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Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 23-1] Guías hipócritas y ciegos (Mateo 23, 1-33)

Guías hipócritas y ciegos(Mateo 23, 1-33)
«Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor.¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?».
 

Hoy vamos a nombrar a la hermana Nong-suk Cha diacona. Espero que sirva al Señor con fidelidad con nosotros. Espero que todo el mundo sea diacono y sirva al Señor como ella. Si esperan en el Señor, todos ustedes serán siervos de Dios a su debido tiempo, según su fe.
 


¿Por qué despreciaba Jesús a los fariseos?

 
Como acabamos de leer, Mateo 23 describe la ira que los escribas y fariseos iban a recibir. Describe las vidas de fe incorrectas que vivían y las malas acciones que habían realizado. Jesús aborrecía a los escribas y fariseos más que a nadie. Aunque Jesús amaba a todo el mundo, despreciaba el estilo de vida de los fariseos. ¿Por qué? No era por los fariseos en sí, sino porque habían llevado por el mal camino a los que creían en Dios. El pasaje de las Escrituras de hoy demuestra por qué Jesús despreciaba tanto a los fariseos.
La razón por la que Jesús los detestaba está escrita en el versículo 2. Los escribas y los fariseos adoptaban el papel de Moisés y ordenaban a los israelitas que hicieran esto o aquello, aunque ellos no lo cumplían. Por eso Jesús dijo: «No emuléis sus acciones, pero practicar lo que digan». Los escribas y los fariseos eran los típicos hipócritas que atormentaban a los israelitas con el legalismo. Los versículos 5 al 7 describen cómo engañaban a la gente: «Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí».
Las filacterias son pequeñas cajitas cuadradas de cuero que llevan inscritos versículos de la Palabra de Dios. Una de ellas se llevaba en la frente, y la otra en el brazo izquierdo. Los judíos de tiempos de Jesús llevaban estas cajitas para recordarles la presencia de Dios y la necesidad de tenerlo en mente siempre. Esta tradición probablemente surgió de Deuteronomio 6, 8, que dice: «Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos». Esta práctica era un intento legalista de cumplir este mandamiento.
Sin embargo, con el tiempo, las filacterias se hicieron cada vez más grandes para los fariseos y escribas. Todo estaba dirigido a demostrar su piedad. Se tapaban la cara con el borde de sus vestiduras cuando veían algo impuro. Además las hacían más grandes para diferenciarse del resto de los judíos y parecer más santos que nadie. Todo esto se hacía para alardear de su piedad religiosa.
Estas personas también se sentaban en lugares de honor en todas las fiestas a las que iban. Los fariseos eran los líderes religiosos de la época, y los escribas eran los líderes políticos. También tenían una función importante como líderes religiosos. Del mismo modo en que hoy en día hay pastores orientados hacia cierta tendencia política, los escribas eran líderes religiosos que intervenían en la política. Donde había mucha gente reunida, ya fuera en las sinagogas o banquetes, esta gente siempre se sentaba en los mejores sitios, y les encantaba que la gente les saludará en los mercados y les llamará rabbi o maestro. Llevaban ropa distinta y les gustaba ir en grupos. Disfrutaban cuando los demás les decían: «Nuestro querido Rabbi, nos sentido honrados de estar en su presencia». Les encantaba que les llamasen Rabbi, que en el lenguaje actual es el equivalente de un líder de una denominación o iglesia.
Sin embargo, Jesús dijo: «Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos» (Mateo 23, 8).Esto es cierto. Nuestro maestro es solo Jesús, aunque dentro de la Iglesia digamos que tenemos líderes. Desde la perspectiva de quién fue nombrado por Dios antes y quién después, todos nosotros somos hermanos ante nuestro Salvador Jesucristo.
Las diferencias que existen entre nosotros se deben a que Dios nos ha dado dones diferentes para que hagamos Su obra. Mientras que Dios ha nombrado a algunos para que guíen a la congregación enseñando la Palabra, el Pastor es Jesucristo, y bajo Él se nombran a pastores, evangelistas, diáconos y maestros. Lo único que nos diferencia a los unos de los otros es la tarea que nos ha confiado Dios.
El único Maestro verdadero que merece ser llamado Rabbi es Jesucristo. Así que, a través de la Palabra de la Biblia, debemos aprender qué dice nuestro Maestro, Jesús. Lo que diga Su Palabra es lo que debemos hacer, dejando nuestras ideas atrás. Seamos pastores o evangelistas, todos debemos seguir lo que dice la Palabra.
Jesús dijo en el versículo 9: «Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos». Algunas partes de lo que dijo el Señor pueden ser chocantes en términos humanos. Después de todo, aquí dijo: «No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra». Pero aún así, esto es correcto. Como hemos nacido e nuestros padres, ellos son nuestros padres terrenales. Pero al mismo tiempo, como hemos nacido de nuevo al creer en la verdadera Palabra de Dios, Él nos ha hecho nacer espiritualmente y es nuestro Padre eterno. Nuestros padres carnales nos dieron el cuerpo que tenemos, pero nuestro Padre espiritual es Dios Padre. Por eso le llamamos Padre. Podemos exaltar Su nombre y pedirle cualquier cosa diciendo: «Padre, gracias. Por favor, dame esto, Padre».
No podemos tener dos padres. ¿Qué ocurre cuando hay dos padres? ¿No es un poco extraño? Por supuesto, es nuestro deber moral llamar padre a nuestro padre carnal. Esto se debe a que nos concibió, y por eso le debemos llamar padre. Sin embargo, nuestro verdadero Padre espiritual es el Padre de Jesucristo. Debemos entender esto claramente y, dejando nuestros pensamientos a un lado, debemos creer en la Palabra. 
