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Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-10] Como los sensatos (Mateos 24, 32-51)

Como los sensatos(Mateos 24, 32-51)
«De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes».
 

Me gustaría que el Señor viniese pronto. Si el Señor viniese hoy, estaría muy contento, pero la gente joven de aquí seguramente pensará: «No, ni hablar». Ya sean así o no, yo quiero que el Señor venga pronto y que empiece el nuevo mundo. ¿Ustedes también desean esto?
La gente que desea esto tiene mucho estrés. Si una persona tiene mucho estrés, quiere que este mundo maldito se acabe pronto. Hoy en día tengo que tomar medicinas para el estrés porque estoy pasando por un momento muy estresante. No sabía que había medicina para esto, pero después de tomármela, me sentí mejor. Por tanto, me he dado cuenta de lo que es el estrés. No me pongo enfermo porque no coma lo suficiente o porque tenga una alimentación mala; sino que tengo tanto estrés que estoy al borde de un ataque de nervios por cosas mínimas. Parece que pase lo que pase tengo mucho estrés porque todas las tareas que se me han encomendado no se están cumpliendo rápidamente. Esto se denomina enfermedad mental en los hospitales. 
Una vez fui al hospital, pero el médico me dijo que fuera al departamento de salud mental. Así que fui allí como me dijo el médico y allí le conté al otro médico que era un pastor cuando me preguntó en qué trabajaba. Después de examinarme dijo: «Hablando en términos médicos, usted tiene una enfermedad mental. Por tanto le voy a dar una medicina que toma la gente con este tipo de enfermedades». Me la tomé y me fue bien. Me siento adormilado cuando me la tomo. No hay palabras para describir lo tranquilo que me siento. Me siento bien y contento. Yo pensé al principio: «¡Vaya! No sabía que este tipo de medicina existía». Después de levantarme no me sentía bien, así que me tomé la medicina de nuevo, y después de acabarme toda la medicina, fui a que me dieran una receta, pero el médico no me la dio. 
Yo pensaba que este tipo de enfermedad mental solo la tenía cierto tipo de personas, pero no pensaba que yo la podía tener. No me pasaba nada, pero mi cuerpo está rígido y cualquier problema me ponía al borde de un ataque de nervios. Parece que, en vez de estresarme por cualquier cosa en particular, me estreso por las tareas que no puedo cumplir rápidamente. Aunque parezca que se completarán pronto, en realidad no se terminan. He contraído la enfermedad de querer decir: «Está acabado». De verdad deseaba decirlo, pero es imposible decirlo hasta que mis tareas se hayan completado. Ahora es peor. Solo quiero terminar mis tareas rápidamente.
Me gustaría que el Señor viniese pronto, que este mundo acabase pronto y que el Señor nos diese una tierra y un cielo nuevos. Deseo que el Señor haga lo que ha prometido rápidamente. Pero por una parte me pregunto: «¿Qué me dirán nuestros hermanos y hermanas? ¿Qué me dirá toda la gente del mundo?». Creo que me dirán: «¿Crees que está bien ser tan pesimista sobre el mundo como si fueras la única persona que lo pasa mal?». Creo que me regañarían. Todas estas cosas son mis pensamientos personales.
Tenemos que esperar un poco más hasta que el Señor vuelva. Por tanto les estoy dando estas palabras porque siento que debo completar todo mi trabajo antes de que Él vuelva. He seleccionado el pasaje de las Escrituras de hoy para compartir la gracia de Dios con ustedes, y espero que podamos completar nuestro trabajo juntos antes de que venga el Señor. Cuando no termino mi trabajo, empiezo a sentir una gran cantidad de estrés en mi corazón. Incluso más que en otros casos, si no completo mis tareas, sufro una gran cantidad de presión mental. No puedo dormir si dejo una tarea incompleta. Aunque el trabajo esté bien o mal hecho, puedo dormir tranquilamente y pasar a otra tarea solo cuando he terminado la otra. 
