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Tema 11: El Tabernáculo

[11-19] El Candelero de Oro (Éxodo 25:31-40)

El Candelero de Oro
(Éxodo 25:31-40)
«Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia delante. También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte».
 
 
El Candelero de Oro
El candelero de oro fue hecho de un talento de oro puro. Su caña fue martillada una sola pieza de un talento de oro puro, con tres brazos saliendo de ambos lados, y siete lámparas colocadas arriba de la caña y sus seis brazos. Y ya que el candelero fue hecho de un talento de oro puro, era una vista cautivante y hermosa de ver.
Arriba del candelero de oro, había siete lámparas con aceite, los cuales estaban encendidas para iluminar el Lugar Santo en todo tiempo. Uno puede entrar en el Lugar Santo solo levantando y abriendo la puerta del Tabernáculo tejida con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Aquellos que pueden entrar a este lugar solo son aquellos que creen en las obras de la salvación manifestadas en los hilos azules, púrpura y carmesí. Como tal, nadie puede entrar al Lugar Santo sin esta fe, ya que es un lugar que es permitido solo a aquellos que conocen el misterio de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido manifestado en la cortina del Tabernáculo.
Por lo tanto, solo aquellos que creen en la maravillosa salvación hecha de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido pueden llegar a ser los miembros de la Iglesia de Dios. Los cuatro colores de la cortina-puerta del Tabernáculo son la sombra del evangelio del agua y el Espíritu, anticipando la venida de Jesús, quien tomó nuestros pecados del mundo siendo bautizado y llevando la condenación de nuestros pecados del mundo siendo crucificado y derramando Su sangre.
Ni más ni menos que este evangelio del agua y el Espíritu es el evangelio de la verdadera remisión del pecado que el Señor nos ha dado. El evangelio del agua y el Espíritu está hecho del bautismo que Jesucristo recibió y del juicio de la Cruz que Él soportó para darnos la bendición de la remisión del pecado. Como tal, solo aquellos que de todo corazón creen en esta verdad pueden ser remitidos de todos sus pecados. Dios, en otras palabras, solo permite a aquellos que creen en la verdad de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido entrar en el Lugar Santo.
Mientras que el candelero dentro del Lugar Santo siempre dio su brillante luz, así también aquellos que se convierten en hijos de Dios creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu también iluminan este mundo con la luz de la salvación que salva a la gente de sus pecados. En otras palabras, solo aquellos que han recibido la remisión del pecado a través del evangelio del agua y el Espíritu pueden realizar el papel de candeleros que dan la luz de la salvación, para que otros puedan conocer también esta verdad y recibir la remisión de sus pecados.
El candelero tenía flores, manzanas ornamentales y copas. Como Dios ordenó que siete lamparillas se colocaran sobre el candelero, cuando el candelero estaba encendido, la oscuridad cedía en el Lugar Santo en todo tiempo. Esto significa que los justos que han sido lavados de sus pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu se reunirían juntos, construirían la Iglesia de Dios e iluminarían este mundo. La luz del candelero que resplandecía en el Lugar Santo es el evangelio del agua y el Espíritu, que disipa la oscuridad de este mundo.
Para salvarnos del pecado, Jesucristo vino a esta tierra, encarnado en semejanza de hombre. Y tomó nuestros pecados, Él fue bautizado por Juan, y para llevar la condenación de nuestros pecados, Él fue crucificado. Jesús de esta manera se convirtió en la luz de la salvación. En los atrios del Tabernáculo, los pecadores pasaban sus pecados sobre su ofrenda del sacrificio por la imposición de manos sobre su cabeza y dejándolo llevar la condenación de sus pecados matando este sacrificio.
De la misma manera, Jesucristo ha completado nuestra salvación siendo bautizado y muriendo sobre la Cruz de acuerdo a ley de Dios, y Él ha llegado a ser la luz de la salvación para toda la humanidad. Con los ministerios manifestados en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido, Jesucristo ha completado la salvación para la humanidad. Así, hemos sido salvados de nuestros pecados creyendo en el evangelio del bautismo y la sangre que Jesucristo nos ha dado. Todos los que creen en Jesús también deben descubrir esta luz de la verdad.