Todos los aspectos de la Palabra de Dios son correctos. No hay ningún error en la Biblia. Ante la Palabra de Dios, nadie puede explicar sus argumentos, ni puede refutarla con su propio conocimiento. ¿No creen que toda la Palabra de Dios es correcta, ya sea desde un punto de vista carnal o espiritual? Yo tengo padres que me concibieron. También tengo padres adoptivos que me criaron. Pero, ¿quién es el verdadero Padre de mi alma? Dios Padre. Esto no significa que deba ignorar a mis padres terrenales. Mientras que honro a mis padres todo lo que puedo, sé muy bien que mi Padre verdadero es Dios. ¿No es cierto?
Está escrito: «Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo» (Mateo 23, 10). El verdadero líder es Jesucristo. El Cristo aquí es Jesús, y Jesús es Dios. Este Dios vino como nuestro Salvador y nos libró de los pecados; se convirtió en el Profeta y nos enseñó todo. También vino como Sumo Sacerdote del Cielo y borró todos nuestros pecados para convertirse en nuestro líder. Este es Jesús.
Debemos creer en la Palabra de Jesús y seguirla. Jesús dijo que quien se exalté, será humillado, y quien se humille, será exaltado. Esto es porque Dios es exaltado y noble, y por eso todo el mundo debe humillarse. Todo el mundo debe seguir al Señor más exaltado con humildad.
 

Los seguidores de la religión son malvados a los ojos de Dios
 
Desde el versículo 13 en adelante, nuestro Señor describió qué tipo de pecados cometían los fariseos ante Dios, y qué tipo de decepción estaban cometiendo, así como el tipo de hipocresía que practicaban: «Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando» (Mateo 23, 13). Este es el peor pecado de los escribas y fariseos.
Los escribas y fariseos eran seguidores de la religión. Para hacer una analogía con el cristianismo actual, eran como los que se acaban de graduar en un seminario, con educación formal y doctorados, que ahora administran en su propia iglesia. Estas personas han cerrado las puertas del Cielo a la gente. Aunque les han dicho a sus seguidores que crean en Jesús, y cómo deben nacer de nuevo al creer en Él, no les han dado la respuesta adecuada. Esto significa que están cerrando el camino al Cielo a sus congregaciones. No solo se quedan ellos sin entrar en el Cielo, sino que también hacen que sus seguidores no puedan entrar aunque lo deseen. 
El versículo 15 dice: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros». Los fariseos y los escribas están desobedeciendo a Dios por completo. Esto hace que la congregación no pueda creer en la Palabra de Jesucristo. Hacen que la gente sean dos veces más hijos del infierno que ellos.
La Teología cristiana de este mundo no es más que un intento humano de interpretar la Palabra de Dios con la ideología humana. La Teología actual se trata de interpretar la Palabra mediante ciencias seculares. Hay teólogos que siguen una escuela llamada Nueva Teología y que también son conocidos como Alto Criticismo. Este término se utilizó por primera vez por el experto bíblico alemán Eichhorn en el siglo XIX. Los defensores de esta corriente dicen acerca de la verdad de la Biblia: «¿Están todas las Palabras de la Biblia inspiradas? No, la Biblia contiene algunas palabras del Diablo, de los hombres, así como de Dios». Esta corriente estudia «as fuentes y los métodos literarios empleados por los autores bíblicos». Por ejemplo, intentan discernir la línea histórica de la vida de Moisés para averiguar si el Pentateuco fue escrito por Moisés o no. 
Cuando no pueden encontrar ningún error en la Palabra de la Biblia, recurren a todo tipo de medios para intentar encontrarlo. Dicen que lo que Jesús dijo es la Palabra de Dios, pero lo que Sus discípulos dijeron son simplemente las palabras de los discípulos, y que lo que Satanás le dijo a Jesús es la palabra del Diablo. Lo que intentan hacer es decir que no todo lo que hay escrito en la Biblia es la Palabra de Dios. Estudian y enseñan Teología según sus propios pensamientos. Siempre buscan contradicciones en la Biblia y hablan de ellas cuando enseñan. Es casi como si estuviesen decididos a no confiar en Jesús. 
Sin embargo, no hay ninguna contradicción en la Biblia. Cuando una persona que no ha nacido de nuevo intenta interpretar la Biblia por su cuenta, parece que está llena de contradicciones. Los pensamientos humanos y la Palabra de Dios son incompatibles. Para una persona que se acerca a la Biblia desde un punto de vista ético, ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento tienen ningún sentido, como se demuestra con este ejemplo: «Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos». 
Si se empeñan en encontrar errores en la Biblia, encontrarán muchas cosas que no tienen sentido para ustedes. Por ejemplo, Jesús dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy que no llamásemos padre a nuestro padre, ni maestro a nuestro maestro. ¿No creen que esto va completamente en contra del orden social? Por eso, los que se acercan a la Biblia de manera crítica dicen que no tiene sentido. Los líderes cristianos reúnen a bastantes personas, y le hablan de Jesús, convirtiéndolas en cristianas, y convenciéndolas de que vayan a la Iglesia, diciendo: «La Biblia no es la Palabra de Dios». Al hacer esto, hacen que los cristianos no crean en la Biblia y los convierten en hijos del infierno, incluso después de haber creído en Jesús. Por eso la gente viene a la iglesia al principio, pero después deja de creer. Una vez deja de creer, nunca puede volver a creer en Dios de nuevo. 
En países como Alemania, el gobierno paga salarios a los pastores y la gente paga impuestos religiosos. De la misma manera en que pagamos diferentes impuestos, en Alemania, también hay un impuesto religioso. Cuando los ciudadanos pagan impuestos, tienen que pagar este impuesto también, y el gobierno lo emplea en pagar a los pastores. A cambio de su salario, los pastores enseñan la Biblia en sus respectivas iglesias. Cuando hacen esto por dinero, convierten sus prácticas en rituales formales, tales como enseñar la Biblia, presidir una boda u oficiar un funeral. Escriben los nombres de sus clientes en un cuaderno, después de realizar estas ceremonias. 
De la misma manera que los funcionarios que trabajan para el gobierno, estos pastores escriben en cuadernos todos los datos de los miembros de sus iglesias, desde la fecha de nacimiento hasta la de bautismo o muerte. Los pastores en Alemania son como funcionarios. No tienen nada que hacer. Desde Dietrich Bonhoeffer, el famoso teólogo que se opuso al régimen de Hitler, Alemania no ha producido ningún teólogo notable. El cristianismo ha terminado en ese país. Los pastores de ese país tienen que hacer lo que les dicta el gobierno. 