Por tanto, si estoy cansado mientras hago una tarea, porque es demasiado dura, no puedo evitar descansar y levantarme de nuevo para seguir trabajando deprisa y terminar esa tarea. Pero me preocupo más cuando veo que hay muchas cosas que hacer. Y no soy solo yo. Todos los siervos de Dios que trabajan conmigo son iguales. Como no pueden vivir dejando de lado el trabajo que tienen que hacer, porque sus caracteres son iguales que el mío, esta gente sigue tomando medicina junta y buscando trabajo que hacer aunque tengan pocas fuerzas. Sin embargo, cuando lo vemos después, el resultado de la obra cuando se hace enfermo y el de la obra cuando se hace en buenas condiciones, es completamente diferente. Cuando mi cuerpo no se encuentra bien, miro mi trabajo y digo: «Está bien» y después lo termino rápidamente. Pero después, cuando mi cuerpo está sano, lo veo y pienso: «Oh no. Lo he hecho fatal. ¿Cómo se puede hacer algo tan mal?». No me satisface. 
Queremos poder descansar entre tarea y tarea, pero ¿acaso no estamos haciendo un trabajo muy difícil? En realidad, aunque un misionero vaya a un país a predicar el Evangelio y pase toda su vida haciéndolo, no lo puede hacer bien. Como estamos predicando el Evangelio a todo el mundo, parece que nuestros cuerpos sobrepasan los límites para hacerlo bien. Hace un par de días, recibí una llamada del Pastor Jung, que es el encargado de imprimir los libros. Él me dijo: «Pastor, nuestra encuadernación es buena, pero una de las películas ha salido al revés. Si podemos cambiarla, quedará bien. ¿Quiere que se la lleve?». Yo le dije: «¿Para qué quieres traérmela? Quédate allí. Puedes ocuparte de eso tú y traérmela cuando esté terminada. Por favor, no vengas aquí». Como le contesté enfadado, el Pastor Jung respondió: «Sí, Señor» y colgó.
Antes no era así. Solía dirigirme a mis compañeros de manera amable, diciendo: «De acuerdo, ven aquí. Es mejor así. Ven y comeremos algo mientras hablamos. Estará bien». Pero hoy en día me duele la cabeza tanto que digo: «Haz tu trabajo. ¿Acaso la impresión no es tu responsabilidad? Tú haz tu trabajo. Está claro que tú tienes un trabajo y yo tengo otro. Que quede claro». Últimamente soy bastante tajante, y respondo así: «¿A quién le corresponde ese trabajo? ¿A qué departamento le corresponde? A los trabajadores que están a tu cargo. ¿Qué estás diciendo? ¿Qué quieres que haga ahora? No puedo hacer nada. No tengo ni fuerzas para contestarte bien. No soy amable. Yo también estoy desbordado, porque no tengo la capacidad de hacer mi propio trabajo. Me conformaría con terminar mi trabajo, y daría saltos de alegría». Así es como me siento últimamente. 
Siento que publicar una colección de sermones en un solo libro no es una tarea fácil. Mientras trabajo, pienso lo siguiente: «¿Cuándo se terminará este libro? ¡Qué fastidio! Estoy harto. Ojalá este maldito trabajo se terminase pronto». Cuando estoy cansado, pienso: «Esto está bien. Terminado». Entonces, aunque ya haya dado los retoques finales, cuando me pongo mejor, saco el trabajo de nuevo y pienso: «Esto es un desastre. ¿Cómo he podido dar este sermón?». Entonces lo rehado. Como no tengo habilidades, mi trabajo no sale muy bien aunque trabaje hasta que no pueda más, así que últimamente me siento irritado y nervioso. Tengo que terminar mi trabajo antes de que venga el Señor. Solo podré descansar cuando lo haya terminado. Si este es el trabajo que tengo que hacer, tengo que terminarlo pronto. Pero las cosas nunca salen como las planeo. 
