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Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-2] Prepárense para el fin de los tiempos (Mateo 24, 3-14)

Prepárense para el fin de los tiempos(Mateo 24, 3-14)
«Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin».
 

Esta tarde me gustaría compartir con ustedes la enseñanza del Señor sobre la Gran Tribulación. En el pasaje de las Escrituras, los discípulos le preguntaron a Jesús: «¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?». Entonces Jesús les dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin». Jesús dijo en el versículo 6: «Oiréis de guerras y rumores de guerras». ¿Cómo vamos a oír de guerras y rumores de guerras? Vamos a considerar por un momento esta cuestión.
 


Guerras y rumores de guerras

 
Hoy en día hay desastres naturales suficientes para causar daños como los de una guerra. Después de todo, ¿no creen que el tiempo impredecible, las tormentas de nieve masivas, el frío polar y los terremotos traen tanta destrucción como las guerras? Durante el campamento de verano de discípulos sufrimos un desastre natural. Construimos una piscina al lado del centro, pero una gran tormenta provocó inundaciones, y esto a su vez provocó desprendimientos de tierra al lado de la piscina. La inundación llegó hasta la piscina y todo se quedó sucio. Afortunadamente pudimos desviar el agua antes de que inundase el edificio principal. De lo contrario, todo se habría inundado por completo.
La pequeña inundación que sufrimos no fue nada comparada con los desastres naturales que están aconteciendo por todo el mundo. Recientemente el mundo ha visto un desastre natural tras otro; desde tsunamis hasta huracanes y terremotos devastadores. En el futuro habrá cambios atmosféricos todavía más devastadores. 
Como saben bien, los cambios climáticos se originan por el uso excesivo de combustibles fósiles. Esto aumenta la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera y aumenta la temperatura y el nivel del mar. Cuando llegue el fin del mundo, como Dios dijo, habrá muchos desastres naturales, no solo desencadenados por el ser humanos, sino otros que están fuera de nuestro control. Oiremos estas cosas muy a menudo y no serán extrañas. «Una tormenta de nieve ha dejado 3 metros de nuevo en un país y todo el mundo ha muerto de hambre. No ha habido supervivientes». Escucharán este tipo de noticias en la televisión. Cuando oigan estas cosas, se acordarán de lo que el Señor dijo sobre el fin de los tiempos y de que Su Palabra es verdad. El Señor nos ha enseñado esto, y cuando pienso sobre cómo estos sucesos tendrán lugar en esta era, me pongo nervioso; pero al mismo tiempo, en ciertos aspectos, estoy agradecido. 
Sin embargo, el Señor siguió diciendo: «Mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin». No debemos pensar que el fin está aquí ya, sino que el fin acaba de empezar. Ahora no es el fin. Debemos escuchar con cuidado las enseñanzas del Señor y creer en ellas. 
¿Qué más dijo el Señor que ocurriría en la Gran Tribulación? Dijo: «Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares».
 


