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Tema 21: Evangelio de Marcos

[Capítulo 13] Debemos darnos cuenta de en qué tiempos estamos viviendo (Marcos 13, 1-27)

Debemos darnos cuenta de en qué tiempos estamos viviendo(Marcos 13, 1-27)
«Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. Más cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo». 
 
 

¿En qué tiempos vivimos?

 
Acabamos de leer Marcos 13, 1-27 en el pasaje de las Escrituras de hoy. Aquí el Señor está explicando cómo caerá este mundo en el fin de los tiempos, lo que les sucederá a los que han recibido la remisión de los pecados al final del mundo, y lo que debemos evitar cuando llegue ese momento. Por eso debemos examinar la Palabra de Dios paso por paso y llegar a conocer la verdad que el Señor nos está diciendo. 
Cuando Jesús se fue del Templo de Jerusalén, uno de sus discípulos le dijo: «Maestro, mira qué piedras, y qué edificios». Este pasaje implica que los discípulos de Jesús estaban muy orgullosos de la apariencia exterior del Templo de Jerusalén y que por eso no creían que fuera a ser destruido en el final de los tiempos. Esto es comprensible ya que el Templo de Israel, construido por el rey Herodes para contentar al pueblo de Israel, era un edificio masivo. Los palacios que vemos hoy en día son pequeños comparados con el Templo de Israel, construido con magnificentes piedras de mármol. Así que es normal que los discípulos se sintieran orgullosos del Templo. Pero cuando los discípulos hablaron de este Templo con tanto orgullo, Jesús les contestó: «¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada». 
 
 

¿Qué dijo Jesús que caería?

 
¿Cómo habrían reaccionado si hubiesen estado en esta escena con los discípulos y hubiesen oído decir al Señor que el Templo caería? Le habrían preguntado sorprendidos: «¿Estás diciendo que este Templo caerá?». Pero el Señor no estaba hablando del Templo solamente, sino que estaba diciendo que un día destruiría el mundo entero. A veces estamos demasiado ocupados con nuestras vidas y no nos tomamos la Palabra del Señor en serio porque pensamos que la Palabra está muy lejana en el tiempo para ser relevante para nosotros. Pero piensen mejor. Cuando el Señor les habló a los discípulos estaba hablándonos a nosotros explicando lo que ocurriría en este mundo aunque hayamos nacido 2,000 años después. 
Con el cambio del tiempo, lo que se acepta como sentido común cambia, pero la Palabra del Señor nunca cambia, porque es Dios para siempre. Cuando el Señor dijo que el Templo de Jerusalén caería completamente sin una piedra sobre otra, sabía que este mundo sería destruido. Y dejó sus enseñanzas recogidas por escrito para que supiésemos lo que ocurriría en esos tiempos, cómo debemos comportarnos en esos días y qué tipo de fe debemos tener cuando esto ocurra. Aunque estoy seguro de que lo saben, este pasaje nos recuerda una vez más que el Señor es Dios. 
Después Jesús dijo: «No quedará una piedra sobre otra que no haya sido derribada». Se sentó en el Monte de los Olivos mirando hacia el Templo y algunos de sus discípulos, es decir, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado: «Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?». Lo que el Señor les dijo era demasiado profundo para entenderlo. No podían entender que este Templo de Jerusalén tan magnifico fuera a ser destruido aunque Israel fuese invadido por un país extranjero, a no ser que algo muy extremo ocurriese. Así que le preguntaron a Dios en privado cuándo ocurrirían estas cosas. 
Cuando estamos muy sorprendidos a veces las palabras no nos salen. Estamos demasiado sorprendidos para reaccionar en voz alta, y por eso hablamos en voz baja, intentando encontrar palabras. Esto es cierto especialmente cuando se sorprenden por algo que les es muy querido. Por eso los discípulos estaban tan sorprendidos que le preguntaron a Jesús en privado y en voz baja, y Él les contestó: «Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin» (Marcos 13, 6-8). 
Todos los discípulos de Jesús le preguntaron cuándo y cómo sería destruido el Templo de Jerusalén, pero Jesús habló de este suceso junto con la destrucción del mundo. Por supuesto, el Templo de Herodes fue destruido completamente como dijo el Señor. Después de la muerte en la Cruz, en el año 70 d.C. un general romano llamado Tito llevó a su ejército al Templo y lo destruyó por completo. No dejó ni una piedra encima de la otra y además masacró a muchas personas y las vendió en esclavitud. El Templo fue completamente demolido hasta los cimientos. Por eso incluso ahora es difícil de saber cuál es el lugar donde estaba el Templo de Jerusalén. Los arqueólogos solo puede estimar la ubicación pero no es segura. No se podrá averiguar la ubicación exacta del Templo hasta que no se pueda excavar para encontrar ruinas. 
Pero nuestro Señor no solo estaba hablando de la destrucción del Templo de Jerusalén. También nos enseñó acerca del último día de este mundo. Como el Señor es Dios quería que supiésemos lo que pasaría al final de los tiempos. Quería decirles a sus hijos y a su pueblo lo que pasaría al final de los tiempos. Si consideramos lo que el Señor dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy en un sentido literal, no recibiremos ningún beneficio. Debemos tener un conocimiento de la verdad que el Señor nos está intentando decir, y a través de esta verdad debemos averiguar como vivir en el presente y el futuro. En otras palabras, debemos saber de la Palabra de Dios las dificultades que nos esperan en el futuro, y cómo debemos comportarnos y qué tipo de fe debemos tener para superar estas dificultades. 
 
