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Sermoni

Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 19-1] La salvación de Zaqueo, el publicano (Lucas 19, 1-10)

(Lucas 19, 1-10)
«Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido».
 
 

La gente como de Zaqueo que ha sido salvada por Dios

 
¡Saludos a todos! El campamento de discípulos de verano empieza mañana. Muchos santos ya están en el centro de discípulos y estamos muy ilusionados. Les pido que oren por la seguridad de todos los que viajen al centro. En verano hay muchos accidentes de tráfico y provocan muchas lesiones e incluso muertes. Así que debemos orar a Dios para que cuide de todos los que viajen desde nuestras iglesias de toda Corea, para que proteja a nuestros santos y siervos del Señor y para que lleguen bien. También tenemos que orar a nuestro Señor para que cuide de todas las familias.
Acabamos de publicar un libro en hindi. Ha salido bien. La publicación de este libro significa que podemos predicar el Evangelio a la India mejor. Estoy muy agradecido por esto. India tiene muchos idiomas. Nuestros libros han sido traducidos a dos de sus idiomas, hindi y Telugu. Pronto los traduciremos a otros idiomas de la India, como Tamil, malayalam, urdú, y marathi. Nuestros libros también están siendo traducidos al tagalog, uno de los muchos idiomas de las Filipinas. Por eso tenemos muchas tareas pendientes, pero por ahora debemos dejar nuestro trabajo y concentrarnos en el campamento de formación de discípulos.
Hoy el hermano Sakamoto de Japón y el diácono Soon-ok Park viajarán al Centro de Formación de Discípulos de Inje. Estoy seguros de que muchas almas vendrán al centro de Inje de todo el mundo para ir a nuestro campamento de discípulos. Espero que podamos descansar una semana, compartir la Palabra y recibir muchas bendiciones en cuerpo y espíritu.
Recientemente hemos compuesto nuevas alabanzas. Esta tarea también ha dado buenos resultados. Si seguimos en esta dirección me parece que nos convertiremos en compositores y autores de canciones de Evangelio excelentes.
Mis queridos hermanos, hay personas que no pueden tomar la decisión correcta. Esto le ocurre a la juventud de hoy en día. La adolescencia es una etapa muy confusa, ya que es entonces cuando se forma el carácter y los valores, y no solo las normas sociales. Sin embargo, estoy seguro de que los jóvenes de nuestra Iglesia podrán ir en la dirección correcta.
Hoy vamos a leer acerca de cómo un hombre llamado Zaqueo pudo recibir la remisión de los pecados. Jesús dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy que vino al mundo para encontrar a los que estaban perdidos y salvarlos. Cuando miramos este pasaje nos vienen a la cabeza las siguientes preguntas: «¿Qué tipo de personas reciben la remisión de los pecados? ¿Qué es lo importante para recibir la remisión de los pecados?». Y podemos dar gracias al Señor una vez más por la gracia que nos ha dado. Mis queridos hermanos, Jesús está centrado en la gente de este mundo.
El pasaje de las Escrituras de hoy empieza con las palabras: «Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad». Había un hombre llamado Zaqueo en Jericó que era un publicano muy rico. Cuando Jesús entró en Jericó, Zaqueo quiso verle. Pero como era demasiado bajo y había una gran multitud reunida allí no pudo ver a Jesús en la otra parte. Así que se subió a un árbol para verle mejor.
La mayoría de la gente que recibe la remisión de los pecados al creer en Jesús es como Zaqueo, tiene muchos problemas, sufre de complejos de inferioridad y es débil. ¿Qué significa esto? Significa que Zaqueo era un ladrón. La Biblia dice que Zaqueo era uno de los dirigentes de los recolectores de impuestos y muy rico. Pero Zaqueo tenía muchos problemas graves. Tenía un complejo de inferioridad y era un hombre muy débil. Como publicano aceptó muchos sobornos. En otras palabras, se convirtió en un hombre rico por medios injustos. El dinero atrae a todo el mundo, cuanto mayor sea el soborno, más efectivo es.
Lo que la Biblia nos está enseñando aquí es que la gente imperfecta recibe la remisión de los pecados. Como he mencionado antes, Zaqueo era un publicano importante y rico. Pero por muy alto que fuese su cargo en hacienda no podía haberse hecho rico solamente con su salario. Después de todo, hay pocos trabajadores asalariados que se hagan ricos con su salario mensual exclusivamente. Entonces, ¿cómo se hizo Zaqueo tan rico? A base de sobornos. Como publicano seguramente recibió dinero por ignorar la evasión de impuestos. En otras palabras, utilizó su trabajo para recibir mucho dinero por debajo de la mesa por diferentes medios. Seguramente fue así como se hizo rico.
 
