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דרשות

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 3-2] ¿Crees en el Evangelio Dado por Dios del Agua y el Espíritu? (Juan 3:1-8)

¿Crees en el Evangelio Dado por Dios del Agua y el Espíritu?(Juan 3:1-8)
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
 


Nicodemo, un Líder Religioso


Jesús está hablando claramente a Nicodemo en el pasaje de la Escritura de hoy, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Mientras Jesús decía esto, Nicodemo preguntó, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Nuevamente, Jesús le dijo a Nicodemo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Tenemos que morir a nuestros pecados en nuestra fe y nacer de nuevo creyendo que Jesucristo el Hijo de Dios verdaderamente ha realizado la justicia de Dios al venir a este mundo, tomar todos los pecados del mundo sobre Sí Mismo por medio del bautismo que Él recibió de Juan el Bautista, pagándolos con Su sangre sobre la Cruz. Esto es nacer de nuevo. La Biblia nos dice que nadie puede entrar en el reino de Dios a menos que nazca del agua y el Espíritu (Juan 3:5).
El Señor nos dijo, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6). Nos dice que no importa cuan fervientemente creamos en Jesús en nuestra carne, no podemos nacer de nuevo por tales medios. El Espíritu Santo no puede habitar en un corazón que aún tiene pecado. Si fuese a administrar Su prueba espiritual, esa persona fallaría la prueba. Quienquiera que viva en este mundo puede nacer de nuevo solo por la fe en el evangelio del agua y el Espíritu.
El Señor continuo diciéndole a Nicodemo, “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:7-8). Esta Palabra nos dice que hemos nacido de nuevo y libres del pecado creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Tal fe nos permite conocer la voluntad de Dios y nos permite nacer de nuevo.
El Señor dijo, “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8). Sin embargo, no son unos pocos Cristianos los que no conocen el camino para nacer de nuevo que malinterpretan este pasaje y dicen, “No sabemos cuando nacimos de nuevo por el agua y el Espíritu. La gente esta naciendo de nuevo sin darse cuenta de sí mismos ya que creen fervientemente en Jesús.” Sin embargo, Jesús no dijo eso con esa intención. Él quiso decir esto, “Nicodemo, no sabes nada. No sabes que Dios te liberó de todos tus pecados por el evangelio del agua y el Espíritu. Aún así, los creyentes en la palabra del evangelio del agua y el Espíritu saben bien cómo Dios los ha liberado de todos sus pecados. Ellos pueden entrar y ver el Reino de Dios al nacer con la fe en el evangelio del agua y el Espíritu.”
El Señor quiso decir con este pasaje que debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Él desea informarnos que solo cuando creemos en el evangelio del agua y el Espíritu recibimos la remisión del pecado, y que solo aquellos que han recibido la remisión del pecado pueden recibir el regalo de salvación de Dios y convertirse en Sus hijos. ¿No es verdad que solo aquellos que se han convertido en hijos de Dios pueden entrar a Su Reino?
Así, la población total en este ancho mundo debe nacer de nuevo para ser hijos de Dios creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Además, aquellos que han llegado a ser hijos de Dios por medio de su fe deben difundir el evangelio del agua y el Espíritu por todo el ancho mundo de acuerdo a la voluntad de Dios. En el pasaje de la Escritura de hoy, el Señor nos dice claramente que aquellos que han nacido de nuevo por medio del evangelio del agua y el Espíritu entrarán en el Reino de Dios ya que han llegado a ser Sus hijos, y serán bendecidos como el propio pueblo de Dios aún estando en este mundo. Jesús le dijo claramente a Nicodemo, “Aún no has nacido de nuevo, ya que todavía no conoces el evangelio del agua y el Espíritu.” El Señor dijo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). En este pasaje, podemos entender la Verdad para entrar al Reino del Cielo por nuestra fe.
