(Génesis 30:25-43)
“Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré. Y él respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo. Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa? Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. Yo pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario. Así responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha de tener como de hurto. Dijo entonces Labán: Mira, sea como tú dices. Y Labán apartó aquel día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos. Y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán. Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber. Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores. Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas. Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles para Labán, y las más fuertes para Jacob. Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos”.
Jacob tardó 14 años en crear su propia familia
Pasaron unos largos 14 años desde que Jacob empezó a trabajar en casa de Labán, su tío por parte de madre. Durante este tiempo, Jacob se casó con Lea y Raquel, las dos hijas de Labán. Y de estas dos hijas Jacob amó a Raquel más. Para casarse con ella Jacob tuvo que trabajar duro durante siete largos años cuidando de las ovejas de su tío. Trabajó durante siete años diligentemente día y noche recogiendo heces de ovejas y ayudando a dar a la luz a corderos y al final se casó con Raquel. Pero la mañana siguiente a la noche de bodas se levantó y se dio cuenta de que la mujer que estaba tumbada a su lado era Lea y no Raquel. Así que Jacob se casó con Lea primero engañado por Labán. Jacob protestó diciendo: “He trabajado duro para casarme con Raquel, ¿por qué me has dado a Lea?”. Cuando Jacob se quejó de que Labán había cambiado a su esposa en la noche de bodas, Labán dijo: “En nuestro país no hay ningún precedente de una hermana menor que se haya casado antes que la mayor” y le prometió: “Así que después de haber celebrado tu fiesta de boda durante siete días te daré también a Raquel, pero tendrás que trabajar otros siete años por ella”. Y así Jacob siguió esas palabras y trabajó durante otros siete años. Esta vez pudo tomar a Raquel como su segunda esposa y así es como le costó 14 años crear su propia familia.
Cuando la Guerra de Corea empezó en 1950, Corea del Norte, que era comunista, invadió Corea del Sur. Cuando Corea del Sur fue casi derrotada, las fuerzas de la ONU llegaron a Corea y le devolvieron su soberanía moviendo la guerra a la frontera de China y Corea del Norte. Pero la China comunista envió a millones de soldados a la batalla y las fuerzas aliadas tuvieron que desplazarse rápidamente de las provincias del Norte a las del Sur. Y junto con estos ejércitos que se retiraban, los coreanos que vivían en las provincias del Norte tuvieron que ir al Sur buscando refugio. Pensaron que podrían volver a sus hogares cuando la guerra acabase. Pero no pudieron volver, y no lo han hecho hasta el presente, porque esta guerra acabó en un armisticio con una nueva frontera bastante cerca de la antigua. Desde entonces estas personas desplazadas no han podido regresar a sus hogares a pesar de su anhelo. Especialmente en la Provincia de Gangwon, en Corea del Sur, hay muchas personas desplazadas que desean volver a su hogar.
De la misma manera, Jacob se fue con la esperanza de volver a su tierra natal después de haber vivido en casa de su tío durante un tiempo. Pensaba que su hermano mayor ya no estaría enojado en uno o dos meses, pero habían pasado catorce años. Jacob fue a la tierra de su tío materno y solo después de trabajar allí durante catorce años pudo establecer su propia familia. Y a través de sus dos esposas tuvo doce hijos. En los días del Antiguo Testamento era un gran honor para los padres tener muchos hijos.
De la misma manera, hace una generación, en nuestro país la influencia de las familias con muchos hijos era considerable. Si alguien se metía con uno de los hermanos de una familia grande, todos los hermanos y hermanas iban a protegerle diciendo: “¿Eres tú el que ha pegado a nuestro hermano?”. Esta muestra de influencia era enorme. Y así, los hijos de una familia grande siempre vivían con un aire triunfante.
La Biblia dice que Raquel, la mujer de Jacob, era muy hermosa y podía encantar a la gente. Pero Lea no tenía estos atributos. Por eso Jacob amó más a Raquel. Lea tuvo cuatro hijos, pero Raquel no podía tener ninguno. Y por eso Raquel le dijo a Jacob: “Dame un hijo o me moriré”. Jacob se enojó y dijo: “¿Acaso soy Dios? ¿Soy yo el que retiene el fruto de tu vientre? Tu hermana mayor ha tenido hijos porque Dios se los ha concedido. Así que tú debes intentar también orar a Dios”. Raquel fue criticada por no tener hijos y por eso Jacob le dijo: “Solo Dios, el Creador de los cielos y la tierra, puede darte un bebé. Así que ¿cómo me puedes culpar a mí?”. Así la Biblia dice que una mujer que es digna de amor humano no pudo tener hijos, pero una mujer que no había recibido mucho amor de su marido le dio muchos hijos.
¿Qué nos está enseñando este pasaje de las Escrituras?
Nos enseña lo siguiente: Los que tienen la verdadera fe pueden recibir más amor y bendiciones de Dios que los que reciben alabanzas porque son más atractivos externamente. En otras palabras, los que no se merecen ninguna alabanza de este mundo puede ser amados más por Dios porque se dedican a la obra justa al creer en la justicia de Dios. Los justos que no tienen nada de lo que alardear desde un punto de vista humano buscan la justicia de Dios y tienen la fe que cree en Dios. Y por eso reciben mucho más amor de Dios. Nos dice que los justos que ponen sus esperanzas solo en Dios reciben mucho más amor de Él. En otras palabras, si buscamos la salvación de las almas por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu podremos tener muchos hijos de la fe. También nos enseña que al tener fe en la justicia de Dios podemos dar muchos más frutos de esta nueva vida. Dios nos está enseñando aquí cómo deben ser nuestras vidas espirituales. Los que se consideran buenos desde una perspectiva humana no pueden dar frutos espirituales porque no siguen la justicia de Dios. Por eso Dios nos dio bendiciones a los que confiamos y creemos en la justicia de Dios en vez de a los que confían en su carne y siguen sus deseos. Dios es el Dios de los justos.
Y por eso Raquel, quien no podía tener hijos, al final tuvo un hijo con Jacob y lo llamó José. Después este José se convirtió en el gobernador de toda la tierra de Egipto y salvó a toda su familia. Raquel fue quien dio a luz a José. Después de dar a luz a José, el espíritu de Raquel estuvo sumamente alegre y dijo: “El Señor me dará otro hijo” (Génesis 30:24). Y este hijo se llamó José, que significa en hebreo Jehová ha añadido.
