(Mateo 22, 1-14)«Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos».
Echemos un vistazo al pasaje de las Escrituras de hoy. En el pasaje de hoy aparece un rey. En el capítulo 22, versículo 2 está escrito: «El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo». Ser invitado por un rey es algo maravilloso. Si recibiesen una invitación a un banquete de un rey, ¿qué harían para prepararse? Si su presidente les invitase con 2 meses de antelación y dijese: «Comamos juntos en la residencia presidencial», ¿qué harían para prepararse para esta ocasión? Primero, tendrían que comprar un traje formal. Para ir a un banquete presidencial, tendrían que comprarse un smoking o un traje de gala, aunque tuvieran que endeudarse. También tendrían que comprarse una corbata buena y unos zapatos relucientes. Tendrían que hacer todas estas cosas por adelantado, antes del día del banquete.
El pasaje de las Escrituras de hoy habla de esto. Nuestro Dios, que es el Rey y Maestro del Cielo, está preparando el Cielo y está enviando a Sus siervos para invitar a la gente a este banquete. El Rey prepara la boda para Su Hijo e invita a mucha gente. Todo lo que tiene que hacer la gente es llevar ropa de gala. Nada más. Todas lo necesario, como los asientos, la comida, la música y lo demás, ya están preparadas. Todo lo que tienen que hacer los invitados es ir a la boda vestidos de la manera adecuada. Si hacen esto, entrarán en el banquete de bodas.
Este banquete no acaba en un solo día. Este banquete de bodas es el Cielo. El banquete que el Rey ha preparado es un banquete de bodas donde la novia vive en felicidad eterna con el Novio. Todo lo que los invitados tienen que hacer, sean quien sean, es llevar ropa de boda. El banquete, al que el Rey nos ha invitado, es diferente a los banquetes de este mundo. Como el banquete ya ha sido preparado por el Rey, todo lo que tienen que hacer los invitados es llevar las vestiduras adecuadas.
Pero hay gente estúpida. Aunque el rey envió invitaciones a la boda, algunas personas no las aceptaron. Aunque el rey envió a sus siervos para invitar a más gente a la boda, la gente no quiso ir. Así que el rey envió a Sus siervos una vez más. Esta vez los siervos decían: «Venid al banquete. Todo está preparado. La comida está servida. Por favor, vengan a la boda». Dios invita a la gente al banquete en el Cielo. Dios invita a la gente al Reino de los Cielos después de haber preparado todo allí. Por eso, la invitación es algo muy valioso.
Aunque Dios ha invitado a la gente al Cielo con todo preparado, hay gente que no ha aceptado la invitación. ¿Por qué no? Si leemos el pasaje de las Escrituras, vemos que la gente no aceptó la invitación y se inventó excusas diciendo: «Tengo que comprar un buey», «Tengo que ir a trabajar», «Tengo que casarme con mi prometido» o «Tengo que casarme con mi prometida».
Queridos hermanos, esta invitación no es algo que puedan rechazar. No es un trato que puedan negociar. Ser invitado a una fiesta pequeña es algo bueno, pero esta es una invitación del Rey del Cielo, que les ha sido entregada directamente. No les está invitando a la Casa del Rey durante un período de tiempo, sino que les invita a vivir allí para siempre. Esto debería hacerles sentir muy bien. Esta invitación está abierta para siempre. Si la gente acepta la invitación, recibe las bendiciones eternas.
Queridos hermanos, ¿para qué sirve vivir en una villa lujosa en el mundo? Cuando vayan al Cielo, vivirán en una casa hecha de oro y de piedras preciosas durante toda la eternidad. Además es un lugar donde podrá comer todos los frutos que quieran sin tener que trabajar duro, porque los árboles dan todo tipo de frutos durante todo el año a lo largo del río del agua de la vida. Me gusta imaginar vivir así para siempre. Solo con aceptar la invitación del Rey, vivirán en un Reino de oro resplandeciente. Un lugar de felicidad eterna y gozo, sin oscuridad, sin seres malvados, y con animales que no muerden y ángeles con alas llenas de plumas blancas. Dios les ha invitado a ese lugar, y todo lo que tienen que hacer es recibir las bendiciones. Pero como la gente no sabe que esta invitación es de Jesucristo, la rechazan.
Cuando se nos invita a una fiesta formal, muchas personas tienen que vestirse con ropa formal para participar. Como mínimo, tienen que llevar un traje, una corbata, y llevar un corte de pelo decente. Estos son los requisitos mínimos para ir a la fiesta.
Nos sentimos bien por recibir una invitación a una fiesta, pero, ¿cómo nos sentiremos si recibimos una invitación de Dios a un banquete en el Reino de los Cielos? Si la gente hubiera sabido lo que era esta invitación, habrían sabido que hacer. Sin embargo, la gente fue muy ignorante y rechazó la invitación.
Queridos hermanos, ¿por qué creen que sus negocios son tan importantes? ¿Es la tierra de cultivo importante? Me pregunto por qué es tan importante ganar un poco más de dinero o construir una casa mejor en este mundo, de manera que la gente ha rechazado la invitación. ¿Qué hacen ustedes? ¿Piensan que podrían rechazar esa invitación? Queridos hermanos, ¿por qué creen que es tan importante labrar la tierra y rechazan la invitación de un rey? Si no quitan las malas hierbas del campo, saldrán más. Si no labran el campo, tendrán que comprar comida. Si un agricultor no labra la tierra durante un par de días, se puede arruinar toda la cosecha de un año entero. Pero es evidente que si el granjero no acepta la invitación del Señor, perderá la oportunidad de tener vida eterna.
Esa invitación es como un billete al cielo. Si no se tiene ese billete, no se puede entrar en el Cielo. Sin embargo, si alguien tiene ese billete, sí que puede entrar. Este billete es muy valioso. Pero aún así la gente lo ha rechazado y ha salido al campo a hacer sus negocios. ¿Pueden ver lo estúpida que es esta gente?
