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· La Salvación de los Pecadores Revelada en el Tabernáculo (Éxodo 27:9-21)

La salvación de los Pecadores Revelada en el Tabernáculo
( Éxodo 27:9-21 )
«Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud para un lado. Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. El ancho del atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos. Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de bronce. Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce. Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones».
 

La cerca del atrio rectangular del tabernáculo medía 100 codos de largo. En la Biblia, un codo se establece como la distancia que se extiende del codo a la punta del dedo, 45 cm aproximadamente en medidas de hoy. Como tal, el que la cerca del atrio fuera de 100 codos de largo significa que medía 45 m, y que el ancho fuera de 50 codos significa que eran 22.5 m aproximadamente. Así que este era el tamaño de la casa en la cual Dios habitaba entre el pueblo de Israel en el tiempo del Antiguo Testamento.
 

El atrio exterior del Tabernáculo estaba rodeada por una cerca
 
¿De casualidad has visto una foto o una pintura del modelo del tabernáculo? Hablando ampliamente, el tabernáculo estaba dividido entre atrio y el tabernáculo mismo, la casa de Dios. En esta casa de Dios, el tabernáculo, existía una estructura pequeña llamada el santuario. El santuario tenía cuatro coberturas diferentes: una cubierta tejida de lino fino e hilos azul, púrpura y carmesí; otra de pelo de cabra, hecha de pieles de cordero teñidas de rojo; y otra cubierta de pieles.
En el lado este del atrio del tabernáculo se encontraba la puerta tejida de hilos de color azul, púrpura y carmesí y de lino fino torcido. Entrando por esta puerta, hubiéramos visto el altar del Holocausto y la fuente de bronce. Pasando la fuente de bronce, hubiéramos visto el mismo tabernáculo. El tabernáculo estaba dividido entre el lugar santo y el lugar santísimo, en donde se encontraba el arca del testimonio de Dios. La cerca del atrio del tabernáculo estaba construida con 60 columnas con cortinas que colgaban de lino fino torcido. Por otro lado, el tabernáculo mismo, estaba construido con 48 tablas y 9 columna. Por lo menos necesitamos tener una idea general de los detalles externos del tabernáculo para poder ser capaces de entender lo que Dios nos está diciendo a través de su formato.
Dios habitaba dentro del tabernáculo construido con 48 tablas. Dios manifestaba su presencia sobre el tabernáculo a la gente de Israel con la nube durante el día y con fuego durante la noche. Y dentro del santuario, donde Dios mismo habitaba, la gloria de Dios llenaba el lugar. Dentro del lugar santo, estaba la mesa para el pan de la proposición, el candelero de oro, y el altar del incienso, y dentro del lugar santísimo, estaba el arca del testimonio y el propiciatorio. Estos eran lugares limitados para la gente común de Israel; solo los sacerdotes y el sumo sacerdote podían entrar a estos lugares de acuerdo al sistema del tabernáculo. Escrito está: «Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo» (Hebreos 9:6-7). Esto nos dice que, en la era actual, solo aquellos que tienen la fe de oro que cree en el evangelio del agua y el Espíritu pueden vivir sus vidas con Dios mientras le sirven a él.
¿Cuál es el significado del pan colocado sobre la mesa? Significa la Palabra de Dios. ¿Qué significa el incienso del altar? Nos habla de las oraciones. Dentro del lugar santísimo, se encontraba el arca del testimonio y el propiciatorio, hecha de oro puro, estaba colocada arriba del arca. Arriba los querubines con sus alas abiertas cubriendo con ellas el propiciatorio, y estaban uno frente al otro en dirección al propiciatorio. Este es el propiciatorio, el lugar en donde era concedida la gracia de Dios. Dentro del arca del testimonio fueron colocadas las dos tablas de piedra en las cuales fueron grabados los diez mandamientos, la vara de Aarón y una vasija llena de maná. El arca estaba cubierta con oro (el propiciatorio), y por encima los querubines mirando hacia el propiciatorio.
 

¿En dónde viven aquellos que reciben la remisión del pecado?
 
El lugar en donde viven aquellos que reciben la remisión del pecado es dentro del santuario. El santuario fue construido con 48 tablas, todas ellas estaban recubiertas con oro. Piénsalo. Cuando miras una pared de oro de no unas cuantas, sino de 48 tablas de oro, ¿qué tanto brillaría? Así que como el interior del santuario y todos sus utensilios estaban hechos de oro, brillaban intensamente.
El altar del holocausto y la fuente de bronce en el atrio externa del tabernáculo eran hechos todos de bronce, y la cerca del atrio era hecha de columna recubiertos con plata y lino fino torcido. En contraste, todos los utensilios dentro del santuario eran hechos de oro: los candelabros eran recubiertos de oro y también la mesa para el pan de la proposición. Así también todos los artículos y las tres paredes eran de oro puro, el interior del santuario siempre brillaba intensamente con un dorado radiante.
Que el interior del santuario brillara así intensamente con un dorado resplandeciente nos dice que los santos salvados viven sus preciosas vidas de fe dentro de la iglesia de Dios. Los santos que viven en su fe en el evangelio del agua y el Espíritu son como el oro puro encontrado en el santuario. La vida que tales santos viven dentro del santuario es la vida bendecida que habita en la iglesia, se alimenta de la Palabra de Dios, ora y lo alaba a él, y va ante el trono de Dios y es revestido en su gracia cada día, todo a través de la iglesia. Esta es la vida de fe dentro del santuario. Deben ponerlo en sus corazones que solo los justos que han sido salvados a través del evangelio del agua y el Espíritu pueden vivir esta preciosa vida de fe dentro del santuario.
 

Dios claramente dividió el interior y el exterior del Santuario
 
Así como la mayoría de las casas tienen cercas, el atrio del tabernáculo también tenía una cerca hecha de 60 columnas rodeado por las cortinas de lino fino torcido. Al lado este del atrio, una puerta hecha de hilos azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido, estaba puesta para que todo el mundo la viera, midiendo tanto como 9 m de ancho.
Al estudiar el tabernáculo, debemos darnos cuenta claramente cuál es la fe brillante que Dios quiere de nosotros, qué clase de fe es la fe de los salvos, y, a través de los materiales usados para el tabernáculo, ver cómo el Señor nos ha salvado. Para aprender cuál es la fe dorada y brillante capturada dentro del santuario, debemos primero ver la fuente de bronce, el altar del holocausto, la cerca que fue colocada en el exterior del atrio del tabernáculo, y todos los materiales usados para ello. Al hacer eso, podemos darnos cuenta con qué clase de fe podemos entrar en el santuario de oro brillante y resplandeciente.
¿Qué había en el atrio del tabernáculo? Estaba la fuente de bronce y el altar del holocausto. Y estaba rodeada por 60 columnas de madera, y sobre estas columnas las cortinas eran colocadas en la cerca del atrio. Las columnas de esta cerca eran hechas de madera de acacia, la cual, a pesar de su dureza, era muy ligera. Las columnas hechas de esta madera tenían aproximadamente 2.5 m de alto, haciendo imposible para la mayoría de la gente con estatura normal que pudiera asomarse al tabernáculo desde afuera de la cerca del atrio. Si algo fuera colocado para asomarse, uno posiblemente podría ver dentro, pero sin tal ayuda, era imposible asomarse. Esto nos dice que a través de nuestros propios esfuerzos humanos, nunca podremos entrar en el reino de Dios, En las bases de los columnas de madera del atrio, se colocaron bases de bronce, y las partes de arriba tenían tapas de plata. Como las columnas no podían sostenerse por si mismos, bandas de plata atrapaban firmemente las columnas adyacentes unos con otros. Y para apoyar a las columnas firmemente en dirección cruzada, los ganchos colocados en las cubiertas de plata eran amarrados a las piezas de bronce con las cuerdas (Éxodo 35:18).
 
 

¿Cuáles fueron los materiales usados para la puerta del atrio del Tabernáculo?

La Entrada del AtrioLos materiales usados para la puerta del atrio del tabernáculo fueron los hilos azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido. La altura de la puerta era de 2.25 m., y su ancho era de aproximadamente 9 m. Era una pantalla tejida de hilos azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido, el cual era colgado sobre cuatro columnas. Así que, siempre que alguien trataba de entrar al atrio del tabernáculo, él / ella fácilmente podía encontrar la puerta.
Los materiales de hilos de color azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido usados para la puerta del tabernáculo manifestaban que Dios nos salvaría de todos nuestros pecados a través de las cuatro obras de su Hijo Jesús. Todas las 60 columnas de madera y el lino fino torcido de la cerca del tabernáculo también manifestaban claramente el método a través del cual Dios te salvaría a ti y a mí de nuestros pecados a través de su Hijo Jesús.
En otras palabras, a través de la puerta del atrio del tabernáculo, Dios está revelando el misterio de salvación a nosotros claramente. Vamos a revisar una vez más los materiales usados para la puerta del atrio del tabernáculo: hilos azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido. Estos cuatro hilos son críticamente importantes para que nosotros seamos salvos creyendo en Jesús. Si estos materiales no fueran importantes, la Biblia no los hubiera mencionado con tanto detalle.
Todos los materiales usados para la puerta del atrio del tabernáculo eran absolutamente necesarios para que Dios nos salvara a ti y a mí. Sin embargo, el hecho de que la puerta fuera tejida de los hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido, sin lugar a dudas es de una suma importancia para que Dios salvara a los pecadores, debido a que estos cuatro hilos fueron la mismísima revelación de la perfecta salvación de Dios. Así es como Dios lo determinó. Es por eso que Dios le mostró el modelo del tabernáculo a Moisés en el monte Sinaí y le dijo como hacer la puerta del atrio del tabernáculo con precisión.
 


