profetas están engañando a la gente declarando cosas imposibles como realidades.
Nunca debemos dejarnos engañar por tal gente. Ahora, si la última era llega, escrito está que mucha gente aparecerá y se declarará a sí misma como los salvadores (Mateo 24:5). Yo se que aquellos que se llaman a sí mismos salvadores son relativamente guapos en la carne, y afirman que hacen caer fuego del cielo y hacen que ocurran milagros y señales con su fe. De acuerdo con ellos, existe otro salvador además de Jesús. Sin embargo, no existe otro verdadero Salvador excepto Jesús.
Juan el Bautista y Jesús trabajaron juntos para realizar la salvación de la humanidad al cumplir la justicia de Dios. Entonces, ¿fue Juan el Bautista otro salvador? No, el no lo fue. Juan el Bautista meramente jugó el papel de asistente de Jesús, mientras que Él tomó los pecados del mundo. Jesús vino a esta tierra y tomó todos los pecados de la humanidad de una vez por todas por medio del bautismo que Juan le dio a Él. Jesús tomó los pecados del mundo por medio del bautismo que Él recibió del tal Juan, y con la preciosa sangre que Él ha derramado sobre la Cruz, Él completó el evangelio del agua y el Espíritu.
Aquellos que solamente creen en la sangre de Jesús dicen que Juan el Bautista ha fallado. Discuten que Juan fue muy radical tanto que las autoridades de sus días no lo toleraban. Sin embargo, interpretan mal la misión principal de Juan el Bautista. Enseñan cosas absurdas por su ignorancia de las Escrituras.
Por lo tanto, debemos conocer la misión de Juan el Bautista correctamente. Solo entonces, podremos darnos cuenta y entender la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. La totalidad de la Biblia es la Palabra de Dios que revela la Verdad que dice que Jesús salvó a la humanidad al recibir el bautismo de Juan y el ser crucificado. ¿Quién es la gente con la fe correcta? Son la gente que cree en el hecho de que Jesucristo ha venido por el agua y por la sangre. La fe que cree en el evangelio del agua y el Espíritu es la fe correcta.
Juan 1:1 afirma, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” La Palabra que en el principio creó todo el universo y todo lo que hay en él era Dios. Fue también Jesús quién creó el universo en el tiempo de la Creación del mundo debido a que Jesús fundamentalmente es Dios. Jesús es Dios Hijo entre el Dios de la Trinidad-el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este Dios Trino cada uno tienen su propia Personalidad, pero estos tres son el mismo Dios para nosotros.
Está escrito en el Génesis que Jesús creó este mundo. Y, está escrito en el Evangelio según San Juan que Jesús es Dios quién nos salvó de los pecados del mundo. Jesús es Dios Mismo quién vino a esta tierra en semejanza de hombre y nos salvó de los pecados del mundo de una vez y para siempre.
Escrito está en Juan 1:4, “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” “La luz de los hombres” aquí se refiere a la posición de Jesús y a Su misión por medio de la cual Dios nos salvó de los pecados del mundo. Y la “luz de la vida” representa el amor de Jesús que salvó a la humanidad del pecado. Todas las criaturas estaban destinadas a morir por sus pecados, pero nuestro Señor vino a esta tierra y dio vida nueva a la gente que creyó en Él. Él envió a Jesús, quién fue bautizado por Juan el Bautista, y entonces derramó Su sangre, y se levanto de entre los muertos. El señor es el Salvador quién nos dio nueva vida. Jesús es la luz de la salvación para toda la gente. Nuestro Señor es la luz de la salvación. Él vino a esta tierra y tomó los pecados de este mundo de una vez y para siempre por recibir el bautismo. Entonces Él recibió el juicio por todos los pecados al ser crucificado en lugar nuestro y entonces se levantó de entre los muertos por medio de la justicia de Dios, limpiando nuestros pecados de una vez y para siempre. “La vida era la luz de los hombres.” Nuestro Señor nos salvó de todos los pecados al darnos Su vida con el agua y con la sangre. Jesús llegó a ser la luz verdadera para nosotros, y el bautismo que recibió Jesús de parte de Juan y el derramamiento de sangre completaron la justicia de Dios.
