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דרשות

Tema 23: Hebreos

[Capítulo 4-1] Seamos diligentes para entrar en el descanso de Dios (Hebreos 4, 1-13)

Seamos diligentes para entrar en el descanso de Dios(Hebreos 4, 1-13)
«Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
‘Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo;’ aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: ‘Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.’ Y otra vez aquí: ‘No entrarán en mi reposo.’ Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: ‘Hoy,’ diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
‘Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.’
Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta».
 
 
Dios Padre ha eliminado todos nuestros pecados para que todo el que crea en la justicia de Jesús pueda encontrar el descanso verdadero. Dios ha hecho posible que todos disfrutemos de Su descanso al creer en Su justicia. En otras palabras, Dios ha permitido que cualquiera que entre en la justicia de Jesucristo encuentre descanso. De la misma manera en que podemos encontrar descanso cuando terminamos un proyecto y no tenemos que trabajar más, nuestro Señor preparó nuestra salvación completamente para que seamos redimidos de todos nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Como nuestro Señor nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu en estos tiempos, nos ha permitido encontrar descanso por fe como nos lo prometió. Dios descansó el séptimo día de la creación y ahora nos ha bendecido a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu para que también descansemos.
 
 

Presten especial atención al pasaje que dice: «Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado» (Hebreos 4, 1)

 
Dios Padre nos prometió descanso incluso antes de crearnos y quiso cumplir esta promesa y completar nuestra salvación al enviar a Jesucristo a este mundo. Dios Padre le prometió a todo ser humano Sus bendiciones. Incluso antes de la fundación del mundo, Dios Padre supo que el hombre sería engañado por Satanás y caería en el pecado y por eso prometió preparar este descanso y dárselo a todos los que creyesen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, el pasaje de las Escrituras de hoy nos recuerda que la promesa bendita de Dios sigue con nosotros, pero también nos recuerda que algunos de nosotros no alcanzaremos esta promesa. Dicho de otra manera, Dios nos está enseñando que debemos asegurarnos de que participamos en esta promesa por fe.
El descanso de Dios significa descanso de paz literalmente. Nadie trabaja todo el tiempo, sino que todo el mundo necesita tiempo para descansar. Cualquier descanso que viene después de un trabajo duro es dulce y refrescante aunque sea corto. Por ejemplo, descansamos un rato después de un servicio de adoración al aire libre y podemos ver que un descanso corto sienta mejor que nada en este mundo.
Sin embargo, aunque disfrutamos de nuestro descanso en un parque bonito hoy, esto no puede compararse con el descanso de Dios. Si hay algo similar, es el hecho de que no hemos tenido que hacer nada para disfrutar de la comida de hoy porque todas las instalaciones ya habían sido preparadas por los trabajadores del parque. De manera similar, no tenemos que hacer nada por nuestra salvación para disfrutar del descanso eterno que Dios nos ha prometido y podemos obtenerlo creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu con nuestros corazones. Dios nos ha estado esperando y ha preparado todas las bendiciones por fe para nosotros. Ninguno de nosotros puede cumplir la Ley de Dios a la perfección, pero ahora podemos alcanzar nuestra perfecta salvación y este verdadero descanso al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado en estos tiempos. Dios ya había preparado nuestra salvación a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu.
Al haber preparado la Verdad de salvación que es indispensable para nosotros, Dios quiso dársela solo a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Es importante para nosotros entender esta voluntad de Dios. Nuestra salvación se encuentra en la justicia de Dios, y aunque podemos recibir todas las bendiciones de Dios si creemos en esta Verdad de salvación, no podemos alcanzar nuestra salvación sin esta fe.
Dicho de otra manera, aunque nuestro Señor prometió darnos la verdadera salvación, no podemos disfrutar de esta salvación si no tenemos fe en ella. Por desgracia, hay muchos cristianos hoy en día que no pueden disfrutar de las bendiciones de Dios porque no creen correctamente. Por eso la Biblia dice: «Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado» (Hebreos 4, 1). Ahora debemos pasar al siguiente versículo en Hebreos 4, 2: «Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron». Está escrito aquí que la Palabra de salvación no benefició a algunas personas aunque les fuese predicada. Esto significa que siempre habrá persona que, a pesar de haber escuchado la Palabra de Dios, no podrán disfrutar de Su verdadera salvación y descansar por su falta de fe. Entonces, ¿quién entre nosotros puede disfrutar de las bendiciones de Dios incluso después de escuchar Su Palabra? ¿Quién entre nosotros no puede recibir la ayuda de Dios?
Dios Padre nos ha dado Su salvación verdadera a todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, que constituye la justicia de Dios. Sin embargo, el problema es que muchas personas rechazan su salvación al negarse a creer en esta justicia de Dios. Aunque el Dios de la Trinidad ha librado a todos los seres humanos de sus pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, muchas personas se niegan a aceptar este Evangelio como su salvación y por tanto no pueden beneficiarse de las bendiciones de Dios. Es triste ver que hay muchas personas que se niegan a aceptar la salvación en sus corazones a pesar del hecho de que Dios les ha salvado de todos los pecados del mundo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Por esta falta de fe hay muchas personas que no pueden tener ningún descanso aunque Dios les haya dado Su descanso. Todos debemos conocer esta Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu y creer en ella desde el fondo de nuestros corazones. Dios ha hecho todo por nosotros para que nunca más tengamos que sufrir por nuestros pecados y no estemos condenados a ir al infierno por nuestros pecados. Jesucristo vino a buscarnos para librarnos de todos nuestros pecados. Y como ninguno de nosotros podía resolver el problema de nuestros pecados por su cuenta, todos tuvimos que creer en la justicia de Dios. Todos tuvimos que aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu en nuestros corazones con acción de gracias. Por desgracia hay demasiadas personas que rechazan esta salvación de Dios. Estas personas están rechazando la ayuda de Dios, diciendo que no le necesitan para alcanzar su salvación.
La Biblia dice: «Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron» (Hebreos 4, 2). Así que, los que aceptaron el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios en sus corazones encontraron descanso, pero los que lo rechazaron tuvieron que ser destruidos.
 