¿Cuáles son los significados de los hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido?

 
La puerta del lugar santo fue hecha de una cortina tejida de hilos de color azul, púrpura y carmesí, y de lino fino torcido, y el velo entre el lugar santo y el lugar santísimo también estaba tejido de estos cuatro hilos. No solo esto, sino que el efód y el pectoral del sumo sacerdote también estaban tejidos de hilos azul, púrpura y carmesí, y de lino fino torcido. Entonces, ¿qué nos dicen los hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido? ¿Qué nos dicen exactamente a nosotros estos hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido, los cuales eran absolutamente necesarios para que nuestro Señor nos salvara? Debemos asegurarnos de examinar este tema cuidadosamente.
Primero que nada, el hilo azul nos habla del bautismo de Jesucristo. Aquellos que ignoran la importancia del bautismo no saben que el hilo azul se refiere al bautismo de Jesucristo. Así que, aquellos que no han nacido de nuevo generalmente afirman que el significado del hilo azul es, “Jesucristo es Dios mismo, y Él vino a esta tierra en semejanza de hombre”. Otros afirman, “el hilo azul solo significa la Palabra”. Sin embargo, la Biblia nos dice que el hilo azul significa “el bautismo de Jesús a través del cual él aceptó los pecados de la humanidad sobre sí mismo después de venir a esta tierra.” Las Escrituras nos muestran claramente que el hilo azul se refiere al agua del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Leyendo la Palabra sobre el tabernáculo, llegué a darme cuenta, “Ajá, Dios quiere mostrarnos la importancia de nuestra fe en el bautismo de Jesús”.
El vestido usado por el sumo sacerdote mientras daba la ofrenda era también de hilo de color azul. Una lámina de oro colgaba sobre el turbante que el sumo sacerdote usaba sobre su cabeza, y el cordón que amarraba la lámina también era azul. Y sobre esta Lámina de oro fino, la frase, “Santidad al Señor,” estaba grabada. Podemos ver que el hilo azul que ataba la lámina de oro en el turbante del sumo sacerdote claramente manifestaba el bautismo de Jesús que da santidad al Señor.
De esta manera, a través del cordón azul que ataba la lámina de oro fino al turbante, Dios nos habla a nosotros de nuestra verdadera salvación. En otras palabras, el seguro que nos da la santidad es azul, y esto es el bautismo de Jesús. Aunque el color azul generalmente nos recuerda al cielo, el azul no solo se refiere a Dios. Del azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido: el hilo azul con seguridad se refiere al bautismo de Jesucristo. Puesto de otra manera, el hilo azul nos dice que Jesucristo tomó los pecados de todos los pecadores de este mundo al ser bautizado (Mateo 3:15). Si Jesús no hubiera tomado los pecados de todos al ser bautizado, nosotros los creyentes no seríamos capaces de dar “santidad al Señor”. Si no fuera por el bautismo que Jesús recibió, nunca podríamos ser revestidos en santidad ante Dios.
¿Conoces el significado espiritual de la orden de Dios de tejer la puerta del atrio del tabernáculo con hilo azul de acuerdo al formato mostrado a Moisés? La puerta del atrio que guiaba al tabernáculo en donde Dios habitaba se refiere a Jesucristo. Nadie puede entrar al reino del cielo, sino solo a través de Jesús. La puerta del atrio, la cual claramente se refiere a Jesús, estaba tejida con hilos azul, púrpura y carmesí, y lino fino torcido, ya que Dios quería revelar la verdad que guía a nuestra salvación. El hilo púrpura se refiere al Espíritu Santo, diciéndonos, “Jesús es el rey de reyes”. El hilo escarlata se refiere a la sangre de Jesús derramada en la cruz. El hilo azul, como ya se mencionó, se refiere al bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista.
Por lo tanto, los hilos de color azul, púrpura y escarlata nos hablan del bautismo de Jesús, la encarnación de Dios, y su muerte en la cruz. Las obras de Jesús manifestadas en estos tres hilos nos dan la fe que nos permite ir delante de Jehová en santidad. Jesús, Dios mismo, vino a esta tierra en semejanza de hombre, tomó las iniquidades de los pecadores sobre su propio cuerpo siendo bautizado, y vicariamente llevó la condenación de todos los pecados y de las maldiciones derramando su sangre, esto es, el mismísimo misterio espiritual de los hilos azul, púrpura y escarlata.
Tal vez hayas pensado en el hilo azul como una manifestación de Dios o de su Palabra, pero tú debes creer ahora claramente que el hilo azul en realidad se refiere al bautismo de Jesucristo. El bautismo a través del cual Jesús aceptó que todos nuestros pecados fueran puestos sobre Él es de gran importancia y no puede ser excluido de sus obras; como tal, desde el tabernáculo del Antiguo Testamento, Dios nos está hablando de su importancia.
 


El Bautismo fue el medio por el cual Jesús llevó nuestros pecados

El Bautismo fue el medio por el cual Jesús llevó nuestros pecadosLas columnas de la cerca del tabernáculo estaban hechas de madera de acacia. Bases de bronce fueron colocadas sobre estas columnas, y tapas de plata fueron puestas sobre ellos. Esto primero nos dice que los pecadores deben ser juzgados por sus pecados. Solo aquellos que han sido juzgados una vez por sus pecados pueden ser salvos. Aquellos que no han sido juzgados todavía y que por lo tanto no son salvos, no pueden evitar el ser condenados para llevar el castigo eterno de sus pecados cuando se presenten ante Dios.
Como está escrito: «Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 6:23) los pecadores ciertamente estarán sujetos al temible juicio de Dios por sus pecados. Por lo tanto, los pecadores deben ser juzgados una vez por Dios, y entonces vivir de nuevo siendo revestidos en su gracia, esto es lo que es nacer de nuevo. La fe del hilo azul, en la que Jesús tomó todos nuestros pecados sobre sí mismo a través de su bautismo, y en la fe en el hilo escarlata, que Jesús ha liberado a todos los pecadores siendo juzgado en la cruz – ninguna otra fe es la que nos hace morir una vez a nuestros pecados y nacer de nuevo. Debes darte cuenta de que solo la condenación eterna espera a aquellos quienes, debido a su incredulidad, no pueden pasar a través del juicio en fe.
El bautismo de Jesús fue el medio por el cual Cristo llevó todos nuestros pecados para salvarnos de ellos. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para poner todos los pecados sobre Él. Jesús es Dios mismo, y aun así para salvarnos, Él vino a esta tierra en semejanza de hombre, tomó las iniquidades de los pecadores sobre sí mismo siendo bautizado por Juan, el representante de la humanidad, y fue condenado vicariamente a favor de los pecadores dando su propio cuerpo sobre la cruz y derramando agua y sangre. La puerta del atrio del tabernáculo nos está diciendo con elaborados detalles acerca de las obras que Jesús realizó como nuestro Salvador. A través de la puerta del atrio del tabernáculo, Dios nos está diciendo claramente que Jesús se ha convertido en el Salvador de los pecadores.
El lino fino torcido se refiere a la Palabra del Antiguo y Nuevo Testamentos, la cual es bastante detallada y encaja la una con la otra. ¿Cuán complejo sería cada hilo para hacer este lino fino torcido? A través de este lino fino torcido, Dios nos está diciendo en detalle que Él nos ha salvado.
Cuando vemos algunos manteles, vemos que son tejidos usando diferentes hilos. De esta manera, Dios les dijo a los israelitas que hicieran la puerta del atrio del tabernáculo, tejiendo hilos azul, púrpura y carmesí sobre lino fino torcido. Esto nos dice que Jesús quien vino a nosotros a través del agua (bautismo), la sangre (la cruz), y el Espíritu Santo (Jesús es Dios), las cuales están escondidas en la compleja Palabra de Dios, es la mismísima puerta de nuestra salvación. Teniendo la fe correcta en Jesucristo que se encuentra revelada en la compleja Palabra de Dios y siendo revestidos en su amor, ahora nosotros hemos sido salvados totalmente a través de la fe.
Jesucristo no nos salvó casualmente. Podemos ver esto cuando vemos el tabernáculo. Jesús ha salvado a los pecadores elaboradamente. Él nos ha salvado cuando vemos las columnas de la cerca. ¿Por qué, de todos los números, es el número de columnas 60? Se debe a que el número 6 se refiere al hombre, mientras que el número 3 se refiere a Dios. En Apocalipsis 13, la marca de 666 aparece, y Dios nos dice que es el número de la bestia, y que los sabios conocen el misterio de este número. Por lo tanto, el número 666 significa que el hombre actúa como Dios. ¿Cuál es el deseo de la humanidad? ¿Acaso no es el de convertirse en un ser divino perfecto? Si verdaderamente queremos convertirnos en un ser divino, entonces debemos nacer de nuevo creyendo en Jesús y convirtiéndonos en hijos de Dios. Las 60 columnas se refieren a esta implicación elaboradamente.
Sin embargo, en lugar de tener fe, la gente comete el jactancioso hecho malvado de tratar de ser partícipes de la naturaleza divina a través de sus propios esfuerzos. No hay otra razón más que esta por la cual la gente reinterpreta toda la Palabra de Dios de acuerdo a la lujuria del hombre y a la creencia equivocada de pensamientos hechos por hombres, ya que no tienen fe, sino solo la lujuria que permanece en contra de Dios. Debido a esta lujuria de la carne que trata de hacerse completa por sí misma y alcanzar la perfección de su carne, terminan alejados de la Palabra de Dios.
 

