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Tema 27: Cartas de Dios para nosotros en la era del Coronavirus

[27-2] La Palabra que Dios ha dado a Su pueblo en estos tiempos cerca del fin (Isaías 42:10-17)

(Isaías 42:10-17)
«Cantad a Jehová un nuevo cántico,
su alabanza desde el fin de la tierra; 
los que descendéis al mar, y cuanto hay en él,
las costas y los moradores de ellas.
Alcen la voz el desierto y sus ciudades,
las aldeas donde habita Cedar; 
canten los moradores de Sela, 
y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.
Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas.
Jehová saldrá como gigante, 
y como hombre de guerra despertará celo; 
gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.
Desde el siglo he callado, he guardado silencio, 
y me he detenido; daré voces como la que está de parto; 
asolaré y devoraré juntamente.
Convertiré en soledad montes y collados, 
haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques.
Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, 
les haré andar por sendas que no habían conocido; 
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, 
y lo escabroso en llanura. 
Estas cosas les haré, y no los desampararé.
Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, 
y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses».
 

Mientras estamos aquí reunidos para nuestro culto de adoración, muchos de nuestros hermanos santos no pueden estar con nosotros debido a los requisitos de distanciamiento social establecidos para luchar contra el coronavirus. Me gustaría pedirles que compartan el mensaje de hoy con esos miembros de la iglesia que no han podido asistir al culto. El coronavirus está arrasando y es extremadamente peligroso. Hace un rato he oído en las noticias que ha habido un brote en un retiro de jóvenes en una iglesia en Busan, donde al menos 30 adolescentes de entre los 150-160 participantes se contagiaron. Probablemente habrá más contagios en este brote. 
Algunas iglesias van demasiado lejos con sus retiros de jóvenes y obligan a los asistentes a orar y gritar toda la noche hasta que se caen al suelo cansados. La formación de oración es común en un retiro de jóvenes, pero si se empuja a los estudiantes demasiado, se quedan exhaustos y a veces alucinan. El entrenamiento puede ser tan intenso que algunos participantes prácticamente pierden la cabeza y Satanás puede aprovechar esta oportunidad para engañar a las víctimas que emiten sonidos extraños como si hablasen en lenguas. Muchas personas creen erróneamente que esto es una prueba de que han recibido el Espíritu Santo. Por tanto, los que no han tratado el problema de sus pecados tienen la tendencia de confiar sus almas a mentirosos, ignorando la Palabra de Dios. Parece ser que, para estos cristianos equivocados, el barómetro de la fe para medir si su fe es fuerte o débil es cuánto uno queda expuesto a los espíritus malvados. 
Recientemente, los seguidores de cierta denominación parecen haber sido expuestos a demonios. Estas personas afirman que ellos solos están entre los 144,000 escogidos y se llaman a sí mismos cosechadores espirituales, pero esto no es más que una mentira basada en sus propios pensamientos en vez de la Palabra de Dios. Aunque dicen que son parte de los 144,000, si hay algún pecado en su corazón, lo que dicen es una mentira. Su afirmación es una completa mentira ante Dios al 100%. 
Ahora estamos viviendo en un tiempo en el que el mundo está sumido en la pandemia del coronavirus. La Biblia dice que, cuando el fin de los tiempos está aquí, habrá más hambrunas y enfermedades. ¿Mejorará el mundo en el futuro? No, por supuesto que no, ya que el Nuevo Testamento dice que habrá aún más enfermedades en el futuro. Sin duda la economía mundial empeorará aún más con la pandemia. Y habrá muchos más desastres naturales de los que hemos visto hasta ahora. Así que, no podemos esperar que este mundo mejore en el futuro. 
El Libro del Apocalipsis en el Nuevo Testamento dice que, cuando el fin esté cerca, un tercio de la humanidad sufrirá y morirá como consecuencia de los desastres naturales. También dice que un tercio de los bosques en el mundo se quemarán a la vez y los mares se convertirán en sangre y los seres vivos no podrán vivir en ellos. 
