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説教集

Tema 18: Génesis

[Capítulo 14-3] La vida de fe consiste en unirse (Génesis 14:1-24)

La vida de fe consiste en unirse(Génesis 14:1-24)
«Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, que éstos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. Todos éstos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, y también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. Y salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; esto es, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte. Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente. Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte».
 
 
El Libro de Génesis, capitulo 14, describe cómo Abraham fue a la guerra. La región donde viviendo Abraham en aquel entonces tenía muchos reyes. De estos reyes, Amrafel, rey de Sinar, Arioc, rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam y Tidal, rey de las naciones habían ido a la guerra contra Bera, el rey de Sodoma, Birsa, rey de Gomorra, Sinab, rey de Adma, Semeber, rey de Zeboim, y el rey de Bela (es decir Zoar). Así que cuatro reyes fueron a la guerra contra cinco reyes. Esto tuvo lugar en la era de las tribus antiguas. Era un tiempo en el que el sistema político estaba descentralizado en tribus pequeñas, cada una con su rey. Así que la pequeña zona de Sodoma tenía su propio rey y otras regiones cercanas también tenían sus propios reyes.
Los cuatro reyes habían sido gobernados por los cinco reyes y les pagaban tributo, sirviéndoles durante doce años. Pero cuando estos cuatro reyes se rebelaron juntos el año decimotercero, surgió una guerra. En aquel entonces, Lot, el sobrino de Abraham había dejado a su tío y estaba viviendo en la tierra de Sodoma y como súbdito del rey de Sodoma, Lot tuvo que ir a la guerra contra su voluntad. Pero como el rey de Sodoma perdió esta guerra, Lot acabó perdiendo todas sus posesiones y fue tomado prisionero junto con sus siervos y su familia.
Al escuchar la noticia, Abraham tomó a 318 hombres criados y formados en su casa y rescató a Lot. Esto es lo que nos dice el pasaje de las Escrituras de hoy. Habla de Lot, el rey Melquisedec y la fe de Abraham. En este pasaje podemos hacer un gran descubrimiento: aunque se sabía que Abraham tenía muchos siervos, su número ascendía a 318, y Abraham los había criado y formado como soldados. Y es sorprendente ver que con estos criados Abraham pudo rescatar a la familia de Lot y recuperar sus posesiones. Abraham era el líder de su tribu. En aquellos días, el líder de una tribu era el rey soberano de su tierra. Esto significa que un rey solo luchó y venció a los ejércitos de cuatro reyes y recuperó todo lo que habían tomado. Abraham recuperó a su sobrino Lot, a su mujer y a sus siervos, y todas las posesiones que le habían quitado.
¿Qué nos está diciendo la Biblia a través de este suceso y qué debemos aprender de este pasaje? La lección a aprender aquí es que debemos unirnos los unos con los otros. Debemos librar nuestra guerra espiritual en unidad. Abraham no alcanzó la victoria por su propia cuenta. De la misma manera, la vida de fe se vive en unidad y esta es la lección que debemos aprender del pasaje de las Escrituras de hoy.
