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Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 12-6] Pongan sus esfuerzos en la obra espiritual (Lucas 12, 25-34)

Pongan sus esfuerzos en la obra espiritual(Lucas 12, 25-34)
«¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón». 
 
 

Pongan sus esfuerzos en las cosas espirituales

 
¿Cómo están? ¿Qué tal les va? He oído que ayer era el 15 del primer mes según el calendario lunar. ¿O es hoy? Hoy es el 15 del primer mes del calendario lunar. Es uno de nuestros días populares. ¿Qué hacemos el 15 de enero según el calendario lunar? Comemos una comida de 5 granos hecha de diferentes tipos de grano. ¿Qué más hacemos? Vemos fuegos artificiales en la luna llena. No jueguen con fuego, por favor. ¿Qué comemos? Cacahuetes, nueces, piñones, etc. ¿Pero qué otras cosas especiales comemos? Alguien sentado aquí hoy ha dicho luna llena. Sí, nuestros ancestros decían eso, pero significaba que esperaban ver la primera luna llena del año. ¿Cómo vamos a comer una luna llena? Hablemos de comida. Espero que coman cosas deliciosas hoy. 
Ayer noche dormí en casa del hermano Youngknown Kim. Allí trajeron una comida de cinco granos, cacahuetes, piñones y otras cosas. Por tanto, les pregunté por qué estaban trayendo estas cosas, y me dijeron que era el 15 del primer mes del calendario lunar. Entonces me acordé. Solíamos hacer todas estas cosas el 15 del primer mes del calendario lunar, pero se me olvidó porque en estos tiempos modernos ya casi no seguimos esta tradición. Entonces, comimos la comida con cinco granos, los cacahuetes, las nueces y después nos fuimos a la cama. Les digo esto porque me pregunto si ustedes también comieron estas cosas. No tienen que ir a comer esto, pero si tienen en casa estas comidas, disfruten. Hace tiempo, en este día del invierno la gente comía esta comida nutritiva como las verduras del monte o los cinco granos, nueces y piñones para no estar malnutridos ya que los agricultores no tenían mucho que comer en invierno. 
Si hubiesen tenido suficientes cacahuetes y cosechas normalmente, no habrían comido estas cosas el 15 del primer mes según el calendario lunar. Hoy en día se vive mucho mejor que antes. Como antes no tenían mucho que comer, buscaban cualquier ocasión especial para comer cosas nutritivas durante el invierno. Hoy en día tenemos suficiente pollo frito y tallarines y otras comidas en abundancia, y por eso no necesitamos un día especial como el 15 del primer mes según el calendario lunar. Sin embargo, si quieren comer estas cosas, cocínenlas bien antes de comerlas. No quiero que dejen de comerlas solo porque tengan buena salud. De todas formas, gracias al hermano Kim ayer disfruté mucho de esa comida. No comí mucho porque mi estómago se llena enseguida. 
Hice una excursión turística alrededor de Seúl también, y el aeropuerto de Kimpo seguía estando en buenas condiciones y no había cambiado mucho. Sin embargo, había más gente. No sé si es porque fui por la mañana, pero había muchas personas y el control de pasaportes es más estricto ahora. De todas formas, despedimos a nuestros misioneros esta mañana y por la tarde nos reunimos en casa. Las hermanas fueron a hacer algunos recados en Seúl, y yo también me encargué de algunas cosas, me reuní por la tarde y al final regresé. Cuando venía de vuelta muchas cosas pasaron por mi cabeza y estaba muy cansado porque había sido un viaje muy largo. Por muy hospitalario que fuera el hermano con el que me quedé y por muy cómodo que fuese su hogar, siempre es difícil y cansado salir de casa. Cuando salimos de casa nos vienen a la mente cosas carnales, pero también pensé en cosas espirituales mientras veía el paisaje cambiar. Aunque el cuerpo físico no quería ir a tantos sitios, mi corazón pensaba en cosas espirituales. Mientras pensaba en cosas carnales, pensaba en cómo vivir, ya que en el futuro será más difícil bajo la supervisión del FMI. Espiritualmente, pensé en la obra de evangelización en Rusia, la fe que allí salvará a muchas almas cuando prediquemos el Evangelio a los estudiantes universitarios a través de la Misión Nazaniel por todo el país a partir de marzo, y también pensé en la predicación del Evangelio en reuniones de resurgimiento. 