La lectura de las Escrituras de hoy trata de lo que nos espera en el futuro. Entonces, ¿cuándo empezarán estos desastres? Empezarán cuando la ira de Dios se derrame en esta tierra. En los días del Antiguo Testamento el pueblo de Israel había entrado en la tierra de Canaán y prosperado como Dios lo había prometido. Sin embargo, a pesar de esto, al final abandonaron a Yavé Dios y adoraron a ídolos paganos como Baal, el dios de la fertilidad, y Aserá, la diosa de la fertilidad. Los israelitas quemaban incienso y ofrecían sacrificios en el altar de estos ídolos. Por eso Dios arrojó Su ira y el pueblo de Israel fue esclavizado y arrastrado a tierras lejanas como prisionero de guerra. En el Antiguo y Nuevo Testamento Dios quiso castigar a los idólatras. Sin embargo, Dios también quiso dar Su amor misericordioso a esos idólatras. Dios levantó a un Líder para librarles de sus pecados y los salvó. 
 


Por qué debemos alabar al Señor al acercarnos al fin 


En el pasaje de las Escrituras de hoy nuestro Señor nos dio un mensaje de esperanza a Su pueblo diciendo: 
«Cantad a Jehová un nuevo cántico,
su alabanza desde el fin de la tierra; 
los que descendéis al mar, y cuanto hay en él,
las costas y los moradores de ellas» (Isaías 42:10). 
Cuando los desastres descienden sobre este mundo, el comercio entre las naciones está bloqueado debido a la pandemia del coronavirus y la economía se colapsa como resultado, Dios habló a Su pueblo de esperanza. En otras palabras, Dios nos está diciendo a través del Evangelio del agua y el Espíritu que, a medida que se acerca el fin, hay una nueva esperanza para todos los seres humanos. 
Al vivir en el fin de los tiempos, debemos alabar a Cristo, nuestro Dios, por la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Se debe a que Dios nos ha salvado de todos los pecados del mundo a través de la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, y como resultado, todos los que creen en este Evangelio entrarán y vivirán en el Reino de Dios. Por eso, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu debemos alabar a Dios. 
Este mundo ahora está cerca del inminente regreso de Cristo, nuestro Dios, y cada vez se acerca más el día en que los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu participarán en el banquete de bodas de Cristo. Esto significa que ahora es el momento en el que el Dios que nos ha salvado a los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu juzgue a la gente de este mundo. El juicio de Dios caerá sobre ellos porque estas personas, engañadas por los enemigos, no creen en el amor verdadero de Dios. Por tanto, Dios está diciendo que el tiempo del juicio está cerca. Al vivir en estos tiempos, los justos debemos llevar a cabo nuestro trabajo creyendo en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, la verdadera Palabra de Dios. Estamos viviendo en el verdadero amor de Dios y pronto tendremos el honor de conocer al Señor que nos ha salvado de todos nuestros pecados. Sin embargo, los justos pueden vivir en el fin de los tiempos solo si son guiados por la Iglesia de Dios. Los que están inmersos en el amor verdadero de Dios recibirán Su cuidado. Pero en estos tiempos finales todavía hay algunas personas justas que están adorando a ídolos en vez de a Dios. Las personas deben arrepentirse de la idolatría y cambiar. Esto se debe a que hay una razón por la que los justos debemos vivir nuestras vidas obedeciendo la voluntad del Señor. 
En el Antiguo Testamento, el Rey Acab llevó al pueblo de Israel incorrectamente para que adorasen a Baal y Aserá. En vez de guiar al pueblo de Dios para que adorase al Señor Dios, lo llevó por el mal camino de adorar a Baal. Lo hizo por culpa de su mujer Jezabel. Jezabel era una mujer extranjera. Esto significa que Acab, el rey de Israel se casó con una mujer pagana. A través de su matrimonio con Acab, Jezabel introdujo su ídolo Baal en Israel y también trajo a sus sacerdotes con ella. Convenció al rey Acab y al pueblo de Israel a construir una estatua a Baal, y desde aquel entonces, los israelitas empezaron a adorar a Baal en vez de al Señor Dios. Así, Dios envió una sequía al pueblo de Israel durante tres años y seis meses para darle la oportunidad de arrepentirse.
Dios impuso esta hambruna al pueblo de Israel porque quería que se arrepintiese y volviese a Él. Sin embargo, los israelitas no se sometieron a Dios en obediencia. Dios había advertido a través de Elías que habría una hambruna grande causada por la sequía que duró tres años y medio. En aquel entonces, Elías pudo huir a un arroyo guiado por Dios y estuvo a salvo. En ese tiempo tumultuoso, Dios había preparado para Elías una viuda en Zarephath entre el pueblo de Israel. Esta viuda solo tenía un puñado de harina en su barril. Quería hacer pan con el resto de la harina para que su hijo y ella pudiesen tener una última comida antes de morir, pero a través de Su siervo Elías, Dios le dijo a la viuda de Zarephath que hiciese pan con la harina y se la llevase a él. Está escrito en las Escrituras que la viuda hizo lo que se le dijo y sirvió al siervo de Dios con este pan, y como resultado recibió la bendición de que su barril de harina nunca se acabase. Este suceso, al contrastar a los que temen a Dios con los que no creen en Él, demuestra cómo se reciben las bendiciones y maldiciones de Dios. 