Se levantará nación contra nación y reino contra reino

 
Recientemente Rusia ha experimentado un resurgimiento de nacionalismo extremo que pide la expulsión de todos los que no sean rusos, y exige que los extranjeros, incluidos los judíos, dejen todos sus intereses económicos y comerciales en Rusia y se vuelvan a sus países de origen. En los próximos años, los judíos de todo el mundo tendrán que volver a Israel. En este momento, los judíos de todo el mundo tienen una gran presencia comercial dominante. Pero ahora las naciones se están levantando contra las naciones. Están surgiendo nacionalismos, como Dios dijo que ocurriría en el fin de los tiempos. Por eso, cuando miramos a estos sucesos, nos damos cuenta de que todo se está cumpliendo según lo que el Señor dijo. 
Tras el final de la Primera Guerra Mundial, se formaron estados independientes y nacionalistas. Más recientemente, después del derrumbamiento de la Unión Soviética en los años 90, se han formado otra serie de estados independientes. La Unión Soviética era una estado federal formado por 16 repúblicas controladas estrictamente por el gobierno central de Moscú. Tras su desintegración con el presidente Gorbachev, cada república se convirtió en una nación-estado independiente. Hoy en día estas repúblicas son estados independientes. Pero todavía hay grupos étnicos en guerras que desean alcanzar su independencia. De esta manera toda nación intenta formar su propia comunidad social. 
El problema es que la lucha por la independencia suele llevar a conflictos étnicos. El predominio de la supremacía racial suele ir seguida de limpiezas étnicas para suprimir a ciertos grupos étnicos. El Señor nos dijo que las naciones se levantarían contra las naciones y se invadirían, y algunas ya lo han hecho por todo el mundo. Muchos países de todo el mundo han experimentado el resurgimiento de movimientos nacionalistas para conseguir la independencia. En los próximos años seguiremos viendo a las naciones levantarse contra otras naciones. Países débiles como Corea serán aplastados por las superpotencias, mientras que las superpotencias lucharán entre ellas por la supremacía. Como Dios dijo que esto ocurriría, sin duda ocurrirá.
La Unión Europea se está moviendo hacia la integración completa. Los estados europeos han formado una comunidad económica masiva que utiliza una sola moneda denominada euro. Cuando algunos países poderosos se unen así, los países pequeños tienen las de perder. Cuando hay alguna disputa sobre algún interés nacional, la guerra es inevitable. Así es como las naciones se levantan contra las naciones. El Señor nos dijo que cuando haya guerras, y cuando haya desastres naturales como hambrunas y terremotos, empezarán los dolores. Cuando esto ocurra, debemos recordar claramente en nuestros corazones que estos sucesos son señales que preceden al fin del mundo. El Señor dijo que estas cosas ocurrirían en el fin de los tiempos. No hay nada extraño en el pasaje de las Escrituras de hoy. Todo pasará tal y como lo dijo el Señor. Dicho de otra manera, no habrá paz en el fin de los tiempos. El Señor nos enseñó que el mundo se convertirá en un lugar inhospitable, lleno de caos, confusión, desorden y locura. 
 


«Os entregarán a tribulación»