Abraham luchó esta guerra con 318 hombres que crió y formó en su casa, y recuperó todas las posesiones que habían sido robadas y la gente secuestrada. De la misma manera, cuando servimos al Señor tenemos que darnos cuenta de que no le servimos con nuestras fuerzas individuales, sino que le servimos juntos, luchamos juntos y salvamos a las almas juntas. Abraham no luchó solo, sino que llevó a 318 hombres bajo su liderazgo, los dividió en dos grupos y atacó a sus enemigos unido a ellos. La noche del ataque, las tropas enemigas estaban celebrando su victoria. Los cinco reyes se dividieron el botín entre ellos y celebraron la victoria. En ese momento las fuerzas de Abraham atacaron en dos frentes. Destruyeron completamente el campo enemigo y lo recuperaron todo.
¿Qué podemos aprender de este suceso? Cuando servimos al Señor a veces discutimos sobre quien es más fuerte y más inteligente. Esto les pasa especialmente a los que tienen una fe inmadura. Así es como viven sus vidas de fe. Y a veces vemos a los santos siguiendo a un individuo en particular, de la misma manera en que algunos cristianos primitivos cayeron en el sectarismo identificándose demasiado con un líder espiritual en particular (1 Corintios 3:4-5).
Esto es incorrecto. Para vivir una vida de fe que sirva a Dios, debemos estar unidos en un cuerpo. El cuerpo es uno, pero tiene cabeza, orejas, cuello, brazos, piernas y torso. Si alguien habla mal de las piernas porque están sucias, ¿acaso no hablarán mal del cuerpo entero? Son parte de un cuerpo. No hay nada en nuestros cuerpos que no sea necesario. Todo es necesario. Los dedos de los pies, los tobillos, las rodillas, las caderas, todas estas partes son indispensables. Un ojo no debe negarse a tratar con un dedo del pie porque esté sucio. Todas las partes del cuerpo deben estar unidas y deben darse cuenta de que todas son necesarias para un cuerpo.
El mismo principio es cierto cuando servimos a Dios. Unido con sus hombres, Abraham rescató a Lot y recuperó lo que había perdido porque Lot era parte del pueblo de Abraham. Abraham rescató a Lot porque era el pastor de Lot. De la misma manera, cuando se trata de salvar almas, debemos vivir nuestras vidas de fe como Abraham.
Cuando empezamos nuestra misión en el extranjero no sabíamos quién iba a poder hacer esta obra. Cuando miramos a todas las personas, vemos que son inadecuadas. Parecía que nadie era adecuado. Sin embargo, al hacer la obra de Dios para salvar a las almas, todos teníamos algo que ofrecer desde nuestras posiciones asignadas: el líder proporcionaba el plan y los trabajadores hacían sus tareas asignadas. Así es como pudimos publicar nuestros libros y hacer nuestra misión extranjera. De esta manera, al unirnos con los demás hemos podido servir al Señor, salvar a las almas, luchar contra Satanás y vencer a sus siervos para salvar a una alma más.
 