 

Una gran multitud se reunió en la ciudad de Zaqueo

 
Un día, en la ciudad de Zaqueo, se reunió una gran multitud para ver a Jesús cuando pasaba por ahí. La gente habló de lo que Jesús había hecho, diciendo cómo había curado a los leprosos y resucitado a los muertos, y cómo había calmado al mar en una tormenta.
Como habitante de esta ciudad Zaqueo también estaba muy interesado en Jesús. Aunque no sabía quién era Jesús, quería verle porque se preguntaba quién era. Así que Zaqueo se subió a un árbol para ver a Jesús. ¿Por qué se subió al árbol? ¿Para recoger su fruto? Los sicómoros dan moras, y si se las comen, la boca se pone de color negro. Zaqueo no se subió al árbol para recoger su fruto, sino para ver a Jesús. Como era un hombre bajo, no podía ver a Jesús entre la multitud. Por eso se subió al árbol para ver a Jesús.
Me gustaría que se dieran cuenta de que los que son salvados al creer en Jesucristo son débiles y sufren de complejo de inferioridad y otros muchos problemas, y no son personas inteligentes y perfectas. Debemos entender aquí que son los imperfectos los que encuentran a Jesús y reciben la salvación que Él les ofrece. La gente pide la perfección en todas las cosas, pero no hay nadie perfecto. Como Zaqueo todo el mundo es avaricioso y débil y todo el mundo tiene debilidades humanas. Estas personas pueden recibir la remisión de los pecados, y Zaqueo es su representante simbólico. El pasaje de las Escrituras de hoy ilustra que son estas personas las que son redimidas de sus pecados.
Zaqueo vio a Jesús desde un sicómoro. Mientras estaba viendo a Jesús pasando por debajo del sicómoro, Jesús miró hacia arriba y lo vio allí en el árbol, y le dijo: «Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa». Jesús le dijo a Zaqueo que se alojaría en su casa. Zaqueo le estaba viendo desde arriba y Jesús le miró y le dijo: «Baja porque hoy voy a alojarme en tu casa». Zaqueo se regocijó al oír esto y lo llevó a su casa. Jesús lo sabía todo acerca de Zaqueo. Sabía que era un hombre débil, que se había hecho rico robando y que tenía muchas complejidades como ser humano. Jesús también sabía que Zaqueo era un hombre imperfecto. Pero refiriéndose a Zaqueo Jesús dijo que este hombre conocía sus debilidades y las admitió en vez de intentar esconderlas ante Dios, buscó la salvación y la remisión de los pecados. Esto significa que Jesús quiere vivir en los corazones de los que son como Zaqueo.
¿En qué tipo de corazón quiere vivir Jesús? En los corazones de los que son como Zaqueo. En otras palabras, Jesús quiso llamar a los que sufren de un complejo de inferioridad, los que son débiles e insuficientes: quiere borrar los pecados con Su bautismo y Su sangre derramada en la Cruz; y quiere vivir en sus corazones. Jesús ha salvado a estas personas y vive en sus corazones como el Espíritu Santo.
Todos nosotros queremos ser completamente perfectos. Sin embargo, Jesús dijo: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido». Jesús vino a este mundo a salvarnos del pecado a los que estábamos perdidos y sufríamos por nuestras insuficiencias, es decir a las almas perdidas que, nacidas como descendientes de Adán y Eva, heredaron sus debilidades y están destinadas a ir al infierno. En otras palabras, Jesús vino a salvar a todos los seres humanos de los pecados.
Cuando Jesús llamó a Zaqueo lo hizo porque conocía sus debilidades. Así que le dijo: «Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa». Gozoso al oír esta Palabra de Jesús, Zaqueo bajó del árbol deprisa y celebró un banquete en su casa.
Entonces Zaqueo dijo: «He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado». Cuando una persona encuentra al Señor y recibe la remisión de los pecados, está agradecido por el hecho de que, a pesar de ser insuficiente, Jesús aceptó todos sus pecados a través de Su bautismo, murió en la Cruz, se levantó de entre los muertos y así ha borrado todos los pecados. Y cuando esta persona cree en el Señor y su corazón está lleno de Jesús, se convierte en una nueva criatura. Lo que Zaqueo quiso decir es que ya no volvería a robar como lo hizo antes. Se convirtió en un hombre nuevo.