 
El Señor nos enseñó en el versículo 9: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre».
¿Tienen miedo de este pasaje? No tengan miedo, porque esto no va a ocurrir enseguida. Antes de que esto pase, primero verán cambios climáticos y desastres naturales, como terremotos y erupciones volcánicas. También verán muchas guerras. La Gran Tribulación no llegará hasta que estos sucesos ocurran. Esta es la profecía que el Señor nos dio y es la lección que nos está enseñando. Todo lo que tenemos que hacer es creer en Su Palabra y aceptarla. Dios nos ha enseñado una lección para que nos demos cuenta. 
¿Qué dijo nuestro Señor? Él dijo: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre». Jesús está diciendo que la gente nos entregará a la tribulación. La tribulación es más dolorosa y agonizante que los demás desastres. Asimismo los desastres ocurren de manera natural, pero la tribulación ocurre por la maldad de la humanidad. Esta es la realidad pura y dura, pero todos debemos aceptarla. Pueden escapar de otros desastres, pero no pueden escapar de la tribulación. 
El Señor dijo lo siguiente porque sabía que los siervos de Satanás nos controlarían sistemáticamente: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán». También dijo: «Seréis aborrecidos de todas las gentes», lo que significa que la gente nos matará y nos odiará. Esta es la lección que el Señor nos enseñó. Cuando esto ocurra, muchos de nosotros moriremos. Tenemos que entender y aceptar este hecho. Pero no deben tener miedo. Si mueren será porque les ha llegado su hora. El Espíritu Santo dentro de ustedes les dará coraje para levantarse contra los que les persiguen. 
El Señor dijo: «Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo» (Marcos 13, 9-11).
Si solo unas pocas personas fueran a sufrir la muerte, sentiríamos que es injusto. Pero la Biblia nos enseña que toda nación estará en caos total. La gente nos tomará y nos matará en medio de esta tribulación llena de guerras, hambrunas y desastres. Esto es lo que el Señor dijo que ocurriría, así que no debemos temer ahora. 
Cuando llegue ese momento, no solo serán las circunstancias las que nos hagan morir, sino que además desearemos morir. Aunque hagamos todo lo posible para evitar la muerte ahora, cuando las guerras empiecen y la tribulación nos alcance, querremos morir. Nos preguntaremos: «¿Cómo puedo morir sin dolor?». Esto se debe a que la Biblia dice que cuando llegue la tribulación, muchas personas nos odiarán a los nacidos de nuevo, y nos matarán. Así que está bastante claro que los siervos de Satanás harán que nos sea imposible vivir en este mundo. Aunque queramos vivir, no lo podremos hacer abiertamente, sino que tendremos que escondernos para que nadie nos encuentre. 
En ese momento el mundo entero se unificará. El Diablo sabrá que le ha llegado el momento de ser juzgado por Dios. Todos los que no han nacido de nuevo se unirán. Esto significa que los nacidos de nuevo se convertirán en disidentes contra los gobiernos. Si este mundo se une en un solo estado, los que no estemos de acuerdo con eso nos convertiremos en rebeldes. Aunque las autoridades encarcelen a los disidentes y los sentencien a muerte, no debemos quejarnos. 
La gente nacida de nuevo no puede ponerse de lado del Diablo de este mundo, y si nos matan, tendremos que decir: «Esta pasando todo lo que el Señor dijo que pasaría. No quiero vivir en este mundo tan cruel. Quiero irme con el Señor enseguida, ¡Matadme!». Realizarán juicios, y el jurado dará su veredicto diciendo: «Como activistas contra el gobierno, los acusados han participado en manifestaciones ilegales y han quebrantado las leyes. Por tanto, debemos sentenciarlos a muerte». Después de que una fila de 10 justos sean sentenciados a muerte, otro grupo de 10 justos pasará al juzgado. El juez dará el mismo veredicto. No es difícil imaginar esto. 
Mis queridos hermanos, como este mundo es maravilloso, ¿no creen que sería injusto morir sin disfrutar al máximo? Sin embargo, este mundo no será un lugar agradable. Cuando este mundo se convierta en el mundo del diablo, lleno de demonios, donde la vida es dura y la gente lucha por comida y mata a otros seres humanos, no se encontrará amor o ética humana. Será mejor ser condenados como disidentes contra el gobierno con el siguiente veredicto: «Sois completamente inútiles en la nación del Diablo. Estáis sentenciados a muerte». Cuando llegue este momento, agradeceremos morir. No tenemos nada que temer. Podremos morir gozosos entonces. Estaremos en paz porque moriremos como nos dijo el Señor. 
