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Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 16-8] Creamos en la justicia de Dios (Lucas 16, 19-31)

Creamos en la justicia de Dios(Lucas 16, 19-31)
«Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos».
 
 

¿En qué debemos creer?

 
Queridos hermanos, al leer el pasaje de las Escrituras de hoy he sentido como si hubiera visto una película titulada El hombre rico y Lázaro. Cuando pienso en las vidas de estas dos personas, siento como si estuviese viendo un drama. No se sabe qué tipo de familia tenía este hombre rico, pero está claro que vivió con todo lujo, comiendo y viviendo bien hasta el día en que murió. Pero el hombre pobre llamado Lázaro vivió en la verdadera miseria toda su vida, aunque no se sabe cómo su familia había llegado a esa situación. Vivió su vida pidiendo a las puertas del hombre rico y comiendo las migas que caían de su mesa. Por eso, estos dos hombres vivieron vidas completamente diferentes.
Sin embargo, ¿qué les ocurrió después de la muerte? La situación cambió. Es como ver una película con un cambio dramático. Después de la muerte, Lázaro el mendigo fue llevado al seno de Abraham. En otras palabras, pudo probar todas las riquezas y gloria del Cielo y recibió el amor de Dios. Sin embargo, el hombre rico, el otro protagonista, cayó en el fuego que nunca se extingue y no tuvo otro remedio que recibir el tormento horrible después de la muerte. Como un drama, las vidas de estos dos hombres se nos presentan. El Evangelio de Lucas, capítulo 16, habla de estas cosas.
Queridos hermanos, así la vida es como un sueño vacío. Como un sueño es fútil. Y nosotros somos como pescadores que navegan por el océano ancho y escarpado llamado vida. En realidad, la vida es como una niebla, y su gloria es como una flor. Creo que hay muchas palabras que se pueden utilizar como metáforas de la vida. Nuestras vidas son como flores que florecen en primavera por poco tiempo y después se marchitan.
Entonces, ¿qué creen que es lo más importante en nuestras vidas? ¿Qué piensan que debemos conseguir mientras vivimos? A través de los pasajes de las Escrituras que hemos leído hoy el Señor nos da las respuesta a estas preguntas y a la pregunta de qué tipo de vida es la buena. Lo más importante en la vida es la fe. Por tanto, todo lo que debemos tener es la fe verdadera. Aunque Lázaro sufrió muchas dificultades en la vida, pidiendo sobras de la casa del hombre rico, pero después de la muerte fue al seno de Abraham. Lázaro pudo ir al seno de Abraham después de la muerte porque tenía fe en Dios.
Abraham es el padre de la fe y era un hombre cuya fe era la más grande de todos los que creyeron en la Palabra de Dios. Entonces, ¿por qué piensan que la Biblia dice que Lázaro pudo ir al seno de Abraham en vez de decir que fue al Cielo? Es posible que este Lázaro fuese al Cielo solo por la fe que cree en la justicia de Dios como Abraham.
De todas formas, Lázaro era un hombre que sabía lo que necesitaba en este mundo. Esto significa que era un hombre de fe. Su situación era difícil y la historia de su vida llena de penas y agonía desde una perspectiva carnal, y hubiera sido mejor que no hubiese nacido. Pero como tenía lo más importante en la vida, es decir la fe en Dios, pudo llegar a tener una vida exitosa. Espero que se den cuenta de que todo lo que necesitamos es tener fe como la de Lázaro y que la fe nos permitirá ir al seno de Abraham, el padre de la fe. La fe de Lázaro es la fe sincera en Dios, como la de Abraham.
En nuestras vidas, ¿qué es lo más importante que necesitamos? La fe que cree en la justicia de Dios. Aunque no tengamos nada más, debemos por lo menos tener esta fe sin falta. Todos los que han nacido en este mundo deben tener fe en la justicia de Dios en sus corazones. Debemos creer en Dios. La fe tiene que estar en nuestros corazones. Pero, si no tenemos fe en nuestros corazones nuestras vidas serán en vano. Aunque vengamos al mundo con las manos vacías, por lo menos debemos tener fe cuando vayamos a Dios. Si no podemos llevarnos la fe ante Dios, habremos fracasado en nuestras vidas. No importa cómo hayamos vivido en este mundo, cuando vayamos a Dios, debemos ir con fe como hizo Abraham. En vez de decir: «Esto es lo que hizo Lázaro», los nacidos de nuevo debemos seguir el ejemplo de Lázaro y tener fe en la justicia de Dios.
En este mundo hay mucha gente que no la tiene. Esto significa precisamente que son como el hombre rico mencionado en el pasaje de las Escrituras de hoy. La Biblia probablemente no dice el nombre de este hombre rico porque la mayoría de la gente es igual. Este hombre rico no pudo ir al seno de Abraham después de morir. Fue arrojado al fuego del infierno.
Algunas personas preguntan: «¿Has visto el infierno? ¿Cómo sabes que existe si no lo has visto?». Pero debemos recordar que la imagen del infierno está claramente descrita en la Biblia. Es un lugar donde hace tanto calor que uno quiere aunque sea una gota de agua. La manifestación del tormento es el infierno. Por eso la gente utiliza la expresión «Esto es un infierno». Este hombre rico fue al infierno porque no tenía fe en Dios. Acabó yendo al infierno en vez de ir al seno de Abraham.
 
