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説教集

Tema 26: Levítico

[26-2] Vivan con su corazón unido a Dios < Levítico 1:1-9 >

< Levítico 1:1-9 >
“Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas. Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego. Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová”.
 
 
Acabamos de leer Levítico 1:1-9 en el pasaje de las Escrituras de hoy. La palabra Leví significa unidad. Como sugiere el nombre, Dios creó un Tabernáculo y obró en él porque quería estar unido con el pueblo de Israel al redimir sus pecados cuando le ofrecía sacrificios según los requisitos estrictos del sistema de sacrificios del Libro de Levítico. En aquel entonces, al igual que hoy, no pasaba ni un día sin que el pueblo de Israel cometiese pecados. Como el pueblo de Israel pecaba constantemente sin falta, tenía que ofrecer sacrificios a Dios dentro del Tabernáculo según los requisitos del sistema de sacrificios, y así obtenía la remisión de sus pecados, se convertía en el pueblo santo de Dios y recibía Su ayuda. Dios instituyó este sistema de sacrificios para estar con el pueblo de Israel, caminar con él, cuidarlo, bendecirlo, protegerlo de sus enemigos, resolver el problema de sus pecados y ser su Dios. Esto también es cierto de nosotros y es muy importante que recibamos estas bendiciones maravillosas y tengamos a Dios de nuestra parte.
 

Las instrucciones de Dios a Moisés
 
Después de construir el Tabernáculo, Dios llamó a Moisés y le dijo: “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya” (Levítico 1:2-4). 
Aquí Dios estaba enseñando al pueblo de Israel cómo redimir sus pecados, pidiéndole que preparase un sacrificio vivo y le pasase los pecados mediante la imposición de manos sobre la cabeza. En otras palabras, cuando el pueblo de Israel ponía las manos sobre los sacrificios animales, todos sus pecados eran pasados a este animal mediante su expiación. Cuando los pecados de los israelitas eran pasados al sacrificio animal, entonces el animal era sacrificado y su sangre era derramada cargando con sus pecados. Los sacerdotes ponían parte de la sangre en los cuernos del altar de los holocaustos, arrojaban el resto por el suelo y quemaban la carne en el Altar. Este era el holocausto que Dios pedía del pueblo de Israel, diciendo que era “un aroma dulce para el Señor” (Levítico 1:9). Para que Dios pudiese caminar con el pueblo de Israel, los pecadores tenían que ofrecer sacrificios sin falta. 
Si el pueblo de Israel no hubiese ofrecido este sacrificio que era indispensable para que Dios caminase con él, Dios no podría haber cumplido Su promesa a Abraham y sus descendientes de que sería su Dios. Por tanto, no podría haberse convertido en su Dios. Esto se debe a que, mientras que Dios es el Dios santo, el pueblo de Israel no podía evitar pecar todos los días debido a la naturaleza humana débil. Por tanto, para reparar la relación entre Dios y el pueblo de Israel, era absolutamente necesario que los israelitas pasasen sus pecados a animales vivos mediante la imposición de manos sobre su cabeza, los matasen, les sacasen la sangre, la pusiesen en el altar de los holocaustos, quemasen su carne, todo según los requisitos del sistema de sacrificios del Tabernáculo. Solo entonces Dios podía cumplir Su justicia, Su amor y Su salvación para el pueblo de Israel. De esta manera, el pueblo de Israel pudo convertirse en el pueblo de Dios y Dios se convirtió en su Dios, caminó con ellos, los protegió y los llevó a la tierra de Canaán. Por esta razón Dios le dijo a Israel que ofreciese sacrificios de esta manera específica, y el pueblo de Israel ofreció estos sacrificios como era requerido. 
El Libro de Levítico recibe su nombre de Leví, que era uno de los doce hijos de Jacob, y cuyo nombre significa unidad. Dios confió a los descendientes de Leví el trabajo de unir al pueblo de Israel con Dios, es decir, Dios los nombró sacerdotes para hacer los sacrificios en nombre de los Israelitas. Por eso este Libro se llama el Libro de Levítico y Dios nos habló de la unidad a través de él.
 