A partir del segundo miércoles de marzo empezaremos a reunirnos. Teníamos planes para una reunión de resurgimiento en abril pero decidimos hacer otra en marzo porque hacía mucho tiempo que no nos reuníamos para predicar el Evangelio. Quiero invitar a muchas almas a esta reunión. En fin, pensé en varias cosas durante mi viaje. Además los ministros nos reunimos, escuchamos algunas historias y compartimos la Palabra. Pensé que quizás ellos también tendrían pensamientos espirituales y carnales como yo. En primer lugar, como estamos en una situación difícil, pensé en cosas carnales, cosas personales y después cosas espirituales, como cuánto tiempo tenemos para dar testimonio del Evangelio. Hace poco hemos empezado a dar testimonio del Evangelio en China, y pienso qué habría pasado en este momento si no lo hubiésemos empezado a predicar y no hubiésemos enviado a los ministros allí ni hubiésemos impreso 5.000 libros en chino. Y en el caso de Rusia, pienso que es bueno haber predicado el Evangelio y establecido la Iglesia y a los colaboradores ahora, y creo que todas las cosas que hicimos con fe en el pasado han dado buenos resultados. Las cosas que hicimos con fe son muy apropiadas cuando pensamos en ellas y han dado frutos maravillosos. 
 
 

¿Qué bien hace preocuparse? Debemos pensar en cosas espirituales 

 
Mientras pienso en qué obra debemos hacer en el futuro, me preocupo por nuestros hermanos y hermanas, el pueblo de Dios, que pueden estar teniendo dificultades con su fe en la era de la tribulación porque les falten cosas básicas como comida y bebida. De verdad pienso que no debemos perder la fe por las preocupaciones de nuestros corazones en los últimos días sobre cómo vivir. Especialmente en esos tiempos, debemos pensar en cómo vivir y cómo mantener nuestra fe. Es imposible mantener nuestra fe con la Ley solamente, y mientras pienso en cómo mantenerla, me doy cuenta de que debemos darlo todo a la obra de evangelizar, de salvar a las almas y vivir con pensamientos espirituales solamente. No podemos evitar caer en las preocupaciones de la vida y en las ansiedades si no pensamos en las cosas espirituales. 
Solo debemos pensar en las cosas espirituales si queremos vivir espiritualmente, si nuestros corazones quieren vivir con una fe rebosante. Solo debemos pensar en la obra de salvar a las almas, cómo a quién y cómo predicar el Evangelio. Quiero decir que debemos pensar a quién predicar el Evangelio y convencer a esas personas para que reciban la salvación, y escoger un método para llevarlas a la salvación. Si no pensamos en estas cosas, caeremos en las cosas materiales porque los seres humanos tendemos a ser carnales. Sé que serán así si no tienen cuidado. Como el fin está cerca, debemos dedicarnos completamente a salvar a las almas por fe. Debemos entregar nuestros corazones a la obra de salvar a las almas con fe aún más aunque seamos débiles y tengamos insuficiencias. Debemos pensar con más claridad en esos momentos. ¿Van a tener pensamientos espirituales? ¿O vamos a estar atrapados por pensamientos carnales? Si pensamos en cosas carnales, caeremos en ellas inmediatamente, pero si cambiamos nuestros pensamientos y pensamos en cosas espirituales, nuestros corazones se llenarán de cosas espirituales y haremos la obra espiritual. 