La historia de la viuda de Zarephath muestra claramente que, aunque algunos en el pueblo de Israel sirvieron a ídolos, otros temieron a Dios. Hoy sucede lo mismo. Aunque muchas personas de todo el mundo están sirviendo a ídolos en vez de servir a Dios, hay otras que caminan con Dios. Hoy en día hay claramente algunas personas que han recibido y están disfrutando las bendiciones de Dios al aceptar en sus corazones el amor de Cristo y el Evangelio del agua y el Espíritu que Él les ha dado. Al mismo tiempo, hay muchas personas que se niegan a aceptar a Dios y Su Evangelio del agua y el Espíritu en su corazón, y están sirviendo a ídolos inútiles y levantándose contra Dios para al final ser destruidos. Al servir a ídolos, estas personas están rechazando el amor verdadero de Dios. Son esclavos del pecado y han sido engañados por mentirosos y así se levantan contra la verdad de Dios y provocan Su ira. Si siguen rechazando el verdadero amor de Dios de esta manera, al final se enfrentarán a la ira de Dios y serán castigados a ir al infierno. A medida que los pecados de la humanidad siguen acumulándose hasta llegar al Dios en los cielos, estos pecados se convierten en el juicio duro de Dios y descienden a este mundo como condena. Los desastres están descendiendo sobre la raza humana y muchas personas están muriendo como resultado. ¿Saben por qué está ocurriendo esto? La gente está muriendo porque ha rechazado el amor verdadero de Dios. Cuando miramos la historia de la raza humana, vemos que cada vez que los pecados de la humanidad abundaban, algún tipo de enfermedad se les venía encima para reducir la población humana. A medida que el mundo avanza científicamente, también avanza la cultura del pecado y los seres humanos quedan enterrados en esta cultura. Al final es inevitable que la humanidad se separe de Dios y viva bajo una avalancha de maldiciones y sufrimiento. Todas las civilizaciones, ya sea la inca o la romana, desaparecieron de repente de la faz de la tierra precisamente cuando su cultura de idolatría creció rápidamente hasta llegar a su cumbre. En la Edad Media, la Peste Negra arrasó a la humanidad matando a millones de personas, pero cuando los seres humanos se recuperaron de esta pandemia desarrollaron una cultura de pecado aún más avanzada. 
Todos los seres humanos de este mundo deben recibir la remisión bendita de los pecados al creer en Dios, el Creador del universo y el Cristo Salvador que nos ha librado a los pecadores de todos los pecados. Sin embargo, el problema es que multitud de personas todavía están adorando ídolos como sus dioses en vez del único Dios verdadero. Por tanto, Dios los juzgará de nuevo. Oro para que Dios bendiga a la humanidad con la última cosecha espiritual incluso a través de la pandemia del coronavirus que está arrasando en la actualidad. En la actualidad Dios nos ha permitido propagar el Evangelio del agua y el Espíritu a toda la humanidad a través de Su Iglesia. Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu estamos predicando este Evangelio completamente a través de libros electrónicos, impresos y audiolibros. Es un hecho en estos tiempos que corren que, a medida en que se logran avances científicos, las iniquidades cometidas por los seres humanos son cada vez más prominentes en el mundo. Sin embargo, a través de las dificultades que conllevan las enfermedades, Dios está predicando la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu a la humanidad. Por tanto, Dios también nos está pidiendo a los justos que vivamos nuestra fe y le adoremos. 
Dios les está diciendo a los justos: 
«Alcen la voz el desierto y sus ciudades,
las aldeas donde habita Cedar; 
canten los moradores de Sela, 
y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo» (Isaías 42:11). 
Hoy hay muchas personas en todo el mundo que están predicando el Evangelio del agua y el Espíritu como nosotros. Podemos alabar a Dios al predicar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu a toda nación. Dios ama a los creyentes justos del Evangelio del agua y el Espíritu y podemos alabarle porque creemos que este Dios volverá a este mundo. Dios nos ha bendecido para cantar Sus alabanzas: “¡Jesucristo nos ha salvado a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu de todos los pecados del mundo para siempre!”. Dios nos está pidiendo a todos los justos que le alabemos por la gracia que nos ha dado y que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. 