De la misma manera en que Jesús dijo que los fariseos estaban haciendo que los demás fueran dos veces más hijos del infierno que ellos, los pastores de hoy en día, que han estudiado la Nueva Teología, están enseñando falacias que niegan la infalibilidad de la Palabra de Dios. Como resultado, no solo dejan de creer en la Biblia ellos, sino que hacen que otras personas no crean en ella y vayan al infierno. Esto es lo que hicieron los escribas y fariseos. 
 


¿Tienen la Verdad todas las religiones?

 
Los pluralistas religiosos dentro de las comunidades cristianas dicen: «La salvación puede encontrarse en todas las religiones». Dicen: «La religión ofrece la salvación. No es verdad que solo puedan ser salvados si creen en Jesús. No importa en qué religión crean, siempre que sean fieles a ella. La salvación se puede alcanzar mediante cualquier religión». Hay un dicho en Corea que dice: «Los ignorantes son valientes», y parece apropiado para describir a esta gente. Esta afirmación la proclamó un decano de un seminario metodista de Corea. Aunque la gente secular le admiraba por ser un «teólogo abierto de mente», fue denunciado por otros cristianos por sus ideas controvertidas. Le condenaron y tuvo que dimitir. 
Durante un tiempo, los pastores de esta iglesia metodista estaban avergonzados por haber estudiado con este teólogo. En su hipocresía, enseñaron a su congregación a que creyese según la Palabra de Jesús, fingiendo no haber recibido la influencia de aquel teólogo. Sin embargo, cierto joven pastor le defendió en un periódico religioso, repitiendo lo que había enseñado y discutiendo que ese teólogo era un gran teólogo, y que la salvación se podía encontrar en cualquier religión. Pero fue criticado con dureza. 
¿Hay alguien aquí que haya sido educado en la Iglesia Metodista? En realidad, hasta hace una generación, los presbiterianos en Corea solían despreciar a los metodistas. Pero en la provincia de Gang-won, la Iglesia Metodista tiene mucha influencia. En esta provincia, la Iglesia Metodista está orgullosa de sí misma, y construye grandes edificios y alardea de ellos. Esto demuestra lo superficial que es, porque no hay sustancia real dentro. 
Mientras que la Iglesia Metodista puede parecer bastante importante en la provincia de Gang-won en apariencia externa, en las provincias del sur de Corea, no tiene ninguna importancia. La Iglesia Presbiteriana es más importante en esta región y los metodistas son despreciados y considerados como no cristianos. Estas diferencias entre denominaciones han desparecido casi por completo en la actualidad. 
¿Han nacido de nuevo? Si han nacido de nuevo, deben dejar atrás las etiquetas de sus denominaciones, ya sean metodistas o presbiterianos. Como han sido salvados al creer en Jesús, son santos, y las diferencias entre denominaciones no importan. 
¿Cómo de sincero fue Jesús cuando habló? Los guías ciegos que se mencionan en el versículo 16 se refieren a los líderes religiosos del presente. Cuando uno de los miembros de sus iglesias hace una promesa de donación, dicen que tiene que cumplirla. Pero cuando la promesa es hacer una obra fuera de la iglesia, dicen que no tiene que cumplirla si es demasiado exigente. Dicen que quien hace una promesa a la iglesia, tiene que cumplirla. Pero puede ignorar cualquier otra cosa que haya prometido en sus oraciones. ¿Qué creen que consideran más importante para Jesús esta gente: el Templo que santifica el oro, o el oro? Esta gente considera que el oro es más grande que el Templo. Por eso Jesús les dijo que eran ciegos. Los que no conocen la Biblia, y están demasiado ocupados para ver lo que tienen delante de sus ojos, están condenados a recibir la ira. 
El versículo 23 dice: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe». Los escribas y los fariseos habían abandonado la fe, el amor y la justicia. Pero ellos también ofrecían el diezmo. Los nacidos de nuevo y los que no han nacido de nuevo viven de la misma manera. ¿Cuál es la diferencia entre un nacido de nuevo y una persona que no ha nacido de nuevo? Los nacidos de nuevo creen en la Palabra de Dios, aman a la gente y siguen la justicia de Dios. Los que no han nacido de nuevo, consideran sus acciones legalistas más importantes que el Evangelio a través del cual Dios nos ha salvado. Aman a la Ley más que a Dios. 
Jesús curó a un hombre enfermo, que había sufrido durante 38 años, en Sabbath. Al ver esto, los escribas y fariseos lo denunciaron y lo llamaron pecador, diciendo: «¿Por qué has curado a este hombre en Sabbath? Has quebrantado la Ley. ¡Eres un pecador!». Si un animal cae en una trampa, ¿es correcto salvar al animal aunque sea Sabbath? Esta gente consideraba la Ley más importante que nada. Decía que Dios les había dicho que no trabajasen en Sabbath. Como salvar al animal en Sabbath iba en contra de la Ley, lo abandonarían diciendo: «Dios nos dijo que no hiciésemos nada el día del Sabbath. Así que no podemos quebrantar la Ley».
Los legalistas solo hacen hincapié en lo que dice la Ley. Los escribas y fariseos solo ponían importancia en la Ley. Incluso ahora, esto es bastante común. En este momento, muchos cristianos no escuchan la voz de los siervos de Dios que gritan: «Jesús nos ha salvado de los pecados. Ha hecho lo que la Biblia dijo que haría». Sin embargo, solo hacen hincapié en las doctrinas de sus congregaciones, y consideran que son más importantes que la Palabra de Dios. Piensan que son los defensores de la Ley.