Estas cosas dependen de cómo pensamos. Aunque los tiempos son difíciles ahora y somos personas carnales, nuestras vidas también pueden ser cambiadas dependiendo de nuestros pensamientos porque somos seres valiosos que tenemos almas que serán resucitadas. Pensamos en la obra de salvar las almas y hacemos esta obra cuando pensamos en las cosas espirituales, y cuando pensamos en cosas carnales nunca nos dejamos de preocupar por qué comer y qué beber. Nuestros pensamientos no tienen fin. Cuando pensamos en cosas carnales hay muchas cosas que pensar y parece que no haya fin. Por supuesto, las cosas espirituales no acaban tampoco cuando pensamos en ellas. Sin embargo, debemos pensar en cosas espirituales. A menudo caemos en las cosas carnales en este mundo. Sin embargo, caer en las cosas carnales debe ser algo que termine pronto, y pensar en las cosas espirituales debe seguir hasta el final para hacer la obra espiritual. No debemos ser personas que siempre están ahogadas por las cosas carnales, sino que debemos cambiar nuestros pensamientos y convertirnos en personas que piensan en la obra espiritual y se concentran en ella. Por tanto, solo debemos pensar en la obra espiritual, la obra de salvar a las almas y mantenernos centrados en esto. 
Nuestro Señor dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy: «¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan». Esto significa que ni Salomón en toda su gloria era tan espléndido como un lirio del campo, que por mucho esplendor que tuviera Salomón en este mundo, Dios creó a los lirios con más esplendor. El pasaje dice que los lirios ni trabajan, ni hilan, y esto significa que los lirios no producen ningún tipo de tejido. Los lirios han florecido aunque no hayan trabajado porque Dios los plantó y les dio el poder de florecer y los bendijo. El Señor está diciendo que no nos preocupemos ni estemos ansiosos por las cosas carnales, y que debemos pensar en las cosas espirituales, ya que dijo que toda la gloria de Salomón en este mundo no era tan espléndida como los lirios del campo. Dijo: «Pero buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura» (Mateo 6, 33). Por tanto, nuestro Señor nos está diciendo que pensemos en las cosas espirituales primero. 
Somos personas que pueden pensar en la obra espiritual primero. Los que hemos nacido de nuevo podemos pensar en ambas cosas. Podemos hacer dos tipos de obras. Es decir, podemos hacer la obra carnal y la obra espiritual. Una persona que no ha nacido de nuevo no puede hacer la obra espiritual. Esta persona solo puede hacer la obra carnal. Pero la gente que ha recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y la sangre de Jesucristo puede hacer la obra espiritual. Por tanto, primero debemos pensar en la obra espiritual y hacerla aunque debamos también cuidar de nuestras necesidades carnales. 
Puede haber personas que piensen que solo tienen pensamientos carnales y que siempre están haciendo la obra carnal pensando: «No puedo hacer esto. Soy una persona carnal. Solo puedo pensar en la obra carnal». Están destinadas a abandonar su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, no deben ser así. Por muchas veces que caigamos en las cosas carnales, somos personas que pueden ser espirituales instantáneamente cuando pensamos en cosas espirituales. Sin embargo, es cierto que solo podemos hacer obras carnales si estamos concentrados en los pensamientos carnales. ¿Es cierto o no? Sí, es cierto. 
Somos seres que pueden cambiar enseguida. Por eso, al poder hacer ambas obras, debemos pensar en la obra espiritual más a menudo. Debemos pensar en la obra de salvar a las almas, pensar en dar testimonio del Evangelio a los estudiantes; pensar en compartir el Evangelio con la vecina y salvar su alma; pensar en publicar libros cristianos y utilizar otros medios como Internet para la evangelización. Debemos pensar solamente en servir al Evangelio utilizando las cosas materiales por el Señor como cáliz del Evangelio. Nuestros pensamientos se iluminan y nuestros corazones y almas también se iluminan cuando pensamos en estas cosas. Nos convertimos en personas muy espirituales si pensamos en cosas espirituales. Nuestros corazones se llenan, son felices y gozosos gracias a los pensamientos espirituales en nuestros corazones. No estamos encarcelados en la carne, aunque vivamos en la carne, ya que hacemos la obra espiritual y participamos activamente en el mundo espiritual. Cualquier persona puede vivir así. Cualquier siervo de Dios, como ustedes y yo, puede levantarse espiritualmente aunque haya caído en las cosas carnales por un momento. Somos seres que pueden ser transformados. Debemos pensar en la obra de Dios y hacerla. 