El Señor ha dicho que si el siervo malvado, que dice que la vuelta del Señor se retrasará, se distrae bebiendo licor, pegando a sus siervos y comiendo y bebiendo con sus amigos borrachos, el Señor de ese siervo vendrá en un tiempo en que no lo espere, le azotará y le mandará con los hipócritas, donde habrá llanto y crujir de dientes (Mateo 24, 48-51). No sé que me ha pasado. Además, en este tiempo en que la venida del Señor está cercana, quiero trabajar con más lealtad. 
Sin embargo, toda mi energía física, mental, corporal y espiritual está agotada y las cosas no me salen como pensaba. Pero quiero hacer mi trabajo mejor hasta el día en que venga el Señor. Quiero predicar el Evangelio por todo el mundo, por todos los países, hasta que venga el Señor. La puerta a Corea del Norte se está abriendo y quiero predicar el Evangelio allí también. Últimamente estamos traduciendo un libro en ruso. Las páginas ya están impresas, así que lo único que falta para publicar el libro es el diseño de la cubierta y la encuadernación. Anticipamos que las versiones en diferentes idiomas, como rumano y húngaro saldrán este mes. Así que el Evangelio está siendo predicado en Europa también. 
Ahora estamos haciendo una obra misionera a través de los ministerios literarios para establecer los cimientos del Evangelio del agua y el Espíritu. Espero que la publicación se complete rápidamente hasta cierto punto para que podamos tener una reunión de resurgimiento de nuevo. Quiero declarar el Evangelio todo lo que pueda, y deseo luchar contra aquellos que se opongan al verdadero Evangelio. Hace mucho tiempo que no tenemos una reunión de resurgimiento espiritual, casi un año. Si hay alguien que no ha recibido la salvación, me gustaría gritarle: «¡Dejen su fe inútil y reciban la remisión de los pecados!». Me gustaría gritarles. Quiero ser un siervo fiel y sabio, a quien Su maestro le ponga a cargo de su casa, para darle comida cuando sea la estación, y quiero predicar el Evangelio al mundo entero hasta que venga el Señor. ¿Tienen el mismo deseo?
Ha habido muchos cambios en el mundo últimamente. El conflicto entre Israel y Palestina se amplifica continuamente. En el pasaje de las Escrituras de hoy podemos encontrar una lección importante sobre los últimos días, que dice: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca» (Mateo 24, 32-34). 
¿Qué significa esto? ¿Acaso Israel no fue destruido hace 2000 años? Sin embargo en 1948, la nación de Israel fue fundada por el movimiento sionista. Esto ocurrió unos 1900 años después de que Israel fuese destruido. Pero el problema es que es un hecho que los palestinos que habían estado viviendo allí tuvieron que ser expulsados de la tierra donde vivían. Después de casi 2000 años de estar fuera de su tierra y de vivir esparcidos por todo el mundo, un día se reunieron allí, formaron un gobierno, y se proclamaron una nación independiente. Expulsaron a los palestinos y se comportaron como si fueran los dueños legítimos. Por tanto, siempre están luchando entre sí, a vida o muerte. Hasta ahora las guerras que han surgido en el Medio Oriente han sido por esta causa. 
Hace unos 2000 años, cuando el Señor estaba en el mundo, dijo: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas». Todos entienden lo que esto significa, ¿verdad? Deben saber que el fin del mundo está cerca cuando Israel sea restaurado y prospere. El Señor vendrá de nuevo antes del fin del mundo cuando Israel sea restaurado y antes de que vuelva a estar en ruinas. Debemos saber que el Señor está a las puertas cuando la nación de Israel eche hojas y se vuelvan verdes. El Señor dijo que volvería antes de que Israel fuera destruido. Ese día no está lejos. 