Defienden tanto los méritos de sus acciones legalistas que acaban olvidando la justicia, la misericordia y la fe, que son las aspiraciones de la Ley. En otras palabras, han abandonado el Evangelio de la justicia de Dios, el camino de la salvación. No solo han abandonado el Evangelio de Jesucristo, que permite recibir la salvación por fe, cuando se lo predican los nacidos de nuevo, sino que además los acusan de herejía. Hablan como si nos conociesen y añaden mentiras. 
Si alguien cree en algo diferente a lo que ellos creen, no dudan en recurrir a insultos. Además difunden mentiras diciendo que nuestra iglesia es una secta de muerte, y nos acusan de ser la «Secta de la Salvación», que es una secta que ni siquiera habla de este Evangelio de Verdad. Sus defensores son evangélicos que se parecen a nosotros, pero cuya fe es completamente distinta a la nuestra. 
Incluso hoy en día hay escribas y fariseos. Todos los cristianos que no han nacido de nuevo son las versiones modernas de los escribas y fariseos. Los líderes cristianos que no han nacido de nuevo son escribas y fariseos. Me pongo enfermo de tan solo escucharles. Cuando alaban, no lo hacen de corazón, sino que adornan su alabanza superficialmente. 
Sus coristas cantan alto e intentan parecer salvados por fuera. Cuando el director del coro mueve su brazo, los coristas cogen los libros con los himnos y cantan hasta que se quedan sin voz. Cuando la alabanza se canta así, ¿no creen que la gente tendrá la impresión de que esa iglesia es bastante piadosa? Me pone enfermo ver lo que hacen los escribas y fariseos. Solo sus voces son bonitas, solo son santos justos por fuera. Siguen teniendo pecados en sus corazones y solo sus voces son encantadoras. Es muy difícil tolerar estas voces tan abominables. 
He predicado en tantas reuniones últimamente que mi voz parece haberse refinado. Pero mi voz no tiene nada que ver con las voces de los mentirosos. Sus voces suenan tan santas y sus sermones tan articulados. Sin embargo, no me gusta que suenen tan santos, mientras que sus corazones están llenos de pecados. Los que dicen creer en Jesús solo de boca, aunque sus corazones siguen teniendo pecados, alaban a Dios con sus voces santas. 
Aunque tienen pecados en sus corazones, sus rituales de adoración son grandiosos y santos. No tienen el Evangelio de Jesús. Hablan con grandilocuencia, pero cuando predican la Palabra, lo hacen todo lógicamente, sistemáticamente y sin fallos. No predican la Palabra de Dios. Las versiones modernas de los escribas y fariseos, los líderes cristianos que predican la Palabra, los revivalistas y los obispos son todos legalistas hipócritas. Estamos rodeados de legalistas. Esta es la gente a la que Jesús maldijo. 
El pasaje de las Escrituras de hoy salió de la boca de Jesús. Como Jesús sabe todo lo que hay en el corazón de la humanidad, reprende y condena a los legalistas que, aunque ofrezcan el diezmo, consideran que la Ley es más importante que la Palabra del Evangelio del Antiguo y Nuevo Testamento. 
 

¿Acaso no están colando el mosquito y tragando el camello? 
 
El versículo 24: «¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!». Los guías ciegos aquí se refieren a los escribas y fariseos. La gran providencia de Dios es nuestra salvación que ha venido por el agua y el Espíritu, y es la Verdad que nos hace hijos de Dios. Sin embargo, los cristianos legalistas ignoran este Evangelio de la remisión de los pecados, la gran Verdad en hijos de Dios completamente. Ellos hacen hincapié en lo de nacer de nuevo y convertirse siguiente: «Vivamos con rectitud».
En Corea hay una iglesia denominada la Iglesia de la Piedad Filial. Se dice que el pastor la llamó así porque ganó un premio por su devoción filial, incluso antes de creer en Jesús. Cuando se hizo pastor, quería enseñar a su congregación a honrar a sus padres. Parece que cualquiera que vaya a su iglesia se convierte en un buen hijo o hija muy pronto, aunque haya sido un mal hijo hasta entonces. Quien va a esa iglesia aprende a honrar a sus padres. Por supuesto, la devoción filial es buena. Pero ¿está bien colar un mosquito y tragarse un camello? No, no está bien fijarse en detalles diminutos y abandonar la providencia de Dios completamente, que es lo que en realidad importa. 
Los falsos profetas siempre sacan dinero a sus seguidores. Muchos pastores dicen: «Vamos a construir una nuevo iglesia» y después les piden dinero a los miembros de sus congregaciones. Muchos miembros tienen cuidado cuando se está construyendo una iglesia nueva porque tienen miedo de que el pastor les robe el dinero. Un pastor que yo conozco, después de decidir estafar a su congregación, lo preparó todo y se fue a los Estados Unidos con su familia. Los miembros de su iglesia se quedaron sorprendidos. 
¿Qué ocurre cuando estos pastores huyen a otros países? Como no había tratado de extradición entre Corea y EE.UU., no podían ser arrestados. Pero ahora Corea ha firmado un tratado de extradición entre Estados Unidos. Antes no se podía arrestar a los criminales que huían a los EE.UU. Hay muchos pastores entre estos criminales. 
Además, cuando los miembros de sus iglesias escuchan la Palabra de la Verdad y reciben la remisión de los pecados, estos líderes hipócritas los envenenan espiritualmente y asesinan sus almas nacidas de nuevo. Les dicen: «Esa iglesia es una herejía». En realidad, todos son ciegos. Todo lo que saben es la teoría de sus propias denominaciones. Sus pensamientos y palabras son subjetivos. 
Jesús dijo en el versículo 25: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia». Los escribas y fariseos limpias lo de fuera del vaso y el plato. Pero dentro están llenos de envidia y de injusticia. Aunque sus corazones deberían estar llenos con la fe en la Palabra de Dios, están llenos de pecados. A pesar de esto, estos pastores, que no han nacido de nuevo, dicen: «He nacido de nuevo». Ellos dicen: «Aunque tengo pecados en mi corazón, soy una persona justa, aunque con pecado». Si alguien no tiene la Palabra de Dios en su corazón, sino solamente pecado, es un pecador. Por eso esta gente parece buena por fuera solo. Por esta razón, Jesús los reprende diciendo: «Limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia». 