Además, podemos recibir ayuda de la Iglesia de Dios cuando queremos dedicarnos a la obra espiritual. Aunque todos somos personas carnales, como pertenecemos a la Iglesia de Dios, podemos convertirnos en personas espirituales si venimos a la Iglesia y escuchamos la Palabra y hacemos la obra de Dios. Como el Espíritu Santo nos habla a través de la Iglesia, el corazón espiritual se manifiesta en nosotros cuando escuchamos la Palabra. Podemos hacer la obra espiritual y ser transformados porque nuestro corazón espiritual se manifiesta en nosotros. Cambiamos constantemente de un corazón espiritual a uno carnal y viceversa durante toda nuestra vida. Podemos vivir así. No hacemos obras carnales solamente ni obras espirituales solamente. ¿Lo entienden? Los siervos de Dios, los ministros y ustedes son todos así. La única diferencia es que algunas personas piensan más en la obra espiritual. Por lo demás son todos iguales. 
 
 

Entonces, ¿cómo debemos vivir en estos últimos tiempos? 

 
Primero debemos reconocer que somos personas que podemos hacer dos tipos de obras. Entonces, ¿cómo debemos vivir después de reconocer esto? Debemos poner todos nuestros esfuerzos en la obra de dar testimonio del Evangelio en este mundo, ya que no nos quedan muchos días, y debemos pensar en la obra espiritual y llevarla a cabo. ¿Cómo deberíamos hacer la obra espiritual y cómo deberíamos predicar el Evangelio cuando la gente no quiere creer aunque insistamos? Debemos predicar el Evangelio aún más. ¿Qué debemos hacer? Lo único que podemos hacer es trabajar más duro. 
Ustedes conocen los periódicos informativos, ¿no es así? Nosotros queremos publicar un boletín de noticias del Evangelio y poner algunos sermones. Insertaremos subtítulos y fotos en cada sermón con 8 o 12 páginas y lo publicaremos cada mes. Seguramente recordarán que la Iglesia del Evangelio Completo solía publicar un periódico así. Estoy diciendo que vamos a publicar algo similar. Dejaremos los libretos de lado por un tiempo y trabajaremos en este nuevo proyecto. Y a medida que aumente el número de copias y mejoremos, y el ministro Ha y la hermana Sangmin junto con otros hermanos y hermanas que saben de computadoras mejoren en este proyecto, empezaremos a imprimir este periódico de la Iglesia por todo el país mensualmente. 
Escribiremos noticias de las misiones de aquí y del extranjero y también publicaremos sus testimonios de fe. Estos periódicos se publicarán en color. Estamos planeando hacerlos bastante llamativos porque esta será la cara de nuestro ministerio. El tiempo de la tribulación no está lejos. Así que tenemos que predicar este Evangelio más diligentemente. Queremos traducir e imprimir libros de sermones sobre el Evangelio del agua y el Espíritu en muchos idiomas y enviar a misioneros para que prediquen el Evangelio en cada país mientras la economía mundial esté en un estado favorable. Enviaremos a nuestros misioneros a países como Bangladesh, EE.UU., Japón y otros países donde podamos sembrar la semilla del Evangelio. Ahora es el momento de hacer esta obra. 
Debemos hacer la obra de dar testimonio del Evangelio a nuestras familias y a las almas que viven en nuestro vecindario, y hacer la obra de dar testimonio del Evangelio a los estudiantes y a otras personas en sus lugares de trabajo. Debemos encontrar al Señor después de hacer estas obras. Debemos conocer al Señor después de haber trabajado diligentemente por el Señor. Aunque vivamos en estos tiempos difíciles, debemos encontrar al Señor después de hacer las obras espirituales tan a menudo como sea posible aunque hagamos obras carnales a veces. Esto significa que no debemos negar nuestra fe hasta el final y no debemos abandonar la Iglesia hasta el final, y no debemos dejar a los hermanos y hermanas, y debemos permanecer con ellos hasta el final. 