A veces, puede parecer que Dios no juzga a los seres humanos por muchos pecados que cometan. Sin embargo, Dios se ha revelado como el Juez a los pecadores que se muestran arrogantes ante Él. A veces parece que Dios se esté escondiendo de nosotros en silencio, pero sabemos que Dios ha estado a nuestro lado, hablándonos y ayudándonos. Dios se revela ante nosotros a través del Evangelio del agua y el Espíritu. El silencio de Dios puede ser tan largo que todo el mundo puede llegar a pensar que no existe, pero sabemos, de la historia de la humanidad, que cuando los pecados de los seres humanos se amontonan hasta llegar al punto de quiebre, Dios se revela a Sí mismo. La población de la humanidad ha aumentado de manera explosiva desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Las iniquidades también han aumentado, así como otros sucesos malvados. Sin embargo, con el permiso de Dios, la humanidad tiene la oportunidad ahora de encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu y creer en él. Todos los seres humanos deben arrepentirse y encontrar la bendición de la salvación de Dios; nadie debe perderse esta oportunidad. Nosotros debemos utilizar las bendiciones de Dios para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Estamos viviendo en un tiempo al borde de la guerra en todo el mundo. Pero la enfermedad es incluso más aterradora que la enfermedad. Y aún más aterrador es la posibilidad de que se derrumbe la economía. Esta era está cerca y todos los seres humanos sufrirán una sequía en cuerpo y espíritu y serán casi como zombis. Podemos ver que Dios nos ha hecho prepararlo todo para que podamos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo cuando llegue ese momento. 
Al ver todo lo que está pasando en estos tiempos difíciles, los seres humanos deben examinarse ante Dios y buscar la salvación de sus almas ahora. Deben preguntarse: “Si sigo haciendo esto, moriré seguro. Voy de camino a la muerte. ¿Cómo voy a ser salvado de mis pecados en estos tiempos que corren?”. Todos los seres humanos deben orar para encontrar el camino de la salvación de sus pecados. Dicho de manera simple, Dios está diciéndole a toda la raza humana que encuentre a Dios y crea en Él y en el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene Su justicia. Dios está diciendo: “¡Recibid la salvación!”. Dios había llamado a Jesucristo, quien es el Salvador de toda la humanidad, y Jesucristo nos está diciendo que nos preparemos para el Cielo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado. En estos tiempos, los seres humanos deben clamar a Dios, nuestro Cristo, y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios de corazón. Al mismo tiempo, debemos recordar que los que hemos encontrado el Evangelio del agua y el Espíritu hemos sido bendecidos para alabar a Dios y prepararnos para un futuro mejor. Por el contrario, las almas de los que no han encontrado el Evangelio del agua y el Espíritu morirán para siempre. 
En estos últimos tiempos, Dios nos está diciendo a los justos que no nos quedemos callados y que gritemos alto. Está diciéndoles a Sus obreros que tengan el fervor de un guerrero y que griten la obra de la salvación y proclamen el Evangelio del agua y el Espíritu. A través de las varias dificultades que presenta este mundo, como la enfermedad, la guerra y las calamidades económicas, la gente acude al Señor que les ha dado Su amor verdadero. El Dios de todos los seres humanos les está diciendo ahora que reciban la remisión de todos los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Y a los creyentes Dios nos está diciendo que gritemos el Evangelio del agua y el Espíritu por el bien de todos los pecadores. Dios habla a través de los justos. Nos está diciendo que gritemos para que todos los seres humanos puedan entrar en razón y todos los pecadores reciban la remisión de los pecados en su corazón al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dicho de otra manera, a través de nuestra voz Dios obra para asegurarse de que el Evangelio del agua y el Espíritu es predicado por Sus siervos para entrar en el corazón de toda persona en la actualidad. 
La gente tiene la tendencia de no buscar a Dios, el Salvador, cuando están bien y cómodos. Por eso Dios también permite que la humanidad pase por dificultades. Permite que esto le ocurra a cada uno de nosotros, a las naciones y a toda la raza humana. Si no sufrimos por nuestros pecados por naturaleza estamos llenos de nosotros mismos ante Dios. Es cuando pasamos por dificultades que nos inclinamos ante Dios y buscamos Su amor y misericordia. Así que, creer en Dios, el Salvador, en estos tiempos difíciles es la mayor bendición de todas. Pero, incluso entre los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, hay algunas personas que sirven a ídolos en vez de servir a Dios. Dios está diciendo a estas personas: “Admitid vuestros pecados, arrepentíos y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu”.