El libro del Apocalipsis dice que hay 12 puertas que nos llevan al Reino de los Cielos. Cuando seamos asesinados, prometeremos volvernos a ver diciendo: «¿En qué puerta me esperarás? Me gusta la puerta sur. Puede que allí haga más calor». Una persona con sobrepeso dirá: «Yo no quiero entrar por la puerta sur, prefiero el frío. Me gusta la puerta norte». Otros dirán: «A mí me gusta la puerta oeste, por donde se pone el sol. Si queréis estar conmigo, esperadme en la puerta oeste». Entonces nos diremos adiós: «Nos veremos de nuevo. Hasta pronto».
El Señor nos enseñó que la gente entregará a los nacidos de nuevo a la tribulación. Como Dios dijo que la gente nos mataría, moriremos. Sin embargo, no moriremos con cobardía. Moriremos como valientes. En ese momento, seremos atrapados por no recibir la marca de la Bestia. En vez de intentar escondernos, seremos capturados y sentenciados a muerte. No estaremos solos. 
Estaremos con otros hermanos santos. Quizás nuestras hermanas serán más valientes entonces. «Matadme si queréis». Entonces los que estén enfrente cantarán alabanzas: «♬Esperad al Señor, Su día está cerca. ♪ Esperad al Señor, aguardad, no desesperéis ♬». Incluso los que estén detrás del muro, gritarán: «¡Aleluya!». Cuando la gente nos entregue a la muerte, los santos se mantendrán firmes y caminarán valientes en la fila de mártires, felices por encontrarse con el Señor, y cantando: 
«♬ Este mundo no es mi hogar, 
Estoy solo de camino ♪
♬ Mi gozo y mi esperanza están más allá del cielo 
Muchos amigos y hermanos ya marcharon antes que yo ♪
♬ Y ya no siento que este sea mi hogar». 
Marcharemos hacia delante llenos del Espíritu, llenos de esperanza por ver al Señor. 
Sin embargo, estoy preocupado por que yo u otros ministros se sientan tentados a preguntar a los siervos del Anticristo: «¿No me pueden dejar vivir un poco más?». No debería estar atado a este mundo, pero me da miedo estarlo. Así que no confío en mi voluntad. Yo solo confío en las enseñanzas del Señor. Al aceptar estas enseñanzas, quiero ser un siervo honrado de Dios que cree en Su Palabra, pase lo que pase. Les animo a que acepten esta Palabra de Dios por fe. ¿La aceptan?
No debemos preocuparnos por nuestra muerte. ¿Qué deberíamos hacer en vez de preocuparnos? Ahora debemos predicar el Evangelio. Cuando llegue el fin, tendremos que obedecer la Palabra del Señor. Aunque no queramos, si el Señor quiere llevarnos en vez de dejarnos en este mundo, debemos obedecerle. Quiero pedirles que acepten estas enseñanzas en su corazón. 
La gente que acaba de recibir la remisión de los pecados puede preguntarse: «¿Significa esto que todo el que recibe la remisión de los pecados morirá? Yo estaba tan contento de recibir la remisión de mis pecados, pero al final, sufriré una muerte cruel. ¿No significa esto que al final de los tiempos, los justos serán aislados de este mundo?». De hecho, los nacidos de nuevo serán aislados del mundo cuando llegue el tiempo de la tribulación. Nosotros estamos aislando a muchas personas ahora. «Ni siquiera han recibido la remisión de los pecados, y aún así son pretenciosos. No puede asociarme con ustedes. ¡Fuera!». ¿Creen en esto? ¿Aceptan esta enseñanza? Nuestras hermanas parecen estar escuchando con atención, pero ¿aceptan esta Palabra nuestros hermanos? Todos deben aceptarla. Deben aceptarla porque el Señor nos la ha dado a todos. 
Si morimos por el Señor, y si morimos juntos, debemos apiadarnos de los que no pueden morir con nosotros. En esta era, en la que la remisión de los pecados está disponible para todo el mundo, muchas personas no la reciben. Esta gente también debe inspirarnos compasión porque cuando llegue la hora de nuestra muerte, será una tragedia si viven con cobardía y no pueden morir. 
La Biblia dice que estas cosas ocurrirán en la tribulación. Como Dios nos ha enseñado que estos sucesos ocurrirán, debemos tener esto en cuenta y preparar nuestra fe. 
 