¿Sabes porqué el Señor dice que la gente puede ver y entrar al Reino de Dios solo si nacen de Nuevo por el evangelio del agua y el Espíritu? Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu son los benditos santos que han sido lavados completamente de todos sus pecados. Nuestro Señor dijo que nacer de nuevo por el agua y el Espíritu es posible solo cuando esa persona cree en el evangelio del agua y el Espíritu.
Entonces, ¿por qué dijo Él que nacemos de Nuevo por “el agua y el Espíritu,” en vez de decir que nacemos de nuevo por “el agua y la sangre”? En realidad, estas dos expresiones son lo mismo. Por Su elección de palabras, Él quiso decir que Dios Padre nos ha liberado al borrar todos nuestros pecados al enviar a Su Hijo Unigénito a este mundo. La voluntad de Dios era que Su Hijo recibiera el bautismo el cual transfirió todos los pecados de toda la humanidad sobre Su cuerpo, e hizo que Él pagara por todos esos pecados con sangre hasta Su muerte sobre la Cruz, en donde Él murió, y después resucitó de entre los muertos. Dios Mismo realizo todas estas obras para borrar todos nuestros pecados. Con este pasaje, Dios Padre nos dice que Él nos ha liberado de todos de nuestros pecados por el evangelio del agua y el Espíritu por medio de Su Hijo Unigénito.
Así, no es importante el tiempo que la gente ha creído en Jesús. El Señor ha venido a este mundo y nos ha liberado al darnos vida nueva por medio del evangelio del agua y el Espíritu, aún ante de encontrarnos con Jesucristo. El Señor nos pregunta, mientras aún somos pecadores, “¿Cuándo oíste el verdadero evangelio del agua y el Espíritu? ¿Y cuando creíste por vez primera?” no podemos evitar tomarnos fuertemente de la Palabra de este evangelio del agua y el Espíritu por la Verdad de este evangelio se entiende mejor una vez que lo escuchamos a través de la palabra de Dios. Lo que estoy diciendo es que no nacemos de nuevo tomándonos de un pasaje específico de la Palabra de Dios sino primero tomándonos de la Palabra del evangelio del agua y el espíritu.
¿Qué hizo el Señor después de que vino a este mundo? Él borró los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el bautista y después derramar Su sangre sobre la Cruz. Él nos liberó de todos los pecados del mundo por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Nuestro Señor ha culminado nuestra salvación en esta Palabra de Verdad. Así, los creyentes en esta Palabra pueden mostrar generosidad a todos ya que todos sus pecados fueron transferidos sobre Jesucristo cuando Él recibió el bautismo. Solo Dios determina lo bueno o lo malo de nuestra fe. Si Él dice, “Tú fe es mala,” debes volverte del camino actual de tu fe ahora mismo.
El Salmo 51 es uno de los Salmos de David que escribio después de haber cometido adulterio con Betsabé. Él afirmó en este Salmo que aunque había cometido un gravísimo pecado, si la palabra de la Biblia declaraba que era justificado, entonces era libre de pecado. Pero, si la palabra del Señor declaraba que era culpable, entonces está claro que aún almacenaba pecado. Todo acerca de nosotros es determinado por el juicio que Dios hace. Por lo tanto, si Dios nos dice a través de Su Palabra que somos pecadores, entonces ciertamente tenemos pecado. Si Él nos dice que somos inocentes, entonces estamos sin pecado. Así, aquellos que creen que Dios nos ha liberado a ti y a mí de todos nuestros pecados nos convertimos en gente libre de pecado. Jesús nos ha liberado de todos nuestros pecados al venir a este mundo y recibir el bautismo, morir sobre la Cruz y resucitando de entre los muertos. Si Dios dice que nos ha liberado de todos nuestros pecados en Jesucristo por tales medios, esto es así.
