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Tema 3: El Evangelio del agua y del Espiritu

[3-2] El Bautismo de Jesús y la Expiación de los Pecados (Mateo 3:13-17)

El Bautismo de Jesús y la Expiación de los Pecados
(Mateo 3:13-17)
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
 
 
¿Hay Alguien que Todavía Sufre por el Pecado?
 
¿Terminó nuestra atadura al pecado?
Sí.
 
Nuestro Señor Dios ha cortado los grilletes del pecado para todas las personas. Todos los que trabajan bajo el pecado son esclavos. Él eliminó todos nuestros pecados. ¿Hay alguien que todavía sufre por el pecado?
Tenemos que entender que nuestra guerra contra el pecado ha terminado. Nunca más sufriremos por el pecado. Nuestra atadura al pecado terminó cuando Jesús nos redimió; todos los pecados terminaron entonces y allí. Todos nuestros pecados han sido expiados por Su Hijo. Dios pagó por todos nuestros pecados a través de Jesús, quien nos liberó para siempre.
¿Sabe cuánto sufre la gente por sus pecados? Comenzó desde la época de Adán y Eva. La humanidad sufre por los pecados heredados de Adán.
Pero nuestro Dios hizo un pacto que está escrito en Génesis 3:15, y el pacto era que Él libraría a todos los pecadores. Dijo que los humanos serían redimidos de sus pecados mediante el sacrificio de Jesucristo por el agua y el Espíritu. Y cuando llegó el momento, envió a nuestro Salvador Jesús a vivir entre nosotros.
También prometió enviar a Juan el Bautista antes que Jesús y cumplió su promesa.
En Marcos 1:1-8: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.”
 
 

Juan el Bautista, Testigo y Precursor del Evangelio 

 
¿Quién es Juan el Bautista?
El último Sumo Sacerdote y representante de toda la humanidad
 
Los que creen en Jesús han sido bautizados. Bautismo significa: ‘ser lavado, ser enterrado, ser sumergido, pasar a.’ Cuando Jesús fue bautizado, se cumplió la justicia de Dios. ‘Justicia’ es ‘Δικαίωση (dikaiosune)’ en griego, que significa ‘ser justo,’ y también significa ‘lo más apropiado,’ ‘lo más adecuado.’
Para Jesús ser bautizado fue convertirse en el Salvador de la manera más adecuada y apropiada. Por lo tanto, los que creen en Jesús reciben el don de la redención de Dios al creer en Su Bautismo y en la Cruz, el agua y el Espíritu.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista es el último sumo sacerdote del Antiguo Testamento. Veamos Mateo 11:10-11. La Escritura dice que Juan el Bautista es el representante de la humanidad. Y como sumo sacerdote en la era del Nuevo Testamento, pasó todos los pecados del mundo a Jesús; ministrando así el sumo sacerdocio del Antiguo Testamento.
Jesús había testificado a Juan mismo. Él dijo, en Mateo 11:13-14: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.” Por lo tanto, Juan el Bautista, que bautizó a Jesús, era descendiente del sumo sacerdote Aarón y del último sumo sacerdote. La Biblia también testificó que Juan era descendiente de Aarón en el Antiguo Testamento (Lucas 1:5, 1 Crónicas 24:10).
Entonces, ¿por qué vivió Juan solo en el desierto, vestido con telas hechas de pelo de camello? Para asumir el sumo sacerdocio. Y como representante de la humanidad, Juan el Bautista no podía vivir entre la gente. Así que gritó a la gente “¡Arrepentíos, generación de víboras!” y los bautizó para obtener el fruto del arrepentimiento, que devolvía a la gente a Jesús, quien les quitaría todos sus pecados. Juan el Bautista pasó los pecados del mundo a Jesús para nuestra salvación.
 
 
Dos Clases de Bautismo
 
¿Por qué Juan el Bautista bautizó a la gente?
Es para llevar a las personas a arrepentirse de todos sus pecados y a creer en el bautismo de Jesús para salvación
 
Juan el Bautista bautizó a la gente y luego bautizó a Jesús. El primero fue ‘el bautismo de arrepentimiento’ que llamaba a los pecadores a regresar a Dios. Muchas personas que escucharon las palabras de Dios a través de Juan abandonaron sus ídolos y regresaron a Dios.
El Segundo bautismo fue el bautismo de Jesús, el bautismo que pasó todos los pecados del mundo a Jesús. Juan el Bautista bautizó a Jesús para cumplir la justicia de Dios. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para salvar a todas las personas de sus pecados (Mateo 3:15).
¿Por qué Juan tuvo que bautizar a Jesús? Con el fin de borrar los pecados del mundo, Dios tuvo que dejar que Juan pasara todo el pecado a Jesús para que las personas que creyeran en Jesús pudieran salvarse.
Juan el Bautista fue el siervo de Dios cuya obra era ayudar a toda la humanidad a ser lavada de sus pecados y fue el representante de la humanidad que testificó del evangelio de la redención. Por lo tanto, Juan tuvo que vivir solo en el desierto. En tiempos de Juan el Bautista, el pueblo de Israel estaba todo corrupto y podrido hasta la médula.
Así lo había dicho Dios en el Antiguo Testamento, Malaquías 4:5-6, “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”
A los ojos de Dios, todo el pueblo de Israel que adoraba a Jehová era corrupto. Nadie era justo delante de Él. Los líderes religiosos del templo, por ejemplo, los sacerdotes, los intérpretes de la ley y los escribas, estaban especialmente podridos hasta la médula. Israel y los sacerdotes no ofrecieron sacrificios según la ley de Dios. 
Los sacerdotes habían abandonado la imposición de manos y el ritual de la ofrenda de sangre que Dios les había enseñado para la expiación de sus pecados. Está registrado que los sacerdotes en los días de Malaquías habían abandonado el sacrificio, la imposición de manos y la ofrenda de sangre en el ritual.
Por tanto, Juan el Bautista no pudo quedarse con ellos. Así que Juan el Bautista salió al desierto y gritó. ¿Que dijo el?
Está escrito en Marcos 1:2-3, en las palabras del profeta Isaías: “He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.”
La voz en el desierto clamó a la gente para que recibieran el bautismo de arrepentimiento. ¿De qué es el ‘bautismo de arrepentimiento’ del que habla la Biblia? Es el bautismo por el que clamó Juan el Bautista; el bautismo que llama a la gente a volver a Jesús para que crean en Jesús, quien quitará todos sus pecados y será salvo. El bautismo de arrepentimiento debía conducirlos a la salvación.
“Arrepiéntanse y sean bautizados, y Jesús será bautizado de la misma manera para quitar todos sus pecados.” El clamor de Juan el Bautista fue que Jesús quitaría todos los pecados del mundo y sería juzgado en la Cruz para salvar a todas las personas para que pudieran regresar a Dios.
“Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1:8). ‘Bautizará con Espíritu Santo’ significa lavar todos vuestros pecados. Bautizar significa ‘lavar.’ El bautismo de Jesús en el Jordán nos dice que el Hijo de Dios fue así bautizado y quitó todos nuestros pecados para salvarnos.
Por lo tanto debemos volvernos del pecado y creer en Él. Él es el Cordero que quita los pecados de todas las personas. Y este es el evangelio de la redención del cual testificó Juan el Bautista.
 