En realidad, la existencia de Israel es como un almacén de explosivos en el Medio Oriente. Durante casi 2000 años, los palestinos vivieron con normalidad en esa tierra, pero de repente vinieron los judíos y les dijeron que era su tierra y que debían marcharse. Si fueran ustedes, ¿se quedarían de brazos cruzados y dejarían que eso sucediera? Nuestro país está orgulloso de su historia, ya que tiene 5000 años. Si viniese una nación de fuera a nuestro país y disparara a nuestra gente y le dijese que se marchase, que entregase su tierra porque habían vivido allí durante 5000 años y es su tierra, ¿lucharían contra esta gente? ¿No les pondría esto furiosos? Esta es la batalla que está teniendo lugar en el Medio Oriente. Pero si allí hubiese una guerra, las posibilidades de que se convirtiese en una guerra mundial son enormes. Los judíos tienen buenas relaciones con los EE.UU., así que si hay guerra en Israel, los Estados Unidos se involucrarían, y se convertiría en una guerra mundial. Esto se debe a que en una guerra ninguna parte se puede comprometer. El Señor vendrá cuando estas cosas tengan lugar. 
Debemos ser conscientes de que la hora de la venida del Señor está cerca. Esta generación está viviendo en esa era. Probablemente todos ustedes sean conscientes de que esta generación es así. Para esta generación todo parece estar en calma, como si no ocurriese nada, como la noche antes de la tormenta. Si fuese posible, me gustaría que no ocurriesen guerras o desastres naturales. Me gustaría vivir bien para terminar nuestro trabajo rápidamente hasta que vayamos al Señor. 
En realidad, mi deseo humano es que comamos y bebamos bien hasta que terminemos toda nuestra labor y que vayamos el Señor sin desastres naturales o guerras. Pero sé que no será así solo porque yo lo desee. Esto se debe a que el Señor lo ha decidido. El Señor nos ha dicho lo que ocurrirá en el futuro para hacernos saber el tiempo para que estemos preparados. Debemos prepararnos de antemano y percibir las cosas que tendrán lugar como el Señor ha dicho. Podemos pensar: «Oh, estas cosas van a pasar». Pero en última instancia, ¿qué podemos hacer cuando estas cosas ocurran? No podremos hacer nada. 
Nadie sabe cuándo volverá el Señor, pero podemos saberlo aproximadamente por los signos que aparecerán en los últimos días. Como el Señor dijo que aprendiésemos la lección de la higuera, debemos ver si estos eventos están ocurriendo en Israel. Si algo ocurre en ese país, habrá una guerra mundial, y el fin del mundo se acercará según la Palabra de Dios. Creemos en la Palabra de Dios sobre todas las cosas. 
«Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas». La Palabra del Señor nunca perece y se cumplirá por completo. Él dijo: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». Por tanto, esto ocurrirá según lo que Dios ha dicho, y la Palabra sobre la venida del Señor es Verdad. «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre». Cuando el Señor venga, la gente será como la generación de Noé, y llegará al colmo del pecado y de vivir por los placeres carnales. 
En ese tiempo habrá un contraste entre la gente que sea tomada por Dios porque ha recibido la remisión de los pecados, y los que sean dejados en la tierra para sufrir todas las tribulaciones. Está escrito que dos personas estarán moliendo en el molino y una será tomada y la otra dejada; dos personas estarán trabajando en el campo y una será tomada y la otra dejada. El Señor dijo que esto ocurriría en el futuro. 
Por tanto, si hay alguien de su familia que no haya recibido la remisión de los pecados, deben ayudarle a recibirla. Deben separarse de las personas que no crean en el Evangelio del agua y el Espíritu hasta el final, aunque sean miembros de sus familias. Como este tipo de personas es el que nos traicionará hasta la muerte en el final, debemos decirle adiós para siempre desde nuestros corazones. La salvación de nuestras familias es muy importante. Si hay alguien en nuestra familia que no haya recibido la remisión de los pecados, será dejado atrás cuando vuelva el Señor, aunque estemos durmiendo juntos o trabajando juntos. 
