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説教集

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-26] El Señor convirtió la oscuridad en luz (Génesis 1, 1-5)

(Génesis 1, 1-5)
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas».
 
 
¿Desde qué perspectiva deberíamos leer la Palabra de Dios? Debemos leer la Palabra y seguirla creyendo en la justicia de Dios. Entonces, ¿cómo debemos seguir a Dios? Podemos seguirle por fe creyendo en la justicia de la Palabra de Dios. Nuestro Dios nos ha prometido en Su Palabra darnos la remisión de los pecados y ha cumplido esta promesa con Su Palabra. Al ver a los que han recibido la remisión de los pecados al creer en la Palabra Dios los aprueba como personas justas. Y nos da las bendiciones espirituales del Cielo a los que nos hemos convertido en santos justos. Dios es el Dios de la alianza que cumple las promesas que ha hecho. Tenemos que encontrar a Dios y seguirle. Sin embargo, Dios es invisible para nuestros ojos. ¿Cómo podemos encontrarle entonces? ¿Cómo podemos seguir a este Dios solamente? Dios nos ha dado Su Palabra y nos busca a los que creemos en ella para hacernos creyentes y seguirle en Su Palabra. 
Aquí el Señor Dios dijo: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1, 1). La Biblia sigue diciendo: «Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas» (Génesis 1, 3-4). Podemos encontrar la Palabra en el pasaje de las Escrituras de Génesis 1, 3 que dice: «Y dijo Dios: Sea la luz», a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y podemos conocer a Dios quien creó los cielos y la tierra al principio a través de Su Palabra escrita que dice la misma verdad. En otras palabras, encontramos a Dios y la verdadera salvación que nos dio a través de Su Palabra. Encontramos a Dios al creer en la promesa de la Palabra que Dios nos ha dado. Entonces podemos experimentar lo que este Dios nos ha dicho. 
Dios le prometió a Abraham que bendeciría a los que le bendicen y maldeciría a los que le maldicen. Entonces Dios hizo una alianza con Abraham diciendo: “Circuncida a tu pueblo y me convertiré en el Dios de tus descendientes. Si tus descendientes son circuncidados, esta será una señal de que son Mi pueblo. Esta es la sombra de la circuncisión que hare con Mi Palabra de promesa”. Y Dios también dijo: “Aunque os he escogido a ti y a tus descendientes como Mi pueblo, todos los que no estén circuncidados serán expulsados de entre los israelitas y los descendientes de Abraham”. Dios estaba diciendo que los no circuncidados espiritualmente ante Dios no serán considerados hijos de Dios. 
Cuando vemos cómo actúa Dios, podemos ver que trabaja mediante Su Palabra. Dios se convierte en el Señor Dios para los que creen en Su Palabra de promesa y la siguen por fe. Dios nos prometió por Su Palabra que establecería una relación de amor con los seres humanos y se convirtió en el Dios de la salvación para la gente que cree en esta Palabra de promesa. Y Dios da la bendición de salvación a los verdaderos creyentes en esta Palabra. De esta manera, Dios establece una relación de amor con Su pueblo solo con Su Palabra.
Está escrito en Génesis 1,1: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». El universo entero y todo lo que hay en él es creación de Dios. Los seres humanos somos también criaturas de Dios. ¿Entonces qué ha planeado Dios para los seres humanos que somos Sus criaturas? Para establecer una relación con las criaturas humanas, ha planeado salvarlas. Dios ha decidido librarnos de todos nuestros pecados según Su plan. Dios siempre se manifiesta a los seres humanos mediante Su Palabra. Lo que debemos recordar aquí es que Dios hizo que Su pueblo fuese aceptado para poder creer en Su Palabra de promesa. Esto es lo que quiere decir Su Palabra del Libro de Génesis. 
Está escrito: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». El capítulo 1 de Génesis suele llamarse el plan de Dios para los seres humanos. En este capítulo Dios muestra a Su creación, la tentación de Satanás, la caída del hombre, la salvación en Jesucristo, y convertir a los seres humanos en hijos de Dios, incluyendo las bendiciones de Su gracia. Por tanto, está escrito: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz» (Génesis 1, 2). El Señor Dios dijo aquí que había creado los cielos y la tierra y que la tierra estaba desordenada y vacía. La palabra tierra en la Biblia suele denotar a los seres humanos o nuestros corazones. Por tanto, esto implica que los humanos hemos caído en el caos de nuestros pecados.
 
