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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 7-3] El río refrescante del Espíritu Santo fluye en los corazones de los que lo han recibido (Juan 7, 37-53)

El río refrescante del Espíritu Santo fluye en los corazones de los que lo han recibido(Juan 7, 37-53)
«En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano. Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es. Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. Cada uno se fue a su casa».
 
 
Jesús estaba hablando a los judíos en esta lectura de las Escrituras al final de la Fiesta de los Tabernáculos. Como sabía que los judíos lo iban a arrestar y colgar en la Cruz hasta morir, les preguntó: «¿Por qué queréis matarme?». Ellos contestaron: «¿Estás loco? Estás poseído por un demonio. ¿Quién está intentando matarte?». No sabían que Jesús era su Redentor. Jesús les volvió a decir: «Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir». Pero los judíos no podían entender qué significaban estas palabras o quién era este Jesús.
«Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo».
Aquí leemos: «de su interior correrán ríos de agua viva». ¿Qué significan estás palabras? ¿Han experimentado ustedes ríos de agua viva corriendo en sus corazones? Como el Evangelio del agua y el Espíritu solo obra en las personas que creen en él, no obra en ambientes fanáticos en iglesias grandes o en esfuerzos evangelistas, en gente que tiene una fe basada en su denominación, y por eso estas personas no tienen estos ríos corriendo en su interior.
En realidad, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son pocos. Pero si miran de cerca a la Iglesia donde la gente cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, verán corrientes de agua viva corriendo libremente. La fuerza que hace que estos ríos de agua corran es la verdadera fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Si su fe no ha salido del Evangelio del agua y el Espíritu, será difícil obtener la salvación del pecado en este mundo. Cuando le hablo a la gente acerca de cómo Dios nos ha ayudado en la obra de nuestra misión por el mundo, siempre hay personas que dicen: «¿Y qué?». Pero ustedes deben mantenerse firmes por la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu y predicar el Evangelio desde el principio hasta el final. Debemos seguir al Señor con fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Si no tienen ojos de fe, las obras de Dios parecerán absurdas. Por ejemplo, la fe que tenemos en que todo el mundo se llenará con el Evangelio del agua y el Espíritu es un pensamiento absurdo para muchas personas, para las que no tienen fe. Pero si tienen fe, la proclamación del Evangelio del agua y el Espíritu llenará completamente al mundo algún día. Pero por otro lado, si no tienen un corazón con fe, estas cosas parecerán imposibles, incluso en un millón de años.
 
 

Ríos de agua viva correrán en nuestros corazones cuando creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu

 
La cuestión es si han experimentado ríos de agua viva en sus corazones a través de su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu o no. La gente que cree en este Evangelio del agua y el Espíritu lo ha experimentado. Todos nosotros adoramos, escuchamos sermones, escuchamos los testimonios de nuestros hermanos y hermanas, y cantamos alabanzas, pero no todos hemos experimentado los ríos de agua del Espíritu. Yo siento los ríos del Espíritu corriendo dentro y fuera de mi corazón desde que creo en el Evangelio del agua y el Espíritu, desde que conocí al Señor. Cuando estoy descansando este río sigue corriendo y refresca mi corazón. El río espiritual, el río del Espíritu, está corriendo continuamente en mi corazón. Sean cuales sean las frustraciones o problemas, el río seguirá corriendo en mi corazón y estará en paz. Mi corazón no era bueno antes, pero ahora está transformado, está refrescado y feliz. Con frecuencia siento los ríos del Espíritu corriendo en mi corazón.
Ustedes deben saber que antes de conocer al Señor a través del Evangelio del agua y el Espíritu, mi corazón era como un desierto árido. Siempre estaba seco, y esa sequía no desaparecía ni aún cuando adoraba. Por mucha sed que tuviera por las cosas espirituales del Señor, la sequía no se iba. Por eso comprendo completamente a las personas que gritan el nombre de Jesús como fanáticas. Desean obtener emociones porque los ríos del Espíritu no corren en sus corazones, y por eso no están refrescados, y son personas secas. Así que gritan el nombre del Señor tres veces y oran en lenguas con ambas manos en el aire. Cuando yo tenía hambre y sed en el corazón hacía lo mismo.
Cuando conocí por fin al Señor y recibí la remisión de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, creí que los pecados de mi corazón habían sido eliminados completamente. Y gracias a esto empecé a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, me convertí en un hijo de Dios sin pecados y en un obrero justo. Al vivir con fe en el Evangelio del agua y el Espíritu y predicarlo, sentí los ríos de agua del Espíritu corriendo en mi corazón. Aunque hiciese cosas que no eran obras espirituales, el río refrescante del Espíritu, que muchas personas no conocen, corría en mi corazón. Entonces pensé: «Este es el fenómeno que ocurre cuando la gente cree en el Evangelio del agua y el Espíritu». Después de sentir el río del Espíritu de esta manera, mi hambre y mi sed espirituales desaparecieron porque estaba saciado. La sensación de estar seco por el pecado que había en mi corazón y estar frustrado e incómodo desapareció.
Si comparo mi corazón antes de nacer de nuevo con mi corazón como está ahora, puedo ver la gran diferencia. Como dice el Señor: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva». Esto está hablando claramente de la condición de los corazones de la gente que ha recibido el Espíritu. Esto significa que si una persona cree en el Señor, que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, recibirá la remisión de los pecados, y el río del Espíritu correrá en su corazón porque el Espíritu Santo vive en él. Por eso sus corazones están refrescados y el hambre y la sed que sentían han desaparecido. Esta sensación de hambre y sed hace que los corazones estén secos y frustrados perpetuamente. Aunque nuestros cuerpos estén secos a veces, nuestras almas no lo están. No soy el único que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu; por eso todos los que crean en él experimentarán esta sensación.
Yo suelo editar mis sermones en coreano y después se los paso a mis colaboradores para que los traduzcan al inglés. Hay mucho que editar, y a veces incluso edito diez veces, pero no me canso porque tengo el río refrescante del Espíritu en mi corazón. Aunque sea difícil físicamente, estoy completamente bendecido porque mi corazón está refrescado y el Señor me está ayudando a dedicarme a las obras de la justicia de Dios.
Los colaboradores que me están ayudando con este ministerio literario hablan de lo cansados que están de hacer esta tarea de revisión. Pero si se dan cuenta de que estas obras hacen que el río del Espíritu corra en los corazones de la gente, se darán cuenta de que el esfuerzo físico no es nada. Si ustedes leen uno de nuestros libros detenidamente sentirán los ríos del Espíritu correr en sus corazones, ¿no es cierto? Por muchas veces que alguien lea los libros de este mundo, no encontrarán respuestas y aún se confundirá más. Pero si leen uno de nuestros libros, tendrán un Amén en sus corazones, se sentirán refrescados y sus mentes que antes estaban confusas tendrán certeza. Hay algunos hermanos y hermanas entre nuestros colaboradores que no tienen tiempo para leer estos libros y solo hacen cosas superficiales, pero aún así están haciendo un gran trabajo.
Yo también tengo que revisar los libros, y tengo que leer una gran cantidad de documentos, por lo que cada vez que hago esta tarea experimento la plenitud del Espíritu Santo. A veces es difícil físicamente, pero si pienso más allá de los límites de mis fuerzas, el Señor me da fuerzas y me ayuda al darme ríos de agua refrescante en mi corazón.
 
 