 

Debemos unir nuestras fuerzas y unirnos los unos con los otros según nuestros dones y posiciones

 
Hay muchos miembros en la Iglesia de Dios. Al hacer la obra de Dios estos miembros deben unir sus fuerzas para conseguir sus metas, cada uno desde su posición y según su don. Si nos resulta difícil juntar nuestras fuerzas en nuestras vidas de fe, y si sentimos que somos demasiado insuficientes para seguir el liderazgo de la Iglesia, esto se debe a que estamos pensando individualmente, poniéndonos por encima de los demás e intentando vivir nuestras vidas de fe por nuestra cuenta. Como lo intentan hacer todo por su cuenta piensan que no hay mucho que puedan hacer, y por esa razón no consiguen su meta.
La vida de fe no se vive individualmente, sino colectivamente. En esta unidad hacemos lo que podemos individualmente según nuestros dones. Sea cual sea el don que nos ha dado Dios debemos usarlo y hacer nuestras tareas, luchar en unidad y trabajar para salvar a las almas en unidad. De esta manera, su vida de fe se vive en unidad con otros santos, y no solos. Por muy insuficientes que seamos, podemos lograr nuestras metas si estamos unidos, juntando nuestras fuerzas juntos para servir la voluntad de Dios. Aunque sea imposible hacer la obra de Dios individualmente, es más que posible si estamos unidos y juntamos nuestras fuerzas. En resumen, la vida de fe consiste en unir nuestras fuerzas para servir la voluntad de Dios en unidad.
Este principio puede ser aplicado a cada aspecto de nuestro esfuerzo evangélico para salvar a tantas almas como sea posible estemos donde estemos. Al intentar predicar el Evangelio todos trabajamos de muchas formas distintas. Por ejemplo, algunos de nosotros nos hacemos amigos de algunas personas para presentarles a nuestros ministros; otros incluso cuidamos de sus hijos mientras escuchan el Evangelio, y otros oramos por ellos para que crean en el verdadero Evangelio, y cuando aceptan el Evangelio, algunos trabajamos duro para nutrirlos y protegerlos de los falsos profetas. Esto es lo que es juntar nuestras fuerzas para rescatar a nuestras personas que han caído en las manos de nuestros enemigos. Este es el principio de hacer la obra de Dios. De esta manera, la obra de salvar a las almas debe hacerse en unidad. Esta es la lección que Dios nos está enseñando a través de las obras de Abraham. Aunque parezca que Dios se centró solo en individuos como Abraham, Isaac y Jacob, Dios nos está mostrando, enseñando y diciendo que no podemos cumplir la voluntad de Dios para predicar el Evangelio y salvar a las almas por nuestras fuerzas individuales, sino uniendo nuestra fe y nuestras fuerzas.
El mismo principio se aplica a toda la obra espiritual. Cuando nos observamos a nosotros mismos, vemos que es simplemente imposible hacer la obra del Señor y salvar almas hasta el día en que vuelva el Señor. Por nuestra cuenta no podemos cuidar de nosotros mismos. Es la naturaleza humana el no poder vencer nuestros propios pensamientos y nuestras debilidades, y tendemos a ser vencidos en nuestra lucha contra nosotros mismos. Sin embargo, aunque seamos seres frágiles e insuficientes, si aceptamos la voluntad de Dios y juntamos nuestras fuerzas, podemos cumplir la voluntad de Dios y servirle con lealtad. Podemos entender esta verdad. Cuando se nos deja solos, ¿no somos débiles? Por supuesto que sí. Pero, aunque seamos débiles y no tengamos fuerzas, si aceptamos la voluntad de Dios y juntamos nuestras fuerzas para hacer la obra de Dios de salvar a las almas, triunfaremos como Abraham.
¿Por qué no pudieron los cuatro reyes vencer a las fuerzas de Abraham? ¿Podría Abraham haber ganado la batalla si hubiese lanzado un asalto frontal durante el día? Aunque pensemos que las fuerzas de Abraham estaban bien entrenadas y los ejércitos de los cuatro reyes no estuviesen bien entrenados, ¿podría Abraham haber vencido tan fácilmente ya que eran nada más y nada menos que cuatro líderes tribales con sus cuatro ejércitos? Este pasaje implica que por muy poderosa que sea una organización de este mundo y lo muy débiles que seamos, si nos unidos alrededor del Señor y seguimos Su Palabra, podremos vencer a pesar de nuestras insuficiencias. Aunque seamos débiles e insuficientes, si juntamos nuestras fuerzas, aceptamos Su voluntad y luchamos por una meta, podremos salvar a las almas, cumplir la voluntad de Dios y triunfar. Por eso ninguna vida de fe debe vivirse individualmente, sino colectivamente. Esto significa que en vez de caer en un agujero y resignarnos al fracaso diciendo: “¿Qué puedo hacer?” deben unirse con sus hermanos santos con un objetivo.
 
 