Si se nos dice que fuimos liberados de todos nuestros pecados de tal modo, tenemos que creer esto. Y necesitamos tener la confesión verdadera de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Para ser libre de nuestros pecados, tenemos que morir una vez en el evangelio del agua y el Espíritu. Y para afirmar nuestra justificación, hemos experimentado nuestra propia resurrección por nuestra fe en la Verdad del evangelio. Tú y yo hemos nacido de nuevo al creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
Por lo tanto, si realmente no poseemos fe en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, aún no hemos nacido de nuevo. No importa cuantos pasajes de la Biblia tú y yo hayamos leído o creído. No importa cuan duro hayamos trabajado para nuestro Señor. Y no importa cual sea nuestra posición actual en nuestra iglesia. El único medio por el cual Dios ha hecho que nazcamos de nuevo es la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Hemos recibido la remisión del pecado y hemos nacido de nuevo como hijos de Dios solo por nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Sin importar si llego temprano o tarde, aquellos que nacen de nuevo por el agua y el Espíritu son los hijos de Dios, quienes recibirán grandes recompensas ante Dios.
Así, cuando escuchamos el testimonio de algunas personas acerca de su salvación, dicen, “Jesús, yo doy gloria a Dios por liberarme de todos mis pecados ya que Tú diste tu vida sobre la Cruz.” Esta clase de personas no ha transferido honestamente todos sus pecados sobre Jesús. Es muy difícil para nosotros compartir el evangelio con tales personas. Y ellos están compartiendo un evangelio diferente al del agua y el Espíritu. Sería una fe errónea afirmar que un evangelio es tan correcto como el otro evangelio, cuando claramente hemos recibido la remisión del pecado creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Si nuestra fe es el único y verdadero camino para nuestra salvación ante Dios, no existe otra fe sino la del evangelio del agua y el Espíritu. Solo el evangelio del agua y el Espíritu es el evangelio verdadero. Cualquier otro evangelio, aunque sea muy parecido al evangelio del agua y el Espíritu, no puede ser el verdadero evangelio.
Existe otro fenómeno que encontramos entre los Cristianos: Aquellos que aún no han nacido de nuevo odian a aquellos que si han nacido de nuevo. Esta gente afirma un evangelio similar pero diferente del evangelio del agua y el Espíritu, cuando primeramente comenzaron a creer en Jesús. 
Tenemos que acercarnos a nuestro Señor con fe en el evangelio del agua y el Espíritu. El pasaje de la Biblia que dice, “porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados,” es la confesión del rey Ezequias quién tenía fe en el evangelio del agua y el Espíritu (Isaías 38:17). Aún cuando Jesús dijo en la Cruz, “¡Consumado es!,” Él declaró que había completado la Verdad en el evangelio del agua y el Espíritu (Juan 19:30). “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (Hebreos 10:18). “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó” (Mateo 3:15). Todas estas palabras toman su efecto completo cuando creemos que todos nuestros pecados fueron transferidos sobre Jesús cuando Él recibió el bautismo de Juan el Bautista.
Debido a que Jesús tomó todos los pecados del mundo sobre Sí Mismo cuando recibió el bautismo de Juan el bautista, todos mis pecados fueron también transferidos. Debido a que creo eso, he recibido la remisión del pecado. Además, Jesús cargó todos los pecados del mundo hasta la Cruz, en donde recibió el juicio por todos esos pecados y murió vicariamente por mí. Yo creo eso. Y Jesús resucitó de entre los muertos. Creemos que Jesucristo se ha convertido en nuestro eterno Salvador resucitando de entre los muertos. Seremos librados del rechazo de Dios, solo cuando ofrecemos las respuestas correctas de nuestra fe en el tiempo presente.
