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Tema 18: Génesis

[Capítulo 1-18] Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 24-31)

Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios(Génesis 1, 24-31)
«Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto».
 
 
El pasaje de las Escrituras de hoy describe el sexto día de la creación de los cielos y la tierra. El capítulo primero del Libro del Génesis nos proporciona una visión global del plan de Dios que nos permite ver el plan en su totalidad. Y también predice que Dios completaría este plan.
Nuestro Dios creó a la humanidad para Su propia gloria, para que alabásemos Su gloria. Como Génesis 2, 1 dice: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos», con Su obra del sexto día, Dios cumplió todo lo que quiso hacer.
El sexto día, como Dios dijo: «Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie», se hizo tal y como Él planeó. Dios creó los animales de la tierra y vio que era bueno. Incluso después de crear todo el ganado, las bestias y los animales que se arrastran según su especie, Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza».
 
 

La humanidad se creó a imagen y semejanza de Dios

 
¿Qué es la imagen de Dios? El último día de la creación Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Esto implica cómo Dios creó a Sus hijos.
Hasta el quinto día de la creación de los cielos y la tierra, Dios había creado el sol, la luna, las estrellas del cielo, las criaturas acuáticas como los peces, y los pájaros del cielo. Y el sexto día de la creación Dios creó todos los animales de la tierra, desde el ganado hasta los animales que se arrastran y las bestias de la tierra. Después de esto nuestro Dios quiso permitir que Sus hijos vivieran en el Jardín del Edén.
Cuando Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza», quiso crear de verdad al hombre a Su imagen y semejanza. Esta imagen de Dios se refiere a los hijos de Dios que no tienen ningún pecado a los ojos de Dios. Así que dicho de otra manera, Dios quiso crear a la gente santa en esta tierra, es decir a los justos.
Mis queridos hermanos, ¿para qué nos creó Dios a los seres humanos? Dios primero preparó a nuestro Salvador para nosotros, y el último día quiso crearnos como hijos Suyos. Dios dice: «Así que Dios creó al hombre a Su imagen; a Su imagen creó Dios al hombre». Hacernos a Su imagen a través de la salvación de Jesucristo era el objetivo por el cual Dios nos creó. Así que somos la obra de Dios hecha a Su imagen.
La obra maestra de todas las criaturas que Dios creó es el ser humano, creado a la imagen de Dios. El que Dios creara a los seres humanos, que no son más que criaturas, como Sus hijos con Sus atributos divinos es la providencia de Dios. Dios primero creó el universo entero y después creó a Adán el último día de la creación. Este último día Dios creó la obra maestra de todas las obras, y esta fue la humanidad, a quien Dios hizo justa y sin pecado según Su imagen y semejanza, y a la que convirtió en hija de Dios para poder tener Sus atributos divinos, toda mediante la redención en Jesucristo. Esta es la Verdad.
Cuando la Biblia dice: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos», indica el hecho de que nuestro Dios nos creó el último día. El sexto día de la creación de los cielos y la tierra, Dios creó a la humanidad, pero sólo lo hizo después de haber creado lo demás. Además Dios no creó al hombre como a las demás criaturas, sino que lo creó a Su imagen y semejanza, según «Nuestra imagen».
¿Qué significa entonces que Dios creara al hombre a Su imagen? Significa que como Dios no tiene pecado, creó a la humanidad sin pecado; como Dios es justo, creó a la humanidad juta; y como Dios es el Rey, creó a los seres humanos como Sus hijos justos sin pecado para que le sucedan en el trono.
 
 