La unidad con la justicia de Dios es muy importante para los creyentes
 
Está escrito en Salmo 133:1: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”. Como pueden ver en este pasaje también, la unidad con Dios es muy bella y placentera a Sus ojos. Para unirse a Dios el pueblo de Israel tenía que ofrecerle el sacrificio de la fe y al ofrecer este sacrificio con fe y unidad podía ser salvado de todos sus pecados y convertirse en el pueblo de Dios. Este sacrificio que unía a los israelitas con Dios era una bendición tremenda para ellos. 
Ahora me gustaría hablarles del Tabernáculo y también explicarles paso a paso el sistema de sacrificios descrito en el Libro de Levítico. Es absolutamente indispensable que nos demos cuenta de la importancia del sistema de sacrificios. Hay una razón por la que Dios habló a Moisés sobre el sistema de sacrificios y por la que el pueblo de Israel construyó el Tabernáculo durante un año, y era para que el pueblo de Israel pudiese ofrecer el sacrificio que complacía a Dios. Asimismo, debemos estar unidos con Dios por fe. Debemos ser uno con Él en el corazón. Debemos unirnos por fe, recibir la salvación por fe, pasar nuestros pecados por fe, ser juzgados por nuestros pecados por fe, ser el pueblo de Dios por fe e ir al Reino de los Cielos por esta fe. Nadie que no haya unido su corazón con Dios puede ir al Reino de los Cielos. Solo se puede entrar al Cielo si estamos unidos con Dios. 
Para estar unido con Dios, el pueblo de Israel llevaba un animal puro según el sistema de sacrificios de Dios, le pasaba sus pecados mediante la imposición de manos sobre su cabeza, lo mataba y le sacaba la sangre. Los sacerdotes llevaban esta sangre y la ponían en los cuernos del Altar de los Holocaustos, arrojaban el resto sobre el suelo, cortaban la carne del animal en trozos y la quemaban en el altar de los holocaustos para complacer a Dios. Este era el sacrificio que satisfacía a Dios, uno que era “un aroma dulce para el Señor” (Levítico 1:8). Al recibir estas ofrendas y sacrificios, Dios cumplió todo lo que le había prometido a Abraham y sus descendientes. Los descendientes de Abraham somos nosotros, los que creemos en Jesús y a los que no nos falta nada para ser acogidos y amados por Dios.
 

La importancia del sacrificio
 
Es absolutamente importante que nos demos cuenta de cuánto desea Dios un sacrificio así y cuánto le complace recibirlo. Esta ofrenda era absolutamente necesaria para Él y estaba completamente satisfecho cuando la recibía. Debemos darnos cuenta de cuánto Dios se complacía con este tipo de sacrificio, desde la imposición de manos hasta el derramamiento de sangre y el olor de la carne del sacrificio animal quemándose. Dios se complacía al recibir esta ofrenda como un aroma dulce gracias a este sacrificio y así podía más que eliminar los pecados del pueblo de Israel. De la misma manera, Dios ha eliminado todos nuestros pecados a través del sacrificio de Jesucristo. No tengo palabras suficientes para expresar mi gratitud. Es absolutamente importante para nosotros tener unidad de corazón con Dios. Aunque no somos completamente perfectos en nuestra carne, por lo menos nuestros corazones deben estar unidos a Dios por fe. En otras palabras, debemos creer de todo corazón que, aunque estábamos destinados a morir por nuestros pecados, nuestro Señor nos amó a pecadores tan malditos tanto que cargó con nuestros pecados a través de Su bautismo, murió en nuestro lugar, se levantó de entre los muertos y así nos ha convertido en hijos de Dios. 
De esta manera, Dios quiso hacernos Su pueblo y debemos unir nuestros corazones con Él por fe como lo planeó. De hecho, la fe es unidad. La fe implica confianza y unidad. Así que les pido que tengan fe y vivan por esta fe hasta el día en que regrese el Señor. 
Mis queridos hermanos, oren por nuestro ministerio. Predicar el Evangelio del agua y el Espíritu requiere muchos recursos económicos. Oren a Dios para que nos dé los recursos que necesitamos para predicar Su Evangelio. ¿Ha tenido alguno de ustedes 10 millones en la mano? Puede parecer una cifra poco realista, pero no podemos ni imaginarla, aunque en realidad 10 millones no son tanto. Cuando empiezan a gastar dinero, no hay límite para lo que pueden gastarse. Por supuesto hay pocas personas que vean en su vida 10 millones, 1 millón o incluso $100,000. Pero, sea cual sea la cantidad de dinero, no es suficiente para nuestro ministerio. Pueden pensar que podrían comprar muchas cosas con $100,000, pero en realidad no es mucho dinero cuando se gasta en la obra justa. 
En este momento me gustaría pedirles una cosa. Les pido que se unan a Dios y Su justicia y así alcancen su salvación. Este es mi deseo sincero para todos ustedes. Les pido que unan sus corazones con la voluntad de Dios en todo lo que hagan. Cuando se unan a Dios podrán caminar con Él, serán uno con Su pueblo y serán bendecidos por Él. Todo empieza con este punto de unidad. El Libro de Génesis explica el plan de Dios, mientras que el Libro de Éxodo describe cómo Dios cumplió Su plan a través del Tabernáculo. Más de la mitad del Libro de Éxodo, desde el capítulo 19 al 40, habla de este Tabernáculo. Y dos tercios del Libro de Levítico habla del sistema de sacrificios. 
Es absolutamente indispensable que nos demos cuenta de la importancia de la unidad. La unidad con la Iglesia es extremadamente importante. Debemos aprender cómo ser uno con Dios en nuestros corazones por fe, y si podemos conseguir esto, tendremos enormes bendiciones. Durante este viaje, a veces nos sentimos atraídos por nuestros pensamientos humanos, nuestro orgullo individual puede ser herido, e incluso nuestros corazones pueden ser heridos, pero en realidad, cuando nos unimos con Dios todo estará resuelto. Nos sentimos ofendidos y heridos solo porque no somos uno con Dios; si de verdad estamos unidos a Dios no habrá nada que nos ofenda o nos hiera. Es solo cuestión de tiempo. De hecho, Dios no nos ha hecho nada malo. Si pasa algo malo, es siempre culpa nuestra. ¿Están de acuerdo?
Debemos unir nuestros corazones con Dios sin falta. Debemos vivir en unidad con Dios, orando para que Su Evangelio sea predicado por todo el mundo. Todo lo que hacemos, desde unir nuestros corazones a dedicar nuestros cuerpos y corazones a orar, trabajar y reunir recursos económicos, se hacen por la justicia de Dios. Así es como debemos vivir. Si unimos nuestros corazones así, Dios nos bendice para que prosperemos. Si nuestros corazones están unidos con Dios, el Señor se asegurará de que prosperemos en todas las cosas, desde nuestros trabajos y necesidades a nuestra salud. Si quieren ser bendecidos, todo lo que tienen que hacer es vivir en unidad. 
La unidad es absolutamente indispensable. Si nuestros corazones no están unidos, no podemos cumplir nada por mucho que lo intentemos. Debemos unir nuestros corazones. Aunque esto parezca simple, esto es extremadamente importante.
 