Aquellos que han nacido de Nuevo por el evangelio del agua y el Espíritu siempre hablan acerca de la Verdad de este evangelio. Si una persona tiene la fe precisa en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu y al Espíritu en su corazón, puede confesar verdaderamente su fe a cualquier hora y en cualquier circunstancia. Sin embargo, si una persona no cree en su corazón la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu a pesar de que en su cabeza la conoce, no podrá compartir el verdadero testimonio de su salvación. Aún así, mientras uno crea en el evangelio del agua y el Espíritu, aún una abuelita diría cuando de testimonio de su salvación, “Yo no tengo pecado debido a que todos mis pecados fueron totalmente transferidos a Jesús cuando Él recibió el bautismo de Juan el Bautista. Jesús me ha liberado del pecado cuando Él cargó todos mis pecados hasta la Cruz, murió, y resucitó de entre los muertos. Así, yo he nacido de nuevo.”
En una ocasión, muchas abuelitas se dieron de alta en nuestras clases de evangelio durante un retiro. Cuando les pedí que dieran testimonio de su salvación después de recibir la remisión del pecado por medio de su fe en el evangelio del agua y el Espíritu, una anciana dijo, “Juan el Bautista con seguridad transfirió todos mis pecados sobre Jesús. Así, Él sangró sobre la Cruz. Y yo he nacido de nuevo porque creo esto.” Toda la congregación dio un fuerte aplauso después de oír tal testimonio. Otra ancianita vino a dar su testimonio. Ella dijo, “yo no tengo pecado ya que Juan el Bautista ha transferido con seguridad mis pecados sobre Jesús.” Aproximadamente 10 damas maduras dieron sus testimonios, pero no se llevó más de media hora. Les llevo más tiempo subir hasta el pulpito y regresar a sus asientos. La presentación real de sus testimonios no se llevo más de 30 segundos por cada testimonio. Eso se debió a que el testimonio de salvación de las ancianitas fue como si fuera el testimonio de una y de la misma persona. Aún así, estas ancianitas quienes tenían una fe correcta ante Dios y que han recibido la remisión del pecado nacieron de nuevo en esa ocasión por el agua y el Espíritu. Les hemos ayudado a nacer de nuevo al compartirles el evangelio del agua y el Espíritu.
Hemos llegado a nacer de Nuevo solo por la fe en el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Existe alguien que pueda nacer de nuevo ante Dios por sus propios esfuerzos? ¿Podemos nacer de nuevo orando en las montañas? ¿Podemos nacer de nuevo por medio del ayuno y la oración? ¿Haría Dios que nacieras de nuevo si ayunaras 10 días? ¿Y si ayunas 40 días? Nunca. Dios nos dice que puedes nacer de Nuevo solo cuando crees que Él ha borrado todos tus pecados por el agua y el Espíritu.
Jesús le dijo a Nicodemo, “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Esto significa que esa gente que no conoce la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu no conoce a Dios quién ha hecho que nazcamos de nuevo. Sin embargo, los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu conocen correctamente que ellos nacieron de nuevo por la Verdad de este evangelio. Él dijo que todos los nacidos de nuevo son así.
Debemos creer ahora y en nuestro corazón en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Solo entonces atrevidamente podremos decir que hoy estamos sin ningún pecado en el tiempo presente. Cuando miro mi propio corazón, siempre me siento seguro del evangelio del agua y el Espíritu. Alguna gente podrá decir, “Ese predicador debe haber memorizado únicamente el evangelio del agua y el Espíritu, ya que siempre habla acerca de ese evangelio siempre que abre su boca. Sale como una fuente de la montaña cada vez que abre su boca.” Eso no es verdad. Yo puedo hablar continuamente acerca del evangelio del agua y el Espíritu solo porque aún creó en este evangelio hasta este mismo instante. Aquel que no cree en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu no puede dar continuo testimonio gozosamente. 
Queridos compañeros creyentes, tienen que creer en el evangelio del agua y el Espíritu para nacer de nuevo. Si no crees en el evangelio del agua y el Espíritu, no podrás recibir la remisión del pecado. Sin embargo, si has recibido la salvación creyendo ahora en el evangelio del agua y el Espíritu, no podrás negar que este evangelio es la verdad genuina para nacer de nuevo. En ambos, el presente y el futuro, todos los que creen en Jesús han nacido de nuevo por su fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Dios dio el evangelio del agua y el Espíritu desde arriba para que nosotros los pecadores podamos nacer de nuevo como justos. El Señor nos ha liberado de todos nuestros pecados y nos ha adoptado como hijos de Dios.
