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Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 2-4] Jesús en el pesebre (Lucas 2, 1-20)

(Lucas 2, 1-20)
«Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho».
 
 

¿Para quién vino Jesús? 

 
Acabamos de leer el capítulo 2 de Lucas como el pasaje principal de hoy. 
El versículo 11 dice: «Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor». Esto significa que el Rey de reyes tuvo que venir al mundo para salvarnos de todos nuestros pecados e iniquidades. Ese día, el día en que el Rey de reyes que creó el universo vino al mundo es el día de Navidad. Miren las estrellas del cielo. ¿Cuántas estrellas hay? El día de Navidad es el día en que Dios mismo, el Creador que creó todas las estrellas del mundo y la tierra, el Rey de reyes, vino personalmente al mundo encarnado en un hombre para salvarnos a los pecadores de todos nuestros pecados. Le doy gracias al Rey de reyes por venir a este mundo. No tengo palabras suficientes para describir lo maravilloso que es que el Rey de reyes viniese personalmente al mundo por nosotros. 
Un visitante muy preciado vino a este mundo para visitar a las personas humildes. Cuando pienso en esto, no tengo palabras suficientes para expresar lo agradecido que estoy por esta bendición. Mis queridos hermanos, aunque nacidos en este mundo gracias a Dios y Él reina sobre todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la vida y la muerte, somos seres muy bajos. Todos nosotros somos como mocas, seres insignificantes en el universo. Sin embargo, Dios vino al mundo para buscarnos por una razón; porque nos hizo a su imagen, porque planeó nuestra salvación antes de la fundación del mundo en su gran plan de salvación. No puedo estar suficientemente agradecido a Dios por venir a este mundo. 
Digamos por un momento que alguien importante y exaltado va a visitarles a sus casas, alguien que nunca pensaron que visitaría a seres tan humildes como ustedes. ¿No sería este un gran honor? Así, el Hijo de Dios, el más exaltado de todos, vino para bendecirnos y hacernos prosperar, y nos encontró con el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo no vamos a estar agradecidos por esto? Es una gran bendición que Jesucristo haya venido a nuestros corazones y que por esta razón nuestras vidas insignificantes hayan cambiado completamente. 
Es imposible apreciar completamente la gran bendición que el Señor nos dio al venir al mundo para salvarnos de los pecados. En otras palabras, no podemos entender toda la gracia infinita de Dios. No podemos entender completamente que el Rey de reyes vino a salvarnos de los pecados y la condena. 
Sin embargo, lo triste es que muchos cristianos no entienden el significado exacto de la Navidad. Aunque canten villancicos no se dan cuenta de que Jesús tomó todos sus pecados a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista a los 30 años, al morir en la Cruz, levantarse de entre los muertos y salvarles de los pecados y convertirse en su Salvador. Dicho de otra manera, no pueden ni entender lo maravilloso que es Jesucristo. Solo aprecian el hecho de que Jesucristo vino a este mundo. 
Pero es el majestuoso Hijo de Dios quien vino a este mundo y no una persona malvada con malas intenciones, sino el mismo Hijo de Dios, Rey de reyes y Dios mismo, quien creó el universo y todo lo que hay en él y quien nos salvó de nuestros pecados. Cristo significa Rey de reyes. También significa el Ungido. El Señor es el Rey del Reino de los Cielos, el Rey de reyes, el Sacerdote de los Cielos, y el Profeta Omnisciente. El Señor es quien vino al mundo. ¡Qué maravillosa bendición! La Navidad se acerca y por eso le damos gracias al Dios de la salvación. Le damos gracias al Rey de reyes por venir a este mundo y salvar a su pueblo de los pecados del mundo. 
 
 