Jacob hizo planes para regresar a su tierra natal
Aunque Jacob tenía dos mujeres y muchos hijos, no tenía riqueza, es decir ganado. Ahora que deseaba dejar a su tío materno y regresar a su tierra natal, estaba preocupado por no tener ganado propio. Le costó catorce años tener dos mujeres y ahora tenía que tener ganado para volver con sus padres. Jacob pensó: “Debo trabajar para conseguir riquezas” y se lo dijo a su tío. “Querido tío, déjame ir y permíteme volver a mi país natal”. Aunque dijo esto, su tío materno, Labán, tenía otros planes. No quiso dejar ir a Jacob porque había recibido muchas bendiciones de Dios gracias a Jacob. La verdad es que, desde que Jacob entró en la casa de Labán sus ovejas se multiplicaron y fue bendecido en abundancia. Así que Labán le dijo a Jacob: “Claramente, he recibido mucha riqueza al tenerte aquí y sé que Dios me ha bendecido mucho gracias a ti. Quédate conmigo un poco más si he encontrado favor en tus ojos. Dime qué salario quieres y te lo daré”.
Cuando su tío le pidió que le dijese cuánto salario quería Jacob dijo: “No quiero ningún salario. Pero quiero que acordemos algo. Dame las ovejas moteadas y pintadas que nazcan a partir de ahora. Para ello, selecciona todas las ovejas que sean así ahora y dáselas a tus hijos. Y mándalas lejos de mí. Y de ahora en adelante dame todas las ovejas moteadas que nazcan”. Siguió con su propuesta: “Si te llevas todas las ovejas que no están moteadas, que no tienen puntos y que no tienen color marrón entre tus ovejas, haz que las que sí sean pintadas o moteadas sean mi salario”.
Cuando Labán escuchó la propuesta de Jacob le pareció una buena idea y dijo: “Es una idea maravillosa”. Y por eso, Labán organizó a todas las ovejas que eran moteadas o pintadas y las envió a tres días de viaje. Lo hizo para que Jacob no las robase. Labán estuvo muy satisfecho con la propuesta de Jacob. Según sus cálculos pensó: “Solo hay mucha cantidad de ovejas blancas. Si un carnero blanco se aparea con una oveja blanca y tienen descendencia, el 99% de los corderos serán blancos y serán míos. La probabilidad es de 99,9%. Qué propuesta tan buena. Pero, a pesar de esta oferta generosa sigo pensando que mi sobrino es una gran bendición de Dios”. Y por eso el tío de Jacob le dio su palabra a Jacob diciendo: “Suena bien. Vamos a hacerlo así”.
Después de darse la mano con esta propuesta, Labán le dio todas las ovejas que eran marrones o con manchas a sus hijos. Y después separó a esas ovejas de Jacob con la distancia de tres días y les puso vigilancia. Ahora Jacob tenía la siguiente tarea: “Todos los corderos nacidos desde entonces que fueran marrones o moteados serían suyos. Pero pensó cómo podía hacer que las ovejas tuviesen a corderos así?” Después de mucho pensar llegó a la conclusión de que debía utilizar ramas de castaño y pelar la corteza y ponerlas delante de las ovejas cuando se apareaban. Y ocurrió que entre esas ovejas que se aparearon así, algunas tuvieron corderos moteados y pintados.
Las ovejas tienen la costumbre de aparearse cuando bebe agua. Y como Jacob era un buen pastor conocía los hábitos de las ovejas. Y así, cuando llegaba la hora de darles de beber, Jacob ponía las ramas peladas delante de las ovejas más fuertes para que las mirasen cuando se apareaban. Y su plan funcionó y las ovejas más fuertes tuvieron corderos moteados o pintados después de mirar las rayas de las ramas de avellano mientras bebían agua. Por supuesto, cuando Jacob veía a las ovejas que eran débiles para aparearse, quitaba las ramas. Solo cuando las ovejas más fuertes y sanas se apareaban Jacob les dejaba ver las ramas peladas. De esta manera, cuando las ovejas fuertes y sanas tenían corderos, salían moteados y pintados. A medida en que pasaba el tiempo, cada vez más corderos pintados se convertían en propiedad de Jacob y además eran fuertes y robustos. Pero las ovejas que pertenecían al tío de Jacob, es decir los que no tenían puntos o motas, eran débiles de nacimiento, y siguieron teniendo corderos débiles. De esta manera, todas las ovejas que estaban llenas de vida y eran fuertes eran de Jacob. Y todas las ovejas blancas y débiles eran de Labán. Asimismo, Jacob las separó en dos grupos, e hizo que las ovejas marrones y moteadas se alimentaran de hierba mejor, mientras que las ovejas de Labán se alimentaban de hierba de menor calidad. Pero no estaba satisfecho con esto, sino que además apareó a las ovejas marrones con las blancas de Labán, y así consiguió más corderos moteados para sí mismo. Jacob propuso algo muy astuto y así se convirtió en un hombre rico.
Cuando hizo esta promesa, su tío Labán pensó que él saldría ganando. Pero pronto el número de su rebaño se redujo mientras que el número de las ovejas de Jacob aumentó. Las ovejas siguieron teniendo descendencia, pero solo moteada o marrón. Como Labán había prometido que todos los corderos moteados y pintados nacidos del rebaño serían de Jacob, tuvo que dárselos a Jacob sin quejarse. Algunos corderos parecían blancos de lejos, pero cuando lo miraban de cerca tenía algún punto marrón escondido. Algunas ovejas nacían completamente blancas, pero tenían una mancha marrón en la nariz, y por tanto eran de Jacob. Todas acabaron siendo de Jacob. De esta manera Jacob se hizo rico.
Hablando espiritualmente todos somos Jacobs que hacen la obra especial de ganadería
Queridos hermanos, somos los verdaderos creyentes que están predicando este Evangelio del agua y el Espíritu especial. Al igual que Jacob, un ganadero especial, nuestra ganadería es especial y no ordinaria. ¿Qué tipo de Evangelio estamos predicando ahora? Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. No predicamos el mismo Evangelio que los cristianos comunes. Los cristianos comunes solo predican la parte del perdón de los pecados, es decir la sangre en la Cruz. Y predican: “Si creen en Jesús, irán al Cielo. Si creen en Jesús siguiendo estos pasos fáciles, recibirán la salvación”. Ellos hacen esto, pero nosotros no.