Somos la obra maestra de la creación de Dios

 
Hemos recibido la remisión de nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, el Evangelio de la justicia de Dios. El que hayamos recibido la remisión de los pecados es el reflejo de que Dios nos ha creado, nos ha hecho a Su imagen y semejanza. Dios creó a la humanidad a Su imagen y semejanza el último día de la creación, el sexto día.
Cuando nos consideramos detenidamente, debemos darnos cuenta de que somos la obra maestra de la creación de Dios. Dios creó el universo entero, y de todas las criaturas de este mundo, nos escogió a ustedes y a mí, los nacidos de nuevo, y nos hizo Sus hijos para que gobernásemos sobre el universo. Al nacer de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, hemos sido creados como hijos de Dios por Él mismo.
Es absolutamente mentira que apareciésemos en el planeta tierra por accidente a través de la mutación, como dice la teoría de la evolución, que no es más hipótesis humana. El hecho de que vivamos en armonía con todas las criaturas y de que naciésemos como hijos de Dios que heredaron el derecho a gobernar sobre ellas, no puede explicarse como mera coincidencia. Esto es algo que se consiguió según el plan de Dios establecido desde el principio. Dios nos creó a Su imagen y semejanza, nos hizo sin pecado y santos.
No es a través de nuestros esfuerzos y cambios que nos hemos convertido en hijos de Dios, sino que nos hemos convertido en nacidos de nuevo justos y reinamos sobre todo en el mundo porque Dios lo planeó en Su único Hijo, Jesucristo. Esto es obra de Dios, no nuestra. Dios nos creó a través de Jesucristo. Este es lo que significa que Dios nos creara a Su imagen.
Dios quiso crearnos como hijos Suyos y según esta voluntad nos creó el último día. ¿Qué tipo de plan tenía Dios mientras nos creaba? Dios no creó el universo y todo lo que hay en él sin un plan. Todo lo que hay en el universo fue creado por Dios para dárselo a Sus hijos. Dios creó a los seres humanos a Su imagen para aceptarlos como hijos Suyos. Este es el objetivo por el cual Dios creó a la humanidad. Aunque los seres humanos no sean más que criaturas, Dios los creó sin pecado y así los ha convertido en Sus propios hijos con poder de gobernar. Así que nosotros, los nacidos de nuevo, podemos ser descritos como la mayor obra maestra de la creación de Dios.
¿Puede un ser humano crear a otro se humano? Por supuesto que no. Como criaturas, pertenecemos a la creación de Dios, pero como somos hijos e hijas de Dios, no sólo estamos en el universo, sino que estamos por encima de él. Así que debemos darnos cuenta de la gracia tan maravillosa que nos dio Dios al escogernos para ser Sus hijos de entre toda la creación.
¿Cómo fuimos creados? Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza», y Dios se complació de haber creado a la humanidad. Dios es quien nos creó.
¿Cómo qué tipo de seres nos creó Dios? Nos creó como hijos Suyos. Como Dios dice que creó a los seres humanos como hijos Suyos, ¿significa esto que ustedes también son hijos de Dios? ¡Por supuesto! No son seres humanos ordinarios, sino hijos de Dios. La gente dice que los seres humanos son los «dueños de la creación», pero en realidad somos los hijos de Dios que tenemos atributos divinos.
«¿Puede las criaturas ponerse a la altura del Creador?». Algunos se preguntarán si esto es posible. No, esto no significa que nosotros, meras criaturas, debamos ser arrogantes y presuntuosos para desear ocupar el lugar de Dios; sino que nos hemos convertido en hijos de Dios porque Dios nos ha creado así a Su imagen desde el principio y porque creemos en esto. Esto se hizo posible porque Dios Todopoderoso nos creó como hijos Suyos como parte de la creación del mundo a través de Jesucristo, y porque nos ha dado la misma autoridad y gloria que Él tiene a los que lo saben y creen en ello. Dios nos creó a Su imagen y semejanza.
 
 