Jesucristo ha mostrado la luz de la salvación en este mundo para que solo aquellos que son nacidos de nuevo por el agua y el Espíritu puedan entrar al Reino de Dios. Como tal, solo aquellos que han nacido de nuevo por el agua y el Espíritu pueden ser parte de la Iglesia de Dios y ser aptos para resplandecer y esparcir la luz del agua y el Espíritu por el mundo entero. Debido a que solo ellos creen en el evangelio del agua y el Espíritu y lo esparcen, Dios les ha confiado este evangelio del agua y el Espíritu especialmente a ellos y les ha permitido hacer brillar la luz del verdadero evangelio.
Como tal, debemos darnos cuenta que este trabajo de esparcir la luz del evangelio por todo el mundo puede ser hecho solo por aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu como la verdad real. Los pecadores no pueden entrar en el Lugar Santo. Solo aquellos que creen en el evangelio manifestado en los hilos azules, púrpura, carmesí de la puerta del Tabernáculo pueden entrar. Por lo tanto, solo aquellos que conocen la verdad de los hilos azules, púrpura, carmesí y lo creen en su corazón pueden entrar en el Tabernáculo y realizar la tarea de hacer resplandecer la brillante luz de la salvación.
En la puerta de los atrios del Tabernáculo, una cortina hecha con los hilos azules, púrpura y carmesí también iluminaba el camino. Para aquellos que están buscando el Tabernáculo para dar sus ofrendas en el, Dios hizo la puerta de sus atrios con los mismos cuatro colores. Pero la gente del tiempo del Antiguo Testamento no podía ser integra para siempre a través de sus ofrendas diarias. Por lo tanto, tenían que continuar esperando por el Mesías. Sin embargo, cuando Jesucristo el Mesías ciertamente llegó, fallaron en darse cuenta que Él es el verdadero Mesías dando una ofrenda eterna de acuerdo a la revelación hecha en los colores de la cortina-puerta del Tabernáculo.
Esto es igual que aquellos Cristianos de la actualidad que, aunque claman en el nombre de Jesús, no sabe que Él vino de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido y que nos ha salvado a la perfección. Cuando la gente del Antiguo Testamento daba su ofrenda del sacrificio cada día con la imposición de manos y la sangre de las ofrendas, tenían que creer que el Salvador aparecería de esta manera, igual que su ofrenda del sacrificio.
De la misma manera, la gente de este mundo también debe creer que Jesucristo el Salvador vino a esta tierra, tomó los pecados del mundo siendo bautizado de acuerdo al sistema de sacrificios del Antiguo Testamento de la imposición de manos y con la sangre, fue crucificado y derramó Su sangre, y de esta manera salvó a Su pueblo del pecado. Pero debido a que ni siquiera conocen el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, no tienen idea si Jesús vino por su bautismo y sangre, o solo por la sangre de la Cruz, o solo como meramente un Salvador.
A los ojos de Dios, la fe que los Cristianos de la actualidad colocan en el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento es tan defectuosa como la del pueblo de Israel. Debido a que no tienen una fe verdadera en el Mesías que es manifestado en el sistema de sacrificios, ellos no pueden creer que el Mesías vino, fue bautizado y derramó Su sangre. Pero toda la gente de este mundo, incluyendo el pueblo de Israel, debe creer en el evangelio del agua y el Espíritu, Jesús los ha salvado de sus pecados a través de los ministerios de Su bautismo y de Su crucifixión.
Para salvarte a ti y a mí de todos nuestros pecados y condenación, Jesucristo fue bautizado y derramó Su sangre. A través de la verdad contenida en los hilos azules, púrpura y carmesí manifestados en la puerta del Tabernáculo, la sombra del evangelio del agua y el Espíritu, somos por lo tanto habilitados para conocer a Jesucristo. Esta verdad de la salvación es que la gente puede recibir la remisión de sus pecados creyendo en el verdadero evangelio en sus corazones. Al creer en el evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo nos ha dado al ciertamente haber venido a este mundo, siendo bautizado y muriendo sobre la Cruz, debes tener la fe que te salva en tu corazón. Esta verdad te ha salvado de todos pecados.
En la Santa Casa de Dios, había tres cortinas-puertas. Todas estas puertas estaban tejidas con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Como les he dicho una y otra vez, estos cuatro colores revelan exactamente la salvación: Para salvarnos de nuestros pecados, Dios ha colocado la ley de la remisión del pecado completada a través de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Por lo tanto, si creemos de acuerdo a esta ley de la remisión del pecado, entonces Dios aceptará nuestra fe y nos salvará de nuestros pecados eternamente.