 

Unir sus corazones con la justicia de Dios es estar en armonía con Dios

 
Cuando Dios dice que necesitamos Su ayuda, debemos admitirlo diciendo: “Sí, Señor. Necesitamos Tu ayuda”. Debemos ser salvados de todos nuestros pecados cuando admitimos que necesitamos la ayuda de Dios y aceptamos Su Evangelio del agua y el Espíritu en nuestros corazones. Todos nosotros necesitamos la salvación de Dios y cuando la aceptamos por fe podemos darle gracias a Dios y unirnos a Él. Entonces podemos seguir la voluntad de Dios en completa obediencia, que es de lo que se trata toda vida justa.
¿Acaso no es la ayuda de Dios indispensable en nuestras vidas? La ayuda de Dios es lo que necesitamos indispensablemente. Esto se debe a que no podemos alcanzar nuestra salvación por nosotros mismos, y afortunadamente, Dios no quiere abandonarnos porque acabaríamos en el infierno. Precisamente porque todos acabaríamos en el infierno si se nos dejase solos, Dios vino a buscarnos para evitar este destino. Pero para recibir ayuda de Dios debemos creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado. De lo contrario la ayuda de Dios se malgasta y por eso la Biblia dice: «Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron» (Hebreos 4, 2).
Al confiar en nuestra Palabra de Dios de justicia, todos debemos confirmar nuestra salvación y unirnos con Dios. Es absolutamente indispensable someternos a la autoridad de la Palabra de Dios y creer en ella, confesando: “Señor Dios, ¿nos querías ayudar de esta manera? Nos has dado el Evangelio del agua y el Espíritu para salvarnos de los pecados del mundo”. Por tanto, debemos unirnos con la justicia de Dios de esta manera. La obra de salvación que Dios ha hecho por nosotros se explica en el Evangelio del agua y el Espíritu, y este verdadero Evangelio se nos Dios para liberarnos. Entonces debemos creer en el sacrificio que nuestro Dios hizo por nosotros, es decir en el Evangelio del agua y el Espíritu, y reconciliarnos con Dios.
 
 

Jesús ha eliminado todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado y derramar Su sangre

 
“He tomado todos vuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista y he cargado con la condena de todos vuestros pecados al morir en la Cruz en vuestro lugar. Por tanto, he hecho que sea posible que los que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu no vivan con pecados, sino que alcancen su perfecta salvación al creer en Mi justicia”. Esta es la voluntad de Dios para nosotros y debemos aceptarla diciendo: “Sí, Señor. Tienes razón. Si me has salvado así a través del Evangelio del agua y el Espíritu, entonces todos mis pecados han desaparecido. ¡Tienes toda la razón!”. Así, solo cuando nuestros corazones y fe están completamente unidos con la justicia de Dios podemos decir que tenemos la verdadera fe de la salvación.
Por desgracia, muchos cristianos siguen negándose a unirse a esta Palabra del Evangelio que han escuchado. El hecho de que estos cristianos no se hayan unido a la Palabra de Dios significa que no están de acuerdo con el plan de salvación que Dios hizo para salvarles a través del Evangelio del agua y el Espíritu. En vez de escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu atentamente, estos cristianos confusos se niegan a unir sus corazones con este Evangelio. Como se niegan a creer en el plan de la salvación de Dios no pueden ser salvados por Dios. Estas personas no pueden disfrutar de la verdadera salvación porque nunca pueden recibir la remisión de los pecados.
Por el contrario, cuando escuchamos el Evangelio del agua y el Espíritu todos obedecimos y creímos en él. Como nos hemos unido con Dios a través de nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, hemos entrado en el verdadero descanso y por tanto tenemos paz en nuestros corazones. Y cuando llegue el día del Señor, incluso nuestros cuerpos serán transformados. Esto se debe a que es un hecho indisputable que los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu recibiremos el descanso eterno en el Reino de los Cielos.
Sin embargo, el problema en las comunidades cristianas de hoy en día es que hay demasiadas personas que no han recibido el descanso aunque se nieguen a creer en este Evangelio bendito de Dios. Como la Biblia dice que quien no se haya unido a Dios por fe no puede entrar en Su descanso, estos cristianos confusos que se niegan a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden encontrar el descanso.
 
 
¿Qué tipo de descanso esta fuera de su alcance?
 