¿Han visto una película titulada The Rapture (El Éxtasis)? En esta película había un personaje llamado Patty. Ella tenía un marido y varias amigas. Una noche se fue a la cama y cuando se levantó su marido no estaba. Se preguntó dónde podría estar y buscó por toda la casa y hasta por las calles. Cuando salió a la calle vio a otras personas saliendo de sus casas y buscando a sus familias. Las noticias dijeron que había ocurrido un suceso extraño y la gente se había evaporado de repente. 
Después de esto, el ejército empezó a coger a la gente para obligarla a recibir la marca del 666, pero Patty se escapó. Cuando no encontró otro lugar donde ir, entró en una cueva, pero había otra gente escondida allí. Entre esa gente había un experto en códigos de barras y le entregó un código falso. Así que fue al mercado y compró algunas cosas con su código de barras, aunque después fue descubierta y tuvo que huir. Cuando intentó escapar en un coche, fue perseguida hasta una carretera cortada por una vaya eléctrica. Como no podía ir en coche, salió y saltó la vaya. Mientras escapaba, un helicóptero sobrevolaba la zona y alguien dijo: «No puedes escapar». Estaba completamente rodeada y pensó que era su fin, pero gracias a la ayuda de su amigo pudo escapar. 
Patty y algunos amigos suyos decidieron que no iban a recibir la marca. Pero una persona ya la había recibido y se había convertido en una traidora. Al principio fingió bien estar de su lado y dijo que los llevaría a un lugar seguro, pero en realidad los llevó al enemigo, que les obligó a recibir la marca. Pero ellos dijeron que nunca la recibirían y murieron en la guillotina por negarse. Antes de ir a la guillotina, alabaron al Señor cantando: «♪Hay un camino celestial y brillante ♬ ♪Que me guía siempre», entonces oraron al Señor: «Por favor, Señor, recibe mi alma». La película acaba cuando Patty es martirizada de esta forma. 
La lección de esta película es: «Las personas que no sean tomadas en el éxtasis y se queden en la tierra al final, serán las que no hayan recibido la remisión de los pecados. Pero si piensan en lo que sus familias les habían dicho y no reciben la marca aunque sean martirizados, podrán ser salvadas». Pero esta historia es estúpida. Esta película se hizo según la perspectiva de los evangélicos y podemos ver que no han entendido el éxtasis. Esta película cuenta una historia en la que el éxtasis ocurre antes de la tribulación, pero Dios ha dicho que el éxtasis y la segunda venida del Señor en el aire, ocurrirá cuando suene la séptima trompeta, es decir, tres años y medio después del comienzo de la tribulación, que dura siete años. 
Hasta entonces, incluso los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu seguirán viviendo en la tribulación y serán perseguidos por el anticristo y obligados a recibir la marca del 666. Pero solo los justos pueden vencer a Satanás por fe y ser martirizados porque han nacido de nuevo al creer solo en Dios y en el Evangelio del agua y el Espíritu. Los que creen en este Evangelio ahora nunca se rendirán ante Satanás. Serán tomados por el Señor y resucitados con los santos que sobrevivan hasta el final. 
Sin embargo, es imposible ser martirizados para los que no conozcan el Evangelio. Al contrario, se convertirán en instrumentos del Anticristo después de rendirse ante él. Debemos contarles el Evangelio bien a nuestras familias porque los que nos persigan y nos traicionen a muerte en los últimos días serán los miembros de nuestras familias que no hayan nacido de nuevo. Por tanto, en estos tiempos en los que el Señor está cerca, debemos complacer a Dios al estar alerta y trabajar y ser siervos fieles y sensatos. Debemos hacer la obra de Dios juntos firmemente hasta que venzamos y nos presentemos ante el Señor. Completemos la obra que Dios nos ha confiado y vayamos al Señor. 