Es por creer en el evangelio del agua y el Espíritu manifestado en los hilos azules, púrpura y carmesí que cualquiera de nosotros puede ser salvo de sus pecados para siempre. Conociendo y creyendo en el verdadero significado del sistema de sacrificios dado por Dios, cualquiera puede ir ante Él. En la entrada del Lugar Santo, la Casa de Dios, había cinco columnas, y una cortina tejida de los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido estaba colgado sobre estos cinco columnas. Para que nosotros vayamos ante Dios, debemos tener fe en los cuatro colores manifestados en la cortina-puerta.
La fe mostrada en el hilo azul es que Jesucristo aceptó nuestros pecados siendo bautizado, y la fe manifestada en el hilo carmesí es que Jesús llevó la condenación del pecado siendo crucificado y derramando Su sangre. La fe revelada en el color púrpura es el creer que Jesús es Dios Mismo, y la fe manifestada en el lino fino torcido es el creer en Su elaborada Palabra ya que Dios nos ha limpiado al borrar nuestros pecados con los hilos mencionados anteriormente –esto es, con los hilos azules, púrpura y carmesí. Esta verdad es llamada el evangelio del agua y el Espíritu, podemos entrar en el Reino de Dios. Esta es la fe de aquellos que pueden abrir la puerta del Tabernáculo y entrar en el Lugar Santo.
La puerta de los atrios del Tabernáculo tejida en los hilos azules, púrpura y carmesí nos capacita para darnos cuenta del plan de Dios acerca de cómo nos salvaría Él, mostrándonos que nuestra salvación, que viene de la remisión del pecado puesta por Dios, no se logra a través de los propios esfuerzos hechos por hombres. Aún si pedimos perdón por nuestros pecados diariamente, sin la ofrenda del sacrificio para la expiación del pecado, el pasar los pecados a través de la imposición de manos, y el derramamiento de sangre, no podemos ser salvos de nuestros eternos pecados. Solo cuando la ofrenda del sacrificio que vino a salvarnos de nuestros pecados toma nuestros eternos pecados del mundo podemos ser totalmente salvos creyendo en esta verdad y de esta manera recibir la remisión del pecado.
Si en nuestro corazón tenemos la fe que cree en este evangelio verdadero, entonces seremos capaces de esparcir el evangelio de la salvación que trae vida eterna a cada alma perdida. Al creer en los ministerios de Jesús manifestados en los hilos azules, púrpura y carmesí, podemos iluminar este mundo con la verdad de la remisión del pecado. El candelero en el Lugar Santo tenia siete lamparillas, así que cuando estas lamparillas estaban encendidas, su luz era reflejada por las paredes del Tabernáculo hecha de tablas cubiertas con oro, así iluminaban todo el interior del Lugar Santo intensamente. Si no hubiese habido candelero en el Lugar Santo, entonces solo hubiese estado oscuro. Esta es la razón por la que Dios ha colocado, aquí en este oscurecido mundo, a los santos y a Sus siervos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
 


¿Cuál es el Papel del Candelero de Oro?


El candelero de oro nos muestra que Dios nos ha dado la fe que cree en la verdad, la cual se convierte en la luz del mundo. Nuestra fe es creer que Jesucristo nació en esta tierra, fue bautizado, y derramó Su sangre sobre la Cruz. Dios nos está diciendo, en otras palabras, que la luz de la salvación brille con esta fe. Cuando retenemos el evangelio de la salvación en nuestro corazón y esparcimos esta fe, es en ese mismo instante en que la luz de la verdad resplandece. Entonces la gente verá y vendrá a esta brillante luz, dándose cuenta que el Señor los ha salvado con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido, y convirtiéndose en el pueblo propio de Dios. La luz de la verdad es el evangelio del agua y el Espíritu planeado y completado por Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Con nuestra fe en la verdad que Jesús vino a esta tierra, fue bautizado y crucificado, derramó Su sangre y murió, y sé levantó de entre los muertos para darnos la remisión de todos los pecados, estamos esparciendo el evangelio a aquellos que desean ser salvos. Si Jesucristo no hubiese sido bautizado y sacrificado por nosotros, tú y yo nunca podríamos haber sido salvos de nuestros pecados.
Debido a que Jesús fue bautizado, derramó Su sangre y fue sacrificado por nosotros, Él pudo dar a todos los pecadores la fe que los salva. No estamos esparciendo aquí una doctrina ilusiva. Por el mundo entero, estamos esparciendo la luz de la salvación manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Debido a que tenemos la fe que conoce y cree en el bautismo de Jesús y en Su sacrificio de la Cruz, estamos esparciendo la luz de vida a aquellos cuyos corazones están en la oscuridad. Todos aquellos que así han sido iluminados por esta luz entonces dan testimonio a la hermosa maravilla de que todos sus pecados desaparezcan de sus corazones. Toda la gente del mundo también llegará a conocer el bautismo que Jesús recibió y en el sacrificio de la Cruz que Él ofreció para borrar todos los pecados del mundo, y creyendo que estos son su propia remisión del pecado, llegarán a descubrir la luz de la verdad.