Mis queridos hermanos, aunque crean en el Evangelio del agua y el Espíritu de corazón, si todavía siguen los deseos de la carne, a los ojos de Dios todavía son idólatras. El pueblo de Israel sabía que el Señor Dios era el verdadero Dios. A pesar de esto, siguió adorando a ídolos en vez de adorar a Dios. Por eso Dios lo castigó. Lo mismo ocurre con nosotros. Aunque ahora conocemos el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu y creemos en él, si todavía queremos vivir solamente por nuestra carne, Dios nos está diciendo que somos los mismos idólatras del Antiguo Testamento. En otras palabras, Dios está diciendo que, incluso los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son como Acab si sus vidas no se dedican a predicar el Evangelio. Si no hacen lo que complace a Dios, aunque digan venerarlo y amarlo, entonces Dios los tratará como incrédulos. 
¿Creen que cualquiera puede guiar a la Iglesia de Dios? La Iglesia que Dios quiere es la reunión de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, obedecen los mandamientos de Dios, se apartan de los ídolos y sirven al Señor. Esto es lo que se llama la Iglesia de Dios. Dicho de otra manera, los que obedecen la voluntad de Dios y se someten a ella son los miembros de Su Iglesia. Estas personas son aquellas a las que Dios bendice y en las que obra. Dios revela Su voluntad al derramar el Espíritu Santo en los corazones de estos siervos, hacer que prediquen la Verdad del agua y el Espíritu y confiarles con el deber de liderar a todos los santos para que sigan la voluntad de Dios. Por tanto, si una reunión de personas conoce el Evangelio del agua y el Espíritu solo en teoría y está predicándolo sin conocerlo de corazón, entonces esta reunión no es la Iglesia de Dios. 
Hace algún tiempo, cierto hermano se fue de la Iglesia de Dios y fundó una diciendo que era la Iglesia de Dios. Pero Dios me hizo decirle: “Hermano, esta no es la Iglesia de Dios. No estás sirviendo a Dios. Estás sirviendo a tu propio ídolo. Puedes pensar ahora mismo que estás haciendo mucho por predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, pero tu corazón se corromperá pronto y no podrás servir al Señor. Y serás justamente como un pecador corriente enseguida. Esto se debe a que no estás predicando y sirviendo el Evangelio del agua y el Espíritu y estás sirviendo a tus propios deseos carnales”. 
Incluso después de recibir la remisión de los pecados, si la gente estuviese solamente interesada en ganar dinero y enriquecerse a sí mismos y a sus familias como muchos creyentes, ¿cómo podría ser la reunión de estas personas la Iglesia de Dios? ¿Podrían Jesús y el Espíritu Santo obrar en sus corazones? No, el Espíritu Santo no obrará en ellos. Conozco a alguien que dice ser el Espíritu Santo. Eso es blasfemia. Quien diga ser el Espíritu Santo está blasfemando contra el Dios Santo. Es ridículo que un ser humano, que debe comer y vaciar el plato en la carne, se levante contra Dios de manera tan arrogante. El Espíritu Santo es Dios mismo, ¿cómo puede alguien que tiene un corazón pecador ser divino? Estas personas inevitablemente recibirán la condena de Dios. Esto es ridículo. Todos los que blasfemen contra Dios deben arrepentirse de sus pecados porque no podrán evitar Su juicio. Este hombre en particular se presenta en cada retiro montado en un caballo blanco diciendo que su hermano mayor es el líder de la denominación y él es el Espíritu Santo. Cuando pasamos al capítulo seis del Apocalipsis vemos cuatro caballos que aparecen en el orden de un caballo blanco, rojo, negro y amarillo. El que está montado en el caballo blanco es Cristo, quien es Dios mismo. Pero este mentiroso está afirmando de manera ridícula que es el que está montado en el caballo blanco. 