Dejar esta Iglesia significa dejar a los hermanos y hermanas en Dios. Esto no significa dejar el edificio. Dejar la Iglesia significa dejar al pueblo de Dios, a los siervos de Dios y a Dios mismo. Dejar la Iglesia significa eso. Deben entenderlo. Por tanto, no debemos abandonar la Iglesia hasta que el Señor venga y no debemos dejar a nuestros hermanos, hermanas y siervos de Dios, y debemos vivir juntos y mantener una vida social así, dejar que Dios nos dé todo lo que necesitamos y unirnos para hacer la obra espiritual aunque seamos insuficientes, y debemos hacer muchas obras espirituales mientras vivimos en este mundo. Debemos encontrar al Señor después de hacer la obra de predicar el Evangelio y salvar a las almas de esta manera. 
Debemos vivir con de fe esta manera, incluso en estos tiempos difíciles. Hay un himno que dice: «♬Trabajad porque llega la noche, ♩trabaja en la mañana, mientras el rocío resplandezca, trabajad flores de primavera». Debemos trabajar sin cesar. Sin embargo, ¿cómo vamos a trabajar sin descanso? Debemos descansar y relajarnos a veces. No deben pensar: «Solo soy bueno haciendo la obra espiritual». Tampoco debemos pensar: «No tengo nada que hacer con la obra espiritual, solo sé hacer la obra carnal». Dios nos ha dado la habilidad de hacer ambas cosas bien. Dios nos dio el espíritu y la carne. Por tanto, podemos hacer la obra espiritual y la obra carnal a la vez. Algunos hermanos y hermanos que solo hacen cosas carnales se desalientan y dicen: «No puedo hacer cosas espirituales» porque este pensamiento es de demonios. Somos cristianos que podrían hacer la obra espiritual instantáneamente mientras hacemos la obra carnal. Este es el poder de Dios. Los nacidos de nuevo pueden ser muy espirituales, aunque sean carnales a veces. 
Por eso el Apóstol Pablo dijo que podía servir al Evangelio durante toda su vida. Eso era posible gracias al poder de Dios. Por tanto, debemos deshacernos del pensamiento extremo que dice: «Soy una persona que hace la obra espiritual. No hago la obra carnal», o: «No tengo nada que ver con la obra espiritual y solamente hago la obra carnal». Debemos saber que somos personas que hacen la obra espiritual, juntar nuestros esfuerzos con la Iglesia para hacer la obra de servir al Evangelio y hacer la obra espiritual de salvar las almas cuando pensamos en la obra de Dios. Por otro lado, siempre hacemos la obra carnal cuando caemos en nuestros propios pensamientos y estamos solos. 
Por tanto, estamos trabajando con la Iglesia al unir nuestros corazones y esfuerzos por la obra espiritual. Nos convertimos en personas espirituales cuando unimos nuestros esfuerzos con la Iglesia, cuando servimos a la Iglesia, y cuando hacemos la obra de salvar almas, y no solo cuando intentamos ser personas espirituales por nosotros mismos. Aunque no seamos personas espirituales al principio podemos convertirnos en personas espirituales si seguimos sirviendo al Evangelio y haciendo la obra de salvar las almas. 
No podemos seguir al Señor cuando no nos conocemos a nosotros mismos, y no podemos evitar caer en nuestros propios problemas si no conocemos al Señor. Debemos conocernos a nosotros mismos, conocer al Señor y conocer la Palabra de Dios; y está mal centrarse en un solo elemento. Debemos conocer a Dios tan bien como nos conocemos a nosotros mismos para creer y seguir al Señor y hacer la obra de Dios. La obra de Dios se convierte en alimento espiritual para nosotros. La obra de Dios es nuestro alimento. Podemos comer alimento espiritual al hacer la obra espiritual, al hacer la obra de salvar a las almas. Nuestro Señor les dijo a Sus discípulos: «No conocéis Mi comida. Yo obro porque Dios obra ahora», cuando dio testimonio a la mujer samaritana en el pozo de Sicar. Dice que el Evangelio es el alimento para Él y para nosotros. El alimento para las almas que han nacido de nuevo se consigue al hacer la obra de Dios. 