Después de encontrarse con el Señor, Zaqueo se convirtió en un hombre nuevo. Aunque había sido un ladrón deshonesto antes, ahora que había conocido al Señor, se convirtió en una nueva persona. Desde entonces quiso vivir con justicia. Había vivido con opulencia y riqueza obtenida ilegalmente, defraudando y extorsionando a la gente sin vergüenza, pero ahora ya no quería vivir así, sino por los demás.
Cuando una persona nace de nuevo entiende que tiene un complejo de inferioridad, entiende sus faltas y sus debilidades. Además, cuando uno entiende la Palabra de Dios y admite que está destinado a ir al infierno según la Palabra, cree que para ser salvado Jesús vino al mundo, fue bautizado, murió en la Cruz y se levantó de entre los muertos. Y cuando esto ocurre la salvación entra en su corazón. La remisión de los pecados desciende sobre esa persona. La gratitud sale de lo más profundo de su corazón al darse cuenta de lo siguiente: «Jesús eliminó todos mis pecados. Se ha convertido en mi Salvador. Ahora me he convertido en un hombre justo. Soy justo aunque no lo merezca. Aunque mis acciones no hayan cambiado mucho, por lo menos mi corazón se ha transformado completamente. Antes solía tener pecados en mi corazón, pero ahora ya no hay más pecados». Entonces esta persona se convierte en una nueva persona. Esto es nacer de nuevo del agua y el Espíritu.
Zaqueo, al conocer a Jesús cuando le llamó, y al ser transformado, pudo transformar su corazón ante el Señor. Con este corazón renovado le dijo a Jesús: «He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado». Esto significa que ahora quería vivir con justicia. Esto demuestra que Zaqueo se decidió a terminar sus prácticas del pasado. Dejó de vivir esa vida mala.
En realidad, Jesús conoce todas nuestras debilidades. Según la Ley de Dios no podíamos evitar ser arrojados al infierno. Pero una nueva vida empezará si creemos que el Señor nos ha salvado a través de Su agua y sangre, a través de Su bautismo y Su sangre derramada en la Cruz; si creemos que todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado, y si creemos que nuestros corazones no tienen pecados. Así seremos como Zaqueo.
Los que han recibido la remisión de los pecados son como Zaqueo. Zaqueo era un publicano rico, hombre de poca estatura que era despreciado por sus vecinos. Todos somos como Zaqueo ante Dios. Somos personas insuficientes, débiles y vulnerables. Nuestro Señor dijo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores para hacerlos justos». Nuestro Señor nos ha salvado de todos los pecados y nos ha hecho justos.
Nuestro Señor le dijo a Zaqueo: «Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham». Aunque somos insuficientes, nuestro Señor nos ha salvado. Ha borrado todos nuestros pecados. Nos ha hecho justos y nos ha convertido en personas nuevas que pueden hacer la obra justa. Nos ha dado las mismas bendiciones que le dio a Abraham, y nos ha dado la misma salvación que a Abraham.
Debemos preguntarnos si somos como Zaqueo. Como era de baja estatura, no podía ver a Jesús bien, así que tuvo que subirse a un árbol para verle mejor. Al hacer esto pudo ver a Jesús y conocerle. Este hombre se conocía muy bien incluso antes de conocer a Jesús. Había extorsionado tanto dinero que en una mañana sola podría haberse hecho con un edificio entero. Zaqueo también sabía muy bien cuántos sobornos había aceptado. Cuando se comparaba con otros, sabía que había robado más que nadie, que era peor que los demás ética y moralmente, y que tenía más fallas que nadie. Pero este hombre había oído hablar de Jesús y quería verificar lo que había escuchado y creer en Él. Así que, al querer ver cómo era Jesús, Zaqueo se subió a un árbol para verle y Jesús le miró y le dijo: «Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa». Jesús es el Señor que borra todos los pecados de los corazones de estas personas, vive en ellos y nos convierte en hijos de Dios para llevarnos al Cielo.
 