La Palabra de Salvación revelada en todos los artículos del Tabernáculo
 
Para que Jesucristo salvara a los pecadores y los llevara hasta el santuario, todos los utensilios y materiales del tabernáculo eran necesarios. El altar de las ofrendas quemadas era necesario, la fuente de bronce era necesaria, y las columnas, las bases de bronce, los capiteles de plata, los ganchos y las bandas de plata también eran todas necesarias. Todas estas cosas son los utensilios de fuera del santuario, y sus materiales eran todos necesarios para convertir a un pecador en justo.
Todas estas cosas eran necesarias para permitir a los pecadores entrar y vivir en el reino de Dios, pero lo más importante entre ellas era el hilo azul (el bautismo de Jesús). Los hilos de color azul, púrpura y escarlata fueron usados para hacer la puerta del atrio del tabernáculo. Estos hilos se refieren a las tres obras de Jesús que son necesarias para nosotros cuando creemos en Dios. Primero, Jesús vino a esta tierra y tomó todos nuestros pecados sobre sí mismo con su bautismo; segundo, Jesús es Dios (Espíritu); y tercero, Jesús murió en la cruz para llevar la condenación de todos los pecados que aceptó sobre Él mismo a través de Juan en el río Jordán. Este es el orden correcto de la fe verdadera que se necesita para que los pecadores sean salvos y se conviertan en justos.
Cuando leemos la Biblia, podemos darnos cuenta de cuán complejo es nuestro Señor. Claramente podemos descubrir que aquel que nos ha salvado con tanta elaboración, fibra por fibra como el lino fino torcido, no es otro que Dios mismo. Aún más, Dios hizo que los israelitas construyeran la puerta del atrio del tabernáculo, tejiendo hilos azul, púrpura y carmesí sobre lino fino torcido que era de 9 m de largo. Así que, Dios se aseguró que cualquiera que viera el tabernáculo, aún desde afuera, pudiera discernir la puerta del atrio del tabernáculo.
Las cortinas de lino fino torcido blanco colgaban sobre las columnas del atrio del tabernáculo manifestando la santidad de Dios. Como tal, podemos darnos cuenta de que los pecadores no pueden atreverse a acercarse al tabernáculo, y de que solo pueden entrar en sus atrios cuando son salvados creyendo en los ministerios de Jesús manifestados en los hilos azul, púrpura y escarlata tejidos en la puerta del atrio del tabernáculo. De esta manera, Dios les ha permitido a los pecadores saber que Jesús ha borrado todos sus pecados y los ha salvado a través del agua, la sangre y el Espíritu Santo.
No solo esto, sino que los materiales de todos los artículos que forman el tabernáculo, incluyendo la puerta de su atrio, también nos muestran la complejidad de la Palabra necesitada por Dios para convertir pecadores en justos. Debido a que Dios les dijo a los israelitas que hicieran la puerta del atrio del tabernáculo lo suficientemente grande para que todos la encontraran, y debido a que esta puerta fue hecha con un tejido complejo de hilos azul, púrpura y escarlata sobre lino fino, Dios permitió a todos entender claramente lo importante de la Palabra que puede convertir pecadores en justos.
La puerta del atrio del tabernáculo nos dice que Dios nos ha salvado totalmente, quienes éramos como madera de acacia, de pecados a través del hilo azul (Bautismo de Jesús), el hilo escarlata (la sangre sobre la cruz), y el hilo púrpura (Jesús es Dios). Dios ha determinado que solo aquellos que claramente creen en esto pueden entrar en el santuario, la casa de Dios.
 

Jesucristo nos está diciendo
 
Dios nos dice que, para vivir la vida de fe de oro brillante y radiante, debemos ser lavados de todos nuestros pecados a través del bautismo de Jesús e ir ante el Señor. Es por eso que Dios mismo mostró el modelo del tabernáculo a Moisés, lo construyó a través de Moisés e hizo que la gente de Israel recibiera la remisión del pecado a través de la institución de este tabernáculo. Recapitulemos la fe que nos llevó a través del atrio del tabernáculo y hacia el santuario. A través del atrio del tabernáculo, Dios continúa hablándonos de nuestra fe en la verdad de que Jesús nos ha salvado a través del agua, la sangre y el Espíritu Santo. La fe en la puerta del atrio, que estaba tejida con hilos azul, púrpura y escarlata, en la imposición de manos del sumo sacerdote sobre el cordero del sacrificio y en el derramamiento de sangre de este cordero del sacrificio, y en la fe con la cual el sumo sacerdote lavó sus manos y sus pies en el lavamanos –todas estas cosas nos hacen saber que solo nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu es la fe de oro puro que nos permite entrar en el santuario y vivir ahí en gloria.
A través del tabernáculo, Dios nos ha permitido a todos nosotros recibir la gracia de la salvación y su bendición. A través del tabernáculo, podemos conocer las bendiciones que Dios nos ha dado. Podemos darnos cuenta y creer en la gracia de la salvación que nos ha permitido ir ante el trono de la gracia de Dios y ser salvó de una sola vez. ¿Puedes darte cuenta de esto? A través del tabernáculo, podemos ver con cuanto cuidado nuestro Señor nos ha salvado a ti y a mí, cuán detalladamente Él planeo nuestra salvación, y con cuánta definición Él cumplió de acuerdo a este plan y nos ha convertido de pecadores a justos.
¿De casualidad has estado creyendo en Jesús vagamente todo este tiempo? ¿Acaso creías que el color azul solo significa el cielo? ¿Tan solo te habías dado cuenta de la fe de los colores púrpura y escarlata, que Jesucristo, el rey de reyes, vino a esta tierra y nos salvó sobre la cruz y creíste de acuerdo a esto? Si es así, ahora es el tiempo de encontrar la fe verdadera. Espero que todos ustedes conozcan claramente el bautismo de Jesús, la fe del color azul, y por lo tanto se den cuenta y crean en la gracia inmensurable de la salvación que Dios te ha dado.
Dios no nos ha salvado solamente a través de la sangre y el Espíritu santo. ¿Por qué? Debido a que Dios claramente nos habla de los colores azul, púrpura y escarlata, y a través de estos tres hilos Él nos está diciendo exactamente cómo nos salvó Jesús. A través del tabernáculo, nuestro Dios nos ha mostrado las obras de salvación de Jesús en detalle. Después de decir a través de Moisés que construyera el tabernáculo, a través de este tabernáculo, Dios prometió que Él nos salvaría de esta manera. Como lo prometió, Jesucristo vino en semejanza de hombre y tomó nuestros pecados sobre sí mismo siendo bautizado en el agua (azul) del río Jordán. A través de su bautismo, Jesús ha salvado realmente a los pecadores de todos sus pecados. ¡Cuán complejo, cuán exactamente correcto y cuán cierta nuestra salvación es entonces!
Cuando entramos en el lugar santo, podemos ver el candelabro, la mesa del pan de la proposición y el altar del incienso. Antes de entrar al lugar santísimo, llegamos a vivir durante un rato en este lugar santo que resplandece brillantemente en oro, siendo alimentados con el pan de la Palabra hasta el contentamiento de nuestros corazones. ¿Cuánta bendición es esto? Antes de entrar al reino de Dios, vivimos en su iglesia como aquellos que han sido salvados totalmente naciendo de nuevo a través del evangelio del agua y el Espíritu. La iglesia de Dios que nos da el pan de vida es el lugar santo.
En el lugar santo -esto es, la iglesia de Dios- estaba el candelero de oro, la mesa del pan de la proposición y el altar del incienso. El candelero de oro, su pie, sus brazos, sus copas, manzanas y flores, fue hecha de una sola pieza martillando un talento de oro puro. El candelabro que fue hecho martillando un talento de oro puro en esta manera nos dice que nosotros los justos debemos unirnos con la iglesia de Dios.
Sobre la mesa del pan de la proposición, era colocado el pan sin levadura, simbolizando el pan de la pureza de la Palabra de Dios que está libre de maldad y sucias enseñanzas del mundo. El santuario de Dios -esto es, la iglesia de Dios- predica esta pura Palabra de Dios que no contiene levadura, y vive por la fe pura sin cometer maldad delante de Dios.
En frente del velo del lugar santísimo, estaba colocado el altar del incienso. El altar del incienso era en donde las oraciones eran ofrecidas a Dios. A través de los utensilios en el santuario, Dios nos está diciendo que cuando vamos ante él, debemos tener unidad, fe en la pureza de su Palabra y en sus oraciones. Solo los justos pueden orar, ya que Dios escucha solamente las oraciones de los justos (Isaías 59:1-2, Santiago 5:16). Y solo aquellos que oran ante Dios pueden encontrarse con él.
De esta manera, el lugar santo nos dice cuán glorioso es para nosotros el ser salvos en la iglesia de Dios. Los materiales clave usados para el tabernáculo –el hilo azul (Jesús fue bautizado), el hilo escarlata (tomando todos nuestros pecados sobre sí mismo a través de su bautismo, Jesús murió sobre la cruz y llevó la condenación de nuestros pecados), y el hilo púrpura (Jesús es Dios)- se refieren a la fe, la cual absolutamente no podemos dejar de tener. Estos tres constituyen el todo de nuestra fe. Cuando creemos que Jesús es el Hijo de Dios y Dios mismo en esencia, y que Él nos ha salvado, entonces podemos entrar en el lugar santo, brillando como oro, en donde habita Dios. Si no creemos en las obras de Jesús que están manifestadas en estos tres hilos, entonces nunca podremos entrar en el lugar santo, no importa cuán ardientemente creamos en Jesús. No todos los cristianos pueden entrar en el lugar santísimo.
 