 

En este pasaje no hay nada que diga si el hombre rico había pecado más que Lázaro o al contrario

 
La gente suele pensar que se va al infierno porque se ha pecado más que la gente normal y que se va al Cielo cuando se ha pecado menos. Pero la gente no va al Cielo o al infierno según la cantidad de pecados cometidos. Esas son nuestras propias ideas y son pensamientos erróneos. ¿Pueden o no entrar en el Reino de Dios? ¿Van a ir al Cielo o al infierno? Queridos hermanos, solo depende de si creen en la justicia de Dios. Depende de si tiene fe en la Palabra de Dios. La razón por la que todo el mundo debe tener fe está aquí.
Debemos tener fe en la justicia de Dios. Si empezamos a creer en la justicia de Dios esa fe crecerá dentro de nuestros corazones, pero si no creemos en ella esa fe no se formará. Si creemos en la justicia de Dios de todo corazón, Dios estará con nosotros, pero si no creemos no estará con nosotros. Además para los que creen en la justicia de Dios, el Cielo está esperando; pero para los que no solo espera el infierno. Si creemos en que Dios ha redimido todos nuestros pecados al creer en el bautismo del agua y el derramamiento de Su sangre hasta morir en la Cruz, seremos personas de fe, pero si no creemos, seremos pecadores. En resumen, si creemos en la justicia de Dios, nos convertimos en justos.
La Biblia dice: «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Romanos 1, 16-17). Queridos hermanos, todo lo que tienen que hacer es creer. Si no creen, no hay fe. Pero si creen, la fe existirá. Por tanto, debemos tener esta fe sin falta. Debemos creer en la justicia de Dios.
En cuanto a nosotros, los creyentes, recibir la salvación no es todo lo que debemos hacer. Incluso después de haber recibido la salvación, debemos vivir aferrados a esa fe para no perderla. Debemos vivir por fe y cuando el Señor nos llame debemos ir al seno de Abraham, es decir al seno de nuestro Señor. Sin fe no es posible. Sin fe no podemos complacer a Dios.
Queridos hermanos, no pueden imaginar lo terrible que es no creer. Sin embargo, si creen en Dios podrán escapar de ese horror. Si seguimos teniendo fe en Dios para siempre no tendremos que preocuparnos. Debemos tener fe en Dios siempre y seguir viviendo con esta fe. Debemos tener la fe sincera de creer en todas las Palabras del Señor. En toda nuestra vida, lo más importante es la fe. Dios lo dice. Dice que lo más importante en la vida es precisamente tener un corazón fiel que crea en Dios. El Señor dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy que los que tienen fe en Dios tienen una vida con éxito.
 