 
La Tarea del Sumo Sacerdote para la Expiación de los Pecados 
 
¿Quién preparó el camino de la salvación?
Juan el Bautista
 
El Profeta Isaías había profetizado: “Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isaías 40:2).
Jesucristo quitó los pecados de ti y de mí, y de todos sin excepción; el pecado original, los pecados presentes e incluso los futuros fueron lavados a través de Su Bautismo. Él nos redimió a todos. Todos debemos saber sobre la redención.
Para ser salvados de todos nuestros pecados, debemos creer en el evangelio que afirma que Juan el Bautista pasó todos los pecados a Jesús por medio del bautismo. 
No debemos malinterpretar, pensando, “Puesto que Dios es amor, podemos entrar en el reino de los cielos sólo creyendo en Jesús aunque tengamos pecado en nuestros corazones.”
Para ser redimidos de todos nuestros pecados, tenemos que creer en Su bautismo, a través del cual Juan el Bautista pasó todos los pecados del mundo a Jesús. Es por ‘el agua’ que Juan el Bautista pasó todos los pecados de la humanidad a Jesús.
Lo primero que hizo Dios para salvarnos fue enviar a Juan a este mundo. El mensajero de Dios, Juan el Bautista, fue enviado como embajador del Rey, quien pasó todos los pecados del mundo a Jesús a través del bautismo. Ministró el sumo sacerdocio de toda la humanidad.
Dios nos dijo que nos envió a su mensajero Juan el Bautista. “Yo envío mi mensajero delante de tu faz.” Delante de tu faz significa delante de Jesús. ¿Cuál fue la razón por la que envió a Juan delante de Jesús? Fue para pasar todos los pecados del mundo a Jesús, el Hijo de Dios, a través del bautismo. “Él preparará tu camino delante de ti.” Esto es lo que Él quiso decir.
¿Quién es el que preparó el camino para que pudiéramos ser redimidos e ir al cielo? Juan el Bautista. ‘Tu’ significa Jesús y ‘Mi’ significa Dios mismo. Por lo tanto, cuando Él dijo: “Yo envío Mi mensajero delante de Tu faz, el cual preparará Tu camino delante de Ti,” ¿qué significa?
¿Quién ha de preparar nuestro camino para que podamos ir al cielo? Juan el Bautista pasó todos nuestros pecados a Jesús para que creyéramos que Jesús lavó todos nuestros pecados por nosotros; su tarea era pasar los pecados bautizando a Jesucristo. Fueron Jesús y Juan quienes hicieron posible que creyéramos en la verdad y seamos redimidos.
¿De qué depende nuestra salvación? Depende de si creemos en las obras de Jesús, el Hijo de Dios, y del hecho de que el mensajero de Dios le había pasado todos los pecados del mundo. Todos deberíamos conocer el evangelio de la redención de los pecados. Dios Padre envió por delante a Su mensajero, el que bautizaría a Su Hijo, y lo hizo representante de la humanidad. Así completó la obra de redención por nosotros.
Dios envió a Su siervo Juan el Bautista a bautizar a Su Hijo, para que Juan el Bautista pudiera preparar el camino de la salvación para aquellos que creían en Su Hijo. Esa es la razón del bautismo de Jesús. El bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista fue la redención a través del cual todos los pecados de la humanidad fueron pasados a Jesús para que todas las personas pudieran creer en Jesús e ir al cielo.
Incluso los pecados futuros de la humanidad fueron pasados a Jesús a través de Su bautismo. Jesús y Juan el Bautista juntos nos prepararon el camino al cielo. De esta manera, Dios reveló el secreto de la redención a través de Juan el Bautista.
Como representante de cada uno de nosotros, Juan el Bautista bautizó a Jesús para que creamos en nuestra redención e vayamos al cielo. Le pasó todos los pecados a Jesús a través del bautismo. Estas son las gozosas noticias de la redención, el evangelio.
 
 
¿Por Qué Nació Juan el Bautista?
 
¿A través de quién podemos creer en Jesús?
Juan el Bautista 
 
En Malaquías 3:1 está escrito: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” Tienes que leer la Biblia con atención. ¿Por qué envió Dios a su mensajero antes que Jesús? ¿Por qué nació Juan el Bautista 6 meses antes que Jesús?
Tenemos que entender de qué se trata la Biblia. Hay una sección en el Antiguo Testamento sobre el ministerio del sumo sacerdote Aarón. Aarón era el hermano mayor de Moisés. Él y sus hijos fueron ungidos sacerdotes por Dios. Los otros Levitas trabajaron debajo de ellos, llevándoles utensilios variados, mezclando la masa para el pan y demás, mientras los hijos de Aarón ofrecían el sacrificio dentro del tabernáculo santo.
Así que los hijos de Aarón fueron ungidos para compartir la misma cantidad de trabajo entre ellos, pero en el Día de la Expiación, el décimo día del séptimo mes, el sumo sacerdote solo ofrecía el sacrificio de expiación por su pueblo.
En Lucas 1:5 hay una historia sobre el linaje de Juan el Bautista. Tenemos que entender correctamente acerca de este mensajero de Dios para entender correctamente a Jesús. Tendemos a pensar mucho en Jesús, pero ignoramos mucho en Juan el Bautista, quien vino antes que Él. Me gustaría ayudarte a entender.
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.” (Marcos 1:1-2) El evangelio del cielo siempre comienza con Juan el Bautista.
Cuando entendemos bien acerca de Juan el Bautista, podemos entender y creer claramente en el evangelio de la redención de Jesús. Es similar a escuchar a los embajadores que hemos enviado por todo el mundo para comprender la situación de todas las naciones. Cuando conocemos acerca de Juan el Bautista, podemos entender muy bien la redención de Dios.
Qué lástima, sin embargo, que tantos cristianos hoy en día no vean la importancia de Juan. Dios no envió a Juan el Bautista porque estuviera aburrido y no tuviera nada más que hacer. Los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento hablan de Juan el Bautista antes de hablar de la redención de Jesús.
Pero los evangelistas de hoy lo ignoran por completo y le dicen a la gente que simplemente creer en Jesús es suficiente para ser salvo. De hecho, están llevando a las personas a vivir como pecadores toda su vida y terminar en el infierno. Si simplemente crees en Jesús sin comprender el papel de Juan el Bautista, el Cristianismo se convierte en una religión más para ti. ¿Cómo puedes ser redimido de tus pecados si no conoces la verdad? Es imposible.
El evangelio de la redención no es ni tan sencillo ni tan fácil. Mucha gente piensa que la redención reside en nuestra fe en la Cruz porque Jesús murió en la Cruz por nosotros. Pero si sólo crees en la crucifixión sin conocer la verdad de pasar los pecados, ninguna fe te llevará a la redención completa.
Por lo tanto, Dios envió a Juan el Bautista para que el mundo supiera cómo se llevaría a cabo la redención y cómo Jesús quitaría los pecados del mundo. Sólo si conocemos la verdad entenderemos que Jesús es el Hijo de Dios que tomó sobre sí todos nuestros pecados.
Juan el Bautista nos habla de la verdad de la redención. Nos cuenta cómo llegó a testificar de la divinidad de Jesús y cómo la gente no lo recibiría cuando la Luz descendió a este mundo. También testificó en Juan 1 que fue él quien preparó el evangelio de la redención al bautizar a Jesucristo.
Si no tuviéramos el testimonio de Juan el Bautista acerca de la redención, ¿cómo podríamos creer en Jesús? Nunca hemos visto a Jesús, y cuando venimos de diferentes culturas y religiones, ¿cómo es posible creer en Jehová?
Habiendo religiones tan diversas en todo el mundo, ¿cómo podríamos conocer a Jesucristo? ¿Cómo podríamos saber que Jesús era en realidad el Hijo de Dios que nos redimió tomando sobre sí todos los pecados del mundo?
Por lo tanto tenemos que mirar el Antiguo Testamento para encontrar desde el principio las palabras de redención y llegar a saber que Jesús es nuestro Salvador. Tenemos que obtener el conocimiento correcto para creer correctamente. No hay nada que podamos hacer sin un conocimiento verdadero. Para creer en Jesús y ser salvos, tenemos que conocer el evangelio de la redención del que testificó Juan el Bautista y su papel en él. Para tener fe completa en Cristo, debemos conocer la verdad acerca de la redención.
Por lo tanto, como dijo Jesús: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32), tenemos que conocer la verdad de la redención en Jesús.
 
