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説教集

Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 12-2] Crean en el Evangelio del agua y el Espíritu, no en la levadura de los fariseos (Lucas 12, 1-12)

(Lucas 12, 1-12)
«En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir». 
 
 

Miremos la levadura de los fariseos en la Biblia

 
Mis queridos hermanos, ¿cuáles son las malas cualidades de los fariseos hipócritas? Una de ellas es que no aceptaron a Jesucristo, el Hijo de Dios, y la obra que hizo porque pensaron que estaban viviendo con justicia. Esos judíos que no creyeron que Jesucristo era el Hijo de Dios pensaron que un nuevo Mesías vendría del Cielo. 
Pero, ¿qué es la verdad? Jesucristo, el Hijo de Dios, vino al mundo hace 2000 años y cumplió la justicia de Dios al tomar los pecados de la humanidad mediante Su bautismo en el río Jordán y al morir en la Cruz. Hemos recibido la remisión de los pecados al creer que Jesucristo erradicó nuestros pecados. Cualquiera puede recibir la remisión de los pecados si cree en la obra que Jesucristo hizo. 
Pero los fariseos y abogados no creyeron en esto. ¿Por qué? Porque ponían la Palabra de Dios al mismo nivel que los preceptos de los maestros de la Ley. No les importaba mucho lo que la Biblia dijera al respecto. Por ejemplo, heredaron las tradiciones de sus ancianos y decían: «Una persona que come sin lavarse las manos es maleducada y sucia y no cree en Dios». Son así. Según los preceptos heredados de su tradición una persona que no se lavase las manos no creía en Dios y era pecadora. 
Mis queridos hermanos, debemos saber bien qué dice Jesucristo, porque tendemos a tener la misma fe que estos fariseos si no lo hacemos. Si cometemos un pequeño error, le daremos más importancia a las tradiciones de las denominaciones como los presbiterianos, metodistas o la iglesia del Evangelio completo, que son denominaciones importantes en este mundo, y acabaremos creyendo en ellas en vez de tener una fe basada en la Palabra de Dios. No debemos creer de esta manera. Solo Dios es bueno y solo Su Palabra es cierta. No hay ninguna ideología o denominación que se puede igualar a Dios. Por tanto, debemos creer correctamente en la Palabra de la Biblia al considerar cada palabra con cuidado y averiguar qué dice en su contexto. Su fe será correcta si recibe la remisión de los pecados correctamente a través de la Biblia. Es lo mismo que cuando Nicodemo fue a Jesucristo y nació de nuevo esa misma noche. Por tanto, no requiere mucho tiempo nacer de nuevo. 
Así que ahora vamos a leer el pasaje de las Escrituras de hoy versículo a versículo y considerar cada palabra con cuidado. 
«En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía» (Lucas 12, 1). Nuestro Señor les dijo a Sus discípulos que tuviesen cuidado con la levadura de los fariseos, que es hipocresía. ¿Qué tipo de personas eran esos fariseos? Eran personas que decían creer en Dios y vivían según Su Palabra, pero en realidad no conocían el significado profundo de la Palabra de Dios básica, solo creían en ella literalmente, iban a las sinagogas siempre y decían vivir vidas santas. Había personas piadosas por fuera pero sin poder espiritual, pero no creían en Jesucristo ni Dios. Eran así. Estos fariseos no creyeron perfectamente en Dios. Por ejemplo, los Diez Mandamientos dicen que hay que santificar el sábado, pero no dice que no se puede poner una aguja en las vestiduras o caminar más de cierta distancia el sábado. Aún así los fariseos pensaban que eso era pecado. Es obvio que su fe no conocía la Biblia y era incorrecta porque había sido heredada de las tradiciones de sus antecesores. El cristianismo actual también ha heredado estas tradiciones: en nuestro país había denominaciones que no compraban cosas el domingo para cumplir el Sabbath. Pero ya no siguen estas tradiciones. 