Jesucristo es el dueño de la historia de la humanidad

 
Nuestro Señor, el Rey de reyes, es el Maestro de la raza humana. El principio y el fin de este universo entero pertenecen al Señor, de la misma manera en que todas las cosas le pertenecen. En otras palabras, el Señor es el dueño de toda la creación. Nació en Belén y cambió el curso de la historia de la humanidad cuando vino a este mundo. Entonces Dios dirigió la historia de Israel e hizo que el Imperio Romano lo dominase. Sin embargo, el emperador romano, queriendo demostrar su poder, ordenó a todos sus súbditos que se registraran en el censo. Obligó a que se hiciese un censo para saber cuántas personas había bajo su dominio. 
Como he dicho, nuestro Señor es el Rey de reyes, y el Cristo que creó todo el universo y todo lo que hay en él y quien mueve la historia del mundo. Hizo que el emperador romano ordenase este censo en aquel entonces para poder nacer en una pequeña aldea llamada Belén. Dios estaba moviendo la historia para que se cumpliese lo que había dicho Miqueas en el Antiguo Testamento, la Palabra que había prometido a través de los profetas. 
María y José también tuvieron que ir a Belén, su domicilio legal, para registrarse en el censo. Mientras estaban en Belén para el censo, el niño Jesucristo nació de la virgen María. La Biblia dice acerca del nacimiento de Jesús que era el primogénito hijo de María. ¿Por qué dice esto la Biblia? Dice que la virgen María dio a luz a su Hijo primogénito para que las generaciones siguientes no pensasen que era la mujer de Dios. Como Jesús era el primogénito de María, tendría que haber tenido más hijos después. 
De hecho María dio a luz a más hijos después de Jesucristo. María no era más que la sierva del Señor y cumplió su papel. Después de dar a luz a Jesús, tuvo más hijos con José. Obedeciendo la Palabra de Dios, la virgen María dio a luz a Jesucristo, y la Biblia describe a Jesús como su Hijo primogénito para que las generaciones siguientes no pensasen que María era la Reina de los Cielos. Si María solo hubiese dado a luz a Jesús, las generaciones siguientes podrían haberla venerado aún más que a Jesucristo. El mundo entero habría servido a una mujer que nunca fue la mujer de Dios, como si fuera una diosa. Por eso Dios hizo que María tuviese más hijos con su esposo José. Así que en la Biblia se explica que María y los hermanos de Jesús fueron a visitarle, y Jesús le dijo al mensajero que avisó de su llegada: «Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre» (Mateo 12, 48-50).
Mis queridos hermanos, Dios sabía lo que la gente ignorante haría. Debemos estar agradecidos por el hecho de que el Rey de reyes vino al mundo, y debemos tener fe en que el Rey de reyes es el Salvador que vino a salvarnos a través del Evangelio del agua y el Espíritu. En este mundo hay todo tipo de religiones. Hay muchas cosas insignificantes en este mundo y muchas veces el Diablo nos hace pensar en cosas y nos hace preocuparnos. Sin embargo, para los que creen que Jesucristo, el Rey de reyes, vino al mundo e hizo posible no tener más pecados por fe y creer que nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Hay muchos obstáculos que nos hacen sufrir, nos hacen caer en las debilidades de la carne y nos preocupan. Debemos superar estos obstáculos poniendo nuestra fe en la justicia de Dios y en su amor. 
Satanás sigue atormentándonos en nuestros sueños y en nuestras mentes humanas para que no tengamos fe en la Verdad. El Diablo persigue a la humanidad como un león feroz. En estos tiempos debemos vencer a Satanás por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu de Verdad. ¿Qué tipo de personas somos? Somos personas que han recibido la remisión de los pecados, que han sido liberados de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Somos las personas que se han convertido en hijos e hijas de Dios. Como el Rey de reyes vino a este mundo y nos salvó de los pecados del mundo, nos hemos convertido en hijos de Dios por fe. Por eso debemos vencer a Satanás en el nombre de Jesucristo, creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios. Debemos vivir una vida espiritual y ganar nuestra batalla. Mientras vivimos en este mundo, a veces Satanás intenta darnos pensamientos carnales. A veces entra en nuestros sueños y nos provoca ansiedad. A veces nos persigue y se levanta contra nosotros a través de personas poseídas por espíritus malvados y a veces nos hace preocuparnos a través de las circunstancias. En esos momentos debemos vencer al Diablo al poner nuestra fe en la Palabra de la Verdad. 
 
 