 

Creer o no creer en la justicia de Dios es importante

 
No podemos creer de cualquier manera. Debemos tener fe en la justicia de Dios. Yo veo a personas que creen en todo tipo de cosas. La gente que cree en el budismo confía en Buda, y los que creen en supersticiones creen en muchos dioses. Creer en supersticiones es un tipo de fe, pero esta fe no nos lleva al Cielo. Estoy diciendo que solo la fe en la justicia de Dios es necesaria. Debemos creer en la justicia de Dios solamente, y debemos creer en que Dios ha borrado todos nuestros pecados. Debemos creer en las Palabras de Dios solamente. La gente que tiene fe en la justicia de Dios puede ir al Paraíso Celestial al final al haber vivido correctamente.
La gente dice que si un ser humano hace el mal y no tiene virtudes será castigado. Esta idea está basada en la noción de la ley de la causalidad. Pero por muchas virtudes que tengamos no hay ningún comportamiento humano virtuoso a los ojos de Dios. ¿Puede una persona creer en sus propias acciones? ¿Quién puede afirmar que su criterio del bien y el mal es correcto? Sabiendo lo débiles que son los seres humanos, ¿quién puede decir algo así con seguridad? ¿Podemos confiar en las supersticiones? Si no es así, ¿podemos confiar en las cosas materiales? Aparte de nuestro Señor, ¿en quién o qué podemos confiar? Todo lo que tenemos que hacer es creer en la justicia de Dios solamente. Estoy diciendo que lo más seguro es tener fe en Dios. Debemos vivir creyendo en la justicia de Dios para tener éxito. Queridos hermanos, debemos vivir así para ir al seno de Abraham. Solo entonces podremos ir al Cielo. En este mundo, podemos vivir nuestras vidas recibiendo la ayuda y el amor de Dios. A pesar de todo, si una persona no cree en la justicia de Dios, es decir, si una persona no cree que Dios ha borrado nuestros pecados para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu, crea en lo que crea, su vida será en vano.
En el pasaje de las Escrituras de hoy podemos ver cómo las vidas de Lázaro y la del hombre rico se intercambiaron completamente después de la muerte. Cada hombre fue donde tenía que ir, pero uno de ellos fue a un lugar de tormento y fuego, donde hace tanto calor que la lengua se seca completamente. Pero el otro hombre, Lázaro, fue a un lugar bello con flores y árboles frutales donde la comida abunda.
Pero había un gran golfo entre los dos lugares. Había un agujero abismal. La Biblia nos dice que estos dos hombres no podían visitarse. Nos dice que había una separación tan grande que si una persona hubiera querido ir del Cielo al infierno para visitar a otra, no podría haberlo hecho. La gente no podía ir de un sitio al otro.
En conclusión, esto significa que una persona que tiene pecados no puede ir al Cielo, y de la misma manera una persona sin pecados no puede ir al infierno. Este pasaje dice que la gente no se puede visitar de un sitio a otro porque en medio hay una gran separación que simboliza el pecado. Es una metáfora del pecado de la gente. Hay un río entre el Cielo y el pecado que nadie puede cruzar, y este es el río del pecado. Por eso, si una persona tiene pecados no puede ir al Cielo. Por muy inteligente o fuerte que sea una persona no puede cruzar el río del pecado.
Para poder decir que creemos en la justicia de Dios, ¿cómo debemos creer? Para profesar esta fe primero debemos saber cómo la justicia de Dios se ha cumplido. Jesús ha redimido todos nuestros pecados al venir a este mundo, tomar todos los pecados del mundo al recibir el bautismo de Juan el Bautista, y morir en la Cruz por todos nuestros pecados. Jesús había cumplido la justicia de Dios a través de estas obras justas. Debemos tener la fe que cree en la justicia de Dios. La verdadera fe que nos permite recibir la salvación de nuestros pecados no es la fe que cree en mamón o en la superstición, sino la que cree en la justicia de Dios. Esta es la fe que nos permite recibir la salvación de los pecados.
En este mundo hay muchas personas que dicen creer en una cosa o en la otra, y hay un gran número de personas que dicen creer en Dios. Por ejemplo en Corea del Sur la mayoría de las personas creen en una religión. Los cristianos y budistas son los dos grupos religiosos más numerosos de Corea. Si dividiésemos a los coreanos en religiones, un tercio sería cristiano y otro sería budista. Pero, ¿cuántos de ellos que dicen creer en Dios tienen la fe en la justicia de Dios? Debemos pensar por lo menos una vez en si creemos sinceramente en todas las obras justas llevadas a cabo por Jesús como Lázaro, que fue al seno de Abraham. La fe en la justicia de Dios es la que salva del pecado y nos permite entrar en el Cielo. Tiene que haber esta fe dentro de nosotros: la fe que cree en que el Señor nos ha hecho gente justa a los nacidos de nuevo, es decir, la fe que cree que nos ha tomado como hijos de Dios.