 
 

La fe que no es verdadera no conoce la justicia del Señor

 
Mis queridos hermanos, ¿por qué dijo el Señor que santificásemos el sábado? Santificar el sábado es saber en nuestros corazones que Jesucristo eliminó todos nuestros pecados, no significa que debemos hacer ciertas cosas en una fecha determinada. Debemos guardar el día del Señor con paz y descanso en nuestros corazones. Antes de nacer de nuevo no me montaba en coche los domingos. Pensaba que ir en coche en domingo era un gran pecado porque vivía una vida religiosa en una de las sectas más conservadoras de la iglesia Presbiteriana. Pensaba que no podía conducir un coche si quería cumplir la Palabra de Dios porque decía que había que descansar y no hacer trabajar ni al ganado. 
Pero me di cuenta del verdadero significado del Sabbath cuando nací de nuevo. Como dijo Jesucristo, Él es el dueño del sábado, y el mandamiento de guardarlo significa que debemos saber que Jesús nos libró de todos nuestros pecados al eliminarlos para poder disfrutar ese sábado en nuestros corazones. Así que Dios dijo que tuviésemos cuidado con la levadura hipócrita de los fariseos que no conocían esta Verdad de Dios y solo le servían con sus obras. 
La levadura de los fariseos se refiere a las enseñanzas heredadas de los ancianos de su denominación. No son la Palabra de Dios. Nosotros no tenemos que heredar la fe de los ancianos de esas denominaciones. Tenemos que heredar la fe que conoce la justicia de Dios porque los justos hemos recibido la remisión de los pecados ante Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Entonces, ¿qué tipo de personas son como los fariseos hipócritas? Las personas que ponen sus Biblias en el lado izquierdo del pecho y caminan con hipocresía, intentando parecer piadosos. Hay personas que siempre sonríen y saludan a todo el mundo e intentan parecer importantes cuando se levantan o se sientan. Pero ¿cómo son estas personas? Cuando escuchan la Palabra de Dios no la entienden ni le prestan atención, y después se van a casa. Entonces dejan la Biblia de lado y vuelven a ser como eran. Esta es la hipocresía de los cristianos de hoy en día. Además no podemos evitar caer en este tipo de hipocresía si no creemos que Jesús ha eliminado todos nuestros pecados. La gente que no ha nacido de nuevo solo parece buena por fuera; pero no puede amar al Señor ni creer en Dios. 
Debemos saber por qué Jesucristo maldijo a la higuera que tenía hojas pero no tenía fruto. El Señor maldijo a esta higuera porque solo tenía hojas, lo que significa que algunos cristianos solo parecen justos por fuera, pero no tienen al Espíritu Santo dentro de ellos y por eso serán juzgados en el último día. 
El Señor dijo: «Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse» (Lucas 12, 2). ¿Qué significa esto? Significa que aunque una persona pueda esconder algo y otras personas no lo averigüen, no puede esconder su corazón ante Dios ni engañarle. Piensen en esto. ¿Puede la humanidad esconder los pecados de sus corazones ante Jesucristo Todopoderoso? 
El Señor nos dice que debemos recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu mientras vivimos en este mundo. Esto se debe a que los creyentes que no han recibido la remisión de los pecados no pueden escapar del juicio de Dios del último día. Piensen por un momento en una persona que no ha nacido de nuevo y está ante el trono del juicio del Señor. El Señor le dirá: «¿Tienes pecados?». Esa persona responderá: «Señor, soy un pecador», y el Señor dirá: «¿De verdad? Entonces, irás al infierno». 
Pero, ¿qué dirá una persona que haya nacido de nuevo? Dirá: «Señor, soy insuficiente en mis obras, pero no tengo pecados en mi corazón. No es porque haya vivido una vida recta, sino porque Tú eliminaste todos mis pecados». Entonces el Señor dirá: «¿Entonces tienes pecados o no?». Y la persona contestará que no tiene pecados. Entonces el Señor verá si su nombre está escrito en el Libro de la Vida. Todo lo que la gente tiene escondido en el fondo de su corazón será revelado en ese día. 