Ahora es la hora de hacer la obra de Dios

 
Ahora no es el momento de sentirse letárgicos. Es hora de trabajar diligentemente. Es hora de trabajar con energía. En vez de caer en nuestras debilidades, debemos hacer la obra de Dios. Si no pueden hacer esto solos, deben hacerlo con sus hermanos santos. La obra de Dios debe hacerse en unidad. Por ejemplo, el Diácono Lee una vez me sugirió que sería mejor tener a unas cuantas más personas corrigiendo los borradores de nuestros libros en vez de hacerlo él solo. Como había terminado de corregirlos todos, le dije que se los diese a otros hermanos de la Iglesia para que les echasen un vistazo a las copias también. Así que el evangelista Hah les echó un vistazo e hizo unas cuantas correcciones porque encontró algunos fallos. Cuando me lo dijo, le encomendé por ello. Y así es como todos nosotros debemos estar unidos en nuestro ministerio.
Voy a hacer una analogía con el béisbol. Si el primer lanzador hace un buen trabajo y el siguiente mantiene la puntuación ganadora, el equipo ganará el partido. Yo soy como ese lanzador, y los demás entran para ganar el partido. Necesitamos más trabajadores para revisar y corregir los borradores para asegurarnos de que todos nuestros libros están libres de errores. Aunque es muy duro este trabajo, podemos hacer si estamos unidos.
Recientemente hemos recibido varias preguntas de un lector americano que ha leído nuestros libros. Esta persona preguntó: “He leído los libros que me has enviado, y he descubierto algunos puntos interesantes acerca del concepto del bautismo de Jesús. ¿Podrías explicarme la relación entre el bautismo que he recibido y el bautismo de Jesucristo?”. La segunda pregunta fue: “¿Cómo podemos decir ser justos cuando cometemos pecados todos los días?”. La tercera pregunta era: “¿Cuál es bautismo del arrepentimiento de Juan?”. La cuarta pregunta era: “¿Creen que considerar el bautismo de Jesús como el signo de salvación hace que Su Cruz sea irrelevante?”
De esta manera, los extranjeros están haciendo preguntas similares a las que los cristianos coreanos están haciendo. Entre estas preguntas también hay algunas dudosas. La quinta pregunta que nos hizo este lector americano fue ver nuestra declaración de fe para también poder creer. Siguió preguntando: “¿Podéis mandarme más explicaciones de la fe del Evangelio del agua y el Espíritu?”. Y aún hizo más preguntas: “¿Qué pasaje de las Escrituras muestra que los Apóstoles dieron mucha importancia al bautismo de Jesús?”. “A parte de nuestro hincapié en el bautismo de Jesús lo que está escrito en vuestros libros es que he creído todo este tiempo. Así que: ¿cómo es el Evangelio del agua y el Espíritu diferente de mi fe?” “Si el Evangelio del agua y el Espíritu es correcto, la salvación del ladrón en la cruz es imposible porque no profesó su fe en al bautismo de Jesús. ¿Pueden explicar este caso?”.
Estas son preguntas normales que pueden ser formuladas por cualquiera que haya escuchado el Evangelio del agua y el Espíritu por primera vez, pero algunas son absurdas. Pero pensé que debería contestarlas. Así que le pregunté al Reverendo Lee que crease una sección de preguntas y respuestas en Internet. Pero cuando leí algunas preguntas, sentí que faltaba algo. Así que le pedí que parase y crease nuevas respuestas. Y también les pedí a todos los pastores en nuestras iglesias de Corea que me enviasen todas las preguntas posibles. Entonces le envié mis respuestas a estas preguntas al Pastor Shin. Estas preguntas y respuestas fueron editadas y colgadas en nuestra página Web. Aunque la sección de preguntas y respuestas no es exhaustiva, estoy seguro de que la mayoría de las preguntas fueron contestadas. Pensamos crear un suplemento e incluirlo en nuestra edición revisada de nuestro primer libro.
Nuestra obra debe llevarse a cabo en unidad. En el pasado, solía hacerlo todo por mí mismo. Pero ahora, todos debemos trabajar juntos. Por mi propia cuenta no puedo prestar suficiente atención a cada aspecto de mi ministerio, pero podemos hacer un mejor trabajo si estamos unidos y compartimos la carga, y si cada uno hace su parte. Debemos trabajar en unidad. Debemos servir al Señor unidos. Si intentamos hacer mucho por nuestra cuenta, no podremos tener éxito. Por eso hemos dividido nuestro propio trabajo en partes diferentes. Algunas personas editan los libros, otras se encargan de la impresión, otras de colgar nuestros libros electrónicos. Mis sermones se graban y se transcriben por separado. Lo mismo pasa con la oración. Todo el mundo tiene una responsabilidad particular de la que ocuparse.
 
 