Muchos falsos profetas se levantarán

 
Jesús dijo en los versículos 10-11: «Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos». El Señor nos enseñó que, cuando llegue la tribulación, muchos tropezarán, se odiarán, y se entregarán. Debemos recordar esto y prepararnos por fe para pasar por esta tribulación. 
Ante todo Jesús nos avisó que no nos dejásemos engañar por falsos profetas. Muchos falsos profetas se levantarán durante la tribulación. Él dijo que durante la tribulación, algunas personas fingirán estar llenas de misericordia y de amor, y harán milagros y signos. Actuarán como Jesús y hablarán hebreo diciendo: «Soy Jesús». Harán milagros y muchos serán engañados pensando que el Señor ha vuelto. 
Así que, cuando aparezcan cristos falsos y digan que son el Salvador, muchas personas serán engañadas. Aunque nosotros no seremos engañados, muchos otros pensarán que Jesús ha vuelto y los seguirán. Incluso ahora hay muchos falsos profetas. La Biblia no dice que nuestro Señor volverá de esta manera. ¿Cómo dijo nuestro Señor que volvería? Dijo que volvería como un rayo del este al oeste. Esto significa que el Señor aparecerá majestuosamente delante de los ojos de todo el mundo. 
En este momento hay gente que dice: «Soy Jesús, he vuelto». Hay muchos falsos profetas que están adorando a becerros de oro. Por ejemplo, les piden a sus congregaciones 3 millones de dólares para construir una iglesia. Esa cantidad es suficiente para predicar el Evangelio a todo un continente. Si se gastasen esos 3 millones en predicar el Evangelio en África, sería más que suficiente. Sin embargo esta gente se gasta el dinero en construir una iglesia. Son falsos profetas. En Corea hay mucha gente así. Muchos falsos profetas han ido y venido, pero todavía vendrán más. En los próximos años aún más gente dirá: «Soy Jesucristo». Hay mucha gente así en estos momentos. 
Hay un grupo religioso fundado en Corea, denominado Daesunjinrihoe, que afirma que sus miembros son dioses. Los seguidores de esta religión dicen ser divinos. Esta gente realiza afirmaciones tan extrañas que, cada vez que me encuentro con uno de ellos, me quedo sorprendido. Dicen que son seres divinos y que todo el mundo es divino. Cuando se les pregunta qué tipo de divinidad dicen que son, ellos dicen que son Dios. Dicen que todo ser humano es Dios. Están completamente locos. Si consideramos cuánta gente sigue esta religión, ¿cuántos falsos profetas se levantarán para hacer milagros diciendo que son Dios durante la tribulación? Jesús dijo que muchos caerían en la trampa. 
Todo lo que debemos hacer es entender correctamente. Mientras esperamos al Señor, tenemos que ver muchas cosas antes de verle a Él; desde las acciones de falsos profetas hasta terremotos; la gente que recibe la marca de la bestia y las guerras. No nos aburriremos. Disfrutaremos viendo estas cosas porque ocurrirán según Jesús dijo que ocurrirían. 
La Biblia también dice que la iniquidad abundará, y que el amor de muchos se enfriará. En circunstancias normales la gente puede perdonar los errores de los demás y se puede tolerar. Pero la iniquidad prevalecerá y muchos nacidos de nuevo irán por el mal camino. Por esto no podremos tolerarlos y los odiaremos. Esta es la razón por la que el odio prevalecerá sobre el amor en el fin de los tiempos. 
Incluso ahora el amor ya casi no existe en este mundo. Recientemente un padre le cortó un dedo a su hijo para recibir dinero del seguro. ¿No demuestra esto que no hay amor? El amor desaparecerá en el mundo. Como sabemos esto, no debemos practicar la iniquidad, y si es posible, debemos tener disciplina y caminar por la senda recta aunque seamos insuficientes. Debemos alejarnos del mal camino.
 