 

Dios le ha dado a toda criatura a razón de ser

 
Dios tenía el plan original de hacernos a los seres humanos hijos Suyos incluso antes de crear al hombre. Dentro del plan de Dios Él quiso elevar la condición de los seres humanos a hijos Suyos. Dios nos creó a los seres humanos con este plan maravilloso. Podemos conocer el plan y las intenciones de Dios a través de Su Palabra. Dios nos creó a los seres humanos y quiere cumplir Su voluntad a través de nosotros. Y ha permitido que pasemos por dificultades para poder cumplir este plan. Asimismo, Dios ha planeado borrar todos nuestros pecados a través de Jesucristo. En otras palabras, ha decidido hacernos a los nacidos de nuevo a los que recibimos la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu hijos Suyos. 
Dios ha planeado todas las cosas con Su providencia sin contar con nuestras voluntades, y Su plan era salvarnos y hacernos hijos Suyos y darnos el bello Reino de Dios. Esto significa que Dios lo cumple todo según Su plan original y no según nuestros planes. Lo que tenemos que hacer es simplemente entrar en el plan de Dios por fe y seguir Su voluntad por fe para alcanzar las cosas que han sido aprobadas en Su voluntad. Jesús se refirió a Sí mismo diciendo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 6). 
A través de la Palabra, Dios nos hizo entender Su plan para nosotros. Dios tiene un plan para nosotros. Y Dios ha manifestado este plan mediante Su Palabra. Dios nos ha mostrado Su plan por escrito y ha cumplido esta promesa para los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, cuando creemos en la justicia de Dios, debemos poner la base de nuestra fe en la Palabra de la alianza de Dios. Podemos encontrar a Dios cuando vamos ante Él con el conocimiento y la fe en lo que la Palabra de Dios nos ha prometido. Y entonces podemos conocer la voluntad de Dios. Incluso después de creer en Dios debemos tener cuidado de no pensar en lo que queramos o decidir nada según nuestros deseos para no caer en el caos de nuevo. Para encontrar la justicia de Dios y seguirá, debemos creer en Su Palabra y seguirla sin parar. Por tanto, el Dios de la justicia nos ha dado Sus Escrituras. No podemos encontrar a Dios si no tenemos las Escrituras, es decir, la Sagrada Biblia. 
¿Qué es esta Palabra? Es la Palabra de Dios. Es la Palabra escrita de Dios. Es la Palabra de las promesas que deben ser cumplidas. Dios nos habla de Su Plan mediante Su Palabra, viene a nosotros mediante Su Palabra para cumplirlas todas y en nosotros, y también viene a buscarnos con esta Palabra. Nuestro Dios es el Dios de la Palabra. La Palabra de Dios es precisamente Dios para nosotros. Dios es precisamente la Palabra y se manifiesta a través de la Palabra de promesa cuando quiere hablarnos a los seres humanos. Debemos recordar que Dios se manifiesta a Sí mismo y Su voluntad mediante Su Palabra y viene a buscarnos por esta Palabra. 
Por tanto, no debemos leer la Biblia como si leyésemos una novela o un libro de historia. Debemos saber primero que la Palabra de Dios es Dios. La Biblia es la Palabra con la que Dios se nos ha manifestado, y que manifiesta Sus promesas. Esta Biblia también manifiesta que es Su Palabra. Dios nos encuentra en Su Palabra. Por tanto, debemos saber que esta Palabra es la Palabra de Dios cuando conocemos la Biblia. 
 
 

La Palabra de Dios es la luz de la salvación

 
Está escrito: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas» (Génesis 1, 2-5). 
Este pasaje de las Escrituras nos muestra el plan determinado de Dios que nos libraría de todos los pecados a los que estábamos esclavizados por ellos. Esto significa que es la Palabra de Dios la que saca los pecados de los humanos y su caos, vacío y oscuridad. Entonces, ¿quién es la luz de la verdad? ¿Quién es la luz que aparece aquí en la Palabra de Dios? Es Jesucristo, el Salvador de toda la humanidad, el Salvador de los pecadores. Entonces, ¿quién está en medio del caos, vacío y oscuridad? Precisamente los seres humanos que han caído en el pecado. 
Los seres humanos fueron creados por Dios. Pero en este pasaje “la tierra estaba desordenada” Dios nos dice que los seres humanos habían caído en la decepción de Satanás. Dios menciona desde el principio que los seres humanos cayeron en el pecado. Dios nos está diciendo: “Os salvaré cuando caigáis en el caos. Y los que acepten la luz de Mi Palabra escaparán de los pecados y se convertirán en Mis hijos de la luz. Pero los que no hayan aceptado Mi Palabra de la luz permanecerán en completa oscuridad”. ¿Qué tipo de plan tenía Dios para los seres humanos cuando creó al hombre? El objetivo principal de Su plan fue el de darnos la condición de deidades a los seres humanos, a los hijos de Dios. Dios quiso que recuperásemos nuestra condición de hijos de Dios y no Sus meras criaturas. 
 
