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Tema 9: Romanos

[Capítulo 5-1] Introducción a Romanos Capítulo 5

La Doctrina de la Justificación no es la verdad

 
Pablo proclama por fe en este capitulo que solo aquellos que creen en la justicia de Dios “tienen paz con Dios.” La razón de esto es que Dios Padre hizo que Cristo fuera bautizado por nosotros y aún hizo que él derramará sangre sobre la cruz.
Sin embargo, frecuentemente somos testigos de que la mayoría de los cristianos son incapaces de tener paz con Dios, ya que no tienen el más mínimo conocimiento de la justicia de Dios. Esta es la realidad de aquellos que creen en la cristiandad actual. Por lo tanto, la Doctrina de la Justificación no es correcta ante Dios.
El obtener la justicia de Dios por tener fe en ella es más apropiado que creer en la Doctrina de la Justificación. Dios Padre no dijo que él llamaría a los creyentes en Jesús, sus hijos, aunque tuvieran pecado en el corazón. Dios no acepta pecadores como sus hijos. Tal ser no es Dios. Él es el Salvador, quien no se ocupa de una persona que tiene pecado en su corazón, como a uno de su pueblo. El Dios en el cual creemos es Todopoderoso. ¿Acaso no sabría el Dios omnipotente y omnisciente acerca de la falsa fe de alguien, acertadamente? Debemos, entonces, saber y creer que él no llama a un cristiano-pecador, que tiene una falsa fe, como a alguien de su pueblo.
Todos deberían de ser honestos ante Dios. La Doctrina de la Justificación, la cuál falsamente conoce la gente y cree en ella, es algo que ridiculiza a Dios. Por lo tanto, debemos de creer en Jesús como nuestro Salvador, después de entender correctamente la verdad acerca de la justicia de Dios. Dios Padre no dice que esta bien que alguien tenga pecado, sin importar el hecho de si uno cree o no en Jesús. Él es un ser quien definitivamente juzga a un pecador por su pecado.
Por lo tanto, para que tú puedas resolver tus problemas con el pecado, necesitas conocer y creer en la justicia de Dios. Dios verá nuestra fe en el bautismo de Jesús y en su sangre sobre la cruz y absolverá nuestros pecados. Ya que creemos en la justicia de Dios, Dios nos llama su pueblo, nos abraza y aún nos bendice. Dios Padre reconoce que nuestra fe en su justicia es correcta.
 


Dios no es un juez terrenal

 
La fe que cree en la justicia de Dios esta basada en la justicia de Abraham, quien con pureza creyó en las palabras de Dios. La mayoría de los cristianos interpretan mal la Doctrina de la Justificación, y así debemos tener un claro entendimiento sobre este punto. Seguramente tú sabes que no existe tal cosa como perfectamente correcto o juicio correcto en ninguna área en este mundo. Necesitas tener en mente que un juez de este mundo siempre puede cometer errores en sus decisiones.
Esto se debe a que todos los jueces humanos son insuficientes y aún ignorantes de la justicia de Dios, lo cuál es el criterio absoluto del bien y el mal. La mayoría de los cristianos son aptos para dar una mala interpretación de la justicia de Dios, quien nos juzga como “justificados por nuestra fe” (Romanos capitulo 5), ya que ellos piensan que su juicio usa la misma lógica que la de una sentencia pasada a un pecador por un juez.
La Doctrina de la Justificación es una doctrina de mala interpretación. Esto se debe a que esta doctrina fue creada basada en pensamiento humano. La gente es mala para hacer buenas interpretaciones ya que no son todopoderosos. Por lo tanto, creen en Dios falsamente, quien los ha hecho justos, con sus pensamientos basados en la Doctrina de la Justificación. Esto los guía a creer que Dios dice, “Yo te considero como que no tienes pecado ya que de alguna manera crees en mí.”
Sin embargo, Dios nunca podrá hacer algo así. La gente frecuentemente cree que aunque tienen pecado, Dios los reconoce como su pueblo, porque de alguna forma creen en Jesús. Esto es algo basado en sus propios pensamientos y nada más que una fe falsa, lo que es el resultado de haber sido engañados por un demonio.
Por lo tanto, deben reconstruir sus casas de fe, sobre una fe en la justicia de Dios. ¿Cómo podría el Santo y Todopoderoso Dios juzgar a alguien que tiene pecado en su corazón, como si no lo tuviera? ¿Acaso Dios decide que aquellos que tienen pecado en su corazón, están sin pecado? Pensar y creer que algo como esto podría ser cierto, no es algo más que el propio pensamiento de alguien. Dios es el Dios de la verdad y nunca se equivoca. ¿Cómo podría Dios, quien es la verdad misma, cometer errores de juicio como lo hacen los humanos? Esto nunca podría pasar. Dios es Dios justo, que juzga a aquellos que creen en su justicia como sin pecado, basado en su justicia.
¿Conoces acerca de la justicia de Dios? ¿Conoces y crees en su justicia? Esta justicia puede ser totalmente encontrada en las palabras del evangelio del agua y el Espíritu. Para poder comprender la justicia de Dios, acerca de la cual se habla en Romanos, debes entender y creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Nunca podrás entender la justicia de Dios sin hacer eso. Todos deberían darse cuenta de esa verdad. Alguien que entiende la justicia de Dios, es alguien que entiende correctamente la verdad que lo hizo justo.
Todos deberíamos de creer en la justicia de Dios la cual es revelada en la Biblia, de otra forma, tú fe se desviará, y estará basada sobre juicios y pensamientos humanos falsos. Si has tenido esta clase de fe falsa hasta ahora, deberías creer de acuerdo a las palabras de la justicia de Dios a partir de ahora.
La mayoría de los cristianos han aprendido la Doctrina de Justificación de la teología y han pensado que es verdad hasta ahora. Sin embargo, ahora debes regresar a la fe verdadera, creyendo en la justicia de Dios. La justicia de Dios está claramente revelada a través de la fe en el bautismo que Jesús recibió de Juan y su sangre sobre la cruz.
 