Mientras creen en Jesucristo, la gente piensa que puede engañarse a sí misma, y que puede engañar a los demás mil veces mejor, e incluso que puede engañar a Dios. No podemos esconder nada de Dios, auque creamos en doctrinas de una denominación en concreto. Lo primero que ocurre cuando una persona se arrodilla ante Dios para orar es que sus pecados le vienen a la mente. Todos los pecados cometidos hasta ahora, incluyendo los pecados graves cometidos hace diez años se le pasan por la cabeza mientras ora llorando: «Señor, soy un pecador. Por favor, limpia mis pecados». Entonces, se va a casa. ¿Qué ocurre al día siguiente? Si quiere orar a Dios para pedirle algo, sus pecados aparecerán en su mente porque Dios los ha grabado en las tablas de su corazón y los ha escrito en el Libro del Juicio o el Libro de las Obras. Así es. Los pecados escritos en las tablas de los corazones de la gente y en el Libro del Juicio de Dios siguen apareciendo en las mentes de las personas. Así que las oraciones de las personas que no han nacido de nuevo consisten en 99% de oraciones de penitencia y solo un 1% está dedicado a pedir cosas. Mis queridos hermanos, recuerden esto. La gente que no ha nacido de nuevo no puede esconder el hecho de que tienen pecados ante Dios. 
 
 

¿No les gustaría poder orar con confianza ante Dios?

 
Los cristianos que tienen pecados en sus corazones no pueden orar con confianza ante Dios aunque quieran. Esto se debe a que todos los pecados que hay dentro de ellos son revelados a Dios. La gente que ha recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no tiene pecados en sus corazones. Pero los pecados de la gente que no ha recibido la remisión de los pecados son escritos en las tablas de sus corazones. Esta es la enorme diferencia entre la gente que ha recibido la remisión de los pecados y la gente que no la ha recibido. 
Mis queridos hermanos, ¿conocen el cuento de Hans Christian Andersen El patito feo? Un huevo de cisne acabó por alguna razón entre huevos de pato. El pequeño cisne pensó que su madre era un pato y la siguió. La siguió a todas partes. Las aves son muy graciosas porque piensan que lo primero que ven cuando nacen es su madre. Este pequeño cisne vivió entre patos que le odiaban. Las plumas de los patos eran amarillas pero las suyas eran blancas. Como era diferente de los demás patos, se reían de él porque les parecía feo. La mamá pato también odiaba al pequeño cisne. 
Entonces, un día la familia de patos fue a nadar al lago y unos cisnes se acercaron. La mamá cisne vio al pequeño cisne entre los patos y dijo: «¿Qué hace mi bebé ahí? Ven aquí, hijo». Y desde aquel día el cisne no volvió a ser odiado y vivió feliz con los demás cisnes. 
Mis queridos hermanos, la Iglesia de Dios ha recibido la remisión de los pecados y por eso es buena y bonita. La Iglesia de Dios es el lugar donde todos los miembros han recibido la remisión de los pecados. Una persona es pecadora si tiene pecados en su corazón, pero si ha recibido la remisión de los pecados no tiene pecados en absoluto. No hay nadie en este mundo que no haya cometido pecados y que no los cometa. Pero Dios dijo: «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado» (Salmos 32, 1). La humanidad puede ser librada de los pecados y se convirtió en justa porque Jesús tomó todos sus pecados. 
Queridos santos, espero que no se escondan de Dios. Yo encontré a Jesús cuando tenía 20 años. Pero me escondí durante diez años antes de nacer de nuevo. Al principio creía en la doctrina del calvinismo completamente como presbiteriano, e hice muchos milagros y señales. Cada vez que entraba en la capilla cuando había una reunión de resurgimiento espiritual estaba lleno de gracia y muy contento. Así que dejé de beber y fumar y empecé a hablar en lenguas y a tener visiones. Pero durante ese tiempo, los pecados que había cometido seguían en mi corazón. Más tarde me di cuenta de que era un pecador. Pensé que todo estaba bien aunque tuviese pecados, y que iría al Reino de los Cielos porque creía en Jesús. Cuando encontré el pasaje que dice: «Si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece» (Romanos 8, 9), pensé que tenía al Espíritu Santo en mi corazón cuando hablaba en lenguas. Pero estos pensamientos eran incorrectos. Me di cuenta después de nacer de nuevo que la gente que tiene pecados en sus corazones no tiene al Espíritu Santo. 