 

El Señor habló sobre las tribulaciones venideras

 
El Señor dijo: «Habrá guerras y rumores de guerras, y muchos serán engañados. Nación se levantará contra nación, reino contra reino y habrá hambrunas y terremotos por todas partes. Y este solo es el comienzo de los dolores». Como está escrito en el Libro del Apocalipsis, entre las siete eras, la cuarta era del caballo pálido llegará pronto. El Anticristo emergerá y matará a muchos. Pero esto será solamente el principio y no el fin. 
El Señor también habló de problemas a los que tendremos que enfrentarnos en Marcos 13, 9-10: «Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones». 
Y siguió diciendo: «Cuando el Evangelio sea predicado por todo el mundo y llegue el fin de los tiempos, los siervos de Dios pasarán por tribulaciones. Los hermanos entregarán a sus hermanos a la muerte, y los padres a sus hijos; los hijos se levantarán contra los padres y los entregarán a la muerte. Seréis odiados por todos por mi nombre. Pero cuando os arresten y os persigan en un consejo religioso para mataros, no os preocupéis de lo que habréis de decir. Decid lo que se os dé. El Espíritu Santo os hará decir las palabras que quiere que digáis. Así que no os preocupéis de qué decir en aquel entonces, ni lo preparéis. No seréis vosotros los que hablaréis entonces, sino el Espíritu Santo en vosotros».
Últimamente hemos visto muchos signos del final de los tiempos por todo el mundo, que son el principio de los dolores de los que habló el Señor. Solemos pensar que los desastres no son nada alarmante porque ocurren todos los años, y hemos visto este tipo en los medios de comunicación durante mucho tiempo. Pero ahora su magnitud es mucho mayor. El Señor dijo que cuando empiecen los dolores, habrá muchos terremotos, hambrunas, y falsos profetas. Dicho de otra manera, el tiempo del sufrimiento se acerca. Incluso ahora, muchas partes de África están sufriendo hambrunas muy graves que han durado cinco años. En el pasado se solía aportar ayudas, pero hoy en día es difícil ayudar a estos países ya que el mundo está sumido en una crisis económica. Los científicos nos dicen que la capa de hielo ártica está desapareciendo rápidamente y que seguramente en cinco años habrá desaparecido por completo. Esto provocará cambios climáticos globales y desastres naturales de gran magnitud. 
Pero eso no es todo. Como dijo el Señor, las naciones se levantarán contra las naciones. Ha habido muchos casos de limpieza étnica en el mundo, en los que ciertos pueblos han sido perseguidos y asesinados por ser de cierto grupo étnico. La situación económica mundial es cada vez más difícil. Cada vez cuesta más ganar dinero, y muchas personas se ven obligadas a trabajar en el mercado negro cobrando casi nada y sin ninguna protección laboral. Aunque esto es de esperar, ahora que estamos pasando por estas cosas realmente, el prospecto parece aún más negativo. 