Sabemos ahora que la Verdad de este evangelio nos trae tremendas bendiciones de arriba. Es por ello que debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu, el cual ha borrado todos nuestros pecados. No existe otro camino para nacer de nuevo excepto el creer en esta Verdad. Dios hizo que Su Hijo Unigénito recibiera el bautismo y muriera sobre la Cruz para que todos nuestros pecados pudieran ser borrados completamente. No importa quienes seamos, todos debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu. No podemos esperar más para creer en la Verdad de este evangelio sino que debemos creer en el ahora. Debemos asirnos ahora por fe en el evangelio del agua y el Espíritu.
¿Piensas que no necesitamos hablar acerca del evangelio del agua y el Espíritu aunque sea probable que no conozcamos? No. Debe ser mencionado ahora. Debe ser discutido ahora en el tiempo presente. El creer en el evangelio del agua y el Espíritu siempre debe tomar lugar en el presente y no puede esperar hasta mañana. Es una tarea para que la realicemos ahora mismo. Si tu y yo no hubiésemos creído en el evangelio del agua y el Espíritu, hubiese sido imposible que nosotros recibiésemos la remisión del pecado sin importar cuantos pasajes de la Biblia hayamos creído.
Cuando Nicodemo le preguntó a Jesús, “¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo?” Jesús contestó, “Uno nace de nuevo por el agua y el Espíritu.” La Verdad que hace que un hombre nazca de nuevo no es otra que el evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, la mayoría de los Cristianos piensa y cree en sus propios caminos acerca de nacer de nuevo, a pesar de leer este pasaje de la Escritura. Alguna gente hasta dice que el agua no se refiere al bautismo que Jesús recibió. Interpretan ‘agua’ como un fluido amniótico diciendo, “Un bebe nace de su madre con el fluido amniótico.” Entonces, ¿cómo interpretan ‘el agua’ en 1 Juan 5:6-8? Espero que recuerdes Juan 3:6 que dice, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” El agua en Juan 3:5 se refiere al bautismo que Jesús, y la sangre en la Cruz significa el juicio de todos nuestros pecados. El evangelio del agua y el Espíritu es el regalo de la remisión del pecado de Dios a la humanidad. Esta Verdad es la llave para el Cielo.
La mayoría de los Cristianos en estos días no saben lo que es el evangelio del agua y el Espíritu. Dicen que los creyentes nacen de nuevo un día sin darse cuenta y no por la Palabra del agua y el Espíritu. Interpretan como tal Juan 3:8. Dicen que alguien puede nacer de nuevo repentinamente en cualquier momento-mientras oras, comes, sueñas o aún mientras trabajas. Dicen que la gente nace de nuevo repentinamente por casualidad sin su reconocimiento propio, siempre y cuando crean en Jesús. ¿Cuan ignorantes son al decir esto? Es por ello que existen muchos que creen en Jesús, pero muy poca gente nace de nuevo. Como dice la escritura, “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14), existe mucha gente que todavía no nace de nuevo a pesar de que cree en Jesús.
En concreto, la mayoría de los Cristianos creen en Jesús con fatalidad. Creen que si Dios les permite nacer de nuevo, nacerán de nuevo como el pueblo escogido, pero si Él no les permite nacer de nuevo, sufrirán condenación eterna aún después de haber creído en Jesús todas sus vidas. Los Cristianos comunes creen de este modo fatal. Sin embargo, la Biblia nos ha enseñado que Dios ha completado nuestra salvación con el bautismo y con el derramamiento de sangre sobre la Cruz de Jesús, que debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu para nacer de nuevo, y que el creer en este evangelio o no depende absolutamente del libre albedrío de la persona.