Se dice que la tribulación produce perseverancia
 
Está escrito en Romanos 5:3-4 que, “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia prueba; y la prueba, esperanza.” Todos los cristianos nacidos de nuevo tienen la esperanza de que Dios seguramente los salvara de toda clase de tribulaciones. Esta esperanza produce perseverancia y la perseverancia produce carácter. Por lo tanto, los justos, que creen en la justicia de Dios, se regocijan aún en los tiempos de tribulación.
Pablo dijo que la fe en la justicia de Dios, tiene esperanza en el reino de Dios y esta esperanza no decepciona. ¿Qué clase de esperanza tiene el justo? Tiene la esperanza por la cual pueden entrar y vivir en el reino de los cielos. ¿De donde viene esta clase de fe? Viene de creer en la justicia de Jesucristo a través del amor de Dios Padre.
 

El Señor está diciendo que solíamos ser impíos
 
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6). 
Desde antes del tiempo en que fuéramos concebidos, o cuando estábamos en la matriz de nuestras madres, o cuando nacimos pero no conocíamos al Señor, no teníamos otra elección que la de cometer pecados, durante toda nuestra vida y eventualmente terminar en el infierno.
Cuando nuestros antecesores Adán y Eva hubieron pecado, Dios prometió enviarnos al Salvador diciendo, “Pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer, y entre tú simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). De acuerdo a esta promesa, Jesucristo vino a este mundo, aún antes de que pecáramos, y nos salvó de todos nuestros pecados. Él fue bautizado por Juan para hacerse cargo de todos los pecados del mundo, y los borró, derramando su sangre sobre la cruz. Él eliminó nuestros pecados por su resurrección de los muertos. Él Señor se hizo cargo de los pecados de toda la humanidad y los pecados de los impios, como tú y yo, a través de su bautismo y salvó a los pecadores de todos sus pecados muriendo en la cruz.
¿Somos piadosos? Una persona piadosa es aquélla que permanece en el temor de Dios y se mantiene lejos del pecado. Fue la perfecta justicia de Dios que permitió que Jesús fuera bautizado por ti y por mí, y fuera crucificado y después resucitado. También fue el amor de Dios que nos salvó cuando aún estábamos sin fuerza.
Como los Israelitas pasaban todo un año de pecados a la ofrenda por el pecado, por la imposición de manos del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento (Levítico 16:20-21), Jesucristo no solamente tomó todos los pecados de la humanidad de una sola vez al ser bautizado por Juan el Bautista, sino que él también fue a la cruz, ya que él iba cargando los pecados del mundo en el Nuevo Testamento. La justicia de Dios se refiere al hecho que Jesús lavó todos los pecados de los pecadores, siendo bautizado y derramando su sangre.
¿Tú y yo, somos piadosos? ¿Acaso no vino el Señor a salvarnos a nosotros los pecadores, ya que éramos impíos? Dios sabe muy bien que todos nosotros somos impíos. Somos impíos ya que no podemos evitar cometer pecados desde el día en que nacemos hasta el día en que morimos. Sin embargo, al ser bautizado por Juan y derramando su sangre en la cruz, Cristo demostró su amor por nosotros cuando aún éramos pecadores.
 