 

Debemos dejar de lado nuestras nociones preconcebidas

 
¿Creen que el Seño les ha llamado y ahora están viviendo con fe porque son perfectos o porque su moral y su ética son decentes comparadas con la mayoría? Hay muchas personas que son peores que Zaqueo, pero en general no se conocen a sí mismas. Zaqueo se conocía muy bien. Cuando Jesús vio a Zaqueo, vio que quería ser salvado. Zaqueo sufría por los pecados de su corazón y quería conocer a Jesucristo y esperar a que el Mesías le salvase. Estaba preparado para seguir a Jesús en cuanto apareciese. Cuando Zaqueo miró hacia abajo, Jesús le miró y vio que quería Su misericordia. Y sabiendo todo acerca de Zaqueo, Jesús le dijo que bajase. Zaqueo también se dio cuenta de que Jesús lo sabía todo de él. Así que se bajó del árbol, llevó a Jesús a su casa y le invitó a cenar.
Cuando estamos ante alguien que lo sabe todo acerca de nosotros, nos sentimos obligados a decir lo que pensamos. Jesús lo sabe todo acerca de nosotros. Sabe incluso las cosas que ustedes no saben acerca de sí mismos. Es un error pensar que el Señor no les conoce bien. Jesús sabe qué tipos de pecados van a cometer en el futuro. No pueden esconderse de sus ojos por mucho que lo intenten.
Algunas personas piensan que son bastante decentes, pero otras piensan que tienen serios problemas. Estoy seguro de que entre ustedes hay estos dos tipos de personas. Pero Jesús también lo sabe todo de estas personas. Todos hemos pecado pero Jehová cargó con nuestras iniquidades y murió en nuestro lugar. Todos tenemos faltas y somos insuficientes. Sin embargo, Jesús lo sabe todo acerca de nuestras debilidades. ¿Reconocen su debilidad? Cuanto más vivan, más se revelarán sus debilidades.
La gente de la ciudad denunció a Zaqueo. Pero en su interior no eran mejores que Zaqueo, y puede incluso que fueran peores. Todos tenemos debilidades. Jesús lo sabe muy bien. Cuando el Señor le dijo a Zaqueo que bajase del árbol Zaqueo se apresuró y llevó al Señor a su casa. ¿Qué le dijo el Señor entonces? Le dijo: «La salvación ha llegado a tu casa». Jesús le había dicho que bajase del árbol porque ya lo sabía todo sobre Zaqueo y había borrado sus pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor se acercó a Zaqueo y le dio Su justicia.
El Señor ha borrado nuestros pecados. Nuestro Señor cargó con nuestros pecados a través de Su bautismo y los llevó a la Cruz para morir. Así es como Jesús nos ha salvado.
Mis queridos hermanos, si tienen un corazón arrogante, les pido que sean humildes. Les pido que vengan a Jesucristo, se agarren a Él y crean en Su bautismo y Su sangre derramada en la Cruz. Les pido que reciban la remisión de los pecados por fe como Zaqueo. Si reciben la remisión de los pecados, nacerán de nuevo aunque no lo intenten.
La gente cambia cuando recibe la remisión de los pecados. Sus mentes cambian. Sus acciones cambian. Su fe cambia. Su sabiduría cambia. ¿De verdad quieren ser personas Justas? ¿Quieren convertirse en personas de virtud? Entonces deben creer en la salvación que Jesús está ofreciendo a través de Su bautismo y sangre. Acepten esta salvación en su corazón. Entonces serán personas nuevas. No se convierten en personas justas al intentarlo por su cuenta, sino al creer en Jesucristo de todo corazón. En otras palabras, si creen que el bautismo de Jesús y Su sangre derramada en la Cruz son su salvación podrán convertirse en personas nuevas por fe en Cristo. Entonces sus acciones serán justas y su corazón se transformará.
Mis queridos hermanos, ¿de verdad quieren convertirse en hombres y mujeres nuevos? Entonces crean en Jesús. Si quieren convertirse en siervos de Dios y ser usados por Él como instrumentos Suyos por Su obra justa, vivir una vida recta e ir al Cielo, todo lo que tienen que hacer es creer en la salvación de Jesucristo. Entonces Dios estará con ustedes de la misma manera en que el Señor le dijo a Zaqueo: «Hoy me alojaré en tu casa». El Espíritu Santo descenderá en sus corazones y a través del Espíritu Santo Dios guiará su corazón, lo guardará y hará que vivan con justicia. Así que si quieren vivir con justicia, todo lo que tienen que hacer es creer en este Evangelio. Si creen en el Señor y Su Palabra del Evangelio serán personas justas. Pero si no creen, entonces seguirán siendo pecadores, y no podrán nacer de nuevo para ser personas nuevas.