Los que sufran hasta el final serán salvados

 
Nuestro Señor dijo que los que sufran hasta la tribulación serán salvados. Esto significa que resucitarán sin tener que sufrir la muerte física. Quizás haya hermanos y hermanas nuestros que lleguen a eso. Una persona paciente, que pueda pasar hambre durante un largo período de tiempo mientras vive escondida en una cueva, podrá durar hasta el final. Yo soy muy impaciente. Cuando pienso en cómo la gente me meterá en la cárcel, supongo que me afectará tanto que me dará un ataque y moriré, incluso antes de que nadie me toque. Pero aquellos de nosotros que no son tan impacientes como yo, dirán: «Sobreviviré. Sobreviviré hasta que vuelva el Señor. Veré al Señor antes de que este cuerpo muera. Escucharé la trompeta de los ángeles y no dejaré que me atrapen los malvados, aunque tenga que vivir en una cloaca con las ratas». Habrá gente así que durará hasta el final. 
Esta gente existirá como dijo el Señor. Pero no sabemos quién será esta gente. Pero lo más importante es que estas personas no sean impacientes, ya que la gente impaciente no podrá soportar la persecución hasta el final y dirán: «Aquí estoy. Matadme si queréis». La gente impaciente como yo no puede sobrevivir y ver al Señor. La gente que dure, verá como sus cuerpos son transformados de repente, mientras viven. Quizás entre esta gente estén nuestras hermanas. ¿Hay alguna hermana que piense que es bastante paciente como para sufrir todo tipo de calamidades? Es posible que haya gente así en este mundo. 
Sé que hay gente así en nuestra Iglesia. Una persona que no venga a la Iglesia con regularidad, y que no trabaje por el Evangelio, seguramente no será asesinada por el Anticristo. No sé si son personas que van a la Iglesia de Dios pero no proclaman la Verdad. No sé si viven felices por la fe y nunca se enfadan, y si siempre están llenos del fruto del Espíritu Santo, llenos de gozo, paz, autocontrol y bondad. Pero hay una cosa que está clara. Este tipo de personas no morirán y sobrevivirán para ver al Señor. 
Nuestro Señor dijo que, durante la tribulación, los que sobrevivan hasta el final, serán salvados. Dijo esto porque habrá gente que sobrevivirá. Si no fuera así, no lo habría dicho. Si todo el mundo muriese, habría dicho que todo el mundo morirá. Dijo esto porque habrá gente que sobreviva. El pasaje que dice: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán», probablemente sea lo que me pase a mí. No estoy seguro de qué me ocurrirá, pero parece que la inmensa mayoría de ustedes caerán en una categoría, es decir, serán entregados a la tribulación. El resto, la minoría, caerá en la otra categoría y merecen nuestro respeto. Les pido a los que sobrevivirán hasta el final que prediquen el Evangelio y hagan nuestra parte. 
El Señor nos ha enseñado: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin». Aunque el Señor enseñó que este Evangelio del Cielo sería predicado hasta el fin del mundo, esta obra no se ha completado todavía. El Evangelio del agua y el Espíritu, que existió en la era de la Iglesia Primitiva, ahora no se encuentra en ninguna nación. Nadie cree como nosotros creemos. Al contrario, la gente piensa que somos extraños. 
Cuando fui a Japón prediqué el Evangelio al hermano Sakamoto. Para plantar la semilla del Evangelio en el Sr. y la Sra. Gawashima, primero preparé sus corazones. Les di una copia de nuestro libro en japonés. Al día siguiente, después de leer el libro, el Sr. Gawashima llamó al diacono Soon-ok Park y le dijo que todo lo que yo creía era incorrecto, de principio a fin. Esto significa que los que creen en Jesús sin nacer de nuevo son diferentes a los cristianos que han nacido de nuevo, de principio a fin. Pueden pensar que la fe de los nacidos de nuevo es diferente a la de los cristianos de mundo solo porque le dan importancia al bautismo de Jesús. Pero nosotros somos diferentes de principio a fin. 