María era un instrumento de Jesús para cumplir Su voluntad

 
Mis queridos hermanos, no debemos venerar a la virgen María ni exaltarla como a Dios solo porque diera a luz a Jesús. La Iglesia Católica la llama la Reina de los Cielos. Esto significa que María está siendo exaltada como si fuera la esposa de Dios Padre. Los católicos insisten que María es la mujer de Dios, y que Jesús nació a través de la esposa de Dios. Así que enseñan esto a otras personas diciendo: «¿A quién debemos orar para que Dios conteste nuestras oraciones? Dios les contestará antes, si oran a través de su esposa María en vez de a través de su Hijo Jesús». Los católicos oran de esta manera tan simplista y carnal y por eso sus vidas de fe son un fraude. Sin embargo, los Cuatro Evangelios dicen que la virgen María dio a luz a otros hijos con José después de tener a Jesús. 
El único papel que María tenía era el de dar a luz a Jesucristo, ya que Dios simplemente utilizó su cuerpo para dar a luz al Señor. Todo lo que ella tuvo que hacer fue prestar su cuerpo durante diez meses y cuidar del niño Jesús hasta que creció. En otras palabras, Dios simplemente la utilizó como su instrumento durante un tiempo para salvar a la humanidad de los pecados del mundo. 
Mis queridos hermanos, de la misma manera en que hemos encontrado la gracia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, María encontró la gracia de Dios al creer en su Palabra. Esto significa que creyó en lo que Dios le dijo a través de su ángel. Por eso se dio cuenta de que Jesús, quien nació a través de su cuerpo, era su Salvador y que la había salvado de todos sus pecados al creer en Él. A través de todas las cosas que Jesús hizo en el mundo, a través del bautismo que recibió a los 30 años, y la muerte en la Cruz en nuestro lugar a pesar de no haber pecado, María creyó que, aunque Jesús era su Hijo, era el Mesías que había venido a salvar a toda la raza humana de los pecados del mundo. Por esta fe María fue salvada de sus pecados. 
Mis queridos hermanos, María, Isabel, Zacarías y todos los profetas del Antiguo Testamento también encontraron la gracia de la salvación y se convirtieron en hijos de Dios por una sola razón: todos creyeron en la Palabra de Dios. Dios los utilizó como sus instrumentos porque creyeron que la Palabra del Antiguo Testamento se cumpliría sin falta. En otras palabras, María se convirtió en una mujer bendita para obtener la salvación de Dios de la misma manera en que nosotros la hemos recibido. 
Nuestro Señor nació en este mundo y durmió en un pesebre por seres humanos tan humildes como nosotros. Nuestro Señor también se convirtió en el pan de vida por nosotros. Quien crea en la justicia de nuestro Señor puede obtener la vida eterna. El que el Señor durmiese en un pesebre, donde comían los animales, implica que es el pan de vida para nosotros. Significa que es el Salvador eterno. El hombre no tenía la Verdad de salvación. En otras palabras, no tenía nada en que creer para librar a la raza humana de sus pecados. Las personas no pueden librarse de los pecados sin esta Verdad; pero no había pan espiritual del que todo el mundo pudiese comer. 
Sin embargo, como Jesucristo vino al mundo, el pan de vida se hizo hombre. Por eso Jesús durmió en un pesebre en cuanto nació. Como el Señor nació en la tierra, el Señor se convirtió en el verdadero pan de la vida eterna y nos enseñó la Verdad de la salvación. Se convirtió en nuestro Salvador y nos mostró la Verdad de la salvación. Se convirtió en el Salvador que merece nuestra fe. Por eso nació en un pesebre y fue envuelto en pañales en este mundo. 
