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คำสอน

Tema 12: La fe del credo de los Apóstoles

•Sermón sobre el Espíritu Santo 6 : Entonces Usted Recibirá El Don del Espíritu Santo 

(Hechos 2:38)
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
 


¿Las personas reciben el Espíritu Santo Arrepintiéndose? 

 
¿Cuál es el arrepentimiento bíblicamente posible? Es el recibir la remisión de los pecados creyendo en la Palabra del bautismo y la sangre de Jesús. 
Nadie puede recibir la remisión de sus pecados y llegar a ser sin pecado ante Dios con sus devotos rezos de arrepentimiento. Por otra parte, es mucho menos posible que reciban el Espíritu Santo haciendo eso. Recibir la remisión del pecado y el Espíritu Santo es posible solamente para los que sepan y crean en la verdad del bautismo y de la sangre de Jesús. El Espíritu de Dios viene como un regalo a los que han recibido la remisión de sus pecados. 
La venida del Espíritu Santo sobre los que creen en Jesús se relaciona directamente con la remisión del pecado dada por Jesús. Hechos 2:38 indica, “Y Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícense cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39). Lo que es el punto crítico en estos pasajes es la relación entre el limpiamiento espiritual del pecado y de la bendición de recibir el Espíritu Santo: Dios Padre hizo que su Hijo aceptara que los pecados del mundo pasaran a Él, y es creyendo en esto que recibimos la remisión del pecado; y como un resultado bendito de esto, nosotros recibimos el Espíritu de Dios como regalo. ¿Usted ha recibido el Espíritu Santo con tal fe? 
En el primer Día del Pentecostés, el Apóstol Pedro predicó a los que le rodeaban sobre el resucitado Señor Jesús que era el Salvador de cada uno de ellos. Pongamos atención al hecho de que eran los judíos, los que estaban bien enterados del sistema sacrificial del Antiguo Testamento. Y la mayoría de ellos habían visto la crucifixión de Jesús aproximadamente dos meses antes. Por lo tanto, fácilmente podían tener fe en el evangelio del agua y del Espíritu cuando fueron iluminados por el breve sermón que Pedro había predicado. 
Después de oír su enseñanza, se arrepintieron y confesaron a Jesús como su Salvador. Creyeron todos en el bautismo de Jesús y su muerte en la Cruz, fueron limpiados de todos sus pecados, y recibieron el Espíritu Santo. Entonces, Pedro bautizó a los que creyeron. Por otra parte, de aquí en adelante, por lo que al Espíritu Santo, concierne, la orden “de esperarle” a Él no era repetida más a los que habían recibido la remisión del pecado. Después del Día de Pentecostés, la recepción del Espíritu Santo como resultado de la creencia en Jesús no exigió esperar más; cuando las personas creyeron en el bautismo de Jesús y en la sangre de la Cruz como la remisión del pecado, entonces ellos recibían el Espíritu Santo en el mismo momento en que creían. 
El pasaje de hoy claramente apoya que la fe que cree en el bautismo de Jesús y de la sangre de la Cruz es la condición para recibir el Espíritu Santo después de los acontecimientos del Día de Pentecostés. 
Repetidamente confirmando la simple verdad de que la remisión del pecado fue cumplida por el bautismo de Jesús, Pedro concluyó que el Espíritu Santo fue dado como regalo a quienquiera que creyera en Su Palabra del evangelio del agua y del Espíritu, diciendo, “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39). No debemos perdernos de la corriente principal que desde que el Espíritu Santo primero fue mencionado en los Hechos 1, el bautismo que Jesús recibió es el bautismo que perdona todos los pecados del mundo. La única condición en la Biblia de esta “promesa” es creer en el bautismo que Cristo Jesús recibió, en la sangre de la Cruz, Su muerte y resurrección. Es a los que creen en esto que Dios les permite recibir el Espíritu Santo. 
La relación entre la fe en el bautismo de Jesús y el regalo de Dios del Espíritu Santo es tal que el Espíritu Santo está dado solamente a los que han sido lavados de sus pecados creyendo en el bautismo y la sangre de Jesús. Debemos creer en esta verdad. La verdad verdadera de que el Espíritu Santo podría venir a este mundo se encuentra en el hecho de que el bautismo de Jesús lavó los pecados de la humanidad y su crucifixión cargó con el castigo de estos pecados. Debemos saber y creer en la verdad oculta de la remisión del pecado que nos permite recibir el Espíritu de Dios como el regalo de la salvación (Hechos 2:38-41). 
Hay muchas discusiones que suceden entre pastores y teólogos sobre la morada del Espíritu Santo. Todas las clases de diversas discusiones se hacen sobre cómo los Cristianos pueden recibir el Espíritu Santo. Pero lo que debemos recordar es que en la Biblia, está escrito que cuando las personas creen en el evangelio del agua y de la sangre de Jesús y del Espíritu, reciben la remisión de sus pecados, y también reciben simultáneamente el Espíritu Santo como regalo. Pronto, el Espíritu Santo infaliblemente viene a los santos que se han sido perdonados de sus pecados. 
Para que las personas reciban el Espíritu Santo dado por Dios, deben arrepentirse de una manera bíblica. El verdadero arrepentimiento es para aquellas personas que han dejado de rechazar el amor incondicional de Dios. Es decir, lanzar lejos todas las probabilidades que han estado manteniendo en contra del evangelio verdadero, y creer con el corazón en el evangelio del agua y del Espíritu. Entonces podemos recibir el Espíritu Santo como regalo. 