 
 

Jesús se Presenta a Sí Mismo como el Pan de Vida

 
Jesús presenta la voluntad del Padre. “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:40).
Después de que Jesús realizó el milagro de los cinco panes y los pescados en el desierto y alimentó a toda la gente reunida, Él dijo que Él era el pan de vida del Cielo (Juan 6:32-35). Existía mucho pan en la tierra, pero solo hay Uno que vino del cielo. Él nos dijo que el pan de la verdadera vida o el pan de vida es Jesucristo. Para borrar tus pecados, todo lo que tienes que hacer es comer el pan de vida. Tenemos que creer en Jesús, quién es el pan que borra los pecados, el verdadero pan que nos permite obtener la vida eterna. Jesús nos está diciendo al venir como el pan de vida: “Aquellos que comen la carne de Jesús reciben la reemisión del pecado y obtienen la vida eterna.”
Nuestro Señor quería eliminar los pecados de la gente al venir a esta tierra, y así lo hizo como un hombre. Jesús quería dar Su carne y sangre a toda la gente sobre la tierra para salvar sus almas que estaban muertas por el pecado ante Dios. Jesús vino a esta tierra por Su propia voluntad en semejanza de hombre y dio el evangelio del agua y el Espíritu para dejar que la gente de la tierra recibiera vida nueva, la vida eterna, y la remisión del pecado.
Básicamente Jesús es Dios. Es exactamente nuestro Señor Jesús quién hizo los árboles de esa montaña, el pasto, el gran sol en el cielo, la gran Vía Láctea, este océano, todos los animales, y Él te hizo a ti y a mí. Yo estoy afirmando que nuestro Señor Jesucristo, quién es Dios, vino como el Salvador. Dios creó al hombre de acuerdo a Su imagen, y cuando la gente cayó en pecado, Dios Mismo nació en esta tierra en semejanza de hombre por medio del cuerpo de la Virgen María, dejando Su trono de gloria para quitar los pecados de esta gente. El Señor vino a esta tierra por Su propia voluntad y permitió que la gente recibiera la remisión del pecado y la vida eterna entregando Su carne y sangre.
Mis compañeros creyentes, examinemos porque Jesús nos dio Su carne y sangre. El Señor dijo, “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6:54-55). Examinemos que quiso decir Jesús en este pasaje.
Primero veamos más ampliamente Juan 6:52-57. “Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”
¿Qué dio el Señor Jesús a toda la humanidad para salvarla de su pecado y les permitió vivir? Primero, Jesús dio Su carne para salvar a la gente del pecado. Segundo, Jesús también dio Su sangre. Por lo tanto, si comemos la carne y la sangre del Señor, habitamos en el Señor, pero si no comemos la carne y la sangre del Señor, no habitamos en Él. ¿Entiendes de lo estoy hablando?
Nuestro Señor vino a esta tierra en la carne. Entonces, nuestro Señor nos dio Su carne para salvarnos, a toda la humanidad. ¿Qué significa decir Él dio Su carne? ¿Acaso Él nos dio Su carne cortando pedazos de Su cuerpo? Durante la Última Cena, Jesús tomó el pan, lo bendijo y lo partió diciendo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.”
Leamos Mateo 26:26. “Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.” El señor bendijo el pan y dijo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.” El Señor ha puesto esta Santa Comunión por Su Palabra, y estamos celebrando esto al recordar Su justo acto de la salvación. El Señor tomó el pan, lo bendijo, lo partió y los dio a los discípulos diciendo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.” Él nos salvó dando Su carne, y nos permitió recibir la vida eterna dando Su sangre por nosotros. Mis queridos creyentes ¿entienden? Nuestro Señor no solamente dijo, “Tomad, bebed; esto es Mí sangre” sino que además Él dijo “Tomad, comed; esto es mi cuerpo” cuando Él realizo la primer Comunión Santa.