Los pesebres se utilizaban para dar de comer al ganado. Mis queridos hermanos, esto implica que el Rey de reyes vino al mundo y entregó su cuerpo para convertirse en nuestro pan de vida. Así que fue bautizado por Juan el Bautista y fue crucificado, se convirtió en el Salvador que nos dio la salvación eterna y nosotros hemos obtenido esta salvación al comer su carne y beber su sangre. Como Jesucristo nació de esta manera, tomó todos los pecados de la humanidad para siempre al ser bautizado por Juan, cargó con estos pecados del mundo hasta la Cruz para ser crucificado y se levantó de entre los muertos, hizo que pudiésemos ser salvados por el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón. 
El Señor se ha convertido en el verdadero pan de vida para nosotros. Por eso el Señor dijo: «Yo soy el pan de vida, y quien come Mi carne y beba Mi sangre recibirá la vida eterna». Jesús, este pan de vida, dijo que quien coma su carne y beba su sangre por fe no tendrá sed nunca más. Dijo que sería agua viva. Jesucristo tuvo que venir a este mundo para convertirse en el pan de salvación para nosotros. Así es como nos ha salvado de todos los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Así el Señor se convirtió en el Rey de reyes. 
Sin embargo, los corazones de la gente no tenían espacio para aceptarle. Aunque Jesucristo siempre está aquí con el verdadero Evangelio, en los corazones de la gente no hay espacio para la fe en Jesús, quien vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto se debe a que tienen a otro Jesús en sus corazones que es diferente al Jesús que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando Jesús nació en este mundo no había sitio para Él en la posada, así que nació en un sitio humilde y sucio. Jesucristo está aún en el mundo. Sin embargo, no hay espacio para Él en los corazones de las personas. Como los corazones de la gente están llenos de otras cosas, no hay sitio para que Jesús entre en ellos. El pasaje de las Escrituras de hoy dice que Jesús durmió en un pesebre porque no había sitio para Él en la posada. De esta manera, en los corazones de la gente de hoy no hay sitio para Jesucristo. Esto se debe a que Jesús se ha convertido en una figura religiosa en vez de ser tratado como el verdadero Dios que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. Muy a menudo la gente está atrapada en sus percepciones carnales, sus deseos carnales, la ciencia y su avaricia. Por eso, aunque el Rey de reyes ha venido a buscarles, se están levantando contra el Evangelio del agua y el Espíritu, porque no tienen sitio en sus corazones para aceptar al Señor, que es el pan de vida. 
Incluso ahora, nuestro Señor quiere entrar en los corazones de la gente para convertirse en el pan de vida para todos. El Señor quiere convertirse en el verdadero Maestro de la vida para todos y en el pan de vida. Pero a pesar de esto, los corazones de la gente no están preparados para aceptar a Jesús. No hay sitio en sus corazones porque están llenos de otras cosas. Están llenos de las cosas del mundo. Están llenos de la avaricia del mundo. Así que no hay sitio para Jesús en sus corazones. Como la gente ha rechazado a Jesucristo y lo ha echado de sus corazones, Jesús no tiene donde ir, así que busca a las ovejas perdidas ante Dios que no encuentran satisfacción en este mundo y no ponen sus esperanzas en las cosas del mundo. 
De esta manera, el Señor nació en los corazones de los que ahora creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestro Señor hizo esto porque estaba complacido con nosotros. De la misma manera en que nuestro Señor se interesó por los pastores que cuidaban de las ovejas en la Biblia, ahora está interesado en la Iglesia de Dios, Sus pastores y sobretodo su rebaño. Dios Padre reveló el nacimiento de nuestro Señor a través de los pastores. En los campos de alrededor de Belén, había pastores cuidando de sus ovejas en una noche estrellada. Entonces los ángeles del cielo descendieron de repente y alabaron a Dios cantando: «Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres». Así aparecieron los ángeles celestiales y alabaron a Dios. 
 