Nosotros decimos, según la Biblia, si una persona cree en Jesús y si esa persona todavía tiene pecados esa persona es pecadora todavía. Por tanto, debemos predicar la justicia de Dios diciendo: “Deben creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene el bautismo de Jesús y Su sangre derramada en la Cruz, en vez de en un evangelio que solo tenga el componente de la redención de los pecados, es decir la sangre derramada en la Cruz”. De la misma manera en que Jacob era un ganadero especial que cortó las ramas de álamos y las peló, nosotros debemos predicar el Evangelio especial a la gente de todo el mundo. Hacemos este ministerio especial diciendo claramente: “Jesús les ha salvado de todos los pecados del mundo para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu” y no seguimos el ejemplo de los que solo pueden predicar la Cruz como lo único que redimió nuestros pecados. Cuando la corteza de avellano se pela, se ve su parte blanca. En otras palabras, el verdadero color blanco de una rama de avellano queda escondido detrás de su corteza. De la misma manera, cuando predicamos el verdadero Evangelio a los pecadores, primero enseñamos la esencia de la Verdad, es decir el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y Su sangre derramada en la Cruz. Debemos entregar este Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos dio tal y como está escrito. Hoy en día, los que predican el Evangelio del agua y el Espíritu a los pecadores son las personas especiales que llevan a cabo este ministerio especial ante la presencia de Dios. Ahora mismo estos trabajadores están predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a muchas personas. Y al hacerles conocer la justicia de Dios claramente estos trabajadores de Dios hacen que reciban la remisión de los pecados por fe. Sin falta debemos revelar la justicia de Dios a la gente con el Evangelio del agua y el Espíritu para que se conviertan en el pueblo de Dios. Debemos decirles que los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu pertenecerán a Dios sin falta. Dios nos está diciendo que los que hacen este tipo de ministerio especial y obra justa son como Jacob espiritualmente.
Este Jacob trabajó duro para conseguir sus propias ovejas, pero no puso las ramas de avellano peladas delante de cualquier oveja. Solo delante de las ovejas sanas y esperó a que se aparearon. Si los métodos de ganadería de Jacob eran correctos, nosotros también debemos hacer este ministerio especial ante Dios. Cuando predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene la justicia de Dios, debemos tener cuidado con esos aspectos. No debemos predicar el Evangeliod el agua y el Espíritu a los que son espiritualmente arrogantes ante Dios. Sino que solo cuando vemos a las ovejas perdidas de Dios y a los pobres de corazón que recibirán la remisión de los pecados podemos predicarles el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos predicarles lo siguiente: “Para salvarnos de todos los pecados del mundo para siempre, nuestro Señor Jesús tomó todos nuestros pecados para siempre a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista. Este bautismo es lo mismo que la imposición de manos sobre la cabeza del cordero del sacrificio en el Antiguo Testamento. Y entonces cargó con el juicio de todos nuestros pecados al derramar Su sangre en la Cruz en nuestro lugar”. Si se arrepienten y creen de verdad en este verdadero Evangelio podemos confirmar lo siguiente: “Ahora que el Señor nos ha salvado por este Evangelio del agua y el Espíritu, estamos salvados perfectamente de todos los pecados del mundo por fe”. Deberíamos estar predicándoles que el Señor les ha hecho justos al hacerles escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos predicar este verdadero Evangelio de esta manera para que los pecadores se conviertan en personas justas al ser salvados de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Cuando predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu debemos hacer el ministerio especial como Jacob y como está escrito en el pasaje de las Escrituras. Los que predicamos el verdadero Evangelio debemos tener cuidado de cómo predicamos la justicia de Dios, sin hacerlo demasiado rápido, para que no nos ignoren. Esto se debe a que hay cerdos espirituales que pisotean esta preciosa perla. En realidad, hay muchas almas en este mundo, pero la sabiduría de un predicador está en la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu solo a los que realmente lo necesitan. Solo entonces pueden salvar a los corderos puros de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos hacerlo todo por llevar a cabo este ministerio sin falta. Sin embargo, la compasión de Dios recae sobre las personas arrogantes también. Incluso ahora el Evangelio del agua y el Espíritu está siendo predicado. Su salvación depende de si creen en ella o no. Depende de ustedes mismos.
Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos obreros especiales de Dios
Todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu somos los obreros de Dios que están haciendo este ministerio especial, como hizo Jacob. Labán, el tío de Jacob era ganadero y dejaba que las ovejas con motas se apareasen con las que no tenían motas. Pero, por el contrario, Jacob hizo algo especial para obtener sus propias ovejas. Así, todas las ovejas de Jacob tenían motas o puntos. El ministerio espiritual que llevamos a cabo es así. Nuestro ministerio actual que predica el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo es una obra espiritual. De la misma manera, los obreros de Dios deben llevar a cabo Su obra al conocer la justicia de Dios y tener la fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. La gente que ha sido salvada de todos sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu puede ser llamada “corderos de Dios”.
De hecho, los hijos de Dios son los que se han convertido en justos al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestro Señor ha eliminado todos los pecados de este mundo para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Y todo el mundo será limpiado de todos los pecados de sus corazones si creen verdaderamente en este Evangelio celestial. Por este motivo los predicadores espirituales no les predican el Evangelio diciendo: “Si creéis en Jesús, seréis salvados e iréis al Cielo”. Lo que hacen es dar testimonio primero acerca de los pecados por los que serán juzgados por Dios. En otras palabras, los verdaderos predicadores hacen que la gente reconozca sus pecados primero para que se conozcan a sí mismos y sepan que son graves pecadores. Y entonces predican a estos pecadores que nuestro Señor les hizo nacer de nuevo de sus pecados al predicarles acerca del Evangelio del agua y el Espíritu. Predican que nuestro Señor ha eliminado todos nuestros pecados mediante el bautismo que recibió de Juan el Bautista y la sangre que derramó en la Cruz.