Aquellos que están en el atrio del Tabernáculo con la fe equivocada
 
En la actualidad existen muchos cristianos que son incapaces de entrar en el lugar santo aún mientras profesan su fe. En otras palabras, existe mucha gente que trata de ser salva con su fe ciega. Todos aquellos que piensan que pueden ser salvos creyendo solo en la sangre de Jesucristo, y que él es Dios mismo y el rey de reyes, son precisamente esa gente. Ellos creen en Jesús con simplicidad. Al creer solo en la sangre de Jesús, se paran ante el altar de la ofrenda quemada y oran ciegamente, “Señor, aún hoy soy un pecador. Perdóname, Señor te doy toda mi gratitud, Señor, por ser crucificado en mi lugar y por morir en mi lugar. ¡Oh, Señor, te amo!”.
Después de hacer esto en la mañana, regresan a sus vidas, y entonces regresan al altar de la ofrenda quemada en la tarde y ofrecen la misma oración. La gente que frecuenta el altar de la ofrenda quemada cada mañana, cada tarde, cada mes no puede nacer de nuevo, sino que cae en la falacia de creer en sus propios pensamientos.
Ponen su ofrenda sacrificial sobre el altar de la ofrenda quemada ardiendo con llamas rojas y dan su ofrenda por fuego. Debido a que la carne se quema en esas llamas, el olor de carne quemada se esparce, y humo blanco y negro continúa levantándose. El altar de la ofrenda quemada no es un lugar en donde lloramos pidiéndole a Dios que desaparezca nuestros pecados, sino que es, de hecho, un lugar que nos recuerda del temible fuego del infierno.
Sin embargo, la gente va a este lugar cada mañana y cada tarde, y dice, “Señor, he pecado. Por favor perdona mis pecados”. Luego regresan a casa, satisfechos de Sí mismos como si realmente hubieran sido perdonados de sus pecados. Puede que estén tan felices que canten, “♬He sido perdonado, ♪tú has sido perdonado, ♬todos nosotros hemos sido perdonados”. Pero tales sentimientos son efímeros. En poco tiempo, pecan de nuevo y se encuentran a sí mismos ante el altar de la ofrenda quemada una vez más, confesando, “Señor, soy un pecador”. Aquellos que van hacia y de regreso al altar de la ofrenda quemada todos los días son, a pesar de su profesada fe en Jesús, aún pecadores. Tal gente nunca podrá entrar al santo reino de Dios.
Entonces, ¿quién puede totalmente recibir la remisión de pecados y entrar al lugar santo de Dios? Son los que saben y creen en el misterio de los hilos azul, púrpura y escarlata puestos por Dios. Aquellos que creen en esto pueden pasar por el altar del holocausto por su fe en la muerte de Jesús quien aceptó sus pecados pasados a Él, lavar sus manos y pies en la fuente de bronce y recordarse a sí mismo que todos sus pecados fueron pasados sobre Jesús a través de su bautismo, y entonces entrar en el lugar santo de Dios. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu y han recibido la remisión del pecado entran al reino del cielo por su fe, ya que su fe es aprobada por Dios.
Espero que todos ustedes se den cuenta y crean que el significado bíblico del hilo azul es el bautismo de Jesús. Existen muchos que profesan creer en Jesús hoy, pero pocos llegan a creer en el agua (el hilo azul), el bautismo de Jesús. Este es un fenómeno profundamente triste. Es causa de gran tristeza que tanta gente deje fuera lo más importante de la fe del bautismo en su creencia cristiana, aun cuando Jesús no vino meramente a esta tierra como Dios y solo murió en la cruz. Espero y oro que aun ahora, todos ustedes sepan y crean en la fe de los hilos azul, púrpura y escarlata, y por lo tanto sean de los que entren en el reino de Dios.
 

Debemos creer en el Señor manifestado en los hilos azul, púrpura y escarlata del Tabernáculo, su sustancia real que nos ha salvado
 
Nuestro Señor nos ha salvado a ti y a mí. Cuando vemos el tabernáculo, podemos descubrir lo elaborado del método con el que el Señor nos ha salvado. No podemos agradecerle lo suficiente por esto. ¡Cuán agradecidos estamos por que el Señor nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y escarlata, y porque Él nos ha dado la fe que cree en estos hilos azul, púrpura y escarlata!
Los pecadores nunca podrán entrar en el lugar santo sin ser revestidos en la gracia de Dios y pasando a través del temible juicio por sus pecados. ¿Cómo puede alguien que no ha sido juzgado de sus pecados alguna vez abrir la puerta del tabernáculo y entrar en el lugar santo? ¡No pueden! Cuando tal gente entra al lugar santo, serán maldecidos y cegados con la luz cegadora. “¡Guau, es tan brillante aquí! Oh, Oh ¿cómo es que no puedo ver nada? Cuando estaba afuera, yo pensaba que podía ver todo en el lugar santo si es que pudiera entrar al lugar. ¿Por qué no puedo ver nada, y porqué está tan oscuro aquí? Yo podía ver cuando estaba afuera del lugar santo... Se me dijo que el lugar santo era brillante; ¿por qué está más oscuro?”. Ellos no pueden ver porque espiritualmente están ciegos, ya que no tienen la fe de los hilos azul, púrpura y escarlata. De esta manera los pecadores nunca podrán entrar en el lugar santo.
Nuestro Señor nos ha permitido no estar ciegos en el lugar santo, sino recibir la bendición de vivir en el lugar santo por siempre. A través de los hilos azul, púrpura y escarlata, y el lino fino torcido, encontrado en cada cuarto del tabernáculo, Dios nos ha dicho exactamente el método de nuestra salvación, y de acuerdo a esta Palabra de profecía, Él de hecho nos ha liberado de nuestros pecados.
Nuestro Señor nos ha liberado a través del agua, la sangre y el Espíritu Santo (1 Juan 5:4-8), para que no estemos ciegos sino vivamos por siempre en su resplandeciente gracia. Él nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido. Nuestro Señor nos prometió la compleja Palabra de Dios, y Él nos ha dicho que nos ha salvado cumpliendo esta promesa.
¿Crees que tú y yo hemos sido salvados a través de las complejas obras de Jesús manifestadas en los hilos azul, púrpura y carmesí, y en el lino fino torcido? ¡Sí! ¿Hemos sido salvados por casualidad? ¡No! No podemos ser salvos sin creer en los hilos azul, púrpura y escarlata.
El hilo azul no se refiere a Dios. Se refiere al bautismo de Jesús con el cual Él tomó todos los pecados de cada pecador del mundo en el río Jordán.
Casualmente, es posible estar ante el altar de la ofrenda quemada sin creer en el hilo azul, el bautismo de Jesús. La gente puede alcanzar a llegar hasta la fuente de bronce al lado del altar del holocausto, pero no puede entrar al lugar santo donde Dios habita. Aquellos que pueden abrir la puerta del tabernáculo y entrar al lugar santo son solo los hijos de Dios que han recibido la remisión del pecado creyendo íntegramente en el evangelio del agua y el Espíritu. Pero el pecador, no importa quien, nunca podrá entrar al lugar santo. Entonces, ¿qué tanto tenemos que entrar para alcanzar nuestra salvación? Somos salvos no cuando entramos en el atrio del tabernáculo, sino cuando entramos en el lugar santo en donde está Dios.
 