Yo creo que nuestro Señor nos ha permitido nacer de Nuevo de todos nuestros pecados por el evangelio del agua y el Espíritu. Así, hemos nacido de nuevo libres de todos nuestros pecados. Creemos en el evangelio del agua y el espíritu. Así, hemos sido emancipados de todos nuestros pecados. Queridos compañeros creyentes, ¿creen en esto? Si, si lo creen. No deben tomarse de la fe religiosa del flujo del Cristianismo que cree solamente en la sangre de la Cruz, lo cual es distinto del evangelio del agua y el Espíritu. Podemos nacer de nuevo solo por nuestra fe en la Palabra del evangelio del agua y el espíritu. ¿Estoy en lo cierto o no? Queridos compañeros creyentes, todos nuestros pecados fueron transferidos cuando Él fue bautizado por Juan el Bautista para que Su sangre sobre la Cruz pudiera liberarnos completamente de nuestros pecados. Hemos recibido el Espíritu Santo por la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, llegamos a ser hijos de Dios y ahora somos libres del pecado en nuestro corazón.
 


Aquellos que Creen en el Evangelio del Agua y el Espíritu Ahora son Libres del Pecado


Queridos compañeros creyentes del evangelio del agua y el Espíritu, ¿tienen pecado en sus corazones? No existe absolutamente pecado en ti. ¡Cómo es posible que no tengas pecado? Es posible porque has creído en el evangelio del agua y el Espíritu que dice que Dios ha borrado todos tus pecados por el bautismo y la sangre de Jesús. ¿Cuál es la base por la que podemos realizar las obras de Dios? Fuimos capaces de realizar las obras de Dios creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo hemos llegado a ser los obreros del evangelio? ¡Cómo podemos participar en la primera resurrección y en el Reino del Milenio? ¿Cómo podemos ir al Reino del Cielo? Todo es posible creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. La llave para todas estas puertas celestiales es el evangelio del agua y el Espíritu. Aquel que entra a través de la puerta es como un ladrón o un asaltante.
¿Qué justicia o buenas obras podemos tener en nosotros? ¿Qué justicia puede haber en nosotros? Nacemos de nuevo en nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu ya que Dios nos ha dado la Palabra para hacer que nazcamos de nuevo de arriba y ha enviado a Su Hijo Jesús para realizar las obras, las cuales nos permiten nacer de nuevo. De otra manera, ¿cómo podríamos nacer de nuevo? ¿Qué podemos hacer para nacer de nuevo? Sería posible desde la perspectiva de la carne como la forma en la que Nicodemo preguntaba, “¿Cómo puede un hombre viejo regresar al vientre de su madre?”
¿Cómo podemos ser reconocidos ante Dios como justos y decir que estamos sin pecado? ¿Cómo podemos atrevernos a encontrar el valor para decir que estamos sin pecado? No puede ser posible para nosotros ser libres del pecado desde una perspectiva humana. No es imposible nacer de nuevo por medios carnales excepto el camino de Dios Padre que nos ha hecho nacer de nuevo por medio de Jesús. Debido a que Jesucristo Mismo ha borrado y lavado todos nuestros pecados por Su bautismo y por Su sangre sobre la Cruz, nacemos de nuevo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Solo nuestra fe en el evangelio del agua y el espíritu se nos toma en cuenta como justicia ante Dios. También, debido a que Dios nos ha dado el Santo Espíritu, podemos decir que somos libres del pecado por el Espíritu Santo.