El arrepentimiento con el cual podemos recibir el Espíritu Santo es para que dejemos de creer y creamos en el evangelio que nos permite recibir el Espíritu Santo. Cada uno de su propia manera se había mantenido contra Dios. Adoraban a todas las criaturas como sus dioses. A pesar de esto, Cristo Jesús los salvó de sus pecados con el agua y la sangre, lejos de creer en Él, se mantenían contra el evangelio que les permite recibir el Espíritu Santo. 
Como tal, el caso de la mayoría de los cristianos, el verdadero arrepentimiento ante Dios también significa volver al evangelio verdadero que les permite nacer otra vez del agua y del Espíritu, dejando su fe que cree solamente en la sangre de la Cruz. Este es el verdadero arrepentimiento del cual la Biblia habla. 
La Biblia nos dice, “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19). Asimismo, la manera para que la mente de las personas sea refrescada es creer que Jesús les ha dado la remisión de sus pecados con el bautismo con el cual Él aceptó las iniquidades de los pecadores y la sangre que Él derramó en la Cruz. Para recibir el Espíritu Santo, todos nuestros pecados se deben haber pasado sobre Jesús creyendo en Él y no debemos tener ningún pecado. Y en nuestros corazones debemos creer en la palabra que Jesús nos ha dado la salvación tomando nuestros pecados sobre sí mismo, muriendo en la cruz, y de tal modo en nuestro lugar, cargó con toda nuestra condenación. Esta fe es la fe del arrepentimiento verdadero. 
El Espíritu Santo es la tercera persona de Dios. El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son un solo Dios para nosotros los que creemos en Jesús. Aunque son cada una diferente persona, son sin embargo un mismo Dios para nosotros que creemos en Jesús. Porque el Dios de la Trinidad es el mismo Dios para nosotros, cada persona de la trinidad, planearon juntos salvarnos de los pecados del mundo. Y cada uno de ellos obró en sus ministerios asignados. Como tal, el Espíritu Santo testimonia la verdad de que Cristo Jesús cargó sobre sí Mismo todos nuestros pecados del mundo y fue condenado en nuestro lugar. 
Hechos 2:38 nos dice de aquellos que han recibido la remisión del pecado “recibirán el don del Espíritu Santo”. Habiendo planeado borrar los pecados del mundo, Dios Padre envió a su Hijo a esta tierra. Para ser bautizado y salvar a los pecadores, Jesús el Hijo de Dios nos ha dado el evangelio que ha hecho que desaparezcan los pecados del mundo. Y ahora en aquellos que creen, hizo que el Espíritu Santo morara en sus corazones como Dios. 
Los que han recibido el regalo del Espíritu Santo son los que se han salvado de todos los pecados del mundo. Tales personas son hijos de Dios. Ellos son los que tienen el Espíritu Santo. Así, para recibir el Espíritu Santo, primero uno debe abandonar toda la terquedad que ha mantenido contra la verdad. Y, segundo, debemos de creer verdaderamente en el bautismo y la sangre de Jesús como nuestra propia salvación. 
¿Por qué es tan importante en la Biblia el bautismo de Jesús? Porque el bautismo que Jesús recibió era absolutamente necesario para borrar nuestros pecados. Era porque Jesús había aceptado que todos nuestros pecados pasaran a Él con su bautismo antes de ser sujetado al castigo de la crucifixión porque debía morir en la cruz en nuestro lugar. El bautismo que Jesús recibió es importante porque es a través de este con el que Él tomó sobre sí los pecados del mundo. Porque el bautismo de Jesús es el bautismo de la limpieza del pecado, la fe en ella es requerida para recibir el Espíritu Santo, y constituye el evangelio que nos permite recibirlo. Esta es la razón por la cual el bautismo de Jesús es tan importante. 
El Espíritu Santo viene a nosotros porque entendemos la razón por la que bautizaron a Jesús y creemos en ella. Para convertir nuestros corazones sin pecado, debemos escuchar la Palabra del bautismo que Jesús recibió y de la sangre que Él vertió en la Cruz. Entonces podemos recibir el Espíritu Santo dado por el Señor. Debemos darnos cuenta del porqué Jesús, vino a esta tierra, y tuvo que ser bautizado. Solamente cuando sabemos esto y creemos en la sangre de la Cruz podemos nosotros tener corazones sin pecado. Porque Jesús vino a esta tierra y lavó los pecados del mundo al ser bautizado, como resultado de esto Él podría pagar el precio de nuestros pecados en la Cruz con su sangre. Esta es la razón por la cual en nuestros corazones debemos creer en el bautismo de Jesús y la sangre de la Cruz. Entonces podemos recibir el regalo del Espíritu Santo con nuestra fe que cree en el evangelio del agua y del Espíritu. 
Los corazones de los que han recibido el Espíritu Santo pueden no estar excitados, pero porque tienen el Espíritu Santo en sus corazones, ellos se restauran de manera automática. Como tal, los corazones de los que han recibido la remisión del pecado son siempre alegres. Los corazones de los que se han arrepentido correctamente se restauran, porque ellos de manera infalible reciben el regalo del Espíritu Santo al mismo tiempo que reciben la remisión de sus pecados. Y aquellos que nacen de nuevo reciben su bautismo sin vacilar como la marca de la fe de que Jesús los ha salvado de todos sus pecados con la Palabra del agua y de la sangre. 
La Biblia nos dice que las personas a las que se les habló de Jesús tuvieron la clase de arrepentimiento que les permitió estar sin pecado. ¿Usted ha pasado a través de este arrepentimiento, que le permite recibir la remisión de sus pecados y el Espíritu Santo?