Cuando nuestro Señor vino a salvarnos del pecado, Él vino en semejanza de hombre, la carne. Si el Señor no hubiese venido a esta tierra con la carne y con la sangre, no hubiera podido salvar a la humanidad. Nuestro Señor, al salvarnos, tuvo que venir en un cuerpo semejante al nuestro, esto es, en la carne y en la sangre. ¿En dónde está nuestra vida? Está en la sangre. La sangre es la vida (Levítico 17:11). Y, ¿dondepecamos? Cometemos pecados con el cuerpo. También cometemos pecados con la mente, pero además lo hacemos con nuestros cuerpos durante todo el tiempo de nuestras vidas. Así, nuestro Señor tuvo que venir a esta tierra en la carne para eliminar los pecados cometidos por la humanidad. Fue para darnos Su cuerpo al recibir el bautismo de Juan el Bautista, el representante de toda la humanidad.
Y Él nos dio Su sangre. El Señor nos dio vida eterna, y realizó la remisión de los pecados al darnos Su cuerpo y la sangre. Nuestro Señor nos salvó al tomar todos los pecados sobre Su propio cuerpo. Así, nuestro Señor dijo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.”
¿Qué tuvo que hacer Jesús al salvarnos de todos los pecados? Primero, Jesús tuvo que darnos Su carne. Podemos recibir la salvación solamente porque el Señor ha dado Su carne. Si el Señor no nos hubiese dado la carne, no podíamos ser salvos. Así, nuestro Señor vino a este mundo en semejanza de hombre parta salvarnos, y nos dio Su carne al recibir el bautismo en el Río Jordán, cuando Él cumplió 30.
Jesús es el Salvador quién vino a esta tierra en semejanza de hombre como nosotros.
Como esta escrito en Juan capitulo 1 versículo 14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
¿Que es “la verdad y la gracia” mencionada aquí? Esto significa que Jesús se ha convertido en nuestro Salvador al darnos Su carne y sangre; Él nos dio la remisión del pecado al recibir el bautismo de Juan, morir sobre la Cruz, y levantándose de entre los muertos. Lo que tenemos que saber es que el Hijo de Dios vino a esta tierra en semejanza de hombre de acuerdo a las profecías del Antiguo Testamento. En conclusión, el Hijo de Dios vino a esta tierra y nos salvó de los pecados del mundo. Es importante para nosotros saber y creer esto.
Tú debes saber que Jesús es Dios, Aquel que creó los cielos y la tierra. ¿Sabes que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador? Nuestra salvación esta garantizada cuando sabemos y creemos que Jesús es el verdadero Dios y es nuestro Salvador. Jesús no solamente creó los cielos y la tierra con la Palabra, sino que además vino a esta tierra como el Salvador en semejanza de hombre (Génesis 1:1-12, Juan 1:1-14). Dios vino a nosotros usando la imagen de un hombre por medio de una Virgen llamada María para salvarnos del pecado. Jesús es el Dios verdadero del universo quién vino para salvarnos de los pecados del mundo usando el cuerpo de un hombre.
El Señor se humilló a Sí Mismo para salvarnos del pecado y Él experimentó la debilidad humana. Él sabe cuan malvados y débiles somos, y como es Satanás de engañador. Podríamos pensar que estaría bien si el Señor expulsara al Demonio de una vez con Su poder y autoridad. Pero, el Señor no hizo eso. La humanidad cayó en pecado al ser tentada por Satanás el Demonio, y el Señor quería salvar a la humanidad con Su justicia. Por lo tanto, Él tomó todos nuestros pecados sobre Su cuerpo al recibir el bautismo de Juan el bautista, y después cargó con el juicio por todos esos pecados de una vez y para siempre al derramar Su sangre sobre la Cruz. Este es el amor de Dios y es Su verdad y Su justicia. Si creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, podemos seguir la luminosa Luz de la Verdad, debido a que el Señor nos amó, nos salvó completa y apropiadamente del pecado con Su ley de la justicia.