Puedo entender lo que Zaqueo dijo después de conocer al Señor. Puedo entender por qué dijo: «Daré la mitad de mis posesiones a los pobres». Si encuentran al Señor y creen en Él recibirán un corazón nuevo. Querrán vivir una vida recta. Querrán vivir la vida que Dios quiere que vivan.
Antes de nacer de nuevo era como todo el mundo. Aunque quería vivir con virtud, era demasiado pecador como para vivir con justicia. Sin embargo, cuando conocí al Señor, cambié. Antes solía hacer muchas cosas malas aunque intentase no pecar, pero cuando recibió la remisión de los pecados, todo cambió. Quise dedicar el resto de mi vida al Señor, ofrecerle mi mente, mi voluntad y todo para vivir por Su obra justa. Ahora tenía una razón para vivir en este mundo. Si conocemos al Señor, ustedes también cambiarán.
Si de verdad quieren ser personas justas, les pido que crean en el Señor. El Señor les transformará. Crean en el Señor primero y les transformará sin falta. Pero si intentan arreglar sus acciones sin creer en el Señor, se perderán aún más.
Mis queridos hermanos, hoy han oído cómo Zaqueo fue salvado. Hablando espiritualmente ¿no somos como Zaqueo? Sí, todos somos como Zaqueo. Tenemos muchas debilidades. Cuando estamos ante una situación extrema, las debilidades de todo el mundo quedan expuestas. Sin embargo, cuando queríamos ser salvados, y cuando habíamos caído en la desesperación preguntándonos quién iba a salvarnos de nuestros pecados, Jesús vino a buscarnos. Vino a buscarnos a través de la Palabra del Evangelio de Su bautismo y sangre. Y aceptamos este Evangelio. Al aceptar este Evangelio nos convertimos en nuevas criaturas. Así es como pudimos vivir vidas justas ante Dios. Nos hemos convertido en hijos de Dios.
Si tienen dificultades para corregir su comportamiento, no se preocupen. Piensen en el Evangelio, predíquenlo y estén orgullosos de él mientras meditan. Recuerden que todos sus pecados fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado en el río Jordán. Tengan esperanza porque Jesús ha cumplido su salvación al ser bautizado y al morir en la Cruz. Su corazón será renovado. Es el Espíritu Santo quien les transforma. Confíen en Dios. Busquen a Jesucristo y síganle. Y cuando nazcan de nuevo, no pierdan de vista el camino que Jesús les ha dado para seguir siempre. Crean que cuando escuchan y aprenden acerca de la Palabra de Dios muchas veces, surgirá la sabiduría y un nuevo camino se abrirá ante ustedes. El Señor les ha dado una salvación maravillosa. Le doy gracias al Señor una y otra vez.
Ahora que nos hemos convertido en personas nuevas, estamos compartiendo la mitad de nuestras posesiones con los pobres. Hemos dedicado nuestras vidas al Señor, al 100%. Ninguno de nuestros trabajadores del ministerio tiene propiedad privada. Estamos dedicados a la obra de Dios tanto que parece que estemos obsesionados. Pero estamos trabajando para salvar a multitud de personas. El Señor nos ha hecho vivir una vida justa. No estamos viviendo una vida recta por nuestros propios méritos, sino porque el Señor nos ha venido a buscar a personas como nosotros, como Zaqueo, que tienen muchas debilidades. Jesús nos dijo: «Bajad de ahí porque hoy me alojaré en vuestras casas». Aunque estemos destinados a ir al infierno por nuestros pecados, el Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados al venir a este mundo, ser bautizado y morir en la Cruz. Ha hecho posible que vivamos una vida justa.
No tengo palabras suficientes para expresar lo agradecido que estoy al Señor. Por el bien de esta salvación que el Señor nos ha dado debemos predicar la Palabra del Evangelio por todo el mundo, llevar una vida justa e ir al Señor para verle cara a cara.
Ha pasado la mitad de este año y hemos pasado por muchas dificultades. Pero este verano, en el campamento de discípulos, vamos a conocer a todos los siervos de Dios y Sus santos de todo el país, vamos a compartir la Palabra con ellos y dar nuestros testimonios. Así encontraremos fuerzas.