Nuestro Señor dijo: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin». En otras palabras, todo el mundo conocerá este Evangelio a través del cual Dios nos ha salvado con la Palabra de nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Todo esto ocurrirá en el fin de los tiempos: nuestra muerte, tribulación, juicio y martirio. Como no tenemos suficiente tiempo o fuerza, el Evangelio no puede llegar al mundo entero aunque lo intentemos. Incluso si vamos a los EE.UU. y trabajamos allí, y si vamos a Japón, Europa o África y trabajamos allí, no es suficiente para que todo el mundo conozca el Evangelio. 
Sin embargo, El Señor dijo que el fin llegaría cuando el Evangelio se predicase por todo el mundo. Si no podemos predicarlo completamente, el Señor lo predicará de la manera que estime oportuna. Sé que todo ocurrirá según la Palabra que Él nos ha enseñado. Por ejemplo, el enemigo nos televisará y así todo el mundo nos conocerá. Harán esto para explicar por qué somos disidentes contra el gobierno hasta la muerte por nuestra fe. 
Esto puede hacer que el Evangelio se predique indirectamente. Esto es lo que ocurrió en la Iglesia Primitiva, cuando los santos daban testimonio de su fe al ser martirizados en el coliseo de Roma. Testificaban que Jesucristo era Dios y que había borrado sus pecados con Su bautismo y derramamiento de sangre. Testificaban que su reino no era de este mundo, sino el Reino de Dios. Fueron martirizados con valor. 
Los romanos de aquel entonces intentaron averiguar por qué su fe era tan confiada, incluso ante la muerte. En el proceso, llegaron a creer en el Evangelio. Del mismo modo, en el fin de los tiempos, el gobierno escogerá televisar nuestra ejecución por todo el mundo para intentar evitar que tengan nuestra fe. Pero el Evangelio será predicado más a través de esta ejecución. Cuando esto ocurra, el Evangelio dará testimonio y la gente lo conocerá. Mucha gente verá nuestro juicio y ejecución. Cuando vean esto, muchos creerán en Jesucristo como su Salvador, y por fe, seguirán este Evangelio del agua y el Espíritu en el que creemos. En otras palabras, este Evangelio dará testimonio, pase lo que pase. Al final todo el mundo lo conocerá. 
Puede parecer imposible hacer que todo el mundo conozca el Evangelio a través de nuestro ministerio literario. Pero estoy seguro de que será posible si el Señor utiliza Su poder. Si todo el mundo conoce el nacimiento del Señor, Su bautismo, Su muerte en la Cruz, Su resurrección y Su salvación, todo el mundo conocerá el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto puede ocurrir a través de los medios, de los santos nacidos de nuevo o cualquier otro suceso. Si el Señor ejerce su poder, es posible que todo el mundo conozca el Evangelio. Si el Señor controla esto, será posible que todo el mundo escuche el Evangelio. ¿Creen en esto? Esto es lo que ocurrirá durante la tribulación. 
El Señor nos enseñó: «En los tiempos de la tribulación oiréis de guerras y rumores de guerras, las naciones se levantarán contra las naciones, habrá hambrunas en todas partes y empezarán los desastres. En ese momento la gente os entregará a la tribulación y os matará, y seréis odiados por toda nación y el amor de muchos se enfriará. Se levantarán falsos profetas y la iniquidad abundará, pero los que duren hasta el final, serán salvados. Cuando el Evangelio sea predicado a toda nación, llegará el fin de la tribulación, y entonces Yo volveré».
 