Debemos ser la alabanza de la gloria de Dios

 
La obra de Dios es maravillosa. Si nos damos cuenta del hecho de que Dios nos creó a Su imagen, podemos darnos cuenta de por qué Satanás intenta desafiar a Dios en este mundo y cubrir Su gloria. Y también podemos entender la razón por la que debemos dar gracias a Dios todos los días y alabarle de todo corazón.
La razón por la que Dios nos creó se explica en Efesios 1, 12: «A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo». Aquí se encuentra la razón por la que Dios nos creó: «A fin de que seamos para alabanza de su gloria».
¿Qué significa entonces que Dios nos creara para «que seamos para alabanza de su gloria»? Significa que Dios nos permitió, a los que somos nada más que criaturas, reflejar la imagen del Hijo de Dios. Esta es la gloria de Dios. En otras palabras, Dios nos ha revestido de Su propia gloria. Como Dios nos ha vestido con Su gloria, le alabamos para devolverle esta gloria. Alabamos a Dios para darle gracias por la gracia que nos ha permitido revestirnos de Su gloria.
La razón de ser de Su creación es: «Que los que confiamos primer en Cristo seamos para alabanza de su gloria». El sexto día de la creación de Dios de los cielos y la tierra, Él nos hizo a Su imagen y semejanza. Como Dios nos convirtió a las meras criaturas en hijos Suyos, esto significa que Dios nos ha revestido de gloria infinita. Sólo ustedes y yo nos hemos vestido de la gloria de Dios. Ustedes y yo, los que sabemos que Dios nos creó a Su imagen y semejanza por Su gloria y por Su amor y gracia, nos hemos vestido de la gloria de Dios y debemos ser Su alabanza.
Dios nos creó al entregarse a Sí mismo. Así nos hemos revestido de esta gracia y nos hemos convertido en los hijos de Dios que participan de Sus atributos divinos (2 Pedro 1, 4) y ya no somos meras criaturas. Como Dios nos ha revestido de Su esplendor y gloria, Efesios 1, 12 dice que nosotros «debemos ser para alabanza de su gloria». Debemos darnos cuenta de lo gloriosos y espléndidos que nos hemos hecho ahora que hemos recibido la remisión de los pecados gracias a Dios.
Un salmista dice: «El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen» (Salmo 49, 20). ¿Por qué? Dios no nos hizo nacer del seno de nuestras madres y vivir en vano.
Pero a pesar de esto muchas personas no se dan cuenta de su naturaleza original y siguen lamentándose de lo penosas que son sus vidas. Se quejan diciendo: «Mi vida es peor que la de una bestia. ¿Para qué nací?». Sin embargo, nuestro Dios no nos creó para que viviésemos así, no nos hizo nacer en vano para volver a ser un puñado de polvo sin sentido.
Al revestirnos de Su gloria, Dios nos hizo Sus hijos e hijas. Dios nos hizo a Su imagen y semejanza y nos revistió de Su gloria para que fuésemos para alabanza de la gloria de Dios Padre para siempre. Por eso nos creó Dios. Nos creó y nos permitió nacer en este mundo para ser alabanza de Dios por Su poder y Su gloria sobre todo el universo que creó.
¡Esto es maravilloso! No sabíamos nada y sólo éramos meras criaturas sin poder. Pero ahora que estamos en el Señor, ¿cómo hemos cambiado? Nos hemos revestido de la gloria del Señor y ahora vivimos en Él y somos para la alabanza de la gloria de Dios. Él nos ha elegido para glorificarle. De todas las criaturas que Dios creó, se regocija por vernos a los nacidos de nuevo y entonces sólo podemos darle gracias por Su gracia y alabarle.
Incluso los ángeles desean tener nuestra gloria. Desean la gloria que Dios nos ha dado y se preguntan: «¿Cómo se han convertido los seres humanos en hijos de Dios? ¿Cómo reflejan la imagen de Dios?». Al principio Dios nos hizo un poco por debajo de los ángeles, pero Su plan fue recrearnos a Su imagen y semejanza.
Cuando empezamos un culto, cantamos himnos de alabanza a Dios. Nuestra alabanza es distinta a los rituales que ofrecen los seguidores de las religiones del mundo. Nosotros alabamos con nuestros labios a Dios por revestirnos de Su gloria y por darnos Su amor y Su gracias a través de Su luz. Para alabar a Dios, que es nuestra gloria, y para alabarle por darnos esta gloria, abrimos nuestros labios y le exaltamos por todo lo que ha hecho. Esto es de lo que se trata la alabanza. Esta es la correcta alabanza que le damos. Nuestros corazones son los que alaban a Dios. Nosotros alabamos a nuestro Dios por lo que ha hecho por nosotros y para ello unimos nuestros corazones en un solo corazón.
Por tanto, cuando alabamos, no debemos cantar sin saber lo que estamos diciendo. Debemos recordar qué tipo de gloria nos ha concedido nuestro Dios. Debemos recordar que Dios nos ha hecho Sus hijos, nos ha revestido de gloria y esplendor y nos ha permitido vivir eternamente. Cuando alabamos, debemos hacerlo al recordar la gloria que Dios nos ha dado.
 