Los Estados Unidos, que en el pasado fueron la hegemonía mundial, han caído en un déficit fiscal y mercantil enorme. Tanto los Estados Unidos como el resto de las naciones se encuentran en una situación económica similar. Por supuesto, China se ha establecido como un nuevo poder emergente pero también está experimentando problemas económicos debido a este crecimiento repentino. He oído en las noticias que la contaminación del aire en Pekín es tan grave que es casi imposible ver un edificio que está justamente delante de una persona. Cuando fui a Taiwán hace tiempo vi una situación similar. Los habitantes de Taiwán llevan máscaras incluso en verano. Así que pensé que tenían problemas respiratorios, pero en realidad llevaban máscaras por la contaminación ambiental. Me dijeron que si los habitantes de Taiwán respiran el aire sin llevar máscara aunque sea durante medio día, se les llena la nariz de suciedad negra. Así que cuando estuve allí me lavaba la cara siempre que podía. Así de sucio estaba el aire. 
El Señor dijo que cuando estas cosas ocurran, será el principio de los dolores, pero no el fin en sí. Nos está explicando paso a paso que aunque este mundo será destruido, pasará primero por ciertas fases. Por tanto, en vez de centrarnos en la destrucción del mundo, debemos aprender acerca de Jesucristo, Dios mismo, quien nos está enseñando como a sus discípulos en el pasaje de las Escrituras de hoy. Al dejar de lado lo que ocurrirá en el fin de los tiempos, deben aprender de las enseñanzas del Señor sobre cómo llevar sus negocios, sus trabajos y cómo preparar sus vidas en el presente. 
¿Quién les va a enseñar estas lecciones importantes en sus vidas? ¿Y quién les va a enseñar que los tiempos están cambiando? La mayoría de las personas no pueden ver diez años en el futuro. Por supuesto hay personas que pueden mirar incluso cien o mil años en el futuro, como por ejemplo, Leonardo da Vinci, un científico fascinante, que además era inventor y artista. 
Sin embargo, solo el Señor Jesucristo, el Creador de este mundo sabe lo que ocurrirá exactamente en el futuro. Por tanto debemos escuchar atentamente su Palabra no solo en cuestiones de fe, pero también en cuestiones de la vida diaria. La Palabra del Señor siempre es beneficiosa. Es completamente valiosa. Si tienen su Palabra nunca deberán preocuparse aunque el mundo esté sumido en una crisis colosal. Piensen en esto. ¿Cuántas empresas están declarándose en bancarrota? Entre ellas, solo las que se prepararon para momentos como este podrán sobrevivir, pero las que no se prepararon malgastaron sus recursos y lo perderán todo.
Incluso en los asuntos seculares si no nos preparamos, lo perderemos todo. Lo mismo se puede decir de nuestras vidas de fe. Si no tienen sus mentes preparadas en el Señor a través de su Palabra, su fe se vendrá abajo. Al final tropezarán y se caerán por un acantilado. Además no podrán recuperar sus vidas aunque lo intenten porque nadie les podrá ayudar. El Señor sabía muy bien que esto ocurriría y por eso nos dejó este pasaje de las Escrituras. Así que es absolutamente indispensable reafirmar nuestra fe a través de este pasaje. 
 
 

En el pasaje de las Escrituras, ¿qué dijo nuestro Señor que debe ocurrir antes de estos desastres?