El versículo 26 dice: «¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio». Deben recibir la remisión de los pecados primero. Una vez reciban la remisión de los pecados a través de la Palabra de Dios, sus obras también cambiarán. Pero hay muchas personas que intentan hacer el bien solo con sus obras, sin recibir la remisión de los pecados. Dios no duda en llamar a esta gente tumbas blanqueadas. Dijo que, aunque por fuera parezcan bonitas, por dentro están llenas de huesos de muertos y suciedad. 
Entonces Jesús siguió diciendo en el versículo 28: «Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad». Esto iba dirigido a los escribas y fariseos hipócritas. Cuando oran, lo hacen de manera grandilocuente para que todos los vean. Cuando comen, lo hacen de manera elegante. Cuando hablan lo hacen de una manera piadosa. Cuando se les invita a un banquete, no le dan las gracias al anfitrión de manera sincera, sino que dicen con voz piadosa: «Estaba muy bueno. Eres un buen cocinero. Muchas gracias». Siempre hablan de una manera placentera sin utilizar un lenguaje vulgar. 
Incluso a los que están destinados a ir al infierno, no les dicen que están destinados al infierno. Cuando se enfadan mucho con alguien, sonríen falsamente y hablan despacio: «Oraré por ti». ¿No creen que esto es muy falso? Aunque hablen suavemente y parezcan elocuentes, están llenos de huesos y de toda clase de cosas sucias. Están llenos de hipocresía y de injusticia. 
¿Saben cuánta gente está destinada al infierno por haber escuchado las palabras de los pastores fraudulentos? Estos falsos pastores están llenos de hipocresía y de injusticia y por eso distorsionan la verdad y embellecen su apariencia externa para predicar una doctrina falsa. Esto ha llevado a mucha gente a la muerte espiritual. El estar llenos de huesos y de suciedad significa que esa gente ha matado a muchas personas. Un asesino no es solo una persona que mata a otra físicamente. Todos los pastores que no han nacido de nuevo, matan a otras almas. Deben tener cuidado con estos pastores. Si han sido atrapados por ellos, acabarán muriendo espiritualmente, sin esperanza. 
La Biblia dice que estas personas adornan los monumentos de los profetas. En particular, rinden homenaje a los mártires de sus respectivas denominaciones. Por ejemplo, entre los cristianos de renombre de Corea que fueron reconocidos por sus sacrificios, están el Rev. Gicheol Ju, Rev. Namsun Ju, y el Rev. Yanghun Sohn. Uno de ellos cuidó de leprosos, mientras que otro adoptó al asesino de su propio hijo. Por esto, muchos líderes de ciertas denominaciones en Corea siguen dándoles importancia a estos pastores legendarios, e intentan establecer su propia justicia diciendo: «Nuestra denominación es muy piadosa. Si emulamos las acciones de nuestros predecesores, nosotros también seremos piadosos. Así que nuestra iglesia es la verdadera iglesia ortodoxa». 
Aunque dicen que nunca han cometido malas acciones, ni engañado a nadie, y afirman que nunca lo harían aunque les forzaran, nuestro Señor les dice: «Obradores de iniquidad, como vuestros predecesores. Raza de víboras. ¿Cómo vais a escapar del infierno?». El resultado final para los escribas y fariseos es el infierno. Acabarán pagando la condena del infierno. Jesús los juzgará: «¿Tenéis pecados? Si tenéis pecados vuestro castigo será el infierno. Fuísteis hipócritas. Aunque teníais pecados en vuestros corazones, les dijisteis a otros que recibieran la remisión de los pecados». El resultado final para los que practican la hipocresía es la condena al infierno, donde serán arrojados al fuego. Este es el juicio que todos estos hipócritas tendrán que afrontar. 
Incluso en estos tiempos, ¿cuántos escribas y fariseos modernos hay? Muchos. Los escribas y fariseos eran líderes religiosos muy poderosos y había muchos de ellos. Los discípulos de Jesús y los justos no podían unirse a ellos. Cuando los discípulos predicaban la Palabra que habían escuchado de Jesús, los escribas y fariseos los trataban como basura. Les decían: «¡Fuera! ¡No podéis estar aquí!». Incluso Jesús fue despreciado por ellos y tratado como un mendigo. 
Si Jesús estuviese sentado en un banquete como invitado, los fariseos se le acercarían y le intentarían intimidar y hacer que se fuera, diciendo: « ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Fuera!». Como eran tan dominantes en la comunidad política y religiosa de aquel entonces, pueden imaginarse lo pomposos que eran. No es ninguna sorpresa que despreciaran a Jesús y a Sus discípulos, cuya apariencia era humilde. 
¿Cuánto denunciaron a los discípulos de Jesús cuando los vieron comer y dijeron: «Estos hombres son como perros. Comen sin lavarse las manos»? Jesús también fue criticado. Es imposible describir cuánto fue despreciado por los escribas y fariseos. Sus discípulos fueron aún más despreciados. Fueron tratados como perros, como mendigos, no como seres humanos. Como los escribas y fariseos ponían tanta importancia en la Ley, no pudieron quedarse callados cuando vieron a los discípulos de Jesús comiendo sin lavarse las manos. El lavarse las manos no era importante siempre que se comiese bien. 
Pero los israelitas tenían que comer de manera adecuada. Tenían que lavarse las manos y los pies antes de sentarse a la mesa. Había tantas reglas de comportamiento, incluyendo las de lavarse los manos y los pies cuando eran invitados a comer a casa de alguien. Israel también tenía una sociedad dividida entre los que tenían una educación formal y los que no. El cumplir la Ley determinaba si se era un hombre decente o un hombre vulgar. 