Eliminar los pecados del corazón de la gente solo es posible a través de la Palabra de Dios. Los pecados de una persona no desaparecen al hablar en lenguas, ofrecer oraciones de penitencia, ayunar o intentar librarse de ellos. La palabra arrepentimiento significa volver atrás. Las personas con pecados no pueden librarse de ellos aunque lo intenten. Irán al infierno. Esto significa que la gente no tiene pecados si Jesús los ha eliminado todos, pero iría al infierno si no los hubiese eliminado. Por eso, la gente puede recibir la remisión de los pecados al saber que el Señor los ha eliminado y al aceptar en su corazón lo que Jesús ha hecho. 
Debemos temer a Dios. La gente rica suele despreciar a la gente pobre y tener aires de grandeza: «Qué tontos son los que no ganan dinero. Yo solo he trabajado durante poco tiempo y he ganado mucho dinero, y ahora estoy viviendo muy bien. ¿Cuál es su problema?». Algunos cristianos hacen lo mismo. Tienen aires de grandeza diciendo: «Puedo ir al Reino de los Cielos digan lo que digan porque pertenezco a esta denominación importante. He creído en Dios en esta denominación desde que era pequeño, y he hecho muchas obras por el Señor. El Señor me ha dado el don de lenguas. Aunque tengo pecados, ¿no es esto prueba de que he sido salvado?». Tienen aires de grandeza, pero ¿creen que podrán tenerlos cuando mueran?
¿Qué dice nuestro libro de himnos? Dice: «Santo, santo. La oscuridad de esconde de Ti. Aunque los ojos de un pecador no vean tu Gloria». Dios es el Dios de la Santa Trinidad y es Santo. La gente que tiene pecados no puede mirar a Dios con confianza y no puede evitar ir al infierno de fuego y azufre. Pero, ¿qué pasa con la gente que es insuficiente pero que confirma a través de la Palabra de Verdad que Jesucristo ha eliminado todos sus pecados? Hay personas que pueden entrar en el Reino de los Cielos. No vale con decir que se cree, o con saberlo. La Biblia dice: «Así que la fe viene por escuchar, y escuchar por la Palabra de Dios» (Romanos 10, 17). De la misma manera, la gente puede nacer de nuevo solamente si cree en la Palabra de Dios de todo corazón. La Biblia dijo que había dos personas en el molino, una fue tomada y la otra se quedó. Dos personas dormían juntas, una fue tomada y la otra se quedó. Una pareja vivía junta, uno de ellos fue tomado y el otro se quedó. ¿Por qué? Los que se quedaron engañaron sus corazones pensando tener fe en Dios. 
Mis queridos hermanos, ¿han visto la película llamada El Rapto? El protagonista de la película es una mujer que se llama Patty. Ella creía en Jesucristo. Pagaba su diezmo, vivía con rectitud, hacía buenas obras e iba a la iglesia a menudo. Pero su marido no conocía a Jesucristo. Entonces después de haberse casado un día el marido conoció a un pastor que decía haber nacido de nuevo. Pero, por supuesto, el marido rechazó el Evangelio cuando este pastor que decía haber nacido de nuevo le predicó. (En realidad el Evangelio predicado por ese pastor no era el Evangelio del agua y el Espíritu, sino el Evangelio de la Cruz solamente). 
Entonces, un día le mordió una serpiente venenosa. El hospital dijo que necesitaba una transfusión de sangre de un cazador de serpientes que fuera inmune al veneno de la sangre. Así que el médico fue hasta África, trajo la sangre del cazador inmune al veneno de serpiente y le dio la transfusión de sangre. El veneno desapareció de la sangre del hombre y se sanó. Después, el pastor volvió a ir a este hombre y le predicó el Evangelio de cómo Jesús eliminó sus pecados. Pero el marido de Patty le dijo al pastor: «¿Cómo? No puedo creerlo. ¿Cómo puedes decir que no tengo pecados?». 