La diferencia entre la fe dentro del Tabernáculo y la fe fuera del Tabernáculo
 
El altar del holocausto y la fuente en el atrio del tabernáculo eran todos de bronce, y la cerca era hecha de madera, plata y bronce. Pero cuando entramos al tabernáculo, los materiales son completamente diferentes. Una característica clave del tabernáculo es que era una “casa de oro”. Las tres paredes fueron construidas con 48 tablas de madera de acacia, todas cubiertas de oro. La mesa del pan de la proposición y el altar del incienso también eran de madera de acacia y cubiertas de oro, y el candelero de oro fue hecho de un talento de oro martillado. Como tal, todos los utensilios dentro del lugar santo fueron hechos o cubiertos con oro puro.
Por otro lado, ¿de qué estaban hechas las bases de las tablas? Estaban hechas de plata mientras que las bases para las columnas de la cerca del tabernáculo estaban hechas de bronce. Y mientras que las columnas de la cerca del atrio eran de madera, las tablas del tabernáculo estaban hechas de madera de acacia cubiertas con oro. Pero las bases para las cinco columnas de la puerta del tabernáculo estaban hechas de bronce.
Aunque las bases para las tablas del tabernáculo estaban hechas de plata, las bases para las columnas de la puerta del tabernáculo fueron forjadas en bronce. ¿Qué significa esto? Significa que quien venga ante la presencia de Dios debe ser juzgado por sus pecados. Entonces, ¿cómo podemos ir ante Dios cuando somos juzgados y puestos a muerte? Si nosotros mismos morimos, no seremos capaces de ir ante Dios.
Por lo tanto, Dios nos está diciendo a través del bronce usado para las bases de las cinco columnas de la puerta del tabernáculo que, aunque teníamos que ser juzgados por nuestros pecados, Jesús tomó nuestros pecados sobre sí mismo a través de su bautismo y fue condenado por estos pecados en lugar nuestro. Nosotros éramos los que teníamos que ser condenados por nuestros pecados. Pero alguien más llevó esta condenación de todos nuestros pecados en nuestro lugar. En lugar nuestro alguien más murió por nosotros. Aquel que fue vicariamente condenado y murió en lugar nuestro no es otro más que Jesucristo.
La fe que está manifestada por el hilo azul es la fe que cree que Jesucristo aceptó todos los pecados pasados sobre él a través de su bautismo y nos ha perdonado todos nuestros pecados. Así como Dios tomó la vida de Jesucristo para la condenación de todos nuestros pecados. La fe manifestada por el hilo escarlata es la fe en la sangre de Jesús derramada sobre la cruz. Esta fe cree que Jesucristo vicariamente llevó la condenación de nuestros pecados que se suponía que nosotros debíamos de encarar.
Solo aquellos que pasen todos sus pecados sobre Jesús creyendo en su bautismo, y habiendo sido juzgados por todos sus pecados creyendo en la sangre que Jesús derramó sobre la cruz con la muerte de su carne debido a todos estos pecados, pueden entrar en el lugar santo. Esta es la razón por la cual las bases de la puerta del tabernáculo fueron hechas de bronce. Como tal, debemos creer en la sangre de Jesús quién tomó todos nuestros pecados sobre sí mismo a través de su bautismo y fue condenado en lugar nuestro.
Dios ha determinado que solo aquellos que están convencidos del hecho que Jesucristo, quién los ha salvado, es Dios mismo (el hilo púrpura), del bautismo de Jesús (el hilo azul), y de la verdad de que Jesús fue condenado vicariamente por sus pecados en su lugar (el hilo escarlata), estos serán capaces de entrar al lugar santo. Dios ha permitido solo a aquellos que han sido juzgados una vez por todos sus pecados creyendo en Jesús, y quienes creen que Jesús los ha salvado de todos sus pecados, entrar en el lugar santo.
Las bases de las columnas de la puerta del tabernáculo fueron forjadas en bronce. Las bases de bronce tienen el significado espiritual de que Dios ha permitido a los pecadores que nacen como descendientes de Adán entrar en el lugar santo de su morada solo cuando ellos, sin importar quienes sean, tengan la fe del hilo azul (el bautismo de Jesús), el hilo escarlata (el juicio vicario de Jesús en lugar de los pecadores) y el hilo púrpura (Jesús es Dios mismo). El que las cinco bases de las columnas de la puerta fueran todas hechas de bronce nos dice del evangelio de Dios, como está escrito en Romanos 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro», Jesús ha perdonado todos nuestros pecados con el agua, la sangre y el Espíritu.
 

No debemos ignorar sino creer en la Palabra y en Dios
 
Creer en Jesús no significa que estás salvado incondicionalmente. Ni el asistir a tu iglesia quiere decir que incondicionalmente has nacido de nuevo. Nuestro Señor dice en Juan 3 que solo aquellos que han nacido de nuevo del agua y el Espíritu pueden ver y entrar al reino de Dios. Jesús decididamente le dijo a Nicodemo, un líder de los judíos y un fiel creyente de Dios, “Tú eres maestro de los judíos y ¿no sabes cómo nacer de nuevo? Solo cuando uno nace del agua y el Espíritu puede él / ella ver y entrar en el reino de Dios”. La gente que cree en Jesús puede nacer de nuevo solo cuando tiene la fe del hilo azul (Jesús tomó todos nuestros pecados sobre sí mismo de una sola vez cuando Él fue bautizado), el hilo escarlata (Jesús murió por nuestros pecados), y el hilo púrpura (Jesús es el Salvador, Dios mismo y el Hijo de Dios). Como tal, a través de los hilos azul, púrpura y escarlata encontrados en cada cuarto del tabernáculo, todos los pecadores deben creer que Jesús es el Salvador de los pecadores.
Esto se debe a que mucha gente cree en Jesús sin creer en esta verdad de que ellos no pueden ni nacer de nuevo, ni conocer la palabra de ser nacido de nuevo. Nuestro Señor claramente nos ha dicho que aún si profesamos creer en Jesús, si no nacemos de nuevo, entonces nunca podremos entrar en el lugar santo, en el reino del Padre, ni vivir una vida de fe apropiada.
En nuestros pensamientos creados por hombres, podemos preguntarnos cuán maravillosos sería si todos los cristianos fueran aprobados para nacer de nuevo sin importar como crean. ¿No es así? Si pudiéramos ser salvos tan solo llamando el nombre de Jesús y profesando nuestra fe en Él solo en palabras sin conocer los detalles de lo que Él hizo para salvar a la humanidad, la gente encontraría sorprendentemente fácil el creer en Jesús. Podemos darle las gracias a Él siempre que nos encontráramos con un nuevo cristiano, cantando, “♬He sido perdonado, ♪tú has sido perdonado, ♬todos nosotros hemos sido perdonados.” Ya que hay muchos creyentes, ¿cuál es el punto de dar testimonio? Las cosas están bien como están. ¿Acaso no es esto maravilloso?”. Si de hecho este fuera el caso, la gente pensaría de la salvación con mucha facilidad, ya que cualquiera que llame el nombre del Señor puede ser salvo y su salvación vendría de cualquier forma que ellos decidieran vivir. Pero Dios dijo que nunca podremos nacer de nuevo con tal fe ciega. Al contrario, Él nos dijo que aquellos que afirmen haber sido salvados sin aún conocer el evangelio del agua y el Espíritu están practicando la anarquía.
 

Lo que es nacido de nuevo es tu espíritu, no tu carne
 
Jesús se convirtió en un hombre, vino a esta tierra, y nos ha salvado a través del evangelio del agua y el Espíritu. José, el padre de Jesús en la carne era un carpintero (Mateo 13:55), y Jesús servía a su familia bajo este padre carpintero, Él mismo trabajando como carpintero los primeros 29 años de su vida. Pero cuando el cumplió 30, Él tuvo que comenzar sus obras divinas, esto es, cumplir su ministerio público.
Así que Jesús tenía ambas naturalezas la divina y la humana, nosotros los nacidos de nuevo también tenemos dos diferentes naturalezas. Tenemos ambos la carne y el espíritu. Sin embargo, cuando uno profesa creer en Jesús aún si su espíritu no ha nacido de nuevo, entonces esta persona no es nacida de nuevo –esto es, él / ella no tiene un espíritu nacido de nuevo. Si uno trata de creer en Jesús sin ser nacido de nuevo en su espíritu, entonces esta persona es meramente alguien que está tratando de nacer de nuevo en la carne como Nicodemo, y nunca es alguien que ha nacido de nuevo. Aunque Jesús era Dios mismo en su sustancia, Él, a pesar de esto, también estaba en la carne de un hombre lleno de debilidades. Como tal, cuando decimos que hemos nacido de nuevo, quiere decir que nuestros espíritus han nacido de nuevo, no nuestra carne.
Si todos aquellos que profesan creer en Jesús de alguna manera fueran de hecho nacidos de nuevo, yo hubiera querido ser conocido como un pastor benevolente. ¿Por qué? Porque no me hubiera exasperado por aquellos que no creen en la verdad, y por lo tanto no hubiera sido tan crudo en mis sermones esperando que ellos llegaran a conocer la verdad. Sería conocido como alguien de buenos modales, noble, benevolente, tierno y bromista pastor, explicando cómo la gente puede ser santa en la carne. Desde luego que puedo hacer una imagen hermosa de mí mismo para ser así, pero nunca haré eso. No se debe a que no tenga la habilidad de plantar en sus mentes la impresión, “Este pastor realmente se parece a la imagen santa y misericordiosa de Jesús”. Esto se debe a que la carne del hombre no puede cambiar, y debido a que siendo un poco amable, benevolente y misericordioso en la carne no significa que esta persona es un justo nacido de nuevo. Nadie puede nacer de nuevo en la carne. Es el espíritu, otro elemento, el que debe nacer de nuevo creyendo en la Palabra de Dios.
Cuando tú crees en Jesús, debes conocer la verdad. «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:32). Solo la verdad de Dios nos hace nacer de nuevo, libera nuestra alma de las ataduras del pecado y nos hace nacer de nuevo como los justos. Solo cuando sabemos, creemos y predicamos la Biblia correctamente podemos entrar en el lugar santo y vivir nuestras vidas de fe verdadera, así como ir al propiciatorio del Altísimo. El evangelio del agua y el Espíritu que hace que nuestra alma nazca de nuevo es la verdad y nuestra fe en esto nos ha perdonado de todos nuestros pecados y nos permite vivir en el reino de la fe con Dios. El evangelio del agua y el Espíritu que está en nuestro corazón nos concede vivir como los hijos de Dios nacidos de nuevo en el resplandeciente reino espiritual en felicidad con el Señor.
El creer en Jesús ciegamente no es la fe correcta. Viéndolo desde una perspectiva humana, yo tengo muchas limitaciones. No solo digo esto con mis labios, sino que siempre que hago algo, realmente llego a darme cuenta de que tengo muchas limitaciones. Por ejemplo, cuando me estoy preparando para un Campamento Bíblico para que los santos y los nuevos oigan la Palabra cómodamente, sean inspirados en sus corazones por la gracia de Dios, reciban las bendiciones de nacer de nuevo y regresen después de haber descansado en sus cuerpos y en sus corazones, me doy cuenta de que existen muchas cosas en las que no pensé y fallé al no prepararlas de antemano. Cosas que fácilmente se pudieron haber arreglado dando solo un poco más de atención y cuidado, siempre aparecen cuando el tiempo de preparación termina y el campamento está por comenzar. Siempre me pregunto a mí mismo por qué no pensé en tales cosas por adelantado, si hubiera puesto más atención y cuidado en el planeamiento del campamento Bíblico, los santos y las nuevas almas hubieran escuchado la Palabra bien, se salvarían y se la hubieran pasado bien. También, aun cuando trabajo todo el día, debido a la falta de eficiencia de mi parte, existen muchas veces en que los resultados no son iguales a mis esfuerzos. Yo mismo me doy cuenta del hecho de que tengo muchas limitaciones.
“¿Por qué no puedo hacer esto? ¿Por qué no pensé en aquello? Todo lo que tengo que hacer es ser un poco más atento, y aun así, ¿por qué no lo puedo hacer?”. Cuando estoy en el momento de servir al evangelio, me doy cuenta de mis limitaciones con mucha frecuencia. Así que yo mismo reconozco y admito, “Este soy yo. Así soy de ineficiente.” No solo estoy diciendo esto con mis labios, y no estoy pretendiendo ser modesto, pero yo soy, de hecho, alguien que no puede atar los cabos sueltos aún de los asuntos más pequeños correctamente, ando muy casualmente. Viéndome a mí mismo, realmente siento mis múltiples limitaciones.
 