 
El Señor dijo que el Evangelio debe predicarse primero a toda nación hasta los confines de la tierra. Esto significa que el último día llegará cuando el Evangelio del Señor se predique a todo el mundo. Creo que este Evangelio se ha predicado a adultos de manera suficiente. Pero me preocupan los niños. Por supuesto, los padres que han recibido la remisión de los pecados deben enseñar a sus hijos el Evangelio del Señor, pero lo importante es que deben educar y predicar el Evangelio a sus hijos según su nivel de conocimiento. Hace mucho tiempo solíamos distribuir libretos a adolescentes con el título ¿Es el final? No, es el principio. Este libro resultó muy beneficioso para los niños de estos tiempos. Los adolescentes se enfrentan a tentaciones que son más fuertes que su voluntad y por eso no sirve de nada que sus pastores les digan que deben hacer el bien, no mentir y no pecar. Lo que necesitan es darse cuenta de que sus pecados han desaparecido gracias al Señor. Si no se dan cuenta de esto no les sirve de nada escuchar sermones éticos y morales. Así que los niños también necesitan libros acerca del Evangelio que estén escritos según su nivel de comprensión. Me gustaría publicar estos libros para los niños de todo el mundo para que estén preparados para el fin de los tiempos. Les pido que oren por este ministerio y lo apoyen. 
Volvamos al pasaje de las Escrituras de hoy. El Señor dijo que aunque surgirían muchos falsos profetas, hambrunas y terremotos en el fin de los tiempos, esto es solo el principio de los dolores. Entonces explicó el tipo de dolores que vendrían: «Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días» (Marcos 13, 14-20). 
Entonces Jesús siguió diciendo en los versículos 24-27: «Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo».
¿Qué fenómeno podemos esperar cuando empiecen los dolores del fin de los tiempos? ¿Qué ocurrirá específicamente cuando llegue el fin de los tiempos? En primer lugar, el Señor dijo: «Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes». Cuando pasamos a 2 Tesalonicenses 2, vemos que el Apóstol Pablo está hablando de algo similar, es decir del hombre del pecado, el hijo de la perdición, que se sentará en el Templo de Dios y se autoproclamará Dios. 
¿Qué significa este pasaje? Muchas personas especulan que este hijo de la perdición se refiere a Hitler, a Napoleón o a un líder actual. Otros dicen que se refiere al Papa, que se convertirá en esta abominación en el fin de los tiempos. De esta manera hay muchas conjeturas y especulaciones, pero hay una cosa clara: cuando el Señor dijo que los que están en Judea deben huir a las montañas cuando la abominación de la desolación llegue, esta abominación se refiere al Anticristo (el que está en contra de Cristo) que estará relacionado con los judíos. En mi opinión el Anticristo del que habló el Señor se levantará de entre los líderes de Israel. Puede ser alguien que diga creer en Dios al principio, pero que ignorará a Dios y lo blasfemará cuando llegue al poder, al tiempo en que establecerá leyes para ejecutar a todo aquel que crea en Dios. Y este hombre no solo tendrá poder absoluto sobre Israel, sino que su poder se extenderá por todo el mundo. Esto se debe a que el Anticristo tendrá un poder increíble para controlar a todo el mundo. El Señor dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy: «Entonces los que estén en Judea huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa» (Marcos 13, 14-15). Este pasaje implica que el Anticristo posee un poder invencible y brutal. 