En primer lugar, estos pecadores cristianos no encuentran descanso para sus corazones mientras viven en este mundo porque no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios, y por tanto no han recibido la remisión de los pecados en sus corazones todavía. En segundo lugar, como estos cristianos confusos no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, no pueden participar en el descanso eterno que se les dará a todos los creyentes verdaderos. Por tanto, siempre están atormentados por sus pecados. Y entonces vemos que intentan borrar sus pecados con sus propias oraciones de penitencia y otros actos piadosos. Probablemente saben bien lo cansado que es vivir una vida religiosa así.
¿Qué es lo contrario que el descanso? Es tener algo que hacer perpetuamente. Aunque muchos cristianos intentan por todos medios eliminar sus pecados, vemos que ninguno de ellos tiene éxito. Todos los días estos pecadores cristianos dedican su tiempo y piedad a recibir la remisión de los pecados por su cuenta. Están trabajando en vano porque no se han unido a la justicia de Jesús por fe. Pero hasta que reciban la remisión de los pecados no pueden ni soñar en recibir el verdadero descanso en este mundo. Así que, mientras vivimos nuestra fe en paz confiando en la justicia de Jesús, la mayoría de los cristianos de hoy en día no pueden encontrar el verdadero descanso aunque lo anhelen porque no conocen la justicia de Jesús. Aunque estos cristianos confusos intentan entrar en la presencia de Dios, sus oraciones todas son en vano, pidiéndole a Dios que elimine sus pecados cuando en realidad ya los ha borrado todos. De esta manera, hay una diferencia enorme entre los que disfrutan del descanso de Dios y los que no.
Así que los cristianos pueden ser divididos en dos grupos: aquellos cuyos corazones han encontrado el descanso y los que no. ¿Qué tipo de cristianos son ustedes? ¿Tienen sus corazones fe en el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu? Si hay descanso en sus corazones, esto significa claramente que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Los que tienen esta fe en el Evangelio del agua y el Espíritu tienen verdadero descanso en sus corazones porque no tienen que trabajar tan duro perpetuamente para eliminar los pecados de sus corazones. Estas personas han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por el contrario, los que no han encontrado el verdadero descanso para sus corazones siempre están atormentados porque no han recibido la remisión de todos sus pecados, y por eso no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Como los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu estamos tan acostumbrados a disfrutar del descanso por nuestra fe, es posible que algunos de nosotros subestimen este descanso y no lo aprecien. ¿Y ustedes? ¿Están agradecidos a Dios porque sus corazones están disfrutando Su descanso? Por esta fe estamos sirviendo el Evangelio del agua y el Espíritu. El hecho de que hayamos encontrado el descanso espiritual significa que todos creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu.
A veces les pido que descansen. Pero poco después les pido que vuelvan a trabajar de nuevo. Hago esto porque es absolutamente indispensable que completen la obra que hemos estado haciendo, o de lo contrario no podrán recibir el verdadero descanso que tenemos ahora. Cuando murió en la Cruz dijo: “Está acabado”. Entonces se levantó de entre los muertos al tercer día, ascendió al Reino de los Cielos y ahora está sentado y descansando a la derecha del trono de Dios Padre. Si Jesús no hubiese completado Su obra de salvación para eliminar todos los pecados de la raza humana con Su bautismo y Su sangre derramada en la Cruz, habría sido imposible que descansase aunque sea Dios mismo. Esto es exactamente porque Jesús ha borrado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu y ahora puede descansar; si no hubiese completado esta obra de salvación, no podría haber encontrado descanso. La Biblia dice que nuestro Señor Dios descansó el séptimo día de la creación de los cielos y la tierra, y esto implica que para darnos Su verdadero descanso, el Señor mismo vino a este mundo como el Maestro del Sábado y eliminó todos nuestros pecados para siempre con Su bautismo y sangre. Por eso Jesucristo está sentado descansando a la derecha del trono de Dios Padre. Y gracias a la obra justa de salvación que Jesucristo ha hecho, todos los seres humanos ahora pueden disfrutar el mismo descanso que Jesús está disfrutando.
Sin embargo, muchos de los cristianos de hoy en día siguen sufriendo por los pecados que hay en sus corazones y sus esfuerzos en vano para borrarlos a través de sus propios esfuerzos. Están cansados por la lucha constante contra sus pecados y las maldiciones y condena de Satanás. Están luchando contra sus pecados por sí mismos. Así que pueden imaginar lo duro que debe ser esto. Pero no tienen nada de lo que quejarse a Dios, porque están sufriendo porque dicen creer en Jesús con un conocimiento erróneo de Su justicia.
Nuestro Señor nos ha dado Su verdadero descanso mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Es una bendición maravillosa el creer en este Evangelio y alabar a nuestro Señor por Su justicia. Nuestro Señor vino a este mundo para darnos Su verdadero descanso en nuestros corazones. ¿No es maravillosa esta gracia de Dios? Este descanso que estamos disfrutando libremente los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu fue completado por nuestro Señor para siempre cuando vino a este mundo. Este descanso que tenemos ahora fue preparado por Dios con Su justicia y fue entregado a todos nosotros. Es el don valioso de Dios. La gracia de Dios es una bendición maravillosa porque es la justicia creada en el Cielo.
Este descanso que hemos recibido en nuestros corazones es la justicia de Dios que el Señor nos ha dado a todos nosotros. ¿Qué dijo Dios Padre acerca de los que no pueden disfrutar de ningún descanso en sus corazones aunque digan creer en Jesús? Dijo en el pasaje de las Escrituras de hoy: «Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron» (Hebreos 4, 2). Incluso ahora hay muchos cristianos que se niegan a unir sus corazones con la justicia de Dios por fe. Aunque hemos predicado la Palabra de Dios a estas personas, nos dicen: “Pero no tienes razón. El Evangelio del agua y el Espíritu no puede ser el único verdadero Evangelio”. Dicen esto porque no se han unido a la justicia de Dios por fe, porque no están de acuerdo ni en desacuerdo con la Palabra de Dios ni aceptan Su autoridad divina.