No le alabamos admirando únicamente Su poder. No podemos alabarlo solamente por Su poder. Él no nos mintio. Y no usó todo Su divino poder. Más bien, Él llegó a ser lo mismo que la creación en carne y en sangre, y nos salvó del pecado y del juicio, al satisfacer apropiadamente la ley que afirma que la paga del pecado es muerte. Los seres humanos estaban destinados a morir, a ir al infierno, a sufrir por sus pecados, pero Jesús tomó todo nuestro pecado y llevó toda la condenación vicariamente al simpatizar con nuestra situación. Jesús salvó nuestra humanidad honesta y justamente al tomar la muerte y el sufrimiento de todos los seres humanos, para poder salvarnos. Esta es la gracia y la gloria de Dios. La razón por la que podemos llamar Dios a Jesús y creer en Él como Dios se debe a que Jesús creó los cielos y la tierra, y Él es nuestro Salvador. Esta también es la razón por la que alabamos a Jesús.
En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios estableció Su ley de la expiación: Si un pecador imponía sus manos sobre el sacrificio, diciendo, “Dios, he asesinado hoy, y he cometido adulterio,” sus pecados se pasaban sobre él. Así, Dios estableció la ley de pasar los pecados sobre el sacrificio confesando los pecados a Dios e imponiendo sus manos sobre él. Entonces Dios recibía el sacrificio en lugar del pecador, y juzgaba a ese sacrificio en lugar de los pecadores, y le daba la remisión de sus pecados. La ofrenda quemada en el Antiguo Testamento fue la promesa de que Dios otorgaría la remisión eterna del pecado de esta manera en el futuro.
Dentro de los atrios del tabernáculo existía el altar de la ofrenda quemada, que era en donde Dios recibía la ofrenda quemada de la carne de un animal sacrificado. La ley de Dios afirma, “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Aquellos que habían pecado tenían que pagar por sus pecados como correspondía, la muerte de sus vidas. Es por ello que tenían que ofrecer la sangre de animales sacrificados en lugar de ellos mismos para ser librados ante Dios de Su juicio.
Así como los pecadores en el Antiguo Testamento podían recibir la remisión de los pecados por la imposición de las manos sobre el sacrificio, extrayendo la sangre del sacrificio y dando a Dios la esencia fragante de lo quemado sobre el fuego del altar, la humanidad también puede recibir la remisión del pecado creyendo en Jesucristo quién vino a esta tierra como el Cordero de Dios, recibió el bautismo de Juan el Bautista y derramo Su sangre hasta morir sobre la Cruz. Este es el mismísimo evangelio del agua y el Espíritu que nos hace libres del pecado cuando creemos en el con todo el corazón. Si no creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, seremos condenados, debido a que no podemos recibir la remisión del pecado, pero si creemos en él iremos sin falla al Cielo. Aquellos que ya han sido perdonados de sus pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu podrán entrar al reino del Cielo.
Dios ha puesto este sistema de sacrificios para salvar a la humanidad, y prometió salvarnos si creemos en Él de acuerdo a esta promesa. Mis queridos compañeros creyentes, esta es la promesa de Dios. Lo que quiero decir con seguir la luz no es que debamos ver una resplandeciente luz como en un espejismo. Debemos seguir la Luz de la Verdad en nuestras mentes.
La razón por la que Jesús recibió el bautismo en el Río Jordán fue para salvar a la humanidad completamente al tomar todos nuestros pecados por gracia y se cumplió para completar la salvación. Podemos estar agradecidos porque Dios vino en semejanza de hombre y recibió el bautismo para dar a la humanidad el grandioso regalo.
Mientras lee este libro verdaderamente comprenderá quién es Jesucristo y recibirá la remisión del pecado y la vida eterna al llegar a conocer el evangelio del agua y el Espíritu.