El alimento para nuestra carne son cosas como el pan, pollo y panceta. Sin embargo, nuestro alimento espiritual es hacer la obra de Dios, especialmente dar testimonio del Evangelio. Predicar el Evangelio es nuestro alimento espiritual. Cuando predicamos el Evangelio, la persona que lo escucha recibe la remisión de los pecados, y nuestras almas se llenan. Nuestros espíritus están contentos porque están llenos y tienen energía. Nos convertimos en personas fuertes cuando damos testimonio del Evangelio. 
Cuando están hambrientos espiritualmente y cuando se sienten cansados en sus corazones, intenten dar testimonio del Evangelio a cualquier persona, ya escuchen o no. Se llenarán de energía. Se llenarán de energía aunque no les escuchen. Tenemos hambre espiritual, estamos cansados y nos quedamos dormidos cuando no damos testimonio del Evangelio. Si se sienten espiritualmente cansados, salgan a predicar el Evangelio. Cuando esa persona salga corriendo y diga que no quiere escucharles, podrán seguirle y decir: «Jesús tomó todos tus pecados y los míos al ser bautizado. Todos tus pecados han sido pasados a Jesús». Entonces esa persona seguramente se enojará y se irá pensando: «¡Qué pesado! No me gusta nada. Ojalá no le hubiera conocido nunca». Entonces ustedes se darán la vuelta y le dirán: «Me moriría de hambre si no fuera por ti». 
Suena como si fuéramos Drácula, ¿verdad? Drácula se alimentaba bebiendo sangre humana. Cuando vemos estas películas, podemos ver la escena en la que una nube cubre la luna y aparece Drácula chupándole la sangre a una persona, ¿se acuerdan? Pero los justos no somos como Drácula. No chupamos la sangre humana, ni la energía. Los justos hacemos la obra de salvar a las almas y dar testimonio del Evangelio para alimentarnos. Nos sentimos bien y estamos llenos de energía cuando predicamos el Evangelio. Por tanto, el Apóstol Pablo le dijo a Timoteo que predicase el Evangelio aunque la gente no le escuchase, en estación o fuera de ella, lo que significa aunque una persona no crea. Las Escrituras nos dicen que prediquemos el Evangelio a todas las personas aunque sea fuera de estación. 
¿Cómo vamos a saber desde el principio si una persona va a creer o no? La gente normalmente no cree cuando damos testimonio por primera vez. Lo mismo pasa cuando predicamos el Evangelio por segunda vez. ¿Qué ocurre cuando predicamos por tercera vez? Normalmente nos dicen algo horrible. Cuando les predicamos por cuarta vez se esconden de nosotros cuando nos ven como si fuésemos sus enemigos. Cuando nos los encontramos caminando por la calle, desaparecen. Los vemos cuando están a 10 metros, pero entonces desaparecen por otra calle. Cuando los vemos subir por las escaleras, se dan la vuelta. Dar testimonio del Evangelio no es fácil. 
Entonces, ¿qué hacemos? Seguimos predicando el Evangelio con el corazón diciendo: «Crean en el Evangelio», por mucho que la persona nos odie durante un mes, dos meses y todo el año. Debemos dar testimonio de nuestra comida, recibir alimento y predicar con amor y alabanza. 
Hay una persona llama Sr. Hwang en nuestra iglesia en Daegu, y es hijo de uno de los ancianos de una iglesia presbiteriana cercana. Está casado con una hermana de nuestra fe y sufre de una enfermedad mental y no es normal. Sin embargo, no cree en el Evangelio aunque le hayan dado testimonio durante un año. De repente cierra la Biblia, se levanta y se va cuando está escuchando la Palabra del Evangelio. Además, el ministro de la Iglesia de Daegu le preguntó la semana pasada si creía en el Evangelio y dijo que este es el verdadero Evangelio y que creía en él. Hasta ese momento pensaba: «Pastor, hay un alma muy terca aquí. ¿Qué hago, le pego?». Por supuesto que quería pegarle con la Palabra, y no físicamente. Entonces, le dije al ministro: «Es así porque no puede evitarlo. Ten compasión por el. ¿Qué le pasaría a su mujer, nuestra hermana, si le pegásemos con la Palabra cada vez que viene a la Iglesia? Déjale en paz. Sé paciente y déjale en paz mientras venga a la Iglesia a escuchar la Palabra». Entonces el ministro le predicó la Palabra y al final su corazón fue salvado. Dijo que creía en este Evangelio. Después de esto pensé: «Qué alma más terca. Por fin ha recibido la remisión de los pecados». 