Nuestro Señor dijo que cuando llegue el fin de los tiempos con la aparición del Anticristo, las mujeres que estén embarazadas o que tengan niños pequeños estarán en una situación desesperada. El Señor Jesús dijo: «Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá». 
¿Qué pasará en la tribulación? Leamos los versículos 24-25: «Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas». Lean este pasaje detenidamente. Dice que las estrellas del cielo se caerán. ¿Qué ocurrirá cuando las estrellas del cielo se caigan?
En el pasado, la gente solía preguntarse: «¿Cómo va a desaparecer este mundo?». Solían decir: «Hasta hoy la tierra no ha sido destruida ni una vez. Ha habido algunos cambios, pero nunca desaparecerá». Pero ahora sabemos muy bien que hace miles de años cayó un asteroide a la tierra y que el impacto hizo que partículas de polvo volaran hasta la atmósfera y taparan el Sol. Sabemos que esto provocó la edad de hielo en la que se extinguieron muchas especies. Si otro asteroide grande cae en la tierra, el planeta entero quedará devastado y todo se quemará. Si la gente del pasado hubiese escuchado estas teorías, no habrían hecho caso de ellas, pero con los avances científicos actuales estas hipótesis son bastante convincentes. 
El Señor estaba hablando de esto cuando dijo: «Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas». Esto significa literalmente que el universo de la creación de Dios será conmovido y que las estrellas caerán del cielo y se chocarán las unas con las otras. El Sol se oscurecerá y la luna no dará luz. De esta manera el Señor dijo que destruiría este planeta con fuego. También dijo que la tribulación sería tan severa que si el Señor no hubiese decidido acortarla, nadie podría salvarse. Esto significa que por el bien de Su pueblo escogido, el Señor debe permitir que estas tribulaciones solo ocurran durante tres años y medio, de la misma manera en que está escrito en el Libro del Apocalipsis. 
Jesucristo, que es el verdadero Dios, nos está diciendo todas estas cosas porque sabe todo lo que ocurrirá al final de este mundo. Nuestras almas pueden sobrevivir todas estas tribulaciones si aceptamos esta Palabra del Señor por fe y nos preparamos por fe. Pero, por el contrario, si no la aceptamos por fe, pensando que no tiene nada que ver con el presente perderemos algo muy preciado. No debemos vivir en este mundo solos. Debemos dejarnos guiar por el Señor. A través de la Palabra del Señor, debemos reafirmar nuestra fe y vivir por ella. En vez de escuchar a otras personas y dejarnos engañar por ellas, debemos presentarnos ante Dios cara a cara, aprender su Palabra, y seguir esta Verdad. La Palabra de Dios es la Verdad en sí. Todos debemos aprender y creer en la Palabra del Señor de todo corazón y debemos vivir en esta Palabra sin dudar. Como la Palabra de Dios ve el pasado, el presente y el futuro, nos beneficiaremos mucho si la aceptamos por fe. Así es como nos convertimos en personas de fe perfecta que pueden vivir al máximo en los 70 o 80 años en este mundo, y que después se presentan ante Dios. 
 