Tendrán hambre y sed si buscan satisfacer los deseos de su carne

 
Antes de que el Señor muriese en la Cruz, fuese resucitado y ascendiese al Cielo, habló acerca de lo siguiente: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva». Esto significa que si una persona cree en el Señor, su corazón será refrescado. Significa que nunca estará frustrada por el hambre y la sed espiritual. ¿Se han sentido ustedes frustrados e incómodos porque su corazón tiene hambre y sed?
Por ejemplo, podemos clasificar a los justos que han recibido la remisión de los pecados en dos grupos: un grupo que sigue buscando satisfacer a la carne aunque tenga al Espíritu en su corazón, y otro grupo que busca las cosas del Espíritu y lo sigue. Debemos saber que tendremos sed y hambre espirituales si buscamos las cosas de la carne. Pero tendremos ríos de agua refrescantes en nuestros corazones si buscamos las cosas del Espíritu.
No ha habido ningún momento desde que conocí al Señor en que hubiese tenido hambre o sed. Mi mujer no puede comer ahora porque le han quitado el apéndice, pero no estoy nervioso por eso. Por supuesto, a veces estoy preocupado por cosas de la carne, pero como el Señor se ha convertido en nuestro Pastor, nos dará fuerzas y nos llevará por el buen camino. Tengo la habilidad de controlarme siempre. «¿Estoy yendo por el camino de la carne o del Espíritu?». El Señor me ayuda a mirarme a mí mismo y así me ayuda a poner las cosas en el orden correcto.
En el pasaje de las Escrituras de hoy el Señor nos está hablando acerca de los que recibirán la remisión de los pecados y el Espíritu al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dijo que si creemos en Jesús, que vino a este mundo, fue bautizado por Juan el Bautista, fue crucificado en la Cruz, y fue resucitado de entre los muertos, y que así nos ha salvado; y si creemos en Él como nuestro Salvador, el Espíritu vendrá a nuestros corazones. Si el Espíritu Santo viene a nuestros corazones ya no tendremos hambre ni sed. Esto se debe a que tendremos ríos refrescantes corriendo en nuestros corazones. Crecerán plantas hermosas y frondosas donde corra el agua. Esto significa que las buenas obras bellas tienen su origen allí. Ya hemos sido transformados. No solo yo, sino ustedes también, porque creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, y por eso son así ahora.
De verdad doy gracias a Dios. Después de conocer al Señor fui perseguido, pero sé que esto ocurrió para hacerme predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Aún así estoy contento de haber tomado buenas decisiones cuando dudaba. Al principio dudé, pero después seguí la voluntad del Señor porque Él quería que trabajase por el Evangelio del agua y el Espíritu y seguí Sus órdenes en obediencia, y por eso estoy donde estoy ahora. Lo he conseguido con ustedes. Hasta el final el Señor estará en mi corazón a través del Espíritu Santo, enviará agua a mi corazón, y me hará trabajar por las obras espirituales y tener pensamientos espirituales. Nuestro Señor hará lo mismo por ustedes. A veces cedemos a los deseos de la carne, pero si se dan cuenta de que ese camino no es el correcto, creen en la justicia del Señor con fe y buscan la voluntad de complacer al Señor, ríos de agua siempre correrán en sus corazones.
Pero si defienden su propia voluntad y se creen importantes en las cosas de la carne, tendrán en sus corazones arena seca en vez de agua viva. No podrán dar gracias por las bendiciones de Dios. Aunque hayan recibido la remisión de los pecados no pueden pensar en sí mismos siempre.
El Señor nos dio la remisión de los pecados y el Espíritu Santo en nuestros corazones como un don gratuito. Por eso el Señor siempre está con nosotros y presente en nuestros corazones. Si creemos en la Palabra de Dios y la seguimos, obra en nuestros corazones. Vive en ellos. Nos da sabiduría, nos da las palabras correctas, nos hace tener planes buenos y nos lleva por el buen camino. Les da a los que nos preceden en la fe las fuerzas para guiar a la Iglesia, y nos da a todos toda la gracia que nos permite hacer las obras que se nos han confiado. 
¿Cuántas personas conocen que sepan estas palabras del Señor correctamente y que las experimenten? ¿Cuántos cristianos creen que tienen la fe correcta? Déjenme decirles la verdad: de entre los que creen en Jesús, no hay ni siquiera un 0,1% que conozca el Evangelio del agua y el Espíritu. Para ser más exacto, ni siquiera un 0,001%. Muchas personas dicen que creen en Jesús y que le siguen, pero no hay muchas personas que le hayan conocido de verdad. Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y disfrutan de esta bendición son pocos. Por eso siempre estoy agradecido de tener esta bendición.
Caemos en los pensamientos de la carne muchas veces al día, pero debemos ventilar nuestros corazones que están corriendo en la dirección equivocada. De la misma manera en que el aire sucio en una casa sale cuando un ventilador lo empuja, nosotros debemos encender a menudo los ventiladores de nuestros corazones. Aunque estemos llenos de pensamientos carnales, si ventilamos nuestros corazones, recibimos la Palabra de Dios para estar llenos de pensamientos espirituales, y deseamos servir al Señor, cualquier aire sucio de los pensamientos carnales será expulsado.
Por supuesto, nada se resuelve completamente al cambiar el aire una vez. Aunque hayan cambiado el aire por la mañana, los pensamientos de la carne entran de nuevo en una hora y sus corazones se llenan de nuevo. Por tanto, es importante tener la puerta del corazón siempre abierta y cambiar el aire constantemente con los pensamientos espirituales. Si siguen haciendo esto, el río del Espíritu siempre correrá en sus corazones, y estarán bendecidos en cuerpo y espíritu. Entonces vivirán benditos ante Dios y estarán rectos ante el Señor cuando vuelva.