Hay muchas cosas que podemos obtener en este mundo sin mucho esfuerzo. De la misma manera, nos referimos a un don de Dios que hemos recibido sin tener que pagar por él como gracia. Por la gracia de Dios lo primero que tenemos que recibir antes de nada es la remisión de los pecados. Dios ha borrado nuestros pecados y nos ha dado el Cielo. Dios garantiza nuestra felicidad. Aunque Dios nos ha enviado la invitación, hay gente que no la acepta. Hay algunos que son estúpidos, y no tienen interés alguno en la invitación de Jesús en este mundo, y otros que no la aceptan aunque la tengan en la mano. Su rey les ha enviado la invitación. ¿La van a rechazar?
Hemos recibido una invitación al palacio donde vive el rey, ¿cómo podremos entrar al palacio si no es con esta invitación? ¿Les ayudará su inteligencia a entrar en palacio? Solo cuando el rey abra la puerta e invite a la gente, podrán decir que sí y entrar. Este es un gran honor. Pero, el hecho de que la gente rechaza la invitación del rey, es muy triste, ignorante y malo.
Sin embargo, la gente que no tiene respeto, que ha sido engañada por Satanás, ha capturado a los siervos de Dios que estaban entregando las invitaciones y los han matado. Si maltratan a los siervos de Dios, ¿no creen que ellos también serán maltratados? Ya es bastante el no aceptar la invitación, pero ¿para qué maltratar a los siervos de Dios? La gente recibirá la ira de Dios e irá al infierno porque sus corazones son malvados y demostrarán hostilidad hacia los siervos de Dios.
Como la gente parecía estar arrepentida, el rey la invitó una vez más. El Rey quería vivir con esta gente y no solo. El deseo del Rey era traer a todo el mundo al Cielo y vivir con ellos. Pero la gente no quería ir. No solo no fueron, sino que además capturaron a los siervos de Dios y los maltrataron. Los maltrataron tanto que los mataron.
Pero el corazón del rey seguía teniendo compasión y envió a Sus siervos una vez más. «Escuchadme. Id una vez más. Quizás haya alguien que acepte la invitación. Id». Los siervos fueron una vez más, pero fueron capturados y asesinados. Pero el señor volvió a invitar a la gente de nuevo: «No puedo vivir aquí solo». A pesar de las invitaciones, la gente no iba al banquete, hasta que el rey dijo al final: «Salid a las calles, id a los caminos e invitad a todo el mundo, a buenos y malos. Anunciad el banquete y traedlos aquí, cuantos más mejor».
Los coreanos éramos así en el pasado. Si un vecindario estaba celebrando una fiesta, incluso los que pasaban por allí lo celebraban con ellos. Cuando un vecindario celebra un banquete de boda, la gente no tiene que comprar su almuerzo. Todo lo que tienen que hacer es ir al banquete. Si la gente va allí y dice: «Saludos y enhorabuena» pueden comer todo lo que quieran.
Los siervos de Dios fueron a las calles e invitaron a la gente y mucha gente llegó al banquete. Pero había un problema. Hasta aquel entonces, solo los que tenían una invitación podían entrar en la fiesta, pero está escrito: «Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos» (Mateo 22, 11-14).
¿Creen que han sido escogidos? Dios ha invitado a todo el mundo. No importa si son buenos o malos. Dios no ha dejado a nadie atrás. Dios ha invitado a todo el mundo a la boda de Su Hijo. Dios ha escogido a todo el mundo en Jesucristo.
Cuando el rey fue a ver a los invitados, había uno que no llevaba un traje de boda. Entonces, Dios reprendió a esa persona por no llevar las vestiduras adecuadas. ¿No creen que al menos deberíamos llevar ropa formal cuando vamos a una boda? Jesucristo es el Rey. Cuando el Rey nos invita, debemos ser corteses. Jesús, el Rey de reyes, nos ha invitado, así que ¿no creen que sería educado llevar las vestiduras adecuadas? Es normal ir a una boda vestido para la ocasión.
Este pasaje de las Escrituras les pregunta si están preparados o no para entrar en el banquete que va a celebrar el Rey, llevando las vestiduras adecuadas para la boda. Nos está diciendo que los que llevan las vestiduras adecuadas disfrutarán del banquete junto con el Rey para siempre. Todo el mundo, si cree en Jesucristo, está invitado. Si la gente recibe la invitación y la acepta, podrá ir al banquete. Pero deben ir con las vestiduras adecuadas. Si alguien entra sin la ropa adecuada, le echarán.
¿Qué son las vestiduras de boda? El pasaje dice que alguien fue a la boda sin llevar el traje adecuado. Esto significa que, aunque la persona llevaba ropa, no era la apropiada para el banquete. Las vestiduras aquí se refieren al corazón que no tiene pecados porque ha recibido la remisión de los pecados. Si aceptamos la invitación de Jesús, no podemos ir al banquete si todavía tenemos pecados. Ir al banquete sin llevar las vestiduras adecuadas es ir sin haber recibido la remisión de los pecados. Si recibimos la invitación y nos sentamos en el Reino de los Cielos con nuestros pecados, seremos expulsados por Dios. Esto se debe a que habremos ido al banquete llevando unas vestiduras que no son aceptables para Dios.
El corazón de las personas es perverso ante todo y engañoso (Jeremías 17, 9). Cuando una persona comete un pecado, ese pecado se queda grabado en la tabla de su corazón (Jeremías 17, 1). Para que la gente pueda presentarse ante el Rey, debe haberse deshecho de sus pecados. ¿Puede una persona ir ante el Rey con pecados en su corazón sin haber recibido la remisión de los pecados? Todos los pecados y faltas que esa persona ha cometido están escritos en su corazón. En este tipo de estado, la gente no puede presentarse ante Dios. ¿Cómo pueden comer con el Rey y sentarse en la misma mesa? La gente debería aceptar la invitación de Dios y recibir la remisión de sus pecados par poder estar en paz con el Rey. La gente solo puede entrar en el Reino después de haber recibido la remisión de sus pecados. La gente debe ir al banquete de bodas llevando las vestiduras adecuadas.