Hemos aprendido que todo es posible si los justos están unidos

 
¿Cómo debemos vivir nuestra vida de fe? Aunque seamos débiles individualmente, somos fuertes si nos unimos. Podemos conseguirlo todo al creer en la voluntad de Dios. Debemos entender que esto es de lo que se trata la vida de fe. Por sí mismos son demasiado inadecuados. Esto también es cierto para nuestros ministros. Si cada rama de nuestra iglesia no está unida y si los pastores de cada región se van por su cuenta para recolectar dinero y gastar el dinero en vez de unirse con todas las iglesias de Corea, no conseguiremos nada. Dudo que una iglesia así pueda sobrevivir, ya que su esfuerzo de evangelización no dará muchos frutos. Pero, ¿qué pasa cuando predicamos el Evangelio en unidad? Podemos celebrar reuniones de resurgimiento una vez al mes en nuestras iglesias de manera rotatoria. Cuando hayamos decidido quién va a hablar, irá a la Iglesia a predicar la Palabra y los santos allí se prepararán. Entonces el predicador se llenará de energía y nosotros también estarán llenos de energía mientras escuchamos la Palabra. La evangelización es posible mientras estemos unidos.
Nuestra fe unida es el origen de nuestra fuerza. Abraham tomó a 318 hombres criados y formados por él, los dividió en dos batallones, destruyó a las tropas enemigas al atacarlas desde ambos frentes y recuperó a Lot, su familia y sus posesiones. ¿Qué nos dice esto? ¿Significa literalmente que debemos ir a la guerra? No, nos dice que al unirse con sus obreros, Abraham hizo lo que era imposible de conseguir si lo hacía por su cuenta. Como se unieron, ganaron la guerra. Este es el poder de nuestra iglesia unida. Dios nos está diciendo que debemos luchar juntos, porque nuestra unidad es la fuente de nuestras fuerzas. Esta enseñanza se aplica a todas nuestras iglesias en Corea. Si cada miembro de la Iglesia The New Life Mission intenta gastar sus recursos económicos individualmente en vez de unirlos, no podremos lograr nada. Para conseguir algo en este contexto tendríamos que cometer fraude como hacen algunas denominaciones. Sin embargo, esta no es la manera en la que trabajamos, ya que solamente estamos interesados en el Evangelio, y por eso podemos aceptar cualquier reto.
Mis queridos hermanos, el Evangelio se está predicando porque están sirviendo al Evangelio desde cada posición asignada, orando al Señor y sirviéndole con su dinero, fuerzas y tiempo. Sin embargo, deben darse cuenta del poder de la unidad. Deben darse cuenta de que su vida de fe solo es posible cuando se unen a sus hermanos santos. Son insuficientes por su propia cuenta. No pueden hacer mucho por su cuenta. Cuando juegan al fútbol su equipo no gana el partido solo porque ustedes sean buenos jugadores individualmente. Incluso el mejor delantero no vale para nada si no juega en equipo. Sunhong Hwang, un jugador coreano en Japón, fue elegido como uno de los mejores delanteros de este año. Pero, mientras jugaba en la liga coreana, no era tan bueno. Quizás fuese porque no tenía mucho apoyo de sus compañeros de equipo. Pero en su nuevo equipo en la liga japonesa, se dio cuenta d que sus compañeros eran los mejores en sus posiciones y pudo concentrarse en su papel de delantero en su equipo. Y por eso le consideran un buen jugador en la liga japonesa.
 
 