 

Dios nos ha redimido de todos nuestros pecados

 
Lo que Dios hizo el sexto día es verdaderamente maravilloso. Después de crear los cielos y la tierra y todo lo que hay en el mundo, Dios hizo algo realmente increíble y por eso debemos alabarle por esta obra.
¿Qué obra maravillosa hizo Dios por Su pueblo el quinto día? Mis queridos hermanos, el quinto día, Dios nos dijo cómo vivir por fe, y nos dijo que había hecho posible que nuestra fe creciera y que viviéramos por fe. Lo que Dios hizo el quinto día es maravilloso. Dios nos ha dado una gran fe, como alas, para que vivamos por fe después de nacer de nuevo. Dios ha hecho que los justos vuelen por encima de la tierra y por encima del firmamento.
Los que no han nacido de nuevo no pueden vivir por fe. No pueden sobrevivir cuando abandonan este mundo. Por el contrario, los que hemos nacido de nuevo, aunque vivimos en este mundo, no vivimos vidas reales aquí, sino que vivimos vidas celestiales y hacemos obras celestiales por fe. En otras palabras, los nacidos de nuevo no vivimos vidas mundanas, sino vidas celestiales.
Esto significa que los que han nacido de nuevo no deben vivir por las cosas del mundo que acaban pereciendo, sino que deben vivir una vida espiritual por fe teniendo en mente la vida eterna. Dios nos ha hecho el pueblo de fe de manera que si creemos en Dios podemos disfrutar libremente del dominio de Su Hijo y podemos hacer Su obra justa.
Efesios 1, 14 dice: «Que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria». Dios ha redimido a Su posesión adquirida. Mis queridos hermanos, a través de Jesucristo, Dios ha ganado a Sus hijos. Dios Padre nos creó a Su imagen. Al redimirnos, Dios nos tomó como hijos Suyos.
En otras palabras, una vez Dios nos salvó, empezó a gobernarnos completamente. No podemos escapar de Sus manos redentoras. No podemos escapar de la gloria de Dios. Dios guía a los nacidos de nuevo, Su pueblo, y reina sobre ellos completamente para que no caigamos en manos del Diablo.
Efesios 1, 5-6 describe la razón por la que Dios nos creó. Está escrito: «En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado». La razón por la que Dios nos creó como hijos Suyos es que somos «según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado».
Dios nos ha creado como hijos Suyos. Por Su gracia Dios nos ha salvado de nuestros pecados. A través de Jesucristo Dios ha borrado todos nuestros pecados completamente. Así que no puede haber ningún otro sacrificio para el pecado, no hay ninguna razón para recibir la remisión de los pecados de nuevo, porque Dios nos ha salvado completa y perfectamente. Está escrito: «Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado» (Hebreos 10, 18). El que Jesucristo nos haya salvado por Su gracia significa que Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios.
«Para alabanza de la gloria de Su gracia». Alabamos a Dios por ser un Dios de amor y misericordia. Es un Dios de gracia que nos ha revestido de Su gracia, nos ha amado perfectamente, nos ha dado Su gracia completamente y nos ha revestido de Su gloria sin ninguna falta, y por eso le alabamos. Al permitirnos alabar a Dios (Su gracia, Su gloria y Su amor) Dios nos ha salvado para que le exaltemos en lo alto. Así que cuando levantamos nuestras voces para alabar la gloria de Dios, Él se complace por habernos creado y salvado.
Ustedes y yo debemos revelar la gloria de Dios en este mundo. Los nacidos de nuevo deben proclamar la gloria de Dios. Nuestro Dios creó a la humanidad el último día de la creación, los hizo hombre y mujer y los bendijo. Les dio dominio sobre toda la creación y les dijo: «Dominad todo lo que hay en este mundo». Cuando Dios nos creó, no nos hizo como meras criaturas como las demás. Dios hizo a los seres humanos como Sus hijos e hijas divinos a Su imagen y semejanza y así los revistió de Su gloria. Pero, por desgracia, muchas personas siguen sin saberlo y viven en vano para perecer siendo miserables.
 