El que la gente lleve las vestiduras del pecado o de la justicia de Jesucristo en sus corazones es una cuestión de vital importancia. Las verdaderas vestiduras que la gente debe llevar cuando el Rey les invita son un corazón sin pecado. Las vestiduras que el Rey honra son las vestiduras de la justicia de Dios. Quien lleve ropa de justicia, al haber recibido la remisión de los pecados en el corazón, puede ir al banquete de bodas del Señor.
La gente creyó en Jesús después de haber recibido la invitación. Pero todavía tiene pecados en sus corazones. ¿Qué le ocurrirá a una persona así? ¿Acaso no dijo Dios que expulsaría a todas esas personas? ¿Estará avergonzada? Esta gente se sienta a la mesa del banquete, al haber recibido la invitación al banquete celebrado por el Rey, pero el Maestro mira a Su alrededor y fija la mirada en una persona. Esta persona puede pensar: «Se ha interesado en mí porque llevo ropa nueva. Todo el mundo lleva lino blanco, pero me está mirando a mí porque llevo un traje nuevo de Hugo Boss». Entonces coge algo de comida como si no hubiera visto al Rey.
Pero el Rey se le acerca y le pregunta: «¿Por qué has venido sin ropa de boda?». «¿Esto? Es de Hugo Boss, vale 5000 dólares. Es muy popular esta temporada. Es famoso en todo el mundo. Querido Rey, ¿quiere que le traiga algo de comer?». Entonces el Rey dice: «Que alguien se lleve a esta persona, atadla de manos y pues y echadla al abismo».
Si fuésemos al banquete del Rey con pecados, seríamos expulsados. Deben creer en Jesús y nacer de nuevo para disfrutar del banquete, y para tener el privilegio de comer y compartir con el Rey. ¿Están convencidos de que entrarán en el Reino de Dios al nacer de nuevo solo por creer de verdad en Jesucristo? Si no han nacido de nuevo, ¿están pensando que van a ir al Cielo porque creen en Jesucristo? ¿Han nacido de nuevo de verdad? ¿Llevan las vestiduras de la justicia de Dios en su corazón?
Si todavía no se han vestido de justicia en su corazón, tienen que nacer de nuevo. ¿Piensan que si creen en Jesucristo y en Dios serán salvados aunque tengan pecados en sus corazones? A pesar de haber recibido la invitación de Jesús y haber creído en Él, si tienen pecados en sus corazones, y no han nacido de nuevo, no podrán ir al Cielo. Este tipo de gente está convencido de que va a ir al cielo. Pero no irán al Cielo. Esto es lo que nos está diciendo el pasaje de las Escrituras.
El Señor nos dice que preparemos las vestiduras con tiempo, y deben hacerlo. Si están invitados al banquete de bodas, deben preparar estas vestiduras. Si recibiesen una invitación para ir a la casa de un noble importante, ¿no llevarían ropa adecuada? Solo cuando llevan la ropa adecuada pueden entrar en el banquete. Aunque hayan recibido una invitación, si entran diciendo: «Tengo una invitación, así que voy a entrar», si no están preparados, la persona que hay en la puerta les dirá: «Espere un momento. Siéntese aquí y déjeme mirarle».
Esta gente creía en Jesucristo, pero tenía pecados en sus corazones. No habían nacido de nuevo. Así que, aunque Dios nos ha dado la oportunidad de prepararnos, si no lo hacemos e intentamos entrar con la invitación diciendo: «Aunque tengo pecados en mi corazón, creo en Jesús» no podremos pasar por la puerta. El Señor ha enviado a Su Hijo para que nuestros pecados sean borrados. Dios nos ha dado a la mayoría unos 70 u 80 años para recibir la remisión de los pecados mientras vivimos en este mundo. Dios nos ha dado la Palabra de la remisión de los pecados y la oportunidad de recibirla al hacernos saber Su plan de salvación. Sin embargo, hay gente que disfruta con tan solo mirar la invitación y no se prepara para el banquete.
Después de recibir la invitación, mucha gente queda satisfecha diciendo: «Creo en Jesús» mientras va a la Iglesia con una Biblia y un libro de himnos en la mano. Estas personas están satisfechas con tan solo alardear ante los demás diciendo: «Tengo una invitación. Creo en Jesús. Sigo teniendo fe en Jesús a pesar de las dificultades por las que he pasado. He sido invitado por Dios. Creo en esto». Hay muchas personas que todavía tienen pecados en sus corazones a pesar de haber recibido la invitación. Estas personas son las que tienen una invitación a pesar de no haber recibido la remisión de los pecados.
Incluso hoy en día siguen yendo a la iglesia, llevando sus mejores ropas, con la invitación en el bolsillo de la chaqueta para que otros la puedan ver, aunque en realidad no han sido redimidos de sus pecados. «Estoy invitado. Voy a ir al Reino de los Cielos. ¿Lo sabías? El que ha creado el universo me ha invitado. Me ha dicho que me llevará al Cielo. ¿Lo entienden? Me ha salvado. Así que estoy salvado. ¿Saben a qué iglesia voy? Voy a una iglesia de gran tradición. Voy a una iglesia famosa. ¿La conocen?». Se cambian de ropa todos los días, pero no intentan cambiar sus corazones.
¿Qué debemos hacer para entrar en el Reino de los Cielos? Junto con la invitación, necesitamos las vestiduras adecuadas. Aunque la gente tenga la invitación, sigue pecando. Sin tener ningún interés en borrar sus pecados, intentan entrar en el Cielo cuando Jesús dice: «Que entren los que tengan invitación». Pero hay un segundo control que pasar. Incluso en este mundo hay un proceso de selección para convertirse en actor o actriz. También hay un proceso de selección para convertirse en miss. ¿Por qué no va a haber un proceso de selección para entrar en el Cielo? Siempre ha habido un proceso de selección para entrar en el Cielo.
«Pasen por esta puerta. No vayan por esa, ¿lo entienden?». «Sí». Los que han recibido la invitación tienen buenos modales, así que hacen lo que se les dice. «¿Está todo el mundo sentado?». «Sí». El Rey mira a todo el mundo y dice: «Muy bien. Ha venido mucha gente». Los que tienen la invitación en el bolsillo de la chaqueta casi no se ven.