Dios dijo en el versículo 15: 
«Convertiré en soledad montes y collados, 
haré secar toda su hierba; 
los ríos tornaré en islas, 
y secaré los estanques». La Biblia dice aquí que Dios traerá hambruna al mundo y a su economía, desatará enfermedades y desolará el mundo. Si hay una hambruna global, aunque sea una vez el mundo será inhospitable. La inflación subirá por las nubes. Esto es lo que hará Dios. De esta manera, Dios traerá desastres atroces a la humanidad en los últimos días. Por el contrario, Dios hará que los justos guíen espiritualmente a los ciegos por el buen camino, hagan brillar la luz en la oscuridad y alaben a Dios. Debemos darnos cuenta de que estas personas son las únicas justas. Cuando las personas son salvadas de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu predicado por los justos también alabarán al Dios de la salvación junto con nosotros. Hoy en día estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a través de nuestros libros electrónicos e impresos, y si los pecadores leen, escuchan y creen en lo que estamos predicando, también llegarán a alabar a Dios por fe como nosotros. 
 


En los últimos días, Dios guiará a la luz a los que están en la oscuridad 


Pasemos al versículo 16:
«Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, 
les haré andar por sendas que no habían conocido; 
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, 
y lo escabroso en llanura». Pronto llegará el día en que muchas personas de todo el mundo descubrirán el Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, ahora mismo, multitud de personas en el mundo siguen sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. A pesar de esto, estamos renovando nuestra página web, y cuando esté terminada, cada vez más personas de todo el mundo encontrarán el Evangelio del agua y el Espíritu. Como nosotros, estas personas también llegarán a creer en el amor de Dios y la salvación que Él ofrece, diciendo: “¡Oh, ahora sé que Dios nos ha salvado de todos los pecados del mundo a través del Evangelio del agua y el Espíritu! Ahora también me doy cuenta de que Dios nos ama así. El Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad de la salvación”. De esta manera, la gente comprenderá la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu de Dios. De esta manera, los que habían quedado atrapados en la oscuridad, en la prisión, y los que estaban manchados del pecado, descubrirán la luz brillante, saldrán a esta luz y serán salvados de todos los pecados por fe. Y estas personas llegarán a alabar a Dios por fe. 
Incluso en estos últimos tiempos, Dios no ha abandonado a ningún pecador. En realidad, los ojos de Dios están buscando por todas partes a aquellos que lo buscan a Él. Hay muchas personas en este mundo que están buscando a Dios y también hay muchas personas que se están levantando contra Él. Además, hay muchas personas pobres que son ricas de corazón, de la misma manera en que hay muchas personas ricas que son pobres de corazón. Dios está buscando a los que son pobres de espíritu y salva a estas personas a través del Evangelio del agua y el Espíritu y les da el don del Reino del Cielo. 
En Corea había un Presidente de una compañía que tenía cáncer de hígado en fase terminal. Un día, mientras leía la Biblia en la cama del hospital, encontró el versículo que dice que los ricos no pueden entrar en el cielo. Así que esto le preocupó mucho y se preguntó: “Soy rico. ¿Significa esto que no puedo entrar en el cielo?”. Entonces acudió al pastor de su iglesia y le preguntó: “He encontrado este pasaje en la Biblia. ¿Significa esto que el cielo está fuera de mi alcance porque soy rico? Por favor, dime cómo puedo entrar en el cielo”. Sin embargo, su pastor no puede enseñarle el Evangelio del agua y el Espíritu. El pastor le dijo que le enseñaría cómo entrar en el cielo la próxima vez, pero poco después el Presidente murió. Esta historia se propagó por las comunidades cristianas locales y al final llegó también a nuestros oídos. Si uno de nuestros hermanos o hermanas hubiese estado allí, este Presidente habría recibido la remisión de sus pecados. Mientras que los ricos aquí se refieren a los que son adinerados en la carne, hablando espiritualmente, el verdadero significado de este versículo es que aquellos cuyos corazones son ricos no pueden entrar en el cielo pase lo que pase. Dios les dijo a todos:
«Bienaventurados los pobres en espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos» (Mateo 5:3). Aquí Dios nos está diciendo que debemos ser pobres de espíritu. Pero hay demasiadas personas en este mundo que no son pobres de espíritu. Hay algunos que son muy adinerados, pero tienen un corazón pobre y hay algunos cuyos corazones se vuelven arrogantes en cuanto tienen algo de riqueza. La gente cuyos corazones están elevados de esta manera no pueden entrar en el cielo porque no buscan a Dios. Por eso Dios ha permitido la pobreza y el sufrimiento en el mundo, para que la gente pueda ser salvada al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios ha permitido la pobreza y el sufrimiento para toda la humanidad. El Presidente rico podría haber recibido la remisión de los pecados si hubiera encontrado uno de nuestros libros del Evangelio del agua y el Espíritu compartido por una de nuestros hermanos y hermanas. 