Recibimos la santidad a través de la Fe en el hilo azul

 
Cuando la gente piensa en sí misma, piensa que todo lo puede hacer sin cometer errores. Pero cuando en realidad realizan una tarea, su verdadera competencia y limitaciones son reveladas claramente. Se dan cuenta que verdaderamente son insuficientes y que no pueden evitar el pecar y cometer errores. También cuando la gente piensa que está bien, se engaña a sí misma pensando que va al reino de Dios por lo buena que su fe es.
Pero la carne nunca cambia. No existe carne sin limitaciones, y siempre hace lo malo y revela sus limitaciones. Si, de casualidad, piensas que puedes ir al reino de nuestro Señor debido a algo bueno que tu carne haya hecho, debes darte cuenta que no importa lo que sea que tu carne haya hecho bien, es absolutamente inútil ante Dios. La única cosa que nos capacita para entrar en el reino del Señor es nuestra fe en la Palabra de verdad –los hilos azul, púrpura y escarlata con los que el Señor nos ha salvado. Debido a que nuestro Señor nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y escarlata, podemos entrar en el lugar santo solo por creer en esto.
Si Dios no nos hubiera salvado a través de los hilos azul, púrpura y escarlata, nunca seríamos capaces de entrar en el lugar santo. No importa cuán fuerte pueda ser nuestra fe, no podemos entrar. ¿Por qué? Porque si este fuera el caso, significaría que nuestra fe de la carne debe ser buena cada día para que seamos capaces de entrar. Si podemos entrar en el reino de Dios solo cuando nuestra fe es lo suficientemente buena cada día, ¿cómo nosotros, que tenemos una carne tan débil, podremos alguna vez hacer nuestra fe buena cada día y ser capaces de entrar? Cuando no hay forma de que nosotros recibamos la remisión de pecados por nosotros mismos y cuando no tenemos fe para darnos vuelta cada día siempre que pecamos, ¿cómo podemos hacer nuestra fe lo suficientemente buena como para entrar en el reino de Dios? Para empezar nuestros cuerpos tendrían que ser cuerpos santos que para nada pecan, o tendríamos que ayunar y ofrecer nuestras oraciones de arrepentimiento cada día, pero ¿el cuerpo de quién es siempre santo como para que pueda hacer esto?
Si Dios no nos hubiera salvado a través de los hilos azul, púrpura y escarlata, no habría nadie entre nosotros que fuera capaz de entrar al reino del cielo. Somos tan así, que nuestra fe puede ser buena en un momento y desaparecer en el siguiente momento. Cuando nuestra fe se convierte en buena, solo para desaparecer de nuevo repetidamente, nos confundimos ya sea que tengamos fe o no y terminamos perdiendo aún esta fe que teníamos al principio. Finalmente, nos volvemos más pecaminosos mucho tiempo después de haber creído en Jesús. Pero Jesús nos ha salvado perfectamente, los pecadores insuficientes, de acuerdo a su plan de salvación manifestado en los hilos azul, púrpura y carmesí, y en el lino fino torcido. Él nos ha dado la remisión de nuestros pecados.
Solo cuando tenemos esta evidencia nos podemos poner la lámina de oro puro, “santidad al Señor”, a nuestro turbante como el sumo sacerdote (Éxodo 28:36-38). Entonces podemos llevar a cabo nuestro sacerdocio. Aquellos que pueden testificar a la gente su “santidad al Señor” mientras le sirven a Él como sus sacerdotes son aquellos que tienen la evidencia en sus corazones de que han recibido la remisión del pecado a través del evangelio del agua y el Espíritu.
Una lámina de oro puro estaba adherida al turbante del sumo sacerdote, y lo que unía a esta lámina de oro también era un cordón azul. Entonces, ¿por qué dijo Dios que este turbante debería estar amarrado con un cordón azul? Lo que se necesitaba por nuestro Señor para salvarnos era el hilo azul y este hilo azul se refiere al bautismo que Jesús recibió para tomar todos nuestros pecados sobre Sí mismo. Si el Señor no hubiera borrado nuestros pecados tomándolos sobre Sí mismo en el Nuevo Testamento a través de su bautismo, la misma forma que la imposición de manos que el Antiguo Testamento, no podríamos recibir santidad de Jehová no importa lo bien que creamos en Jesús. Es por eso que la lámina de oro estaba amarrada al turbante con el cordón azul. Y cualquiera que vea al sumo sacerdote con la lámina de oro puro en la cual estaba grabada “santidad al Señor” le puede recordar a él / ella que deben ser santos ante Dios recibiendo la remisión de sus pecados. Y hace que la gente piense cómo pueden ser santos ante Dios.
Nosotros también debemos recordar cómo hemos llegado a ser justos. ¿Cómo nos hemos convertido en justos? Leamos Mateo 3:15: «Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó». Jesús nos ha salvado a todos de nuestros pecados siendo bautizado. Debido a que Jesús tomó nuestros pecados sobre Sí mismo con su bautismo, aquellos que creen en esto están sin pecado. Si Jesús no hubiera sido bautizado, ¿cómo podríamos atrevernos a decir que estamos sin pecado? ¿Recibiste la remisión de tus pecados solo por tu confesión de fe en la muerte de Jesús sobre la cruz con lágrimas sinceras en tus ojos? Existe mucha gente que tiene dificultad para entristecerse por la muerte de Jesús, algunos que no tienen ninguna relación, tratan de exprimirse lágrimas pensando en la muerte de sus abuelos, las dificultades que tenían cuando se sentían enfermos o las dificultades y sufrimientos de su propio pasado. Ya sea que finjas tus lágrimas o que verdaderamente te entristezcas por la crucifixión de Jesús, a pesar de esto tus pecados no pueden ser borrados de esta manera.
Como la lámina de oro puro con el grabado “santidad a Jehová” estaba atada por el cordón azul al turbante del sumo sacerdote, lo que borra nuestros pecados y nos hace santos es el bautismo de Jesús. Nuestros corazones recibieron la remisión del pecado debido a que Jesús tomó todos nuestros pecados sobre Sí mismo con su bautismo, ya que Jehová cargó todos nuestros pecados sobre Él y debido a que todos los pecados del mundo fueron pasados sobre Jesús con su bautismo. No importa cuán faltos de emoción puedan estar nuestros corazones y no importa cuán insuficientes podamos ser en nuestros actos, nos hemos convertido en justos y hemos sido salvados perfectamente por la Palabra del hilo azul escrita en la Biblia. Cuando vemos nuestra carne, no podemos ser dignificados, pero debido a que la fe de los hilos azul, púrpura y escarlata está en nuestros corazones –esto es, porque poseemos el evangelio perfecto del agua y el Espíritu que nos dice que Jesús tomó todos nuestros pecados sobre Sí mismo a través del bautismo y llevó nuestra condenación a la cruz- atrevidamente y sin temor podemos hablar del evangelio. Se debe a que tenemos el evangelio del agua y el Espíritu que podemos vivir por nuestra fe como justos y también predicar esta justa fe a la gente.
No podemos agradecer lo suficiente por la gracia de nuestro Señor. Ya que nuestra salvación no vino por casualidad, estamos mucho más agradecidos por ella. La salvación que recibimos no es trivial para que cualquiera pueda recibirla aún si él / ella no cree correctamente. Llamar el nombre del Señor al deseo propio de uno, diciendo, “Señor, Señor,” no significa que cualquiera que lo haga puede ser salvo. Debido a que tenemos en nuestros corazones la evidencia de que nuestros pecados han desaparecido a través del evangelio del agua y el Espíritu, de que el Señor nos ha salvado elaboradamente con los hilos azul, púrpura y carmesí, y el lino fino torcido, estamos muy agradecidos por esta salvación tan grande.
La Biblia nos dice que todos los que creen en Jesucristo el Hijo de Dios tienen el testimonio en su corazón (1 Juan 5:10). Si no hay testimonio en nuestro corazón, estaríamos convirtiendo a Dios en un mentiroso y así que todos debemos tener la evidencia conclusiva en nuestros corazones. Por lo tanto, no existe razón para saltar si alguna persona nos reta y nos demanda, “Dame prueba de que tú has sido salvado. Tú dices que cuando la gente recibe la remisión del pecado, recibe al Espíritu Santo como regalo y que existe una clara evidencia de salvación. Muéstrame esta evidencia.” Usted puede mostrar esta evidencia atrevidamente de la siguiente manera: “Yo tengo en mí el evangelio del agua y el Espíritu con el cual Jesús me ha salvado íntegramente. Debido a que he sido salvado perfectamente por él, yo no tengo pecado”.
Si ustedes no tienen la evidencia de su salvación en sus corazones, entonces no son salvos. No importa la pasión con la que la gente pueda creer en Jesús, esto por sí mismo no constituye su salvación. Esto es solo un amor no solicitado. Es un amor que no considera los sentimientos de la otra persona. Cuando alguien a quien no podemos amar tiene un corazón alborotado, espera algo de nosotros, siente amor, y nos mira como si él / ella estuviera muriendo de amor, esto no significa que nosotros también tengamos que amarlo de la misma manera. De igual forma, Dios no toma en sus brazos a aquellos que no han recibido la remisión de sus pecados solo porque sus corazones se duelen por él. Así es el amor no requerido de los pecadores por Dios.
Cuando amamos a Dios, debemos amarlo a Él creyendo en su Palabra de verdad. Nuestro amor por Él no es de un solo lado. Debemos decirle a Él nuestro amor y primeramente debemos descubrir si Él verdaderamente nos ama o no antes de amarlo. Si damos todo nuestro amor a la otra persona que en realidad no nos ama, todo lo que conseguimos es un corazón destrozado.
Nuestro Señor nos ha vestido en la gloria de la salvación de nuestros pecados para que no seamos condenados por ellos. Él nos ha permitido entrar al reino de Dios y vivir con Dios y Él nos ha dado el regalo que nos permite recibir la remisión del pecado a través de la gracia de Dios. La salvación de Dios ha traído a nosotros innumerables bendiciones espirituales del cielo. En otras palabras, solo esta salvación que Dios nos ha dado nos ha permitido recibir todas estas bendiciones de Él.
 