Ahora, el fin del mundo se aproxima. El mundo se vuelve frío y oscuro. No podemos predecir cuando una gran guerra, hambruna, terremoto, plaga o masacre pueda ocurrir. Pareciera la calma antes de la tormenta. Debido a que el mundo entero está experimentando ahora prosperidad, la gente actúa como un sapo en un pozo, sin ver las nuves oscuras y las relampagueantes tormentas que no están lejos ya que solo pueden ver el cielo claro por encima del pozo. ¿Aún funcionan las luces giratorias de neón en sus vidas? ¿Sigue la gente actuando igual? Sin embargo, tienes que saber que esta era esta atravesando por una calma antes de la tormenta. Si tan solo conocieras el futuro que se aproxima, no dudarías y creerías ahora mismo en el evangelio del agua y el Espíritu.
“Dios, yo he nacido de nuevo al creer en el evangelio del agua y el Espíritu.” Esta es la clase de fe que debemos presentar a Dios siempre que se pueda y en donde sea que estemos. No podríamos evitar el juicio de Dios si no presentamos nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando Dios derrame tribulaciones y desastres, todos nuestros hermanos, hermanas y los ministros dentro de Su Iglesia serán la gente más bendecida, al igual que la familia de Noé durante el tiempo de la gran inundación.
Debemos alcanzar a aquellos fuera de la iglesia que aún no creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu ahora deben darse cuenta que este evangelio es la única Verdad que hace que nazcan de nuevo. Aquellos que están dentro de la iglesia de Dios pero aún no creen en el evangelio del agua y el Espíritu deben arrepentirse. Las carreras o las habilidades de aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu no sirven delante de Dios. Lo que importa es su fe actual. Aunque puedan haber tenido buenas vidas espirituales en el pasado, si no creen en el evangelio del agua y el Espíritu ahora, no son nada.
Queridos compañeros creyentes, ¿acaso tu gloriosa carrera carnal te libera de todos tus pecados? Sería bueno si pudieses nacer de nuevo por vías carnales, pero no existe forma de nacer de nuevo por tales medios. Solo el evangelio del agua y el Espíritu puede traer vida nueva a ti y a mí y liberarnos de todos nuestros pecados.
Hemos nacido de nuevo creyendo en el evangelio dado por nuestro Señor del agua y el Espíritu. Así, no puedo más que agradecer a Dios y ser humilde ante Él diariamente. Siempre estamos agradecidos por el presente, por el futuro o por el pasado. No tenemos justicia propia ni ninguna excelencia personal. Solo necesitamos creer en la Palabra de Dios con un corazón simple y puro como de niño y estar agradecidos con Él. Es suficiente para nosotros servir y seguir a nuestro Señor y enseñar y guiar a otros en la iglesia de Dios en nuestras vidas espirituales con fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Sin importar cuanto tiempo hayamos creído, debemos orar a Dios para que podamos guardar nuestra fe hasta el fin. Si crees en el evangelio del agua y el Espíritu, debes estar agradecido debido a ello.
¿Crees en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu? ¡Creemos! Aunque esta es una gran y sorprendente Verdad, la Verdad por naturaleza es simple. En realidad, la Verdad es tan simple y preciosa que puede darnos mucha seguridad aunque somos lentos para entender. Por otro lado, las doctrinas hechas por hombres de las religiones mundiales parecen plausibles, pero se vuelven más complicadas entre más tratamos de conocerlas.
Por ejemplo, existe una doctrina Budista llamada ‘trasmigración.’ Aquellos que creen en la doctrina Budista de la transmigración del alma dicen, “La gente que ha realizado muchas buenas obras renacerán como seres humanos en familias ricas en su próxima vida. La gente que ha realizado muchas malas obras nacerán con la más baja forma animal en sus próximas vidas, si el animal se comporta correctamente, nacerá como ser humano en su vida próxima. Si realiza aún más obras buenas, nacerá en un mejor reino. Así, cada criatura en este mundo puede ser un familiar mío. Por tanto, no cometas homicidio.” Si vemos a través de las perspectivas de la trasmigración de las almas en el Budismo, un conejo debería ser muy importante para nosotros. ¿Por qué? Por que uno de nuestros ancestros puede haber llegado a ser conejo después de que murió. Por lo tanto, el Budismo prohíbe a sus creyentes matar a cualquier animal. ¿Por qué? Se debe a que tal vez uno de sus ancestros pudo haber sido un insecto.