 
¿Qué es la vida espiritual?
 
Mis queridos hermanos, ¿han vivido una vida espiritual? Cuando vivimos una vida espiritual, podemos darnos cuenta de cómo Dios nos ha glorificado. Después de nacer de nuevo empezamos a vivir una vida espiritual. ¿Qué es entonces esta vida espiritual? Es vivir por fe en Dios, en el Evangelio y en la Verdad y gobernar sobre todas las cosas del mundo,
Cuando ustedes y yo, los nacidos de nuevo, creemos que «Dios nos hace vivir por Su obra justa» entonces nuestros corazones se llenan de fuerzas y desde entonces Dios nos confía Su obra para que la llevemos a cabo y cumplamos ministerios espirituales. En otras palabras, Dios nos ha confiado ministerios espirituales y justos. Al hacer la obra de Dios y vivir por el Señor, la gracia de Dios se manifiesta y Dios es glorificado por nosotros.
Nuestro Dios es glorificado cuando escucha nuestras alabanzas. Y Dios también es glorificado a través de la predicación de este Evangelio que nosotros hacemos, a través de las vidas que vivimos y a través de todo lo que hacemos. Mediante nuestra fe la gloria y la autoridad de Dios se manifiestan, Su poder se revela y Su divinidad se proclama.
Satanás es el ángel caído cuya arrogancia le llevó a su perdición. El Diablo retó a Dios y le dijo: «Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo» (Isaías 14, 14). Sin embargo, Dios expulsó a este ángel de Su Reino junto con los otros ángeles que le siguieron y entonces creó a la humanidad a Su imagen. Por eso incluso los ángeles, al ver a los seres humanos hechos a la imagen de Dios, nos envidian. Esto se debe a que Dios glorifico a los seres humanos para que se convirtieran en Sus propios hijos. Aunque los ángeles desearían tener esta gloria, Dios los hizo como Sus siervos, mientras que hizo a los hombres como hijos Suyos. Por eso la Biblia dice: «En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad» (Efesios 1, 11).
Dios nos creó porque lo quiso hacer. Nos creó según Su voluntad. Así que ninguna criatura tiene nada que objetar. Dios tomó una costilla del Hombre y creó a la Mujer de ella. Dios nos creó para nacer de nuevo al darnos una parte de Su cuerpo. Sin esperar nada a cambio, Dios creó a los seres humanos a Su imagen y para ello dio una parte de Su cuerpo libremente y les dio el soplo de la vida y los hizo hijos Suyos. Incluso los padres biológicos dan una parte de sí mismos a sus hijos cuando los conciben; de esta misma manera Dios les dio gloria a los seres humanos y les dio vida para que vivieran la vida espiritual de Dios para siempre. En otras palabras, al darle vida a la humanidad y santificarla, Dios nos ha creado para ser santos como Él mismo. Esta es la verdadera gloria de Dios.
«Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos» (Génesis 2, 1). ¡Qué cosas tan maravillosas nos cuenta nuestro Dios es Génesis! Al crearnos a nosotros para nacer de nuevo Dios completó todo lo que quiso hacer.
Por eso Dios descansó después de crear a la humanidad y hacer que naciera de nuevo. Y creó a los nacidos de nuevo para que vivieran para siempre en el Jardín del Edén. Además Dios permitió que Sus hijos gobernaran sobre todo lo que hay en el mundo. Por tanto ustedes y yo debemos reinar sobre el dominio de Dios como hijos Suyos.
Mis queridos hermanos, ¿hay alguien que gobierne sobre nuestras vidas? No, mientras vivimos en este mundo, el mundo no nos gobierna. ¿Les va bien en este mundo entonces? No, no somos ese tipo de gente. ¿Saben quiénes son? Aparte de Dios nadie puede gobernarnos. En sus trabajos puede que sientan que sus jefes les están gobernando, ¿verdad? Pero, ¿mandan sus jefes sobre sus corazones? Por supuesto que no. Sólo Dios tiene dominio sobre nuestros corazones.
Somos el pueblo de Dios que no es gobernado por otros seres humanos. Nuestro rey es Dios. Nosotros somos Sus hijos, y como hijos Suyos vivimos para gobernar en el mundo.
 