 
Dios le ha dado al hombre el libre albedrío para escoger
 
No hay nadie que no haga las cosas con una intención. Todo tiene su propósito. Dios también nos creó a los humanos con Su propósito especial. El primer pasaje de la Sagrada Biblia dice: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Dios nos creó a los seres humanos, a Sus criaturas, como un robot mecánico. Entonces Dios nos dio el libre albedrío. Dios nos dijo: “Cada uno podéis aceptar o rechazar con vuestro libre albedrío las bendiciones y la gracia de salvación que os daré”. Esto significa que Dios nos ha dado a los seres humanos el libre albedrío y nos ha permitido escoger si vamos a aceptar la bendición de salvación que Dios ha cumplido. Por tanto, el Evangelio de Juan 1 dice que quien ama la luz, va a la luz. También dice que esa persona va a la luz porque quiere que sus obras se revelen en la luz. Pero una persona que ame la oscuridad no va a la luz. Entre la oscuridad y la luz debemos poder distinguir qué es la oscuridad. Sin embargo, aunque seamos Sus criaturas, tenemos este privilegio de decidir cuál aceptaremos. 
Dios no sería el Dios Santo y Justo si no nos diese el privilegio de escoger, es decir, de tener libre albedrío. Sin embargo, Dios creó los cielos y la tierra en el principio y manifestó Su nombre y Su justicia mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos dice: “Soy el Dios que os ha creado, pero os he dado libre albedrío. Si queréis las cosas justas, entonces recibid todas las bendiciones y vivid en Mí aceptando el camino de la justicia que os doy, pero si queréis las cosas sucias y la oscuridad, vivid así como queráis”. Para la gente de fe que cree en la justicia de Dios están esperando la vida eterna en Su bendición infinita y gloriosa. 
Sin embargo, la gente de la oscuridad no acepta esta gracia y solo quiere su propia justicia. Por tanto, esta gente estará sumida en el caos que ha escogido y recibirá mucho sufrimiento. Esta es la verdad justa de Dios. Esto demuestra que Dios es el Dios justo. Esto demuestra que es el Dios perfecto. Dios no nos obligó a escoger la luz, sino que se manifestó a Sí mismo con Su Palabra de la alianza. Por tanto, Dios debe ser alabado por los seres humanos de manera justa y ser adorado por ellos. 
De esta manera, Dios bendice a los que escogen la luz y las cosas justas ante Su presencia. Pero juzga a los que escogen cosas malvadas por su maldad. El pasaje de las Escrituras de hoy nos demuestra que es el Dios justo que juzga de manera justa y perfecta. Nadie puede decir ante esta Palabra que Dios no es justo. Dios ha hecho que quien quiera recibir todas las bendiciones de Dios que creó los cielos y la tierra puede recibir todas Sus bendiciones por fe. Dios nos ha dado el privilegio de escoger. Dios ha hecho que quien no quiera las bendiciones de Dios y escoja las maldiciones, puede recibir lo que quiera de ese menú. Por el contrario, Dios nos ha dado todas Sus bendiciones prometidas a los que aman y aceptan la Palabra de Dios de la luz. Nuestro Dios, quien creó los cielos y la tierra, nos está diciendo esto. 
Dios es perfecto. Dios es justo y perfecto, y es el único Dios para todas las criaturas. Dios es el Creador. Es el Dios Soberano. No hay nadie que pueda retar Su autoridad. Hemos visto que es el Dios de la alianza. Pudimos ver a través de la Palabra de Dios que nos ha prometido Su salvación mediante Su Palabra y que ha estado cumpliendo esta Palabra de promesa para nosotros.
Dios creó los cielos y la tierra en el principio. Dios creó el universo y todo lo que hay en él, incluyendo la luz. ¿Lo reconocen? Dios nos ha dado el privilegio de escoger entre la luz y la oscuridad, y Su gracia o maldiciones caen sobre nosotros según qué escojamos. No existe la palabra “no” en el Reino de Dios, solo hay “sí” en Su Reino. Esto se debe a que no hay nada irracional en el mundo de Dios. 
 