Escuchen lo que el pastor dijo después: «Te voy a dar un ejemplo. Fuiste mordido por una serpiente venenosa e ibas a morir. Pero el veneno desapareció cuando aceptaste la sangre de otra persona que era inmune al veneno. Podrías haber muerto si no hubieses recibido esa sangre. De la misma manera tus pecados fueron eliminados. Jesucristo tomó todos tus pecados cuando murió en la Cruz por ti y resucitó por ti. No tienes nada más que hacer que aceptar el hecho de que Dios hizo esto. De la misma manera en que has vivido al aceptar su sangre, recibirás la remisión de los pecados y te convertirás en un hijo de Dios si aceptas la obra que Jesucristo ha hecho». Entonces el marido de Patty dijo: «Ya veo. Ha eliminado mis pecados porque me ama, haga lo que haga. Tomó todos mis pecados en la Cruz porque me ama». Así es como el marido de Patty aceptó a Jesús como su Salvador. 
Después de esto tuvo lugar el rapto. Un día, el marido de Patty estaba cortando la hierba y desapareció. Pero no fue solo él, sino muchas más personas. Al día siguiente, hubo una conmoción; los periódicos dieron la noticia de que la gente se había vaporizado. En algunas casas las madres lloraron y en otras los hijos lloraron; muchas personas salieron de sus casas a las calles buscando a sus familiares. Como dice la Biblia, la Tribulación de los siete años había empezado. Pero había una cosa que Patty no entendía. Su marido nunca había donado dinero a la iglesia. Ella cuestionaba por qué su marido había sido tomado sin hacer nada y ella, que era muy diligente, había sido dejada. Para encontrar la respuesta a esta pregunta fue a casa de su abuela, quien de verdad creía en Jesucristo, pero su abuela también había desaparecido. En la mesita había dejado un panfleto que siempre solía leer. Patty leyó el panfleto y pensó: «Jesús ha eliminado mis pecados pero yo no lo he aceptado. He creído de manera incorrecta pensando que había recibido la remisión de mi pecado original pero no mis pecados personales». Después escapó de muchas tribulaciones pero acabó siendo martirizada y tomó parte de la salvación. 
¿Qué nos quiere decir esta historia de la película El Rapto aunque esta película no se haya hecho con el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu en mente? Patty pensó que podría ir al Reino de los Cielos por haber pagado su diezmo, haber seguido la Ley y haber hecho buenas obras. Pero fue dejada en esta tierra porque no había aceptado la Palabra de Dios tal y como era. Por otro lado, su marido, cuyas obras no eran tan buenas, aceptó la obra que Jesucristo hizo por él y fue salvado. Patty se dio cuenta de la Verdad cuando fue martirizada al final. 
La Biblia dice: «Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia» (Romanos 4, 5). Somos personas inundadas por el pecado y que no pueden escapar de los pecados. Pero Dios dijo que si aceptamos el hecho de que Dios nos ha salvado, podemos tener el poder de convertirnos en Sus hijos. 
Por tanto, debemos saber que Jesucristo tomó todos nuestros pecados al ser bautizado, y al mismo tiempo debemos aceptar el hecho de que derramó su sangre por nosotros. Jesucristo vino a este mundo encarnado en un hombre para salvarnos y cumplió toda la justicia de Dios al recibir la transferencia de todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán. Todas estas cosas eran indispensables para la salvación de Jesucristo. Cumplió todos estos pasos de ser bautizado antes de morir en la Cruz para tomar todos los pecados de la humanidad. Esta era la promesa de Dios. Todos los pecados de la humanidad fueron pasados a la cabeza de Jesús al ser bautizado por Juan el Bautista y pudo cargarlos a Sus espaldas y llevarlos a la Cruz, de la misma manera en que los israelitas llevaban un chivo expiatorio al Sumo Sacerdote para que le pusiera las manos en el Antiguo Testamento. Por eso la Biblia dice: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Juan el Bautista, que fue bautizado por Jesús, dio testimonio de este Cordero diciendo que era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 
Mis queridos hermanos, ¿cómo desaparecieron nuestros pecados? Desaparecieron porque Jesús los eliminó personalmente. Por supuesto, no se los transferimos personalmente al Señor. Juan el Bautista, que era el Sumo Sacerdote y el representante de la humanidad, transfirió todos nuestros pecados al Señor. Recuerden esto. Quien acepte esta Palabra recibe la remisión de los pecados sin falta. 