Cada uno de los 66 Libros de la Biblia forma la Palabra de Dios y por tanto tienen que estar de acuerdo con todas las Escrituras. No pueden describirse como personas que creen en la justicia de Dios si solo creen en algunas partes de las Escrituras e ignoran otras partes. Si alguien cree en algunas partes de la Palabra de Dios solamente pero no en otras, esta persona no puede creer en Dios completamente. En otras palabras, cuando se trata de creer en Dios, no podemos decir que creemos en Dios si solo creemos en parte de Su Palabra. Debemos creer en todas las partes de la Palabra de Dios y si no entendemos alguna parte, debemos esforzarnos por aprender estas partes y creer en ellas tal y como son.
Hay muchos cristianos hoy en día que creen en la Palabra de Dios solo si la pueden entender según sus pensamientos limitados, pero no creen en ella si no la pueden entender. Pero estos cristianos confusos deben darse cuenta de lo que Dios les está diciendo. Los que tienen la fe verdadera en la justicia de Dios están de acuerdo con todas las partes de la Palabra de Dios. El que decidan creer en la Palabra de Dios o no debe depender de si está de acuerdo con sus pensamientos, sino que debe creer de toda la Palabra de Dios pase lo que pase, aunque no esté de acuerdo con nuestros pensamientos carnales. Pero aún así, hay muchos cristianos confusos hoy en día que escogen qué parte de la Palabra de Dios quieren creer. Cuando pienso en estas personas me siento mal por ellas y esto me quita el sueño. Lo mismo le pasaba al autor de la Epístola de Hebreos.
Leamos Hebreos 4, 3-6:
«Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: ‘Por tanto, “juré en mi ira”’, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: ‘Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.’ Y otra vez aquí: ‘No entrarán en mi reposo’. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia».
En el Nuevo Testamento todos los Apóstoles predicaron la Verdad de que Jesús cargó con todos los pecados del mundo para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz y por tanto salvó a todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu de todos sus pecados. Sin embargo, algunas personas en esos tiempos no pudieron entrar en el descanso de Dios porque se negaron a creer en la Palabra de Dios que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. De la misma manera en que los israelitas en el Antiguo Testamento no podían ser perfeccionados aunque ofrecían sacrificios a Dios con los sacerdotes constantemente, estas personas tampoco podían ser perfeccionadas. No pudieron entrar en el descanso eterno preparado por Dios, sino que sufrieron porque no creyeron en la Palabra de Dios. Por tanto, es absolutamente importante darse cuenta de que Dios les da la salvación solo a los que aceptan Su Palabra en sus corazones, es decir a los que aceptan el Evangelio del agua y el Espíritu.
En los días del Antiguo y Nuevo Testamento había muchas personas que no obedecieron la Palabra de Dios ni creyeron en ella. Como tantas personas no obedecieron ni creyeron en la Palabra de Dios no pudieron entrar en Su paz. Así que hoy, mientras escuchamos el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos estar despiertos y creer en este Evangelio. Está escrito en Hebreos 4, 7-8:
«Otra vez determina un día: ‘Hoy’, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: ‘Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.’ Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día»
Este pasaje nos recuerda que, a través de la Ley, Moisés pudo llevar al pueblo de Israel solo hasta las afueras de la tierra de Canaán para verla desde una distancia, pero no pudieron entrar en ella. Josué fue quien los llevó dentro de la tierra de Canaán. Hoy en día es Jesucristo quien está ofreciendo la verdadera remisión de los pecados y el descanso. Cuando la Biblia dice en Hebreos 4, 8: «Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día», quiere decir que ningún abogado puede dar ningún verdadero descanso por muy grande que sea. En otras palabras, solo Jesucristo y Su justicia pueden darnos verdadero descanso. Y la Palabra de Dios nos pide que creamos en Cristo ahora en este momento, diciendo:
«Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones» (Hebreos 4, 7).
A veces pensamos que es duro aceptar la Palabra de Dios de salvación porque nuestros corazones están endurecidos. Sin embargo, cuando escuchamos la Palabra de Dios de nuevo no debemos dejar que nuestros corazones sigan endureciéndose, sino que debemos abrir nuestras mentes, aceptar la Palabra de Dios con toda humildad y alcanzar nuestra verdadera salvación. Juan 1, 12-13 dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios». Recibir a Jesucristo aquí significa aceptar en el corazón la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Por desgracia hay muchos cristianos actualmente que no creen en la Palabra de Dios. Quizás por eso hay tantas personas cuyos corazones están endurecidos.
Pasemos a Hebreos 4, 4: «Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: ‘Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día’». Aquí las palabras que dicen que Dios descansó el séptimo día de la creación quieren decir que terminó todas Sus obras de creación y ya no tuvo que trabajar más. Si ponemos esto en el contexto del Nuevo Testamento, el que Dios descansase de Sus obras el séptimo día de la creación de los cielos y la tierra implica que Dios no tiene que trabajar en nuestra salvación porque ha eliminado todos nuestros pecados completa y perfectamente al ser bautizado por Juan el Bautista y derramar Su sangre. En otras palabras, el Señor no está trabajando más para eliminar nuestros pecados.
Por eso la Biblia dice en Hebreos 10, 12: «Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios». Este pasaje claramente dice que Jesús se sentó a la derecha de Dios Padre. El que el Señor se sentase significa que ahora está descansando cómodamente. Descansar significa dejar de trabajar o abstenerse. Así que, el hecho de que Jesucristo se sentase a la derecha de Dios Padre significa que terminó Su obra de salvación, dejó de trabajar por ella y ahora está descansando. En resumen, esto significa que Jesucristo nos ha dado la remisión de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Así que al borrar todos nuestros pecados y descansar ahora Jesús nos está diciendo que creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón. Por tanto, quien crea en este Evangelio del agua y el Espíritu en unidad con la Palabra de Dios puede recibir el descanso verdadero en su corazón.
 