 

Todo se ha hecho según el plan de Dios 

 
El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz». La Biblia dice primero: «En el principio Dios creó los cielos y la tierra», y continúa: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo». Pueden ver en esta Palabra que la tentación de Satanás estaba ya prevista en el plan de Dios. 
En el Libro de Génesis 1 y 2 aparece el plan de Dios, entonces a partir del capítulo 3 se nos muestra cómo cumplió ese plan. Hace una década se derrumbó un edificio de apartamentos en Corea a causa de las continuas remodelaciones. Muchas personas fueron víctimas de este desastre creado por el hombre. De esta manera, los humanos solemos intentar cambiar los planes como queremos. Pero Dios no ha cambiado nunca Su plan después de haberlo dibujado una vez. Dios no nos dejó a Su creación como meras criaturas, sino que planeó volver a crearnos y hacernos nacidos de nuevo como nuevas criaturas. Lo que necesitaba para hacernos nacer de nuevo era la luz de la salvación hecha de Su justicia y amor. La Palabra de Dios era el ingrediente de la salvación que nos hizo nacer de nuevo de todos nuestros pecados. 
Dios nos permitió caer en el pecado primero para hacernos hijos Suyos. Si no hubiésemos caído en el caos, el vacío y la oscuridad, es decir, si no hubiésemos sido engañados por Satanás, no podríamos nacer de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, por la caída del hombre los seres humanos podemos recibir la gracia de ser hijos de Dios al creer en Jesucristo, que es la justicia de Dios como el Salvador. Todas estas intenciones estaban incluidas en el plan de Dios. 
Adán y Eva fueron los primeros antecesores de la humanidad y fueron tentados por Satanás. Pero incluso esto estaba dentro del plan de salvación de Dios desde el principio. Vivimos como pecadores y después nos convertimos en personas justas al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu al igual que los gusanos viven debajo de la tierra durante años y después se convierten en cigarras. De la misma manera en que los gusanos tienen que permanecer debajo del suelo oscuro para convertirse en cigarras, Dios quiso que los seres humanos fuesen tentados y gobernados por Satanás primero. La humanidad tuvo que pecar para luego convertirse en hijos de Dios al creer en la justicia de Jesucristo. Por eso Dios permitió las tentaciones y los ataques de Satanás sobre la humanidad. 
 
 

La promesa de salvación de todos los pecados

 
Los seres humanos caen en las profundidades de estas tres cosas: el caos, el vacío y la oscuridad, cuando se niegan a creer en la Palabra de Dios. Este caos llega a una persona cuando se separa de la Palabra de la alianza de Dios que la creó. Está escrito: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». Ahora, entre los descendientes de Adán, los que no han encontrado el Evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo nos ha dado han caído en este caos. 
¿Por qué caen los seres humanos en este caos? Porque no han conocido la promesa de la Palabra de Dios; porque no han conocido el Evangelio del agua y el Espíritu por el que Dios les ha salvado perfectamente. Entonces, ¿qué deben hacer los pecadores para salir de todo este caos? Por supuesto deben encontrar al Señor, que es el Maestro de toda la verdad, si vuelven a la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Todos los seres humanos han caído en el vacío. No tienen satisfacción. Dios creó a los seres humanos al principio según Su imagen. Por tanto, recibimos satisfacción cuando volvemos a Dios. 
La Biblia menciona que Dios creó a los seres humanos como seres imperfectos al principio. ¿Por qué creó Dios a los seres humanos imperfectos desde el principio? El plan de Dios permitió nuestra imperfección para cumplir Su profundo propósito. Así que los seres humanos deben caer en el vacío sin ninguna satisfacción. Por tanto, los seres humanos debemos tener la justicia de Jesús en nuestros corazones por fe, y debemos tener la Palabra de la justicia de Dios. La Palabra de la verdad, que es Dios mismo, debe estar en nuestros corazones. Dios, el Creador, debe estar en nuestros corazones. 
Los seres humanos podemos estar completos solo cuando el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, está dentro de nuestros corazones a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Los seres humanos nos sentimos vacíos si no encontramos la justicia de Dios. Pero la satisfacción llega cuando encontramos el Evangelio del agua y el Espíritu a través de Jesucristo. Por tanto, el pasaje de las Escrituras de hoy nos está pidiendo que creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos está diciendo en esta Palabra: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». Los que estamos viviendo en el mundo, y no en el Cielo, hemos quedado atrapados por los planes de Satanás y hemos caído en el caos y el pecado. Dios nos habló de esto incluso antes de nacer pecadores. Y Dios dijo entonces que nos salvaría de todos los pecados a través de la justicia de Jesucristo, Su Hijo. Dios prometió que nos salvaría del caos y los pecados. Dios nos había prometido que nos salvaría de las profundidades de los pecados del mundo y del vacío y la falta de satisfacción del corazón. Esto es lo que implica el pasaje: «Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz» (Génesis 1, 3). Y Dios ya ha cumplido la Palabra de la promesa perfectamente con el Evangelio del agua y el Espíritu. 
 