La gente intenta enseñar su invitación, pero los que llevan las vestiduras de boda se ven fácilmente. Entonces el Señor va hacia un hombre que no lleva las vestiduras de boda y le pregunta: «¿Cómo ha llegado aquí?». El hombre dice que ha ido al banquete porque tiene una invitación. «Soy cristiano de nacimiento y he creído en Jesús desde que nací». Otro hombre dice: «Pertenezco a tal denominación bastante reconocida. Es muy famosa». El Rey pregunta: «¿Tiene pecados en su corazón?». «Sí».
Queridos hermanos, entre los que tienen la invitación, los ojos del Rey están puesto en los que no tienen pecados en sus corazones. Dios los espera, pero no a los que fingen creer en apariencia, sino a los que han esperado al Señor diciendo: «Oh Señor, Jesús, por favor, ven». Estos verdaderos creyentes están sin pecados en sus corazones y dan gracias a Dios por haberles salvado aunque no son perfectos.
El Rey llama a los que han venido al banquete sin las vestiduras. «Vosotros, Mis siervos, ¡escuchadme! Atad a esta gente». Entonces los cristianos pecadores responden: «¿Por qué hacéis esto? ¿No es así como se entra en el Cielo? Señor, mi Rey, ¿nos atas porque estábamos equivocados?». El Rey dice: «¡Silencio! ¡No os mováis! ¡Escuchadme! Abrid la puerta y arrojadlos al abismo». Entre los que tienen la invitación del Rey, los que llevan las vestiduras apropiadas pueden entrar en el Cielo, pero los que no las llevan son arrojados al infierno.
Queridos hermanos, todo el mundo debe creer en Jesucristo y nacer de nuevo. Por eso Jesús dijo en Juan 3 que a no ser que una persona nazca de nuevo del agua y el Espíritu, no puede entrar ni ver el Reino de Dios. La gente debe nacer de nuevo. Sus pecados deben ser borrados. Deben creer en Jesús y no tener pecados en sus corazones para poder entrar en el Reino de los Cielos. El Rey ha invitado a mucha gente y ha expulsado a los que no llevan las vestiduras para la boda. Esto significa lo siguiente: «Solo los que llevan la ropa adecuada pueden entrar en el Cielo». Si no tienen pecados en sus corazones, esto significa que han nacido de nuevo.
¿De verdad han nacido de nuevo a través del bautismo de Jesucristo? Nacer de nuevo es muy fácil. Dios nos ha dado la invitación, y en la parte inferior ha escrito todo lo que debemos hacer para prepararnos. Si miramos las cosas que debemos hacer para prepararnos, vemos: «Jesucristo, Mi Hijo, ha tomado todos los pecados del mundo mediante Su bautismo. Por tanto, venid, habiendo confirmado que habéis recibido la remisión de los pecados en vuestro corazón». Dios ha escrito esto en la lista de cosas para preparar. Nacer de nuevo es muy fácil. Algunas personas predican el Evangelio de manera muy complicada, pero mientras yo lo predico, parece que no hay nada más fácil en el mundo. Cuando Jesucristo fue bautizado, tomó todos nuestros pecados. Pagó por todos los pecados al cargar con ellos, morir por ellos en nuestro lugar en la Cruz y recibir el juicio por los mismos.
Nuestro corazón es lo más corrupto que existe (Jeremías 17, 9). Debemos contarle esta verdad a la gente. Como seres humanos no podemos evitar cometer pecados. Dentro de sus corazones hay deseos de pecar, como pensamientos de asesinato, sentimientos lascivos, envidia y adulterio. Nuestro Señor escribe palabras similares en nuestra invitación y nos pregunta: «¿Lo admites?». Si la persona tiene una mente honesta, dirá: «Correcto, soy así».
Auque todo se ha escrito en la invitación, ¿van a negarlo? Dios nos dice: «Cometéis estos pecados. Pero he enviado a Mi Hijo y ha tomado todos tus pecados. He hecho que fuese bautizado en el río Jordán. Así es como os he librado de vuestros pecados. Por tanto, quien crea en Mí, después de haber recibido la invitación, se convertirá en Mi hijo y entrará en el Reino de los Cielos. ¿Lo entendéis?».
Difundir el Evangelio es muy fácil. Sin embargo, muchas personas lo hacen con gran dificultad. Intentan predicar algo que ni siquiera conocen. No me extraña que les cueste tanto predicarlo. Cuando oigo lo que están predicando, me duele la cabeza.
Nosotros tenemos un Evangelio perfecto. Esto significa que, en el mundo entero, nosotros somos los que tenemos el verdadero Evangelio. La gente que tiene el Evangelio del agua y el Espíritu es poca. La gente como David, en el Antiguo Testamento, tiene el mismo Evangelio que nosotros. Del mismo modo en que los pecados anuales del pueblo de Israel se pasaban a un animal para sacrificar mediante la imposición de manos (Levítico 16, 20-21), la gente del Antiguo Testamento sabía que Jesús vendría y cargaría con los pecados de la humanidad para siempre. Sabía que Jesús sería su Salvador y les daría el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso David dijo: «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado» (Salmo 32, 1). David sabía que, aunque tenía muchas transgresiones y pecados, nuestro Señor los iba a borrar para siempre. Por eso David cantó que no tenía pecados porque el Señor vendría al mundo para quitar todos los pecados. Los que creen en esto tiene la fe de David.
Sin embargo, los que tienen este tipo de fe son muy pocos. Este Evangelio del agua y el Espíritu que nosotros poseemos, es perfecto. Si conocen a alguien que tenga este Evangelio, y no haya recibido la remisión de los pecados, esa persona es miserable. Ayer prediqué el Evangelio a la casera que vive debajo de nuestro apartamento. Fui al hospital y le conté el Evangelio. Ella recibió la remisión de los pecados inmediatamente.