 

Nuestro Señor está interesado en su rebaño y sus pastores

 
La Biblia dice: «Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres». Esto es cierto. Es un milagro que el Rey de reyes viniese al mundo y que siendo un bebé durmiese en un pesebre arropado en pañales. 
Una pareja de casados fue a una pequeña aldea llamada Belén y tuvo a un recién nacido. Pero en esta aldea no había sitio para dormir y por eso tuvieron que limpiar un pesebre y arropar al bebé en lino blanco. Esto es un milagro para nosotros y para toda la humanidad. ¿No es maravilloso que el Rey de reyes viniese por personas tan humildes como nosotros? Un pesebre es un lugar sucio y humilde. ¿Quién diría que este bebé envuelto en pañales en un pesebre era el Rey de reyes? ¿Quién habría dicho que Dios Todopoderoso se había convertido en un Hombre y estaba en un pesebre como un recién nacido? Esto era una señal. Cuando un ángel se les apareció a los pastores, esto fue la señal de que el Salvador había nacido y por eso les dijo: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre».
Mis queridos hermanos, ¿constituye el nacimiento de Jesús en el mundo la salvación? Sí. El nacimiento de Jesús es un milagro para nosotros y para todas las personas del mundo. El hecho de que el niño Jesús naciese en este mundo para buscar a los humildes es el mayor milagro de todos. Por eso cantamos villancicos para celebrar el nacimiento de Jesús en la tierra. Sin embargo, mis queridos hermanos, nuestro Señor no vino al mundo rodeado de majestad cuando nació. Vino como un pequeño recién nacido en el lugar más humilde de todos. ¿Cuánto creen que pesó este Bebé? El que este Bebé naciese en un pesebre es una señal de la salvación. Implica la salvación para la humanidad. Significa que el Dios Todopoderoso, el Rey de reyes, nació como el niño Jesús para los seres humanos humildes. ¡Qué gran milagro! Es un suceso maravilloso. ¿No creen que es milagroso que Dios viniese a este mundo encarnado en un hombre por nosotros? Es un milagro maravilloso. 
La noche que nació Jesús, multitud de ejércitos celestiales, es decir ángeles, aparecieron en el cielo y cantaron: «Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres». Los pastores se quedaron maravillados. Estaban tapados con mantas en la noche fría, cuidando de sus ovejas para que los lobos no se las comiesen. Pero de repente los cielos se iluminaron y vieron a ángeles y ejércitos celestiales y escucharon música celestial. Si hubiésemos estado allí, nos habríamos desmayado de la impresión. Pero como los pastores creían en la Palabra de Dios pudieron ser testigos de este misterio. Imaginen lo que habría pasado si esto hubiese ocurrido en un lugar donde la gente no creía en Dios. Se habrían quedado aterrorizados y habrían muerto de un ataque al corazón. 
Al escuchar las palabras del ángel los pastores fueron a ver al niño Jesús. En el portal encontraron a María, José y al niño Jesús en el pesebre. Al ver a Jesús, estos pastores fueron por todo el mundo contando lo que el ángel les había dicho. De hecho, seguramente había mucha gente alrededor. Como el niño Jesús nació allí, una gran multitud preparó agua caliente y ropa, y seguramente ayudaron a limpiar el portal y alimentar a la madre. Lo que los pastores dijeron al llegar a verles, María y José lo guardaron en sus corazones. 
María se quedaría muy sorprendida al escuchar el testimonio de los pastores. A ella también se le apareció un ángel para decirle que daría a luz a un niño, y cuando aceptó esta Palabra, se quedó embarazada y a los diez meses nació ese Bebé. Estas cosas que le ocurrieron a María seguramente la dejarían muy asombrada. Pero cuando escuchó que los pastores habían visto a los ángeles descender del cielo y alabar el nacimiento de su Hijo, guardó este mensaje de los ángeles en su corazón. 
El niño Jesús nació en este mundo de esta manera. Cuando este niño creció, tomó todos los pecados de la humanidad al ser bautizado a los 30 años, y fue crucificado. Entonces se levantó de entre los muertos y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios Padre y reina sobre el Reino de los Cielos como el Rey de reyes omnipotente. Ha enviado al Espíritu Santo a todos los que creen en Él y ha hecho que el Espíritu Santo viva en nosotros para siempre. Este Espíritu Santo en sus corazones les ayuda y les da fuerzas cuando se sienten solos o se sienten solos y desesperados. También ha hecho posible que estén cerca de Dios siempre. 
Mis queridos hermanos, como los pastores en el pasaje de las Escrituras de hoy, hemos visto y entendido lo que nuestro Señor consiguió cuando vino al mundo. Nosotros también creemos. Como los pastores, hemos visto la obra de Dios y hemos creído en ella. Por eso hemos recibido la remisión de los pecados. Esto es lo que tenemos en común con los pastores del pasaje de las Escrituras de hoy. En otras palabras, aunque vivimos en el siglo XXI, nosotros también creemos en la Palabra de Dios, y nos postramos ante la obra maravillosa de salvación dando gracias, gloria y alabanza al Señor. 
Este año también hemos predicado el Evangelio del agua y el Espíritu por todas partes. Aunque ahora vivimos en el siglo XXI, hemos proclamado a todas las personas del mundo la razón por la que Jesús vino a este mundo. Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu, proclamando que Jesús nos ha salvado y nos ha convertido en su pueblo al venir a este mundo. Mis queridos hermanos, debemos dar gracias a Dios con nuestra fe por protegernos todo este año y debemos darle gracias al Señor porque seguirá protegiéndonos el año siguiente, seguirá estando con nosotros y obrando en nosotros. 
Aunque nuestro Señor vino al mundo como el niño Jesús envuelto en pañales, nuestro Señor vendrá por segunda vez pronto. Nos ha prometido que volverá al mundo de la misma manera en que ascendió a los Cielos cuando tenía 33 años, y vendrá montado en las nubes en toda su majestad con el sonido de las trompetas de los ejércitos celestiales. 
Debemos esperar este día en que venga el Señor y no debemos quedarnos perplejos sino que debemos recibirle con gozo. Como todo esto está escrito en la Biblia, todo lo que debemos hacer es recibir al Señor por fe, sin estar sorprendidos ni asombrados como estos pastores. 
Sin embargo, hasta el día en que esto ocurra, debemos vivir diligentemente, predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos vivir así. ¡Aleluya! ¡Que Dios les bendiga!