Dios todavía está buscando a los pobres de espíritu. Está buscando a cualquiera que esté llamando a Dios y buscando la salvación de la remisión de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Hay muchas personas así en el mundo. Así que, hoy en día, hay muchas personas que leen y escuchan el Evangelio del agua y el Espíritu a través de nuestra página web o nuestros libros, creen de corazón y así son salvadas de sus pecados. Muchas personas que buscan al Señor de la salvación están encontrando el Evangelio del agua y el Espíritu en sus ordenadores o smartphones, leyéndolo y escuchándolo. El contenido completo del Evangelio del agua y el Espíritu está disponible en nuestra página web. Quien quiera alcanzar la salvación a través del Evangelio del agua y el Espíritu, quien quiera recibir las bendiciones de Dios y quien quiera escuchar la Verdad lo puede encontrar todo. Para los que están buscando al Señor, los libros que estamos ofreciendo gratuitamente en nuestra página web son noticias maravillosas. Dios dijo muy claramente que no los abandonaría, como está escrito:
«Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían
es haré andar por sendas que no habían conocido
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz,
y lo escabroso en llanura» (Isaías 42:16). Al guiar a los que están en la oscuridad a Su Iglesia y al Evangelio del agua y el Espíritu, Dios los bendice para que encuentren el amor del Señor y Su justicia y cree en estas cosas, y para que alaben a Dios. 
 


La humanidad debe prepararse para recibir al Dios justo por fe


Dios dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy:
«Serán vueltos atrás,
y en extremo confundidos
los que confían en ídolos
y dicen a las imágenes de fundición:
Vosotros sois nuestros dioses» (Isaías 42:17). Los que son arrojados al infierno de la presencia del rostro de Dios se enfrentan a tal desastroso resultado porque se niegan a aceptar la salvación de la remisión de los pecados que Dios está ofreciendo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Por el contrario, los justos que hemos nacido de nuevo gracias al Señor hemos recibido nuestra salvación al creer en el Dios Todopoderoso, el Dios Santo, el Dios misericordioso, la obra del Cristo Santo y el Evangelio del agua y el Espíritu. Así que debemos darnos cuenta de que este Dios, Jesucristo, nos ha salvado de todos nuestros pecados de una vez por todas, creer en esto de corazón y darle gracias a Dios. Debemos darle gracias al Señor, creyendo que, aunque no teníamos más remedio que ser arrojados al infierno, Dios nos ha salvado de nuestros pecados de una vez por todas a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Que no haya nada que amemos más que a Dios; debemos reflexionar sobre la Palabra a menudo y arrepentirnos si vamos por el mal camino. Si hacemos todas estas cosas, debemos recibir el amor de Dios y ser capaces de vivir en obediencia a Él. Entonces recibiremos las bendiciones de Dios en nuestras vidas diarias. Al darnos cuenta de esto, debemos tomar un momento para examinarnos. Debemos examinar nuestros corazones de vez en cuando. ¡Qué maravilloso es que hayamos sido salvados de nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu en estos últimos días! ¡Qué agradecidos estamos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu por habernos convertido en el pueblo de Dios! Qué maravilloso es que el Dios del juicio sea nuestro Dios, el Dios de la salvación sea nuestro Dios y creamos en este Dios, le amemos y alabemos. ¡Y qué agradecidos estamos de ser los verdaderamente benditos por creer en el amor de este Dios, por confiar en Él y alabarlo y adorarlo! 
En este fin de los tiempos quien no conoce a Dios y Su justicia es miserable. Estas personas serán arruinadas al final por muy ricas que sean. Pero todavía hay esperanza para ellas, para toda la gente del mundo, desde los más ricos a los más pobres, porque serán salvados de sus pecados si encuentran nuestros libros y conocen a nuestros colaboradores. Al leer acerca del Evangelio de la salvación y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, ellos también serán salvados. 