«Al concederme el Evangelio del agua y el Espíritu, Dios me ha convertido en hijo Suyo, y así me bendecirá y cuidará de mí». Debemos tener este tipo de fe. Esta fe es como la de Lázaro que nos permite entrar en el Cielo. Todo el mundo puede entrar en el Cielo solo si tiene una fe como la de Lázaro. Y cuando tengamos esta fe, debemos aferrarnos a ella y renovarla todos los días para no perderla.
Por ejemplo, piensen en Lázaro. Probablemente murió siendo un mendigo. Sin embargo, esto no es lo que es importante. Aunque mendigó toda su vida, es importante saber que cuando murió fue llevado al seno de Abraham. Esto es lo que dice la Biblia claramente. Dios no tiene interés en las cosas carnales como la riqueza, la prosperidad, el honor y la salud en este mundo. Creo que permitió que Lázaro viviese en pobreza en este mundo porque le iba a compensar con cosas mucho mejores. Esto significa que no considera importantes las cosas del mundo.
Al final, ¿dónde fue Lázaro? Fue al Cielo. Pudo entrar en el Cielo porque había creído en Dios bien. Fue al Cielo porque había creído en la Palabra de Dios. Aunque en su vida estuvo en una situación de mendigo, pidiendo sobras a la puerta de un rico, entró en el Cielo porque había escuchado la Palabra de Dios y había creído en la Verdad de que Dios había borrado todos sus pecados por el agua, la sangre y el Espíritu. Creyó en la Palabra de la promesa de que Dios haría hijo Suyo a cualquiera que creyese. Recibió la remisión de los pecados porque creyó. Y después de haber recibido la remisión de los pecados y de haber vivido creyendo en Dios, pudo ir al seno de Dios cuando le llamó.
Queridos hermanos, ¿pueden imaginarse lo feliz que fue Lázaro? Debemos tener una vida como la de Lázaro. En el pasaje de las Escrituras de hoy hemos visto al hombre rico y a Lázaro. Entre estos dos hombres, la conclusión es que Lázaro vivió bien y el hombre rico vivió una vida en vano. Entonces, ¿pueden imaginarse lo feliz que se sentiría Lázaro porque había ido al Cielo al creer en Dios aunque en vida hubiera sido miserable?
Aunque Lázaro no era perfecto, pudo vivir en el Cielo porque tenía fe en Dios. Como había recibido la remisión de los pecados al creer en el Señor pudo recibir la vida eterna. El Señor dijo lo siguiente: «Querido Lázaro, hasta que viniste a Mí tuviste fe en Mí. Por tanto, te mereces venir aquí. Pero, tú, hombre rico, no tuviste fe en Mí. ¿Acaso no viviste disfrutando de todos los placeres del mundo sin creer en Mí? Por eso no vas a poder venir a Mí, y por no creer en Mí vas a ir al infierno. ¿Estás resentido? Disfrutaste de mucha riqueza y prosperidad. Y ahora has venido a esta vida con las manos vacías. Así que vete al infierno. ¿Has pagado por el precio del combustible para tu residencia eterna o para otra cosa? Deberías estar agradecido de vivir en el fuego ahora».
Como Dios nos ama, desde el Génesis planeó convertirnos en Su pueblo. Como Dios nos ha creado con este objetivo, la gente que cree en la promesa de Dios que muestra Su amor, será bendecida por Dios, y podrá vivir con Él para siempre. Por tanto, debemos tener la fe que cree en Dios más que en nada mientras seguimos viviendo en este mundo. Estoy diciendo que debemos creer en el Señor. Y debemos creer en nuestros corazones. Y debemos mantener y defender esa fe. Cuando lo hacemos nuestra vida tendrá éxito. Todo lo demás no es vivir una vida con éxito. Siempre que tengamos fe en Dios, nuestra vida tendrá éxito. Si no creemos en Dios nuestras vidas fracasarán, pero si tenemos fe en Dios, tendrán éxito. Una persona que se dé cuenta de esta verdad podrá saber que se debe creer en Dios. Debemos ir al Cielo por fe. Debemos recibir la remisión de los pecados por fe. Debemos recibir las bendiciones celestiales por fe. Debemos recibir la solución para todos nuestros problemas por fe.
La solución de nuestros problemas está en la fe correcta. Por esta razón, les sigo diciendo que debemos creer en la Palabra de Dios. Y los que hemos sido salvados debemos mantener esta fe hasta el final. Debemos vivir con fe creyendo en el Seño. Si pudiésemos vivir solo por fe, no hay nada que no podamos conseguir. Puede que te preguntes: «¿Cómo puedo creer en esta justicia de Dios que nunca he visto u oído?». Todo lo que hay que hacer es creer en Dios, ¿no? Si crees en Dios, pueden creer en Su justicia. Creer en Dios es la piedra angular de nuestra fe. Si creen en Dios, pueden creer en lo que ha planeado, lo que ha hecho y lo que hará por nosotros en el futuro.
 