 
Alabamos la gloria de Dios
 
Mis queridos hermanos, nuestro Dios ha hecho posible que vivamos espiritualmente. Dios nos ha permitido vivir por fe, nos ha dado las riquezas abundantes de Su justicia, nos ha alimentado para crecer en la fe y nos ha bendecido a todos. Desde el primer día, nuestro Dios separó la luz de la oscuridad, a Su pueblo del resto del mundo y a los que están de Su lado de los que no lo están.
Cuando nacemos de nuevo y nos damos cuenta de que Dios nos ama y de por qué nos ha salvado a través de Jesucristo de entre todas Sus criaturas, podemos estar de lado de Dios. Los que están de lado de Dios al aceptar Su Palabra y gloria pueden revestirse de la gloria de Dios. Esa es la justicia de Dios. Sin embargo, aunque algunas personas se convierten en hijos de Dios al creer en Jesucristo, otras rechazan la gloria majestuosa de Jesucristo y Su gracia. Estas personas están de lado de Satanás y por eso Dios no puede revestirles de Su gloria.
La gloria de Dios ha llenado el universo, el firmamento y a nosotros. Dios nos ha hecho justos con Su justicia. El que Dios nos hiciera a Su imagen y semejanza es la mayor gloria que Dios ha concedido a través de Jesucristo.
Sin embargo, muchas personas todavía creen en las palabras del príncipe del poder del aire, Satanás, el Diablo, y son engañadas por sus palabras, por lo que no pueden revestirse de la gloria de Dios. Vemos que muchas personas viven vidas malditas por levantarse contra Dios.
Recapitulemos el mensaje de Dios y lleguemos a una conclusión. ¿Cómo es posible que podemos vivir ante Dios como dueños de la tierra y del Reino de los Cielos? ¿Cómo conseguimos la gracia de Dios y cómo llegamos a proclamar el Reino de Dios y la gloria de nuestro Señor por todo el mundo? Todo lo que podemos hacer es dar gracias a Dios por permitirnos vivir con estas grandes bendiciones, por glorificarnos y convertirnos en hijos de Dios y por crearnos y darnos vidas espirituales.
Ustedes y yo somos reyes del Reino de los Cielos. Dios nos ha dado esta gracia. Dios nos ha dado amor eterno. Dios nos ha dado el honor de convertirnos en Sus hijos. Al crearnos para ser Sus hijos a través de Su gracia, Dios nos ha permitido compartir Sus atributos divinos y nos ha creado para ser seres santos como Él. Debemos alabar para siempre a Dios por eso, darle gracias, difundir Su justicia, y vivir vidas espirituales por Su justicia.
Dios no puso a los justos en este mundo para vivir en vano. Dios nos ha salvado para que pudiésemos alabar Su gloria. Jesucristo nos ha salvado, Dios nos ha hecho hijos Suyos y aunque vivimos entre criaturas, Dios nos está diciendo que no somos simples criaturas, sino que somos Sus hijos y reyes del Reino de los Cielos.
Debemos dar testimonio del milagro de ser reyes, de que el amor de Dios no tenga límites y de que nos haya dado Su gracia, y debemos alabar a Dios por Su gracia, Su amor y Sus bendiciones. Doy gloria a nuestro Dios que nos ha dado Su gracia. Doy gracias a Dios y le glorifico por hacernos hijos Suyos.
Ahora estamos disfrutando de todo lo que Dios nos ha dado en nuestras vidas. Como hijos de Dios, disfrutaremos lo que el Padre nos ha dado; como Su pueblo, testificaremos que el Señor es nuestro Rey; como Sus siervos, serviremos al Señor que es nuestro Maestro; como reyes de Su Reino, reinaremos sobre todas las cosas. Así es como debemos vivir durante el resto de nuestras vidas. Viviremos nuestras vidas diarias con nuestros corazones llenos de bendiciones y cuando vayamos al Reino de nuestro Señor, viviremos con Él para siempre, disfrutando todo Su esplendor, gloria, gracia y bendiciones.