Jesús ha cambiado nuestro destino
 
Debemos pensar acerca de que clase de destino encaramos nosotros los seres humanos, comenzando desde el día de nuestro nacimiento. ¡Cuál era nuestro destino desde el día en que nacimos? Estábamos destinados a ir al infierno. Entonces, ¿cómo fue posible para ti y para mí ser salvados de este destino de ir al infierno? Nuestros destinos cambiaron porque creímos en la justicia de Dios. La verdad que cambió nuestro destino es el evangelio del agua y el Espíritu. Nuestra fe llegó a ser bendecida porque creímos en Jesucristo, quien completó la justicia de Dios.
Puede que conozcas los famosos versos del siguiente himno, “♪ ¡Sorprendente gracia! Que dulce el sonido, ♫ ¡Que salvo a un arruinado como yo! ♫ Una vez yo estaba perdido, pero ahora soy encontrado, ♫ Estaba ciego, pero ahora yo veo. ♪” La misericordia y la justicia de Dios es la verdad que testifica nuestra salvación. Cualquiera puede obtener el perdón de los pecados en su corazón y disfrutar una paz celestial cuando él/ella conozcan y crean en la justicia de Dios. Todos en este mundo que aún tienen pecado en su corazón, aunque creen en Jesús, deberían regresar al evangelio del agua y el Espíritu para conocer la justicia de Dios. 
De hecho, los cristianos que no conocen el evangelio del agua y el Espíritu, tampoco se han dado cuenta que sus pecados han sido pasados a Jesús. Por lo tanto, son incapaces de obtener la justicia de Dios. Aunque creen que Jesús vino a este mundo y los salvó de sus pecados, muriendo en la cruz, no están seguros de su salvación, Así, ellos se sienten aliviados, conjeturando vagamente que Dios probablemente los ha escogido desde antes de la creación del mundo. En otras palabras, ellos creen en la cristiandad como si fuera meramente otra religión en el mundo.
Él versículo 11 afirma, “Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido la reconciliación.” ¿Quién reconcilió, a los pecadores con Dios? Jesucristo nos reconcilió con el Padre. ¿Cómo? Viniendo él mismo a este mundo, siendo bautizado por Juan el Bautista a la edad de 30 años, siendo crucificado, luego resucitando de entre los muertos, de esta manera se completó la obra que cumplió toda la justicia de Dios. Jesús llegó a ser nuestro salvador, para los creyentes en la justicia de Dios, viniendo a este mundo como el sumo sacerdote celestial y tomando todos los pecados de la humanidad. Por haber sido bautizado por Juan el Bautista, el sumo sacerdote terrenal, derramando su sangre en la cruz y después resucitando de los muertos, Cristo llego a ser nuestro Salvador.
Ya que Jesucristo ha eliminado todos nuestros pecados, fuimos capaces de obtener la justicia de Dios a través de nuestra fe. Cualquiera que cree que Jesús nos ha salvado absolutamente de todos nuestros pecados, se regocijará en Dios. Cualquiera con el más pequeño pedacito de pecado en su corazón no es un hijo de Dios.
Ustedes hermanos, ya saben que la gente de este mundo piensa que la Doctrina de Justificación y la Doctrina de la Santificación son verdad. ¿Es correcto, si Dios determina que estamos sin pecado, si sólo decimos que creemos en Jesús, aunque tengamos pecado en nuestro corazón? ¿O es aún mejor ser referido como el pueblo de Dios, ya que nos identificamos a nosotros mismos como cristianos? 
Decimos en la oración del Señor, “Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tú nombre.” Esta frase significa que aquellos que tienen pecado en su corazón no pueden llamar a Dios ‘Nuestro Padre.’ ¿Debemos seguir creyendo en la Doctrina de la Justificación? ¿Puede una persona que actualmente es pecador llamar al Señor su Salvador? Él/ella pueden llamar al señor durante un par de años, pero eventualmente abandonarán al Señor, ya que él/ella concientemente se siente avergonzado de ser cristiano. Por lo tanto, tú debes saber que la Doctrina de la justificación te separará de la justicia de Dios.
La Doctrina de la Santificación también esta equivocada. Esta doctrina dice que gradualmente podemos ir a través de cambios hasta que lleguemos a ser perfectamente santos en el último momento de vida y así podemos encontrarnos con Dios como una persona santa. ¿Piensas que gradualmente puedes ser santo por ti mismo, lo suficiente para encontrarte con Dios sin pecados? De ninguna forma. La verdad nos dice que uno sólo puede entrar al reino de los cielos, conociendo y creyendo en la justicia de Dios.
 