 

Algunos científicos dicen que los últimos días estarán marcados por el fuego

 
Algunas personas dicen que el planeta tierra se congelará y así será destruido, y esta opinión no es incorrecta necesariamente. De hecho, cuando el sol se oscurezca y la luna pierda su luz, el mundo entero estará a oscuras y las temperaturas bajarán congelándolo todo. Ni las plantas sobrevivirán, y la raza humana, al no poder encontrar alimentos también morirá.
Pero nuestro Señor dice que juzgará este mundo por fuego. «Las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas» y por eso cuando las estrellas se caigan y todo lo que hay en la tierra explote, incluyendo los volcanes y las armas nucleares, este planeta se quemará y será destruido. Y nuestro Señor dijo que vendrá a este mundo cuando estas cosas hayan pasado. El Señor dijo: «Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo». 
Ahora estamos leyendo el Evangelio según Marcos, pero me gustaría tomar un momento para compartir algunas cosas que aparecen en los cuatro Evangelios. Los autores de los cuatro Evangelios son Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Todos ellos siguieron a Jesús en sus días, pero cada uno tenía un punto de vista diferente en relación con los sucesos de la vida de Jesús. Entre ellos me parece que Lucas incluye más detalles, ya que vio con todo detalle la naturaleza frágil de la humanidad e hizo hincapié en el hecho de que Jesús ayudó a estos seres humanos débiles. En otras palabras, el Evangelio de Lucas habla de Jesús como un Dios con compasión y amor que entiende a la raza humana y sus debilidades, en vez de hacer hincapié en el hecho de que vino como Salvador de los pecadores. Lucas se sentiría ofendido si me escuchase decir esto, pero es la verdad. 
Pero por su parte, Marcos veía a Jesús como a un obrero leal. El Evangelio de Marcos describe a Jesús como al Siervo enviado por Dios Padre que trabajó en silencio y obedientemente para hacer la obra del Padre. Quizás esta es la razón por la que los expertos de la Biblia afirman que Marcos es posiblemente el original de los Cuatro Evangelios. Otra razón por la que se cree que el Evangelio de Marcos es el original es que está escrito de manera clara y simple. 
El Evangelio de Mateo, por otra parte, hace hincapié en que Jesús es el Rey de los reyes. Nos presenta a Jesús como el Rey absoluto de este mundo. Si Jesús estuviese sentado ante nosotros, nosotros le veríamos de manera distinta. Lo veríamos según nuestro punto de vista y nuestro carácter. Por eso cuando se les pidió a los evangelistas que explicasen el mismo suceso, cada uno tenía una interpretación diferente. 
Marcos escribió la Palabra de Jesucristo tal y como era, sin añadir ni eliminar nada. Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús: «¿Qué piensas de este Templo?», Él respondió: «El Templo será demolido completamente y desaparecerá», y Marcos escribió eso exactamente. 
Cuando se pone algo por escrito es fácil incluir las ideas y valores propios sin darse cuenta. Así que aunque el mismo suceso fuese escrito por más de una persona, las descripciones fueron distintas. Esto es lo mismo que dos mujeres preparando la misma comida con los mismos ingredientes. Aunque ambas están preparando el mismo plato, como cada una tiene su manera de cocinar, los dos platos serán diferentes. De la misma manera, cada uno de los Cuatro Evangelios fue escrito con un tono diferente, y en el pasaje de las Escrituras de hoy, Marcos nos está explicando lo que ocurrirá en el final de los tiempos para que lo entendamos correctamente. 
De esta manera, a través de los Cuatro Evangelios podemos ver diferentes puntos de vista acerca del Señor y diferentes sucesos en su vida. Podemos ver cuatro retratos diferentes de Jesús a través de los Cuatro Evangelios que fueron escritos desde cuatro puntos de vista diferentes. Sin embargo, lo que está claro es que estos cuatro escritores tenían al Espíritu Santo y todos sus escritos están inspirados por Él. De hecho, podemos aprender más acerca del Señor con más detalles si comparamos estos cuatro Evangelios porque todos son la Palabra de Dios. 