 

No pueden ser salvados si fingen conocer y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu sin entenderlo

 
No puedo entender por qué hay tantas personas que no aceptan el Evangelio del agua y el Espíritu aunque esté tan claro que Jesucristo les ha salvado de sus pecados a través de este verdadero Evangelio. Una de las enfermedades más graves que afectan a casi todos los cristianos de este mundo es fingir que conocen y creen en Jesús aunque no conocen ni creen en el Señor correctamente. Esta es la hipocresía más grave. Están todos infectados con esta epidemia moral llamada hipocresía religiosa. Fingen saberlo todo sobre ser salvados pero en realidad no saben nada de la verdadera salvación; fingen no haber cometido ningún pecado aunque pecan todo el tiempo; y fingen haber sido salvados de sus pecados aunque no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y por tanto no han recibido la remisión de los pecados. Algunas personas incluso fingen creer en el Evangelio del agua y el Espíritu aunque no entiendan este Evangelio, y todas estas personas acabarán en el infierno. Así que les pido que entiendan el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente y crean en él sinceramente. Como Jesucristo ha borrado todos nuestros pecados para siempre con esta Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, todo el mundo tiene que aceptar esta Palabra del Evangelio en sus corazones para que puedan entrar en el Reino de los Cielos. No hay ninguna razón por la que debemos rechazar este Evangelio solamente para ir al infierno. Pero muchas personas están destinadas a ir al infierno y la razón es que son demasiado pretenciosas en su hipocresía religiosa y creen saberlo todo acerca de la salvación aunque no saben absolutamente nada.
Estoy seguro de que se han encontrado con personas así que dicen haber recibido la remisión de los pecados aunque no conozcan el Evangelio del agua y el Espíritu y por tanto no han recibido la remisión de los pecados todavía. Estas personas fingen ser el pueblo de Dios, Sus santos y Sus siervos, y fingen estar sin pecados. No entiendo por qué tantas personas se aferran a su orgullo inútil y fingen creer en Jesús así. Deben ser sinceros consigo mismos; si no hay un pecado en sus corazones deben admitirlo y si no hay pecados, deben decirlo claramente. El problema es que la mayoría de los cristianos piensan que pueden ir al Cielo siempre y cuando crean en Jesús aunque sigan teniendo pecados. Pero una persona que tenga pecados no puede entrar en el Reino de los Cielos. Quien piense lo contrario está lleno de pensamientos propios. Hay que prestar atención a la Palabra de Dios y no a nuestros pensamientos propios.
¿Cómo puede una persona seguir siendo pecadora e ir al Reino de los Cielos? El Cielo no es un lugar para un pecador. ¿Y ustedes? ¿Están sus corazones llenos de pecados? Deben contestar esta pregunta sinceramente. Si la respuesta es sí, no pueden ir al Reino de los Cielos, porque no hay ningún pecador que pueda entrar en el Cielo. Cuando se les hace esta pregunta a los cristianos de hoy en día, muchos dicen con toda sinceridad que sus corazones siguen teniendo pecados. Pero cuando se les pregunta si tienen el Espíritu Santo en sus corazones, normalmente dicen que sí. Cuando se les pregunta cómo saben que tienen el Espíritu Santo en sus corazones, dicen que lo saben porque pueden hablar en lenguas. Pero esto no tiene sentido porque estos cristianos confusos reconocen que sus corazones siguen teniendo pecados, pero al mismo tiempo dicen que el Espíritu Santo vive en ellos. Después de todo ¿cómo puede el Espíritu Santo, que está completamente sin pecados, vivir en un corazón con pecados? Es imposible que el Espíritu Santo entre en cualquier corazón que tenga pecados. Esto solo puede significar que lo que estos cristianos nominales dicen decir en sus corazones no es el Espíritu Santo.
Los coreanos comparten algunas características con los judíos por la influencia del confucianismo. Una de estas características es que hacen mucho hincapié en las apariencias. Por ejemplo, algunos coreanos todavía tienen mal considerado cualquier trabajo físico, pensando que es solo para los que no tienen estudios. Este es el legado de las tradiciones coreanas del confucianismo que pone la educación por encima de todo y considera el trabajo físico por debajo de cualquier hombre respetable. Como resultado de este legado algunos coreanos todavía tienen estas nociones desfasadas y se avergüenzan de hacer cualquier trabajo físico. En el pasado feudal había muchos nobles pobres que se morían de hambre solo por mantener las apariencias. Pero, ¿de qué sirve mantener las apariencias si uno se muere de hambre?
Así, muchos cristianos en Corea hacen hincapié en su piedad exterior e intentan establecer su propia justicia aunque no conocen la justicia de Jesús. Fingen ser buenos cristianos a pesar de que sus corazones siguen teniendo pecados y de que van a ir al infierno. Pero, ¿qué importa si uno es ordenado pastor o anciano? Un cargo en la iglesia no tiene nada que ver con la salvación; aunque seamos ancianos o pastores, si vamos al infierno, tenemos que aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu enseguida. Deben asegurarse de que sus almas son salvadas de todos los pecados.
Sin embargo, hay demasiados cristianos que están demasiado metidos en las disputas de cada secta acerca de los problemas doctrinales. Pero, ¿quién tiene tiempo para esto? Si se están ahogando, deben agarrarse a algo para que les saque del agua. Aunque alguien les eche una rama rota, deben estar agradecidos y agarrarse a ella para salir del agua. Si insisten a la persona que les está intentando salvar que llame a un barco de rescate, se ahogarán.