 
Las Pruebas en la Biblia
 
¿De qué punto parten los cuatro Evangelios?
Desde el advenimiento de Juan el Bautista
 
Sigamos adelante y exploremos todas las pruebas de la redención en la Biblia. Descubramos qué dicen los cuatro Evangelios sobre Juan el Bautista, quién era, por qué fue llamado ‘el representante de la humanidad’ o ‘el último sumo sacerdote,’ cómo todos los pecados del mundo pasaron a Jesús a través de él, y si Jesús quitó todos los pecados sobre sí mismo o no.
Los cuatro Evangelios comienzan con Juan el Bautista. Juan 1:6 nos dice el factor más importante del evangelio. Nos dice quién realizó la tarea de pasar todos los pecados del mundo a Jesús. “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él” (Juan 1:6-7). 
Dice: ‘todos creyesen por él.’ Y que él debía ‘para que diese testimonio de la luz.’ La Luz es Jesucristo. Significa que Juan debía dar testimonio de Jesús para que todos creyeran por él. Ahora, echemos un vistazo más de cerca a Mateo.
En Mateo 3:13-17, “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
 
¿Por qué tenemos que entender el linaje de Juan?
Porque la Biblia nos dice que Juan es el sumo sacerdote de toda la humanidad.
 
Juan el Bautista bautizó a Jesús. Fue Juan el Bautista quien entregó todos los pecados del mundo a Jesucristo. En Lucas 1, Lucas habla sobre el linaje de Juan el Bautista. Echemos un vistazo.
En Lucas 1:1-14, “Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento.”
Lucas nos cuenta en detalle el linaje de Juan. Lucas, discípulo de Jesús, explica el linaje de Juan desde el principio. Lucas le había enseñado el evangelio a un hombre llamado Teófilo, que era de una cultura diferente y no sabía acerca del Señor.
Entonces, para enseñarle acerca de Jesús, el Salvador de los pecadores, Lucas pensó que necesitaba explicarle en detalle el linaje de Juan el Bautista.
En Lucas 1:5-9, él narra, “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio,”
Aquí ocurrió un incidente mientras Zacarías servía a Dios según la costumbre del sacerdocio. Lucas testificó claramente que Zacarías era descendiente de Aarón. Entonces ¿a qué división pertenecía Zacarías? Este es un punto muy importante.
Explicó: “Ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,” podemos ver que Lucas conocía tan bien acerca de Zacarías que explicó el evangelio de la redención a través de Zacarías e Elisabet.
Como también somos gentiles de diferentes razas, no podemos entender la Salvación de Jesús si no se explica detalladamente, paso a paso. Averigüemos cuáles son los detalles. Juan el Bautista nació de Zacarías y su esposa Elisabet, que era una de las hijas de Aarón. Ahora, examinemos el linaje de Zacarías y Juan.
 
 
El Linaje de Juan el Bautista 
 
¿De quién era descendiente Juan el Bautista?
Aarón, el sumo sacerdote
 
Para entender el linaje de Juan el Bautista, tenemos que leer el Antiguo Testamento, 1 Crónicas 24:1-19.
“También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Mas como Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio. Y de los hijos de Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho. Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios. Y el escriba Semaías hijo de Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante de Sadoc el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por suerte una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar. La primera suerte tocó a Joiarib, la segunda a Jedaías, la tercera a Harim, la cuarta a Seorim, la quinta a Malquías, la sexta a Mijamín, la séptima a Cos, la octava a Abías, la novena a Jesúa, la décima a Secanías, la undécima a Eliasib, la duodécima a Jaquim, la decimatercera a Hupa, la decimacuarta a Jesebeab, la decimaquinta a Bilga, la decimasexta a Imer, la decimaséptima a Hezir, la decimaoctava a Afses, la decimanovena a Petaías, la vigésima a Hezequiel, la vigesimaprimera a Jaquín, la vigesimasegunda a Gamul, la vigesimatercera a Delaía, la vigesimacuarta a Maazías. Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el Dios de Israel.”
Leamos nuevamente el versículo 10. “La séptima a Cos, la octava a Abías,” Aquí, David asignó suertes a cada uno de los hijos de Aarón para que el sacrificio se ofreciera en orden. (Como todos saben, Aarón era el hermano mayor de Moisés. Dios ordenó a Moisés como Su agente, y a Aarón como sumo sacerdote del Santo Tabernáculo ante el pueblo de Israel.)
Todos los demás Levitas fueron puestos bajo el mando de los sacerdotes y Aarón y sus hijos se hicieron cargo de todos los sacrificios delante de Dios. Antes de que David asignara suertes, los sacerdotes, los descendientes de Aarón, tenían que echar suertes cada vez y eso había causado mucha confusión.
Por lo tanto David organizó el sistema poniendo en orden cada división. Había 24 divisiones en un orden que se originaba en los nietos de Aarón, y la octava era Abías. Y se dice: “Un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías.” Así que Zacarías era un sacerdote de la división de Abías, y ambos eran descendientes de Aarón el sumo sacerdote.
Era Zacarías, sacerdote de la división de Abías, quien era el padre de Juan el Bautista. Sabemos por la Biblia que solían casarse dentro de sus familias.
Como sabes, Jacob se casó con la hija de su tío materno. Es esta explicación del linaje la que tiene profunda importancia. Dice: “Un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías.”
Por lo tanto, era sin duda descendiente de Aarón. ¿Quién? Zacarías, el padre de Juan el Bautista. Este es un factor importante para explicar la redención de Jesús, el ministerio de Juan el Bautista, y el pasar de los pecados del mundo a Jesús.
 
 
Sólo los Hijos de Aarón Ministrarán como Sacerdotes 
 
¿Quién podía ministrar como sumo sacerdote en la época del Antiguo Testamento?
Aarón y sus descendientes
 
Entonces, ¿en qué parte de la Biblia se especifica que los hijos de Aarón deberían ministrar como sacerdotes? Vamos a buscarlo.
En Números 20:22-29, “Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor. Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla. Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor, y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación. Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas las familias de Israel.”
En Éxodo, se registra la ley de Dios, que dice que los hijos del sumo sacerdote deberían asumir el sumo sacerdocio, como lo hicieron sus padres cuando alcanzaron la mayoría de edad.
En Éxodo 28:1-5, “Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura. Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote. Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Tomarán oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido.”
Dios claramente asignó a Aarón, el hermano de Moisés, al sacerdocio. El sacerdocio no estaba abierto a ningún otro hombre. Por lo tanto, Dios ordenó a Moisés que consagrara a Aarón como sumo sacerdote y que le hiciera la vestimenta adecuada tal como Él lo había definido. Nunca debemos olvidar las palabras de Dios.
También en Éxodo 29:1-9, “Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes: Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin defecto; y panes sin levadura, y tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite; las harás de flor de harina de trigo. Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro y los dos carneros. Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás. Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas. Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.”
Cíñelos con fajas, a Aarón y a sus hijos, y ponles los sombreros. El sacerdocio será de ellos por estatuto perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. Dios especificó que sólo Aarón y sus hijos debían ser consagrados para ministrar el sacerdocio perpetuamente. Cuando dijo específicamente “por derecho perpetuo,” se mantuvo cierto incluso después de que Jesús vino a este mundo.
Por eso Lucas explica en profundidad que Zacarías era descendiente del sumo sacerdote Aarón. Cuando Zacarías servía como sacerdote delante de Dios en el templo del Señor, se le apareció un ángel y le dijo que su oración había sido escuchada; y que su esposa Elisabet le daría un hijo.
Zacarías no podía creerlo y dijo: “Mi esposa es muy avanzada en años, ¿cómo podría tener un hijo?” Debido a su duda, Dios lo hizo mudo por un rato para mostrar que Sus palabras eran ciertas.
A su debido tiempo, su esposa quedó embarazada y al cabo de un tiempo, María, virgen, también quedó embarazada. Ambos incidentes fueron las obras preparatorias de Dios para nuestra salvación. Para salvar a la humanidad corrupta, Tuvo que enviar a Su siervo Juan y hacer que Su Hijo unigénito Jesús naciera en este mundo.
Por lo tanto, Dios hizo que Su Hijo fuera bautizado por Juan para pasar todos los pecados del mundo y que aquellos que creyeran en Él fueran salvos. 
 