Así es. Jesucristo tomó todos los pecados del mundo. Eliminó los pecados que cometimos desde que nacemos de nuestras madres y hasta que morimos. Hebreos dice que Dios, como un Ser que vive para siempre, cumplió la redención de los pecados para este mundo para siempre. ¿Han puesto su fe en este hecho en sus corazones? Espero que la gente que no cree en esta Verdad pueda estar con Dios cara a cara. 
El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios» (Lucas 12, 8-9). 
¿Qué significa esto? El Señor, que vino como el Hijo del Hombre, fue bautizado personalmente y eliminó todos nuestros pecados. Ahora está sentado en el trono del juicio y dice: «Niego ante los ángeles a aquellos que niegan que haya eliminado todos sus pecados en el río Jordán». Dice que nos reconocerá como Su pueblo si damos testimonio de Jesús a otras personas diciendo: «Jesús tomó mis pecados». Entramos en el Reino de los Cielos al creer en Jesús mientras vivimos en este mundo. Por eso debemos confesar a otras personas: «No tengo pecados porque Jesús los tomó todos. Mis obras no son perfectas, pero no tengo pecados porque Jesús los eliminó todos. Creo en Él de esta manera». Pero el Señor dice que nos negará si le negamos por ignorancia y no confesamos a Jesús por estar avergonzados, diciendo: «No lo creo. Jesús no pudo tomar todos mis pecados». Si nos preguntan: «¿Has recibido la remisión de los pecados?» y respondemos: «He recibido la remisión de los pecados, pero estoy avergonzado», el Señor nos dirá: «Si estás avergonzado de mí, Yo también estaré avergonzado de ti». 
Es cierto. Muchas personas están avergonzadas del Evangelio. Se preguntan cómo es posible decir que no se tiene pecados, y están avergonzadas. Pero nosotros debemos saber esto. No debemos estar avergonzados de que Jesucristo eliminase nuestros pecados. Dios eliminó nuestros pecados porque nos ama; ¿por qué estas avergonzado? Si has aprendido acerca de la Verdad por el amor de Dios, debes estar agradecidos a Dios y decírselo a la gente que no lo sabe. ¿Por qué íbamos a estar avergonzados? Hay muchas personas que caminan por el camino ancho. Solo unas pocas personas van por el camino estrecho. Aunque caminemos por el camino estrecho y no seamos reconocidos en el mundo, debemos estar agradecidos a Dios con fe en que no tenemos pecados porque el Señor los ha eliminado. 
El Señor dijo: «Sois la luz del mundo» (Mateo 5, 14). «Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa» (Mateo 5, 15). Mis queridos hermanos, los que hemos creído en la remisión de nuestros pecados somos la luz del mundo. Así que tenemos que predicar este Evangelio con confianza. Debemos predicar el Evangelio de la remisión de los pecados a todo el mundo. La Biblia dice: «Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2, 38). La Biblia dice que una persona recibe el don del Espíritu Santo si recibe la remisión de sus pecados, ¿qué dicen la mayoría de los pastores de hoy? Cuando dicen en sus reuniones: «Recibid el Espíritu Santo, recibid el Espíritu Santo, recibid fuego, recibid fuego». Y algunas hermanas insensatas dicen: «Por favor, ven, ven». El Espíritu Santo no es una Persona que entre en los cristianos porque se lo pidan. Parece que no tengan vergüenza. ¿Cómo puede el Espíritu Santo entrar en el corazón de una persona que tiene pecados? El Espíritu Santo no puede entrar en el corazón de una persona que tiene pecados porque es Santo. El Espíritu Santo puede entrar en los corazones que han recibido la remisión de los pecados. Aunque esto es la Verdad, los pastores ciegos espiritualmente enseñan falsas doctrinas a sus congregaciones ciegas. 