¿Por qué Jesucristo tuvo que venir a esta tierra? ¿Por qué tuvo que ser bautizado? ¿Por qué tuvo que morir en la Cruz? ¿Por qué tuvo que levantarse de entre los muertos en tres días? La razón para todo esto es que Jesucristo es el Mesías. Para cumplir todas las obras de la salvación como Mesías, Jesús fue bautizado y derramó Su sangre, y de esta manera Él mostró la luz de la salvación a los pecadores. Por lo tanto, esparciendo la luz de la salvación por el mundo entero, podemos capacitar a muchos para que conozcan esta verdad, crean en ella, y de esta manera reciban la vida eterna.
Tú y yo somos el candelero que iluminan este mundo con la luz del evangelio del agua y el Espíritu. A través del evangelio que estamos esparciendo, la gente llegará a conocer la luz de la verdad que los salva. Aquellos que están buscando la luz en este oscuro mundo verán esta brillante luz que estamos esparciendo, vendrán a la luz de la verdad y serán salvos de todos sus pecados. Al venir a la fe que cree en esta verdad, todos los seres humanos pueden ser salvos.
Este evangelio no es un asunto teórico. Como tal, debemos creer verdaderamente con nuestro corazón. Podemos trabajar para esparcir el evangelio solo cuando verdaderamente creamos en los ministerios de Jesús manifestados en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Pero aún si hemos recibido la remisión del pecado, sin la lámpara en donde el aceite puede ser puesto, no podremos dar luz por siempre, así que Dios nos a dado Su Iglesia, nuestro candelero. En cada brazo del candelero, había tazones y debajo de estos tazones había manzanas ornamentales. Esto significa la Iglesia construida por fe.
El lugar en el que solo aquellos que verdaderamente han recibido la remisión del pecado creyendo en sus corazones están reunidos en la verdadera Iglesia de Dios. La cabeza de la Iglesia es Jesucristo y la Iglesia es Su cuerpo. Al igual que el cuerpo se mueve exactamente como lo ordena la cabeza, por lo tanto la Iglesia mueve sus brazos y piernas como lo manda Jesucristo. Es así como se sirve al evangelio. Entonces, ¿en qué se fija la Iglesia? Metido en oscuros pecados, el mundo entero está muriendo y la Iglesia se fija en las almas en su interior ya que no pueden evitar el estar destinados al infierno. La Iglesia de Dios está iluminándolos con la luz de la salvación. Esto es lo que tú y yo estamos haciendo en Su Iglesia con nuestra fe en el evangelio.
En los países en los que hay una larga historia de Cristianismo, existen muchos que tienen un alto aprendizaje y son conocedores de la Biblia. Yo creo que cuando aquellos de entre tales personas que han estado buscando constantemente la verdad real lleguen a encontrase con esta verdad, ellos recibirán de inmediato la remisión de sus pecados. Así que para esparcir el evangelio del agua y el Espíritu a tal gente, yo trabajo por medio de la unión con todos los santos nacidos de nuevo en fe.
Debido a que el Cristianismo, no como las otras religiones, ha puesto su base de fe sobre la Palabra, la gente recibirá la remisión del pecado si tan solo esparcimos la Palabra correctamente. Pero existen también aquellos que se oponen ferozmente a esta verdad, solo desecándola y no creyéndola, no importa cuanto se les predique. En particular, existen algunos religiosos tercos que no creen en la Palabra de Dios, y tal gente nunca creerá en esta verdad del agua y el Espíritu. ¿Y que hay de aquellos que aceptan la Biblia como la Palabra de Dios? Innumerable gente recibirá la remisión del pecado escuchando y creyendo en este evangelio.
Se debe a que tengo esta fe por lo que yo he estado sirviendo a Dios, junto contigo, hasta este día. En los días por venir, este evangelio será esparcido a una multitud de gente y grandes obras del evangelio surgirán. Puede que sea el caso que Dios este obrando en donde no podemos ver y miles de personas ciertamente recibirán su remisión del pecado diariamente. Y como tu y yo, una multitud de gente llegará a ser candeleros y esparcirán a gente de todo el mundo la fe de sus corazones que cree en la salvación manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Creo que mientras iluminan todo el mundo, nuevos creyentes continuarán levantándose y ellos, también, serán alimentados y a su vez esparcirán este evangelio.