La humanidad debe prepararse para recibir al Dios justo por fe. Todos los seres humanos deben estar listos para entrar al cielo. Sin embargo, esto no significa que tengamos que viajar y llevar nuestros libros a cada rincón del mundo. Es suficiente que sigamos haciendo todo lo que hemos estado haciendo todo este tiempo, apoyando al ministerio del Evangelio del agua y el Espíritu y viviendo por fe durante el resto de nuestra vida. Aunque estamos viviendo en los últimos días, todo lo que tenemos que hacer es predicar al Señor, adorarlo, escuchar Su Palabra, honrarlo y predicarlo mientras nos cuidamos, porque la Biblia dice: «Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isaías 40:31). Como estamos viviendo en el fin de los tiempos, debemos buscar al Señor, quien nos hace perfectos. Entonces venceremos. Entonces cogeremos fuerzas y recibiremos las bendiciones de Dios en nuestra vida de fe, y esto nos permite vivir una vida digna durante el resto de nuestro tiempo en este mundo. 
El sermón que estoy predicando ahora está siendo grabado para que se pueda compartir como vídeo o transcripción con los miembros de nuestra iglesia en Corea y nuestros hermanos en todo el mundo. Es maravilloso poder compartir mis deseos más profundos con todos nuestros hermanos. Aunque somos el pueblo de Dios que ha nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, si dejamos de adorar a Dios, aunque sea por un mes o dos, es muy fácil volver a ser personas del mundo. Nuestro corazón se alejará de Dios por completo. Así que, este culto de adoración que estamos ofreciendo a Dios es absolutamente importante. Piensen cómo solíamos tratar el culto de adoración cuando no era difícil celebrarlo. ¿Acaso no nos lo tomamos a la ligera? A veces era como una rutina, algo que hacíamos como una costumbre y deprisa. A lo largo del año pasado hemos tenido que dar un paso atrás y a veces cancelar el culto por las restricciones impuestas como consecuencia de la pandemia del coronavirus, y mi corazón se ha sentido muy triste por esto. Pensé por qué mi corazón sentía tanto pesar y oré por ello. Entonces me di cuenta de que, si no adoramos a Dios, estamos destinados a fracasar. Por tanto, debemos construir el altar de adoración por fe hasta el día en que el Señor regrese a este mundo. El Espíritu Santo me dio entendimiento y me dijo: “¿Cómo no vas a adorar a Dios porque estés ocupado o tus circunstancias sean difíciles?”. Así que le dije al Señor: “Lo entiendo, Señor. Te adoraré. Celebraremos nuestros cultos”. Así es como decidí retomar nuestros cultos de adoración mientras hacíamos todo lo posible por proteger la salud y la seguridad de los miembros de la iglesia. 
Hace un rato, cuando caminaba por el pasillo después del culto de la mañana, Ji-eun estaba de pie al final del pasillo esperándome. Cuando la saludé me dijo lo feliz que estaba de poder estar en el culto de nuevo. Se había sentido miserable cuando los cultos estaban cancelados, pero ahora estaba encantada de poder participar en la hora de culto de nuevo. Así que le dije que yo también estaba muy contento. No solo soy yo el que está feliz, sino que el Espíritu Santo en nuestros corazones también se siente complacido. Es maravilloso adorar a Dios. Sabemos que este culto de adoración es una bendición a los ojos de Dios. Incluso para los que han recibido la remisión de los pecados, si dejan de adorar a Dios durante unos meses, su fe desaparecerá y sus corazones se corromperán. Se convertirán en personas completamente mundanas. Perderán el discernimiento y su corazón se volverá al mundo. Al formar parte del servicio de adoración podemos escuchar la Palabra de Dios, encontrar Su voluntad, adorarlo y seguir al Señor en obediencia a la obra del Espíritu Santo. A través de la Palabra de Dios se resaltan nuestros errores y pueden corregirse y así podemos seguir al Señor. Estas bendiciones son seguras para los que adoran a Dios. Nuestras iglesias por toda Corea y los obreros y santos de Dios que trabajan por todo el mundo deben adorar a Dios con fe y recibir Sus bendiciones. Sean cuales sean sus circunstancias, deben adorar a Dios. Y deben seguir apoyando el ministerio del Evangelio. Sé que a veces nos sentimos devastados durante un tiempo. Pero aun así debemos adorar a Dios. Primero debemos pensar en nuestros hermanos santos de nuestro alrededor antes de pensar en nosotros mismos, tomar toda precaución posible por el bien de los demás y hacer lo que podamos por adorar a Dios. Hasta el día en que nos encontremos con el Señor debemos orar a Dios, alabarlo, y vivir creyendo en Su Palabra. ¡Que Dios los bendiga a todos!