¡Aunque a través de un hombre el pecado entró al Mundo!
 
Leamos el versículo 12. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” ¿A través de quienes entró el pecado en los corazones de toda la gente y a través de cuanta gente el pecado entró al mundo? La Escritura dice, “Como el pecado entró en el mundo por un hombre.”
En otras palabras, se dice que el pecado llegó a existir por un hombre, Adán, y nosotros éramos sus descendientes. Entonces, ¿a través de quien desaparecieron los pecados del mundo? Se puede decir que pasó en la misma forma en que el pecado entró en el mundo.
Los pecados de la humanidad llegaron a existir porque un hombre no creyó en la ley que Dios había establecido. Aún ahora, alguien que no cree en las palabras de Dios permanecerá en pecado y terminará en el infierno.
Por lo tanto, debemos saber lo siguiente. Nosotros no somos pecadores debido a nuestros propios pecados, sino se debe a nuestros antecesores que tenían pecado. Deberías saber que la razón por la que la gente peca, es porque son débiles y tienen pecado en sus corazones. El pecado que la gente comete se llama iniquidad. La razón por la que pecan, se debe a que nacen en este mundo teniendo pecado. Ya que todos son deficientes y nacen en este mundo cargando el pecado, él/ella no pueden evitar el cometer pecado.
Originalmente nos hicimos pecadores, las semillas del pecado, ya que heredamos todos los pecados de nuestros antecesores. Sin embargo, debes saber que cualquiera puede llegar a ser santo y justo de una sola vez, creyendo en la justicia de Dios.
 

¿Cuando empezó a existir el pecado en el hombre?
 
“Antes de la Ley ya había pecado en el mundo; pero donde no hay Ley, no se inculpa de pecado” (Romanos 5:13). ¿Había pecado antes de que llegáramos a conocer la ley de Dios? Antes de que conociéramos la ley de Dios, no entendíamos lo que era un acto de pecado ante Dios. Dios nos dijo, “No tendrás dioses ajenos delante de mi. No te harás para ti escultura ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás. No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque Jehová no considerará inocente al que tome su nombre en vano. Guardarás el sábado para santificarlo, como Jehová, tu Dios, te ha mandado.” Antes de reconocer tales leyes de Dios y las 613 cláusulas de mandamientos que nos dicen lo que “debemos y no debemos hacer,” realmente no conocemos nuestros pecados.
Por lo tanto, “Pues antes de la Ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay Ley, no se inculpa de pecado.” Ya que nosotros los gentiles no teníamos la ley y por lo tanto no la conocíamos, cometíamos pecados sin darnos cuenta. La mayoría de los Coreanos han estado orando a una roca, pensando que es Buda, ellos todavía no se dan cuenta que están sirviendo a una imagen tallada. No sabían que inclinarse a otros dioses era un pecado ante Dios.
Sin embargo, antes de que llegara la ley, el pecado ya existía en el mundo. Dios dio la ley hace aproximadamente 2,500 años después de que él creó a Adán. Aunque Dios dio la ley a los Israelitas, a través de Moisés aproximadamente 1,450 años A. De C., el pecado ya había entrado en el mundo a través de un hombre, Adán, y llegó a existir en los corazones de toda la gente desde el principio, aún antes de que llegara la ley.
 