 
 

Este Evangelio del agua y el Espíritu es un gran gozo para nosotros

 
El Señor es nuestra vida y gozo. Sin embargo, hay otra cosa que nos da vida y gozo. El Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado, que ha borrado nuestros pecados mediante el bautismo de Jesús, y que dice que Jesús pagó la condena de estos pecados al ser clavado en la Cruz es nuestra verdadera vida y verdadero gozo. Este Evangelio es el alimento y gozo para nosotros, y también es la vida de todas las almas. Debemos compartir esto con los demás. Cuando predicamos nos llenamos de energía. Cuando hacemos la obra de Dios nos llenamos de energía. Debemos hacer esta obra del Señor con compostura. Aunque no nos escuchen debemos predicar el Evangelio del Señor a todas las personas con las que nos encontremos. Debemos predicar el Evangelio, ya nos cueste un segundo, dos horas o un año. Solo entonces podemos recibir el alimento para nuestros corazones y podemos vivir según la voluntad de Dios. Debemos convertirnos en personas que predican el Evangelio y traen a las almas a la Iglesia en esta era del final de los tiempos. 
El Señor les dijo a Sus discípulos: «Por tanto os digo que no os preocupéis por vuestras vidas, en qué comer; o por vuestros cuerpos, en qué llevaréis puesto. Mirad los lirios del campo. Florecen con esplendor aunque nadie haya sembrado ni cosechado por ellos. Dios les ha dado todo lo necesario para comer, vestir y todo lo demás a los lirios». Sin embargo, somos personas que siempre se preocupan sobre cómo vivir, qué comer, qué llevar puesto y sobre cómo vivirán nuestras almas. 
Sinceramente, me preocupo por estas cosas. No niego esto ante Dios. Sin embargo, tengo fe en que Dios por lo menos cuidará de una persona como yo. Creo que Dios me cuidará, me dará de comer y me vestirá. También creo que Dios vestirá y alimentará a nuestras Iglesias por todo el país. Sin embargo, me preocupa que nuestros santos sufran demasiado porque no tienen las cosas básicas de este mundo en el fin de los tiempos, durante los tiempos difíciles. Y sé que por lo menos tendrán lo necesario, como comida y cobijo, mientras vivan en este mundo. Los que no han nacido de nuevo no serán problema nuestro en el fin de los tiempos. Pero creo que los nacidos de nuevo deben por lo menos sobrevivir sin demasiada dificultad vivan como vivan. Pienso en cómo los justos sobrevivirán en la tribulación y cómo cuidarán de las cosas carnales y cómo recibiremos el alimento espiritual para vivir durante esos tiempos difíciles. Entonces, me doy cuenta de que vivimos dando testimonio del Evangelio a otras personas y predicando el Evangelio. Por tanto, debemos hacer la obra espiritual. Debemos dar testimonio del Evangelio y debemos preparar todo lo relativo a la carne. 
¿Cómo será la temperatura este verano en nuestro país? Los meteorólogos dicen que lloverá mucho. Las condiciones meteorológicas cambiarán en el futuro. ¿Qué haremos si llueve tanto en verano? Debemos prepararnos porque estas cosas ocurrirán frecuentemente. Por ejemplo, estoy diciendo que en todos los países lloverá tanto que el agua se acumulará e inundará muchas casas. Entonces habrá muchas cosas que hacer. Tenemos suerte de que nuestra Iglesia esté en un segundo piso. No me gustan las plantas bajas. Me gusta el primer piso porque así el agua no nos llegará. 
Estos desastres naturales y los cambios climáticos no podrán ser tratados correctamente aunque sepamos que vienen con antelación y nos preocupemos por ellos. Pero solo podremos superarlos si creemos en la Palabra de Dios que dice que muchas cosas ocurrirán al final de los tiempos y nos preparamos. Podremos enfrentarnos a estos desastres si creemos en el Señor y preparamos nuestra fe. Podemos decir con compostura: «Dicen que va a venir una lluvia torrencial. Nos estamos inundando» y comeremos y beberemos en nuestras cosas cantando alabanzas al Señor y aceptaremos estos desastres. 