Deben cambiar el concepto de su vida de fe que han tenido hasta ahora

 
Cuando jugamos al fútbol, no es divertido si no se marcan goles. Solo es divertido jugar al fútbol si se pueden marcar goles. Centrarse solo en una defensa férrea no es emocionante. No tiene sentido dejar que el equipo contrario marque, ya que es más emocionante cuando el otro equipo presenta un reto. Nos gusta ver y jugar al fútbol para encontrar emoción y descargar estrés.
Sin embargo, no servimos al Señor para mostrar nuestras fuerzas y paciencia y vivir nuestras vidas de fe, sino que estamos viviendo nuestras vidas de fe para cumplir la voluntad del Señor. Por eso debemos estar unidos. Incluso cuando se trata del fútbol, un equipo solo puede ganar si sus jugadores están unidos. Podemos alcanzar nuestros objetivos solo si nos unimos. Nuestras vidas de fe consisten en unir nuestras fuerzas para cumplir la voluntad del Señor. Les pido que cambien el concepto de sus vidas de fe. Si están solos, no podrán evitar dudar. Sin embargo, aunque sean tan débiles por su cuenta, si quieren que el Evangelio sea predicado en este mundo, y si su corazón y su fe están unidos a sus hermanos santos, podrán hacer grandes obras que no se pueden cumplir por su cuenta, y entonces será posible que la voluntad de Dios se cumpla.
La lección que debemos aprender de Génesis 14 es la unidad. Estoy convencido de que ninguna vida de fe se vive con los propios méritos. Algunos ministros se quejan cuando se asignan sus tareas deseadas a otras personas, pero cuando se les confían esas tareas, algunos se hacen arrogantes. Entonces se le quita esa tarea a ese ministro. El Evangelista Jung se ha quedado calvo del estrés causado por su responsabilidad sobre nuestro proceso de impresión de libros. Nos costó nada menos que cien muestras en conseguir el color rosa de la cubierta del primer libro en inglés. Esto ocurrió porque el color que escogimos no salió igual con las muestras. Me dijeron que cuando la impresión final estuviese completa, el color saldría bien, pero me negué a aceptarlo. Insistí en conseguir una muestra perfecta. Así que la cubierta volvió a ser impresa. El dueño de la imprenta dijo que el color correcto se mostraría cuando el libro estuviese impreso, diciendo que la diferencia en el tono se debía a que no era una copia final. Pero aún así insistí que esto no era aceptable. Así que el Evangelista Jung, que estaba a cargo de esta tarea, sufrió mucho estrés, y por eso perdió el pelo. Me dijo una vez que cada vez que le llamaba le daba un vuelco el corazón, pensando que tenía algo de lo que quejarme y que tendría que hablar con el dueño de la imprenta de nuevo. Pero a pesar de todo el estrés que le proporcionaba, hizo todo lo que le pedí y le comunicó todo al dueño de la imprenta.
El Evangelista Jung es un hombre brillante y era un buen trabajador mientras trabajaba en una empresa. Era un trabajador muy competente y bueno en su empresa, pero dejó su trabajo y empezó a hacer la obra de Dios a jornada completa. Aunque había sido reconocido por sus habilidades expertas, ahora estaba teniendo problemas con su trabajo de imprenta y por eso pensó en dejar este ministerio de jornada completa. Pero le convencí y continuó con su trabajo. Cualquiera de nuestros ministros puede hacer bien el trabajo si hacen lo que se les dice. Solo se les sustituye cuando no hacen lo que le decimos. De todas formas, el arte de la cubierta del primer libro fue impreso como en el diseño original porque el Evangelista Jung me obedeció. Ahora el Evangelista Jung dice que era difícil porque también tenía muchos pensamientos propios. Me dijo que habría estado bien si le hubiese hecho lo que le había dicho desde el principio, pero que pensó que tenía que hacer cosas diferentes.
Deben hacer lo que se les pide en vez de insistir en sus propios pensamientos. Cuando tomo una decisión, pienso en ella durante varios días. Si algo cambia en menos de un minuto lo que me costó días en decidir, le digo a esa persona: “¿Por qué no tomas tú la decisión? ¿Acaso no soy el líder de esta congregación? Aunque no sea muy inteligente, deben hacer lo que yo haya decidido”. Pero gracias a Dios, el Evangelista Jung no se negó a llevar a cabo mi decisión y el arte de la cubierta se imprimió perfectamente. Esto se consiguió gracias a la unidad. Y la cubierta del libro fue bien recibida por nuestros lectores. Aunque parezca que el color de las muestras era el mismo que el del diseño original, una pequeña diferencia puede convertirse en una gran diferencia. El color puede cambiar gradualmente en varias impresiones, así que era muy importante que el color fuese correcto desde el principio.
Deben darse cuenta de lo importante que es que todos estemos unidos. Toda la vida de fe debe vivirse en unidad con la Iglesia, y debemos aprender a unirnos con nuestros hermanos santos. Su vida de fe no se vive de manera individual. Lo que hagan individualmente es para hacer su parte en un objetivo más grande, para conseguir algo mucho más importante. Esto es lo que es la unidad. Si Abraham no hubiese luchado en unidad, no podría haber vencido; de la misma manera sin unidad no podemos conseguir nuestras metas.
 