Les pido que estén unidos a las palabras “imposición de manos”
 
Está escrito en Levítico 1:3-4: “Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya”. Todo lo que tienen que hacer es creer en esta verdad de corazón: “La imposición de manos significa pasar o transferir los pecados y aceptar esta verdad significa recibir con gozo”. Sus emociones no son lo que importa. Lo importante es que crean la Palabra de Dios tal y como es. Dios solo es verdadero. Aunque pensásemos de otra manera cien veces, ¿podríamos ganar a toda la Verdad de la Palabra de Dios? No, por supuesto que no. ¿Cómo podríamos ganar a la Palabra de Dios si es la Verdad? La Palabra de Dios es la Verdad inamovible que es igual ayer, hoy y mañana y en el futuro. 
Si cualquiera de ustedes quiere estar poseído por un demonio, intente que una persona poseída le ponga las manos en la cabeza. El demonio vendrá y les poseerá. Y si quieren ser maldecidos, dejen que alguien maldito ponga las manos sobre su cabeza. Entonces serán maldecidos. Levántense contra Dios si quieren. Serán maldecidos. Es un principio simple. 
Mis queridos hermanos, como personas que viven en una era tan precaria, no tenemos otra alternativa que predicar el Evangelio completamente antes de dejar este mundo. Después de vivir así, debemos ir al Señor cuando nos llame. Si tienen alguna preocupación en su corazón, deben unirse con Dios. Si le piden ayuda a Dios, Él resolverá sus problemas. Como la gente cree que es mejor que nadie y confía en sus propios pensamientos, sus problemas no pueden ser resueltos. Debemos unir nuestros corazones ante todo por Dios, por Su Reino y por la predicación del Evangelio. 
Para nosotros Dios es absolutamente indispensable en nuestras vidas. Creo de todo corazón que Dios me ha bendecido. ¿Creen ustedes también? Aunque he estado ocupado recientemente por cierto trabajo que he tenido que hacer, puedo trabajar con un corazón gozoso porque estoy convencido de que estoy haciendo este trabajo por el Señor, para predicar Su Evangelio. Todo esto es la voluntad del Señor. 
 