 
¡La Providencia Especial de Dios!
 
¿A quién preparó Dios antes que a Jesús para la obra de la redención?
Juan el Bautista
 
Dios preparó que Juan naciera en este mundo antes que Jesús. Juan nació para poder bautizar a Jesús y pasarle todos los pecados del mundo. Un descendiente del sumo sacerdote debía ofrecer el sacrificio de expiación para poder cumplir con el Pacto de Dios hecho en el Antiguo y Nuevo Testamento; para que el evangelio de la redención de Jesús fuera creído y llevado a cabo correctamente.
En Éxodo, Dios le dio a Israel Su Ley y sus Pactos; la ley de Dios y la ley para gobernar el ministerio de los sacrificios en el Tabernáculo, hasta la vestimenta de los sacerdotes, los detalles de los sacrificios y la sucesión del sacerdocio a los hijos de los sacerdotes. Dios nombró a Aarón y a sus descendientes como sumo sacerdocio a perpetuidad.
Por lo tanto, todos los descendientes de Aarón podían ofrecer sacrificios y los sumos sacerdotes sólo podían proceder de la casa de Aarón. ¿Ves cómo era?
Pero entre muchos descendientes de Aarón, Dios eligió a cierto sacerdote llamado Zacarías y a su esposa Elisabet. Él había dicho: “He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz.” Cuando Dios le dijo a Zacarías que permitiría a Elisabet tener un hijo y que le llamaría Juan, estaba tan asombrado que se quedó mudo ante Su orden hasta que el hijo nació y recibió nombre.
Y efectivamente, nació un hijo en su casa. Cuando llegó el momento de ponerle al bebé el nombre de su padre según la costumbre de Israel, quisieron ponerle al hijo el nombre de su padre.
“Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.” (Lucas 1:57-66). 
Zacarías era mudo en aquel momento. Cuando llegó el momento de nombrar al bebé, los familiares sugirieron que el bebé se llamara Zacarías. Pero su madre insistió en que se llamara Juan. Ante esto, los parientes dijeron que no había nadie con ese nombre en la familia y que el bebé debía llamarse como su padre.
Cuando Elisabet siguió insistiendo en el nombre, los familiares fueron a ver a Zacarías y le preguntaron cuál debería ser el nombre del bebé. Zacarías, como aún no podía hablar, pidió una tablilla y escribió ‘Juan.’ Todos los familiares se maravillaron ante esta elección inusual de nombre.
Pero después de nombrar, la boca de Zacharias se abrió de inmediato. Alabó a Dios y fue lleno del Espíritu Santo y profetizó.
Lucas relata el nacimiento de Juan el Bautista en casa de Zacarías. “Había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías.” En la providencia especial de Dios, Juan el Bautista, el representante de la humanidad nació de Zacarías, un descendiente de Aarón.
Y a través de Juan el Bautista y Jesucristo, Dios había logrado la salvación de la humanidad. Somos salvos de todos nuestros pecados creyendo en la obra de redención llevada a cabo por medio de Juan y Jesucristo.
 
 

El Bautismo de Jesús

 
¿Por qué Jesús fue bautizado por Juan?
Para quitar todos los pecados del mundo
 
Juan el Bautista testificó que Jesús era el Hijo de Dios y Él quitó todos nuestros pecados. Era Juan el Bautista, el siervo de Dios que dio testimonio de nuestra salvación. No significa que Dios mismo no nos diga que Él es nuestro Salvador. Dios obra a través de Sus siervos en la iglesia y a través de la boca de todo Su pueblo que ha sido salvo.
Dios dice: “Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:2, 8).
“Ya no sois pecadores. He expiado todos tus pecados y la guerra ha terminado.” Así la voz del evangelio de la redención sigue clamando hacia nosotros. Esto es lo que se llama el evangelio preparado.
Cuando comprendemos las obras de Juan el Bautista, cuando comprendemos realmente que todos los pecados del mundo han pasado a Jesús a través de Juan el Bautista, todos podemos ser liberados de nuestros pecados. 
Los cuatro Evangelios nos hablan de Juan el Bautista, y el último profeta del Antiguo Testamento también da testimonio de Juan el Bautista, el siervo de Dios. Y el Nuevo Testamento comienza con el nacimiento de Juan el Bautista y el paso de los pecados a través de él.
Entonces, ¿por qué lo llamamos Juan el Bautista? Porque bautizó a Jesús. ¿Qué significa bautizar? Significa ‘pasar a, ser enterrado, ser lavado’― lo mismo que ‘la imposición de manos’ en el Antiguo Testamento.
En el Antiguo Testamento, cuando una persona pecaba, pasaba sus pecados a la cabeza de una ofrenda por el pecado, el sacrificio sin defecto, al imponer sus manos sobre la ofrenda por el pecado, y el sacrificio moría con esos pecados. ‘La imposición de manos’ significa ‘pasar a’. Por lo tanto, ‘la imposición de manos’ y ‘bautismo’ tienen la misma cosa pero con nombres diferentes.
Entonces ¿cuál fue el significado del bautismo de Jesús? Su bautismo fue la única manera de hacer expiación dentro de la ordenación de Dios.
En el Antiguo Testamento, los pecadores tenían que realizar la imposición de manos sobre la cabeza de un sacrificio para poder pasar sus pecados a su cabeza. Luego tenían que degollarlo y los sacerdotes traían la sangre para ponerla en los cuernos del altar del holocausto. Esta era la manera de expiar los pecados diarios.
Entonces, ¿cómo expiaron los pecados anuales?
Aarón, el sumo sacerdote, ofreció el sacrificio por todo el pueblo de Israel. Debido a que Juan el Bautista nació en la casa de Aarón, era apropiado que él fuera el sumo sacerdote, y Dios lo predestinó para ser el último sumo sacerdote según Su promesa de redención.
Juan el Bautista fue el representante de toda la humanidad y el último sumo sacerdote de toda la humanidad porque el Antiguo Testamento terminó cuando nació Jesucristo. ¿Quién más sino Juan el Bautista pasó todos los pecados del mundo a Jesús en el Nuevo Testamento tal como Aarón había expiado los pecados de su pueblo en el Antiguo Testamento? Como último sumo sacerdote del Antiguo Testamento y representante de toda la humanidad, Juan el Bautista pasó todos los pecados del mundo a Jesús cuando lo bautizó.
Debido a que Juan le pasó todos los pecados a Jesús, podemos ser redimidos al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús se convirtió en Cordero para salvar a todos los pecadores, llevando a cabo así la obra de redención como Dios había planeado. Jesús nos dijo que Juan el Bautista fue el último profeta, el último sumo sacerdote que pasó todos los pecados del mundo a Él.
¿Por qué Jesús no pudo hacerlo por Sí mismo? ¿Por qué necesitaba a Juan el Bautista? Había una razón para que Juan el Bautista viniera seis meses antes que Jesús. Fue para cumplir la ley del Antiguo Testamento, para perfeccionar el Antiguo Testamento.
Jesús nació de la virgen María, y Juan el Bautista nació de una anciana llamada Elisabet.
Estas fueron las obras de Dios, y Él las planeó para salvar a todos los pecadores. Para salvarnos de la guerra perpetua contra el pecado y todos los sufrimientos de la humanidad pecadora, envió a Su siervo Juan, y luego a Su propio Hijo Jesús. Juan el Bautista fue enviado como representante de toda la humanidad, el último sumo sacerdote.
 