Jesús es el Salvador de su gente
 
¿Acaso Jesucristo eliminó todos los pecados del mundo por él mismo? Si. Aquí en el versículo 14, se dice que la muerte reinó sobre aquellos que no habían pecado o cometido ofensas de acuerdo a la semejanza de la trasgresión de Adán. Por lo tanto, Adán fue una clase de él, que había de venir. La humanidad llegó a ser pecadora a través de un hombre. De la misma forma, Jesucristo vino a este mundo y nos salvó de todos nuestros pecados a través del evangelio del agua y el Espíritu.
Jesús llegó a ser el Salvador de los pecados de su pueblo. Sólo existe un Salvador quien nos salvó del pecado, a nosotros descendientes de Adán. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Su nombre es Jesucristo, nuestro eterno Salvador.
Debemos entender que llegamos a ser pecadores automáticamente a través de un hombre. ¿Sabes que Jesucristo es el Salvador que eliminó los pecados del mundo de una sola vez? ¿Crees que Jesucristo es el Salvador que borró todos los pecados del mundo por su bautismo y derramamiento de sangre sobre la cruz, todo de una sola vez? ¿Crees que Jesús llego a ser el verdadero Salvador de toda la humanidad, eliminando los pecados de este mundo, así como Adán llegó a ser la fuente, cometiendo una trasgresión?
Jesús vino a este mundo a salvar a todos aquellos que se habían vuelto pecadores debido a un hombre, Adán, y tomó todos los pecados de la humanidad, siendo bautizado por Juan, recibiendo el juicio por los pecados sobre la cruz por derramamiento de su sangre, y cumpliendo toda la justicia de Dios, la cuál eliminó todos nuestros pecados. Por lo tanto él llegó a ser nuestro perfecto Salvador.
No obtuvimos la salvación por creer en la Doctrina de la Justificación o la Doctrina de la Santificación después de creer en Jesús. Jesús nos dio salvación eterna de inmediato. Jesús dijo que sólo aquellos que habían nacido de nuevo del agua y el Espíritu podrían entrar y ver el reino de Dios.
¿Cuál es la idea fija que existe en el fondo de la conciencia humana? Es el principio de la causalidad. Piensan que en lo profundo de sus pensamientos, sus esfuerzos y sus cualidades, trabajaran de alguna forma hacia la salvación. Sin embargo, todos reciben verdadera salvación del pecado sólo por tener fe, todo de una sola vez, cuando él/ella creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Más aún, Jesús vino a este mundo y fue crucificado para salvarnos del pecado. Él llegó a ser el Salvador de todos aquellos que creen en el verdadero evangelio.
Libérate del pensamiento ilógico de que alguien puede obtener la santificación y eventualmente llegar a ser justo a través de oraciones de arrepentimiento. En la Biblia, un Hombre, Jesucristo, vino a este mundo, se bautizó y tomó todos nuestros pecados y completó toda nuestra salvación a través de su expiación de pecados sobre la cruz.
 