 

Debemos vivir una vida con éxito al creer en la justicia de Dios

 
Si queremos tener éxito, debemos creer en Dios primero. Si queremos fracasar, basta con no creer en Dios. ¿Hay alguien en este mundo que no quiera tener éxito? Por eso, estoy diciendo que todo el mundo debe creer en Dios, sea quien sea. El Señor nos dijo: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10, 31). Tenemos que creer en Dios, hagamos lo que hagamos en este mundo, vivamos como vivamos, y trabajemos en lo que trabajemos. Por eso debemos vivir manteniendo esta fe.
La gente que no cree en Dios está destinada a ser destruida. Por otro lado, la gente que cree en Dios tiene éxito. Los que creen en Dios reciben fuerzas para vivir en este mundo, pero los que no creen en Dios no podrán vivir. Mientras vivimos en este mundo, lo que nos molesta es no tener fe en Dios. Así que cuando empiezan a creer en Dios, no habrá problemas ni agonías. Debemos seguir viviendo con fe. Nosotros debemos vivir con fe. En resumen, solo es correcto que toda la gente crea en Dios. Solo entonces se puede tener éxito. Y especialmente los que han recibido la salvación deben mantener esa fe bien. La fe que cree en Dios debe estar siempre en nuestros corazones. La fe en Dios debe estar en nuestros corazones. Solo cuando tenemos esta fe podemos ser personas con éxito y vivir con felicidad. Sin fe todo es inútil. El Señor dice: «Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan» (Hebreos 11, 6). ¿Creen? Sí, por favor, crean.
Queridos hermanos, espero que no haya nadie entre ustedes que tenga sed después de haber venido a la fuente. La fuente de la vida está delante de ustedes y todo lo que tienen que hacer es beber agua de esa fuente. Espero que no se mueran de sed por no beber de esa fuente. Hay muchas personas así, que a pesar de haber venido a la Iglesia de Dios y haber escuchado la Palabra de Dios, hay muchas personas destinadas a ir al infierno porque no han aceptado la Palabra en sus corazones y no han creído. Hay personas que siguen viviendo bajo la maldición de Dios porque no creen. Estoy diciendo que hay muchas personas así. Espero que no haya nadie así entre ustedes.
Esta Iglesia es la Iglesia de Dios. La Palabra de Dios se predica a través de esta Iglesia. Y además, muchas personas pasan por aquí. Pero, entre esa gente que pasa por la Iglesia, algunos creen y otros no. ¿Qué pasa con los que no creen? Como no creen van al lugar donde fue el hombre rico mencionado en el pasaje de las Escrituras de hoy. Después de la muerte, especialmente en el infierno, la familia no significa nada. Si una persona no cree, esa persona está destinada a ir al infierno seguro.
«Deja que Lázaro vaya a visitar mi casa. Tengo cinco hermanos y yo soy el mayor. Decidles a mis hermanos que su hermano mayor está en el infierno, y que deben ir al Cielo sin falta al tener fe. Si mandáis a Lázaro para que les diga esto, mis hermanos creerán». El hombre rico imploró así.
Dios contestó: «Aunque resucitase a Lázaro y se lo enviase a tus hermanos, seguirían sin creer».