«Entonces, querida hermana, ¿es cierto que una persona que ha pasado sus pecados a Jesús por fe en Su bautismo y Su sangre, no tiene pecados en su corazón?».
«Cierto».
«Decir que no tenemos pecados se considera una herejía. ¿Le importa que le llamen hereje?».
«¿Por qué es una herejía? No tengo pecados, ¿por qué se considera eso una herejía? Diga lo que diga la gente, yo le aseguro que, aunque tenía pecados en mi corazón, después de haber escuchado este Evangelio, han desaparecido. El problema del pecado dentro de mi corazón ha sido resuelto. No me importa que me llamen hereje o no».
Esta hermana habló con mucho coraje, de manera muy clara, porque dijo que los que tienen pecados son los que creen incorrectamente. Antes de escuchar el Evangelio, la hermana creía en que Jesús había resucitado, había curado a leprosos, y había caminado sobre las aguas. Confesó que, aunque había creído en todos estos milagros, incluidos los que realizaron Sus discípulos, diciendo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» (Hechos 3, 6), había pasado por malos momentos porque todavía tenía pecados en su corazón.
Ella pensaba: «¿Por qué hizo Dios que los seres humanos estén llenos de pecados? Dios es Omnisciente y Omnipotente. ¿Por qué hizo que los seres humanos cometieran pecados en vez de hacernos perfectos?». La hermana había contraído una enfermedad del corazón por culpa de esto. Dijo que nunca lo pudo comprender. La hermana dijo que no podía entender por qué Dios es omnisciente y omnipotente, y no podía hacer nada. Dijo que, cuando se miraba a sí misma, aunque la Biblia decía que Dios es sabio de corazón y fuerte en poder, pensaba: «¿Qué es ser omnipotente y omnisciente? Si Dios fuese perfecto, me tendría que haber hecho perfecta. ¿Cómo soy perfecta? No soy perfecta». Así que se preguntaba: «Si Jesús ha borrado todos mis pecados, ¿por qué todavía hay pecados en mi corazón?». Esto es lo que la hermana no podía entender.
Dios nos creó a los seres humanos para convertirnos en hijos Suyos al final
Le conté más cosas sobre el Evangelio: «Para bendecir a la gente, Dios hizo a los humanos un poco más inferiores que los ángeles. La larva del gusano más común en Corea vive bajo tierra durante 6 años y después sale del suelo para transformarse. Este gusano sube a un árbol, se transforma, despega sus alas y empieza a volar. Esta es la meta de todas las larvas. Los seres humanos somos así. El objetivo por el que todos los seres vivos nacemos es convertirnos en justos al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y así convertirnos en hijos de Dios».
La hermana dijo que ahora lo entendía todo. Dio testimonio de fe diciendo que se sentía feliz y satisfecha. Dijo que ahora creía en su corazón que Dios es un Dios de amor; que ha borrado todos sus pecados, que es omnisciente y todopoderoso, y que es el Dios de la Verdad.
Es cierto que, para hacernos más nobles, nos dejó pecar durante un período de tiempo. Los insectos no son los únicos que sufren una metamorfosis. El plan de Dios es hacer que nuestros cuerpos cambien, en un momento determinado por Dios, en cuerpos espirituales diferentes a como son ahora. «He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1 Corintios 15, 51-52).
La mente de una persona que no puede recibir la remisión de los pecados, a pesar de haber conocido a gente que predica el Evangelio del agua y el Espíritu, es muy extraña. Si una persona no ha nacido de nuevo al tener fe en Jesús, a pesar de haber recibido la invitación, esa persona es completamente inútil. Es una persona estúpida, ignorante e inútil. El Omnipotente, Omnisciente, el que es la Verdad, vino al mundo y se encargó de todos los pecados de la humanidad. «No tenéis que hacer nada. Yo me encargaré de vuestros pecados por vosotros».
Jesús vino como el Salvador, y tomó todos los pecados del mundo al ser bautizado en el río Jordán. En la Cruz dijo: «He muerto en vuestro lugar. ¿Lo entendéis? Mirad. Lo he hecho» y tres días después se levantó de la tumba. Después de haber resucitado, Jesús se sentó a la derecha del trono de Dios, y ahora nos dice: «Quien crea en Mí, será salvado». Queridos hermanos, ¿cómo de claro y preciso es este Evangelio?
Nacer de nuevo del agua y el Espíritu es fácil. Es difícil entender por qué la gente va al infierno con sus pecados. Es muy fácil creer en este verdadero Evangelio. La gente fue expulsada del banquete de bodas porque no llevaba las vestiduras adecuadas. Queridos hermanos, no pueden imaginarse lo fácil que es creer en Jesús. Una vez leí un libro escrito por unos evangélicos, sobre nacer de nuevo. Pero hablan de este tema con demasiada dificultad. Leí el libro entero, pero como no encontraba el meollo de la cuestión, me dio dolor de cabeza. Fue una pérdida de tiempo.
Creer en Jesús es muy simple. Desde que estamos en el seno materno, la gente nace con pecados. Estos pecados son pensamientos malos, adulterios, fornicaciones, asesinatos, robos, envidia, maldad, engaño, lascivia, blasfemia, orgullo e insensatez (Marcos 7, 21-22). ¿Han escuchado alguna vez que hay lascivia dentro de ustedes? ¿Tienen un corazón que envidia o lleva al asesinato? Todo el mundo lo tiene. Todo el mundo, desde su nacimiento, tiene estos pecados. ¿Son sus pensamientos malvados o no? Si nos conviene, camelamos a la gente diciendo: «Queridísimo amigo». Pero cuando surgen problemas triviales decimos: «¿De qué estás hablando, inútil?». Todos somos así. Los seres humanos nacemos con estos pecados dentro de nuestros corazones. Por mucho que una persona diga que no volverá a hacerlo, este tipo de cosas siguen estando en su corazón. Por eso la gente no puede evitar cometer pecados.
Los seres humanos somos pecadores. La Biblia dice: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17, 9). ¿Qué son todas las cosas? Las plantas, minerales y animales. Por ejemplo, imaginemos que estamos comiendo algo delicioso, como un plato de verduras o carne con fideos, pasteles y otros manjares utilizando diferentes ingredientes.