En Corea, antiguamente, si alguien no utilizaba los palillos para comer correctamente, se decía que esa persona era vulgar. Cuando era pequeño, me solían regañar por no utilizar los palillos correctamente. También era importante saludar a los ancianos del vecindario, que denotaba que un joven venía de una familia digna en Corea. Si no saludaba correctamente a los ancianos de la aldea, se me trataba como a un niño maleducado. Los coreanos solían juzgar a los demás por la apariencia física. Israel y Corea comparten algunas costumbres. ¿Acaso los israelitas no pusieron sangre en los portales en la Pascua? En Corea, cuando se acerca el solsticio de invierno, la gente prepara sopa de judías rojas y la esparce. Hay muchas costumbres similares entre las dos naciones. Los coreanos sacrifican vacas el día de Año Nuevo. En Israel se sacrificaban toros y corderos el Día de la Expiación. 
Quizás por eso algunas personas afirman que los coreanos son descendientes de la tribu de Dan. En la Biblia, la tribu de Dan ocupó la región norte de la tierra de Canaán, pero después ya no se les menciona en la Biblia. Así que algunas personas dicen que, como la tribu de Dan se cansó de luchar con los filisteos, inmigraron hacia el este y son los antepasados de los coreanos. Dicen que es así con el rey Dan, el antepasado de los coreanos, apareció. Hace 20 años mucha gente decía que había una gran probabilidad de que los coreanos fuesen descendientes de la tribu de Dan. 
En el pasaje de las Escrituras de hoy en día Jesús reprendió a los escribas y fariseos sin pensarlo dos veces. Si Jesús estuviese aquí ahora, diría que todos los seguidores de la religión del mundo son como los escribas y fariseos de Sus tiempos. Aunque los ciegos espirituales no pueden diferenciar a los justos de los pecadores, los nacidos de nuevo pueden hacerlo cuando escuchan el testimonio de salvación de una persona. En otras palabras, a no ser que sean ciegos espirituales, pueden saber si alguien ha nacido de nuevo o no. 
Por el contrario, los seguidores de la religión ciegos, que son como los fariseos de los tiempos de Jesús, no saben si alguien ha nacido de nuevo o no. Asimismo dicen ser justos, aunque no han nacido de nuevo. Quien tenga pecados en su corazón no es justo. Hacen sus afirmaciones porque son ciegos y solo pueden decir lo que adivinan en la oscuridad. 
El cristianismo de este mundo está lleno de escribas y fariseos. Del mismo modo en que abundaban en los días de Jesús, también abundan en nuestros tiempos. Solo los doce discípulos de Jesús y un pequeño grupo de Sus seguidores estaban de acuerdo con Él. Los escribas, los fariseos, los líderes políticos de aquel entonces, y casi todos los judíos, se levantaron contra Él. 
Por eso Jesús sufrió tanto dolor en este mundo. Los escribas y fariseos le frustraron, y por eso dedicó todo el capítulo 23 de Mateo a reprenderlos. Este criticismo debería estar dirigido a los fariseos de hoy en día, de la misma manera en que estaba dirigido a los de aquel entonces. Los escribas y fariseos de nuestros tiempos solo quieren sentarse en los mejores puestos y ser llamados maestros. En sus iglesias respectivas, casi todos actúan como si fueran maestros. Los santos son los últimos. 
En Corea, si alguien cree en Jesús, esa persona se denomina santa, y pronto se convierte en maestra. En realidad, la posición de maestro es más importante que la de diacono. Los maestros de la escuela dominical tienen puestos importantes. El trabajo de estos diáconos es el de alimentar al rebaño, como el mío. Pero el puesto de diacono consiste en servir a la iglesia como siervo. En Corea ser un diacono se considera un honor. Pero en realidad, si han sido nombrados diáconos, significa que se han convertido en siervos de Dios. Deben entender esto y servir al Evangelio y a la Iglesia desde su puesto como siervo. 
En Corea algunos cristianos están tan orgullosos de ser diáconos, que actúan como si tuvieran un cargo importante diciendo: «Soy un diacono, ¿tú qué eres?». Esto en realidad significa: «He sido ungido para vivir como siervo durante el resto de mi vida. Soy un siervo del Señor». La gente dice: «Soy un diacono ordenado, pero tú eres solo un diacono temporal».
Hoy en día también hay diáconos suspendidos. Las iglesias del mundo nombre diáconos una vez al año. Pero aunque el consejo de accionistas tiene el poder de nombrar diáconos, también tiene el poder de destituirlos. Así que si los pastores y los ancianos de consejo deciden destituir a un diacono por cualquier motivo, ya no es diacono. Es un laico. Además aparece que ha sido destituido en el periódico de la iglesia. Hay muchos puestos en la iglesia: ancianos ministros, ancianos suspendidos, pastores retirados, pastores suspendidos, pastores cooperativos, directores del consejo. 
Mis queridos hermanos, los seguidores de la religión del mundo son los escribas y fariseos. Los escribas y fariseos modernos no pueden evitar ir al infierno. Todos serán arrojados al infierno. Todo el que les siga también será arrojado al infierno. No puedo decir nada más sobre ellos. Solo he hablado de la punta del iceberg en el pasaje de las Escrituras de hoy. Si hablase en más profundidad sobre este tema, podría pasarme el día entero aquí, y aún así no habría tiempo suficiente. Si siguen a los escribas y fariseos acabarán en el infierno.
Antes de nacer de nuevo, viví una vida de fe diligentemente durante diez años. Pero la gente que me enseñó todo eran los escribas y fariseos modernos que no habían nacido de nuevo. Solo me dijeron que tenía que cumplir la Ley. Eran muy pretenciosos y alardeaban todo el tiempo. Los predecesores de nuestra fe eran el Rev. Gicheol Ju y el Rev. Sangdon Han. Decían que nuestra denominación era la mejor del mundo, que éramos los descendientes de los mártires. Aunque éramos pocos en número, nuestra denominación era importante. Éramos la denominación Ko-sin de la Iglesia Presbiteriana de Corea. 
Si no pueden reconocer a los escribas y fariseos de la actualidad que hay a su alrededor con la ayuda del pasaje de las Escrituras de hoy, entonces están ciegos. Jesús les juzgará diciendo: «Sois fariseos, y no podréis escapar del infierno». Si no pueden reconocer lo correcto delante de sus ojos, ¿no creen que están ciegos? Esta flor violeta es un iris, y esta rosa es una azalea. Estas dos flores son diferentes. El iris es violeta y la azalea es rosa. 