Nosotros que hemos llegado a ser las lámparas de Dios estamos iluminando con la luz de la salvación con nuestra fe que cree en la verdad manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. El hilo azul está dando la luz de la verdad del bautismo de Jesús –esto es, Jesús llevó los pecados del mundo entero al ser bautizado por Juan; el hilo púrpura esta resplandeciendo con la luz de que Jesucristo es el Rey de reyes; el hilo carmesí esta irradiando la luz de la verdad de que Jesús cargó los pecados del mundo hasta la Cruz y derramó Su sangre sobre ella; y el lino fino torcido resplandece con la verdad de que la Palabra de Dios ha convertido a los pecadores en justos. El evangelio de la Palabra del agua y el Espíritu dado por Dios es la luz de la verdad manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido.
Este evangelio también nos dice que Él regresará a esta tierra como el Señor de la Segunda venida, nos dará vida nuevamente, nos hará reinar con Él durante mil años en el Reino del Milenio, y nos capacitará para entrar en el Reino de Dios y vivir por siempre. ¿Puedes imaginarte lo que es la vida eterna?
Este universo es tan expansivo y ancho que los científicos dicen que existen sistemas de estrellas sobre sistemas de estrellas en innumerables galaxias más allá de nuestro propio sistema solar y de la Vía Láctea. Los dominios del universo que Dios creó son estupendamente colosales. Mas allá del universo conocido, innumerables reinos que ni siquiera conocemos están por ahí en todas las galaxias. Las estrellas errantes que caen ahora son en realidad pedazos de planetas que se destruyeron muy lejos en profundas galaxias hace billones de años, solo ahora alcanzan ardiendo la atmósfera de la tierra.
En otras palabras, ahora solo estamos confirmando lo que ha ocurrido hace billones de años. De igual forma, los vastos dominios del universo creado por Dios aún permanecen desconocidos. Pero aún mientras que el universo permanece desconocido para nosotros, para Dios, es tan pequeño como la palma de una mano. Dios es el Omnisciente y Omnipotente que creó todas las cosas y estableció el orden del universo.
Iluminamos el mundo con la luz de la verdad, creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu todos pueden recibir la remisión eterna del pecado y disfrutar la vida eterna. Los hijos de Dios tienen la brillante luz de la vida permitiéndoles vivir por siempre con Jesucristo. Dios vive con nosotros por siempre, permitiéndonos disfrutar Sus placeres y vistiéndonos en Su gloria. ¿Por qué? Por que creemos en la luz del evangelio de Su poder. Una vez que descubrimos esta luz que nos permite conocer la verdad, no podemos evitar el esparcir esta luz a otros.
Y cuando observamos la providencia de Dios que obra en todo el universo, nuestra fe en Sus obras no podía evitar el sobresaltar. Algunas estrellas desaparecieron hace billones de años, y aún nuestros ojos continúan viéndolas ¡ya que estaban a billones de años luz de este planeta! Meramente podemos imaginar el concepto de “eternidad” cuando especulamos sobre lo infinito del universo.
Nosotros que hemos llegado a ser parte de la Iglesia de Dios vivimos ahora nuestras vidas esparciendo la luz del verdadero evangelio, ya que creemos en la verdad manifestada en los hilos azules, púrpura y carmesí. Creemos que esta salvación garantiza una vida eterna y bendecida en el Reino del Padre. Y sabemos que Dios desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). Por lo tanto, aquellos que conocen la luz de la salvación deben llevar a cabo el esparcimiento del evangelio del agua y el Espíritu, una tarea que Dios nos ha confiado.
Dios nos ha bendecido para que seamos capaces de hacer esta obra. Dándonos cuenta de la bendición tan grande que es este hecho, lo correcto es que nosotros hagamos nuestras tareas asignadas por fe. Yo espero que todos llenen su corazón con la luz que conoce la verdad de Dios. Por la gracia de Dios, tu y yo hemos llegado a creer en los ministerios de la salvación manifestados en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido, y hemos llegado a ser la luz de la salvación para el mundo entero, aquellos que iluminan el mundo entero. ¡Aleluya! Doy toda mi gratitud a Dios.
 
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El TABERNÁCULO: Un Retrato Detallado de Jesucristo (II)