¿Realmente la gente se convierte en insectos y en Conejos después de la muerte? Si eso fuese realidad, no tendríamos que preocuparnos con respecto a nuestra próxima vida. No tenemos ninguna necesidad de creer o de preocuparnos con respecto a nuestras vidas siguientes, ya que regresaremos en la vida siguiente sin importar si vivimos una buena vida u una vida mala. Si nacemos como lobos, debemos ir y deleitarnos con tanta carne como podamos encontrar. Puede que regresemos como anguilas y nadaremos en un río hasta la muerte. 
En esta ocasión, podemos regresar como moscas. La siguiente vez, será algo diferente. Si la doctrina de la transmigración fuese verdad, ¿Qué necesidad tendríamos de vivir moralmente? ¿Que temor necesitaríamos tenerle a la muerte? ¿Por qué necesitaríamos agonizar por nuestros pecados?
Los humanos somos seres preciados. Dios nos ha hecho humanos en Su divina Providencia. Fundamentalmente los humanos somos diferentes de los animales. Aunque los animales no reconocen a Dios y no tienen alma, un ser humano tiene el espíritu de Dios dentro de él. Los animales no son seres eternos, sino los humanos son seres eternos. Dios ha creado seres humanos para que puedan nacer de nuevo y ser adoptados como Sus hijos. 
Debido a que Dios nos ha dado el evangelio del agua y el Espíritu, podemos nacer de nuevo creyendo en ese evangelio. Cree en el evangelio del agua y el Espíritu. No sea necio sino crea en el evangelio del agua y el Espíritu. Si obedeces esto, serás honrado como esta escrito, “El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen” (Salmo 49:20). Si rechazas el evangelio del agua y el Espíritu, eres semejante a las bestias que perecen.
Desafortunadamente, existe gente que se opone a sus hermanos y hermanas aunque han estado en la iglesia de Dios durante mucho tiempo. Tal gente no ha nacido de nuevo aunque han pretendido nacer de nuevo. Solo dicen que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Yo conocí a un pastor así. Yo pensaba que había nacido de nuevo al igual que yo había nacido de nuevo al creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Yo le respetaba porque parecía predicar el evangelio del agua y el Espíritu. Yo pensaba, “Yo no puedo compartir esta Verdad activamente ya que mi situación me limita. Pero tu eres una preciosa persona que comparte este evangelio del agua y el Espíritu.” Y cuando la gente alrededor mío hablaba mal de él cuando realizaba actos inaceptables, yo lo protegí y dije. “No sean crueles con él es un siervo de Dios y es una buena persona. No insulten a aquel que esta compartiendo el evangelio del agua y el Espíritu.” Pero después descubrí que él ni creía ni compartía con otros el evangelio del agua y el Espíritu. No existía razón para respetarlo ya más después de descubrir la verdad acerca de él.
Queridos compañeros creyentes, si Dios hizo que naciéramos de nuevo por el evangelio del agua y el Espíritu, debemos creer puramente y ser agradecidos. Sin embargo, tenemos que reconocer que existe gente que no cree en este evangelio del agua y el Espíritu e interfiere con él. Esa gente no puede llevarse bien con los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu.
Queridos compañeros creyentes, debemos tratar a aquellos que Dios trata como preciosos, y odiar a aquellos a quiénes Dios aborrece. La fe de un creyente en el evangelio del agua y el Espíritu es la fe correcta. Nacer de nuevo por el agua y el Espíritu conlleva que nazcamos de nuevo de todos nuestros pecados creyendo en la Verdad de este evangelio. Es así como Dios ha hecho que nazcamos de nuevo por medio de Su gracia por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Hemos nacido de nuevo de todos nuestros pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Damos gracias creyendo en este evangelio verdadero.