En realidad, nuestro Señor nos ha permitido a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu ser salvados de todos los pecados del mundo para siempre. Nuestro Señor nos ha salvado de los pecados del mundo y nos ha hecho personas muy valiosas de Dios con motas y pintadas espirituales. Sí, esto es cierto. El Señor ha hecho que los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu seamos el pueblo de Dios sin pecados. Ahora Dios nos reconoce que todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu diciendo: “Soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No soy el Dios de los muertos, sino el Dios de los vivos”.
Dios se ha convertido así en nuestro Dios. ¿Cómo llegamos a conocer esta justicia de Dios? ¿Cómo encontramos a este Dios? A través de esta Verdad de salvación escrita en la Palabra de Dios pudimos encontrar a Dios y recibir la salvación. Y al tener fe de todo corazón en el Evangelio del agua y el Espíritu como está escrito en la Palabra de Dios podemos convertirnos en obreros de Su justicia.
¿Quién es el Dios de la justicia? ¿Cómo encontramos a este Dios de la justicia? Además, ¿cómo creemos en este Dios de la justicia? Y en futuro, ¿cómo seguiremos creyendo en Él y le seguiremos? ¿Y cómo podemos vivir nuestra fe verdadera? Dios, quien es fundamentalmente santo, nos muestra estas cosas a través de Su Palabra Santa. Estoy diciendo que el verdadero Dios que creó este mundo con Su Palabra está mostrando estas cosas a través de Su Palabra escrita ahora. Y por eso, a través de la fe que cree en la Palabra de Dios de la justicia como aparece en las Escrituras podemos encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu que nos salva de todos los pecados y podemos creer en el Dios de la Verdad.
Sí, esto es cierto. Hemos llegado a conocer al Dios de la salvación al creer en la Palabra de la justicia de Dios y hemos llegado a ser el pueblo perfecto de Dios al recibir la verdadera remisión de los pecados al conocer y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que es la justicia de Jesucristo. Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos el pueblo de Jesucristo.
¿A través de qué fe nos hemos convertido en personas especiales y justas? ¿Qué significa tener fe especial? ¿Por qué somos personas con fe especial? ¿Por qué somos el pueblo de Dios? Porque creemos en la Palabra de Dios que dice que nadie puede entrar en el Reino de Dios y convertirse en Su pueblo si no ha nacido de nuevo en el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto es bíblicamente correcto porque nuestro Señor dijo que nos ha salvado de todos los pecados, no solo por la sangre y no solo por el agua, sino por el agua, la sangre y el Espíritu (1 Juan 5, 6-8). Para poder ser salvados de todos los pecados del mundo tuvimos que creer en la Palabra de nuestro Señor que dijo “Está acabado” después de eliminar todos nuestros pecados al venir a este mundo, ser bautizado por Juan el Bautista y derramar Su sangre en la Cruz hasta morir. Según la Palabra escrita en el Antiguo Testamento, Jesucristo cumplió nuestra salvación completamente al tomar todos los pecados de este mundo para siempre sobre Su propio cuerpo a través de Su bautismo, derramamiento de sangre en la Cruz y al morir en en nuestro lugar por nuestros pecados. A través de nuestra fe en la Palabra santa escrita por Dios hemos recibido la remisión de los pecados y nos hemos convertido en el pueblo de Dios.
Dios es el Dios que habla
Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos ovejas especiales a los ojos de Dios. Espiritualmente somos ovejas, ovejas especiales con motas y pintadas. Desde una perspectiva espiritual somos las ovejas de Dios, en vez de ser ovejas comunes, somos ovejas distinguidas de Dios. Al igual que las ovejas moteadas y pintadas solo podían ser de Jacob y no de Labán, nos hemos convertido en los hijos de Dios espiritualmente al creer en la Palabra de la justicia de Dios.
Al principio Dios creó los cielos y la tierra. En ese momento de la creación de este universo ya existía la Palabra de Dios. El primer pasaje del Evangelio del Juan dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Nos está diciendo que la Palabra existía incluso en el principio, y que Dios creó este universo con esta Palabra. Dijo: “¡Que haya luz! ¡Que haya sol! ¡Que haya luna! ¡Que haya estrellas! ¡Que la tierra dé frutos que den semillas! ¡Que haya peces y criatura que se arrastran por el suelo!”. Como dijo que hubiese cosas según sus tipos, todo existió. Como dice la Biblia: “el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” cuando Dios estaba hacienda el universo, el Dios Trinitario (Dios Padre, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo) existieron al mismo tiempo y trabajaron juntos.
La Biblia dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). “La Palabra” aquí se refiere a nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor, que vino a este mundo encarnado en un hombre y nos salvó de todos nuestros pecados, había creado este universo a través de Su Palabra ya que era Dios Padre incluso antes de la creación de este universo. Por tanto, esta Palabra escrita es la Palabra que Dios habló y este Dios que nos dio esta Palabra bajó a este mundo como Jesucristo. Nuestro Dios es el Dios de la Palabra. Al creer en esta Palabra de Dios, que fue registrada por Sus siervos a través de los tiempos, hemos llegado a conocer este Evangelio del agua y el Espíritu. Asimismo, al creer en ella hemos sido salvados de todos los pecados para siempre.
¿Cómo conocemos y creemos en este Dios que creó el universo y todo lo que hay en él? Después de haber recibido la remisión de los pecados, ¿cómo podemos vivir una vida de fe obedeciendo la justicia de Dios? Podemos encontrar a Dios y creer en Él al creer en Su Palabra. Es porque Jesucristo creó este universo con Su Palabra, continúa dándonos a todos los seres humanos la salvación de todos nuestros pecados mediante la Palabra del agua y el Espíritu y porque está con nosotros a través de Su Palabra. Por tanto, doy gracias a Jesucristo. Aunque no hayamos visto a Dios, quien creó los cielos y la tierra, con nuestros propios ojos, podemos seguir convirtiéndonos en los hijos de Dios a través de Jesucristo, el único Hijo de Dios Padre, quien vino a salvarnos, y al haber conocido a este Dios creyendo en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. La Palabra de Dios que creó el cielo y la tierra se hizo carne y vivió entre nosotros y nos salvó para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Sí, esto es cierto. Jesucristo, el Hijo de Dios, era la Palabra. Esta Palabra era Dios y Dios era la Palabra. Dios existió antes de la eternidad y existirá para la eternidad. Por esta razón Dios dio la Palabra y como era Dios creó todas las cosas del universo con Su Palabra. E hizo que Sus siervos escribieran todas las obras que hizo y dijo. A través de esta Palabra escrita podemos verle y creer en Él. Podemos encontrarle al tener fe en Su Palabra. Esta Palabra que estaba con Dios es en lo que debemos creer hoy. Así es como el Dios de la Palabra nos ha encontrado hoy mediante el agua y el Espíritu.