 
La Persona Más Grande Nacida de Mujeres 
 
¿Quién fue la persona más grande de la tierra?
Juan el Bautista 
 
Miremos Mateo 11:7-14. “Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.”
La gente salía al desierto para ver a Juan el Bautista, quien gritaba: “¡Arrepentíos, generación de víboras!” Y Jesús dijo: “¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.”
Jesús mismo dio testimonio de la grandeza de Juan. “¿Qué saliste a ver? ¿Un bárbaro que viste pelo de camello y grita a todo pulmón? Debía haber llevado el pelo de un camello. ¿Qué saliste a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero él es mayor que el rey,” testificó Jesús. “He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.”
En los viejos tiempos, los profetas eran mayores que los reyes. Juan el Bautista era más que un rey y más que un profeta. Fue más que todos los profetas del Antiguo Testamento. De hecho, Juan, el último sumo sacerdote y representante de la humanidad, fue más que Aarón el primer sumo sacerdote. Jesús Mismo da testimonio de Juan.
¿Quién es el representante de la humanidad? Excepto Cristo mismo, ¿quién es el hombre más grande de la tierra? Juan el Bautista. “Os digo, y más que profeta. Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.”
Juan el Bautista testificó que la guerra contra el pecado había terminado. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Fue Juan el Bautista quien testificó que Jesús quitó los pecados del mundo.
En Mateo 11:11, “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista.” ¿Ha habido alguien mayor que Juan el Bautista entre los nacidos de mujer?
¿Qué significa ‘nacen de mujer’? Significa toda la humanidad. Excepto Adán, toda la humanidad nació de mujeres. Sí, entre los nacidos de mujer, no se ha levantado mayor que Juan el Bautista. Por tanto, él es el último sumo sacerdote y el representante de la humanidad. Juan el Bautista era el sumo sacerdote, el profeta y nuestro representante.
En el Antiguo Testamento, Aarón y sus hijos fueron ordenados por Dios para servir a perpetuidad. Todos los pecados tenían que ser lavados por medio de Aarón y sus hijos. Fue como Dios lo había ordenado.
Si otro de los levitas se hubiera adelantado y se hubiera atrevido a intervenir, sin duda habría muerto. Lo único que podían hacer era recoger leña para el fuego del altar, despellejar los animales, limpiar los intestinos y escoger la grasa. Si hubieran sido lo suficientemente presuntuosos como para intentar hacer el trabajo de sacerdotes, sólo habrían muerto. Es la Ley de Dios. No pudieron cruzar la línea.
En la tierra no se ha levantado una persona más grande que Juan el Bautista. Fue el más grande entre todos los mortales. “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11:12).
La redención de la humanidad se logró cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, y quienes creen en Jesús pueden entrar al reino de los cielos. Se vuelven justos. Veamos cómo el padre de Juan testificó sobre su hijo.
 
 
El Testimonio de Zacarías, el Padre de Juan 
 
¿Qué profetizó Zacarías acerca de su hijo?
Juan preparará el camino del Señor dando conocimiento de la salvación a Su pueblo.
 
Leamos Lucas 1:67-80. “Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.”
Zacarías profetizó dos cosas. Profetizó que había llegado el Rey de todos los pueblos. De los versículos 68 a 73, profetizó con alegría que Dios no olvidaba Sus promesas y que Jesús, como Dios prometió a Abraham, había nacido de la virgen María para salvar a sus descendientes de las manos de sus enemigos.
Y luego desde el versículo 74, “Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos.” Este es un recordatorio de la Promesa de Dios a Abraham y al pueblo de Israel, y él profetizó. “Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos.”
A partir del versículo 76, le profetizó a su hijo. “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.”
Aquí dijo: “Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados.” ¿Por quién dijo que se daría el conocimiento de la salvación? Juan el Bautista. ¿Pueden ver esto? Juan el Bautista, a través de las palabras de Dios, debía darnos el conocimiento de que Jesús es el Hijo de Dios que quitó los pecados del mundo.
Ahora, veamos Marcos 1. “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados” (Marcos 1:1-5).
Cuando los israelitas escucharon a Juan el Bautista, se volvieron de adorar a los ídolos de los gentiles y fueron bautizados por Juan el Bautista. Pero Juan testificó: “Yo os bautizo en agua para que volváis a Dios. Pero el Hijo de Dios vendrá y será bautizado por mí para que todos vuestros pecados le pasen a Él. Y si creéis en Su bautismo como estáis siendo bautizados por mí, todos vuestros pecados serán pasados a Él, como los pecados fueron pasados mediante la imposición de manos en el Antiguo Testamento.” Eso fue lo que testificó Juan. 
El hecho de que Jesús fuera bautizado en el Jordán significa que fue bautizado en el río de la muerte. Cantamos en un funeral, “♪En el dulce por y por, nos reuniremos en esa hermosa orilla. Nos encontraremos en esa hermosa orilla.♪” Cuando muramos, cruzaremos el Río Jordán. El río Jordán es el río de la muerte. Jesús fue bautizado en el río de la muerte.
 
 
El Bautismo que Pasa Nuestros Pecados 
 
¿Qué es ‘la imposición de manos’ en el Nuevo Testamento?
El Bautismo de Jesús
 
En Mateo 3:13-17, leemos, “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Jesús vino al Jordán y fue bautizado por Juan el Bautista. “Bautízame.” Y Juan, diciendo: “Yo necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí?” Se reunieron los sumos sacerdotes del cielo y de la tierra.
Según Hebreos, Jesucristo es el Sumo Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. No tiene genealogía. No es descendiente de Aarón, ni de ninguna persona en la tierra. Él es el Hijo de Dios, nuestro Creador. Luego, Él no tiene genealogía. Pero Él desechó la gloria del cielo y descendió a la tierra para salvar a Su pueblo.
La razón por la que Él descendió a este mundo fue para salvar a todos los pecadores que sufrían el engaño de Satanás. Además, quitó todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. “Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.”
“Deja ahora.” ¡Deja ahora! Jesús ordenó al representante de toda la humanidad e inclinó la cabeza. En el Antiguo Testamento, cuando se ofrecía un sacrificio a Dios, el pecador o el sumo sacerdote puso sus manos sobre su cabeza y pasó sobre los pecados. ‘Imponer las manos’ significa ‘pasar a’.
Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Lo que significaba era lo mismo que la imposición de manos en el Antiguo Testamento. ‘Pasar a,’ ‘ser enterrado,’ ‘ser lavado’ y ‘sacrificar’ también son lo mismo. El Nuevo Testamento es la realidad mientras que el Antiguo Testamento es su sombra.
Cuando un pecador ponía sus manos sobre un cordero en el Antiguo Testamento, su pecado pasaba al cordero y éste moría. Cuando el cordero moría, era enterrado. El pecado del que ponía sus manos sobre el cordero era pasado al cordero, ¡de modo que el cordero moría con el pecado! Cuando el pecado fue pasado al cordero, ¿el que trajo el cordero también se volvió sin pecado?
Digamos que este pañuelo es el pecado y este micrófono, el cordero. Y cuando pongo mis manos sobre este micrófono, este pecado pasa a este micrófono, el cordero. Dios mismo decidió que así fuera. “Imponga sus manos.” Entonces, para ser redimido de los pecados, uno tiene que imponer las manos. Después de eso, queda sin pecado. El bautismo de Jesús es para lavar, enterrar y pasar el pecado a Él. Es exactamente lo que significa.
 
¿Qué significa cumplir toda justicia?
Es para lavar todos los pecados pasándoselos a Jesús.
 