Volvamos al pasaje de las Escrituras de hoy. El Señor dijo que estos son signos que aparecerán uno tras otro para indicar la destrucción inminente de este mundo y la aparición de un tirano, el Anticristo. Cuando esto ocurre, el mundo pasará por muchas dificultades, tanto medio ambientales como económicas, y los creyentes serán perseguidos. El Anticristo masacrará a la gente, y al mismo tiempo el Sol se oscurecerá, la luna no dará luz y las estrellas del cielo se caerán. ¿Quién dijo el Señor que vendría entonces? El Señor dijo que volvería y reuniría a sus elegidos desde las partes más remotas del mundo al Cielo. Entonces destruirá este mundo y establecerá el Reino Milenario al renovar los cielos y la tierra. Los cielos y la tierra actuales ya no existirán. 
¿Lo entienden? Debemos reafirmar nuestra fe en nuestros corazones. Debemos recordar desde el fondo de nuestros corazones lo que el Señor dijo acerca de la destrucción de este mundo y de cuándo ocurriría. El pasaje de las Escrituras de hoy no trata de sucesos lejanos. El Señor nos dijo que el principio de los dolores había empezado. Sé que estoy repitiendo lo mismo, pero hay que destacar que están ocurriendo muchos desastres por todo el mundo. Recientemente, en Filipinas ha llovido durante una semana entera, lo que ha provocado inundaciones masivas. En la televisión he visto que las inundaciones dejaron un trozo de tierra cubierto de sedimentos por los desplazamientos de tierra provocados por las lluvias torrenciales, que lo cubrieron todo de barro a su paso. Hubo tanto barro desprendido de las montañas que se llevó una ciudad entera por delante. He oído que unas 1,800 personas quedaron enterradas en este desprendimiento de tierra, y otras tantas personas han desaparecido sin esperanza de ser recuperarlas y por eso el número de víctimas ascendió a 3,000. 
Además, los científicos están advirtiendo que las capas de hielo polares se están derritiendo debido al calentamiento global, y que el nivel del mar se está elevando cada vez más. Venecia, una ciudad de Italia, está al lado del mar y sus calles quedan sumergidas cuando llega una marea. Los habitantes de la ciudad no pueden salir a la calle y tienen que esperar a que el nivel del mar vuelva a descender. Quizás por eso los edificios están cubiertos de sal. Cada vez hay más desastres y por eso no nos afecta escuchar lo que está ocurriendo en el mundo. Ya no es inusual escuchar que miles de personas han muerto en un terremoto en alguna isla remota. La magnitud de estos desastres es cada vez más grave. Esto significa que los dolores han empezado. 
En este momento deberían centrarse en la idea de que estamos viviendo en el principio de los dolores, en vez de preocuparse de otras cosas. El final aún no ha llegado. Antes debemos pasar por los dolores precedentes, el Evangelio debe ser predicado a todo el mundo, y el Anticristo debe aparecer para llevar a este mundo a la ruina. Para prepararnos para estos tiempos debemos saber cómo estamos viviendo y dónde estamos antes de que llegue la era de los dolores. Debemos darnos cuenta de esto ahora. En otras palabras, debemos saber en qué tiempos estamos viviendo y en qué posición nos encontramos. 
Estoy predicando la Palabra ahora, pero a través de la parábola del Señor en el pasaje de las Escrituras de hoy, me doy cuenta de que estamos en plena era de los dolores. No les estoy diciendo que simplemente crean en esto, sino que les pido que crean que estamos cerca del final. Y además estoy convencido de que mientras sepamos en qué tiempos vivimos, podemos resolver otros problemas fácilmente. Por supuesto, reconocer la realidad de esta era no significa que las consecuencias sean diferentes de lo que dijo el Señor, pero por lo menos sabemos lo que nos espera y podemos prepararnos. Si no entienden en qué tiempos están viviendo, acabarán tropezando y abandonando su fe. Espero que esto no les ocurra nunca. Si no sabemos en qué tiempos vivimos malgastaremos nuestro tiempo. ¿Acaso alguno de nosotros se beneficiará de esto? No, no nos aportará nada bueno. 