«No, creerán. Creerán si Lázaro resucita de su tumba y les explica que es el mendigo que murió hace poco. Todo lo que tiene que hacer es decirle que cuando murió fue al Cielo, pero al otro lado del agujero vio a su hermano mayor intentando respirar en el fuego del infierno. Que le diga a mi hermano: ‘He venido porque vuestro hermano mayor le ha suplicado a Dios que me mandase. Le ha suplicado a Dios que no deje que sus hermanos menores vayan al infierno’. Si dice algo así, mis hermanos creerán».
Estas palabras del hombre rico que fue al infierno no valen para nada. Todos saben que hagamos lo que hagamos, una persona que no va a creer no creerá, ¿verdad? Además, Dios ha dicho que nunca lo haría. ¿Qué pasaría si alguien como Lázaro muriese y fuese al Cielo después de haber vivido en pobreza en este mundo y luego vuelve al mundo en su carne miserable? Supongo que si el Señor permitiese estas cosas, no habría personas que no creyesen. No habría necesidad de misioneros en este mundo. Supongo que tampoco sería necesaria la Iglesia. Si un creyente muere y va al Reino de Dios, pero después de estar allí un tiempo se le manda otra vez al mundo para pedir a la gente que creyese, todo el mundo creería. Entonces, ¿para qué necesitaríamos la Iglesia en este mundo? ¿Para qué necesitaríamos a los siervos de Dios para predicar la Palabra de Dios?, No necesitaríamos vivir por fe. Dios puede hacerlo todo por sí mismo. Dios ha creado todas las cosas, así que puede predicar el Evangelio por Sí mismo. Si Dios predicase la Palabra a través de una persona que hubiese muerto y resucitado, ¿no es cierto que no tendríamos que trabajar tanto para hacer la obra del Señor?
Pero, Dios nos ha dicho que es la Cabeza de la Iglesia y que los creyentes son el cuerpo, es decir, las manos y los pies. Si el Señor hiciese todo el trabajo, no tendríamos nada que hacer. Si muriésemos en el momento en que creyésemos en Jesús en este mundo y fuésemos al Cielo, este mundo sería solamente un cementerio.
Mientras no haga esto, nuestro papel es muy importante. Tenemos que creer en la Palabra de Dios. La gente que no ha recibido la salvación es así porque no tiene fe en Dios. Toda esa gente va al infierno por no creer. Queridos hermanos, ¿deben ir a los Estados Unidos para creer que existen? Aunque Dios y lo que ha hecho a través de Su Palabra no se puede ver con los ojos carnales, si miramos con nuestros ojos espirituales, podremos verlo todo. La gente que es espiritual puede creer en Dios completamente. Queridos hermanos, ¿creen en la justicia de Dios? Crean. Dios nos ha salvado por Su justicia. Para que no caigamos en el gran abismo nos ha dado la salvación y la vida eterna a los clientes al borrar completamente los pecados del mundo.
Si viven su vida creyendo en Dios y en Su Palabra, recibirán la salvación, la vida eterna y se vestirá en Su gracia. Pero, ¿por qué no cree la gente en Dios? No tenemos nada que ganar al negar a Dios. Si una persona puede ir a un buen lugar después de haber vivido bien sin creer en Dios, no necesita creer en Él.
Está escrito: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11, 1). Queridos hermanos, esto es la fe. Quiero que sepan que por creer en lo que no se puede ver con los ojos no es simplemente una ilusión. Quiero que sepan que se puede ver la realidad de todo al abrir los ojos espirituales por la fe. Al creer en Dios, llegamos a una fe verdadera y genuina, la única cosa que es indispensable para nosotros. Queridos hermanos, por eso debemos vivir creyendo en la justicia de Dios.