Es una tragedia que muchas personas piensen que muchas personas acepten toda la Palabra de Dios aunque estén a punto de ir al infierno por sus pecados. ¿Quién puede ser más arrogante que estas personas? ¿Quién puede ser más temerario? ¿Cómo puede una persona aceptar algunas partes de la Palabra de Dios mientras se rechazan otras? ¿Cómo podemos, criaturas como nosotros, juzgar lo que Jesucristo ha hecho por nosotros y rechazar Su gracia de salvación por no creer? Como Dios nos ha dicho que le adoremos, ¿estaría bien que aceptásemos parte de Su Palabra y rechazar otras? No, por supuesto que no. Ninguno de nosotros tiene otra opción que aceptar toda la Palabra de Dios en nuestros corazones y creer en ella.
Sin embargo, el problema es que la inmensa mayoría de los cristianos de hoy están sufriendo de hipocresía religiosa, fingiendo saberlo todo. Pero estas personas no se han unido con la Palabra de Dios. Todos tendrán que someterse al juicio de Dios el último día. Si Dios dice en Su Palabra: “Este es el Evangelio del agua y el Espíritu” entonces tienen que aceptarlo en sus corazones diciendo: “Señor, tienes razón”. ¿Cómo de inteligentes creen que son para intentar entender la majestad de Dios con sus cabezas tan pequeñas? ¿Pueden entender la Palabra de Dios completamente con sus cabezas por mucho que lo entiendan? ¿Creerán en la Palabra de Dios solo si la entienden completamente y la rechazarán si no pueden entender parte de ella?
Hace unos 15 años un periódico importante de Corea publicó una historia acerca de un misionero coreano en el Amazonas. Este artículo creó mucha controversia y quizás lo recuerden. Un reportero fue al Río Amazonas en Brasil para grabar el bosque tropical, pero mientras estaba allí se encontró con un misionero asiático que estaba predicando a una tribu caníbal en la jungla. Sorprendido por esto, el reportero investigó y averiguó que el misionero era de Corea.
Este misionero no había recibido ninguna formación teológica formal, sino que se fue a Corea con suficiente dinero par apagar su vuelo a los Estados Unidos, diciendo que iba a predicar el Evangelio a una tribu caníbal en el Amazonas. Para llegar a Brasil este misionario tuvo que pasar por los Estados Unidos, pero se quedó sin dinero cuando llegó allí. Mientras estaba en los Estados Unidos vio como la gente echaba monedas en una fuente para tener buena suerte, lo que es bastante común en los países occidentales. Así que cuando vio que la fuente estaba llena de monedas esperó a que no hubiese nadie y cuando no había nadie mirando entró en la fuente y las recogió todas. Entonces utilizó todo ese dinero para pagarse el viaje a Brasil.
Cuando llegó al Amazonas, allí había una tribu que se pensaba que era caníbal. Pero en realidad no era así. Los miembros de la tribu sí que comían carne humana, pero solo cuando moría la persona. Los miembros de esta tribu creían que era inmoral enterrar a los muertos y dejar que se los comiesen los gusanos, así que cuando un familiar moría, la tradición era que los familiares se lo comiesen; se comían a los familiares porque creían que así se convertirían parte de ellos. Y el misionario predicó el Evangelio a esta tribu primitiva.
Cuando el misionero volvió a Corea, un periódico importante escribió un artículo, porque era una gran noticia que el primer misionero coreano en predicar el Evangelio a una tribu caníbal hubiese vuelto. Es cierto que antes de este misionero coreano nadie había predicado en un ambiente tan hostil. Así que se puede entender que esto fuera una gran noticia en Corea, pero fuera de Corea no fue tan importante porque muchos otros misioneros occidentales ya habían predicado entre estas tribus primitivas.
Este misionero fue invitado a un seminario en una de las denominaciones presbiterianas más importantes de Corea para celebrar una reunión de resurgimiento para los estudiantes de allí. Mientras predicaba en una sala de conferencias enorme llena de estudiantes de postgrado y profesores de teología, el misionero les hizo a los estudiantes la siguiente pregunta: “¿Por qué estáis aquí en este seminario?”.
Un estudiante del seminario le contestó: “Para ser pastor, por supuesto”.
El misionero le preguntó: “¿Qué harás cuando seas pastor?”.
“Predicar el Evangelio”.
“¿Entonces para qué estudias Teología?”.
“Estoy estudiando para entender a Dios”.
Entonces el misionero dijo: “¿Cómo puedes entender a un Dios tan majestuoso, grande e infinito con tu cabeza tan pequeña? Si pudieses entender a Dios así, ¿sería realmente divino?”. Entonces hubo mucha conmoción entre los estudiantes que se preguntaron: “¿Qué está diciendo? ¿Está diciendo que no deberíamos estudiar a Dios?”.
Entonces el misionero dijo: “Yo no estudié Teología. Pero, ¿acaso yo no adoro a Dios más que vosotros? Por casualidad, ¿acaso no estáis estudiando Teología para exaltaros a vosotros mismos? ¿Acaso tiene sentido estudiar al Dios majestuoso con vuestras cabezas pequeñas? ¿No es un gran error? ¡Dejad de hacer esta tontería! Dijisteis antes que estabais aquí para ser pastores y predicar el Evangelio. Pero, ¿no tenéis pecados en vuestros corazones? ¿Cómo podéis, siendo estudiantes de Teología, tener pecados en vuestros corazones? No habéis recibido la remisión de los pecados, ni creéis de verdad en Jesucristo. ¿Qué haréis cuando os graduéis de este seminario? ¿Vais a ser pastores? Pero si os convertís en pastores de esta manera, simplemente seréis jornaleros y no pastores verdaderos”. De esta manera, el misionero no tuvo ningún reparo en probar a estos estudiantes.