Es como si estuviesen diciendo: «Este color es rojo. Creed en él, ¿de acuerdo?». Un hombre ciego no puede distinguirlo porque no ve. No pueden creer nada en sus corazones, pero dicen que creen. Pero esos pastores ciegos no pueden decir estas cosas delante de la gente que conoce la Biblia; no pueden engañar a los santos nacidos de nuevo que tienen los ojos abiertos a la Biblia. Los pastores deben hablar del significado espiritual de la Biblia. Los pastores deben enseñar la Verdad a la gente cuando tengan preguntas mientras escuchan la Palabra de Dios. Entonces, llegarán a conocer la Verdad y recibirán la remisión de los pecados en sus corazones por esa Verdad. 
¿Qué significa blasfemar contra el Espíritu Santo? Creer en el budismo y después arrepentirse puede ser perdonado. Hay personas que dicen: «La gente que cree en Jesús también miente mucho. Así que yo creo en Buda. Es una tontería decir que Jesús es el Hijo de Dios». Ese no es el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. Como no conocen la Verdad pueden recibir la remisión de los pecados si escuchan la Palabra de Verdad y creen en Dios. Pero una persona que blasfema contra el Espíritu Santo no puede ser perdonada. 
¿Qué significa blasfemar contra el Espíritu Santo? Decir, a pesar de que Jesús ha eliminado todos nuestros pecados: «No pudo eliminarlos. Solo eliminó el pecado original; pero no pudo eliminar los pecados personales. Señor, soy pecador aunque creo en Jesús». La gente que dice esto blasfema contra el Espíritu Santo. Son personas que cometen el pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo. Deben arrepentirse enseguida y recibir la remisión de los pecados en sus corazones porque blasfemar contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado como los demás pecados. 
¿Qué es el Evangelio de la Verdad con el que una persona puede recibir la remisión de los pecados en su corazón? Es el Evangelio por el que Dios, para salvar a la humanidad, envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo. Jesús se encarnó en un hombre, nació y tomó todos los pecados de la humanidad al ser bautizado cuando tenía 30 años. La palabra bautizar significa transferir, lavar y ser enterrado. Los pecados de nuestros corazones fueron lavados al ser pasados a Jesús. Esta es la razón por la que Jesucristo fue bautizado. 
Muchas personas no entienden la salvación de Dios y piensan: «Dios decidió incondicionalmente salvar a algunas personas y decidió maldecir a otras. Tomó los pecados de algunas personas y no los de otras». Así es como creen los calvinistas. Pero nosotros debemos entender la verdad. La fe anterior no es correcta, sino que es blasfemia contra el Espíritu Santo. No tenemos que ser juzgados porque Jesucristo tomó todos nuestros pecados y murió en la Cruz. Pero la gente que blasfema contra la obra de salvación que Jesucristo cumplió en este mundo no puede ser perdonada por Dios. Esta es la verdad. ¿Cómo puede decir alguien que Jesús no ha tomado todos nuestros pecados y que solo ha tomado los de algunas personas? Jesucristo tomó todos los pecados de todo el mundo. Debemos saber esto. 
 
 

Dios es justo

 
¿Cómo pudo el Señor tomar los pecados de solo algunas personas? La Biblia dice claramente: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3, 16). El Señor amó a todo el mundo, sea quien sea, nos acogió y se libró de todos nuestros pecados. Limitar el poder de Dios, Su sabiduría y la Verdad de que Jesucristo eliminó todos los pecados del mundo es el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. 
La Biblia dice que Jesucristo eliminó todos los pecados del mundo para siempre, cumplió la redención eterna, y se sentó a la derecha de Dios. No está eliminando nuestros pecados ahora. Ahora es el momento de predicar este bello Evangelio por todo el mundo. Así que dijo: «Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas» (Lucas 12, 3). 