Entonces, cuando Jesús fue bautizado para quitar todos los pecados del mundo, ¿fueron todos pasados a Él? Todos los pecados del mundo fueron pasados a Jesús y todas las personas fueron redimidas. Es lo mismo que pasar los pecados a sacrificios en el Antiguo Testamento. Jesús vino a este mundo y en el Jordán dijo: “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15).
Entonces, Juan bautizó a Jesús. Jesús dijo a Juan que convenía que cumplieran toda justicia por Su bautismo. ‘Toda justicia’ significa ‘lo más apropiado y adecuado.’ ‘Porque así’ les convenía cumplir toda justicia. Esto significaba que era correcto que Juan bautizara a Jesús, y que Jesús fuera bautizado por Juan, para pasar todos los pecados del mundo a Jesús.
Dios concede la redención sobre la base del bautismo de Jesús, Su sacrificio y nuestra fe. “Toda la humanidad sufre por el pecado y es atormentada por el diablo a causa de sus pecados. Por eso, para que se salven y sean enviados al cielo, tú, como representante de la humanidad y descendiente de Aarón, debes bautizarme por todo el pueblo. Yo seré bautizado por ti. Entonces se cumplirá la obra de la redención.”
Luego lo permitió.
Así que Juan bautizó a Jesús. Puso sus manos sobre la cabeza de Jesús y pasó todos los pecados del mundo a Jesús. Jesús fue el Salvador que lavó todos nuestros pecados. Nos salvamos creyendo en su redención. ¿Tú crees?
Después de Su bautismo, la primera obra de Jesús en Su ministerio público en el Jordán a través de las manos del representante de toda la humanidad, viajó predicando el evangelio durante tres años y medio con todos los pecados del mundo sobre Su cabeza.
A la mujer sorprendida en adulterio le dijo: “Ni yo te condeno.” No podía condenarla porque Él había cargado con todos sus pecados y estaba a punto de morir en la Cruz por ellos. Mientras oraba en un lugar llamado Getsemaní, oró tres veces rogando al Padre que dejara pasar de Él la copa, pero pronto se rindió y dijo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22:42).
 
 
“He Aquí el Cordero de Dios, Que Quita el Pecado del Mundo”
 
¿Cuánto pecado quitó Jesús?
Todos los pecados del mundo 
 
En Juan 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Juan el Bautista bautizó a Jesús. Y al día siguiente, Jesús se acercó a él, y Juan le dijo a la gente: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Fue su testimonio.
El Hijo de Dios vino a este mundo y quitó todos los pecados del mundo. Juan el Bautista testificó nuevamente. En Juan 1:35-36, “El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.”
El Cordero de Dios significa que Él es la entidad verdadera y real del sacrificio del Antiguo Testamento, que murió por los pecados de Israel. Para ti y para mí, el Hijo de Dios, nuestro Creador, bajó a este mundo y se llevó todos nuestros pecados; todos los pecados desde la creación del mundo hasta el día en que éste termine, desde el pecado original hasta todas nuestras iniquidades, desde nuestras carencias hasta nuestras faltas. Nos redimió a todos con Su bautismo y Su sangre en la Cruz.
Jesús quitó todos nuestros pecados y nos dio la redención. ¿Entiendes esto? “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Han pasado unos 2000 años. Significa que han pasado unos 2000 años desde que El vino a este mundo. Y en el año 30 d.C., Jesús quitó todos los pecados del mundo. El año 1 d.C. es el año en que nació Jesús. Llamamos al tiempo antes de Cristo a.C. Así que, casi 2000 años han pasado desde que Jesús vino a este mundo.
En el año 30 d.C., Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Y al día siguiente Juan gritó al pueblo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” “He aquí.” Le estaba diciendo a la gente que creyera en Jesús, quien quitó todos sus pecados. Estaba testificando que Jesús era el Cordero de Dios, Aquel que nos salvó de todos nuestros pecados.
Jesús quitó todos nuestros pecados y puso fin a nuestra guerra perpetua contra el pecado. Ahora estamos sin pecado desde que el Hijo de Dios quitó todos nuestros pecados. Juan el Bautista testificó que Él quitó todos nuestros pecados, los pecados de ti y de mí. “Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.” (Juan 1:7).
Sin el testimonio de Juan, ¿cómo podríamos haber sabido que Jesús quitó todos nuestros pecados? La Biblia nos dice a menudo que Él murió por nosotros, pero en ese momento, solo Juan el Bautista testificó que Él se llevó todos nuestros pecados.
 
¿Cuánto pecado es el pecado del mundo?
Todos los pecados del ser humano desde el principio hasta el fin del mundo
 
Muchos testificaron después de la muerte de Jesús, pero sólo Juan testificó mientras estaba vivo. Por supuesto, los discípulos de Jesús también dieron testimonio de la redención de Jesús. Testificaron que Jesús quitó nuestros pecados, que Él es nuestro Salvador.
Jesús quitó el pecado del mundo. Ahora, usted todavía no tiene 100 años de edad, ¿correcto? Jesús quitó el pecado del mundo cuando tenía 30 años. Ahora, considera este diagrama.
 
“He Aquí el Cordero de Dios, Que Quita el Pecado del Mundo”
 
Digamos que pasaron 4000 años antes de que viniera Jesús. Y han pasado más de 2000 años desde que vino Jesús. No sabemos cuánto tiempo será, pero seguro que el final llegará. Él dice, “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13).
Así que seguramente habrá un final. Y estamos en el punto indicado por el año 2024. Cristo quitó nuestros pecados en el 30 d.C., y esto fue 3 años antes de que Él muriera en la Cruz. 
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Él quitó el pecado del mundo, los pecados tuyos y míos. Han pasado unos 2000 años desde el nacimiento de Jesús. Ahora estamos viviendo cerca de 2000 años después de que Jesús quitó nuestros pecados. Y todavía vivimos y pecamos en estos tiempos. Jesús es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. Comenzamos a vivir en este mundo desde el momento en que nacemos.
¿Todos pecamos desde el momento en que nacemos, o no?
―Lo hacemos.― Repasemos todo el asunto. Desde el día en que nacemos hasta que tenemos 10 años, ¿pecamos o no? ―Pecamos.― ¿Entonces esos pecados fueron pasados a Jesús o no? ―Sí, fueron.― Porque todos los pecados fueron pasados a Jesús, Él es nuestro Salvador. Si no, ¿cómo podría ser nuestro Salvador? Todos los pecados fueron pasados a Jesús.
Desde los 11 hasta los 20 años, ¿pecamos o no? Pecamos en nuestro corazón, en nuestros actos. Somos muy buenos en eso. Nos han enseñado a no pecar pero lo hacemos muy fácilmente.
Y Dios nos dice que esos pecados fueron pasados a Jesús. Él sabía lo que éramos, así que se quitó esos pecados de antemano.
¿Y cuánto tiempo vivimos habitualmente en este mundo? Digamos que son unos 70 años. Si sumamos todos los pecados que cometimos durante esos 70 años, ¿qué tan pesado sería? Si los cargáramos en camiones de 8 toneladas, probablemente sería mucho más de 100 cargas de camiones.
Sólo trata de imaginar cuánto pecado cometeremos en nuestra vida. ¿Son esos los pecados del mundo o no? Son los pecados del mundo. Pecamos desde que nacemos, hasta los 10, de los 10 a los 20, de los 20 a los 30... hasta el día de nuestra muerte. Pero todos esos pecados están incluidos en los pecados del mundo que ya han pasado a Jesús a través de Su bautismo.
 
 
El Salvador del Hombre, Jesucristo 
 
¿Cuánto pecado quitó Jesús?
Todos los pecados de nuestros antepasados, de nosotros y de nuestra descendencia, hasta el fin del mundo
 