 
Jesús nos dio remisión eterna del pecado, y no fue Como nuestras ofensas
 
El versículo 15 afirma, “Pero el don no fue como la trasgresión; porque si por la trasgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho mas para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.”
¿Los pecados tuyos y míos han sido pasados a Jesús cuando él fue bautizado? Lo fueron. Jesús fue a la cruz cargando los pecados del mundo y recibiendo el juicio por aquellos pecados en nuestro lugar.
La salvación de Dios es un regalo gratuito y se dice que es diferente a las ofensas.
Jesús nos ha salvado, quienes no podemos hacer otra cosa que cometer pecados durante toda nuestra vida, a través de su bautismo y sangre sobre la cruz, durante sus 33 años de vida. Aún después de que obtenemos la salvación, creyendo en la remisión de pecados que fue completada de una sola vez, nuestra carne puede continuar pecando porque es insuficiente y frágil. Aunque nuestra carne continua pecando, aún podemos obtener la remisión eterna del pecado, si creemos en el hecho de que Jesús tomó todos nuestros pecados siendo bautizado y él ha completado toda la justicia de Dios, derramando su sangre.
El regalo de la salvación de la remisión del pecado no es como la ofensa de Adán. El regalo de Dios de la remisión del pecado no se concede diariamente, como los pecados que comete la gente. La verdad de la remisión del pecado dice que el Señor ya nos ha salvado de todos nuestros pecados, siendo bautizado y derramando su sangre hace aproximadamente 2,000 años.
El regalo de la salvación de Dios, que nos salvó de todos nuestros pecados es la justicia que fue cumplida de una sola vez por el bautismo y la sangre de Jesús. La remisión eterna de pecados no es como el perdón diario, a través de oraciones de arrepentimiento, las cuales son buscadas por la mayoría de los cristianos de nuestros días. Esta verdad dice que el Señor ha previsto que pecaríamos todos los días y por lo tanto ha tomado todos los pecados de este mundo de una sola vez, cuando él fue bautizado. Por lo tanto, Dios Padre cumplió toda su justicia por el bautismo y crucifixión del Hijo. Toda la justicia de Dios ha sido completada porque Jesús fue bautizado, derramó su sangre sobre la cruz y fue resucitado.
En nuestros días la mayoría de los cristianos creen que sus pecados son remitidos cuando ofrecen oraciones de arrepentimiento. ¿Es esto verdadero? Ciertamente no. Una persona que piensa que él/ella puede obtener la expiación de pecados, después de asesinar a alguien, por medio de las oraciones de arrepentimiento está equivocada. Esta forma de pensamiento, no es nada más que un pensamiento humano. Para poder eliminar los pecados del lado de Dios, uno siempre necesita dar la paga por el pecado. Para poder hacer eso, Dios hizo que su hijo Jesús fuera bautizado por Juan y él borró todos los pecados, derramando su sangre sobre la cruz. Los pecados de la humanidad pueden ser lavados y eliminados creyendo en el bautismo y la sangre de Jesús, no por ofrecer oraciones de arrepentimiento.
Por lo tanto, la Biblia dice, “Pero el don no fue como la trasgresión; porque si por la trasgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho mas para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, jeducristo.” El regalo de la salvación de Dios sobreabunda. Así como el agua sobreabunda cuando la llave se deja abierta toda la noche, no importa que pecados hayamos cometido, su salvación sobreabunda lo suficiente para salvarnos de todos nuestros pecados.
Jesús ha tomado todos los pecados del mundo siendo bautizado. También, porque la salvación de Dios es mayor que todas las iniquidades que hayamos cometido, su salvación es en abundancia, aún después de haber sido salvado. ¿Está claro?
 