Entonces pasó tu atención a los profesores del seminario y les dijo: “Estáis enseñando aquí como profesores solo para ganaros la vida. No estáis estudiando Teología porque de verdad queráis honrar a Dios. ¿Cómo puede un ser humano intentar entender a Dios estudiando? Dios solo puede ser comprendido por fe y a través de Su Palabra. ¿Qué intentáis conseguir al estudiar a Dios? Solo al aceptar la Palabra de Dios se puede tener la verdadera fe”. El misionero dijo estas palabras duras durante una reunión de resurgimiento y por eso se pueden imaginar lo incómodo que estaba su público.
Jesucristo nos ha dado el descanso a nuestros corazones a través del Evangelio del agua y el Espíritu y la única razón por la que tantas personas no pueden disfrutar de este descanso es que no creen en este Evangelio. Estas personas son insensatas, arrogantes e imprudentes. El Dios de la Trinidad nos prometió descanso a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y según esta promesa Dios ha cumplido toda nuestra salvación a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, si todavía no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la Palabra de Dios, todo lo que tienen que hacer es aprender acerca de este Evangelio; y si ya han aprendido acerca de este Evangelio, entonces solo tienen que creer en él y aceptarlo en sus corazones. ¿Por qué se niegan tanto a conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu? Y si ya conocen esta Verdad, ¿por qué se niegan a creer en ella?
Aunque muchos cristianos dicen creer en Jesús pero no han entrado en Su descanso porque no han aceptado la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Como estos cristianos confusos no han aceptado la Verdad de la justicia de Dios no pueden entrar en Su descanso debido a su desobediencia. Cuando escuchamos la Palabra de Dios debemos dejar de lado nuestra testarudez y aceptar la Palabra del Evangelio de la justicia de Dios en nuestros corazones con humildad. ¿Y qué hay de ustedes? ¿Creen que es el Evangelio del agua y el Espíritu lo que les da verdadero descanso y la remisión de los pecados? El Señor les ha dado Su descanso libremente pero deben creer en la justicia de este Señor para recibirla.
Pasemos a Hebreos 4, 9-13:
«Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta».
Como dice la Biblia aquí, hay descanso para el pueblo de Dios que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestro Señor nos ha dado Su verdadero descanso de manera gratuita. Nos ha permitido descansar en paz para siempre. Dios ha preparado el descanso eterno para nosotros para que nuestras almas no sufran más en este mundo. Y este lugar de descanso no es otro que el Evangelio del agua y el Espíritu. Al haber eliminado todos nuestros pecados para siempre y haber preparado la remisión de los pecados para todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, nuestro Señor Jesús está sentado y descansando a la derecha de Dios Padre. ¿Y sus corazones? ¿Están sus corazones disfrutando el descanso que viene al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? Si creen en la justicia de Jesucristo, entonces han recibido la remisión de los pecados y ahora están descansando.
Hebreos 4, 11: «Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia». Si de verdad quieren ser salvados de todos sus pecados, entonces deberán sin duda creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. No deben centrarse en sus esfuerzos carnales, como intentar ayunar y orar mucho, ofrecer oraciones de penitencia todos los días haciendo buenas obras o trabajando como voluntarios para una buena causa. El verdadero descanso se disfruta, no a través de otros medios, sino al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. La Biblia dice que la obediencia es mejor que el sacrificio. Al obedecer la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu disfrutamos el verdadero descanso y recibimos la bendición de convertirnos en hijos de Dios; deben darse cuenta de que están cometiendo un grave error si todavía intentan ser salvados por Dios mediante sus propios esfuerzos. Sus propios esfuerzos y obras no son más que basura que debe desecharse.
Todo el mundo debe intentar recibir la verdadera salvación al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu preparado por Dios. Los que ya han entrado en el Evangelio del agua y el Espíritu deben intentar guiar a todo el mundo a este verdadero Evangelio. Y los que todavía no han entrado en el verdadero descanso deben buscar a los que están predicando la verdadera Palabra, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu. En vez de insistir a ciegas en las perspectivas de sus propias denominaciones como ortodoxas, tienen que buscar la Iglesia de Dios que está predicando Su Palabra correctamente, escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu, nacer de nuevo y recibir el descanso verdadero de Dios.
Hay muchos herejes y falsos profetas en este mundo. Hay muchos pastores que no quieren más que dinero. Sin embargo, mis queridos hermanos, hay muchos siervos de Dios que creen en Su Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu; ahora están descansando de sus obras a través de esta fe de la misma manera en que Jesús está descansando de Sus obras. Aquí encontrarán testimonios de la Palabra de Dios correctamente y aquí encontrará la verdadera Iglesia de Dios.
 