Lo que les pido es que trabajemos más para el Señor con más lealtad. Cuando llegue la hora de la venida del Señor, no debemos vivir con la mentalidad del carpe diem, de disfrutar mientras seamos jóvenes. Debemos saber exactamente qué hacer. Debemos concentrar nuestra atención en cómo difundir el Evangelio a todo el mundo. Entonces podremos presentarnos ante el Señor orgullosos de haber cumplido las tareas que se nos encomendaron. Cuanto más cerca esté el final, más debemos trabajar ante el Señor e ir hacia Él. Esto es lo que dice el pasaje de las Escrituras de hoy. 
En realidad no sabemos cuándo vendrá el Señor. Él dijo que vendría como un ladrón. El Señor no tardará en venir cuando la gente esté persiguiendo solo los placeres de la carne, comiendo, bebiendo, casándose y dando en matrimonio. Creo que ahora es el momento. Por tanto, ustedes y yo, los que vivimos en esta generación, debemos hacer la obra de Dios con más fidelidad. Creo que tenemos que vivir predicando el Evangelio más precisa y fielmente. Esto es lo que creo. Mientras vivimos en este mundo, estamos más estresados y nuestros cuerpos se debilitan, pero siento que debemos hacer mucho más trabajo antes de que nuestros cuerpos tengan enfermedades serias. 
Sé que todo este trabajo también es suyo. Sé muy bien que trabajar para el Evangelio es algo que no se puede hacer a solas, sino que se cumple cuando todos nos unimos y concentramos nuestras energías. Espero que todos ustedes se presenten ante Dios como gente leal y virtuosa después de haber hecho la obra que se les ha encomendado. ¿Lo entienden?
Ustedes y yo hemos llegado al límite de nuestras habilidades. Por tanto, no podemos hacer nada más. Sin embargo, no me he olvidado de que el objetivo de mi vida es hacer la obra que se me ha encomendado. Creo que Dios nos dará mucho más trabajo cuando terminemos el que estamos haciendo ahora. Hemos preparado muchos libros que distribuiremos por todo el mundo ahora. Quiero llevar a los hermanos, hermanas y ministros a reuniones de resurgimiento más a menudo, y espero que nuestros libros prediquen el Evangelio. Creo que si hacemos la obra del Evangelio por fe, la obra del Espíritu que se llevó a cabo por la Iglesia Primitiva, será terminada por nosotros. 
Hagamos la obra que se nos ha encomendado ahora con fidelidad. Hagamos la obra del Señor con lealtad. Le prestaré atención a todo hasta el día en que haya hecho todo el trabajo que se me ha encomendado. Si hago la obra del Señor con gandulería, seré como un espino y seré muy poca cosa a Sus ojos. Si no hago la obra que se me ha encomendado rápidamente y hago el vago, el Señor no se sentirá cómodo conmigo. ¿Acaso no somos iguales? Si le encomendamos una tarea a una persona, y no trabaja, sino que gandulea todo el rato, ¿no nos sentiremos mal con esa persona? ¿Acaso no se nos escaparían las siguientes palabras? «Has hecho el trabajo así. Pero tienes que poner todo tu corazón en él, ¿por qué lo has hecho mal?». Cuando Dios nos mire, nos dirá lo mismo.
Si se nos da trabajo, debemos hacerlo sinceramente. Si no tuviésemos trabajo, no pasaría nada, pero debemos hacer la obra que se nos ha encomendado con lealtad. No les digo esto porque piense que no han hecho bien su trabajo, sino porque quiero que tengamos cuidado. Sé que ustedes también están trabajando duro de todo corazón. Por tanto, sé que es difícil para todos nosotros. Yo también tengo que hacer bien la obra que se me ha encomendado. Pase lo que pase, tengo que hacer toda la obra que se me ha encargado. Solo puedo pedirle algo al Señor después de haber terminado todo el trabajo que se me ha encomendado; si le pido algo sin haberlo terminado todo, Dios estará incómodo conmigo. Si esto nos pasara, estaríamos frustrados, entonces imaginen como se siente Dios. 