 

Jesucristo, que es el Creador y el Salvador

 
Jesucristo es el Protagonista de esta Biblia. Está escrito aquí: «Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz» y la luz aquí se refiere exactamente a Jesucristo, quien nos salvó. Jesús es el Dios que creó el universo y todo lo que hay en él. Todo lo que vemos ahora es lo que Él creó. Jesús es el Creador de los cielos y la tierra que ahora vemos y experimentamos. Jesucristo creará el segundo cielo y tierra también. Está escrito: «En el principio Dios creó los cielos y la tierra». Jesús es el Creador de los cielos y la tierra. Y Dios Padre envió a Su Hijo que creó este universo a este mundo y eliminó todos nuestros pecados para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Está escrito: «Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas». Y la Biblia sigue diciendo: «Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche».
Jesucristo aparece solo como Dios en este Libro de Génesis, pero después aparece como nuestro Sumo Sacerdote. Jesucristo se manifiesta a Sí mismo como nuestro Salvador. Y también se manifiesta como el Profeta que nos lo enseña todo. Entonces, ¿quién es el Señor que se manifestó aquí como Dios? ¿Quién hizo la luz en este mundo, en este universo? Jesucristo. Las Escrituras dicen que Jesucristo, el Hijo de Dios Padre es Dios para nosotros. Por tanto, el Apóstol Juan dice en el Evangelio de Juan: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1, 1). En realidad Jesús es Dios, quien creó este universo. Dios Padre creó el Reino de los Cielos a través de Su Hijo, y Jesucristo también hizo los cielos y la tierra que podemos ver con nuestros propios ojos. Por tanto, debemos conocer a este Jesucristo correctamente. Debemos conocerle y saber que Jesucristo es Dios mismo. 
 
 

¿Dónde se ha manifestado la providencia de Dios?

 
Dios manifestó la luz aquí en Su Palabra. En otras palabras, Dios ya nos había prometido a través del pasaje de las Escrituras de hoy que nos salvaría de todos los pecados de nuestros corazones a través de Su Hijo que no tiene pecados. De esta manera, Dios prometió Su salvación desde el principio. Esta es la razón por la que llamamos a Dios, Dios de la alianza. 
También podemos encontrarnos con el Dios Trinitario a través del pasaje de las Escrituras de hoy. Cuando el Hijo creó el mundo, Dios Padre vio que era bueno. Está escrito: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». ¿Quién es este Dios que se movía sobre la faz de las aguas? Es el Espíritu Santo. Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo todos aparecieron en esta escena de la creación. Dios Padre y el Hijo crearon este universo y Dios Padre prometió salvarnos a los seres humanos que habíamos caído en este caos y vacío a través de Su Hijo. Y esto significa que Dios arroja el Espíritu Santo sobre los que hemos recibido la salvación de todos nuestros pecados al creer en el Hijo de Dios. Este Espíritu Santo no puede entrar en nosotros si todavía tenemos pecados en nuestros corazones. Por tanto, Dios Padre hizo una alianza para enviar a Su Hijo a este mundo y salvarnos completamente. Dios hizo esta alianza con Su creación. El Espíritu Santo entra y obra en los que viven según la Palabra de salvación que Dios ha prometido. Este es el plan de Dios. Por tanto, el Dios Trinitario se manifiesta aquí en esta Palabra del Libro de Génesis. 
Por tanto, debemos conocer el significado de esta Palabra que Dios vio que era todo bueno cuando creó los cielos y la tierra. Significa que Dios Padre vio que era bueno cuando Su hijo creó este universo y todo lo que hay en él. Esto significa que Dios se complació en hacernos a los seres humanos Hijos Suyos a imagen y semejanza de Jesucristo, a través de Su Hijo. Por tanto, las Escrituras dicen que Dios Padre vio que era bueno. El Apóstol Pablo también contempló profundamente la grandeza de este plan de Dios y dijo: 
«¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 
Porque ¿quién entendió la mente del Señor?
¿O quién fue su consejero?
¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. 
A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11, 33-36). 
Todas las cosas vienen de Dios y vuelven a Él. ¿Cómo puede una criatura desobedecer al Creador que la creó? Así las Escrituras dicen que quien niegue la justicia de Dios comete pecados. De cualquier manera, Dios nos ha prometido estas cosas con Su Palabra. Dios también divide a Su pueblo de la gente del Diablo con Su Palabra. Y, por tanto, pueden convertirse en la luz cuando aceptan por fe esta Palabra de Dios. Queridos hermanos, vengan a Dios creyendo en Jesucristo y el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado. Entonces también podrán convertirse en la luz de este mundo eternamente.