 
Nosotros no debemos imitar a los que desobedecen a Dios
 
Ninguno de nosotros debe emular a los que desobedecen la Palabra de Dios, pero imitar a los obedientes. En Hebreos 4, 12-13, el autor de la Epístola de Hebreos muestra que la Palabra de Dios tiene el poder de perforar todas las almas, diciendo: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». ¿Qué dice la Biblia acerca de la Palabra de Dios aquí? Dice que la Palabra está viva, es poderosa y está más afilada que cualquier espada de dos filos.
Todo el mundo tiene un alma, un espíritu y un cuerpo. Esto se debe a que son seres humanos que tienen pensamientos carnales. Nosotros también tenemos corazón, huesos y articulaciones. Y la Biblia dice que Dios perfora incluso los secretos más profundos escondidos en nuestros pensamientos. Con Su Palabra Dios nos muestra correctamente lo que está dentro de nosotros; del corazón del hombre proceden pecados sucios como pensamientos malvados, asesinato, robo, adulterio, celos, conflicto, fornicación y locura. Esto significa que Dios lo sabe a todo sobre nuestros pensamientos e intenciones. De hecho, no hay nada que el Dios omnisciente no conozca.
Dios lo sabe todo acerca de nosotros; no hay nada que Dios no sepa acerca de nosotros. Incluso cuando intentan engañar a sus corazones, Dios lo sabe todo, como está escrito: «Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta» (Hebreos 4, 13). Por tanto, no deben engañarse a sí mismos ante este Dios omnisciente, Sino que deben exponerse completamente como son ante Dios, admitiendo todos sus pecados y aferrándose al Evangelio del agua y el Espíritu por fe, que es la fuente de la remisión de los pecados de Dios.
¿De verdad quieren entrar en el verdadero descanso? Si de verdad quieren entrar en el verdadero descanso, deben admitir su maldad cuando la Palabra de Dios del agua y el Espíritu expone su maldad. Cuando admiten su maldad de esta manera, podrán tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu mucho antes. Entonces entrarán en el descanso de Dios gracias a Su gracia. Nuestra salvación solo puede alcanzarse al reconocer la Palabra de Dios, sin confiar en su propia sabiduría o creer en algunas doctrinas de diferentes denominaciones.
Mis queridos hermanos, hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero todavía hay demasiadas personas que no pueden recibir la remisión de los pecados mientras no conocen este verdadero Evangelio. Es absolutamente indispensable predicar la correcta Palabra de Dios a estas personas. Dios nos ha confiado con la tarea de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, y nos ha hecho predicarlo con nuestros labios. Al hacer Su templo con nuestras manos, pies, pensamientos y nuestro todo, Dios está dentro de todos nosotros, e incluso ahora está trabajando a través de nosotros. Quiere que utilicemos parte de nuestro cuerpo como Sus instrumentos. Nuestro Señor quiere que cumplamos la voluntad de Dios Padre a través de nosotros. ¿Creen en esta voluntad de Dios? Si creen, entonces, como personas que han sido salvadas de verdad, deben tener compasión de la gente de este mundo que no ha entrado en el descanso de Dios y deben intentar guiarla por el buen camino. Esta tarea de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu es nuestra tarea. Y cuando esta tarea se completa también entraremos en el descanso eterno.
Los corazones de todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu han entrado en el descanso eterno, y aunque todavía seguimos trabajando en este mundo con nuestra carne, pronto veremos al Señor de la justicia cara a cara. De la misma manera en que el Señor cumplió el Evangelio del agua y el Espíritu mientras vivió en este mundo durante 33 años, durante Su corta estancia corta en este mundo, nosotros estamos haciendo la obra del Señor, y cuando esta obra se haya completado, todos iremos al Señor y disfrutaremos del descanso eterno en cuerpo y espíritu como el Señor está ahora descansando a la derecha del trono de Dios Padre.
Dios ha preparado todas las bendiciones para que todas nuestras esperanzas se cumplan. Cuando los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu entremos en el Reino de los Cielos, disfrutaremos de privilegios inimaginables que no podemos comprender. Estamos viviendo esperando alabar a Dios con gozo y vivir felizmente para siempre con Él, y ahora estamos viviendo según la voluntad de Dios. Espero que su corazón esté disfrutando el descanso de Dios con los demás santos de la misma manera en que Jesús está descansando de Sus obras de salvación.