La salvación que el mismo Jesús nos ha traído A nosotros
 
Nuestro Señor nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y escarlata. Él nos ha dado salvación hecha de tres hilos diferentes. Esta salvación de los hilos azul, púrpura y escarlata no es otra que el regalo de la salvación dado por Dios. Es el regalo de salvación que nos permite entrar y vivir en el lugar Santo.
El evangelio del agua y el Espíritu nos ha convertido a ti y a mí en justos. Nos permitió venir a la iglesia de Dios y vivir una vida de pureza. Y el evangelio verdadero también nos capacita para alimentarnos de la Palabra espiritual de Dios y recibir su gracia. También nos ha permitido ir ante el trono de la gracia de Dios y orar, y así nos dado la fe con la cual podemos tomar la gracia abundante concedida por Dios como nuestra. Por nuestra salvación solamente, Dios ha hecho tales bendiciones nuestras. Es por eso que la salvación es tan preciosa.
Jesús nos dijo que construyéramos nuestra casa de fe sobre la roca (Mateo 7:24). Esta roca no es otra que nuestra salvación que viene a través del evangelio del agua y el Espíritu. Como tal, todos debemos vivir nuestras vidas de fe al ser salvados –convertirse en el justo al ser salvado, disfrutar la vida eterna al ser salvado y entrar al cielo al ser salvado.
Los tiempos finales de este mundo se nos están acercando. Por lo tanto, en esta era la gente tiene aún más razón para ser salva por la Palabra exacta. Existe alguna gente que dice que alguien puede ser salvo solo creyendo en Jesús ligeramente sin conocer la fe de los hilos azul, púrpura y escarlata, y que no hay necesidad de hablar acerca de la vida de fe, ya que es suficiente ser salvo de esta manera.
Sin embargo, la razón por la cual digo esto repetidamente se debe a que solo aquellos que han recibido la remisión del pecado en sus corazones pueden vivir sus vidas de fe aprobadas por Dios. Debido a que el corazón de cada santo que recibió la remisión del pecado es un templo santo en donde el Espíritu Santo habita, él / ella debe vivir su vida de fe de modo que no profanen esta santidad.
Cómo viven sus vidas los justos es una dimensión totalmente diferente de cómo viven los pecadores. Desde el punto de vista de Dios, cómo viven los pecadores está por debajo de sus estándares. sus vidas están llenas de hipocresía solamente. Tratan muy duro de vivir de acuerdo a la ley. Ellos ponen sus propios estándares de cómo deben caminar y cómo deben vivir sus vidas, como deben hablar y como deben reír.
Pero esto está muy alejado de la vida de fe que viven los justos. Dios les dice a los justos en detalle, “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y fuerza, y ama a tus vecinos como amas tu propio cuerpo.” Este es el modelo de vida que Dios ha dado a los justos. Es apropiado que nosotros los justos vivamos nuestras vidas amando a Dios con todo nuestro corazón, y siguiendo su voluntad con toda nuestra fuerza y voluntad personal. Para salvar a nuestros vecinos, debemos hacer innumerables inversiones en sus obras. Esta es la vida de los cristianos.
Si permanecemos en un nivel en donde pensamos que todo lo que importa es que nosotros mismos no pequemos, entonces no podremos seguir la vida fiel de los cristianos nacidos de nuevo. Antes de que naciera de nuevo, viví una vida de fe legalista en una denominación conservadora Presbiteriana y así que en lo que se refería a la vida de la ley, traté de guardarla toda. En la actualidad, ya no tienen esa tendencia, pero debido a que yo he seguido mi vida religiosa desde hace mucho tiempo, he sido apto para guardar la ley en mi vida cotidiana. Era tan obediente a la ley que nunca trabajaba en el día del Señor, como manda la ley que el Sabbath debe ser recordado y guardado en santidad, llegué hasta el punto que no me subía a un auto los domingos. Si fuera a exigirte que vivieras como yo viví, no habría virtualmente nadie que pudiera vivir tal vida legalista. Así era de legalista mi vida antes de nacer de nuevo. Sin embrago, no importa cuán piadosamente yo haya pasado mis días religiosos, nada tenía que ver con la voluntad de Dios y no tenía ningún caso.
Lectores, ¿tienen la fe de los hilos azul, púrpura y escarlata? Porque la salvación de Jesús está contenida en estos tres hilos, podemos entrar en el lugar santo por nuestra fe. Nuestra salvación se cumplió hace más de 2,000 años. Jesucristo, aún antes de que le llegáramos a conocer, ya había tomado todos nuestros pecados sobre Sí mismo siendo bautizado y llevó la condenación de nuestros pecados muriendo en la cruz.
 

La Salvación del pecado está en Jesucristo
 
Cuando aquellos que no han nacido de nuevo entran al tabernáculo, no lo hacen a través de su puerta, sino que se saltan la cerca ilegalmente. Dicen, “¿Por qué es el lino fino de la cerca tan blanco? Es una carga. Debieron haberlo pintado con rojo y azul. Es lo que está de moda en la actualidad. ¡Pero esta cerca es demasiado blanca! Sobresale demasiado. ¿Y por qué es tan alta? Mide más de 2.25 m Yo no alcanzo ni los 2 m; ¿cómo se supone que voy a entrar cuando la cerca es tan alta? ¡Bueno, la pudo alcanzar subiendo una escalera!”.
Tal gente está tratando de entrar con sus buenas obras. Se suben la cerca del atrio del tabernáculo con sus ofrendas, sus obras de caridad y su paciencia, y saltan la cerca, diciendo, “Seguramente puedo saltar 2.25 m de cualquier forma”. Así que, habiendo entrado al atrio del tabernáculo, miran atrás y ven el altar del holocausto. Quitan sus ojos del altar y los dirigen hacia el lugar santo, y la primera cosa que ven es la fuente de bronce frente a él.
La altura de las columnas de la cerca del atrio del tabernáculo es de 2.25 m, pero la altura de las columnas y la cortina de la puerta del lugar santo en donde habita Dios son de 4.5 m. La gente puede entrar en el atrio del tabernáculo por su voluntad si tienen suficiente determinación. Pero aún si saltan los 2.25 m de altura de la cerca y entran en el atrio del tabernáculo, cuando tratan de entrar donde habita Dios, se encontrarán las columnas de 4.5 m de altura y la cortina de la puerta del lugar santo. La gente puede saltar los 2.25 m con su propio esfuerzo. Pero no pueden saltar los 4.5 m puestos por Dios. Este es su límite.
Esto significa que cuando creemos en Jesús por primera vez, podemos creer meramente como si fuera una religión. También, alguna gente puede creer en Jesús como su Salvador por su propia voluntad y creer que el Salvador es uno de los cuatro grandes sabios. Sin importar como crea la gente, ellos pueden tener su propia fe de cualquier forma que ellos elijan, pero no pueden nacer de nuevo verdaderamente con tal fe.
Para realmente nacer de nuevo, deben pasar a través de la puerta de los hilos azul, púrpura y escarlata por su fe. Nacemos de nuevo ante Dios creyendo que Jesús es nuestro Salvador y la puerta de la verdad, y que Él nos ha salvado a través del agua, la sangre y el Espíritu. La fe que cree en las obras de Jesús manifestadas en los tres hilos no es otra cosa que la fe en el agua, la sangre y el Espíritu. La gente es libre de creer en algo más, pero no existe absolutamente ninguna prueba positiva de que puedan ser salvos y grandemente bendecidos creyendo así. Solo con nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu podemos recibir la aprobación de Dios y la gran gracia y bendiciones de la salvación de Dios. El objetivo de esta fe en el evangelio del agua y el Espíritu es la de vestirnos con la gracia de Dios.
¿Consideras al tabernáculo meramente como un atrio con forma rectangular, con una casa construida en el? Esto no puede traer ningún beneficio a tu fe. El tabernáculo nos está diciendo acerca de la fe completa y debemos saber exactamente cuál es esta fe.
El no conocer bien el tabernáculo, tú podrías pensar que la altura del mismo es más o menos igual que la altura de la cerca, 2.25 m. Pero este no es el caso. Aún si nosotros no fuéramos a entrar en el atrio sino solo mirar al tabernáculo desde fuera de la cerca, podríamos ser capaces de ver que el tabernáculo es dos veces más alto que la cerca. Aunque no seremos capaces de ver la base del tabernáculo, aun así podríamos ver la puerta claramente, diciéndonos que el tabernáculo es más alto que la cerca del atrio.
Aquellos que han recibido la remisión de sus pecados creyendo en Jesús y que por lo tanto entraron por la puerta del atrio del tabernáculo deben confirmar su fe correcta en el altar de la ofrenda quemada y el lavamanos, y entonces entrar al lugar santo. Para entrar al lugar santo, debe haber auto negación sin falta. Los utensilios dentro del lugar santo deben ser distinguidos de todos los utensilios encontrados afuera del lugar santo.
¿Sabes lo que Satanás odia más? Él aborrece que la línea que limita la parte interna y la parte externa del lugar santo esté colocada. Debido a que Dios trabaja entre aquellos que dividen la parte interna y la parte externa del lugar santo, Satanás odia que tal línea esté dibujada y trata de evitar que la gente se acerque a esta línea. Pero recuerda esto: Dios claramente trabaja a través de aquellos que ponen esta línea de fe. Dios se agrada con la gente que pone esta línea divisoria, y Él concede sus bendiciones sobre ellos para que puedan vivir dentro del lugar santo con su resplandeciente fe.
Cree que todos los utensilios en la parte exterior del atrio del tabernáculo y todos los materiales usados para ellos han sido preparados y arreglados con anterioridad por Dios para que la gente pueda recibir la remisión de sus pecados. Y cuando entras en el lugar santo creyendo esto, Dios te concederá mayor gracia y bendiciones.
 