En realidad, hemos sido salvados al creer en el Dios de la justicia que se cumple mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Hemos sido salvados de todos nuestros pecados y nos hemos convertido en el pueblo distinguido de Dios al creer en la Verdad de que Jesucristo nos ha salvado por el agua y la sangre. Queridos hermanos, por la fe que cree en la Palabra de Dios escrita, ahora podemos disfrutar una vida nueva y eterna ante Dios. Aunque no podamos ver a Dios con nuestros ojos físicos, hemos conocido al Dios de la justicia y seguimos viviendo con Él a través de la fe que cree en esta Palabra como Él la dijo. Al vivir en este mundo hemos encontrado a Jesucristo, quien vino por el agua y la sangre a través de la Palabra de Dios. Como Jesucristo vino a este mundo encarnado en un ser humano y nos salvó de todos nuestros pecados mediante el agua y la sangre, hemos sido salvados de todos nuestros pecados al tener fe en la justicia de Dios. Asimismo, todos nos hemos convertido en discípulos benditos de Jesucristo al creer en la justicia de Dios.
Ahora debemos hacer esta obra espiritual de ganadería especial como hizo Jacob, ya que somos los verdaderos discípulos de Jesucristo. De ahora en adelante, ¿qué haremos en el futuro? Debemos pelar la corteza de las ramas de avellano y ponerlas delante de los que merecen creer en la justicia de Dios. Debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, que es el Evangelio definitivo de Dios, con sabiduría a la gente. Cuando creen en él completamente, nacerán de nuevo, se convertirán en el pueblo de Dios y serán discípulos de Jesucristo que también predican este Evangelio con nosotros.
De ahora en adelante, mientras vivimos el resto de nuestras vidas, debemos seguir haciendo esta obra de Dios distinguida. Debemos predicar la palabra del Evangelio del agua y el Espíritu de Dios a más gente todavía para que reciban la verdadera salvación. Esta perfecta salvación es diferente a la salvación común y futil que predican los pecadores cristianos, al igual en que las ovejas moteadas y pintadas se distinguen de las ovejas blancas. Sí, esto es cierto. Debemos presentar este Evangelio del agua y el Espíritu como está escrito en la Palabra de Dios a todos los pecadores. Mientras crean en Jesucristo a través de nuestra presentación persistente de este Evangelio, también darán a luz a hijos de Dios espiritual que estarán pintados y moteados cuando a su vez den a luz a hijos de la fe espiritualmente. Para que esto sea una realidad en nuestras vidas debemos aprender a negar nuestros propios pensamientos primero y después convertirnos en discípulos de Jesucristo específicos por fe. Estoy diciendo que primero debemos recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y después predicar este Evangelio a otras personas. Dios nos está enseñando hoy en día a hacer la obra de convertirnos en discípulos de Jesucristo al mostrarnos el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la rama de avellano pelada.
Queridos hermanos, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos el pueblo de Dios. Además, somos posesiones de Dios. De la misma manera en que todas las ovejas moteadas se convirtieron en posesiones de Jacob, los que hemos nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu son el pueblo de Dios y Su posesión. Y los que se han convertido en el pueblo de Dios deben vivir sus vidas de fe en esta Palabra de Dios.
En realidad, este mundo actual está en un estado horrible. Hay muchas señales del fin del mundo apareciendo en todas partes. Las condiciones económicas del mundo tampoco se ven muy bien. Hay muchos problemas por aquí y por allá y la gente de todo el mundo tiene muchas preocupaciones. ¿Cómo podemos seguir viviendo en este mundo tan duro? Solo podemos hacerlo por la fe que cree en la justicia de Dios y Su redención. Debemos vivir con la fe en la Palabra de Dios de que tendremos vida eterna sin falta. Dios nos salvado de todos nuestros pecados mediante el Evangelio del agua y el Espíritu y podemos seguir viviendo por fe en esta Palabra. Todos los días debemos confirmar el hecho de que hemos sido salvados del juicio de nuestros pecados.
Asimismo, si hay algo que nos preocupe y nos haga sentir incómodos, debemos decírselo a Dios mediante nuestras oraciones. Por tanto, la Biblia nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Al creer en este Dios que contesta nuestras oraciones, debemos orarle y vivir confiando en Él. La vida que vivimos de ahora en adelante después de haber recibido la salvación mediante la remisión de los pecados a través de esta Palabra de Dios debe vivirse creyendo en la Palabra de Dios escrita. Cuando hacemos esto podemos vivir perfectamente nuestra fe en este mundo. Podemos convertirnos en pastores fieles que pueden, junto con el Señor y Sus discípulos, criar a muchas ovejas y rebaños que tengan corderos moteados cuando se apareen.
Queridos hermanos, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu estamos especialmente distinguidos. El Dios de la justicia es nuestro Dios. Es nuestro Pastor y es nuestro Dios. Así, la gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, es decir, los que han recibido la salvación de Dios son los que son distinguidos. En realidad, somos personas muy especiales. Nos hemos convertido en personas especiales entre millones. Dios hizo que pudiésemos encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu al vestirnos de Su gracia especial. Nos permitió encontrar a Jesucristo, quien vino por el agua y el Espíritu. A través de la Palabra de Dios escrita nos hizo encontrar a Jesucristo, el verdadero Dios, y nos permitió ser salvados de todos nuestros pecados al creer en Él. Deben recordar esto: Sea cual sea la situación en la que se encuentren, no deben olvidar que somos los hijos especiales de Dios.
Seguimos viviendo, no porque tengamos poderes, sino porque tenemos fe en la Palabra de la justicia de Dios. Por tanto, debemos creer en la Palabra de Dios sin dudar. Debemos seguir viviendo, pero no por nuestras habilidades o poderes. En realidad, seguimos viviendo al creer en la Palabra de Dios escrita. Aún más, podremos seguir viviendo en el futuro al creer en Su Palabra. Si no creemos en esta Palabra correctamente, que es Dios mismo, después de haber sido salvados, estaremos condenados como bastardos espirituales que han perdido a sus padres.