 
En unidad tenemos menos problemas para conseguir nuestra victoria
 
Mis queridos hermanos, ¿están teniendo problemas en sus vidas de fe? Si están unidos con su líder espiritual y sus hermanos santos, no tendrán problemas. Conseguirán mucho más. ¿Podrán vivir su vida de fe hasta el día en que vuelva el Señor si hacen las cosas individualmente? ¿Sería esto posible? No, es imposible. De la misma manera en que debo unirme a la voluntad del Señor, ustedes también deben hacerlo. Por muy insuficientes que seamos, pueden convertirse en creyentes ejemplares si se unen al Señor. ¿Lo entienden? Todo lo que hemos hecho hasta ahora lo hemos hecho en unidad. ¿Acaso no estamos predicando el Evangelio con el dinero que hemos recaudado en unidad a través de nuestra recolectas? De esta manera si juntamos nuestros pequeños esfuerzos podemos crear una fuerza enorme. Todo requiere unidad. Todo debe hacerse en unidad.
De hecho, ya estemos hablando de negocios, empresas, iglesias, la vida de fe o predicar el Evangelio de Dios, todo falla si no hay unidad. Con unidad se puede conseguir todo. Un negocio sin éxito se arruina por falta de unidad. Falla porque el empleador y los empleados actúan cada uno por su cuenta. Todo lo que una empresa necesita para tener éxito es que la dirección y los trabajadores junten sus fuerzas. Lo mismo ocurre con los países. Para que una nación tenga éxito, debe haber unidad entre sus líderes y su pueblo. Pero sin unidad ningún país puede tener éxito por muy grande que grandes que sean sus presidentes o ciudadanos. La unidad es indispensable.
Se dice que los japoneses son los mejores ciudadanos del mundo. Los alemanes también son buenos ciudadanos. La característica que hace buenos a los ciudadanos es la unidad. Se dice que para revivir la economía después de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes no gastaban ni una cerilla para encender sus cigarrillos si no había más de cinco fumadores reunidos. Así es como reconstruyeron su economía para construir la Alemania de hoy. Así de poderosa es la unidad.
Corea del Sur también pasó por un crecimiento económico muy rápido. Esto se debe en parte a la unidad de la gente coreana que el presidente de Park Chung Hee creó con su liderazgo. Aunque el Presidente Park sigue siendo una figura controvertida en Corea, criticado por muchos como un dictador con mano dura, y alabado por otros por sentar las bases del desarrollo rápido de Corea, es reconocido por todos que sus políticas económicas durante su presidencia fueron cruciales para la industrialización exitosa de Corea. Todo el mundo estaba unido en esta tarea para sacar al país de la pobreza. La nación entera trabajó con un solo objetivo para mejorar las vidas de su pueblo y gracias a esta unidad surgió el milagro de la economía coreana.
Sin embargo, después de la muerte del Presidente Park, esta unidad del pueblo coreano empezó a venirse abajo, y la nación pasó por momentos difíciles. Los presidentes que siguieron a Park no fomentaron la unidad. Pero cuando llegaron momentos de crisis, los coreanos empezaron a venirse abajo. Cuando nuestro país entró en una crisis financiera en 1997 y tuvo que pedir ayuda al FMI, los coreanos tuvieron que vender su oro para pagar las deudas. Así funciona el poder de la unidad. Aunque los justos seamos débiles individualmente, somos fuertes si estamos unidos.
La unidad es absolutamente indispensable para llevar a cabo la obra de Dios. Jesucristo es nuestro Comandante, y todo el mundo debe estar unido con Él. Si estamos unidos desde cada una de nuestras posiciones, debemos poder vencer este mundo y salvar las almas que están perdidas. La Iglesia necesita unidad, de la misma manera en que nuestras vidas de fe necesitan unidad. Si nos unimos con lo que está haciendo la Iglesia y participamos en sus obras, muchas almas recibirán la remisión de los pecados y alcanzarán la salvación. Si, por otro lado, no nos unimos con la Iglesia, moriremos todos. Sin unidad fracasaremos, pero con unidad prevaleceremos. Así de fuerte es el poder de la unidad. Repitan: “La vida de fe es toda unidad”.