Después dejamos las sobras dentro de un tarro con agua durante 2 ó 3 días. Las sobras se pondrán en el fondo del tarro y no parecerá demasiado sucio al principio. Pero si removemos el contenido, el agua se llena de todo tipo de restos. Veremos fideos hinchados, cabezas de pescado y granos de arroz hinchados. ¿Se imaginan como olería? La suciedad y la peste se mezclarían.
El corazón de una persona es más corrupto que estas cosas. El corazón humano es más sucio que lo que hay dentro de un cubo de basura. La gente puede parecer limpia por fuera, pero cuando miramos dentro de sus corazones, vemos lo sucios que están. Intenten molestar a alguien con algo que sepan que le molesta, o intenten herir su orgullo. Verán como salen de su boca palabras sucias: «¿Qué? ¡Eh, tú! ¡Desgraciado! ¿Quieres morir?». Imaginen esto en contraste con la imagen de santidad que esa persona pretende proyectar.
Hay muchas hermanas aquí, y yo solía pensar que eran todas como ángeles. Hasta que cumplí los 15 años, veía a las estudiantes bien vestidas y arregladas, en contraste con lo sucio que yo iba. Pensaba que esas estudiantes eran ángeles. Pensaba que estaba tan sucio que no podía ni acercarme a ellas. Sin embargo, me di cuenta de que no eran muy diferentes a mí, si no peores. Todas esas muchachas decían y hacían las mismas cosas que yo. Pensaba que las mujeres eran distintas. Pero me di cuenta de que sus corazones eran iguales. Cuando remueven el contenido del corazón humano, no pueden ni imaginarse cuánta maldad sale.
Hay muchas personas en este mundo que hacen cosas malas. Nos encontramos con este tipo de gente todos los días en los periódicos. Estas personas no son diferentes a nosotros. No hay ninguna excepción. ¿No es cierto? Estoy diciendo que el corazón humano está corrupto y que cometer pecados está en la naturaleza humana. Los seres humanos son pecadores, y todos los seres humanos deben ir al infierno a no ser que alguien pague el precio por sus pecados.
Jesús vino al mundo y fue bautizado en el río Jordán. Él tomó todos los pecados de la humanidad. Creer que todos estos pecados fueron pasados a Jesucristo es lo que significa nacer de nuevo, recibir la remisión de los pecados. Aunque la gente nace siendo pecadora, después puede nacer de nuevo sin pecado, porque todos los pecados de la humanidad han sido pasados a Jesucristo al creer en el verdadero Evangelio. Jesús vino al mundo y tomó todos nuestros pecados mediante Su bautismo en el río Jordán, así que todos los pecados que hay dentro de nuestro corazón desaparecieron. Gracias a esto, aunque seamos seres humanos, nacemos de nuevo sin pecado.
Queridos hermanos, el Evangelio es algo muy simple. En la palabra bautismo, el significado exacto es pasar. El bautismo tiene significados varios: lavar, enterrar, pasar, transferir. La gente se pregunta dónde está el significado de transferir. El bautismo puede referirse a la imposición de ambas manos. En el Antiguo Testamento, si se ponían las manos sobre un animal, este aceptaba el castigo de los pecados por la persona (Levítico 1, 4; 16, 21). Cuando los pecados son redimidos, ya no existen. Como los pecados se pasaban mediante la imposición de manos sobre la cabeza del animal, ya no había más pecados en la gente, es decir, sus pecados eran redimidos.
Jesucristo vino al mundo y recibió el bautismo de la mano de Juan el Bautista en el río Jordán. La palabra bautismo significa «inhumar o poner en una tumba, enterrar, limpiar o transferir». La palabra griega baptizo significa «sumergir en agua». Pero, ¿qué le ocurre a una persona cuando se sumerge en el agua? Si una persona se sumerge en el agua, muere. Por eso la palabra bautismo significa también enterrar. Toda la suciedad se limpia cuando algo sucio se mete en el agua. Esto significa que, con el agua de Jesucristo, quien ha borrado todos nuestros pecados, estamos limpios de pecados. Estamos sin pecado cuando nuestros pecados se pasan a Jesús. Así que, en la palabra bautismo también encontramos el significado pasar a.
Cuando Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, todos los pecados del mundo se pasaron a Su cuerpo. Teníamos muchos pecados en nuestros corazones, pero todos se pasaron a Jesucristo. Cuando esto ocurrió, Jesús se sumergió en el agua, según la Ley de Dios que dice: «El precio del pecado es la muerte» (Romanos 6, 23). Esto implicó Su muerte en la Cruz. La Biblia dice: «¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?» (Romanos 6, 3). Enterramos nuestro pasado cuando creímos en Su bautismo. Al hacer esto, nuestros pecados han sido pasados a Jesús y se han limpiado. Ahora los pecados de nuestros corazones están limpios.
Cuando los teólogos del mundo interpretan la Biblia hacen referencia al idioma original de las Escrituras. Dicen que la palabra bautismo, en su idioma original, significa: «inhumar, limpiar y pasar». Entonces, ¿Por qué no pueden creer que los pecados fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado? No están convencidos. Para que Jesús borrase los pecados del mundo, ¿qué tenía que hacer? Para borrar los pecados de la gente, que peca siempre, Jesús tuvo que tomar todos nuestros pecados en Su carne mediante el bautismo. Si Jesús no se hubiese llevado todos nuestros pecados, ¿cómo podríamos haber recibido la remisión de los pecados? No hubiese sido posible, por mucha fe en Jesús que tuviésemos. Hay mucha gente que no cree en el bautismo de Jesús. Cuando pienso en esta gente me siento frustrado y pesado de corazón.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, el hombre que no llevaba las vestiduras de boda fue expulsado del banquete. El hombre se quedó atónito. La palabra atónito significa no poder articular palabra, o estar sorprendido. Esto hombre no llevaba las vestiduras de boda y no sabía que Jesucristo le había quitado sus pecados cuando fue bautizado en el Jordán. Aunque el hombre creía en Jesús, no sabía que sus pecados habían sido pasados a Jesús. ¿De qué sirve creer en Jesús si todavía tienen pecados en sus corazones? Si una persona todavía tiene pecados en su corazón a pesar de tener fe en Jesús, esa persona será expulsada del banquete por no llevar las vestiduras de boda, aunque se le permita sentarse en el banquete durante un tiempo.