Jesús nos dice que Él lavó todos esos pecados. Jesús no podía decir por sí mismo: ‘Bautízame,’ así que Dios envió a su siervo Juan, el representante electo de todos los seres humanos, adelante. “Se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte” (Isaiah 9:6). Por Sí mismo, por Su sabiduría, por Su consejo, envió adelante al representante de la humanidad, y Él mismo, el Hijo de Dios, vino en carne y quitó todos los pecados del mundo por medio de Juan el Bautista. ¿No es ésta una salvación maravillosa?
Es maravilloso, ¿no? Así, una sola vez, con solo ser bautizado por Juan Bautista, lavó todos los pecados de los seres humanos en todo el mundo y salvó a todos del pecado al ser crucificado. Él nos salvó a todos. Piénsalo. Todos tus pecados del 20 al 30, del 30 al 40, del 40 al 60, del 70, al 100, y luego están los de tus hijos. ¿Borró Él todos tus pecados, o no? Sí, borró. Él es Jesucristo, el Salvador de la humanidad.
Debido a que Juan el Bautista le pasó todos nuestros pecados a Jesús, y debido a que Dios así lo había planeado, podemos ser salvos al creer en Jesús. ¿Somos tú y yo pecadores? ¿Todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús o no? ―Ya no somos pecadores y todos nuestros pecados pasaron a Jesús.―
¿Quién se atreve a decir que hay pecado en este mundo? Jesús quitó todos los pecados del mundo. Él sabía que pecaríamos y también tomó todos los pecados del futuro. Algunos de nosotros tenemos más de 50 años y otros ni siquiera hemos vivido la mitad de nuestras vidas todavía, pero hablamos de nosotros mismos, incluyéndome a mí, como si hubiéramos vivido para siempre.
Hay muchos de nosotros que llevamos vidas turbulentas. Déjame explicarlo de esta manera. ¿Cuál es la mitad de la vida útil de una efímera? Son unas 12 horas.
“¡Dios mío! Me encontré con tal o cual persona, y agitó un matamoscas hacia mí, y casi muero aplastado, y ya sabes.” Sólo había vivido 12 horas y no paraba de hablar. Pero ya era la mitad de su vida. 
A las siete u ocho de la tarde se enfrenta al ocaso de su vida y, al poco tiempo, a la muerte. Algunos sobreviven 20 horas, otros 21 y otros viven hasta la avanzada edad de 24 horas. Quizás hablen de sus experiencias de toda la vida, pero ¿cómo las vemos nosotros? Cuando llegamos a los 70 u 80 años, podemos decir, “No me hagas reír.” Su experiencia no es nada en absoluto a nuestros ojos.
Dios es eterno. Él vive por la eternidad. Él decide el principio y el fin. Como El vive para siempre, El vive en el marco de tiempo de la eternidad. El nos mira desde la posición de Su eternidad.
Érase una vez, Él quitó todos los pecados del mundo, murió en la Cruz y dijo: “Consumado es.” Resucitó después de 3 días y subió al cielo. Ahora reside en la eternidad. Ahora, Él nos mira a cada uno de nosotros.
Y un persona dice, “Oh, querido, he pecado tanto. Aunque sólo he vivido 20 años, he pecado tanto.” “He vivido 30 años y he pecado demasiado. Es simplemente demasiado. ¿Cómo puedo ser perdonado alguna vez?”
Pero nuestro Señor en Su eternidad diría: “No me hagas reír. No sólo he redimido tus pecados hasta ahora, sino también los pecados de tus antepasados antes de que nacieras, y los pecados de todas las generaciones de tus descendientes que vivirán después de tu muerte.” Él te lo dice desde el marco del tiempo eterno. ¿Cree usted esto? Créelo. Y recibe el regalo de la salvación que se te ha dado gratuitamente. Y entrar en el reino de los cielos.
No creas en nuestros pensamientos, sino en las palabras de Dios. ‘Porque así conviene que cumplamos toda justicia.’ Toda justicia ya fue cumplida por el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. Jesús quitó todos los pecados del mundo. ¿Lo hizo o no lo hizo? Lo hizo.
 
¿Qué dijo Jesús al final en la Cruz?
“Consumado es.”
 
Jesucristo quitó todos los pecados del mundo, fue sentenciado a muerte en el tribunal de Poncio Pilato y fue crucificado en la Cruz.
“Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín” (Juan 19:17-20). 
Echemos un vistazo a lo que sucedió después de que fue crucificado en la Cruz. “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese.” Él se había hecho cargo de todos nuestros pecados de acuerdo con las Escrituras. Él dijo: “Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:28-30).
Después de haber recibido el vinagre, dijo: “Consumado es”, e inclinó la cabeza y entregó su espíritu. Él estaba muerto. Y Jesucristo resucitó después de 3 días y ascendió al cielo.
Vayamos a Hebreos 10:1-9. “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.”
 
 
La Eterna Redención 
 
¿Cómo podemos resolver el problema del pecado diario después de creer en Jesús?
Al confirmar que Jesús ya ha borrado todo pecado a través de Su bautismo
 
La ley era una sombra de las cosas buenas que estaban por venir. Los sacrificios del Antiguo Testamento, de ovejas y cabras, nos revelaron que Jesucristo vendría y quitaría nuestros pecados de la misma manera, para borrar todos nuestros pecados.
Todo el pueblo del Antiguo Testamento, David, Abraham y todos los demás sabían y creían lo que el sistema de sacrificios significaba para ellos. Revelaba que el Mesías, Cristo (Cristo significa el Salvador), vendría algún día y lavaría todos sus pecados. Creyeron en su redención y fueron salvados por su fe.
La ley era una sombra de las cosas buenas que estaban por venir. Ofrecer sacrificios por sus pecados día tras día, año tras año, nunca podría redimirnos por completo. Por tanto, el Ser completo y eterno, el Único sin mancha, el Hijo de Dios tenía que venir a la tierra.
Y dijo que había venido a hacer la voluntad de Su Padre, tal como estaba escrita en el libro que de Él se escribió. “Y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.” Somos redimidos de nuestros pecados porque Jesucristo quitó nuestros pecados como está escrito en el Antiguo Testamento, y porque creemos en Él.
Leamos Hebreos 10:10. “Por esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.” Por esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. ¿Hemos sido santificados o no? ―Lo hemos sido.―
¿Qué quiere decir esto? Dios Padre envió a Su Hijo y le pasó todos nuestros pecados a través del Bautismo y lo juzgó una vez por todas en la Cruz. Así, Él nos libró a todos los que sufríamos por el pecado. Era la Voluntad de Dios.
Para salvarnos, Jesús se ofreció a sí mismo, de una vez por todas, para que pudiéramos ser santificados. Hemos sido santificados. Jesús se sacrificó por todos nuestros pecados y murió en lugar de nosotros para que no tuviéramos que ser juzgados.
El sacrificio del Antiguo Testamento se ofrecía todos los días porque todos los pecados nuevos necesitaban otra ofrenda para ser lavados.
 
 

El Significado Espiritual del Lavado de Pies de Jesús a Pedro

 
En Juan 13, hay una historia de Jesús lavando los pies de Pedro. Le lavó los pies a Pedro para mostrarle que Pedro pecaría en el futuro y para enseñarle que Él ya había redimido todos esos pecados también. Jesús sabía que Pedro volvería a pecar en el futuro, así que echó agua en una jofaina y le lavó los pies.
Pedro trató de negarse, pero Jesús dijo: “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después” (Juan 13:7). Lo que esto significa es: ‘Pecarás de nuevo después de esto. Me negarás y pecarás de nuevo después de que yo lave todos tus pecados. Pecaréis incluso después de Mi Ascensión. Por eso os lavo los pies para advertir a Satanás que no os ponga a prueba porque ya he quitado vuestros futuros pecados.’
¿Crees que le lavó los pies a Pedro para decirnos que tenemos que arrepentirnos todos los días? No. Si tuviéramos que arrepentirnos todos los días para ser redimidos, Jesús no habría quitado todos nuestros pecados de una vez por todas.
Pero Jesús dijo que Él nos santificó una vez para siempre. Si tuviéramos que arrepentirnos todos los días, también podríamos volver a la época del Antiguo Testamento. Entonces, ¿quién podría llegar a ser justo? ¿Quién podría ser redimido completamente? Aunque creyéramos en Dios, ¿quién podría vivir sin pecado?
¿Quién podría santificarse mediante el arrepentimiento? Pecamos sin cesar cada día, así que ¿cómo podemos pedir perdón por todos y cada uno de los pecados? ¿Cómo podríamos llegar a ser tan desvergonzados como para molestarlo todos los días pidiendo redención? Tendemos a olvidar nuestros pecados de la mañana al final del día, y los pecados de la tarde a la mañana siguiente. Es imposible para nosotros arrepentirnos completamente de todos nuestros pecados.
Por lo tanto, Jesús fue bautizado una vez y se ofreció a Sí mismo en la Cruz una vez para que nosotros pudiéramos ser santificados una vez para siempre. ¿Puedes entender esto? Fuimos redimidos una vez por todos nuestros pecados. No somos redimidos siempre que nos arrepentimos.
 