Queridos hermanos, obramos concretamente mientras se acerca el fin. Nuestro objetivo es predicar el Evangelio a todo el mundo. ¿Cuál es la obra que se nos ha encomendado? ¿Cuál es la obra de la que tenemos que ocuparnos todos y cada uno de nosotros? Espero que hagan su parte con lealtad. Yo también debo hacer la obra que se me ha dado. No podré descansar hasta que esté terminada. Ya es bastante malo no poder servir al Evangelio todo lo que querría debido a mi problema de salud. Últimamente casi no puedo terminar un sermón con todas mis fuerzas. Vivo día a día obteniendo fuerzas nuevas del Señor. Hagamos esta obra fielmente juntos. Todos tienen trabajo que hacer, ¿no es así? Hagamos esa obra fielmente. 
Algunos pastores les piden a los miembros de sus iglesias que vendan todas sus propiedades y den el dinero a sus iglesias mientras hacen hincapié en que la venida del Señor está cerca. También hacen que la gente deje sus trabajos y que los jóvenes dejen de ir a la escuela. Pero nosotros somos diferentes. Cuanto más cerca está la venida del Señor, más tenemos que trabajar por el Señor. Aunque el Señor viniese mañana, tendríamos que terminar todo el trabajo. Espero que cumplan las tareas que se les han encomendado porque esta es la actitud correcta. ¿No es esta la única manera de presentarnos honradamente ante el Señor al final? Me encantaría poder terminar todo el trabajo que se me ha encargado. No tengo palabras para expresar lo contento que estaba y la paz que sentí cuando acabé de revisar los manuscritos que tenía pendientes el otro día. Aunque me encantaría estar con ustedes y pasarlo bien, no puedo dejar de trabajar ahora esperando el día en que pueda descansar. 
Cada uno de nosotros debe hacer bien la obra que se nos ha encargado, sin preocuparse de otras cosas hasta que la hayamos terminado, hayamos aguantado y vivido bien por fe. Es duro para nosotros trabajar por el Evangelio, pero estoy seguro de que no quedan muchos días para hacer la obra de Dios. No estoy seguro de cómo será el futuro completamente, pero estoy seguro de que no tenemos mucho tiempo para hacer la obra de Dios. Por tanto, debemos hacer una gran cantidad de trabajo en poco tiempo. De lo contrario será demasiado tarde y la obra de Dios no se podrá cumplir. ¿Acaso el siervo de Dios no es un profeta? El siervo de Dios sabe lo que ocurrirá en el futuro. Como lo que ocurrirá en el futuro está escrito en la Palabra de Dios, la persona que crea en ella puede profetizar por fe. No vamos a estar confusos al final, sino que estaremos tranquilos. ¿No creen que tendremos que aguantar todo lo que pase en el mundo y terminar todo el trabajo porque sabemos que el Señor llegará pronto? La persona que se prepare de antemano, tendrá paz. 
En el futuro, cuando hayamos terminado todo el trabajo, es decir, la evangelización del mundo, celebraré una reunión para la gente de nuestro país. Ahora, predicar el Evangelio a todo el mundo, es más urgente, así que le doy prioridad, pero cuando termine esto, quiero tener más reuniones en Corea y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. En realidad hemos predicado este Evangelio a nuestra gente durante bastante tiempo, pero no lo aceptó porque todos eran cristianos legalistas. Aún así quiero predicárselo de nuevo. Si predicamos el Evangelio al mundo entero y después a Corea, mediante reuniones de resurgimiento, todo el mundo que vaya a creer, creerá. Espero que el Señor nos proteja hasta ese día. Espero que, cuanto más cerca esté el fin, más fieles, sensatos seamos, estaremos más alerta para hacer la obra que se nos ha encargado, y nos presentaremos con más confianza ante Dios. 
¡Aleluya!