A través de un Hombre, Jesucristo
 
Los versículos 16 y 17 afirman, “Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas trasgresiones para justificación. Pues si por la trasgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”
La muerte ha reinado sobre toda la humanidad a través de la ofensa de un hombre, Adán, quien ocasionó que todos fuéramos pecadores y debido a ese pecado, todo el mundo necesita encarar la maldición de Dios. Cualquiera que haya pecado tenía que morir e ir al infierno. De una manera similar, la justicia de Dios reinó en vida debido a él, Jesucristo. Aquellos que han recibido el regalo sobreabundante de la gracia y la justicia, son aquellos a quienes se les ha concedido el regalo de salvación por su fe en el evangelio del agua y el espíritu. Recibieron una gracia mucho mayor de Dios, y reinarán en vida.
El versículo 18 afirma, “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.”
Aquí, necesitamos hacer una pregunta y responderla: “¿Es correcto pensar que por el pecado de un hombre, todos hemos llegado a ser pecadores?” ¿Hemos llegado a ser pecadores por nuestros propios pecados o por causa de las ofensas de nuestro antecesor Adán en contra de Dios? Si todos nosotros hemos llegado a ser pecadores debido a la ofensa de Adán, entonces aquellos que creen en el justo acto que realizó Jesucristo para salvarnos de nuestros pecados, llegamos a ser justos. ¿Si uno cree en la justicia de Dios, nuestros pecados son verdaderamente eliminados? —Si.— Él/ella llegan a estar sin pecado.
“De la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.” Recibir el regalo gratuito de la justicia de Dios no quiere decir que alguien tiene que ofrecer oraciones de arrepentimiento todos los días hasta alcanzar la santificación, después de que de alguna manera fue salvado por creer en Jesús. ¡Nunca! Ni tampoco significa una tan llamada doctrina cristiana de ‘adquirir justificación por fe’, cuando el apóstol Pablo hablo acerca de ‘haber sido justificado por fe.’
La mayoría de los cristianos tienen pecado en sus corazones porque solo creen en la sangre sobre la cruz de Jesús. Por lo tanto, ellos aceptan y apoyan la Doctrina de la Justificación para poder esconder el pecado en su corazón, mientras se consuelan a ellos mismos, “Aunque existe pecado en sus corazones, él nos considera limpios de pecado.” Sin embargo, esta doctrina es abominable y debe ser maldecida.
El versículo 19 afirma, “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”
Aquí aparece uno que desobedece y otro que obedeció. Uno fue Adán y el otro fue el Salvador de la humanidad pecadora, y por lo tanto, Jesús obedeció la voluntad de su Padre para reconciliar a la gente con Dios, recibiendo el bautismo de Juan, muriendo en la cruz por los pecados del mundo y resucitando para salvarnos de nuestros pecados. Dios Padre hizo a todos los creyentes en Cristo absolutamente justos a través de su justicia.
El versículo 20 afirma, “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.”
Se dice que la ley entró para sumar a nuestras iniquidades. Como descendiente de Adán, la gente nace originalmente con pecado, pero no han conocido el pecado mientras pecan. Sin la ley, uno no se da cuenta de que un pecado, sea pecado y solo a través de la ley de Dios uno puede ver sus pecados. Sin embargo, cuando llegamos a conocer la ley, empezamos a darnos cuenta de nuestros pecados más y más. Aunque la gente estaba originalmente llena de pecado, no sabían acerca de su pecaminosidad, hasta que gradualmente se dieron cuenta de sus obras pecaminosas, después de recibir la ley. Por lo tanto, la Biblia afirma, “La ley, se introdujo para que el pecado abundase.” 
“mas cuando el pecado abundó, sobreabundo la gracia.” Esto significa que a través de la ley de Dios, uno se da cuenta de sus pecados y llega a ser su hijo creyendo en su justicia. La humanidad puede darse cuenta de la gracia de Dios a través del evangelio verdadero que contiene la justicia de Dios, sólo cuando llegan a ver lo mucho que les falta y su pecaminosidad a través de la ley. Aquellos que han reconocido sus pecados ante la ley reconocen que están destinados a terminar en el infierno, y por lo tanto, con mayor gratitud, creen en Jesús, quien los ha salvado a través de su bautismo y muerte sobre la cruz. Entre más reconocemos nuestra pecaminosidad a través de la ley, nos volvemos más agradecidos por el establecimiento de una gran salvación por la justicia de Dios.
El versículo 21 afirma, “para que asi como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.”
Se dice en la Biblia que el pecado reinó para muerte. Sin embargo, la gracia de Dios que consiste en el agua y la sangre de Jesús son de su justicia. Ya que su justicia nos ha salvado completamente de todos nuestros pecados y hemos llegado a ser hijos de Dios.
La Doctrina de la Santificación y la Doctrina de la Justificación son hipótesis sin sentido que fueron hechas de lógica humana y creada por aquellos que ignoran las palabras de Dios. No es mucho decir que tales doctrinas no son más que sofisticadas teologías-filosóficas, que jamás podrán ser desenredadas. Las verdades de Dios son claras y sólidas.
Somos salvados de los pecados del mundo creyendo en el hecho de que Jesús, quien es Dios en semejanza de hombre, nos ha salvado de todos nuestros pecados. Aquellos que tienen fe en él están salvados. ¿Crees esto? —Si.—
Si tú crees en la justicia de Dios, tú estás salvado. Definitivamente librado y salvado de todos tus pecados. Si tú insistes ofreciendo oraciones de arrepentimiento sin fin y viviendo una vida sin defectos para alcanzar la santificación que pueda salvarte, entonces tú estas persistiendo neciamente en que puedes ser salvado sin Jesús. Jesús es la única puerta hacia la salvación, no importa que mentiras enseñe la Doctrina de la Santificación acerca de cómo ser salvado por las propias obras y esfuerzos de uno, a pesar de la verdad.
El ser incapaz de realizar el 0.1% de la ley, es lo mismo que ser incapaz de realizar el 100%. Dios nos dice que somos incapaces de obedecer aún el 0.1% de su ley. Aquellos que piensan que están cumpliendo aproximadamente un 5% de la ley y planean levantarla a un 10% en el transcurso del tiempo, son completamente ignorantes de sus propias habilidades, y se están poniendo en contra de la justicia de Dios. No trates de entender la justicia de Dios con tú propia concepción y lógica. Su justicia nos ha salvado de nuestros pecados y espera a que creamos en ella para que podamos ser sus hijos.
Dios es todopoderoso y misericordioso, así que él nos ha salvado con su justicia de una sola vez. Damos gracias a Dios por el bautismo y la sangre sobre la cruz de Jesús, la cual absolutamente nos salvó de todos nuestros pecados.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (I)