La gente dice: «¿Crees que Jesús tomó todos los pecados? No, solamente tomó los pecados de los escogidos y no los demás. ¿Cómo pudo eliminarlos todos? No tomó los pecados de los que se comportan como si fueran dioses, ¿crees que haría algo así? Estoy seguro de que no tomó los pecados de esa gente. Solo tomó los pecados de la gente que cree en Jesús y que por lo menos ha derramado alguna lágrima por Él, o de los que intentan encontrar la verdad como nosotros. ¿Cómo iba a tomar los pecados de los que no creen? No». ¿Qué está haciendo esta gente? Está limitando el poder, amor y salvación de Dios. Ese es el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. También se puede decir que blasfemar contra el Espíritu Santo es pensar: «Jesucristo no tomó todos mis pecados. Solo tomó mi pecado original, pero no mis pecados personales».
Mis queridos hermanos, nuestro Señor vino al mundo y tomó todos los pecados de los seres humanos. Tomó todos los pecados, incluyendo los pecados cometidos durante todas nuestras vidas, los de nuestros hijos, padres, los de Adán, los de sus descendientes e incluso los del último niño nacido en este mundo. Este es el amor y la salvación de Dios. La gente que no sabe esto y comete el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo no será perdonada por Dios. Aunque Jesús ha eliminado todos nuestros pecados, esta gente dice: «Sigo teniendo pecados. ¿Cómo puedes decir que los has eliminado todos? Si los has eliminado todos, ¿por qué tengo pecados en mi corazón? Voy a cometer pecados en el futuro, ¿cómo puedes haber eliminado esos pecados? ¿Cómo puedes haber eliminado los pecados que no han sido cometidos todavía?». 
Mis queridos hermanos, ¿acaso no han oído hablar de un pago por adelantado? ¿Han trabajado para una empresa? Dios tomó todos los pecados del futuro de la misma manera en que sacamos nuestro salario por adelantado. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Así que, queridos hermanos, espero que no limiten la capacidad del Espíritu Santo. Espero que no blasfemen contra el Espíritu Santo. 
Hay dos tipos de personas que escuchan el Evangelio. Hay personas que escuchan el Evangelio y reciben la bendición de entrar en el reino eterno como Jacob al aceptar el Evangelio, y hay personas que rechazan el Evangelio e intentan recibir la remisión de los pecados por sus medios como Esaú. ¿Qué le pasa a la gente como Esaú? Que es maldita. 
Mis queridos hermanos, lo voy a decir una vez más. Espero que no blasfemen contra el Espíritu Santo. Algunas personas dicen que ignorar el don de lenguas es blasfemar contra el Espíritu Santo. Blasfemar contra el Espíritu Santo es levantarse contra la obra de Jesucristo cuando vino a este mundo; es rechazar que nos dejó sin pecados al tomarlos cuando fue bautizado, al morir en la Cruz y resucitar, y decir que no ha tomado nuestros pecados es blasfemar contra el Espíritu Santo. El pecado que no puede ser perdonado. Si no conocen la Verdad, espero que digan que no saben cómo pasó o que desearían saber cómo pasó. Espero que no digan que Jesús no tomó los pecados del mundo. Si dicen que Jesús no tomó los pecados del mundo no podrán recibir la remisión de los pecados. Quiero que todo el mundo reciba la remisión de los pecados. Si no la aceptan, iré a otras personas y les predicaré el Evangelio y Dios bendecirá a estas personas con las bendiciones que ustedes podrían haber recibido. 
El Señor dijo: «Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir» (Lucas 12, 11-12).
Como el 99% de los cristianos no han recibido la remisión de los pecados y menos del 1% de todos los cristianos ha recibido la remisión de los pecados, el cristianismo aceptado llama herejes a los santos. La gente con poder político y con el respaldo de las denominaciones importantes considera herejes a los que han recibido la remisión de los pecados. Pero Dios nos dijo que no nos preocupásemos por esto. Jesús dijo que nos ayudaría y nos daría las palabras necesarias. Así que no teman a las grandes denominaciones. No tengan miedo de su poder. Solo entonces podrán nacer de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Espero que se conviertan en personas nacidas de nuevo al escuchar y creer en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. ¡Aleluya!