Si no pueden reconocer la diferencia, deben ser daltónicos. Si no pueden ver la diferencia entre los nacidos de nuevo y los que no han nacido de nuevo, son como escribas y fariseos. Les seguirán inevitablemente porque no puede distinguir nada, aunque escuchen la Palabra de los siervos de Dios. No pueden evitar seguir sus palabras engañosas. 
Aunque no conozcan la Palabra, pueden reconocer a alguien por su apariencia física y sus acciones. Pero, como no tienen sabiduría espiritual, acaban siendo como los fariseos, diciéndose a sí mismos: «Debo estar equivocado». ¿Qué pasará si emulan a esta gente? Que acabarán siendo como ellos y predicarán como ellos predican. 
Esto ocurre frecuentemente en las comunidades cristianas de hoy en día. Es importante que se den cuenta de cuánto detestaba Jesús a los escribas y los fariseos. Es imperativo que ustedes entiendan que, cuando Jesús les dijo a Sus discípulos que tuviesen cuidado con los escribas y fariseos, estaba hablándonos a todos nosotros. A pesar de esto, si alguien quiere asociarse con la versión moderna de los escribas y fariseos, incluso después de haber recibido la remisión de los pecados, pueden hacerlo si quieren.
Los que consideran a los escribas y fariseos como sus compañeros, incluso después de haber recibido la remisión de los pecados, se unirán a ellos y vivirán como ellos. Si quieren, deben ir y aprender de ellos, ofrecerles dinero y aprender su hipocresía y su manera de hablar. Pero cuando estos hipócritas sean arrojados al infierno, ellos también serán arrojados al infierno. ¿Qué dijo Jesús a los que se quedaban con los fariseos después de nacer de nuevo? Les dijo: «Os daré la misma recompensa que a los hipócritas». En otras palabras, quien siga a los líderes ciegos, será tratado de la misma manera por Jesús. 
Por eso no me asocio con esta gente. Aunque no soy un hombre perfecto, soy un hombre justo por mi fe. Soy un siervo de Dios. Aunque no pueda colar un mosquito, no me trago un camello entero. Esto significa que no cedo cuando se trata de temas importantes. Como todo el mundo yo también tengo buenas y malas cualidades. Pero a pesar de esto, soy un hombre justo porque creo en Jesús. Así que nunca podré asociarme con estos hipócritas. 
Cuando alguien dice que me parezco a tal pastor, me ofendo. Lo considero extremadamente insultante cuando alguien me compara con otro pastor que no ha nacido de nuevo, por muy bueno que sea. Me entran ganas de gritar: «¡Ya basta! No me traten igual que a ese pastor. No me considero mejor que nadie, pero no me comparen con esta gente». Algunas personas dicen que mis enseñanzas se parecen a las de la secta de la Salvación. Déjenme aclarar que no tengo nada que ver con esta secta. 
Incluso la manera de hablar es diferente. ¿Saben cómo hablan los cristianos de la secta de la Salvación? Un hombre como yo no duraría ni un día allí porque soy demasiado rudo y hablo sin pelos en la lengua. Solo una persona maquiavélica puede sobrevivir en sus reuniones, y esto es algo que detesto. ¿Por qué tengo que ser aprobado por la gente cuando todo lo que necesito es creer en Dios y seguirle?
Estoy muy contento de predicar la Palabra a nuestros hermanos santos que están aquí reunidos. Se han convertido en personas justas. Sin embargo, si intentan vivir con las enseñanzas de los escribas y los fariseos, serán como ellos y morirán al fin. Cuando Jesús venga al mundo, les preguntará: « ¿Quiénes son vuestros amigos?». Si ustedes dicen: «Los escribas y fariseos», entonces Jesús les arrojará al infierno diciendo: «Entonces id con vuestros amigos». Jesús odia que se junten con los escribas y fariseos, y sigan siendo amigos suyos después de nacer de nuevo. Por eso, ¿cómo pueden vivir sus vidas de fe bajo estas personas a las que Jesús detesta tanto?
No suelo ser invitado a muchos sitios, especialmente después de nacer de nuevo. Incluso entre los que no han nacido de nuevo, hay gente como yo. A veces me invitan a alguna casa a dormir, a comer y hablar. Probablemente hagan esto porque piensan que obtendrán algún beneficio al oírme hablar. 
Mientras que acepto estas invitaciones, cuando me siento con ellos, es difícil decirles la Verdad cara a cara. Si hago esto, la otra persona no aceptará la Palabra de Dios. Su orgullo quedará dañado y no me hablaría más. Así que es casi imposible para mí decirle a la gente que sus creencias están equivocadas. Lo que hago es invitarles a una de nuestras reuniones diciendo: «Vamos a tener una reunión muy pronto. ¿Les gustaría venir? Me encantaría verles allí».
Cuando esta gente va a la reunión, no dudo en hablar de sus creencias falsas en mi sermón. Lo hago por el bien de esta persona. Le explico con todo detalle de qué va el Evangelio, qué es la salvación, en qué debemos creer para ser justos, y cómo debemos vivir después de ser justos. Utilizo estas reuniones para hacerles saber mi punto de vista, porque cuando predico la Palabra de Dios desde el púlpito, la gente no se lo toma como un ataque personas, y puede aceptar esta lección general. 
Cuando estoy detrás de este púlpito, soy una figura pública, así que no predico mis opiniones personales. No hay nada personal cuando se predica desde el púlpito de la Iglesia de Dios. Cualquier persona que predique aquí está delante de la Palabra de Dios y debe predicar lo que Dios dice. Por eso predico de manera directa. A veces la gente se siente ofendida. Pero cuando llega el final del sermón, sus corazones están llenos de gozo. 