El Propiciatorio es el lugar en donde la Gracia de la Salvación es recibida
 
El Arca del Testimonio
En el lugar santísimo, dos querubines con sus alas abiertas miran hacia abajo sobre la tapa que cubría el arca del testimonio. El espacio entre los dos querubines es llamado el propiciatorio. El propiciatorio es donde Dios concede su gracia sobre nosotros. La cubierta del arca del testimonio estaba manchada con sangre, ya que el sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio dado por el pueblo de Israel sobre este asiento de la misericordia y concedía esta misericordia sobre el pueblo de Israel. A aquellos que creen en esto, las bendiciones, protección y guía de Dios comienzan. A partir de ahí, ellos se convierten en el verdadero pueblo de Dios y son elegibles para entrar en el lugar santo.
Entre los muchos cristianos de este mundo, existen algunos cuya fe les ha permitido entrar en el lugar santo, mientras que otros no tienen tal fe con la cual puedan entrar al lugar santo. ¿Qué clase de fe tienes? Necesitamos la fe que pueda marcar una clara línea de salvación y entrar al lugar santo de Dios, ya que solo haciendo esto podemos ser grandemente bendecidos por Dios.
Pero no es fácil tener esta clase de fe. Debido a que Satanás odia cuando la gente pone la clara línea de salvación, constantemente él intenta borrar esta línea. “Tú no tienes que creer de esa manera. Nadie más cree de esa manera, así que ¿por qué le das tanta importancia y continúas repitiéndotelo a ti mismo? Tómalo con calma, fluye con la corriente”. Diciendo tales cosas, Satanás trata de oscurecer esta clara línea de salvación. También, Satanás revela nuestras debilidades de la carne y trata de convertirlas en problemas. ¿Serás de aquellos que escuchan las palabras engañosas de Satanás tratando de separarte de Dios? O ¿vivirás tu vida recordándote a ti mismo de tu salvación diariamente, uniéndote con la iglesia, siguiendo la Palabra de Dios, llevando una vida de oración y recibiendo la gracia de Dios concedida sobre ti?
En realidad, aquellos que han recibido la remisión del pecado les gusta recordarse a sí mismos de su salvación. Les gusta meditar en el evangelio del agua y el Espíritu una y otra vez. El meditar en el evangelio es bueno y esencial para ti. ¿Acaso no eres así? “Auch, ¿no es la misma historia de nuevo, cuando ya hemos sido salvados? El material de la historia y la trama pueden ser diferentes, pero es la misma historia. ¡Ya me estoy cansando de ella!”.
¿Existe alguien que pueda estar diciendo esto? Me daría pena si fuera a decir la misma historia personal cada día, pero cuando la Biblia nos dice que debemos rumiar en nuestra salvación cada día, ¿qué puedo hacer? Cuando ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento nos hablan del evangelio del agua y el Espíritu, lo que es perverso ante Dios es en realidad predicar algo diferente a esto. Toda la Palabra de la Biblia habla del evangelio del agua y el Espíritu. “Salvación, vida de fe, vida espiritual, lucha en contra de Satanás, cielo, gloria, gracia, bendición, resurrección, vida eterna, esperanza y el Espíritu Santo” –todos estos conceptos claves de los santos están relacionados con este evangelio verdadero. El hablar de algo más que esto no es otra cosa que herejía y falsas enseñanzas. Lo que se ve parecido, pero es diferente en sustancia no es otra cosa más que las falsas enseñanzas. Evangelios que se ven igual en el exterior pero que son diferentes en su interior del evangelio del agua y el Espíritu son los seudo-evangelios de las falsas religiones.
¿Cuán maravilloso es que la Iglesia de Dios anuncie la Palabra de Dios cada día, y no las palabras engañosas de las falsas religiones? Es una bendición el que estemos unidos a la iglesia de Dios, escuchar y creer en la Palabra de Dios pura. Al estar siempre predicando el evangelio del agua y el Espíritu, la iglesia de Dios les permite a los santos pensar en la gracia de Dios cada día, orar a él y reverenciarlo, y vivir una vida que no va tras la maldad. ¿Acaso no estás feliz de haber escuchado una vez más y creer en la Palabra de verdad que te permite recibir la remisión del pecado? Yo también estoy muy feliz.
Si yo fuera influenciado a predicar algo más que no fuera el evangelio del agua y el Espíritu, sufriría grandemente. Si fuera influenciado a esparcir, no la Palabra de Dios, sino alguna otra enseñanza creada por hombres, desearía escaparme. Desde luego no es así ya que yo no tengo otra cosa de que hablar. Existen muchos temas humanísticos que puedo emplear, pero todos estos son innecesarios y son meramente enseñanzas de levadura corrupta para todos aquellos que hemos nacido de nuevo.
Solo este evangelio del agua y el Espíritu a través de la cual Jesús, Dios mismo, nos ha salvado y es la preciosa Palabra de Dios que da su dulzura aún mientras rumiamos sobre ella una y otra vez. Existen muchas historias que podría decirte, pero me gusta cuando estoy hablando del evangelio del agua y el Espíritu que nos salva. Es entonces cuando más me regocijo. Es cuando más feliz soy cuando estoy hablando de esta salvación, ya que es entonces cuando puedo gozarme con viejas historias, recordarme a mi mismo de cómo el Señor me ha salvado, darle las gracias una vez más y alimentarme de nuevo con el pan de la salvación.
Estoy seguro que tú también disfrutas más cuando escuchas esta Palabra de Salvación. Tal vez te quejes de que es la misma historia cada día, pero en lo profundo, piensas, “Ahora que lo escuché de nuevo es aún mejor. Al principio, no era tan maravilloso, pero cuando continúo escuchándolo, puedo ver que no hay otra historia que valga tanto la pena de escuchar como esta. Yo pensé que la historia de hoy pueda ser de alguna manera especial, pero la conclusión me dice que era la misma historia de nuevo, pero aún así estoy feliz”.
Hermanos y hermanas, lo que estoy predicando aquí es la Palabra de Jesús. Los predicadores deben predicar la Palabra de Jesús. Predicar lo que Jesús ha hecho por nosotros y esparcir la verdad del agua y el Espíritu a través de la Palabra escrita y no es otra cosa que lo que se supone debe hacer la iglesia de Dios. Ahora estamos viviendo nuestras vidas de fe en la iglesia. Entrar en el lugar santo, iluminados bajo el candelero de oro con sus siete brazos hechas de un talento de oro labrado a martillo, comer pan en la casa de oro puro, orar en el altar del incienso, ir al templo de Dios, adorándolo a Él y viviendo en esta casa de oro –ninguna otra cosa más que esta es nuestra vida de fe.
Tú y yo ahora estamos viviendo vidas de fe guiadas por Dios. Recibiendo la remisión de pecados y el vivir vidas de fe dentro de la Casa de oro de Dios es de lo que se trata. «Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16). Con nuestra fe en los hilos azul, púrpura y carmesí, y en el lino fino torcido manifestado en el tabernáculo, nuestras almas están viviendo en la casa de Dios resplandeciente de oro.
Yo doy gracias a Dios siempre por salvarnos de todos nuestros pecados y condenación. ¡Aleluya!