Deben aceptar la lección de la Palabra
 
Deben aceptar la lección de nuestro Señor en sus corazones. Cuando el ángel Gabriel se apareció a María y le relató la voluntad de Dios, ella aceptó la Palabra de Dios diciendo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tú palabra». El enfrentarnos a la tribulación no depende de nosotros. Depende del Señor. Si Él dijo que estas eran las señales de la tribulación, debemos creer que así será.
Cuando los desastres naturales ocurran en este mundo, haya guerras por todas partes y la gente se vuelva malvada y confusa, debemos fortalecer nuestra fe aún más, diciendo: «Ahora es la hora de la tribulación. Nuestro Señor dijo que estos signos ocurrirían en la tribulación y nos dijo que creyésemos en Su Palabra. Ahora es la hora». Debemos recordar sin falta lo que acabamos de escuchar. No habrá una oportunidad como esta en el futuro. En el futuro debemos recordar la Palabra que hemos escuchado hoy y decir: «Está ocurriendo». Además debemos recordar: «El planeta entero será destruido pronto» y debemos tener fe en la Palabra. «El Señor dijo que estas cosas ocurrirían en la tribulación y ahora están pasando tal y como Él dijo».
Hagan lo que hagan, háganlo por fe. Deben predicar el Evangelio por fe, deben sufrir hasta el final por fe y deben ser martirizados por fe. ¿Lo entienden? No digan al final de los tiempos: «No quiero morir. No me importa morir pero no puedo dejar a mi familia». Si sus corazones se vuelven débiles, sus hermanos más débiles les seguirán diciendo: «No quiero morir. Es mejor que recibamos la marca». Algunos recibirán la marca de manera colectiva. 
Algunos dirán: «Solo fingía creer. ¿De verdad pensáis que creía? Aunque escuché estas cosas, no las podía aceptar. ¿Ven? No creía. ¿Por qué tengo que morir? ¿Por qué razón debo morir? ¿Se preocupan por los desastres que vendrán? No se preocupen. La ciencia y la tecnología se encargarán de resolver esos problemas. Nuestro gran líder, el gran presidente, que ordenó que recibiésemos la marca del 666, resolverá esos problemas y convertirá el mundo en una utopía. ¿Para qué morir? Este mundo es maravilloso». Algunas personas abandonarán su fe y recibirán la marca, y tentarán a los justos diciendo: «Deberíais recibir la marca también. Si la recibís, conseguiréis pan, gasolina y ropa. ¿Para qué morir? ¿Por qué queréos morir cuando todo lo que tenéis que hacer es recibir la marca?». Sin embargo, caerá granizo del cielo y matará a esta gente que defiende al Anticristo, y que intenta convencer a los justos de que reciban la marca y se salven de la muerte. No quiero que ninguno de ustedes sea como esas personas. 
La Biblia dice que al final este mundo se acabará. Cuando llegue ese momento, ¿estarán solos? Cuando vuelva el Señor, tomaremos parte en la primera resurrección. Los santos fallecidos serán resucitados y los vivos serán transformados. Cuando el Señor vuelva majestuosamente con el sonido de la trompeta de los ángeles, como si se tratara de una marcha militar, los que hayan sido pacientes y hayan llegado hasta el fin, serán transformados inmediatamente. Nuestro Señor dijo que reinaría durante 1000 años cuando eso ocurra.
Los que vivan en ese maravilloso Reino Milenario son los escogidos. Si no son los nacidos de nuevo, ¿quién vivirá en él?
Si los que nos mataron siguen vivos entonces, trabajarán para nosotros. Como los justos no pueden gobernar los unos sobre los otros, ¿no creen que reinaremos sobre los que nos atormentaron? «¡Venid aquí!». Ellos nos obedecerán. Trabajarán como esclavos. Se les atormentará constantemente. «Nos llamasteis herejes, ¿no? Venid aquí. Servidnos». Aunque no los mataremos, jugaremos con ellos de todas maneras posibles y nos reiremos de ellos diciendo: «¿Qué decíais antes? ¿No nos insultabais?».
 

Preparémonos para ese día
 
El pasaje de las Escrituras de hoy es la lección del Señor sobre lo que ocurrirá en la tribulación. Nos ha enseñado lo que ocurrirá en aquel entonces. Debemos creer en esta Palabra. ¿Tiene sentido para ustedes? ¿No es maravilloso que podamos entender el futuro? Si estuviésemos esperando a que algo incierto ocurriese, sin fe y sin saber qué, ¿no sería desconcertante? Deben creer y tener fe en sus corazones, porque cuando llegue el momento, no tendrán tiempo de leer la Biblia.
Mientras nos preparamos para el fin de los tiempos, hay algo que les quiero decir: no practiquen la iniquidad. Practiquen el amor. Jesús dijo que cuando la iniquidad abunda, el amor se enfría. ¿Lo entienden? Cuando practicamos la iniquidad, no podemos amar como queremos. Debemos aprender esta lección del pasaje de las Escrituras de hoy y prepararnos para el fin del mundo. Deben creer en la Palabra y estar preparados.