Esta gente admitió: «Al principio era muy embarazoso escuchar su sermón, pero ahora entiendo que no me estaba reprendiendo. Predicaba la Palabra para enseñarme lo que es correcto». Cuando entienden que les estaba reprendiendo por su bien, y cuando reciben la remisión de los pecados, es posible compartir con ellos una relación de hermandad. Por muy débiles que sean, y por muchos pensamientos que tengan, ¿pueden someterse a los hipócritas como los escribas y fariseos mientras viven sus vidas de fe? ¿Cómo pueden ir a escuchar sus sermones? ¿No se pondrían enfermos?
Cuando cantan alabanzas disfruto escuchándoles. ¿Es porque estamos en la misma Iglesia? No, es porque su alabanza sale del corazón, mientras que otras personas cantan con voces artificiales. Por eso su alabanza suena diferente. La fe, mis queridos hermanos, es algo que sale del corazón. No es algo que puedan crear por su cuenta. 
Ahora que han recibido la remisión de los pecados, no se sometan a los escribas y fariseos. Ellos les llevarán directamente al infierno. ¿No hay otro lugar mejor al que ir en vez de ir a sus reuniones? Recuerden que cuando estaban con ellos no podían nacer de nuevo, y que casi fueron al infierno. Por eso deben separarse de esta gente por completo, porque quieren llevarles al infierno. 
Jesús dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy que no llamásemos a nadie de este mundo padre. Como el Señor dijo que no llamásemos a nuestros padres carnales padres, ¿cómo pueden llamar pastor o líder a alguien que les está llevando al infierno? ¡Es inconcebible! Pero me parece que están demasiado atados a ellos. Yo, por el contrario, estoy completamente separado de ellos y nunca los aprobaré. 
Les voy a contar una pequeña historia. Después de nacer de nuevo, iba en un autobús de Jinhae City a Busan. Allí vi a un hombre mayor sentado en el autobús, que había sido mi maestro hacía mucho tiempo. Para ser más preciso, era el pastor que había intentado llevarme al infierno. Al principio, me alegré de verle, y le saludé y le dije: «¡Reverendo! ¡Qué sorpresa verle aquí! Me alegro de verle de nuevo».
Después de darnos la mano me acordé de lo que me había hecho. Pensé: «Casi fui al infierno por culpa de este hombre». Cuando me acordé de esto, todo sentimiento bueno por él desapareció. Aunque este pastor no era un hombre malo, por culpa de sus enseñanzas falsas, casi fui al infierno. Por eso me repulsó. Por muy buena apariencia física que tuviese, no podía sentir nada bueno por él, porque casi me llevó al infierno. Pero como el viaje a Busan era tan largo, tuve que hablar con él. 
«¿Ha estado viajando?»
«Sí, estoy volviendo de una reunión de renacimiento espiritual que yo he convocado».
«¿Dónde ha sido la reunión?».
«En un centro de oración en Daegu».
«¡Oh! Conozco ese sitio bastante bien. Es un lugar bastante grande. Así que ha celebrado una reunión allí. ¿Cuántas personas han asistido?».
«Más de 3000 personas».
«¿De verdad? Debe haber sido muy interesante, reverendo».
«Sí, ha sido maravilloso. Invité a personas enfermas y oré por ellas al tiempo que les ponía las manos encima, y algunas se curaron. También expulsamos demonios. Dios ha hecho cosas maravillosas».
Cuando escuché esto me sentí todavía más enfermo. ¿Qué tiene que ver con la salvación el que una persona sea curada y que se expulsen demonios? ¿Qué bien hace el expulsar demonios de una persona que no ha recibido la remisión de los pecados? Los demonios volverán enseguida a su corazón. 
Entonces le pregunté: «Reverendo, ¿predicó sobre cómo nacer de nuevo?».
«Por supuesto. Dije que se nace de nuevo por la sangre de Jesús».
Entonces me sentí todavía peor. Le hice estas preguntas para probarle, pero, como era de esperar, sus respuestas eran incorrectas. Curar y expulsar demonios no es lo que Jesús quiere. Lo que el Señor quiere es que todos nazcamos de nuevo por el agua y el Espíritu. La gente confía en Jesús solo cuando sus cuerpos enferman, y solo quieren creer en Él cuando sienten dolor o están poseídos. Por eso Dios permite que ocurran estas cosas para que escuchen la Palabra de Dios y nazcan de nuevo del agua y el Espíritu. 
Pero como este pastor no conocía la voluntad de Dios, siguió practicando la hipocresía. No podía aguantar el estar sentado a su lado, así que le dije: «No me encuentro bien. Me gustaría dormir un poco, ya que no dormí casi ayer noche. Siento dejarle, reverendo, pero si no le importa, me gustaría ir a la parte de atrás del autobús y dormir un poco. Puede quedarse los dos asientos. Intentaré dormir un poco en la parte trasera». Así que, después de decir adiós, me fui a la parte de atrás y me senté. 
Por un lado, pensé en enseñarle una lección sobre nacer de nuevo. Me moría de ganas de decirle: «Reverendo, usted ni siquiera es un pastor». Pero pronto cambié de opinión. Como había sido moderador de una gran denominación y fue mi maestro, no creía que fuera a aceptar la Palabra correcta aunque se la enseñase. Así que decidí romper mi relación espiritual con él. No le desprecié por su ignorancia. 
Mis queridos hermanos, ¿podemos distinguir a los buenos pastores de los falsos maestros? ¿Acaso les permitieron nacer de nuevo sus maestros anteriores? Solo se puede nacer de nuevo cuando uno encuentra a los que creen en la Palabra de Dios y la predican tal y como es. Quien no cree en esta Palabra no la puede predicar, ni puede ayudar a nadie a nacer de nuevo. 
Debemos conocer la Verdad sobre cómo nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Debemos creer en ella, y vivir nuestras vidas según esta Verdad. Si un pastor no puede reconocer esta Verdad, es un fraude. Si no pueden distinguir a los falsos profetas de los verdaderos siervos de Dios, peor para ustedes. Del mismo modo en que Jesús odiaba a los escribas y fariseos de Sus días, nosotros también los odiamos.