Debemos llevar a cabo el ministerio especial de la ganadería espiritual
Incluso después de ser salvados de los pecados del mundo, debemos vivir a través de la fe que cree en Jesucristo, el Hijo de Dios, que vino por el agua y el Espíritu. Estoy diciendo que, aunque vivamos nuestras vidas como nacidos de nuevo, debemos tener una fe inamovible en la Palabra de Dios. Estamos viviendo como personas especiales. Como hemos recibido la salvación mediante la Palabra de Dios de justicia, somos claramente diferentes del resto del mundo. De la misma manera en que Labán y Jacob eran diferentes en el método de ganadería que aplicaban, debemos vivir una vida diferente de los cristianos pecadores. Estamos haciendo la obra de Dios donde guiamos a las ovejas para que tengan corderos moteados. En realidad, puede que seamos personas normales sin ninguna habilidad, pero vivimos nuestras vidas a través de la fe que cree en la Palabra de Dios. Estamos viviendo una vida especial mientras hacemos la obra de salvar a las almas incluso después de ser salvados por el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos seguir viviendo por la fe que cree en el hecho de que Dios cumplirá todo para nosotros según lo que nos ha prometido en Su Palabra escrita.
He dicho que Jacob y Labán eran diferentes porque utilizaban diferentes métodos de ganadería. ¿Qué quiere decir Dios con el ministerio de Jacob? Quiere decir que Dios nos ha hecho trabajadores de la justicia de Dios y este Dios es el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob que es nuestro Dios porque hemos sido salvados por el agua y el Espíritu. Yo también creo en esto. Creo que el mismo Dios que protegió y guardó a Jacob allá donde iba y le dio Su gracia se convertirá en el Dios de los que hemos nacido de nuevo por el agua y el Espíritu, y nos protegerá sin falta, de la misma manera en que protegió a Jacob.
Debemos vivir con la fe que cree en la justicia de Dios. Ahora es el momento de seguir viviendo, teniendo una fe aún más fuerte en la justicia de Dios. Estamos viviendo en unos tiempos terribles donde no se puede vivir bien como humanos. Los que los nacidos de nuevo podemos hacer en este mundo malvado es creer de todo corazón que esta Palabra escrita es Dios mismo. Al escuchar esta Palabra de Dios, confiar en ella y creer en ella, debemos seguir viviendo y recibiendo respuestas como están escritas en la Palabra. Debemos hacer esto porque somos personas de Dios distinguidas. En estos últimos tiempos, ¿qué debemos hacer? ¿Qué tipo de trabajo debemos hacer? Por supuesto, debemos hacer la obra de tener corderos espirituales que tienen motas y puntos. Esta es precisamente la obra que los hijos de Dios debemos hacer en Su Iglesia.
Pero, después, cuando la gente justa sufra en la tribulación y tenga muchas dificultades, estaremos viviendo aquí, en este lugar de refugio preparado por Dios. Quiero que sepan que dios está preparando este lugar, es decir, nuestro Centro de Formación de Discípulos, para que vivamos aquí durante estos tiempos de tribulación. Nosotros somos los maestros de este centro. No hay ningún maestro especial que no seamos nosotros. Cuando el mundo se haga difícil, nos reuniremos aquí y pasaremos por la tribulación bajo la gracia de Dios.
Queridos hermanos, tenemos muchas cosas que hacer. En primer lugar, para que las ovejas conciban corderos moteados o pintados, debemos poner las ramas de avellano peladas delante de ellas, y así tendrán corderos especiales. Y debemos criar a esos corderos también. Cuando vamos a los hospitales, debemos mostrar a la gente el Evangelio del agua y el Espíritu, que son las ramas peladas espirituales; cuando vamos a las prisiones debemos mostrarlas también; cuando estamos en la calle o en los centros comerciales, debemos mostrarlas a la gente; cuando vamos a las universidades, debemos mostrarlas a los estudiantes; cuando estamos en casa, debemos mostrarlas a nuestras familias; cuando vayamos a Japón o Rusia, debemos mostrarlas a la gente de allí. En vez de hacer que la gente caiga en una ilusión de la salvación con un Evangelio corriente que no puede salvar a nadie, debemos hacer que llegue a su salvación al creer claramente en el Evangelio del agua y el Espíritu. En cualquier caso, todavía hay gente en este mundo a la que debemos enseñar el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos mostrárselo a todo el mundo y debemos reunir a esta gente y vivir con Dios. En este mundo tenemos muchos sitios donde enseñar este Evangelio del agua y el Espíritu y por eso estamos aquí reunidos por segunda vez este año. Cuando terminemos de predicar este Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, nos reuniremos y viviremos juntos.
Todavía hay muchos sitios donde debemos pelar las ramas de los avellanos y mostrar la verdadera blancura. Debemos visitar todos los lugares de los cinco océanos y los seis continentes para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu en todas partes. Hasta ahora, desde una perspectiva espiritual, los cristianos han estado mostrando cualquier tipo de árbol en vez del avellano pelado, y diciendo a la gente que simplemente crea. Y así, aunque no les enseñaran el avellano pelado, la gente creyó en esto como se les pidió. “Creed en Jesús de cualquier manera y seréis salvados”. Este tipo de predicación es propagar una “creencia fácil” y a pesar de su fe en Jesús, no pueden convertirse en el pueblo de Dios. Este es el momento para que los redimidos pelen la rama del avellano y muestren las ramas peladas blancas a la gente. Debemos mostrar claramente el Evangelio del agua y el Espíritu, que está escondido dentro de la justicia de Dios, a los pecadores. Debemos mostrarles que Jesús les ha salvado mediante el agua y la sangre enseñando sus pecados que tienen en sus corazones y lo malvada que es la carne humana y exponiendo sus pecados dentro de ellos. Solo al hacer esto paso a paso obtendrán la verdadera salvación.