¿Hay algún pecado más por el cual debamos ofrecer oraciones de arrepentimiento?
No
 
Hemos sido salvados de nuestros pecados al creer que Jesús quitó todos nuestros pecados, los tuyos y los míos.
“Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones (Actos sin ley). Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado” (Hebreos 10:11-18).
¿Qué significa “Pues donde hay remisión de estos”? En 10:18, significa que el pecado mismo, cualquier pecado, fue expiado para siempre, sin excepción. Dios ha eliminado todos los pecados del mundo. ¿Cree usted esto? “Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.”
Resumamos todo hasta aquí como sigue. Si Juan el Bautista no hubiera puesto sus manos sobre Jesús, en otras palabras, si no hubiera bautizado a Jesús, ¿podríamos haber sido redimidos? No hubiéramos podido serlo. Pensemos al revés. Si Jesús no hubiera elegido a Juan el Bautista como representante de todos los seres humanos y hubiera quitado todo pecado a través de él, ¿podría haber lavado todos nuestros pecados? No, no podría.
La ley de Dios es justa. Es justa. Él no podía simplemente decir que Él era nuestro Salvador, que Él quitó todos nuestros pecados. Él tuvo que quitar nuestros pecados físicamente. ¿Por qué Jesús, Dios, vino a nosotros en carne? Porque Él conocía todos los pecados de la humanidad, los pecados del corazón y de la carne, para quitar todos los pecados de la humanidad, Él, el Hijo de Dios, tuvo que venir a nosotros en la carne.
Si Jesucristo no hubiera sido bautizado, nuestros pecados permanecerían. Si hubiera sido crucificado sin llevarse primero nuestros pecados, Su muerte no habría tenido sentido. No habría tenido nada que ver con nosotros. Completamente sin sentido.
Entonces, cuando comenzó Su ministerio público a la edad de 30 años, vino a Juan el Bautista en el Jordán para ser bautizado. Su ministerio público comenzó a la edad de 30 años y terminó a los 33. Cuando tenía 30 años, vino a Juan el Bautista para ser bautizado. “Permítelo ahora, porque conviene que hagamos esto para que todas las personas puedan salvarse y llegar a ser justos. Es lo que hay que hacer. Ahora, bautízame.” Sí, Jesucristo fue bautizado para la redención de todos los pueblos.
Debido a que Jesús fue bautizado y quitó todos nuestros pecados, y debido a que todos nuestros pecados le fueron pasados a Él a través de las manos de Juan el Bautista, Dios mismo apartó Sus ojos cuando Jesús estaba muriendo en la Cruz. Aunque Jesús fuera Su Hijo unigénito, tuvo que dejar morir a Su Hijo.
Dios es amor, pero tuvo que dejar morir a Su Hijo. Así, durante tres horas, hubo oscuridad sobre toda la tierra. Jesús gritó justo antes de morir, “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Jesús cargó con todos nuestros pecados y recibió el juicio en la Cruz por nosotros. Así nos salvó. Sin el bautismo de Jesús, Su muerte no habría tenido sentido.
 
¿Es usted un pecador o un justo?
Una persona justa que no tiene ningún pecado en mi corazón
 
Si Jesús hubiera muerto en la Cruz sin quitar todos nuestros pecados, sin ser bautizado, Su muerte no habría cumplido la redención. Para redimirnos, Jesús fue bautizado por Juan, representante de todos los seres humanos, y recibió el juicio en la Cruz para que todos los que creen en Él sean salvos.
Por eso, desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha sufrido violencia. Porque Juan el Bautista pasó todos los pecados del mundo a Jesús, los pecados de ti y de mí pudieron ser expiados. Por lo tanto, tú y yo ahora podemos llamar a Dios nuestro Padre y entrar con valentía en el reino de los cielos.
En Hebreos 10:18, “Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.” ¿Sois todos pecadores? Ahora que Jesús ya pagó todas tus deudas, ¿todavía tienes que pagar deudas?
Había un hombre que bebía mucho y se endeudaba con muchos acreedores. Entonces, un día, su hijo hizo una fortuna y pagó todas las deudas de su padre, y también pagó una cantidad sustancialmente grande por adelantado. Su padre ya no tendría deudas por mucho que bebiera. 
Esto es lo que Jesús hizo por nosotros. Pagó más que suficiente por adelantado por todos nuestros pecados. No sólo los pecados de nuestra vida, sino todos los pecados del mundo. Todos fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado. ¿Son ustedes pecadores ahora? No, no lo son.
Si hubiéramos conocido este evangelio de redención desde el principio, qué fácil nos habría resultado creer en Jesús. Pero tal como es, suena tan nuevo que mucha gente se lo pregunta.
Pero esto no es algo nuevo. Ha existido desde el principio. Simplemente no lo sabíamos antes. El Evangelio del agua y el Espíritu siempre ha estado registrado en las Escrituras y siempre ha estado en vigor. Ha estado ahí todo el tiempo. Estaba aquí antes de que tú y yo naciéramos. Ha estado allí desde la creación de la tierra.
 
 
El Evangelio de la Redención Eterna
 
¿Qué tenemos que hacer ante Dios?
Debemos creer en el evangelio de la redención eterna.
 
Jesucristo, quien lavó todos nuestros pecados por nosotros, lo hizo incluso antes de que tú y yo naciéramos. Se los llevó a todos. ¿Estás con el pecado? ―No.― Entonces ¿qué pasa con los pecados que cometerás mañana? También están incluidos en los pecados del mundo.
Quitémonos ahora los pecados del mañana. Los pecados que hemos cometido hasta ahora también estaban incluidos en los pecados del mundo, ¿no es así? ¿Fueron pasados a Jesús o no? Sí, así fue.
¿Entonces también le pasaron a Él los pecados del mañana? Sí, Él los tomó a todos, sin excepción. No ha dejado ni un solo pecado detrás. El evangelio nos dice que creamos de todo corazón que Jesús quitó todos nuestros pecados, de una vez por todas, y pagó por todos ellos.
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.” (Marcos 1:1). El evangelio del cielo es una noticia gozosa. Él nos pregunta: “Yo quité todos vuestros pecados. Yo soy tu Salvador. ¿Crees en mi?” Entre las innumerables personas, sólo unas pocas responden, “Sí, creo. Creo como Tú nos has dicho. Era tan sencillo que pude entenderlo inmediatamente.” Los que dicen esto se convierten en justos como Abraham.
Pero otros dicen, “No lo puedo creer. Me suena tan nuevo y extraño.”
Luego pregunta, “Dime, ¿te quité todos tus pecados o no?”
“Me enseñaron que Tú quitaste sólo el pecado original, pero no mis pecados cotidianos.”
“Veo que eres demasiado listo para creer lo que te han dicho. Debes irte al infierno porque no tengo nada que decirte.”
Hemos sido salvos al creer en Su completa redención. Todos aquellos que insisten en que tienen pecado deben ir al infierno. Es su propia elección.
El evangelio de la redención parte del testimonio de Juan el Bautista. Debido a que Jesús lavó todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, nos santificamos cuando creemos.
El apóstol Pablo habló mucho sobre el bautismo de Jesús en sus Epístolas. En Gálatas 3:27, “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” Ser bautizado en Cristo significa que estamos en Cristo. Cuando Jesús fue bautizado, todos nuestros pecados le pasaron a Él a través de Juan el Bautista, y todos nuestros pecados fueron lavados.
En 1 Pedro 3:21, “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.”
Sólo aquellos que creen en el testimonio de Juan el Bautista, el bautismo de Jesús y la sangre derramada en la Cruz, tienen la gracia de la redención en su interior.
Recibe en tu corazón el bautismo de Jesús, antitipo de la salvación, y sé salvo.
 
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