Pronto llegará un momento en que no podremos predicar el Evangelio aunque queramos. Debemos reunirnos diligentemente ahora, escuchar la Palabra y prepararnos porque habrá un tiempo en el que no podamos reunirnos aunque queramos. Cuando llegue esta tribulación no habrá nadie que predique la Palabra. Así que ahora debemos mantener nuestra fe firme individualmente. Debemos recordar la Palabra del Señor que dice: «Pero buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura», y debemos buscar el Reino y Su justicia. Recibimos alimento para nuestros espíritus y nuestra carne cuando seguimos al Señor y damos testimonio del Evangelio y lo seguimos en nuestras vidas. 
Debemos aceptar y creer en esto en nuestros corazones. Debemos creer que nuestros corazones se hacen ricos y nuestra fe crece, y Dios, por otro lado, bendice todo lo que nuestra carne hace cuando hacemos la obra de dar testimonio del Evangelio. En realidad, los cristianos recibimos bendiciones del Señor a través de la obra de dar testimonio del Evangelio. Servir al Señor es la manera más fácil de recibir las bendiciones. No podrán evitar ser ricos cuando sirvan al Evangelio. No podrán evitar vivir bien y todo lo que hagan tendrá un buen resultado. ¿Acaso no es una bendición de Dios hacer las cosas bien aunque no seamos prudentes? Esta es una bendición del Señor. El secreto para vivir bien es este. El Señor dijo: «Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura». Entonces somos felices. 
Los siervos de Dios, los hermanos y hermanas, debemos dar testimonio del Evangelio mientras vivimos en este mundo. Lo más importante es predicar el Evangelio. La razón por la que estamos reunidos aquí es la predicación del Evangelio. Por tanto, debemos hacer la obra de dar testimonio del Evangelio a todas las almas mientras se acerca el fin de los tiempos. Es correcto. Debemos dar testimonio del Evangelio más aún en el fin de los tiempos. 
Queremos publicar el boletín de noticias del Evangelio a partir de este mes. Entonces, debemos repartirlo a todos los hogares. Estamos preparando este ministerio paso a paso y estamos dando testimonio del Evangelio sin ser impacientes porque tenemos esta fe. Seremos verdaderos ganadores si somos los últimos en reunirnos aunque hagamos esta obra despacio. Aunque una persona haga algo con mucha celebración y parezca que vaya a ser la ganadora, el perdedor llora al final. Lo importante es quién se ríe el último. Yo me reiré cuando esté ante Dios. También creo que todos nuestros esfuerzos para predicar el Evangelio florecerán y darán fruto. Tengo esta fe en mi corazón. Cuando hacemos la obra de predicar el Evangelio no debemos perder la esperanza ni volvernos vagos, y debemos trabajar en todo momento sin cesar. 
Debemos comer bien, vestir bien y vivir bien. Dios nos dará todo lo que necesitemos. No se preocupen demasiado sobre sus necesidades carnales, hagan la predicación del Evangelio su prioridad, y hagan la obra de unir sus corazones con la Iglesia, los siervos de Dios y sus hermanos creyentes. Entonces, todas las cosas que Dios les ha confiado irán bien. Todos los problemas de la vida se solucionarán gracias al Señor como un hilo liado. Todo saldrá bien. 
No se preocupen por las cosas carnales. No se preocupen sobre qué comer, qué beber y cómo vivir. No tienen nada de que preocuparse en el fin de los tiempos si viven en el Señor. Solo tienen que superarlo todo por fe. 
Vivamos por fe.
Prediquemos el Evangelio. 
Oremos a Dios. «Dios, déjanos evangelizar este año. Danos fe. Déjanos dar testimonio a muchas almas, déjanos alimentar a muchas almas con el alimento espiritual, haz que muchas almas reciban la salvación y que este sea un año en que recibamos muchas bendiciones Tuyas. Amén».