Debemos dedicarnos a propagar el Evangelio del agua y el Espíritu al final de los tiempos
Durante el fin de los tiempos debemos llevar a cabo este ministerio espiritual de la ganadería como Jacob. Me estoy refiriendo a una forma de ganadería muy especial. Todos los corderos moteados o marrones eran de Jacob. Esto significa que cualquier tipo de oveja que no tuviera manchas no era de Jacob. No todas las ovejas son ovejas de Dios. Solo las ovejas especiales son ovejas de Dios. Debemos hacer la obra de hacer que la gente nazca de nuevo como ovejas de Dios Debemos mostrar las ramas peladas a muchos países. Y debemos predicar este Evangelio del agua y el Espíritu al mundo entero. Predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo es precisamente la obra de pelar la corteza de las ramas de avellano y mostrar las partes blancas. Debemos concentrar nuestros esfuerzos en esta obra. Cuando hayamos terminado esta tarea por completo nuestro Señor aparecerá por segunda vez en este mundo para llevarnos a los que le esperamos separados del pecado (Hebreos 9:28). Todavía hay más cosas que hacer. Por eso Dios está protegiendo a Corea especialmente porque aquí está la sede del ministerio de Dios.
Estoy seguro de que en los países extranjeros donde nuestros colaboradores están llevando a cabo el ministerio del Evangelio, muchas personas creerán en este Evangelio verdadero del agua y el Espíritu. Pase lo que pase debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos pelar las ramas de avellano y mostrar las partes blancas a todos los pecadores. Dicho de otra manera, debemos predicar el secreto del verdadero Evangelio del agua y el Espíritu, que el Señor Jesús ha eliminado todos los pecados del mundo con el bautismo que recibió de Juan el Bautista y la sangre que derramó en la Cruz, a todo el mundo. Estoy seguro de que el Señor estará con nosotros a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Está escrito que, cuando este Evangelio del agua y el Espíritu se predique hasta el fin del mundo, este mundo llegará a su fin, y nuestro Señor volverá una vez más. Llegará el Día en que este Evangelio sea predicado a través de todo el mundo.
En realidad, hay todavía muchos países donde este Evangelio no ha entrado. Algunos teólogos cristianos dicen que el Evangelio de Dios se ha predicado por todo el mundo, pero la verdad es que este verdadero Evangelio del agua y el Espíritu, que son las ramas de avellano peladas, no ha sido predicado hasta el fin del mundo. Queridos hermanos, en todo el mundo hay mucha gente que no ha escuchado el Evangelio del agua y el Espíritu. Hasta ahora pensaban que todos los evangelios eran iguales. En otras palabras, la gente piensa que mientras crea en Jesús como el Salvador incondicionalmente, son cristianos salvados. ¿Pero cuál es la verdad? Tener una creencia tan equivocada no es creer en la justicia de Jesús, sino creer en mentiras.
Dios bendice a los que están predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo
Dios prometió que se convertiría en el Dios de Jacob. Este Dios bendijo a Jacob. Él dijo: “Yo seré tu Dios y donde tú vayas, Yo iré contigo. El olor de Mi hijo es como el olor de un campo que he bendecido. Maldeciré a los que te maldigan y bendeciré a los que te bendigan”. Sí, esto es correcto. Dios es el Dios de Jacob. Asimismo, los hijos de Dios son los que se han nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios no puede convertirse en Dios incondicional de los que dicen creer en Jesús de cualquier manera. Jesús se convierte en el Dios solamente de los que creen en este Evangelio especial del agua y el Espíritu de la misma manera en que Jacob contó solamente a las ovejas especiales, es decir, a las ovejas marrones o moteadas, como suyas. Dios quiere que los que hemos nacido de nuevo prediquemos este Evangelio, es decir, que llevemos a cabo esta forma especial de ganadería por todo el mundo. Dios bendice a los justos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Por qué piensan que esto es así? Porque somos el pueblo de Dios, como Jacob. Por muy insuficientes que seamos, Dios nos bendice porque nos hemos convertido en ovejas distinguidas de Dios que tienen manchas y motas. A pesar de nuestras insuficiencias, Dios nos dará Su bendición por la obra que estamos haciendo. De la misma manera en que Jacob se hizo muy rico como está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy, estoy seguro de que Dios trabajará por nosotros y nos respaldará por lo que habrá mucho progreso en nuestra predicación del Evangelio.
Por eso debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Debemos llevar a cabo esta tarea por fe. Debemos predicar este Evangelio por fe y debemos trabajar por fe y vivir por fe. Entre todos esos campos, debemos utilizar nuestra fe ante todo para predicar el Evangelio. Además, debemos utilizar nuestra fe en el campo de apoyar este ministerio de predicación del Evangelio, es decir, llevando a cabo nuestros negocios para apoyarlo económicamente. Incluso en todos los aspectos de su vida, deben utilizar su fe.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Esta es la Palabra de Dios. En estas palabras se encuentra la Palabra de Dios, y creo que Dios protegerá nuestras mentes y corazones según esta Palabra. Sé que Dios nos ayudará y resolverá nuestros problemas que nos preocupan y que nos protegerá en cada paso. Tenemos fe en que Dios, que sobrepasa cualquier conocimiento, escuchará todas nuestras preocupaciones de nuestras mentes y corazones y nos ayudará con Su poder omnipotente en todos nuestros problemas. Esto se debe a que esta Palabra es Dios mismo. Esto también se debe a que Dios es el Dios que cumplirá todas Sus promesas como están escritas en las Escrituras. Creemos que Dios trabajará por nosotros siempre y cuando confiemos en que Dios nos ayudará cuando confiemos en Él por fe.
Cuando volvamos a nuestras respectivas iglesias después de este campamento de entrenamiento de discípulos de este verano, debemos seguir predicando el Evangelio del agua y el Espíritu como hemos hecho hasta ahora. Hay muchos lugares que esperan nuestras manos. Por tanto, debemos orar siempre a Dios para que esté con nosotros en el ministerio de predicación del Evangelio.
Durante el fin de los tiempos debemos dedicarnos aún más a predicar el Evangelio, en vez de a nuestra gloria personal
Además, debemos seguir viviendo hasta el fin de los tiempos concentrando nuestros corazones en la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu. No debemos poner nuestros corazones en la búsqueda de nuestra gloria personal. Si Dios dice que el fin de los tiempos está cerca, debemos creer que el fin de los tiempos está a la vuelta de la esquina. Aunque no hayamos examinado todas las pruebas científicas de la destrucción inminente del mundo, podemos saber que este mundo perecerá pronto. Aunque la era de los dolores, en la que habrá hambrunas y terremotos, y que no ha llegado todavía a su punto álgido, y aunque el día de la destrucción del mundo no haya llegado, creemos que este mundo será destruido en poco tiempo. La fe verdadera nos permitirá ver cómo se cumple cada Palabra ante sus ojos. Por tanto, antes de que este mundo sea destruido finalmente, debemos predicar este Evangelio a todo el mundo.