Aunque estoy sirviendo y predicando el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor con ustedes, deseo sinceramente que el Señor vuelva cuanto antes. Pienso para mí mismo: «Están ocurriendo muchos desastres por todo el mundo y este planeta es cada vez más inhospitable. ¿Qué puedo hacer? El Señor dijo que volvería cuando el Evangelio fuese predicado por todo el mundo. Entonces debo predicar el Evangelio a todo el mundo. Aunque tengo muchas faltas, debo predicar el Evangelio hasta el final». A través de la Palabra del Señor sé lo que ocurrirá en el futuro y pienso en cómo estar preparado. Les pido que examinen sus corazones. El Señor nos ha salvado a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, pero ¿tienen esta Verdad establecida en su corazón? Piensen si el Evangelio de Verdad está arraigado en sus corazones como un hombre y una mujer que se convierten en un solo cuerpo. Vean si de verdad creen en el Señor y si han recibido la remisión de los pecados. Siempre deben examinarse en el presente. El Señor dijo que los árboles se conocen por su fruto. Si no pueden vivir por fe ni seguir al Señor aunque digan haber recibido la remisión de los pecados, tienen un grave problema. 
La falta de fe no es el único problema. Aunque tengan fe, lo importante es que esta fe sea correcta. Cuando los que no tienen fe ven la fe de sus predecesores de la fe en la Iglesia y escuchan la Palabra del Señor con atención, se sienten movidos a seguir al Señor porque el Espíritu Santo les da fe. Estas personas son las que aceptan con obediencia que la Iglesia les guía. 
Pero los que tienen problemas para seguir a la Iglesia son los que dicen tener fe pero su fe es imperfecta. A pesar de creer en el Señor estas personas confían demasiado en sí mismas y deciden actuar por su cuenta, por lo que no pueden unirse a Jesús. Estas personas están a nuestro alrededor y alardean de sus dones espirituales por lo que confían en sus propios talentos en vez de creer en el Señor. Aunque los dones son de Dios, en realidad no tienen muchos dones, sino que los exageran. 
Dios nos alimenta espiritualmente a todos los que vamos a la Iglesia a pesar de nuestros talentos. Yo soy una de esas personas. Dios decide dónde podemos ser utilizados mejor y nos ayuda a desarrollar nuestras habilidades como instrumentos de su obra en este mundo. Sin embargo, algunas personas no obedecen a la Iglesia cuando sus habilidades llegan a cierto nivel. Cuando estas personas creen que son expertas, empiezan a resentir a la Iglesia y a dar órdenes. 
Por supuesto, esto no es un problema si se arrepienten de su arrogancia y cambian. Pero conociendo la naturaleza humana, esto apenas ocurre. Normalmente su resentimiento se acumula y empiezan a pensar: «Tengo mucho talento pero lo estoy malgastando en la Iglesia». Estos pensamientos hacen que sus corazones se hagan arrogantes y al final llegan a pensar que permanecer en la Iglesia de Dios es perjudicial para ellos y que deben salirse de ella. Así es como se separan del Señor. 
Para tener la fe perfecta y prepararnos completamente para el fin de los tiempos del que habló el Señor, el primer paso es preguntarse: «¿De verdad he recibido la remisión de los pecados de Dios?». Si piensan: «Estoy tan frustrado y enojado que no puedo seguir adelante con mi vida de fe» deben examinarse mejor y ver si de verdad han recibido la remisión de los pecados. En vez de examinar lo que es visible, miren dentro de sus corazones. Si han recibido la remisión de los pecados, lo demás está garantizado. Lo que importa es haber recibido la remisión de los pecados, y lo demás es secundario por el momento. 
Ahora que el invierno frío ha pasado y ha llegado la primavera, ¿no se sienten bien? Estamos felices porque la primavera ha llegado. Pero cuando llegue el verano dentro de poco, nos quejaremos del calor. Solo la Palabra de Dios es permanente, lo demás es temporal y cambiante. Sea cual sea la estación del año, lo único que importa es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y convertirnos en un solo cuerpo con Dios. Si nos hemos convertido en un cuerpo con Dios por fe, lo demás no es ningún problema, ya que el Señor se ha ocupado de todo por nosotros, nos ha abierto los brazos y nos ha santificado con sus bendiciones. 
Como he dicho anteriormente, cuando predico un sermón no solo hablo de ustedes, sino también de mí mismo. Un predicador no termina su trabajo con los sermones, sino que medita sobre la Palabra de Dios y pone su fe firme en esta Palabra. 
Estoy seguro de que ustedes también hacen lo mismo. A través del pasaje de las Escrituras de hoy les pido que reafirmen su fe en el Señor y le sigan hasta el final. Esta es la Verdad maravillosa de la Palabra que el Espíritu Santo nos está dando ahora mismo a la Iglesia y a todos los santos que vivimos en estos tiempos. Quiero terminar dándole gracias a Dios por bendecirme para predicar esta Palabra.