Los que hemos nacido de nuevo debemos llevar las vestiduras de boda. ¿Qué son estas vestiduras exactamente? El Evangelio del agua y el Espíritu. Básicamente somos masas de pecado. Como la gente no conoce su naturaleza fundamental, Dios nos dio la Ley a través de Moisés. Esta Ley hace que la gente se de cuenta de sus pecados y nos hace reconocer que los seres humanos son pecadores. Si no reconocemos nuestros pecados a través de la Ley, debemos creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
El bautismo de Jesucristo significa que Jesús tomó todos los pecados de los seres humanos. Su muerte en la Cruz fue para recibir el juicio por nuestros pecados. La resurrección de Jesús nos hace nacer de nuevo. Jesús dijo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3, 16). El bautismo, la muerte en la Cruz y la resurrección de Jesús son los ministerios de Su amor, que nos dicen que Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados porque nos ama. Estos constituyen nuestra salvación, y por eso podemos vivir una vez más cuando nos hace justos.
Queridos hermanos, no entiendo por qué la gente no cree en el hecho de que Dios Padre, quien es omnisciente y omnipotente, nos ha dado estas vestiduras al enviar a Su único Hijo, Jesucristo, al mundo para borrar nuestros pecados y hacernos justos. Aunque la gente memorice el credo de los apóstoles, no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu en el que creyeron los Apóstoles.
Cuando Jesucristo vino al mundo y fue bautizado en el río Jordán, nos hizo las vestiduras de la justicia. Somos masas de pecados. Nuestros corazones y nuestra carne están llenos de pecado. Esto se debe a que hemos llevado vestiduras sucias. Como nuestros corazones estaban llenos de suciedad, no podíamos entrar en el Reino de Dios. Por eso Jesucristo vino al mundo y nos limpió del pecado. De la misma manera que una aspiradora, Jesucristo borró nuestros pecados al ponerlos en Su cabeza mediante el bautismo.
Si Jesucristo fuese una aspiradora, el brazo de Juan el Bautista, que bautizó a Jesús, desempeñó la función del tubo de la aspiradora. Del mismo modo en que el polvo es absorbido por el tubo de la aspiradora, sin dejar nada atrás, cuando una persona coge el tubo y lo pone en el suelo, Jesucristo fue bautizado y todos absorbió todos los pecados. Jesús fue a la Cruz cargando con todos los pecados.
Jesucristo nos ha hecho vestiduras. ¿Llevan las vestiduras para la boda? Nosotros las llevamos. Si leemos el pasaje de las Escrituras de hoy, vemos que Jesús ha invitado a mucha gente. Aunque Jesús ha invitado a esta gente, muchas personas han rechazado la invitación. Incluso entre los que han sido invitados, hay quien no lleva las vestiduras adecuadas, y ha sido expulsado del banquete. Si la gente cree en Jesús, debe tener preparadas las vestiduras. Espero que se den cuenta de que estas vestiduras se refieren al bautismo y la muerte de Jesús en la Cruz. Jesús no solo eliminó el pecado original, sino también los pecados personales. Todos los pecados del pasado, del presente y del futuro.
Debemos entender que han pasado unos 2000 años desde que Jesucristo fue bautizado en el río Jordán, desde Su muerte en la Cruz, Su resurrección y Su ascenso a los Cielos. En otras palabras, han pasado 2000 años desde que Jesucristo vino al mundo y borró nuestros pecados. Ahora vivimos en la era cristiana. Este es el sistema de calendario que utiliza el año del nacimiento de Jesucristo como punto de partida.
La fe que nos lleva a la remisión de los pecados es la fe en que Jesucristo, sabiendo que pecaríamos desde que estábamos en el seno materno y que moriríamos pecando, vino al mundo y borró todos nuestros pecados. Jesús no solo tomó todos nuestros pecados, sino también los de nuestros hijos y los de todo el mundo desde los tiempos de Adán hasta el fin del mundo.
La Verdad es que Jesús vino hace 2000 años y borró todos los pecados de la humanidad. Estas son las vestiduras de boda. No es que Jesús no permita recibir la remisión de los pecados ahora al borrar nuestros pecados en este momento cuando confesamos nuestra fe. Al haber borrado los pecados hace mucho tiempo, nos ha permitido recibir la remisión de los pecados cuando creemos. Recibimos la remisión de los pecados sabiendo que la obra de Jesús fue completada hace 2000 años. El Señor nos ha vestido con la ropa adecuada para la boda.
Espero que ustedes vistan a sus familias con estas vestiduras también. Vivimos en el mundo durante poco tiempo. Si recibimos la remisión de los pecados y nos ponemos las vestiduras de boda en este momento, podremos entrar en el Reino de los Cielos. Si llevamos las vestiduras de boda, nos convertimos en hijos de Dios. Cuando los hijos de Dios oran, Dios contesta, y entonces reciben la ayuda de Dios. Esto trae paz a nuestros corazones. Cuando leemos la Biblia, entendemos la Palabra. La entendemos en nuestros corazones, y entonces tenemos justicia que nos permite hacer obras justas.
Deben llevar las vestiduras de boda. ¿Llevan ustedes estas vestiduras? Los que las llevan, son justos. No son pecadores. Por fe, se han quitado las vestiduras del pecado, y se las han pasado a Jesucristo. Ahora llevamos las vestiduras de Dios, las nuevas vestiduras del Reino de los Cielos.
Cuando una persona recibe la remisión de los pecados, el Espíritu Santo vive en el corazón de esa persona. El Espíritu Santo vive dentro del corazón puro de esa persona y la convierte en una nueva criatura que no tiene pecados. Dios se ha deshecho de todos los pecados para que nunca vuelvan a entrar en nuestros corazones, aunque cometamos fallos por culpa de nuestras debilidades.