Queridos hermanos, no se preocupen por qué comer o qué beber o qué ponerse. Si están demasiado preocupados por estas cosas, deben orar a Dios. Oren de la siguiente manera: “Querido Dios, danos nuestro pan de cada día, nuestras necesidades diarias, protégenos y bendícemos”. Entonces deben creer que Dios ha escuchado sus oraciones porque sabe que necesitan estas cosas y los ama aún más que a los pájaros del aire a los que alimenta suficientemente todos los días. Y entonces deben deshacerse de sus preocupaciones, como qué comer y beber y trabajar primero por el Reino de Dios todo lo que puedan.
Deben orar mucho más por la obra de predicar el Evangelio del Señor y concentrarse aún más en ello. Esto se debe a que, cuando llegue el fin del mundo, lo que hayan obtenido en este mundo se vendrá abajo. Solo habrá una cosa que no se vendrá abajo y es el Evangelio del agua y el Espíritu. Como solo el pueblo de Dios que ha recibido la remisión de los pecados a través de la predicación del Evangelio será levantado ante Dios y entrará al Reino de Dios incluso durante la destrucción del mundo, debemos concentrar nuestros esfuerzos en esta obra valiosa. No quiero decir más que el fin del mundo está cerca. Esto se debe a que ya hablé de esto hace unos años. Si predico esto otra vez, solo sería de manera general. Ahora está lloviendo, ¿quién va a negarlo? Tiene más mérito predecir que la lluvia llegará a cierta hora mañana cuando las nubes aún no han aparecido. Si el hombre del tiempo dijese que llueve cuando está lloviendo, ¿significa que sabe hacer su trabajo? No. No sería una predicción, sino un hecho.
Queridos hermanos, este mundo será completamente destruido. Así que antes de que esto ocurra, debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Queridos hermanos, ¿creen en esto? Esto será así como también se cumple toda la Palabra de Dios. Y por eso, no crean que esto no se cumplirá. Si siguen pensando que nunca pasará, entonces el día llegará en un instante. Debemos prepararnos para el fin del mundo, mirar hacia el futuro con sabiduría y vivir el presente con la fe perfecta. Debemos convertirnos en los siervos de Dios que esperan pacientemente a que regrese el Señor diciendo: “Oh Señor Jesús, vuelve pronto” después de completar todas las tareas que se nos asignen antes de que regrese. No debemos estar comiendo, bebiendo, alardeando y disfrutando de la vida hasta que llegue ese momento. Si esto ocurre, nos levantaremos rápidamente para lavarnos la cara y vestirnos cuando el Novio ya haya llegado.
Queridos hermanos, debemos llevar a cabo juntos la tarea de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. En esta era presente, cuando el mundo se está oscureciendo y muriendo, ¿qué debemos hacer? ¿Debemos sufrir por nuestras vidas como si fuésemos a vivir decenas de miles de años cuando el mundo se está oscureciendo ahora mismo? ¿Qué dijo un poeta coreano famoso llamado Sat Gat Kim en uno de sus poemas satíricos? Cantó:
“¿Por qué vives una vida
que dura menos de cien años
con preocupaciones que pesan mil años?”
Si todavía tienen pecados en sus corazones, deben dejar de lado esta angustia. En primer lugar, deberían preocuparse por el problema de los pecados que hay dentro de sus corazones. Deben saber que no queda mucho tiempo. Debemos unirnos para predicar este Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Debemos hacerlo con un corazón unido. Cuando las cosas se ponen difíciles, aunque juntemos nuestros esfuerzos en una dirección, debemos unir nuestras voluntades porque al final no pasará nada si nuestros corazones están divididos en muchos segmentos. Debemos hacer la obra de Dios uniendo nuestros corazones como uno solo sin falta.
Debemos tener un sueño. Debemos tener una fe. Debemos ofrecer nuestros corazones a Dios. Debemos creer en la Palabra de Dios y creer en este Evangelio del agua y el Espíritu, que es tan especial como la rama de avellano pelada, de todo corazón. Asimismo, debemos creer que el final llegará a este mundo el día en que este Evangelio se predique por todo el mundo completamente. Nuestro Señor dijo que vendría a Su debido tiempo, pero antes de que venga el Señor debemos predicar este Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Y todos nosotros debemos creer en esto individualmente. ¿Qué pasaría si muriesen sin creer en el verdadero Evangelio? Que irían al infierno. Así que crean en él ahora, en este momento. Compartan sus corazones con la gente de fe en la Iglesia de Dios. Crean en este verdadero Evangelio de todo corazón. Queridos hermanos y hermanas deben alentar a sus familiares para que crean en él de todo corazón. El que no puedan dejar de fumar o beber licor no importa ante Dios. Si solo creen en la obra que nuestro Señor ha hecho, serán salvados de sus pecados. Después de esto Dios se encargará de todos estos problemas.
Hoy en día Dios quiero confiarnos esta obra especial de ganadería que Jacob llevó a cabo como está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy. Estoy completamente seguro de que Dios llamará a todos Sus hijos de todo el mundo a través de nosotros y al hacerlo cumplirá Su voluntad.
En último lugar, quiero pedir ayuda a Dios por fe. Le pido a Dios que nos ayude cuando predicamos el Evangelio al creer en la justicia de Dios. También quiero desear que Dios nos dé muchos trabajadores. Asimismo, quiero que Dios nos dé suficiente dinero para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Espero y oro para que muchos hermanos y hermanas que están apoyando al Evangelio sean levantados en Corea y en todo el mundo.
Así que debemos orar de nuevo a Dios. Debemos orar así: “Por favor, permítenos predicar este Evangelio de las ramas de avellano peladas por todo el mundo. Bendice este ministerio y permítenos tener a obreros que apoyen este ministerio”. Sé que Dios cumplirá estos deseos de nuestros corazones.