Vivan con su corazón unido a la justicia de Dios por fe
 
Dios dijo que nos daría muchas bendiciones junto con mucha persecución. Después de eliminar la escoria de nuestros corazones, Dios mira si nuestros corazones están unidos a Él y entonces decide obrar en nuestras vidas o no. Aunque la gente juzga a otros según su apariencia externa, Dios dijo que mira los corazones. Cuando Dios mira los corazones y ve que están en unidad con Él, desde ese momento nos bendecirá y nos dará Su gracia. Nuestra fe crecerá y estaremos en paz. Esto se debe a que nuestros corazones no estarán divididos entre nuestros deseos y los deseos de Dios. 
Cuando nuestros corazones estén unidos a Dios, toda Su obra será nuestra obra, todo lo que le importe a Él, nos importará a nosotros y por tanto haremos nuestra obra de Dios como nuestra obra. Asimismo, no hay nada que no podamos cumplir, porque Dios nos ayudará. Todo irá bien. Todas nuestras preocupaciones y problemas desaparecerán también. Dios se encargará de todo. Esta es la razón por la que debemos unirnos a Dios. 
No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es la unidad. Por mucho que cambie el mundo, no debemos dejar que nuestros corazones cambien con él. Si nuestros corazones van por el mal camino por una u otra razón, debemos volver a unirnos con Dios de nuevo. Nuestros corazones deben ser uno con Dios absoluta e incondicionalmente. Al creer de nuevo que hemos recibido la remisión de nuestros pecados porque Dios cargó con nuestros pecados con Su bautismo y derramó Su sangre en la Cruz por nosotros, debemos ser uno con Dios. Y ahora que hemos recibido la remisión de los pecados, debemos seguir a Dios por fe en unidad, porque nos dijo: “Buscad primero Su Reino y Su justicia”. Entonces seremos uno con Dios, ya que Su obra será nuestra obra y nuestra obra será Suya, y al final podremos resolver todos nuestros problemas. Cuando nuestros problemas son resueltos, Dios cumplirá los deseos de sus corazones también. 
¿Acaso no les gustaría que alguien les amase, les siguiese y les obedeciese? ¿No querrían bendecir a esa persona? Por supuesto que sí. El principio es simple, Dios también ama a los que le obedecen. Dios nos ha salvado al darnos el Evangelio del agua y el Espíritu, y desea que Su Evangelio sea predicado por todo el mundo. Así que, si oramos por este ministerio y trabajamos en unidad, Dios nos bendecirá sin falta. Hagamos lo que hagamos, si lo hacemos todo por la predicación del Evangelio de Dios y vivimos según Su voluntad, ¿cómo no nos va a amar y bendecir Dios? No puede evitar bendecirnos y amarnos. El principio de la unidad es así de simple. Unir nuestros corazones con Dios es ser uno con Él. Por tanto, nuestros corazones deben estar unidos con Dios por fe ante todo. Si nuestros corazones no están unidos a Dios, no podrán conseguir nada. 
He empezado a predicar sobre el Tabernáculo con cuidado porque tengo miedo de haberme precipitado en esta tarea ambiciosa. Aunque todavía me falte mucho por decir, no vale de nada si los que lo escuchan no lo entienden. A su debido tiempo la gente lo entenderá, pero hay muchas personas en este mundo que no lo entienden. Cuando pienso en esto, me pregunto cuánta gente podría entender lo que estoy predicando ahora. Aunque es fácil para mí predicarles, sería el doble de difícil dar mi sermón de manera en que estas personas pudieran entenderlo. 
Debemos estar unidos para cumplir la voluntad de Dios. La mayoría de ustedes han hecho esto, pero otros no se han unido a Dios todavía. Si son una de esas personas, les pido que se examinen a sí mismos para ver en qué aspectos no se han unido todavía. De esta manera, cuando se dan cuenta de cómo no se han unido con Dios, con el tiempo les dará la fe para ser uno con Él. Entonces podrán ser uno con Dios. Todo irá bien para ustedes de ahora en adelante. Pase lo que pase, y a pesar de sus debilidades, mientras vivan en Dios, todo irá bien. Esto es lo que dice la Palabra de Dios. 
Mientras estemos unidos con Dios con un corazón, todo irá bien. La Iglesia de Dios por todo el mundo prosperará si está unida con Él y ustedes también prosperarán si son uno con Dios. Sin esta unidad no se puede cumplir nada. No puedo dejar de hacer hincapié en lo importante que es la unidad. Sean cuales sea nuestras circunstancias y sea cómo sea de grande o pequeña su fe, solo cuando estamos unidos a la voluntad de Dios nuestra fe puede crecer para recibir las bendiciones de Dios. 
Si su corazón no está recto, todo lo demás no sirve de nada. Dios mira dentro de nuestros corazones. Si estamos unidos con Él, Dios nos bendecirá para que podamos predicar el Evangelio con éxito. Dios predicará el Evangelio por todo el mundo a través de nosotros. Y nos bendecirá a todos. De esta manera Dios cumplirá todas las promesas benditas que nos hizo. Todas las promesas que les ha hecho se cumplirán. Por tanto, debemos asegurarnos de que nuestros corazones están unidos a Dios, para recibir todas las bendiciones.