La gente que lleva las vestiduras de boda es justa. No es pecadora. Si el corazón de una persona sigue teniendo pecados, esa persona no es justa. Esa persona no lleva las vestiduras de boda. Los que llevan las vestiduras son justos. No deben dejar que se les expulse del banquete de bodas a pesar de tener fe en Jesucristo.
No hay nada más difícil que creer en Jesús sin haber nacido de nuevo. La gente que intenta entrar en el Reino de los Cielos sin llevar puestas las vestiduras de boda es como si intentara llegar a la luna andando. ¿Puede una persona llegar a la luna andando? No, es imposible. No hay ningún ser humano que pueda saltar de un lado a otro de las cataratas del Niágara, y mucho menos que pueda caminar hasta la luna.
Deben llevar puestas las vestiduras de boda. Si no las llevan, no podrán ir al banquete del Cielo. ¿Hay alguno de ustedes que no lleve estas vestiduras? Si es así, por favor, díganlo. Yo les daré estas vestiduras. En cuanto se las pongan, serán hermosos, sin llevar otra ornamentación, porque les saldrán flores en sus corazones. ¿Cómo florecen las flores? Primero sale un capullo de la rama y después le salen pétalos.
Cuando los pecados desaparecen, el corazón es hermoso. Cuando un corazón se hace hermoso, los ojos se hacen hermosos. Cuando el corazón se siente sereno, la piel se hace más resistente. No solo tendrán un corazón mejor, sino que sus cuerpos también mejorarán. A pesar de todo esto, la gente de su alrededor parecerá más vieja porque no lleva las vestiduras de boda. Además, cuando cometan cualquier pecado, se acusarán a sí mismos y se sentirán culpables, diciendo: «Oh no, estoy avergonzado. Pensaba que mi corazón estaba limpio».
Queridos hermanos, había un hombre en el banquete de bodas que no llevaba las vestiduras adecuadas. El hombre se sentó a la mesa, pero fue expulsado. Por otro lado, estaban los que llevaban las vestiduras de boda. Entraron en el Reino de los Cielos. ¿A qué equipo pertenecen ustedes? ¿Creen en Jesucristo como Su Salvador? ¿Creen que Jesucristo tomó todos sus pecados cuando fue bautizado?
En este mundo en el que vivimos, hay mucha gente que no se da cuenta de esto. Cuando veo a gente que cree en Jesús sin haber nacido de nuevo, me siento como si me estuviesen estrangulando. La gente cree en Jesús dentro de sus propios grupos, como el catolicismo, el protestantismo, mormonismo, adventismo, los testigos de Jehová, etc. Pero, como no han nacido de nuevo, siguen creyendo en Jesús sin llevar las vestiduras apropiadas. Estoy muy frustrado por culpa de los que confiesan creer en Jesús como su Salvador, pero no conocen el bautismo de Jesús.
¿Saben lo ignorantes que son? Cuando se les pregunta: «¿Por qué fue bautizado Jesús?», ellos contestan: «Porque era humilde». ¿Es Jesús nuestro maestro de la moral? Durante la dinastía Chosun en Corea (1392-1910 d.C.), había escuelas públicas denominadas hyangkyo. En cada hyangkyo había un maestro. A través de los libros sagrados del confucianismo, enseñaba las reglas de etiqueta a los estudiantes. Cuando estaba haciendo mi ministerio en la ciudad de Chang-won, había una hyangkyo al lado de nuestra iglesia.
Incluso entonces, los ancianos llevaban sombreros tradicionales como los de los maestros de hace tiempo. Hacían sonidos estridentes mientras fumaban en pipa. Vi a una persona que visitaba la hyangkyo. Para hacer saber que había llegado, hacía un sonido, y el maestro contestaba. Entonces abría la puerta y salía. Se puede decir que los maestros de las hyangkyo enseñaban reglas morales.
Queridos hermanos, ¿es Jesús como ese maestro de la hyangkyo? No. ¿Quién es Jesús? Jesús es el Salvador de todos los pecadores. Es el Hijo de Dios y el Sumo Sacerdote del Cielo. Sin embargo, muchas personas ignoran esta verdad. Los que llevan las vestiduras de boda pueden entrar en el Cielo. Los que no las llevan son arrojados al infierno. Las vestiduras de boda son el bautismo que Juan el Bautista le administró a Jesús. Estoy orando porque crean que Jesucristo ha borrado sus pecados al ser bautizado y que se ha convertido en las vestiduras de justicia por ustedes.
Cuando digo esto, los que no creen, se vuelven contra mí diciendo: «¿Cómo se pasaron los pecados a Jesús cuando estaba siendo bautizado?». Entonces les refuto con la Palabra: «En vez de utilizar vuestros propios pensamientos, intentemos averiguar la verdad utilizando la Biblia. Tanto la Biblia en el idioma original como en la versión traducida. La Palabra de Dios dice una cosa, pero vosotros decís otra. No podéis creer que el bautismo de Jesús tomase nuestros pecados». Me crean o no, aunque hablé mil veces, siempre diré: «Las vestiduras de boda que debemos llevar son el Evangelio del agua y el Espíritu».
Queridos hermanos santos, le doy gracias a Dios porque nos ha permitido nacer de nuevo. Al revestirnos con las vestiduras de boda, el Señor nos ha permitido entrar en el Reino. Cuando pienso en el Señor haciéndonos estas vestiduras y vistiéndonos con ellas, estoy muy agradecido. En el próximo campamento para discípulos, les predicaré sobre varios temas, pero sé que debo hablar de eso durante toda la eternidad.
Espero que lleven a sus amigos y familiares a la salvación y que les hagan llevar las verdaderas vestiduras. Los que las llevan pueden entrar en el Reino de los Cielos. Espero que nosotros, los que hemos nacido de nuevo, pongamos todos nuestros esfuerzos en vestir a otras almas con las vestiduras que les permitirán entrar en el Cielo.