Estoy absolutamente convencido de que aunque seamos débiles, si están unidos con lo que está haciendo la Iglesia, a pesar de sus insuficiencias podrán ser utilizados por Dios como Sus instrumentos valiosos y recibirán Sus bendiciones. Sin embargo, deben darse cuenta de que por muy inteligentes que sean, si no están unidos con la Iglesia, morirán. Las personas que están unidas con lo que está haciendo la Iglesia son las más fuertes. Todos tendrán ciertas tareas que Dios les confiará. Hacer estas obras bien es estar unido con la Iglesia. Este es el objetivo de sus vidas. Mis queridos hermanos, su fe y competencia crecerán solo si están unidos con lo que está haciendo la Iglesia, aunque no sean muy fuertes. Antes de nada deben unir sus corazones con la Iglesia.
La unidad consiste en hacer lo que sus antecesores de la fe les piden que hagan. Como cualquier otra persona, haga lo que haga lo hago por el Señor. Lo hago por fe. No deben unirse dependiendo de sus circunstancias, sino que deben unirse con la Iglesia basándose en la pasión por predicar el Evangelio. Su decisión de trabajar unidos a la Iglesia no debe depender de si esta obra puede conseguirse o no. Lo mismo ocurre con su confianza en la Iglesia. Creer que la Iglesia de Dios es la mejor de las iglesias en el mundo es la fe verdadera que les permite unirse con la Iglesia. Esto es la unidad.
¿Se dan cuenta de lo importante que es la unidad? Mientras llevo a cabo mi ministerio, sé muy bien que no lo hago por mí mismo. ¿Cómo puedo hacerlo todo por mí mismo? Si estoy compartiendo el Evangelio con alguien, todo lo que puedo hacer durante horas es eso. De la misma manera, cuando voy a dar una charla en una clase en la Mission School, es todo lo que puedo hacer. Me es imposible hacer dos cosas a la vez. Nuestro ministerio solo puedo tener éxito solo si cada departamento está en unidad. Todos debemos trabajar por el Señor en unidad. Gracias a esta unidad el Evangelio se puede predicar y la voluntad del Señor se cumple en este mundo. Si no estamos unidos la voluntad del Señor no se cumplirá en la tierra por muy grande que sea nuestra fe.
El Señor no obra a través de cualquier persona, sino que obra a través de los que han unido sus corazones con Él. Dios cumple Su voluntad a través de los que hacen Su obra en unidad. La unidad es completamente indispensable. Si estamos unidos, tendremos más poder y más fuerzas. Pero, si no estamos unidos, moriremos con nuestras debilidades e insuficiencias. Aunque decimos que estamos muertos en Cristo, la verdad es que seguimos vivos y acabamos viviendo todos los días enterrados en nosotros mismos.
Dios nos ha dado esta fe unida. Cuando se dan cuenta de esto después de recibir la remisión de sus pecados es cuando se han convertido en personas maduras en su fe. ¿Están unidos con la Iglesia de Dios? ¿Con qué se han unido? Les pido que se unan con lo que desea la Iglesia. La Iglesia les confía trabajo y les pido que lo hagan. Cumplir este trabajo es de lo que se trata la unidad. Orar por las mismas cosas que la Iglesia es unidad. Servir al Señor, predicar el Evangelio, reunirse, buscar la voluntad del Señor, todas estas cosas son unidad.
Aunque sean insuficientes como individuos, todo lo que tienen que hacer es desempeñar su tarea confiada, seguir a la Iglesia en unidad y orar. No es tan difícil, ¿verdad? Sean cuales sean sus circunstancias individuales, no hay nada que sea demasiado difícil de superar siempre y cuando estén unidos con esta Iglesia. Esto no se consigue con su poder individual. ¿No piensan que son demasiado insuficientes para alcanzar sus metas? De hecho, al unirse a la Iglesia pueden ser utilizados por Dios. Todo lo que se necesita es hacer lo que complazca al Señor. Busquen la voluntad del Señor sin importar lo que digan los demás. Aunque todos tengamos nuestras características individuales, toda vida de fe se vive en unión con el Señor.
Aunque sea insuficiente, hago lo que Dios me ha encomendado, y de esta manera hago la obra de Dios hasta el día en que se cumpla Su voluntad.